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POEMAS

Félix Morán Davis

2008
ALAR SOMBRÍO

Llueve…
como el silencio mustio
de tu pena,
como una nota triste
forjada de lamentos;
como garúa tristísima
en oxidante espera.
Llueve,
empapando la avenida
las paredes,
los recuerdos…
Llueve, Llueve.
PAMPA QUEMADA

Esta heredad amada Amo y odio


cubierta de tristeza. el sufrimiento
Este ver, ser profundo la actitud serena
de mirar la piedra de unas manos tiernas,
Sed rebelde el andar callado
de justicia interna y el volverse en piedra
de agitar los testes con el yo clavado
de golpear con fuerza. en actitud de entrega.
Amo Amo
y odio este lamento. sufro y discrepo
al hermano a dilapidantes formas
que mi rostro hiriera, me sublevo,
al destino me exalto
y a la masa enferma y ya exangüe me entristezco
de sentir reciura como una quena
de llorar en ella. amarilla de silencios.
KIN

El amor anida y crece


en los aleros vespertinos
de la aurora.
La hierba crece y muere
ante el reclamo de la tierra
y la agreste soledad
de los silencios…
Kin, sólo por ti
mi amor existe
irrumpes la monotonía
y transformas los colores
los caminos y los campos.
Sólo por ti,
hoy florecen
las flores y las rosas.
POEMA A LA TRISTEZA

Bajo el cálido silencio en que la paz


reposa, debajo de la angosta franja
en que el dolor acecha:
Los extenuados golpes llamaron a mi puerta.
Abrí a los golpes y pregunté quién era
- auscultando el rostro a la pregunta previa -
Entre la penumbra de la cavidad interior,
debajo del desvencijado porche
se encontraba la tristeza.
Me hablo muy dulce
en su tono lastimoso y quedo:
"Vengo a ti, - me dijo –
a los llamados de tu voz interna,…"
Yo, agradecí su gesto,
tan personal presencia.
Le dije: ¡Entra!
Paso desnuda...
Silenciosamente le cerré la puerta.
SIN TI

Sin ti, ya no tengo alegría


Soy tan sólo una mueca
en el rostro triste
de un pájaro herido
soy un árbol caído una lágrima seca
soy un niño triste que extravió
su juguete;
soy un carrito sin ruedas
un viejo trompo sin púa
un inservible yo-yo.
Sin ti,
no soy más que una marioneta,
un pobre títere que hoy arrojas
como se arroja a media calle
una media rota
o un zapato viejo.
Sin ti,
no soy más que un muñeco tonto
feo y cojo;
sin ti, no soy nada más que eso
solamente eso.
RAICES PASTRIARCALES

Mi madre vasija antigüa de barro


Mi padre, un viejo ídolo sagrado
De concha
Madera y piedra.
Cierto día
Como las sombras largas
De los árboles
Echaron sus raíces sobre esta tierra
Florecieron...
Gracias a Dios y por intermedio
De ellos conocí la vida;
Aprendí amar a Dios
Y todas las cosas nuestras.
Mi padre fue mi guía, mi maestro
Mi madre, mi manantial, mi rio;
Por ella, tengo el alma de barro
De arcilla roja: las manos.
AMIGA

Tú eras como las gacelas fugitivas


huyendo de los cazadores;
como las aves sin nido
como las blancas gaviotas.
Tú eras como las mariposas,
como las abejas que diariamente
recogen su polen,
como las oscuras golondrinas.
como las dulces alondras;
así eras tú, pequeña amiga;
como las tiernas amapolas!
Yo era un rio sin cauce
un árbol triste, sin flores
era un pobre niño
que de tanto llorar
se dormía a deshora;
era un paria sin patria
era un rostro sin nombre.
Yo era como el otoño,
Como el susurro gris
del viento en las hojas.
MUCHACHA

Aún me quedan resabios bajo el sol:


La nostalgia de un verano
el aroma de las flores
la fragancia de los bosques
y el trigo de tu piel, muchacha!
Aún me quedan alegrías por vivir
semillas en mi alforja por sembrar;
inmensos pastizales
maizales por crecer!
Pero tú estarás por siempre aquí,
muchacha:
En la perpetuidad de las gramas
En la continua y cristalina voz
de los ríos,
en el oscuro y profundo follaje,
en el dulce despertar de la aurora
en el alegre trinar de las aves
en la mansa voz de los ciervos
y en la desnuda caricia de los críos!
COSAS DE MUCHACHOS

A Juan, José y a Costelo …


Con efecto fraternal.

Cuántas veces la acostumbrada zurda


se abatió sobre mi hermano
para juzgar sus faltas!
Cuántas veces fui testigo
del horror que infligía
una tardanza!
nuestros pequeños sueños de niños
extraviados,
nuestras pequeñas travesuras
castigadas.
todo aquello fue tomando
dimensiones inusuales:
entre castigos, látigos y corajes. .
vi crecer a mis hermanos!
Teníamos la misma costumbre
la misma manía: ¡ESCAPARNOS!
CUANDO SE JUNTAN LOS RECUERDOS

Los recuerdos vuelven y se juntan,


se acomoda el tiempo
y se estrechan las pasiones.
El simio natural despierta
- se despereza-
Trepa al seso
entre nervudas sienes
y emerge como negra sombra
entre la noche...
Ahora comprendo porque el dolor
se ensaña tanto,
por qué se sufre mucho
y por qué se vive poco.
Ahora se por qué el desprecio
es largo,
por qué el destino es corto
y se muere tanto,
y es que, aún hay cantos
qué se elevan en la noche
cantos que me hieren con sus voces
desde lejos...
Y qué ausentes,
qué lejanos;
dolorosamente largos
me llegan los recuerdos.
UNA EXTRAÑA MELODÍA

Te vi pasar como fresca brisa


inesperada una mañana.
Como perfume de violetas
hurgando una estación.
Te vi pasar
y recordé de ti
la extraña melodía,
las eternas olas
y el crepúsculo del sol hacia el final.
Qué cosas que nos trae la vida:
tanto tiempo sin sentirte mía
y ahora el viento tiene acento
de tu andar y de tu voz.
No pude más que recordar
que me quisiste.
No pude ignorar que te amé igual.
Te vi pasar
y nostálgicamente añore tus besos
tus caricias...
e involuntariamente me vino a la memoria:
la extraña melodía del lugar.
SURCOS

Hoy me miro
bajo el hambre,
bajo el beso
fugaz de una palabra,
de una voz
que ora
y ara
escarbando su miseria;
socavando piedras
empotradas
bajo el alba.
REMEMBRANZAS

Hoy me he puesto
a meditar
en mi carencia,
en mis viejos
zapatos.
en tu noble
hidalguía
y en la loca
aventura
de querer hacer
míos tus veranos
y los inviernos grises
de tu nostálgica
tristeza.
CANTO AZUL PARA MI TIERRA

En la postrera hora de recuerdos


bajo un cielo azul quemado de silencios,
tú llegarás
y qué pensarás hermana... cuándo vuelvas,
cuándo regreses a esta tierra y no la encuentres
como era; cuando veas que todo ha cambiado,
cuándo no existían fronteras
qué pensarás, hermana
cuándo no encuentres las parcelas,
cuándo mires las baldosas que cubrieron
la existencia.
Tu... allí parada sin creer en lo que veas,
sin mirar tu sombra, ni escuchar siquiera,
sin volver los pasos, en absorta entrega,
en anhelo tonto de sentir lo que eras;
te verás, hermana y añorarás las huellas
el recinto al paso bajo el sol... la tierra;
y cuándo veas los caminos,
tu tristeza enferma
buscarás los campos y hallarás praderas;
No hallarás limosnas, del dolor... ni huellas,
todo será paz... y en qué tumba llorarás,
hermana,
si no ha de ser en una piedra.
AMANECER Y REALIDAD

Como tú, nadie me amará


como yo nadie te querrá
nadie!
aún cuándo tengas otro amor,
cuándo me quieras comparar,
cuándo tengas todo a tus pies
-las cosas que no te pude brindar-
siempre en ti me encontrarás
siempre en mi, tú vivirás,
siempre!
y mañana, cuándo despierte al sol
tu amanecer...mi realidad...
los dos,
-parásitos de la piel-
en un oscuro rincón de la ciudad
nos pondremos a llorar!
CONTINUIDAD DE LOS DÍAS

Los días tienen sonrisa de gato, forma


de dromedario y alma de perro.
Los días tienen jorobas en la espalda;
se revuelcan en las playas,
en los parques, en tas plazas
y se orinan en las calles como auténticos
camellos.
Los días son interminablemente eternos
llegan diariamente con el alba,
desayunan con los sueños
y almuerzan con promesas.
Los días son acostumbradamente buenos,
es decir: "Buenos días, mamá"
"Buenos días, papá"
"Buenos días, señora..."
Los días son así,
llegan así
y caminan descalzos,
no tienen más caminos que los que conoce
el hombre; pero son auténticamente bellos.
Días por decir, espléndidos
días con la alegría en el alma,
la alegría en los ojos
y un sol bien grande en los rostros.
Días de paz y sosiego,
de amor y deseo,
de luna en las noches:
Días indescriptiblemente hermosos!
Pero hay días en que, como una cruz pesada,
nos encara !a existencia;
días con la angustia en el alma,
la tristeza en el rostro
y el cansancio en las piernas;
días en que hasta el propio dolor se postra
en las calles: demudado y frío,
hipnotizado e idiota;
días salpicándonos las manos,
salpicándonos las caras,
salpicándonos los ojos,
días mutilados y tristes,
días ensangrentados y todo;
días que se quedan muy tarde
que nos grañan la angustia
nos corroen la entraña
y hasta nos matan de pena!
Días por los que nadie llora...
nadie pide nada,
ni siquiera un rezo.
Días que por demás se fueron
y han vuelto a quedarse
a cabalgar por los cielos:
Días infinitamente... nuestros!
VOZ Y CANTO

A Javier Heraud
Cuando cantabas
los bosques y los campos
acogían con firmeza
tu paso por la senda,
mustiamente
los rocíos te besaban.
Cierto día
las aves
de impronunciable acento
repitieron extasiadas
tus trinos lastimeros,
las flores
se marchitaron
de tristeza.
Se estacionó tu nombre
y, en la rosa precoz
de tu existencia
tu voz
si – len – te
estirándose en estepas
plasmó en nosotros
la forma más rebelde
de tu incognoscible esencia.

Del poemario Rioladas, 1988


TESTIMONIO DE UN ÁRBOL
DE LA HISTÓRICA RESISTENCIA DE UN PUEBLO AL A INVASIÓN
HISPÁNICA

Yo era un árbol, un árbol tosco, grande,


de tronco grueso y de ramas anchas.
Yo era un árbol que se regocijaba
del amor, de cada una de las cosas
que el creador me había rodeado.
Tenía hijos y amaba la lluvia, el sol
el aire; amaba el cielo azul, la tierra
que era par a mí lo más importante
ya que ella me acunaba
me abrazaba
y yo entendía
sus telúricos deseos.
Gracias a Dios y por intermedio de ella
conocí la vida, la explosión del sol
del rayo, del trueno y del relámpago.
Nunca tuve más miedo del que podía concebir,
y entendí así la vida:
su incestuoso sufrimiento.
Por mí, discurrió la savia de los siglos
la veterana sabiduría de los tiempos
y fui elegido a ser el soporte principal
el eje en la más hermosa simplificación de la existencia.
En mí, se regocijaban las aves
las bestias y los hombres.
En mí se vieron cristalizadas las obras
los sueños.
Fui el baluarte, el peón principal
de las ideas
Y
Cuando desembarcaron los primeros hombres blancos:
Yo fui testigo del horror
del vientre ultrajado de las madres,
del sufrimiento pernicioso/
de
los hijos
y el sacrificio infructuoso de los padres.
Pobres ... me nutrí con su sangre!
en mí se mecieron cuerpos como frutos
y vi crecer -como crecen los manglares-
la feroz resistencia de los Chilimasas
la raza perpetua del sol, del ají
del maíz, la quinua y la papa.
Cientos de soles y lunas pasaron.
Una y otra vez, vi caer mis hojas
mis flores, mis ramas.
Yo era un árbol y de vez en cuando
lloraba, los huarangos lloraban.
De cierto modo, yo vivía feliz, como viven
en la tierra las plantas, pero cierto día
manos extrañas me arrancaron.
Desgajaron mis brazos y mi cuerpo
deshojaron una a una mis hojas
Me vi mutilado
y parte de mí, fue arrojado a los hornos
a las llamas:
gemí/ crepité/ maldecí
Yo en un árbol, y ahora, soy Un sólo
el recuerdo las cenizas, que, junto a un gran pueblo
manos extrañas sacrificaron.

Tumbes/12/12/92.
ARTESANÍA

EL CREPÚSCULO ES UN A
HOJA
QUE BE. QUEMA
EN LA DESOLACIÓN
D'£ UN CÁNTARO
ROTO

IDENTIDAD

Como los SHEKOS o la meditabunda


ARCILLA de los CANTAROS.
Como las PIEDRAS,
las ROCAS,
las CHAQU1RAS
o la solitaria ofrenda
de una VALVA :
Llevo esta RAÍZ como un
/HUARANGO,
como un antiguo MOLUSCO
que vive dentro de mí
LETANÍAS

Oigo tu voz, tu canto entre las


/RUINAS
y escucho el lenguaje
de los CANTAROS,
de las PIEDRAS,
de las ROCAS mientras me quedo en ti,
/absorto
como un MONOTE, triste
ensimismado .. .
y rezo y lloro por ti,
por los de mi raza
por los CANTAROS rotos;
por los MULLUS DI-SE-MI-NA-DOS.
LA PESTAÑA DEL GATO

Heme aquí mirando ocasos, absorto


entre luz y oscuridad,
entre el golpe y el rechazo...
entre el resto y el montón.
Heme aquí
ligado al paso, al destino
y la pasión;
a la violencia que sacude los regazos,
a la miseria
y a la trascendental historia
del amor...
Vuelvo a recordarte
y estás ahí, meciéndote en el aire,
en las ondas,
en las hojas que aún
caen con dolor
en cada espacio.
Estás ahí, mientras yo aquí
me encuentro solo,
neceando en este plato
como un negro y triste gato
a quién
la noche le llegó.
TESTIMONIO

In Memorian.
Llegaron ... y trasnocharon en tu rostro.
Maltrataron tus cabellos.
Vejaron tu alegría y la llenaron
de tristeza.
Amontonaron lo vivido,
se hartaron de tu infierno
y escupieron tus entrañas
como palabras maldecidas.
Llegaron y se secaron en tus ojos.
Tomaron tu tristeza.
Truncaron tu existencia
y como cuervos
golpearon en tu herida.
Petates tibios de tus manos se llevaron,
se quedaron en sepulcros para siempre.
No fueron hombres; fueron bestias.
Como una carga en sus sacos de rutina,
inhumanos,
abandonaron tus despojos como al sol
tu ropa,
se alejaron...
y nunca más tus ojos me miraron.
A MI MADRE

Mi madre, pedacito de ternura


de mirada triste
y de manos cenicientas,
solía recoger en el verano
los recuerdos
y amontonar en el otoño,
con dolor,
las rosas secas.
Mi madre, mi pobre madre;
sobre los ojos tristes de la tarde,
sonreía...
Mientras yo jugaba,
ella remendaba mis pobrezas,
una y otra vez,
con la paciencia infinita de sus manos.
Mi madre, mi pobre madre...
hilvanaba con ternura,
todos los días,
mis crepúsculos inciertos.
ITINERARIO DE VIDA

He llegado a ti
como un hombre que ha perdido
sus sandalias.
Como un hombre que se pierde
en laberintos
porque hay caminos
que se enredan en las piernas.
He llegado a ti
no sé cómo, pero he llegado:
ebrio
triste, descarnado
con un mensaje de vida
y con un amor
más allá de toda prueba.
He llegado a ti
porque así como yo
tú también conoces
los avatares de la existencia.
REFLEXIONES DE UN HOMBRE POR EL HOMBRE

El silencio ahonda lo desconocido


y una luz muy tierna se derrama en lágrimas.
El hombre pasa, la vida pasa,
tristemente me persigno
y un pedazo enorme, putrefacto y verde
se desprende de las cosas:
HIEDE!
La materia es cosa descompuesta
y los sepulcros no son suficientes
para tanta muerte.
Hay que rescatar al hombre,
digo,
no sé si alguien escucha mis palabras
pero, lo que es, nadie me contesta.
Tal parece que se hubiese muerto el eco
...,
un silencio triste me responde.
Poco importa ahora el sufrimiento
la agonía,
la tristeza,
hay que ver cómo se comportan los días;
cómo se hunden los sueños en la arena.
Habría que ver a cada madre,
a cada niño,
a cada anciano,
hay que ver el hombre en su pobreza;
ahora que cada quien, se apodera de lo suyo,
desayuna
o almuerza como sea.
Ahora que la vida cuesta un ojo de la cara,
un puñado de lágrimas
y un montón de monedas.
Ahora que todo en derredor trasciende,
APESTA!
Que amanecen muertas las aves,
las plantas, las bestias,
los peces ...
Todos los días amanecen hojas muertas! ...
Hay que rescatar al hombre
digo,
pero, nadie me contesta.
INSEPULTOS DE MI TIERRA

Marcha el hombre hacia el encuentro


hacia el destino
bajo el sol, bajo la noche.
Volvemos insepultos a encontrarnos
a mirarnos como aves solitarias
como formas salpicadas de negruma
latigueando paso a paso
removiendo los escombros
azotando los caminos.
Nos miramos a menudo caras largas
como sombras arrastrando una plegaria
como huesos caminando, encorvados
tropezando, cayendo.
Parecemos chicles masticados
insensibles al esfuerzo de las bocas
repetidos entre lapsos:
Uno / dos / tres ...
Negativos blancos, breves y porfiados
garfios que a la mar se abocan.
Somos insepultos
nos miramos tristes, ebrios, locos,
enfatizamos nuestros gestos
y nos sentamos a correr las moscas
ora aquí, ora allá
cada vez más lentos en las horas...
reímos, lloramos
y aunque a veces sin querer, quedamos solos
solos, solos, solos,
tristemente nos vaciamos
como sacos llenos de estúpidas limosnas.
Así llegamos al encuentro
y, nos parecemos tanto, tanto
que de tanto vernos y sentarnos
nos miramos como espejos, sin palabras
como tristes cementerios con sus aspas blancas.
Nos miramos fieles, trasnochados, insepultos
y pernoctamos como grillos, en los cines
en las plazas, en sus bancas.
Nos miramos...
Oh engendros de mi tierra
yo os contemplo pertrechados, resistiendo!
Ah transeúntes de mi tierra
fantasmas ignorados,
que lo gloria os bese, hoy y siempre
mañana:
volveremos a encontrarnos.

Del Poemario “Rioladas”


FÉLIX MORÁN DAVIS

Poeta y artesano del mullu. Autor de una poesía vivencial, existencial, transida
de humanidad con ciertas intenciones sociales que invita a la reflexión y a la
meditación. Su poesía, de poderoso aliento traduce una interpretación
existencial del hombre y del mundo.
Sobre el trabajo poético de Moran Davis, el desaparecido poeta tumbesino
Eduardo Avales expresa lo siguiente:
"Félix Moran nos muestra un acertado manejo del lenguaje y una continua
búsqueda de la técnica cada vez más depurada"
Trabajos suyos publicados son las plaquetas "Itinerario de vida" (1997),
"Continuidad de los días" (1997), "Carencias" (1999). En 1995 publicó el
brevísimo poemario "Testimonio de un árbol de la heroica resistencia del
pueblo a la invasión hispánica". Otras publicaciones suyas son "Estudios
artesanal malacológico de la Cultura Tumbes" (CEPAT, 1995), "El poeta como
hombre y creador" (CEPAT, 1996). Tiene abundante producción inédita de muy
buena elaboración.
Ha sido premiado en varias ocasiones, Tercer Premio en la Bienal Nacional de
Poesía organizada por la Universidad Nacional del Santa en 1988 (Chimbote);
Primer Premio en el I Concurso de Poesía "LUIS EDUARDO AVALOS
BUSTAMANTE"-DISRET Tumbes (1997); Mención Honrosa en el Primer Concurso
Nacional de Poesía "MAX DEXTRE", organizado por la Asociación "Amigos de
Max Dextre" (Chiclayo, 1999).
Nacido en Tumbes el 27 de octubre de 1955. Estudió en el Colegio Nacional "El
Triunfo". Es integrante del Centro Eco-Paleontológico-Arqueológico Tumbes
(CEPAT), y de la Casa del Poeta Peruano Filial Tumbes.

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