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ÍNDICE

ÍNDICE______________________________________________________________ 1
RESUMEN ___________________________________________________________ 3
INTRODUCCIÓN ______________________________________________________ 4
CAPITULO I. ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES ______________________ 5
1.1.- Definición ______________________________________________________ 5
1.2.- Clasificación de las Enfermedades Cardiovasculares ____________________ 7
1.3.- Fisiopatología y causas ___________________________________________ 8
1.3.1.- Ateroesclerosis ______________________________________________ 8
1.3.2.- Trombosis _________________________________________________ 10
1.4.- Manifestaciones clínicas _________________________________________ 14
1.4.1.- Cardiopatía Isquémica _______________________________________ 16
1.4.2. Síntomas de insuficiencia cardiaca ______________________________ 17
1.5.- Factores de riesgos cardiovasculares _______________________________ 19
1.5.1. Factores de riesgo modificables _________________________________ 19
1.5.2.- Factores de riesgo no modificables______________________________ 30
1.6.- Situación en Argentina ___________________________________________ 31
1.7.- Estrategias para la prevención y asistencia: “Plan de acción mundial para la
prevención y el control de enfermedades no transmisibles 2013-2020” de la OMS 31
CAPÍTULO 2. DIETA MEDITERRÁNEA ___________________________________ 33
2.1.- Definición _____________________________________________________ 33
2.2.- Componentes__________________________________________________ 36
2.3.- Dieta mediterránea en la prevención de enfermedades crónicas no
transmisibles ______________________________________________________ 38
2.4.- Antecedentes. Estudios epidemiológicos sobre beneficios de la dieta
mediterránea ______________________________________________________ 40
2.4.1.- Estudio PREDIMED _________________________________________ 43
2.5.- Recomendaciones para la adhesión a una dieta mediterránea____________ 45
2.5.1.- Recomendaciones generales __________________________________ 45
2.5.2.- Recomendaciones para armar un menú al estilo mediterráneo ________ 48
2.5.3.- Recomendaciones de snacks estilo mediterráneo __________________ 52
REFERENCIAS BILIOGRAFICAS________________________________________ 54
Lista de Figuras

Figura 1: Clasificación de las enfermedades cardiovasculares ___________________ 8


Figura 2: Factores de riesgo cardiovasculares en aterosclerosis._________________ 9
Figura 3: Factores de riesgo de trombosis. _________________________________ 14
Figura 4: Manifestaciones clínicas de las enfermedades cardiovasculares ________ 17
Figura 5: Componentes de la Dieta Mediterránea ____________________________ 37
RESUMEN

La evolución de la salud y los conceptos sobre lo que correctamente debe ingerir un


individuo son la preocupación del día a día de los profesionales del área de la nutrición,
siendo esencial para estos la evaluación constante de las condiciones médicas que
pueden ser mejoradas por medio de un cambio significativo en los hábitos alimenticios,
así como una modificación en el estilo de vida que favorecerá a una mejor calidad de
vida en aquellas personas con mayor predisposición a algunas enfermedades. Como
consecuencia, los estudios destinados a la comprensión de los aspectos que intervienen
en la reducción de la frecuencia de enfermedades en esta área se enfocan en la
evaluación de diferentes dietas que pueden mejorar reducir cualquier factor de riesgo
modificable. En este sentido, un grupo de enfermedades que a nivel mundial cobra gran
cantidad de vidas lo constituyen las enfermedades cardiovasculares, siendo el principal
motivo de preocupación en la presente investigación, ya que cuentan con factores de
riesgo asociados a estilos de vida dañinos y que pueden ser cambiados con un cambio
en los conceptos preestablecidos, siendo uno de los cambios más favorables que se
han estudiado en la actualidad, la incorporación de la dieta mediterránea, que ha
demostrado una reducción importante en los riesgos cardiovasculares, presentándose
entonces una investigación descriptiva y de campo en la que se estudian los diversos
parámetros que intervienen en su utilización en la salud.

Palabras clave: Enfermedades cardiovasculares, factores de riesgo, salud, estilo de


vida, calidad de vida, dieta mediterránea.
INTRODUCCIÓN

La salud es un estado de bienestar continuo que integra lo físico, psicológico y


social del individuo. Por consiguiente, uno de los grandes fines de la humanidad ha sido
lograr desarrollar, conforme a este concepto, las mejores condiciones que favorezcan el
mantenimiento de la salud, siendo las implicaciones físicas no sólo asociadas con la
necesidad de atender a las necesidades médicas del individuo por medio de la
aplicación de tratamientos oportunos para las enfermedades, sino que además tienen
un enfoque de reducir los riesgos que condicionan el desarrollo de las mismas, así como
el establecimiento de medidas preventivas en las áreas convenientes.

De conformidad con ello, la salud integra diversas áreas dentro de su


conocimiento, las cuales requieren de la participación de diversos especialistas, siendo
los profesionales del área de la nutrición (nutricionistas, nutriólogos, técnicos y
enfermeras asociadas al área, entre otros), los encargados de llevar a la población una
concepción de salud que inicia en cada bocado de alimento ingerido, por lo que es
menester mantener siempre una percepción atenta de las condiciones que favorecen el
desarrollo de trastornos importante, permitiendo así la categorización de la dieta más
favorable para su reducción.

De esta manera, la nutrición se ha transformado en una ciencia de gran


importancia, especialmente por la aplicación de sus recursos de manera que estos sean
dirigidos a una reducción en ciertos patrones de consumo, favoreciendo así la
minimización de los riesgos de enfermedades, siendo unas de las más relevantes las
que se agrupan dentro de las enfermedades cardiovasculares, las cuales, de
conformidad con los estudios realizados, han demostrado reducirse significativamente
por medio de cambios en el estilo de vida: alimentación, reducción del sedentarismo y
prevención de enfermedades importantes.

Por lo que se plantea la presente investigación, destinada a evaluar la efectividad


de la dieta mediterránea como mecanismo para la reducción de las enfermedades
cardiovasculares en Argentina, ofreciendo de esta forma un referente teórico y empírico
de la información propuesta y, subsecuentemente, estableciendo las recomendaciones
pertinentes para la reducción del problema.
CAPITULO I. ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES

1.1.- Definición

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) incluyen principalmente las lesiones


de cardiopatías coronarias (ECC), los accidentes cerebro vasculares, las cardiopatías
reumáticas (ERC) y la cardiomiopatía, las cuales representan la principal causa de
muerte en todo el mundo. (1) En el inicio del siglo XX, las enfermedades
cardiovasculares eran las responsables de al menos del 10% de todas las muertes en
el mundo, pero aumentó al 30% durante el año 2001. En países como los de ingresos
bajos y medios, aproximadamente 80% de las muertes se deben a las Enfermedades
Cardiovasculares.

De acuerdo con autores que realizaron previsiones al respecto, para el año 2020,
las Enfermedades Cardiovasculares se convertirán en la principal causa de muerte y de
discapacidad en los países de ingresos bajos y medios. (2) Las Enfermedades
Cardiovasculares incluyen una amplia gama de trastornos que provocan enfermedades
del músculo cardíaco y del sistema vascular. Los factores de riesgo potenciales para las
Enfermedades Cardiovasculares incluyen la hipertensión, el consumo de tabaco, la
inactividad física, el colesterol de lipoproteínas de baja densidad elevado, la diabetes y
un grupo de factores de riesgo metabólicos que se encuentran directamente
interrelacionados. (3)

El Framingham Heart Study creado en el año 1961 fue el primero en introducir el


concepto de factores de riesgo que vincula la presencia de colesterol alto, el consumo
de tabaco, la hipertensión y la diabetes mellitus con las enfermedades cardiovasculares.
La mayoría de ellas se deben a la aterosclerosis, así como a infecciones. (4)

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2013), las


enfermedades cardiovasculares representan todas aquellas alteraciones que afectan al
corazón y los vasos sanguíneos. La OMS (2013) expresa que los eventos
cerebrovasculares son considerados como:

“Los ataques al corazón y los accidentes vasculares cerebrales (AVC) suelen ser
fenómenos agudos que se deben sobre todo a obstrucciones que impiden que
la sangre fluya hacia el corazón o el cerebro. La causa más frecuente es la
formación de depósitos de grasa en las paredes de los vasos sanguíneos que
irrigan el corazón o el cerebro. Los AVC también pueden deberse a hemorragias
de los vasos cerebrales o coágulos de sangre”. (5)

Por lo tanto, se puede conocer y entender la necesidad de tratar a tiempo a


cualquier individuo que presente cualquier alteración de tipo cardiovascular,
especialmente a los hipertensos, lo que permitirá disminuir y/o prevenir
significativamente las posibilidades de desarrollar cualquier tipo de patología
cardiovascular, más específicamente las Enfermedades Cerebrovasculares, ya que
estas representan, quizás, las más graves e incapacitantes de todas. (3) De acuerdo a
lo citado por Ruiz (2007), la enfermedad cardiovascular “es considerada como la primera
causa de muerte a nivel mundial, y a su vez, ocupa el quinto lugar en cuanto a
morbilidad”. (6)

Además, de acuerdo a un análisis por parte del autor Barceló (2006), la mayoría
de países Latinoamericanos y del Caribe constituye la primera causa de muerte se debe
a enfermedades cardiovasculares, y de la misma forma indica que “se estima que la
mortalidad en Latinoamérica debida a enfermedad cardiovascular aumentará más del
60% entre el año 2000 y 2020, a menos que se implementen medidas preventivas”. (7)
En Latinoamérica y el Caribe el 31% de las muertes son atribuidas a enfermedad
cardiovascular. Por otro lado, resultado importante lo que describe Moreno, L. (2009):

“La hipertensión arterial está claramente identificada como un factor de riesgo


importante modificable, y en algunos casos prevenible, de enfermedad
cardiovascular y es independiente de la coexistencia de otros factores de riesgo.
La evaluación de los pacientes con hipertensión arterial tiene tres objetivos:
evaluar el estilo de vida de los pacientes e identificar otros factores de riesgo
cardiovascular que puedan afectar el pronóstico del paciente, revelar causas
identificables de hipertensión arterial y evaluar la presencia o ausencia de daño
de órgano blanco y de enfermedad cardiovascular”. (8)

Esto es debido a que, como es evidente, la enfermedad cardiovascular no surge


de forma repentina, sino que la misma es resultado de complicaciones del sistema
cardiovascular secundarias al descuido del paciente, así como secundarias a
alteraciones de dicho sistema que pueden prevenirse por medio de la participación
conjunta del médico con el individuo y su familia. (3)
1.2.- Clasificación de las Enfermedades Cardiovasculares

El término enfermedad cardiovascular (ECV) es un concepto genérico que


empleamos para referirnos a un conjunto de patologías y enfermedades diversas en sus
causas o etiología y en sus manifestaciones clínicas (signos y síntomas). Según la
versión 10 de la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS (CIE-10) (9)
los grandes grupos de las enfermedades del aparato circulatorio son:

 Fiebre reumática aguda.


 Cardiopatías reumáticas crónicas.
 Enfermedades hipertensivas incluyendo la eclampsia.
 Cardiopatía isquémica.
 Enfermedad cardiopulmonar.
 Otras enfermedades del corazón.
 Enfermedades cerebrovasculares.
 Enfermedades de las arterias.
 Enfermedades de las venas.
 Malformaciones congénitas del sistema circulatorio.
 Muerte súbita. (9)

En las sociedades occidentales y en algunas sociedades de economías


emergentes predominan las ECV cuya patología subyacente es la arterioesclerosis y la
trombosis arterial consecuente. Dentro de estas enfermedades se encuentran, entre
otras, la cardiopatía isquémica, la mayoría de las enfermedades cerebrovasculares, la
enfermedad hipertensiva, parte de la insuficiencia cardíaca, algunos aneurismas y las
trombosis arteriales. (5)

En algunos ámbitos y países, se tiende a denominar enfermedad cardiovascular,


a la cardiopatía isquémica, pero ello es impreciso y da lugar a confusión, puesto que en
determinadas circunstancias al hablar de enfermedad cardiovascular se incluye también
el ictus.

Referente a ello, en la Figura 1 se muestra la clasificación general de las


enfermedades cardiovasculares.
Cardiopatía
coronaria Cerebro-
vasculares
Miocardiopatías

Arteriopatías
Enfermedades periféricas
Hipertensión Cardiovasculares
Arterial

Cardiopatía
Trombosis Cardiopatía reumática
congénitas

Figura 1: Clasificación de las enfermedades cardiovasculares

Fuente: Elaboración propia (2019), a partir de datos CIE-10.(9)

1.3.- Fisiopatología y causas

1.3.1.- Ateroesclerosis

La ateroesclerosis es una patología que empieza en la juventud, mucho antes


de que se manifieste clínicamente en forma de episodios cardiovasculares agudos. Se
inicia mediante el depósito de pequeñas cantidades de grasa entre las finas capas de
las arterias (estría grasa) y progresa lenta pero inexorablemente con la edad si se está
expuesto(a) a determinados estilos de vida y factores de riesgo. (10)

Una cascada de reacciones inflamatorias junto con factores mecánicos como la


hipertensión, pueden llegar a ulcerar el ateroma. Si se produce esta ulceración, las
plaquetas de la sangre acuden, se agregan y se produce la llamada trombosis, la cual
puede obstruir total o parcialmente el lumen arterial e impedir la circulación de la sangre
y por tanto el aporte de oxígeno necesario para los tejidos. (10) En la Figura 2 se puede
observar la clasificación de los factores de riesgo cardiovasculares en estos pacientes.

Figura 2: Factores de riesgo cardiovasculares en aterosclerosis.

Fuente: Lahoz y Mostaza (2007). (10)

La consecuencia será la muerte celular o necrosis de los tejidos irrigados por la


arteria ocluida. El infarto agudo de miocardio es la necrosis de una parte del tejido o
músculo cardíaco, producida por la oclusión de las arterias coronarias que son las
arterias que irrigan al corazón. Si la trombosis se produce en una arteria que irrigue al
cerebro como por ejemplo la arteria carótida, tendrá lugar un infarto cerebral. Si es en
las arterias que irrigan las extremidades inferiores o arterias iliacas o en las que
dependen de ellas, los músculos de las piernas claudicarán al caminar, etc. Existen
múltiples diferencias en la anatomía y fisiologías cardiocirculatorias y cerebrales entre
sexos. (10)

Entre otras muchas, el corazón de la mujer es más pequeño que el del hombre.
En la edad adulta pesa entre 300 y 350 gr en el hombre y entre 250 y 300 gr en la mujer.
La masa ventricular izquierda media en el hombre es de 177 gr y de 118 gr en la mujer.
Si se relaciona al peso corporal total, el corazón femenino continúa siendo aún más
liviano. Las arterias coronarias de las mujeres son también de menor calibre. (10)

Las arterias están formadas en su parte interna por una fina capa denominada
endotelio. Las células de esta capa producen y captan multitud de moléculas, entre ellas
las hormonas femeninas u estrógenos, por medio de receptores específicos. Varios de
los mecanismos fisiopatológicos involucrados en los procesos de formación de la
ateroesclerosis y de la trombosis y del tono arterial están modulados de forma diferencial
por los estrógenos, determinando la diferente presentación clínica y frecuencia de las
enfermedades ateroescleróticas en las mujeres. (10)

1.3.2.- Trombosis

La causa de la tendencia a sufrir una trombosis, fenómeno también llamado


trombofilia, es claramente identificada en muchos pacientes aunque en otros esto no es
posible. (11) Trombofilia es toda situación en la que está latente la posibilidad de que se
formen trombos arteriales o venosos. (11,12) Puede considerarse un estado del sistema
de coagulación en el que la hemostasia no está activa pero en el cual la resistencia a la
trombosis está disminuida.

El término se usó por vez primera en 1937 para designar una enfermedad
asociada con trombosis venosa, considerándose como un antónimo de la hemofilia.6
Los estados trombofílicos pueden ser hereditarios como la mutación Leiden del FV (o
FV Leiden), la mutación G20210A de la protrombina y la mutación de
metilentetrahidrofolato reductasa (MTHFR) responsable de la hiperhomocisteinemia.
También pueden ser adquiridos (cirugía, embarazo, ingesta de anticonceptivos orales).
(12)

Pueden ser propios del sistema de coagulación y se conocen como trombofilia


primaria: incremento en la concentración del factor VIII de la coagulación o la deficiencia
de antitrombina o bien pueden ser parte de una enfermedad de otro sistema (trombofilia
secundaria: síndrome de anticuerpos antifosfolípidos, cáncer). Finalmente, ocurren
estados trombofílicos agudos (traumatismos, coagulación intravascular diseminada,
quimioterapia), o crónicos (asociados con cáncer, aterosclerosis). (13)

Estas trombosis pueden ser un factor esencial a considerar, puesto que


condicionan de forma amplia la aparición de condiciones específicas que implican un
posterior daño que, al actuar de forma más severa, implica la aparición de síndrome
metabólico y problemas importantes a nivel cardiovascular, por ello, el análisis de los
patrones cardiovasculares y la aparición de las lesiones que pueden derivar de
problemas aterotrombóticos y arteriotrombóticos es esencial al considerar el mecanismo
por el cual se producen las enfermedades cardiovasculares.

Virchow postuló que existen tres situaciones que predisponen a la ETV aunque
hoy sabemos que también explican, en gran medida, la trombosis arterial: alteraciones
en la pared vascular; cambios en las características del flujo sanguíneo; y alteraciones
en la sangre entre las que se encuentran las trombofilias primarias. Esta triada
fisiopatológica sigue vigente. (13,14)

La alteración de alguno de sus componentes o su desequilibrio provoca la


aparición de un estado protrombótico. Dentro de la triada, el componente
correspondiente a los factores sanguíneos permite un estado trombofílico si se
desequilibra la actividad de los mecanismos procoagulantes y anticoagulantes
naturales. Así, la trombosis es consecuencia de una activación desbordada de la
hemostasia que sobrepasa los mecanismos de regulación. (13)

Las deficiencias moderadas o leves de las proteínas anticoagulantes pueden


producir una trombosis. Por ejemplo, los pacientes con concentraciones de antitrombina
discretamente menores a las normales ya se encuentran dentro de la zona trombofílica.
La lesión endotelial activa la hemostasia por diversas interrelaciones complejas entre el
flujo sanguíneo, la pared vascular y el sistema de coagulación. La alteración de estos
mecanismos o su desequilibrio, provoca la aparición de una trombofilia. (15)

Como ya se mencionó, el flujo sanguíneo es uno de los principales mecanismos


anticoagulantes del organismo. El movimiento continuo de sangre evita la acumulación
de factores hemostáticos y plaquetas activados en un sitio específico. Además, es
necesario para mantener la fuerza de rozamiento del endotelio arterial o venoso, un
factor clave para mantener la funcionalidad endotelial adecuadamente. (15)

La estasis sanguínea, especialmente la venosa, debida a cualquier


circunstancia, es uno de los mecanismos fisiopatológicos que más fácilmente explican
la aparición de una trombosis. Los factores hemodinámicos determinan las
características clásicas de los trombos arteriales o venosos. En las arterias, la sangre
circula a una gran velocidad y sometida a una presión muy alta. Los trombos arteriales
se forman sobre todo en vasos que tienen una placa ateromatosa o que están expuestas
a una zona de turbulencia importante. Debido a este entorno hemodinámico, el trombo
arterial se forma principalmente de plaquetas con una discreta malla de fibrina lo que le
da el aspecto típico de trombo blanco.(13,15)

Por el contrario, el trombo venoso se genera en vasos en los que la velocidad y


presión de la sangre son muy bajas. En las piernas, la trombosis venosa profunda (TVP)
y otras enfermedades que se ven condicionadas por tromboembolismo venoso (TV), se
inician en torno a las válvulas venosas en las que existen turbulencias de la sangre. Si
disminuye la velocidad del flujo se generan cambios en el sistema de coagulación como
activación plaquetaria y de la fase fluida con la consecuente caída de los
anticoagulantes naturales y de la fibrinolisis. (14)

Durante los traumatismos o en otro tipo de lesión de los tejidos, se liberan


sustancias tromboplásticas y activación de la fase fluida y de las plaquetas. Por lo tanto,
de los componentes de la triada, el daño vascular no es tan importante mientras que la
estasis venosa y la hipercoagulabilidad sean cruciales.

Esto determina que en estos trombos la malla de fibrina, abundante y fuerte, sea
el componente más importante englobando una gran cantidad de eritrocitos y muy pocas
plaquetas. Los determinantes del flujo sanguíneo en la circulación venosa hacen que la
enfermedad tromboembólica en general ocurra preferentemente en las venas de los
miembros inferiores. (14)

Siendo conveniente recordar que, como parte de la mencionada triada de


Virchow, existe una tendencia importante al desarrollo de lesiones que viene
condicionada por los tres factores que la combinan, de manera que la trombosis se
puede tornar agresiva y afectar en gran manera al paciente; como consideración a esto,
la lesión endotelial que condiciona la formación del trombo y que puede conllevar a la
aparición de enfermedades cardiovasculares requiere en esencia una categorización
general, ya que es, justamente, la posterior ruptura del trombo y movilización del mismo
por el torrente sanguíneo lo que puede desencadenar los daños cardíacos severos,
donde se incluyen todas las cardiopatías importante. (14)

La inmovilización, asociada a cualquier causa, está presente en la gran mayoría


de los casos. Los pacientes con mayor riesgo de enfermedades tromboembólicas
asociadas con la formación de trombos, tienen lesiones vasculares grandes como las
que ocurren en los traumatismos abdominales o de las piernas, están sometidos a
cirugías extensas o tienen una limitación motora importante.

Todas estas situaciones son trombofilias adquiridas, sin embargo, con cualquiera
de ellas y en cualquier momento puede coexistir una trombofilia primaria lo que
irremediablemente eleva el riesgo trombótico del individuo. La trombosis como ejemplo
de enfermedad multigénica y polifactorial Normalmente, el balance entre los
mecanismos anticoagulantes y procoagulantes favorece a los primeros: la sangre se
mantiene en estado líquido. (13,14)

Sin embargo, cuando ocurre daño vascular, los anticoagulantes son inhibidos y
los procoagulantes prevalecen permitiendo el fenómeno de la coagulación sanguínea.
La formación del coágulo puede convertirse en trombosis especialmente cuando el
sujeto se encuentra en un estado trombofílico.

En toda trombosis, ya sea en las trombofilias hereditarias o adquiridas, se


reconoce que interactúan permanente y dinámicamente en cada individuo; por esto, en
cada paciente debe individualizarse su riesgo trombótico de acuerdo con todos los
factores que participan en la posibilidad de desarrollar trombosis con la intención de
establecer la tromboprofilaxis pertinente a cada riesgo individual. En cuanto a los
factores de riesgo asociados con las trombosis, se evidencian en la Figura 3.

Siendo la esencia de las trombosis, la trombosis venosa asociada a vasos


periféricos, donde se incluye la trombosis venosa profunda (TVP) y la presencia de
várices como principales indicadores, ya que es en las piernas donde regularmente se
produce el daño, no sólo condicionado por la triada de Virchow o por los factores de
riesgo que se mencionan en la Figura 3, sino además por el sedentarismo y otros
factores asociados al estilo de vida que serán mencionados más adelante. (16,17)

En este sentido, la realización de estudios en los que se consideren todos estos


parámetros, será favorable en la reducción significativa del riesgo de enfermedades
cardiovasculares, asociándose así la descripción de estos problemas y la obtención de
resultados que favorezcan a la toma de decisiones y búsqueda de alternativas que
realmente puedan reducir los riesgos asociados al problema en estudio. Siendo
esencial, por tanto, tratar todos los aspectos que giran en torno al estilo de vida y a cómo
la modificación del mismo es la mejor herramienta que tienen los profesionales de la
salud para garantizar una paulatina reducción de la incidencia y prevalencia de este tipo
de enfermedades.

Figura 3: Factores de riesgo de trombosis.

Fuente: Giménez Serrano (2008). (13)

1.4.- Manifestaciones clínicas

Las manifestaciones clínicas de las enfermedades cardiovasculares se asocian


principalmente a efectos directos sobre el corazón y los vasos sanguíneos -tanto de
pequeño, mediano o gran calibre-, pudiendo, por tanto, tener una presentación
heterogénea, donde se evidencia una prevalencia de afecciones cardíacas que
comprometen la vida del paciente. (18) Muchas veces, estas manifestaciones clínicas
se ven asociadas a otros trastornos e, incluso, existen casos donde el diagnóstico de
las enfermedades cardiovasculares se lleva a cabo después de la aparición de
complicaciones o condiciones más severas, siendo ejemplo de ello infartos de miocardio
(IM), enfermedades cerebrovasculares (ECV) y tromboembolismo pulmonar (TEP).

Señalan Sánchez-Arias, et al. (2016) que:

“Es evidente la heterogeneidad de la distribución de la cardiopatía, cuya


prevalencia y mortalidad van de la mano de la magnitud de la prevalencia de los
factores mayores de riesgo que ocurren en los estados federativos con mejor
situación económica e influenciados por el estilo de vida” (18)

De esta forma, y en consideración a tal heterogeneidad, es necesario tomar en


cuenta que el diagnóstico no puede ser llevado a cabo como se espera tradicionalmente,
sino que requiere de una integración de diversos parámetros, reconociendo que la
manifestación variará de acuerdo con la presentación propia de la enfermedad.

En este caso, también es posible citar a Sánchez-Arias, et al. (2016), quienes


expresan sobre las manifestaciones lo siguiente: “La enfermedad de las arterias
coronarias, también conocida como cardiopatía isquémica, es el tipo más común de
enfermedad del corazón”, siendo la más difundida, pero a la vez con un poco rango de
diagnóstico inicial, ya que regularmente se ve diagnosticada en el momento que
aparecen consecuencias graves, como es el caso del infarto de miocardio y la angina
de pecho. (18)

De esta forma, se entiende que el único mecanismo para realmente establecer


las consideraciones específicas de las manifestaciones clínicas de estos pacientes, es
la revisión de los mismos a través de una evaluación clínica, la cual debe realizarse con
cuatro objetivos:

 Buscar los factores de riesgo cardiovascular y condiciones clínicas que


puedan influir en el pronóstico y el tratamiento.
 Determinar la presencia de daño en el órgano objetivo (corazón, riñones
y retina).
 Identificar a personas de alto riesgo que necesiten una intervención
urgente.
 Identificar a aquellos que necesitan investigaciones especiales o
remisiones (por ejemplo, a aquellos que tienen un problema secundario)
tensión alta.
Conforme a ello, a continuación se desglosan las manifestaciones que pueden
presentarse de acuerdo con el tipo de cardiopatía.

1.4.1.- Cardiopatía Isquémica

En primera instancia, conviene hacer mención a que la cardiopatía isquémica se


debe esencialmente a la aterosclerosis coronaria, aunque a veces las raras excepciones
de la implicación sifilítica de la ostia coronaria, poliarteritis nodosa, arteritis de células
gigantes, arteritis coronaria embolia y aneurisma coronario pueden requerir atención
crítica. El término cardiopatía isquémica se usa razonablemente como sinónimo de
cardiopatía coronaria, lógicamente también cubriría la situación clínica de la angina de
pecho debida a la valvulopatía aórtica o anemia severa. (18)

Patológicamente, el grado de aterosclerosis coronaria aumenta progresivamente


hasta los 60 años en los hombres y los 80 en las mujeres. Las cifras del Secretario
General para muertes por cardiopatía isquémica en Inglaterra y Gales, mostraron una
caída en la preponderancia masculina de 67.4% en el quinquenio 65-69 al 40,6% en las
personas de 80-84 años de edad. La incidencia del infarto de miocardio es difícil de
determinar, y de ser descubiertos en el proceso de autopsia. (10) La importancia de esta
patología se refleja al citar el estudio de Suárez (2001) quien expone que:

“De acuerdo con estudios realizados, el 25% de los que sufren una primera crisis
isquémica cardíaca prematura, mueren dentro de las tres primeras horas del
inicio de los síntomas; de los que sobreviven, un 10% muere en las primeras
semanas después de la crisis y, las personas de mediana edad que logran
recuperarse de ella, tienen disminuida la longevidad, con cinco veces más
probabilidad de morir durante los cinco años siguientes, que las personas sin
antecedentes de enfermedad coronaria” (19)

Es decir, se debe llevar a cabo un estudio completo, ya que se trata de una


enfermedad con un alto nivel de severidad y que puede condicionar la aparición de
mayores complicaciones de no recibir un tratamiento precoz y de no ser tomada la
importancia necesaria en cuanto a este problema.

Por otra parte, es conveniente hacer mención a que la hipertensión o anemia


severa puede precipitar o exacerbar los síntomas cardiovasculares en presencia de
cardiopatía coronaria de gravedad modesta. La anemia puede inducir isquemia e infarto,
incluso en ausencia de una enfermedad arterial coronaria significativa, siendo de mayor
importancia en presencia de ateroma coronario. (10)

Accidente Isquémico Transitorio

Anguina (Estable- Inestable)


Infarto de miocardio
Muerte súbita

Enfermedad renal
arteriosclerótica.

Claudicación.
Isquemia de las extremidades inferiores.

Figura 4: Manifestaciones clínicas de las enfermedades cardiovasculares

Fuente: Elaboración propia (2019), conforme a lo encontrado en la investigación de


Lahoz y Mostaza. (10)

1.4.2. Síntomas de insuficiencia cardiaca

La insuficiencia cardíaca (IC) puede desarrollarse lentamente con el tiempo. Es


posible que cada persona pueda sentir e identificar una variedad de síntomas. Por
ejemplo, hay pérdida de aliento al caminar, hinchazón alrededor de los tobillos que
puede aumentar con el tiempo. Otros síntomas como son la falta de apetito y del nivel
común de energía, los cuales, están directamente relacionados con la insuficiencia
cardiaca. (20) Es una enfermedad importante, ya que cobra un número significativo de
vidas, siendo una de las mayores preocupaciones a nivel médico y condicionando otros
problemas subyacentes.

Un punto importante a destacar es que hoy en día, a pesar del importante


desarrollo tecnológico y los mayores recursos farmacológicos, la incidencia de la IC está
aumentando. Este aumento, en parte, se debe al envejecimiento de la población, ya que
en los ancianos la IC es más frecuente. Por otro lado, podemos considerar que, dado
que uno muere menos como resultado de la enfermedad cardíaca subyacente, uno vive
más con las enfermedades, siendo la fase final de las enfermedades cardíacas, la
insuficiencia cardíaca, que la hace más frecuente. (20)

Sin embargo, los principales síntomas de la insuficiencia cardíaca se relacionan


con la acumulación de agua en el cuerpo, es decir, la retención de líquidos acompañado
de cansancio. Es importante reconocer los primeros signos de retención de líquidos.
Estos signos incluyen:

- Aumento repentino de peso.


- Dificultad para respirar; existen dos formas de presentarse:
1. Falta de aliento durante el esfuerzo
2. Falta de aliento en reposo
- Tos
- Tobillos hinchados
- Pérdida de apetito
- Cansancio
- Palpitaciones
- Mareos

1.4.3.- Síntomas de enfermedades cardiovasculares agudas

Es conveniente señalar que los síntomas de las enfermedades vasculares


pueden variar dependiendo de la afección específica. Algunas afecciones, como la
diabetes tipo 2 o la hipertensión, pueden inicialmente no causar ningún síntoma. (21)
Sin embargo, los síntomas típicos de un problema cardiovascular subyacente incluyen:

- Dolor o presión en el pecho, que puede indicar angina.


- Dolor o molestias en los brazos, hombro izquierdo, codos, mandíbula o
espalda
- Dificultad para respirar
- Náusea
- Fatiga
- Mareo
- Vértigo
- Sudoración

Aunque estos son los más comunes, la CVD puede causar síntomas en cualquier
parte del cuerpo.

1.5.- Factores de riesgos cardiovasculares

Los principales factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares


pueden incorporar primeramente con factores relacionados con los lípidos y la
inflamación, los factores de riesgo conductuales, incluyendo el consumo de tabaco, los
factores dietéticos, el alcohol y la actividad física. Esto es seguido por los principales
factores de riesgo biológicos que median el papel de estos comportamientos que
conducen a la enfermedad cardiovascular, incluyendo la obesidad, la presión arterial,
los lípidos en la sangre y la diabetes. (1)

En consideración a ello, conocer los factores de riesgo de las diferentes


enfermedades cardiovasculares permite tomar la conducta apropiada, conforme a las
necesidades específicas del paciente, de manera que a continuación se mencionan
todos aquellos aspectos esenciales que se constituyen como factores de riesgo para
este tipo de enfermedades:

1.5.1. Factores de riesgo modificables

Los factores de riesgo cardiovascular relacionados con los lípidos han atraído
una enorme atención en los últimos años, y se han elaborado documentos de consenso
para aplicar estrategias de tratamiento y prevención. Esencialmente, esto se aplica a los
factores de riesgo convencionales como el colesterol total de lipoproteínas de alta
densidad en plasma alto, el colesterol de lipoproteínas de alta densidad en plasma bajo
y los triglicéridos plasmáticos elevados.

1.5.1.1.- Estilo de vida

Para entender la importancia del estilo de vida, se hace esencial establecer las
características de la calidad de vida, siendo ésta representada como un concepto
antiguo basado en las condiciones favorables de vida que pueda tener un individuo, a
tales efectos conviene expresar de acuerdo a lo interpretado a través de la información
de Ardila (2003), se empezó a tomar importancia al estudio de la calidad de vida fue a
partir del siglo XX, cuando se evidenció que constituía un elemento indispensable para
promover en las personas condiciones favorable y lograr satisfacer la necesidad de dar
garantía de salud. (22)

De forma que es a través de esta que se busca satisfacer las necesidades


básicas de las personas y ofrecerles alternativas que disminuyan factores de riesgo e
incrementen su longevidad, por lo tanto entes como la OMS han buscado ofrecer una
mejor calidad de vida a todos los individuos, tengan o no enfermedades. (22) En este
sentido, se incluyen dentro de los factores que influyen en la calidad de vida, de acuerdo
con Ardila (2003) a los siguientes:

 Bienestar emocional, a través de la satisfacción personal.


 Riqueza material y bienestar material, no necesariamente significando
esto el hecho de ser adinerado, sino el contexto de cubrir las necesidades
personales de cada quien.
 Salud, en los diferentes planos que ella contempla.
 Trabajo y otras formas de actividad productiva, para cubrir con las
necesidades personales.
 Relaciones familiares y sociales amenas que favorezcan el sentimiento
de bienestar.
 Seguridad e integración con la comunidad. (22)

Bajo estos principios, los individuos siempre buscan satisfacer todas estas
necesidades y, por tanto, de existir patologías que puedan afectarlos de alguna forma,
pueden alterar todos los aspectos que confluyen en garantizar esta calidad de vida, por
lo que surge el concepto de estilo de vida como alternativa para mejorar la situación de
cada individuo y garantizarles una mejor calidad de vida a través de mecanismos
asociados al cambio de sus hábitos. Se pueden definir los estilos de vida, de acuerdo
con Wong (2012) como:

“Los procesos sociales, las tradiciones, los hábitos, conductas y


comportamientos de los individuos y grupos de población que conllevan a la
satisfacción de las necesidades humanas para alcanzar el bienestar y la vida”.
(23)

Todos ellos dependen de todos los factores externos que confluyen en el


bienestar y representan un fundamento para la salud. Expresa Álvarez (2012) que:

“El análisis de la literatura muestra que los estilos de vida son una preocupación
no sólo para el mundo académico, sino también para los formuladores de
políticas públicas en salud. La constatación de que existe una relación entre
algunos hábitos y entre la exposición a circunstancias riesgosas en un momento
determinado o durante el transcurso de la vida, junto con el desarrollo de las
enfermedades crónicas más prevalentes, ha favorecido la proliferación de
investigaciones en este campo”. (24)

Entonces, la determinación de estas condiciones se asocia a la presente


investigación en vista de que muchas personas cuentan con estilos de vida acelerados
que conducen al estrés y, con ello, a la aparición de enfermedades significativas que
atentan contra la calidad de vida de cualquier individuo, degenerándolos y poniendo en
detrimento su salud. (24) Esto genera que cualquier alternativa que sea válida para
lograr una mejoría significativa en los hábitos de las personas influya directamente en la
salud.

1.5.1.2.- Aspectos alimentarios que intervienen en el estilo de


vida

Los estilos de vida se fundamentan en el concepto de que es necesario vivir bien


y recibir un aporte apropiado que favorezca el bienestar, para ello es conveniente
incursionar en diversos parámetros que son vistos como indicadores de salud, siendo
uno de los más relevantes la alimentación.
En términos globales, se ha reconocido a la alimentación como un mecanismo
esencial que favorece la calidad de vida, por lo que, es conveniente reconocer la
evolución que esta ha tenido a lo largo del tiempo. En este sentido, cabe mencionar que
la evolución que ha experimentado el sistema agroalimentario se encuentra vinculada
con el tipo de alimento que el hombre produce e ingiere, los modos de comer, el
significado que adquieren, la forma de distribuirlos, de elaborarlos, el lugar donde se
producen y hasta los problemas derivados de una alimentación inadecuada.

Por ello se considera necesario realizar un breve análisis histórico de los


acontecimientos que han propiciado estos cambios. A efectos de este estudio, se
utilizará el concepto de “sistema agroalimentario” por ser el más extendido en los
diferentes estudios consultados. El origen del mismo radica en un tiempo que proviene
de hace al menos dos millones de años, ya que es evidente que se hacía necesario
comer para la subsistencia del hombre, en esta era se consideraba a la comida como
una herramienta para el mantenimiento de la vida y, por lo rudimentario de este tiempo,
la misma era básicamente de origen vegetal.

En su evolución, se produce una primera etapa dada por la era pre-agrícola,


donde se fueron incorporando grasas y proteínas animales a la alimentación, lo cual
derivó en la obtención de nuevas alternativas nutricionales, de esta forma, el sustento
se obtenía directamente de la naturaleza a través de la recolección de vegetales, pero
también realizándose actividades de caza y pesca. (25)

Esta época se caracterizó principalmente por existir un enlace entre el hombre


con el medio que lo rodeaba, de forma que comenzaron a adquirir cada vez más
conocimientos acerca lugares para la adquisición de alimentos, lo que se traduce en
regiones de mayor crecimiento de plantas, así como las épocas del año en que era más
frecuente la producción de determinados frutos, por otra parte, se reconocieron los
hábitats de los animales cazaban, y esto les permitió no sólo desarrollarse en la cacería,
sino además profundizar poco a poco en otras estrategias, lo que también los llevó a un
pleno desarrollo de técnicas de pesca y recolección. Sin embargo, el acontecimiento
más trascendental de esta era pre-agrícola fue la aparición de la cocina como
mecanismo para lograr la combinación de alimentos y cocción de los mismos. (25)

De tal manera, que la cocción de los alimentos implicó un pensamiento simbólico


que integra aspectos culturales, ya que está supeditado al conocimiento de los alimentos
y al dominio de elementos como el fuego, cargado de un significado especial para el
hombre de aquella época. Este acontecimiento separa al hombre definitivamente de su
naturaleza animal mediante la introducción de prácticas de índole cultural. (26)

Posteriormente, con la revolución neolítica se transita hacia una era agrícola en


la que se intensifica el dominio de las fuentes de alimentación, pasando de cazadores y
recolectores a pastores y agricultores. En los siguientes diez mil años la agricultura
permite al hombre asentarse en núcleos de población, así como desarrollar técnicas y
conocimientos sobre la naturaleza. (26)

Por consiguiente, el aprovechamiento de esta última evoluciona hacia una


transformación completa de los sistemas agroalimentarios en los que los alimentos se
obtienen de manera artificial. Consecuentemente, esta nueva era de la alimentación se
vio intensificada y ampliamente difundida, especialmente en Europa durante el siglo
XVIII, cuando la revolución industrial modificó en gran medida la adquisición de recursos
y la utilización de los mismos en el área agroalimentaria. (26)

En concordancia con ello, la alimentación se transformó, de forma indirecta, lo


que llevó a la introducción de los alimentos dentro de una economía de mercados
internacionales; así mismo, el desarrollo tecnológico y urbanístico posibilitó una mejor
distribución en la alimentación, y logró que se produjera la especialización y
sectorización del trabajo agrícola. (27) Esta transformación cambió significativamente la
percepción de la alimentación, ya que no era algo tan limitado, sino que se podía ver de
forma amplia en las comunidades, todos tenían un mejor acceso a las comidas y,
además, los mercados tenían más variedad, facilitando, por consiguiente, que esta
fuese nutritiva y balanceada.

Sin embargo, a pesar de contar con mejores recursos, las demandas fueron
cambiando año tras año, lo que derivó también en una reducción en la ingesta de
alimentos más esenciales, y un aumento en la ingesta de recursos que en muchas
ocasiones no contaban con la calidad nutritiva necesaria. Por cuanto este proceso pasa
a ser el origen de gran parte de los problemas que, subyacentemente, atrajeron un
incremento a la tendencia a desarrollar obesidad y, consecuentemente, enfermedades
cardiovasculares, recordando que las mismas son más frecuentes en pacientes con alto
grado de placas ateromatosas. (10,19)

Por consiguiente, es a través de este proceso de industrialización de la


alimentación, que surgieron cambios que alteraron la manera de alimentarse de las
familias, condicionando a trastornos como: obesidad infantil, diabetes a más tempranas
edades, hipercolesterolemia, síndrome metabólico, entre otros. Por otra parte, no es
sino hasta principios del siglo XX, cuando las familias eran productoras y consumidoras
a la vez, que la comida se ve influenciada por una “calendarización”, y marcada por
momentos cargados de significados para las personas. Es decir, la alimentación pasa a
ser un recurso que motiva a la integración, favoreciendo que la misma sea algo
enteramente cultural, más que basado en las necesidades y equilibrios nutricionales.
(28)

En muchos países, esta cultura alimentaria se traduce en la adquisición de


herramientas apropiadas que reducen los riesgos cardiovasculares, encontrándose
como ejemplo las sociedades que han implementado la dieta mediterránea desde el
inicio de los tiempos; sin embargo, también existen otras culturas, como el caso de la
cultura occidental en general, que tienen una mayor tendencia a la obesidad por verse
mayormente influenciadas por las propagandas que ofrecen constantemente comidas
poco saludables: hamburguesas, comidas fritas, consumo indiscriminado de dulces y
gaseosas, entre otras actitudes poco favorables en el desarrollo de las conductas
alimenticias. (28)

Considerando estos puntos, es esencial entonces analizar qué fue exactamente


lo que ocurrió que derivó en que se pasara de una alimentación agraria tradicional a una
alimentación moderna en la que se han visto reducidas las conductas saludables y se
ha incrementado cada vez más el consumo de alimentos dañinos, de forma que se debe
hacer un recuento a la época en que se llevó a cabo conclusión de la Segunda Guerra
Mundial, siendo considerada el punto de partida en el cambio alimenticio. (27) De forma
que, tras la contienda quedaron en evidencia las carencias nutricionales de la población,
quienes presentaban unas condiciones de pobreza extrema. De manera que se pensó
que sería lo más conveniente la incorporación de más alimentos para lograr un equilibrio
nutricional. (29)

Especialmente dado que en estas épocas, el mayor reto para la Salud Pública
eran las enfermedades que se conducían como consecuencia de carencias de vitaminas
esenciales, donde se incluyen: la pelagra, el escorbuto, el beriberi y el raquitismo.
Paradójicamente, al contrario de lo que sucede en la actualidad en los países
occidentales, a inicios del siglo XX las actuaciones en materia de salud de Salud Pública
iban encaminadas a aumentar la ingesta de nutrientes de la población infantil, por la
situación carencial y de desnutrición que presentaba este sector. Para tal acometido,
durante la guerra ya se habían puesto en marcha proyectos de colaboración entre el
sector agrícola y sanitario, como sucedió en la Conferencia de Alimentación y Agricultura
de Hot Spring (Estados Unidos) en 1943. (29)

En esta etapa se fueron sucediendo diferentes organizaciones para mejorar el


control y distribución de los alimentos entre la población, de manera que se subsanaran
los problemas de índole alimenticio que pudieran afectarles. (27) Las directrices dadas
a la población en esta época marcaron la alimentación de los ciudadanos españoles de
tal modo que aún hoy día persisten las referencias dadas en forma de ideas y creencias,
incorporadas a las prácticas alimenticias de las familias y que se han ido transmitiendo
de generación en generación.

1.5.1.3.- Prevención de la obesidad

En primera instancia, la realización de este estudio y el enfoque dirigido a las


enfermedades de índole cardiovascular, se basa en un hecho innegable de la población
actual: existe un incremento significativo y paulatino de enfermedades crónicas
relacionadas con la alimentación, entre las que destaca la obesidad, cuya aparición en
las etapas tempranas de la vida, la ha convertido en un problema de salud pública, ya
que es precursora de las enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus II, trastornos
del aparato locomotor, cáncer, incapacidad y muerte prematura en la edad adulta,
siendo estas condicionantes de otros problemas más complejos y requiriendo un
tratamiento oportuno. (30)

Este hecho supone un gran impacto a nivel social y económico, ya que una
alimentación rica en grasas y azúcares, así como la práctica del sedentarismo,
favorecen enfermedades a corto, medio y largo plazo. Los enormes costes sanitarios
que derivan de estos problemas, suponen una pérdida significativa para las economías
tanto de países desarrollados como de los que se encuentran en vías de desarrollo. (30)

Especialmente países como Argentina que, tal como se ha reconocido, cuenta


con un sistema sanitario completamente gratuito, al cual tienen acceso todos los
ciudadanos, pero, por esta misma razón, también se convierte ello en un arma de doble
filo, puesto que muchas personas, al no ser instruidas apropiadamente en cuanto a una
percepción más preventiva de las enfermedades, suelen tener una mayor tendencia al
desarrollo de las mismas, siendo unas de las más importantes, tal como se ha ido
evidenciando a lo largo del estudio, las enfermedades cardiovasculares, especialmente
por los datos tan alarmantes en cuanto a muertes que se asocian a ellas. De acuerdo
con la OMS (2013):

“Se calcula que en 2012 murieron 17,5 millones de personas por enfermedades
cardiovasculares, lo cual representa el 30% de las defunciones registradas en el
mundo. De esas defunciones, aproximadamente 7,4 millones se debieron a
cardiopatías coronarias, y 6,7 millones a accidentes cerebrovasculares” (5)

Siendo además importante además destacar que, de acuerdo con la OMS (2013)
“Las enfermedades cardiovasculares afectan en mucha mayor medida a los países de
ingresos bajos y medios: más del 80% de las defunciones por esta causa se producen
en esos países y afectan casi por igual a hombres y mujeres”. (5) Por otra parte, como
dato importante que origina estos problemas, se toma en cuenta que la OMS sugiere
también que existen cifras importantes de obesidad en el mundo, afectando tanto a
niños, niñas, adolescentes, adultos y ancianos. Conforme a ello, en el 2016 se estimó
que “más de 1900 millones de adultos tenían sobrepeso y más de 650 millones eran
obesos”. (31)

Los pilares de dichas recomendaciones son, fundamentalmente, el ejercicio


físico y la dieta saludable. De forma paralela, surgen en este escenario corrientes de
pensamiento que se desmarcan de la medicina oficial y critican aquellos estudios que
asumen que los “malos hábitos” son el resultado de actos de irresponsabilidad o
muestras de ignorancia que han sumido a los habitantes de los países industrializados,
en una especie de decadencia alimentaria tras haber sucumbido a sus instintos más
primitivos.

En esta línea argumentativa, se sugiere que se disciplinan los cuerpos a través


del caos difundido por la “epidemia de la obesidad”, creando en las personas
dependencia de las instituciones médicas ante una teórica escasa de sentido común.
Desde la perspectiva biomédica, el principal factor de riesgo para desarrollar obesidad
en cualquier etapa de la vida humana, es haber sido obeso con anterioridad, un hecho
que se ha mostrado determinante a la hora de perder peso o evitar su aumento.
Comprender los procesos que hay detrás de este fenómeno puede ser crucial a la hora
de aplicar medidas para prevenir la obesidad, siendo la infancia y adolescencia etapas
clave para combatir el problema, ya que los niños con sobrepeso tienen un alto riesgo
de convertirse en adultos obesos. (32)

A nivel internacional las autoridades sanitarias y la mayoría de los autores que


abordan este fenómeno, asumen como definición de obesidad la acumulación excesiva
de grasa corporal, producto de un desequilibrio entre la ingesta de calorías y el gasto
energético, lo cual provoca un perjuicio para la salud de aquellos que la padecen. (32)

Con el objetivo de diagnosticar la obesidad de manera precisa, se recurre al IMC


(Índice de Masa Corporal) o Índice de Quetelet, conocido como el indicador más
empleado en la mayoría de los estudios epidemiológicos, y que a su vez, es
ampliamente reconocido por la OMS. Resulta de dividir el peso del cuerpo, en
kilogramos, entre el cuadrado de la altura, expresada en metros. De acuerdo con lo
establecido por la OMS, un IMC igual o superior a 25kg/m2 es un indicador de
sobrepeso, mientras que un IMC igual o superior a 30kg/m2 comenzaría a ser obesidad.
(7)

1.5.1.4.- Alcohol

El alcohol es uno de los mayores factores de riesgo evitables en los países de


ingresos bajos y medios. (11) De hecho, la OMS estima que el uso nocivo del alcohol
fue responsable del 3,8 por ciento de las muertes y del 4,5 por ciento de la carga mundial
de enfermedades en 2004. El consumo excesivo de alcohol está asociado con un mayor
riesgo de hipertensión, apoplejía, enfermedad de las arterias coronarias y otras formas
de enfermedad cardiovascular; sin embargo, también hay un cuerpo robusto de
evidencia en un rango de poblaciones que sugiere que el consumo ligero a moderado
de alcohol puede reducir el riesgo de. (33)

De hecho, las investigaciones sugieren que la relación entre el consumo de


alcohol y los resultados de las ECV sigue una curva "J", y que las tasas más bajas se
asocian con consumos de alcohol de bajos a moderados. (10) Es importante reconocer
que, como en cualquier discusión sobre el alcohol y la salud, los temas clave son la
cantidad de alcohol que se consume y el riesgo o beneficio que el consumo confiere.

Conforme a ello, se ha encontrado una situación paralela en la que muchas


personas se ven beneficiadas por la ingesta de vino, por ejemplo, como es el caso de
los pacientes que prefieren la dieta mediterránea, considerándose este como un factor
protector favorable en la misma, por lo que no se establece que necesariamente este
deba ser dañino; sin embargo, se requiere la consideración de la gravedad del consumo
de alcohol, especialmente en casos en que el mismo es ingerido en exceso. (34)

1.5.1.5.- Tabaco

Actualmente hay más de mil millones de fumadores en todo el mundo. Aunque


el consumo de productos de tabaco está disminuyendo en los países de ingresos altos,
está aumentando a nivel mundial, y más del 80 por ciento de los fumadores del mundo
viven actualmente en países de ingresos bajos y medios. (10)

En el estudio Global Burden of Disease, López et al. (2006) estimaron que en el


año 2000, 880,000 muertes por CHD y 412,000 muertes por apoplejía eran atribuibles
al tabaco. Se ha demostrado que el abandono del hábito de fumar tiene un impacto
significativo en la reducción de la cardiopatía coronaria. (35) En una importante revisión
de las pruebas, Critchley, et al. (2003) determinaron que el abandono exitoso del hábito
de fumar redujo el riesgo de mortalidad por cardiopatía coronaria hasta en un 36 por
ciento. (36)

El abandono del hábito de fumar lleva a tasas significativamente menores de


reinfarto en un año entre los pacientes que han tenido un ataque cardíaco y reduce el
riesgo de muerte súbita cardíaca entre los pacientes con cardiopatía coronaria. (36)

1.5.1.6.- Actividad física

La OMS y la FAO han destacado la importancia de la actividad física como


determinante clave de la obesidad, las ECV y la diabetes (Consulta Mixta de Expertos
OMS/FAO, 2003). Durante décadas, las evidencias de la relación entre la actividad física
y las ECV, independientemente de los efectos sobre el Sistema Cardiovascular,
Fisiología, Diagnóstico e Implicaciones Clínicas de peso y obesidad, ha sido fortalecido.
Se ha demostrado que el aumento de la actividad física -incluida la caminata rápida-
disminuye el riesgo de enfermedades crónicas como la cardiopatía coronaria, el
accidente cerebrovascular, algunos tipos de cáncer (por ejemplo, cáncer colorrectal y
de mama), la diabetes tipo 2, la osteoporosis, la hipertensión y el colesterol alto.(10)
1.5.1.7.- Presión arterial alta

La presión arterial se registra con dos números en relación, como esta: 120/80
mmHg. El número superior, llamado presión arterial sistólica, mide la presión en las
arterias cuando el corazón late. El número más bajo, llamado presión arterial diastólica,
mide la presión en las arterias entre los latidos del corazón. (30)

Clasificación de la presión arterial PA sistólica (mmHg) PA diastólica (mmHg):

Normal <120 y <80


Prehipertensión 120-139 u 80-89
Etapa 1 HBP 140-159 ó 90-99
Etapa 2 HBP >160 o >100

Para las personas mayores de 50 años, la presión arterial sistólica es más


importante que la presión arterial diastólica como factor de riesgo de enfermedad
cardiovascular. A partir de 115/75 mmHg, el riesgo de enfermedad cardiovascular se
duplica con cada incremento de 20/10 mmHg en todo el rango de presión arterial. (30)

1.5.1.8.- Colesterol

El perfil de colesterol incluye colesterol LDL (malo), colesterol HDL (bueno),


triglicéridos y colesterol total.El colesterol LDL (lipoproteína de baja densidad)
contribuye a la obstrucción de las arterias (placas). La mayoría de las personas deben
aspirar a un nivel de colesterol LDL de 100 mg/dL o inferior. Si usted tiene un riesgo
muy alto de desarrollar enfermedad cardiovascular, o si ya ha tenido un ataque cardíaco,
es posible que deba aspirar a un nivel de LDL por debajo de 70 md/dL. (3,30)

El colesterol HDL (lipoproteína de alta densidad) es una proteína de transporte


inverso; elimina el colesterol de las arterias y lo lleva al hígado, donde puede ser
expulsado del cuerpo. Los niveles altos de colesterol HDL reducen el riesgo de
desarrollar enfermedades cardiovasculares. Un nivel de HDL de 60 mg/dL o más se
considera excelente, lo que le proporciona una protección óptima. (3,30)
1.5.1.9.- Diabetes

La diabetes mellitus se define como la presencia de niveles elevados de glucosa


en sangre de 125 mg/dL o más. La diabetes aumenta el riesgo de desarrollar
enfermedades cardiovasculares. Hay dos tipos principales de diabetes. La diabetes tipo
1 generalmente se diagnostica primero en niños y adultos jóvenes. La diabetes tipo 2
es la forma más común y se puede desarrollar a cualquier edad.(3,30)

1.5.2.- Factores de riesgo no modificables

1.5.2.1.- Edad

Según los cálculos de la American Heart Association (2003), cerca del 80 por
ciento de las personas que mueren de enfermedades cardiovasculares tienen 65 años
o más. La edad en sí aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas.(3)

1.5.2.2.- Género

Durante mucho tiempo se ha considerado que la enfermedad cardíaca es


principalmente una enfermedad masculina. Aunque las mujeres tienden a desarrollar
enfermedades cardiovasculares unos 10 años más tarde que los hombres, el pronóstico
para las mujeres a menudo es peor.(3)

1.5.2.3.- Menopausia

La llegada de la menopausia puede afectar a la salud cardiovascular. Por eso es


importante vigilar el corazón femenino al llegar a esta etapa. En especial cuando el inicio
de la menopausia llega antes de los 45 años, lo que los especialistas llaman menopausia
prematura.(3)
1.5.2.4.- Antecedentes familiares

El riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca aumenta si el paciente tiene un


familiar que desarrolló la enfermedad cardíaca a temprana edad, específicamente antes
de los 55 años de edad. Especialmente en los casos en que estos antecedentes son
directos. (1)

1.6.- Situación en Argentina

Se estima que las enfermedades no transmisibles (ENCs), incluidas las ECVs,


representan el 81% del total de muertes de adultos en Argentina. Las enfermedades
cardiovasculares son responsables de más de un tercio (35%) de estas muertes.
Algunos de los factores de riesgo relacionados con las ECV en adultos en Argentina se
describen a continuación:

 Casi una cuarta parte (23%) de la población fuma tabaco 9,3 litros de
alcohol puro consumido por persona.
 Poco más de una cuarta parte (25,1%) tiene hipertensión, lo que puede
aumentar el riesgo de ataque cardíaco, insuficiencia cardiaca,
enfermedad renal o derrame cerebral.
 Casi un tercio (29,7%) de los adultos en Argentina son obesos. (37)

1.7.- Estrategias para la prevención y asistencia: “Plan de acción


mundial para la prevención y el control de enfermedades no
transmisibles 2013-2020” de la OMS

Las enfermedades no transmisibles (ENCs) principalmente las enfermedades


cardiovasculares como, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes
son la principal causa de muerte en todo el mundo. Más de 36 millones de personas
mueren anualmente de ENCs (63% de las muertes mundiales), incluyendo 14 millones
de personas que mueren demasiados jóvenes antes de los 70 años. Más del 90% de
estas muertes prematuras por ENCs ocurren en países de ingresos bajos y medios, y
podrían haberse evitado en gran medida. La mayoría de las muertes prematuras están
relacionadas con factores de riesgo comunes, como el consumo de tabaco, una dieta
poco saludable, la inactividad física y el consumo nocivo de alcohol. (38)

Los esfuerzos nacionales son importantes para abordar la carga de las ENCs, la
66ª Asamblea Mundial de la Salud aprobó el Plan de Acción Mundial de la OMS para la
Prevención y el Control de las ENCs 2013-2020 (resolución WHA66.10). El plan de
acción mundial ofrece un cambio de paradigma al proporcionar una hoja de ruta y un
menú de opciones de políticas para los Estados Miembros, la OMS, otras
organizaciones de las Naciones Unidas y organizaciones intergubernamentales, las
ONG y el sector privado que, cuando se apliquen colectivamente entre 2013 y 2020,
alcanzarán nueve metas mundiales voluntarias, incluida la de una reducción relativa del
25% en la mortalidad prematura por ENCs para 2025. (38)

El Plan de Acción Mundial de la OMS sobre ENT 2013-2020 es una continuación


de los compromisos contraídos por los Jefes de Estado y de Gobierno en la Declaración
Política de las Naciones Unidas sobre la Prevención y el Control de las ENCs (resolución
A/RES/66/2), en la que se reconoce el papel y la responsabilidad primordiales de los
gobiernos en la respuesta al desafío de las ENTs y el importante papel de la cooperación
internacional para apoyar los esfuerzos nacionales. (38)
CAPÍTULO 2. DIETA MEDITERRÁNEA

2.1.- Definición

La Dieta Mediterránea, es una dieta que describe un patrón dietético


característico de aquellos que viven en regiones alrededor del Mar Mediterráneo. Esta
no se trata de reducir las calorías y restringir los alimentos como muchas de las
tendencias de la dieta popular de hoy en día. En cambio, es una forma de vida que
implica disfrutar de una amplia variedad de alimentos integrales y nutritivos con amigos
y familiares, así como practicar un estilo de vida activo. (39)

Este patrón fue inicialmente llamado a la atención del público por Ancel Keys en
su Estudio de Siete Países publicado en 1970. Este estudio histórico se basó en la
observación de que los residentes de las regiones alrededor del Mar Mediterráneo
tenían las tasas más bajas de enfermedad coronaria (CHD) de todas las regiones
estudiadas. (39)

Características de la Dieta Mediterránea

 Granos enteros, que incluyen todas las partes del grano; el salvado, el
endospermo y el germen. Cada una de estas partes tiene nutrientes
saludables, que se pierden o se reducen cuando se refinan en productos
como la harina blanca;
 Una amplia variedad de verduras y frutas, a menudo consumidas en la
temporada y localmente;
 Legumbres, nueces y semillas como la principal fuente de proteínas
vegetales en la dieta;
 El aceite de oliva como principal fuente de grasa, que sustituye a las
grasas menos saludables como la mantequilla;
 Los mariscos, las aves y los huevos se consumen con más frecuencia
que otras carnes;
 Cantidades moderadas de lácteos, principalmente yogur y queso,
consumidos varias veces a la semana;
 Vino tinto, consumido moderadamente con las comidas;
 Actividad física - al menos 30 minutos al día la mayoría de los días de la
semana;
 Mucha agua para mantenerse hidratado;
 Hierbas y especias frescas; añadidas a los platos para darle sabor y color
en lugar de sal en exceso. (39)

La Dieta Mediterránea es apropiada para todas las edades, puede adaptarse al


estilo de vida de cada una de las personas. Los niños que son introducidos a una amplia
variedad de alimentos nutritivos y actividad física al principio de su vida tienen más
probabilidades de continuar disfrutando y practicando hábitos saludables a lo largo de
sus vidas. (39)

¿Cómo contribuyen a la salud los alimentos de la Dieta Mediterránea?

- Las frutas y verduras son bajas en calorías, densas en nutrientes, altas en fibra
y abundantes en compuestos bioactivos beneficiosos como los antioxidantes
que ayudan a proteger el cuerpo contra las toxinas. Las investigaciones
muestran que un mayor consumo de frutas y verduras está asociado con un
menor riesgo de diversas enfermedades crónicas.
- Los granos enteros se procesan mínimamente o no se procesan y por lo tanto
mantienen un alto contenido nutricional, incluyendo fibra, vitaminas B, minerales
(incluyendo magnesio, hierro y selenio) y fitoquímicos, y los investigadores han
encontrado que el consumo de fibra dietética puede reducir la presión arterial, el
colesterol, el índice de masa corporal (IMC) y los triglicéridos.
- Las legumbres son una buena fuente de proteínas, minerales, fibra,
carbohidratos complejos y ácidos grasos poliinsaturados. Los hallazgos sugieren
que el mayor consumo de legumbres está asociado con un menor riesgo de
cardiopatía coronaria, obesidad, diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer.
- Los mariscos y el aceite de oliva son excelentes fuentes de ácidos grasos
monoinsaturados (AGMI) saludables para el corazón y bajos en grasas
saturadas. (39)

Las investigaciones muestran que las MUFA aumentan el colesterol HDL


(bueno), que actúa como un mecanismo de protección adicional contra la CHD. El aceite
de oliva posee propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y anticoagulantes. Los
mariscos, especialmente los pescados grasos como el salmón, el atún y las sardinas,
son una excelente fuente de ácidos grasos omega-3 EPA y DHA. Los beneficios para la
salud asociados con los ácidos grasos omega-3 incluyen la reducción del riesgo de
ataque cardíaco y accidente cerebrovascular. Para obtener más información sobre los
beneficios de los ácidos grasos omega-3, consulte la hoja informativa Ácidos grasos
omega-3. (39)

Pasos para iniciar la Dieta Mediterránea

- Empezar de a poco: Seguir la Dieta Mediterránea puede parecer desalentador


al principio. Sin embargo, no tiene que ser una decisión de "todo o nada". De
hecho, seguir todas las partes de la Dieta Mediterránea todos los días de la
semana no es necesario para mejorar la salud. Algunos individuos pueden
experimentar beneficios de salud al comenzar a seguir sólo una o dos partes de
la dieta.

- Hacer cambios: Algunas personas pueden sentirse abrumadas por la Dieta


Mediterránea, pero al hacer cambios gradualmente, seguir la dieta puede
empezar a sentirse más cómodo. Por ejemplo, comenzar puede incluir al menos
30 minutos de actividad física al día o consumir al menos 2 ó 3 frutas y verduras
al día. Esto se puede hacer a un ritmo que sea cómodo y, a medida que pasa el
tiempo, se pueden hacer más cambios.

- Mantener la normalidad: Seguir la dieta no necesita incluir panes artesanales


griegos, aceite de oliva caro, o una botella de vino añejado. Muchos de los
alimentos que forman parte de la Dieta Mediterránea se pueden encontrar en la
mayoría de las tiendas de comestibles. Algunos consejos para considerar en la
tienda de comestibles:

- Yogur griego vs. yogur normal: El yogur griego es a menudo más caro que el
yogur normal. Sin embargo, hay poca diferencia en el valor nutricional general.
El yogur griego es más espeso, es un poco menos ácido y tiende a tener más
proteínas y puede tener menos calcio que el yogur regular. Elegir yogur regular
puede ahorrar algo de dinero.

- Opciones de pescado: El pescado fresco puede ser caro y difícil de conseguir en


algunas zonas. El pescado fresco congelado puede ser más accesible y a veces
ser más barato. El pescado en conserva es una buena alternativa para aquellos
que tienen un presupuesto limitado o que no tienen acceso a pescado fresco o
congelado. Se puede probar con atún o salmón enlatado. Si se opta por pescado
fresco o congelado, hay una variedad para elegir y los rangos de precios varían.
Cuando sea posible, elija pescados grasos como el salmón o el atún como una
buena fuente de ácidos grasos omega-3.

- Sustituir la carne por huevos, legumbres y nueces: Reemplace las carnes más
caras con huevos, legumbres y nueces menos caras para ahorrar dinero. Las
legumbres y nueces son excelentes fuentes de proteínas vegetales saludables
para el corazón.

- Frutas y verduras: Cuanto menos dinero se gasta en carne, más dinero se puede
gastar en frutas y verduras. Se deben seleccionar frutas y verduras que estén de
temporada, que a menudo están a la venta y son más baratas. Además, en
temporada, son más frescos y nutritivos. Hay que considerar también las
verduras congeladas o enlatadas, que pueden ser menos costosas y tener una
vida útil más larga.

2.2.- Componentes

De acuerdo con Hoffman y Gerber (2012), (40) los componentes dietéticos y de


estilo de vida de la Dieta Mediterránea Tradicional

Componentes de la dieta

- Alto consumo de alimentos de origen vegetal, incluyendo granos, vegetales,


frutas, nueces y pipas
- Variedad de alimentos frescos de temporada y mínimamente procesados,
cultivados
- El aceite de oliva como principal grasa dietética para cocinar, hornear y
aromatizar. Las grasas totales oscilan entre el 25% y el 35% de la energía, y las
grasas saturadas representan el ≤7% al 8% de energía
- Consumo diario de cantidades bajas a moderadas de productos lácteos,
principalmente queso y yogur
- Consumo quincenal de cantidades bajas a moderadas de pescado y aves de
corral; hasta siete veces por semana, huevos por semana
- Fruta fresca como postre típico, con dulces que contengan azúcares
concentrados o miel consumido sólo unas pocas veces por semana
- Comer carne roja sólo unas pocas veces al mes
- Beber cantidades moderadas de vino, normalmente con las comidas.
Aproximadamente 1-2 vasos por día para hombres y 1 vaso para mujeres
(opcional)
- Uso de hierbas y especias para dar sabor a los alimentos en lugar de sal o
grasa.(40)

Componentes del estilo de vida

- Actividad física diaria regular


- Comidas en compañía de amigos y familiares

Huevos,
carne,
pescado,
legumbres

Leche, yogurt y
queso

Verduras, frutas y aceite de oliva

Cereales, pan, tubérculos, patata

Figura 5: Componentes de la Dieta Mediterránea

Fuente: Elaboración propia (2019), conforme a Hoffman y Gerber. (40)


2.3.- Dieta mediterránea en la prevención de enfermedades crónicas
no transmisibles

Las frutas y verduras son elementos importantes de una dieta sana y equilibrada,
ya sea como parte de una comida principal o como aperitivo. Las cuales aportan
vitaminas minerales y energía, que son potencialmente beneficiosas para nuestra salud.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda comer 400 g diarios de frutas
y verduras. Esta cantidad se refiere a las porciones de frutas y verduras de 80 g al día.
(41)

Se recomienda también que la proporción de frutas y verduras sea igual, aunque


la recomendación no se cumple en muchos países. Por ejemplo, algunos países, como
Dinamarca, recomiendan cantidades más altas (≥ 600 g por día) de consumo de frutas
y verduras. En Europa, se informó de un ligero aumento del 2,6% en el patrón de
consumo a 382 g/capita/día para las frutas y hortalizas frescas, aún por debajo de la
recomendación mínima de la OMS de 400 g/día. (41)

En concreto, el consumo de fruta per cápita en 2011 se sitúa en una media de


197,08 g/capita/día para la UE-27. Ha aumentado un 3% en 2011 en comparación con
2010, pero también muestra una disminución del 3% en 2011 en comparación con el
consumo medio de los años anteriores (2006-2010). El consumo de verduras per cápita
en 2011 se sitúa en 185,52 g/capita/día en la UE-27. Ha aumentado un 2% en 2011 con
respecto a 2010, pero ha disminuido un 3% en 2011 con respecto al consumo medio de
los últimos cinco años. (41)

En Rumanía, según el Instituto Nacional Rumano de Estadística, el consumo de


frutas y hortalizas en equivalente de productos frescos es de unos 230 kg per cápita al
año. En comparación con los países de la UE, el consumo total de frutas y hortalizas
en Rumania es uno de los más altos. Grecia tiene la mayor oferta de frutas y hortalizas,
seguida de Bélgica, Chipre y Rumania. Estudios epidemiológicos muestran que las
mayores tasas de mortalidad se deben a las enfermedades cardiovasculares y la
diabetes (60% del total de muertes, todas las edades), seguidas de los cánceres (19%)
y las enfermedades respiratorias crónicas (3%). (41)

Se ha informado que la dieta mediterránea es la dieta óptima para prevenir


enfermedades no transmisibles y preservar la buena salud. Algunos estudios
epidemiológicos a gran escala realizados en cohortes diferentes evidenciaron una
asociación entre una mayor adherencia a la dieta mediterránea, un menor riesgo de
mortalidad y la incidencia de las principales enfermedades crónicas. (42)

La dieta de estilo mediterráneo no es una dieta específica, sino más bien un


conjunto de hábitos alimentarios tradicionalmente seguidos por las personas de los
países más alejados que bordean el mar Mediterránea. La dieta fue descrita por primera
vez en la década de 1960 por Ancel Keys y enfatiza el consumo de grasas
principalmente de alimentos ricos en ácidos grasos monoinsaturados y principalmente
aceite de oliva, y fomenta el consumo diario de frutas, verduras, productos lácteos bajos
en grasas y granos enteros, el consumo semanal de sh, aves de corral, nueces de árbol,
legumbres, el consumo mensual de carnes rojas, así como un consumo moderado de
alcohol, pero las proporciones de macronutrientes pueden variar. (42)

No existe una dieta mediterránea única, aunque los patrones dietéticos que
prevalecen en la región mediterránea tienen muchas características comunes. La
ingesta total de lípidos puede ser alta como en Grecia (alrededor del 40% de la ingesta
energética total), o moderada como en Italia (alrededor del 30% de la ingesta. Aunque
Grecia y los países mediterráneos suelen considerarse zonas con tasas de mortalidad
medias-altas, las tasas de mortalidad en la isla de Creta han estado por debajo de este
nivel de forma continua desde antes de 1930. Ninguna otra zona de la cuenca
mediterránea ha tenido una tasa de mortalidad tan baja como la de Creta, según los
datos recopilados por las Naciones Unidas en su anuario demográfico de 1948. (42)

Los resultados del Estudio de los Siete Países (el primer estudio diseñado para
establecer datos creíbles sobre las tasas de prevalencia de enfermedades
cardiovasculares en poblaciones contrastantes como Estados Unidos, Finlandia, los
Países Bajos, Italia, la antigua Yugoslavia, Japón y Grecia) son interesantes porque
muestran que la población de Creta tenía las tasas más bajas de enfermedades
cardiovasculares y cáncer, seguida por la población de Japón. (42)

Los investigadores concluyeron que la razón de estas bajas tasas debe ser el
alto consumo de aceite de oliva y el bajo consumo de grasas saturadas de la dieta
mediterránea. Creta tenía una dieta alta en grasas (37% de la energía proveniente de
las grasas), y la gente de Creta comía una gran cantidad de vegetales (incluyendo
plantas silvestres), frutas, nueces y legumbres, todas ricas fuentes de folato, calcio,
glutatión, antioxidantes, vitaminas E y C y minerales. La verdolaga es una planta
silvestre, frecuentemente utilizada en la cocina por la población de Creta y se encuentra
en α ácido linoleico y vitaminas E, C, glutatión. (42)

También en la dieta griega antes de 1960 los ácidos grasos n-3 estaban incluidos
en todas las comidas: el desayuno, el almuerzo, la cena y el aperitivo favoritos. Se
componen de:

- Abundantes alimentos vegetales (frutas, verduras, panes, -otras formas


de cereales, frijoles, nueces y semillas)
- Alimentos mínimamente procesados, frescos según la estación y
cultivados localmente
- Frutas frescas como el típico postre diario con dulces-a base de nueces,
aceite de oliva y azúcares concentrados o miel consumidos durante los
días festivos
- El aceite de oliva como principal fuente de lípidos en la dieta
- Los productos lácteos (principalmente queso y yogur) se consumen en
cantidades de bajas a moderadas
- Menos de cuatro huevos consumidos por semana; Carne roja consumida
en bajas frecuencias y cantidades
- Vino consumido en cantidades de bajas a moderadas (42)

Uno de los propósitos de esta Conferencia Internacional de 1993 fue desarrollar


una pirámide de guías de alimentos que reequilibren las tradiciones dietéticas
mediterráneas que tienen un alto contenido en grasas. (42)

2.4.- Antecedentes. Estudios epidemiológicos sobre beneficios de la


dieta mediterránea

El enorme número de muertes y discapacidades causadas cada año por las


enfermedades cardiovasculares (ECV) sigue representando una gran humillación para
la salud pública. Cada año mueren más personas a causa de las ECV que por cualquier
otra causa, y las proyecciones mundiales son sombrías, con un aumento proyectado de
17 millones a más de 24 millones de muertes anuales por ECV en 2030. (42)

No una parte menor de esta humillación proviene del conocimiento de que la


CVD puede ser prevenida en gran medida por cambios oportunos en la población de
factores de riesgo metabólico, incluyendo obesidad, hipertensión, dislipidemia y
diabetes. Esto indica inequívocamente la necesidad de abordar los estilos de vida poco
saludables y sustituir los patrones alimentarios poco saludables por sus alternativas más
saludables. (33,35)

En este contexto, pruebas sólidas apoyan la dieta mediterránea tradicional


(MedDiet) como la opción óptima para prevenir las ECV. Hace dos décadas, el estudio
sobre la dieta y el corazón de Lyon, un ensayo clínico controlado aleatorizado, fue único
en mostrar que una intervención dietética produjo una reducción drástica de los eventos
cardiovasculares entre los supervivientes de un infarto de miocardio previo. La
intervención dietética se basó en el MedDiet. (43)

Posteriormente, muchos estudios de cohorte prospectivos han confirmado


sistemáticamente los beneficios cardiovasculares de la MedDiet tradicional. Estos
estudios de cohortes constituyen una impresionante acumulación de evidencia
epidemiológica de alta calidad, actualmente no disponible para ningún otro patrón
dietético y cumplen con los criterios clásicos de causalidad en epidemiología.

Sin embargo, durante mucho tiempo, la única evidencia disponible sobre la


prevención cardiovascular por parte de MedDiet se basó exclusivamente en diseños
observacionales. Los estudios observacionales pueden verse afectados por algunos
sesgos, en particular los errores de medición y las confusiones residuales. Pero esta
posible objeción sólo fue defendible hasta 2013, cuando se publicaron los resultados
finales del ensayo de prevención primaria PREDIMED ("Prevención con Dieta
Mediterránea"). Este ensayo histórico incluyó a 7447 participantes y mostró una
reducción relativa del 30% en el riesgo de eventos de ECV graves durante 4,8 años de
seguimiento. (43)

La mayoría de las dudas y críticas sobre los diseños observacionales anteriores


fueron eliminadas por la consistencia casi perfecta entre los estudios de cohortes
observacionales bien realizados y los ensayos. Esta consistencia es de suma
importancia para apoyar la validez de los estudios observacionales de cohorte bien
realizados en epidemiología nutricional, así como para la promoción de la salud basada
en la evidencia.

Una revisión que resume sólo los estudios de cohorte publicados durante 2015
y los primeros meses de 2016 identificó 19 nuevos estudios prospectivos sobre el
MedDiet tradicional. Se observaron beneficios sustanciales con respecto al infarto de
miocardio, el accidente cerebrovascular, la insuficiencia cardíaca y la mortalidad total.
El reto pendiente era comprobar si los beneficios probados del MedDiet se limitaban a
las poblaciones que vivían en zonas mediterráneas o si eran plenamente transferibles
mucho más allá de las costas del Mar Mediterráneo. Una excelente respuesta positiva
a esta pregunta se encuentra en los nuevos resultados del estudio de cohorte EPIC-
Norfolk.

En un contexto de población general del Reino Unido, Tong et al., (2016) Evaluó
a 23.902 participantes a los que se les dio seguimiento durante un promedio de 12,2
años y observaron varios miles de nuevos casos de ECV y 1714 muertes por ECV. La
adherencia a MedDiet (evaluada repetidamente durante el seguimiento) se asoció
inversamente con eventos cardiovasculares clínicos duros (un criterio de valoración
compuesto que incluye la cardiopatía isquémica (CI), el accidente cerebrovascular
isquémico, el accidente cerebrovascular hemorrágico, la insuficiencia cardíaca, la
enfermedad vascular periférica y otros eventos de enfermedades cardiovasculares).
(44)

El diseño, la conducción, los análisis epidemiológicos/estadísticos y la


interpretación de los resultados de este estudio son excelentes. Los autores son dignos
de elogio por su excelente trabajo. Curiosamente, incluyeron medidas absolutas de
reducción del riesgo, impacto potencial (fracciones atribuibles a la población[PAF]) y
número necesario a tratar, bajo el supuesto de un efecto protector verdaderamente
causal de MedDiet sobre las ECV. Aproximadamente el 8,5 % de los incidentes de DHI
o accidentes cerebrovasculares en el Reino Unido se atribuyen a una baja adherencia
a MedDiet (equivalente a 10,2 casos de DHI o accidentes cerebrovasculares evitables
por cada 1.000 habitantes). Calcularon que se evitarían 19.375 casos de muerte por
ECV cada año mediante la promoción de MedDiet en el Reino Unido. (44)

Otros puntos fuertes del estudio de Tong et al (2016), incluyen su seguimiento a


largo plazo, la determinación óptima de los resultados, un ajuste cuidadoso para una
amplia gama de factores de confusión potenciales, consideraciones sobre los riesgos
potenciales que compiten entre sí y, en particular, los diversos análisis de sensibilidad
que utilizan diferentes definiciones de MedDiet. (44)

Es tranquilizador que los beneficios fueran similares en las categorizaciones


alternativas de los grupos de alimentos en cuatro puntuaciones de la MedDiet. Sin
embargo, el perfil de un MedDiet tradicional puede ser diferente en el Reino Unido que
en los países del sur de Europa, por lo que aún quedan preguntas sobre la
transferibilidad. Esto puede explicar por qué algunas magnitudes del efecto fueron
inferiores a las del ensayo PREDIMED.

Es un hecho que las prácticas culinarias, la ingesta media (y, en consecuencia,


los puntos de corte utilizados para calcular las puntuaciones), los tamaños de las
porciones y las combinaciones de alimentos son probablemente diferentes en los
estudios realizados en entornos mediterráneos que en los realizados más allá de las
orillas del Mar Mediterráneo. A pesar de ello, Tong et al. (2016) ha presentado un
excelente estudio que ha obtenido resultados destacados con consecuencias prácticas
para la política nutricional tras utilizar cuestionarios de frecuencia alimentaria (FFQs)
aplicados habitualmente en estudios sólidos de epidemiología nutricional. Los FFQs
bien validados representan una herramienta válida y realista para la evaluación
nutricional en grandes estudios longitudinales y ensayos aleatorios en nutrición. (44)

2.4.1.- Estudio PREDIMED

Muchas pruebas científicas han demostrado que la gran mayoría de las


enfermedades crónicas, incluidas las cardiovasculares, pueden prevenirse en gran
medida con medidas de estilo de vida y dietéticas; de ahí las recomendaciones de
muchas sociedades científicas y organismos gubernamentales a este respecto. Sin
embargo, tanto en el ámbito de la atención primaria como en el de los especialistas, el
tratamiento "preventivo" suele consistir en la prescripción de fármacos para reducir los
lípidos, antihipertensivos y de otro tipo, en lugar de dar prioridad a las intervenciones
educativas destinadas a cambiar los estilos de vida poco saludables. Sin negar la
eficacia de estos medicamentos, el aplazamiento de la prevención primaria en forma de
cambios en el estilo de vida y en la dieta significa que, además de aumentar
enormemente el gasto farmacéutico, estas medidas son en gran medida ineficaces
porque suelen aplicarse demasiado tarde. (42)

Los resultados de grandes estudios prospectivos de cohortes basados en


eventos clínicos justifican la recomendación de una dieta saludable. Estos estudios
proporcionan suficiente evidencia de que las dietas como la MedD previenen la
enfermedad cardiovascular.
Por lo tanto, los resultados de diferentes metaanálisis indican que un aumento
de dos puntos en la adherencia a una MEDD tradicional se asocia con una reducción
significativa de la mortalidad total (riesgo relativo[RR]=0,92; intervalo de confianza del
95%[IC del 95%], 0,90-0,94), la incidencia cardiovascular o la mortalidad (RR=0,90; IC
del 95%, 0,87-0).93), la incidencia o mortalidad por cáncer (RR=0,94; IC del 95%: 0,92
a 0,96) y las enfermedades neurodegenerativas (RR=0,87; IC del 95%: 0,81 a 0,94).6
Además, una revisión sistemática de la literatura encontró que el MedD era el candidato
nutricional más probable para tener un efecto protector sobre el sistema cardiovascular
de entre las 32 dietas candidatas y los alimentos saludables. (42)

Sin embargo, aunque el período actual está marcado por la medicina basada en
la evidencia, es paradójico que una mayor reducción en el consumo de todas las grasas,
saturadas e insaturadas, se propugna en muchas directrices dietéticas de la población
y en la práctica clínica como paradigma de una dieta saludable, tal como lo promueve
el Programa Nacional de Educación sobre el Colesterol de los Estados Unidos.

Este sigue siendo el caso a pesar de los resultados de uno de los ensayos
clínicos más importantes, el Women's Health Initiative Dietary Modification Trial. Este
ensayo clínico incluyó a 48.835 mujeres que fueron asignadas aleatoriamente a una
dieta baja en grasa o a un grupo de control y a las que se les dio seguimiento durante
una media de 8,1 años. La intervención se centró en el uso de patrones dietéticos
completos.

El resultado no fue el esperado. Después de observar 3.445 eventos


cardiovasculares importantes, no hubo pruebas de que una LFD redujera
significativamente el riesgo de enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular y
enfermedad cardiovascular total, por lo que se deduce que la clave para la reducción
del riesgo cardiovascular no radica en una reducción de la ingesta total de grasa.

Por lo tanto, otro paradigma de una "dieta saludable", como la dieta


mediterránea, requería investigación. Este patrón alimenticio es rico en aceites
vegetales y en teoría es un excelente modelo de una dieta saludable; es mucho más
sabrosa y fácil de mantener con el tiempo. También vale la pena recordar que una LFD
puede incluso ser contraproducente. Si la ingesta de grasa se reduce excesivamente, la
principal fuente de energía se convierte en carbohidratos, y las dietas ricas en ellos
conllevan un mayor riesgo de resistencia a la insulina y DM, que son dos factores de
riesgo cardiovascular muy importantes. (42)
2.5.- Recomendaciones que deben ser tomadas en cuenta por el
nutricionista al ofrecer al paciente la dieta mediterránea como
alternativa para una nutrición favorable

2.5.1.- Recomendaciones generales

De acuerdo con lo citado por Castelló (2001), (45) la forma en la que se debe
integrar dentro de una dieta mediterránea es la siguiente:

1. Consumir muchas verduras de diferentes colores. Consumir al menos 2


porciones diarias, al menos 1 en ensaladas crudas (las guarniciones o
acompañamientos contabilizan como ½ ración). Consúmalas en cada comida
principal. Prepare verduras de diferentes colores, sabores y texturas, en diversas
preparaciones (salteadas, asadas al horno, a la parrilla, grilladas, hervidas,
rellenas, etc.). Intente probar nuevas verduras. Estas les proporcionarán sabores
frescos y deliciosos a las preparaciones culinarias. Incorpórelas en: ensaladas,
sopas, guisos, guarnición (Ej. verduras rellenas), pastas y patés, salsas,
brochettas, etc.

2. Consuma muchas frutas de distintos colores. Consuma al menos 3 porciones


diarias, incluyendo el zumo natural. Prefiera la fruta fresca entera de la estación,
y siempre que sea posible con cáscara. Consúmalas al desayuno, como
merienda de la mañana y/o tarde y como postre después de cada comida (en
lugar de postres dulces). Por ejemplo, puede preparar como postre unas
brochetas de fruta o unos parfaits colocando capas de yogur griego (sin azúcar
adicionada) y tajadas de fruta fresca en copas altas.

3. Consuma diariamente cereales preferentemente integrales. Consúmalos en


cada comida principal en cantidades moderadas. Prefiera los integrales,
idealmente el 100% de los cereales deberían ser integrales. Los cereales
integrales son más saciadores (contribuyendo a controlar el peso), nutritivos y
saludables. Intente consumir una variedad de cereales integrales: bulgur, avena,
polenta, arroz, bayas de trigo, pan, cuscús y pastas.

4. Consuma legumbres al menos 3 veces a la semana .Incorpórelas en diferentes


platos: sopas, guisos, cazuelas, pastas, ensaladas, tortillas, omelette, pizzas con
masa integral, etc. Prepare hummus u otro untable a base de legumbres para
adicionar a las tostadas, sándwich, pan pita, snacks y otras preparaciones. La
adición de legumbres permitirá hacer preparaciones más saciadoras, nutritivas y
saludables.

5. Utilice de preferencia aceite de oliva para cocinar: Utilícelo para freír, hornear,
asar, saltear, marinar y para aliñar ensaladas y verduras. Prefiera el aceite de
oliva extra-virgen especialmente si lo consume en crudo. También consuma
frecuentemente otras fuentes de grasas saludables, tales como, frutos secos
(nueces, maní, almendras), semillas (de girasol, sésamo, linaza), aceitunas y
aguacates (paltas).

6. Consuma frutos secos al menos 3 veces a la semana. Una ración de frutos secos
equivale a 30 g aproximadamente. Consúmalos en las comidas principales y/o
como merienda. Por ejemplo, al desayuno esparza frutos secos sobre el yogur,
leche y/o frutas, unte el pan integral con mantequilla casera a base de frutos
secos (Ej. mantequilla de maní). Incorpórelos en diferentes preparaciones:
ensaladas, sopa, platos vegetarianos, al rebozado para carnes, pescados,
vegetales, o tofu. Y también en sus recetas favoritas de repostería o crepes.

7. Consuma pescados y mariscos por lo menos 2 veces por semana. Pescados


como el atún, el arenque, el salmón y las sardinas son ricos en ácidos grasos
omega-3 que son grasas saludables para el corazón, y los mariscos incluyendo
mejillones, ostras y almejas tienen beneficios similares para el cerebro y la salud
del corazón. Consumir las especies de pescados con bajos niveles de mercurio
y evite las especies con altos niveles (Ej tiburón, pez espada, caballa, o
lofolátilo), especialmente mujeres en edad fértil, mujeres embarazadas, madres
lactantes y niños pequeños.

8. Consuma diaria a semanalmente lácteos principalmente en forma de queso y


yogur. Consuma yogur natural preferiblemente griego (el verdadero) y diferentes
variedades de quesos en pequeñas cantidades.

9. Consuma como máximo 7 huevos por semana (incluyendo los empleados en la


cocción y horneado). Consúmalos como fuente de proteínas al desayuno,
almuerzo y/o cena en diferentes preparaciones: cocidos, cuajados, fritos,
tortillas, budines, salsas, empanados, aliños, etc.

10. Reduzca el consumo de carnes: Si consume carne, consuma cantidades más


pequeñas, como pequeñas tiras de solomillo en un salteado de verduras, o un
plato de pasta con guarnición de jamón cortado en dados. Como guarnición en
un plato principal, consuma porciones más pequeñas (85 gramos o menos) de
pollo o carne magra. Consuma preferentemente carne de pollo, pavo o conejo
en lugar de ternera o vacuno, cerdo, hamburguesas o salchichas.

11. Limite el consumo de crema y mantequilla; bebidas y alimentos azucarados; y


papas fritas envasadas o similares. Consúmalos menos de 1 vez por semana. Si
reemplaza la crema y mantequilla (ricas en grasas saturadas) por alimentos ricos
grasas saludables (Ej. palta, aceite de oliva) disminuye su riesgo de
enfermedades cardiovasculares y de resistencia a la insulina (precursor de la
diabetes). Por otro lado, las bebidas y alimentos azucarados aportan muchas
calorías prácticamente vacías (sin nutrientes), aumentando el riesgo de
sobrepeso, diabetes, enfermedades cardiovasculares y gota. En tanto que el
consumo frecuente de papas fritas envasadas y snacks similares ricos en sodio,
aumentan el riesgo de hipertensión, que es una causa principal de las
enfermedades cardiovasculares.

12. Use hierbas y especias para preparar sus comidas. Además de agregar aroma
y sabor a las preparaciones, permiten preparar platos más saludables y con
menor contenido de sodio. Incorpórelas en combinación en diferentes
preparaciones dulces y saladas.

13. Use con frecuencia sofrito (salsa a base de aceite de oliva, tomate o salsa de
tomate, ajo, cebolla o puerro, elaborada a fuego lento). Utilícelo al menos dos
veces a la semana para aderezar vegetales cocinados, pasta, arroz u otras
preparaciones. La adición de sofrito permite preparar platos más saludables,
ricos en antioxidantes.

14. Si bebe vino, hágalo en moderada cantidad con las comidas y preferentemente
tinto. Moderadamente significa 1 copa (125 cc) al día para mujeres y 2 copas al
día para hombres. Beba solamente si está en condiciones médicas para hacerlo.
El vino tinto es más recomendable porque es significativamente más rico en
antioxidantes, y consumirlo con las comidas contribuye a prevenir la oxidación
de las grasas de los alimentos durante la digestión.

15. Realice la transición hacia la dieta mediterránea gradualmente. Los especialistas


recomiendan realizar la transición hacia la dieta mediterránea gradualmente,
durante semanas o meses, para que el nuevo estilo de comer se convierta en un
hábito y no en una moda pasajera. (45)

2.5.2.- Recomendaciones para la construcción de un menú al estilo


“mediterráneo”

Tal como se puede apreciar en la información propuesta por Araneda (2015) (34)
y en consideración a tratarse de recomendaciones generales de adhesión, se proponen
a continuación una serie de alternativas para la construcción de la dieta mediterránea.

- Se hace fundamental la preparación de los desayunos basada en:


o La incorporación de cereales integrales (Ej. avena, pan integral);
o Inclusión de una fuente de proteínas en forma de huevos, queso, yogur
y/o frutos secos principalmente (leche con menor frecuencia);
o Y la ingesta de piezas de fruta.
o Notas:
 Es esencial la compra o elaboración de yogur natural, el cual debe
ser endulzado con miel o un edulcorante natural sin calorías como
la stevia (o una mezcla de azúcar y stevia).
 Siempre la opción ideal es la ingesta de quesos bajos en sodio.
 La fruta debe encontrarse preferiblemente fresca y con cáscara
siempre que sea posible, dado que en la cáscara se encuentran
importantes elementos nutritivos que favorecen la adquisición de
determinadas fuentes vitamínicas.
 Es importante la restricción del consumo de mantequilla y
cecinas. Pudiendo estas grasas ser reemplazadas por palta,
guacamole, hummus, mantequilla de maní (o de otro fruto seco)
y/o paté de vegetales (Ej. paté de berenjenas).
 Además, es fundamental acompañar los desayunos con líquidos
saludables como café, té o hierbas.
- El almuerzo es la principal comida para varias personas en el Mediterráneo, por
lo que, a efectos de esta dieta, es importante que se tome en cuenta que la
comida principal sea tomada en este horario. De esta forma, la comida principal
debe incluir:
o En primera instancia, alimentos de origen vegetal para la base del plato
principal:
 Estos se consideran el alimento más importante del plato, por lo
que deberá ser servido en mayor cantidad, ocupando el 50% del
plato.
 Entre los ingredientes de origen vegetal que pueden ser
incorporados, debe incluirse: cereales (Ej. arroz preferentemente
integral, quínoa, pastas, etc), legumbres secas (Ej. porotos o
judías, lentejas, garbanzos, etc.) y papas.
 Es importante dar preferencia al uso de cereales integrales y
legumbres ante las papas, especialmente porque estudios han
demostrado que este alimento tiene un efecto relevante sobre los
niveles de glicemia e insulina, siendo los resultados similares al
pan blanco y dulces, debido a su alto contenido en almidón de
fácil digestión.
 Las verduras también pueden ser la base del plato principal, por
ejemplo un guiso de verduras (Ej. ratatouille) o en una ensalada
(Ej. ensalada griega).
o Guarnición: Este es el caso de los alimentos que aportan el mayor sabor
a la base, pero deben estar presentes en menor cantidad.
 Generalmente son alimentos de origen animal, principalmente
carnes blancas y pescados: el pollo o conejo del arroz, las almejas
de las alubias, el bacalao de los garbanzos, o la carne molida en
un guiso de verduras.
 Pueden estar acompañados, no de forma imprescindible, de otros
alimentos, como setas, judías o tomate.
 Preparaciones a base de huevos y/o verduras (Ej. tortilla de
espinaca), también se pueden servir como guarnición.
 La guarnición puede no estar presente, por ejemplo, un plato de
lentejas guisadas.
o Un punto esencial para que la comida siempre tenga un buen sabor y
que favorece la adhesión a la dieta mediterránea, es el uso de alimentos
como condimentos o aderezos, en este caso las recomendaciones que
deben establecerse al respecto incluyen que:
 Las hierbas y especias sean implementadas para dar sabor y
aroma a las preparaciones.
 Que estas sean incorporadas frescas o deshidratadas, enteras o
trituradas, pero generalmente en pequeñas cantidades por su
potente sabor para no anular el resto de aromas.
 Además, considerar el uso del sofrito para aderezar las pastas,
arroz, verduras, carnes, pollos, pescados, legumbres, con una
frecuencia importante en su incorporación.
o Finalmente, se deben incorporar los alimentos complementarios al plato
base, los cuales son igual de relevantes. De esta forma, se ha encontrado
que la comida habitual en el hogar mediterráneo se complementa con
“platos de entrada”, que es aquel que se adiciona como plato anterior o
simultáneo al plato principal; y finalmente se ofrece al comensal un
“postre”, como final de la comida. En el caso del postre, este debe ser
ofrecido para brindar un aporte “dulce y agradable” que permite que los
pacientes mantengan esta alimentación de forma constante. Siendo
incluidos:
 Como entrada: una ración de hortalizas (berenjenas, judías,
espinacas), o una ensalada de uno o más ingredientes (lechugas,
tomate, rábano, pepino) aderezados y con breve cocinado, o sin
tratamiento, que permite mantener sus cualidades nutricionales y
les capacita como fuente óptima de vitaminas, antioxidantes y
fibra.
 Y al final de la comida se cierra con la ingesta de frutas, pues no
es habitual el consumo de dulces o lácteos, reservándose éstos
excepcionalmente para días festivos y celebraciones, es decir, no
existe una restricción propiamente dicha de alimentos, sino que
se establecen condiciones específicas para su ingesta. Como
nota importante, se debe considerar que la fruta se toma fresca y
de temporada, lo que asegura la variedad en su ingesta y con ello
acceder a sus propiedades más valoradas.

- Si el paciente dispone de poco tiempo para la elaboración del almuerzo puede


considerar las siguientes alternativas:
o Servirse una ensalada preparada con distintos vegetales crudos y/o
cocidos (incluyendo las frutas);
o Incorporar alguna (s) fuente (s) de proteína (Ej. legumbres, pescado,
pavo, pollo, huevo, queso y/o frutos secos);
o Y hacer un acompañamiento de la misma con pan integral (Ej. pita
integral) o unos crostinis al aceite de oliva.
- Los sándwiches, wrap y pizza también se pueden servir en un almuerzo rápido.
De forma que como recomendación general se sugiere:
o Seleccionar una masa preferentemente integral (Ej. pita integral, tortilla
integral);
o Tomar en cuenta la importancia de la elección de una fuente de proteínas
de rápido acceso y que se mantenga dentro de las soluciones saludables
de la dieta (Ej. Porotos negros o blancos, hummus, atún, salmón
ahumado, huevo, pavo, pollo, frutos secos y/o queso);
o Elegir las verduras que va a ingerir, las cuales pueden ser ofrecidas tanto
crudas como cocidas (siendo útil la selección de distintos colores y
texturas, incluyendo la salsa de tomate).
 NOTA: En ambos casos es conveniente explicarle al paciente que
la utilización un aderezo a base de aceite de oliva extra virgen,
yogur y/o palta preferentemente, con adición semillas, hierbas y
especias, puede agregarle más sabor y propiedades saludables,
de forma que siempre va a garantizar el mantenimiento de la
dieta.
o Como siempre, debe finalizarse con una fruta.

- Además, es esencial que la preparación de las cenas esté basada


principalmente en vegetales, reduciendo así el consumo de carbohidratos
durante la noche y favoreciendo una reducción de problemas digestivos.

- Un aspecto esencial es la ingesta constante durante el día líquidos


(principalmente agua), siendo esta administrada en suficiente cantidad.

- Además, es importante evaluar las diferentes condiciones médicas que pueda


sufrir el paciente y, si está en buenas condiciones médicas y como profesional
el nutricionista considera que puede hacerlo, se le debe ofrecer que beba
moderadamente vino tinto junto con las comidas principales (almuerzo y/o cena),
especialmente si consume carnes grasas, por los resultados favorables
obtenidos con este. En caso contrario de no ser ello posible, el vino se puede
reemplazar por agua de hierbas, té helado o agua sola. (34)

2.5.3.- Alternativas de “snacks” estilo mediterráneo, para el


favorecimiento de la adhesión a la dieta

Los snacks en la dieta mediterránea tradicional consisten principalmente de


frutas y frutos secos, también se consumen como snacks barritas caseras como el
pasteli o postres caseros como el halvah (sémola estilo griego). (34) A continuación
algunas ideas de snacks mediterráneos:

1. Fruta. Consúmalas la mayoría de las veces como snacks. Consuma diferentes


frutas sin pelar cuando sea posible y preferentemente sin acompañamiento. Si
desea un acompañamiento, prefiera yogur natural endulzado con un poco de
miel, ricota o queso cottage, o mantequilla de maní (o de otros frutos secos)
natural.
2. Mix de frutos secos, frutas deshidratadas y/o cereales integrales. Haga su propia
mezcla favorita familiar. En un tazón grande, combine maní, nueces picadas,
pasas u otra fruta seca, un poco de cereales integrales y algunos pequeños
trozos de chocolate si lo desea. Envase en bolsas herméticas para tener siempre
a mano.
3. Mini- pizzas saludables de pan pita. Adicione encima del pan pita queso
(cantidad moderada), rodajas de tomate, y orégano. Hornee durante un minuto.
4. Aceitunas marinadas en aceite de oliva, ralladura de limón, semillas de cilantro
y semillas comino.
5. Palomitas de maíz naturales, mezcladas con un poco de aceite de oliva y queso
parmesano.
6. Tortitas de arroz, palitos de pan integral, galletitas integrales.
7. Trozos de quesos. Consuma una porción moderada de quesos en cubitos o tiras.
8. Batido o smoothie al estilo Mediterráneo, mezclando yogur con su fruta favorita.
9. Yogur griego (que tiene el doble de proteínas del yogur normal) con frutas y
frutos secos picados.
10. Barritas de cereales integrales, frutos secos y/o semillas.
11. Unte tallos de apio o zanahorias mini con hummus u otra preparación
mediterránea (Ej. salsa de yogur con hierbas o Tzatziki).
12. Meze. Prepare un meze, es decir, pequeños recipientes con exquisitas y
saludables preparaciones mediterráneas: Baba Ganoush, tapenade, hummus
con pita integral o galletitas integrales (sírvase pequeñas pociones). (34)
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