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Una lectura de En la masmédula


Margoth Cuevas

En la masmédula1 aparece en 1956. Es el último de los seis libros


de poesía que publicó el poeta argentino Oliverio Girondo (1891-1967). En una
primera lectura, parece vincularse más estrechamente con Trilce2 que con el
resto de la producción de Girondo. Lo envuelve una atmósfera, lo atraviesan
ciertos tonos que remiten directamente al libro de Vallejo. Buscando
coincidencias, encontramos que los dos autores asumen una actitud parecida
frente al hecho artístico. El poema es fruto de un redimensionamiento del
lenguaje por medio de un trabajo de selección y depuración. La composición y
la elección de las palabras es un quehacer intelectual, no sentimental u onírico.
Pero, en este punto, es necesario introducir algunos matices, porque Vallejo se
dispersa, regodeándose en imágenes. En el poema III, por ejemplo, "Las
personas mayores ¿A qué hora volverán? / da las seis el ciego Santiago / y ya
está muy oscuro." O, en el XLIX, "Cierta guardarropía, sólo ella, nos sabrá / a
todos en las blancas hojas / de las partidas." En Girondo, en cambio, no hay
imágenes que rescaten al lector del rebote entre las palabras.
Es que Vallejo se oponía a un sistema, a un stablishment. El
cholo Vallejo escupía las palabras. Luchaba contra lo consagrado, disparaba
dardos de faltas ortográficas, atacaba con los desbarajustes sintácticos, se
parapetaba detrás de la ruptura de reglas de composición del poema. Como
sostén de la escritura del peruano hay un grito que se rebela contra un orden

1
Oliverio Girondo, Obras completas, Losada, Buenos Aires, 1968. Las citas de las
obras de Girondo corresponden a esta edición.
2
César Vallejo, Obras completas, Laia, Barcelona, 1976. Las citas de las obras de
Vallejo serán de esta edición.
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determinado.
Girondo no se rebela a gritos como Vallejo. Tampoco lo hace
contra un sistema establecido. Da cauce a la inmensa desazón de un
trabajador de la Palabra frente a la conciencia de que ésta relega fuerzas
vitales que bullen en su interior, a lo innominado, cerrando así el camino de la
exteriorización salvadora. Como la palabra no logra aprehender, dar forma al
sentir o al pensar, el poeta da un último manotazo estableciendo nuevas
relaciones entre los vocablos, creando un nuevo orden. Desde el título mismo
puede percibirse la lucha. No alcanza a captar el mundo poético del texto decir
que se sitúa en la médula, es preciso un plus, una masmédula.
Es indiscutible que ambos libros comparten un tono, dado por el
intelecto guiando el discurso poético. Difieren, sin embargo, en los objetivos y
en los móviles de la escritura. Quizás esto explique la diferente recepción de
los textos por la crítica y el público lector en el momento de la publicación.

Por seguir el orden de aparición de los libros, comenzaré con


Trilce. Como se sabe, aparece en el año 1922, el mismo año en que Girondo
publicaba sus Veinte poemas para ser leídos en el tranvía. Los dos textos son
innovadores, por las técnicas compositivas utilizadas y por el corrimiento de
las fronteras de “lo poetizable". El libro de Girondo es una puesta en verso de
sus principios cosmopolitas, de la mirada hincada en lo moderno, no sólo a
través de las metáforas descriptivas de la fugacidad, del ruido, de los adelantos
de la modernidad, sino de la absorción de los recursos y de las técnicas del
cine en la composición del poema. El de Vallejo es el texto situado en las
orillas, el poeta recurre al verso para expresar su enfrentamiento con un
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sistema que lo margina.


Veamos, primeramente, cuáles son los recursos rupturistas
utilizados en la escritura de Trilce para después compararlos con los utilizados
por Girondo.
 Los desafíos a las normas ortográficas
"Fallo bolver de golpe el golpe", en el poema IX.
"más tarde -qué la bamos a hhazer-", en el IV. En este verso
no solamente hay un enfrentamiento con la ortografía, también con la sintaxis.
El clítico de complemento indirecto, le, es desalojado por uno de objeto directo.
Además, ¡Qué ironía para el poeta, elegir la repetición de la letra hache,
fonéticamente nula, para “gritar” su rebeldía!
 La mezcla de tipos, la disposición gráfica inusual
"de probar que sí sabe, que sí puede /!COMO NO VA A
PODER!", en el poema VI.
"Aire, aire! Hielo! / Si al menos el calor (.......................Mejor /
no digo nada." en el XXXII.
 La incorporación al poema de elementos propios de otras disciplinas, tal el
caso de los números pertenecientes al ámbito de las matemáticas
"Pues no deis 1, que resonará al infinito. / Y no deis 0, que
callará tanto, / hasta despertar y poner de pie al 1.", en el poema V.
. "Ella siendo 69, dase contra 70 / luego escala 71 rebota en
72", en el XLVIII.
 La ruptura de la concordancia temporal de la oración, por ejemplo,
agregando un adverbio de futuro a un verbo en pretérito perfecto.
"El traje que vestí mañana / no lo ha lavado mi lavandera;" en el
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poema VI.
 Neologismos
" y piense en son de no ser escuchado, / y crome y no sea visto. /
Y no glise en el gran colapso" en el poema V.
 Variaciones en la categoría de las palabras
"Ciliado archipiélago / te desislas a fondo". Mediante prefijación cambia un
sustantivo en verbo.
"...en horizontizante frustración de pies..." . En el poema LXX es
la sufijación la que permite el paso del sustantivo al adjetivo.
"Gallos cancionan escarbando en vano". La categoría nominal
canción es transformada en verbo en este verso del poema II.
"trasmañanar las salvas en los dobles". En el poema VII,
mediante el sufijo lleva el nombre a verbo, y luego amplía el significado con el
prefijo.
 Variaciones en la función de las palabras
"Zumba el tedio enfrascado / bajo el momento improducido y caña.
"Me extraña cada firmeza, junto a esa agua / que se aleja, que
ríe acero, caña." Ambos versos del poema XXIX. En el primero, el sustantivo
es usado en función de verbo o de adjetivo (el tedio zumba y caña o el
momento es improducido y caña). En el segundo, el sustantivo acero ocupa la
función de un adverbio (ríe acero).
 Arcaísmos
"El yantar de estas mesas así, en que se prueba / amor ajeno en
vez del propio amor," en el poema XXVIII.
"Mas sufro. Allende sufro. Aquende sufro" en el XX.
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 Lenguaje coloquial
"Y exploran en balde, dónde ambas manos" en el poema LIII.
"espatarrados en la sola recta inevitable."
"Mordiendo el canto de las tibias colchas / de vicuña ¡Y no me
vayas a hacer cosas!.
" y, apañuscando alfarjes y piedras, nos darían" en el LII.

En el caso de En la masmédula, por el contrario, no hay un


desafío a las normas ortográficas. Si las normas disponen tilde, va tilde. Si
corresponde v, se escribe con v. Girondo no hace pasar su impulso creador por
este cauce tan sentido por Vallejo.
Tampoco se enseñorea con la mezcla tipográfica o amplía el
sentido del verso con la disposición gráfica o la incorporación de elementos de
otras disciplinas.
Sí coincide con el peruano en la utilización de los siguientes
recursos:
 Aunque no con la profusión con que lo hace Vallejo, incorpora algunos
arcaísmos
"al rito negro al alba con su esperezo lleno de gorriones" en el
poema "La mezcla"
"ni tampoco el regosto", en el mismo poema
 cambio de la función gramatical de las palabras
"alvéolo beodo de violo" en "Ella". Violo es usado como si fuese un nombre,
como término de preposición.
" y me nirvana el suyo la crucis los desalmes" El sustantivo
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nirvana es usado en función de verbo en "Mi lumía".


 cambio de categoría gramatical
"Sólo esperas que lepran la espera del no tiempo". En
"Soplosorbos", la categoría nominal lepra es transformada en verbo.
"el no poslodocosmos de impuros ceros noes que noan noan
noan" En este verso del poema "El puro no" el adverbio de negación es usado
como base para la creación del verbo noar.
"aquí yollando". En "yolleo" del pronombre de primera persona
deriva el verbo yoar.
Como hemos podido observar, el trabajo sobre el lenguaje es un
quehacer compartido por Trilce y por En la masmédula. Pero, mientras que el
libro de Vallejo es estructurado, sostenido por las rupturas con las normas de la
escritura (faltas de ortografía, arcaísmos, lenguaje coloquial, ordenamiento
tipográfico inusual, la incorporación de números al poema, la falta de
concordancia), el poemario de Girondo no. Se estructura alrededor de la
composición de palabras, la aliteración y la apofonía.
Las palabras nuevas que Girondo incorpora a la lengua son, salvo
escasas excepciones (burmúa, por ejemplo), resultado de los procedimientos
de formación de palabras que existen en la misma.
1) Formación de palabras por derivación
- prefijación
" el yerto inóseo noo en unisolo amódulo" en "Rada anímica"
"entre bastardos roces contelúricos de muy ausentes márgenes"
en "Canes más que finales"
"crucipendiente sólo de sí mismo" en "El uno nones"
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-sufijación
"clave demonodea que conoce la muerte y sus compases" en
"Rada anímica"
"y su yo solo oscuro de pozo lodo adentro y microcosmos tinto por
la total gristenia" en "Gristenia"
"concubinada" en "Soplosorbos"
2) Por composición
"la pura impura mezcla que me merma los machimbres el alma-
masa tensa las tercas hembras tuercas" en "La mezcla"
"ante la fosa-noche inululada" en "Las puertas"
"Sombra-canes" en "Canes más que finales"
3) Mediante parasíntesis
"los necro-coco-piensos con ancestros de polvo" en "El pentotal
a qué"
"el no pos-lodo-cosmos de impuros ceros noes que noan noan
noan" en "El puro no"
"Nocti-voz-musgo insomne" en "Gristenia"
"a todo huésped sueño del pre-no-ser menguante" en
"Maspleonasmo"
La figura retórica de más relieve, la primera que resalta, aún en
una lectura superficial de los poemas, es la aliteración. La repetición de letras o
sílabas, en un mismo verso o en versos cercanos, deriva inevitablemente en
apofonía. El poeta logra una escritura “abierta” que incorpora a lo escrito la
dimensión del sonido. Son versos que no se quedan en el papel, el lector se ve
constreñido a la lectura en voz alta.
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"el fofo fondo" , verso de "La mezcla". La lectura es difícil,


desagradable (cacofonía). La repetición del fonema fricativo que posee el rasgo
contínuo (su emisión se prolonga y va decayendo poco a poco), junta los
sonidos de las consonantes, “puenteando” las vocales.
"sotopausas sosoplos" en "Noche tótem". El modo de articulación
de la s, el aire va saliendo entre los dientes y el labio superior produciendo un
ruido de frotamiento, complementa fónicamente el concepto soplo.
"o en el bisueño exhausto del 'dame toma date hasta el mismo
testuz de tu tan gana' ". El sonido oclusivo eyectivo de la t refuerza el sentido,
abre un espacio de pequeñas explosiones entre las palabras.
"en lo no noto nato" de "Al gravitar rotando" En este caso se repite
la n, un fonema de articulación nasal caracterizado por la obstrucción alveolar,
que hace que el aire salga por la nariz provocando una resonancia en la
cavidad nasal. El lector se ve obligado a detenerse, a hacer pausas, al final de
sílaba y no de palabra.
"un novococo inédito por poco" en "Habría". Se repiten dos
oclusivas, p y c. Poseen ambas el rasgo menos (-) continuo por lo cual,
acústicamente, se produce una transición abrupta entre sonido y silencio. El
funcionamiento o la interrupción rápida de la fuente sonora produce la
sensación de pequeños "enviones", fuerzas que explotan y refuerzan los
conceptos literales. "(...)habría que osar izar un yo (...)"
Desde "La mezcla" a "Cansancio" hay ecos de Trilce. Pero, para
llegar a En la masmédula, es la propia obra del poeta argentino la que va
abriendo el camino.
El poeta que en Veinte poemas... salta alegremente de una
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imagen a otra, no deja la impresión de vida que rebalsa, únicamente. Por


detrás de la mirada al paso, se vislumbran fuerzas angustiantes y siniestras en
la ciudad cosmopolita. El estilo fragmentario corre parejo con la expresión de
una realidad percibida a pedazos, con imágenes separadas entre sí, que no
llegan a amalgamar en un todo. Esa angustia que se percibe, a pesar del
dinamismo juguetón, es la que hace presentir el texto del '56. Recordemos
"Apunte callejero"
"Pienso en dónde guardaré los quioscos, los faroles, los
transeúntes, que se me entran por las pupilas. Me siento tan lleno que tengo
miedo de estallar... ".
Con Calcomanías parece haber un respiro, una distensión
provocada por el humor constante. Pero no, la irreverencia pasa ahora a la
ciudad retrógrada y la celebración de la semana santa. Desvela el rito
religioso, lo muestra como una fantochada en la que toman parte y
responsabilidad las autoridades y el pueblo. El poeta va cultivando
pacientemente el escepticismo.
De la degradación de los valores que le hubieran permitido el
refugio en el cielo, pasa a regodearse en el sentimiento del absurdo en
Espantapájaros... El mero ruido de una campanilla lo desencadena. El simple
acto de sonarse la nariz instaura un orden diferente, en el que se encuentran
cucarachas muertas en el pañuelo o se aparece, luego de quince minutos de
sueño, arriba de un ropero. También se instala el problema de la identidad,
manifestado como una imperiosa necesidad de un centro que aglutine el yo. El
poeta encuentra "personalidades en todas partes: en el vestíbulo, en el
corredor, en la cocina, hasta en el W.C", invadido por fuerzas encontradas que
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se disputan la dirección. Finalmente, el tema de la muerte corona el libro.


Girondo concentra humor y risas en este poema "para lograr que no cundiera el
miasma de la certidumbre de la muerte”.
Hasta este momento, hemos buscado temas que pudieron hacer
de caldo de cultivo para la maduración de En la masmédula. Pero, además, en
este libro de 1932 está el poema 4, que nos guía hacia la forma. " caí en el
gatismo, con una violencia de gatillo." “Abandoné las carambolas por el
calambur (...) Preferí el sublimado a lo sublime (...) Conjuré las conjuraciones
más concomitantes con las conjugaciones conyugales (...) Amé las
contradicciones, las contrariedades, los contrasentidos...” El lector debe
primero familiarizarse con el impacto fónico (cacofónico a veces) y después
pensar en qué quiere comunicar el poeta, para retornar otra vez al significante.
Como sabemos, la relación significante significado es, más que arbitraria,
necesaria, motivada. La ordenación y organización del verso, tanto en el nivel
sintagmático como paradigmático, se corresponde con la organización de un
determinado significado o sentido, sobre todo cuando hay, como en este caso,
un permanente llamado de atención, una puesta en relieve del significante.
Con Persuasión de los días se instala el vuelo desesperado, "(...)
una anhelante angustia de pez recién pescado". El poeta se siente perdido, en
"un vuelo sin orillas", sin puntos de referencia que guíen su hacer en el mundo.
La sensación de estar atrapado en un ambiente del que no forma parte, del que
es un extrañado, lo empuja a añorar un estado de comunión con la naturaleza
que lo salve del sinsentido. Se lamenta de no haberse postrado "ante el
misterio intacto / del polen, / de la calma, / del gusano, / del pasto", dejándose
atrapar por "lo infecto" "los poetas de moco enternecido, / los vocablos". En
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este poemario hay una exacerbación del dolor, un revolcarse gustosamente en


"flatulentos caldos de terror y ayuno". La permanente "invitación al vómito", "los
relinchos de angustia" llegaron hasta el fondo, hasta la médula. Da la impresión
que ya estaba todo dicho, o, más precisamente, que nada más podía decirse .
Si quedaron voces resistentes a la forma, que no cuajaron en palabras, debían
resignarse a continuar siendo una angustia inexpresada e inexpresable. Esa
parecía ser la lección de los años, la "persuasión de los días". Sin embargo,
también en este caso, las palabras parecen adquirir autonomía, son voces que
se materializan y exigen su espacio. Se produce entonces "la rebelión de los
vocablos" que "de pronto, sin motivo" se juntan, se siguen, se rodean, se
entremezclan. Aunque el poeta se resista o se niegue y les augure a "los que
sigan viniendo" que "han de quedarse dentro", vemos que finalmente se abren
paso a la forma. Que el cansancio y la angustia siguieron lacerando hasta más
allá de la médula.

Como hemos podido ver, Trilce es el libro de las rupturas y Vallejo


un poeta que se sitúa en los márgenes de los espacios de poder (económico,
social, político, literario). Desde allí escribe, rebelándose contra un sistema
injusto, luchando por reordenar un espacio social. Seguramente hizo rabiar a
más de un académico al no acatar las convenciones de escritura. El poeta
Vallejo se rebelaba en el mundo del lenguaje, no ponía un acento, ponía v en
vez de b, invertía el orden de la frase, "en tanto el redoblante policial / (...) dale
y dale / de membrana a membrana / tas / con / tas."
En la masmédula es el libro de la crisis del signo poético. Ya
desde el título el lector es obligado a la relectura, desorientado frente a
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palabras que se descomponen en palabras, permanentemente espoleado por


la búsqueda de un sentido directriz de la lectura. El poeta instaura otro orden
en el universo del lenguaje, orden que le permite refundir las voces y escribir,
más que con palabras, con ideogramas cuidadosamente dispuestos para
ampliar su capacidad de sugerencia con el sonido, aliteraciones que guían
hacia una lectura farfullada, como si las palabras se atropellaran en la boca.
Nuevamente tenemos que hablar de relaciones complementarias entre
significante y significado.
Girondo no se sitúa en un espacio social como Vallejo,
rebelándose contra un sistema injusto. Es la angustia existencial la que preside
el impulso de refundar el idioma.. “Cansancio” se llama un poema en
Persuasión... "Cansancio" se llama el poema que cierra En la masmédula.
“Recansadísimo /de tanta tanta estanca remetáfora de la náusea”

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