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UNIVERSIDAD NACIONAL DE

PIURA
FACULTAD DE DERECHO Y
CIENCIAS POLÍTICAS

“AÑO DE LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCION Y LA IMPUNIDAD”

TEMA:

Las Sucursales, disolución, la extinción, liquidación de las sociedades

CURSO:

Derecho Mercantil II: Sociedades

DOCENTE:

Dr. Luis Hernán Cruz Vílchez

INTEGRANTES:

 Aldana Sánchez, Daniella Alejandra.


 Ballesteros Ubillús, Janclo Raúl
 Merino Yapango, Darling Benji Esteban

PIURA- PERU

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ÍNDICE

1. CAPITULO I: LAS SUCURSALES..................................................................................... 6


1.1 Concepto ....................................................................................................................... 6
1.2 Concepto y requisitos según la legislación peruana ..................................................... 6
1.3 Características de las Sucursales ................................................................................... 7
1.4 Establecimientos e inscripción de sucursal de una Sociedad Constituida en el Perú ... 8
1.5 Representación legal permanente de la Sucursal ......................................................... 9
1.5.1 Normas aplicables al Representante ..................................................................... 9
1.5.2 Falta de Nombramiento y Representante del mismo ........................................... 9
1.5.3 Algunos aspectos para la creación de una sucursal en el Perú ............................. 9
1.6 Sucursales en el Perú de una Sociedad extranjera. .................................................... 13
6.1.1 Disolución Y Liquidación de la Sucursal de una Sociedad extranjera.................. 13
1.7 Distinción de la Sucursal de figuras afines ................................................................. 14
1.7.1 Sucursal y filial ..................................................................................................... 14
1.7.2 Sucursal y agencia ............................................................................................... 14
1.7.3 Sucursal y oficina de representación .................................................................. 14
1.7.4 Sucursal y centro de explotación material .......................................................... 15
1.7.5 Sucursal y establecimiento permanente ............................................................. 15
CAPITULO II: DISOLUCIÒN DE UNA SOCIEDAD ............................................................................ 16
2.1 CONCEPTO DE DISOLUCIÓN DE SOCIEDAD ................................................................. 16
2.2 CAUSALES DE DISOLUCIÓN ......................................................................................... 18
2.2.1 Causales Voluntarias de Disolución..................................................................... 18
2.2.2 Causales Legales de Disolución ........................................................................... 22
2.2.3 CAUSALES ESPECÍFICAS DE DISOLUCIÓN DE SOCIEDADES COLECTIVAS O EN
COMANDITA ........................................................................................................................ 23
2.3 Causas de liquidación .................................................................................................. 26
2.3.4 Publicidad e inscripción del acuerdo de disolución ............................................ 27
3 CAPITULO III: LIQUIDACIÓN................................................................................................. 28
3.1 Concepto de Liquidación ............................................................................................. 28
3.2 Los liquidadores .......................................................................................................... 29
3.2.1 Término de las funciones de los liquidadores ..................................................... 30
3.2.2 Funciones de los liquidadores ............................................................................. 30

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3.3 Subsistencia de la Personalidad Jurídica durante la liquidación ................................. 31
3.4 Fiscalización de la liquidación ..................................................................................... 32
3.5 INSOLVENCIA O QUIEBRA DE LA SOCIEDAD EN LIQUIDACION ................................... 33
3.5.1 Quiebra de la Sociedad en liquidación ................................................................ 33
3.5.2 Responsabilidad de Administradores y Liquidadores ......................................... 33
4 CAPITULO IV: EXTINCION DE SOCIEDADES .......................................................................... 34
4.1 DISPOSICIONES GENERALES ........................................................................................ 34
4.2 CUSTODIA DE LIBROS Y DOCUMENTOS ...................................................................... 36
CONCLUSIONES ........................................................................................................................... 37
BIBLIOGRAFIA .............................................................................................................................. 38

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INTRODUCCIÒN

El trabajo que se presenta a continuación trata sobre las Sucursales, liquidación,


extinción y disolución en una sociedad en el mismo nos proponemos desarrollar un
trabajo encargado en el cual tenemos como objetivo principal ampliar nuestros
conocimientos académicos, con lo cual estaremos en mejor capacidad de ser unos
buenos profesionales en el futuro, además sabemos que nos reforzaremos en dichos
conocimientos y nos será de gran ayuda para un futuro próximo.

El trabajo expresado a continuación, satisface las formas más significativas y ofrece


propuestas de solución a problemas que afrontan las empresas hoy en día. Así nos
permitimos analizar la necesidad de crecimiento de las empresas, mediante el
establecimiento de sucursales, por medio de las cuales pueden poner a disposición de
la clientela de localidades alejadas de la matriz, las mercancías que necesitan, lo cual
genera incremento de ventas y acrecentamiento de las ganancias.

Se dará a conocer el concepto, las características, a lo que se dedican en si y


mostraremos las diferencias de unas y otras con respecto a la liquidación, extinción
disolución y así mostrar un panorama general de como la empresa puede llegar a su fin
en diferentes aspectos como lo señala diferentes autores y sobre todo la ley general de
sociedades.

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OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL:

 Saber en qué consiste una Sucursal, una liquidación, una extinción y una disolución
de una Sociedad.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

 Determinar el concepto de Sucursales , liquidación , extinción y una disolución

 Explicar las características de las Sucursales.

 Conocer las causales específicas de disolución

 Saber cómo se da la inscripción de una disolución.

 Saber qué es lo que se requiere para la inscripción de la extinción

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1. CAPITULO I: LAS SUCURSALES

1.1 Concepto

En la doctrina nacional apreciamos la opinión de NORTHCOTE, GARCÍA y TAMBINI quienes


indican sobre el tema que “Una sucursal es un establecimiento secundario de una sociedad,
fijada en un lugar distinto al lugar en el que se encuentra la sede principal de la sociedad.
Las sucursales pueden constituirse tanto en distintas localidades del país como en el
extranjero. También es posible que una sociedad extranjera forme una sucursal en el Perú.

En la doctrina ubicamos la opinión de URÍA quien considera que “Las sucursales nacen como
una consecuencia necesaria de la dispersión territorial de la actividad empresarial, cuestión
que por cierto cada día se constata en mayor medida.

La sucursal es un establecimiento secundario a través del cual una sociedad desarrolla, en


lugar distinto a su domicilio, determinadas actividades comprendidas dentro de su objeto
social.

La sucursal carece de personería jurídica independiente de su principal. Está dotada de


representación legal permanente y goza de autonomía de gestión en el ámbito de las
actividades que la principal le asigna, conforme a los poderes que otorga a sus
representantes. (Blog de Mario Alva Matteuci, 2019)

La sucursales pueden crearse al constituirse la sociedad o por acto posterior. (Manfredi,


1986, pág. 325)

1.2 Concepto y requisitos según la legislación peruana

Las sucursales en nuestra legislación, se encuentran definidas en el artículo 396 de la Ley


N° 26887, Ley General de Sociedades. De conformidad con dicha ley, se define a la sucursal
como: “todo establecimiento secundario a través del cual una sociedad desarrolla, en lugar
distinto a su domicilio, determinadas actividades comprendidas dentro de su objeto social.
La sucursal carece de personería jurídica independiente de su principal.

6
Está dotada de representación legal permanente y goza de autonomía de gestión en el
ámbito de las actividades que la principal le asigna, conforme a los poderes que otorga a
sus representantes (Estremadoyro, 2018, pág. 129)

Destaca 8 aspectos de las sucursales según el citado artículo 396:

1. Que la sucursal es un establecimiento secundario, lo que conlleva a decir del autor un


nivel de subordinación administrativa.
2. Que cuenta con un domicilio distinto al de su principal.
3. Que la sucursal desarrolla las mismas actividades empresariales que son realizadas por
la principal.
4. Tiene personaría jurídica independiente pues es una proyección jurídica de una
sociedad, no tiene vida propia y no es por si misma sujeto de derechos y obligaciones
5. Carece de denominación propia pues adquiere por el acto de su constitución la
denominación de su principal.
6. Tienen estabilidad y permanencia a través de un representante legal que se hace
responsable de sus operaciones y obligaciones.
7. Tiene autonomía de gestión, lo cual significa que puede adoptar decisiones en la misma
sucursal siempre que se encuentren enmarcadas dentro del ámbito de actividades
autorizadas por la matriz.
8. El representante legal permanente se rige por las normas establecidas para el gerente
general de una sociedad en cuanto resulten aplicables.

1.3 Características de las Sucursales

Entre las Características más salientes de las Sucursales Tenemos

 Es un establecimiento permanente, es decir, su constitución e instalación no se realiza


con la intención de que solo se opere por un tiempo sino que tenga duración
indeterminada.
 Se Ubica en un lugar distinto al del domicilio social.
 No goza de personaría jurídica independiente

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 Tiene un representante legal permanente , el cual deberá tener los poderes necesarios
para obligar a la sociedad

1.4 Establecimientos e inscripción de sucursal de una Sociedad Constituida en el Perú

La facultad para el establecimiento de la sucursal de una sociedad constituida en el Perú


debe Recaer en el órgano destinado por el estatuto, caso Contrario nuestra Ley general de
Sociedades le atribuye dicha facultad al directorio.

Para la inscripción de la Sucursal de una empresa constituida en el Perú se deberá toma en


cuenta lo establecido en Reglamento del Registro de Sociedades, el cual establece que el
acuerdo de establecer una sucursal por una Sociedad Constituida en el Perú, se inscribirá
en la Partida de la Sociedad y en el Registro del Lugar de su Funcionamiento.

Para la inscripción de la sucursal en el registro del lugar de su funcionamiento, además de


la copia certificada del acuerdo del establecimiento o de la escritura pública de
constitución, en caso se haya decidido al constituir la sociedad, deberá presentarse copia
literal del asiento de inscripción del acuerdo en la partida de la sociedad.

Dicho asiento de inscripción deberá contener lo siguiente:

1. El acuerdo de establecimiento de sucursal y la mención que la identifique como tal.


2. Denominación o razón social de la Sociedad Principal y la indicación de su partida
registral en la Oficina Registral correspondiente.
3. Nombre y documento de identidad del representante legal permanente y sus
facultades. Si hubiere más de uno, la misma información respecto de cada uno de
ellos.
4. Las actividades a desarrollarse
5. Cualquier otra información que el registrador estime relevante, siempre que
aparezca el título.
1.4.1 Cancelación de la sucursal de una Sociedad constituida en el Perú.
La Sucursal se cancela por acuerdo del órgano social competente de la sociedad. Su
inscripción en el registro se efectúa mediante copia certificada del acuerdo y
acompañando un balance de cierre de operaciones de la Sucursal que consigne las
obligaciones pendientes a su cargo que son de responsabilidad de la Sociedad.

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1.5 Representación legal permanente de la Sucursal

En el acuerdo de establecimiento de la Sucursal debe estipularse el nombramiento del


representante legal permanente que goza, cuando menos, de las facultades necesarias para
obligar a la Sociedad por las operaciones que realice la sucursal y de la generales de
representación procesal que exigen las disposiciones legales correspondientes.

1.5.1 Normas aplicables al Representante

El representante legal permanente de una sucursal se rige por las normas establecidas
para el gerente general de una sociedad, en cuanto le resulten aplicables, entre las
cuales podemos mencionar que su designación es por tiempo indefinido y que su
remoción puede ser dictada por el directorio o por la Junta general de accionistas o
Asamblea de Socios.

Cuando hay culminado su representación, el representante legal deberá dejar


nombrado a su sustituto, caso contrario esta será responsabilidad de la Sociedad el
nombramiento del mismo.

1.5.2 Falta de Nombramiento y Representante del mismo

Transcurrido los 90 días de vacancia del cargo sin que la Sociedad principal haya
acreditado representante legal permanente, El registro de oficio o de petición de parte
con legítimo interés económico, ordenara la cancelación de la inscripción de la Sucursal
no afectando la misma la responsabilidad de la Sociedad principal por las obligaciones
que la sucursal asumió a su nombre.

1.5.3 Algunos aspectos para la creación de una sucursal en el Perú

Resulta importante resaltar algunos aspectos que se debe tener en cuenta en el proceso
de creación de una sucursal en el Perú, siendo ellos, entre otros, los siguientes:

a) La sucursal carece de personería jurídica independiente de su principal y la sociedad


matriz responde por las obligaciones de la sucursal, siendo nulo todo pacto en contrario;

b) No existe un monto mínimo de capital para asignar a la sucursal;

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c) En el acuerdo de establecimiento de la sucursal, debe señalarse claramente cuál será
la actividad empresarial que la misma podrá realizar en el Perú, pues de lo contrario, el
registrador público podría formular alguna observación;

d) Existen dos alternativas para elevar a escritura pública la creación de la sucursal, la


primera es a través del cónsul peruano en el país de origen de la matriz y posteriormente
la firma del cónsul deberá ser refrendada por el Ministerio de Relaciones Exteriores en
el Perú; y la segunda alternativa es hacerlo ante un notario público del Perú, siendo
necesario para ello otorgar poder a alguna persona para que suscriba en el Perú la
escritura pública en representación de la empresa matriz.

e) Para extender la escritura pública y para otros trámites a llevarse a cabo en el Perú
será necesario que previamente se realicen gestiones ante entidades estatales del país
de origen de la matriz a efectos de legalizar, certificar y/o apostillar documentos
(certificado de existencia y representación legal, Escritura Pública de constitución, acta
de asamblea de socios, etc.) que se van a necesitar para la creación de la sucursal;

f) Es recomendable que inicialmente el o los representantes legales permanentes sean


de nacionalidad peruana; y en caso se opte porque sea extranjero se requiere que éste
sea una persona que tenga un tipo de visa potencialmente generadora de renta de
tercera categoría (visa de trabajo, de inversionista, etc.) o en su defecto tenga carné de
extranjería. Esto es importante para que en su momento se pueda inscribir a la sucursal
en el Registro Único del Contribuyente de la SUNAT, obtener el RUC y pueda iniciar
operaciones. Ya posteriormente la sucursal podrá abocarse a regularizar la situación
migratoria del representante legal extranjero a efectos de hacer el cambio respectivo
ante las autoridades peruanas.

g) Para la obtención del RUC será necesario fijar el domicilio fiscal de la sucursal, siendo
requisito para ello contar con una dirección en la ciudad señalada como domicilio social
o en la ciudad de Lima;

h) Las inversiones extranjeras (ejemplo: capital asignado a la sucursal) deberán


registrarse ante la Agencia de Promoción de la Inversión Privada – PROINVERSIÓN;

i) Si la sucursal va a participar en procesos de selección convocados por entidades que


se rigen por la normatividad de la Ley de Contratación Estatal, deberá inscribirse
previamente en el Registro Nacional de Proveedores del OSCE;

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j) Para obtener el RUC en la SUNAT, el representante legal permanente de la sucursal
(persona habilitada para ello según la legislación tributaria) deberá apersonarse a dicha
entidad portando su documento de identidad, una copia literal expedida por la SUNARP
donde se indique su designación y facultades y un recibo de luz, agua, etc. para señalar
el domicilio fiscal. En esta etapa se elegirá el régimen tributario más favorable para la
sucursal y se obtendrá la “clave sol” para operaciones virtuales.

k) Luego de obtener el RUC se deberá comprar los libros contables que llevará la sucursal
en el Perú y se debe hacer los trámites para las legalizaciones ante un Notario Público;

l) Posteriormente se deberá hacer los trámites de autorización para imprimir las facturas
de la sucursal de Empresa Extranjera.

jurídica independiente de su principal y la sociedad matriz responde por las obligaciones


de la sucursal, siendo nulo todo pacto en contrario;

b) No existe un monto mínimo de capital para asignar a la sucursal;

c) En el acuerdo de establecimiento de la sucursal, debe señalarse claramente cuál será


la actividad empresarial que la misma podrá realizar en el Perú, pues de lo contrario, el
registrador público podría formular alguna observación;

d) Existen dos alternativas para elevar a escritura pública la creación de la sucursal, la


primera es a través del cónsul peruano en el país de origen de la matriz y posteriormente
la firma del cónsul deberá ser refrendada por el Ministerio de Relaciones Exteriores en
el Perú; y la segunda alternativa es hacerlo ante un notario público del Perú, siendo
necesario para ello otorgar poder a alguna persona para que suscriba en el Perú la
escritura pública en representación de la empresa matriz.

e) Para extender la escritura pública y para otros trámites a llevarse a cabo en el Perú
será necesario que previamente se realicen gestiones ante entidades estatales del país
de origen de la matriz a efectos de legalizar, certificar y/o apostillar documentos
(certificado de existencia y representación legal, Escritura Pública de constitución, acta
de asamblea de socios, etc.) que se van a necesitar para la creación de la sucursal;

f) Es recomendable que inicialmente el o los representantes legales permanentes sean


de nacionalidad peruana; y en caso se opte porque sea extranjero se requiere que éste
sea una persona que tenga un tipo de visa potencialmente generadora de renta de
tercera categoría (visa de trabajo, de inversionista, etc.) o en su defecto tenga carné de

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extranjería. Esto es importante para que en su momento se pueda inscribir a la sucursal
en el Registro Único del Contribuyente de la SUNAT, obtener el RUC y pueda iniciar
operaciones. Ya posteriormente la sucursal podrá abocarse a regularizar la situación
migratoria del representante legal extranjero a efectos de hacer el cambio respectivo
ante las autoridades peruanas.

g) Para la obtención del RUC será necesario fijar el domicilio fiscal de la sucursal, siendo
requisito para ello contar con una dirección en la ciudad señalada como domicilio social
o en la ciudad de Lima;

h) Las inversiones extranjeras (ejemplo: capital asignado a la sucursal) deberán


registrarse ante la Agencia de Promoción de la Inversión Privada – PROINVERSIÓN;

i) Si la sucursal va a participar en procesos de selección convocados por entidades que


se rigen por la normatividad de la Ley de Contratación Estatal, deberá inscribirse
previamente en el Registro Nacional de Proveedores del OSCE;

j) Para obtener el RUC en la SUNAT, el representante legal permanente de la sucursal


(persona habilitada para ello según la legislación tributaria) deberá apersonarse a dicha
entidad portando su documento de identidad, una copia literal expedida por la SUNARP
donde se indique su designación y facultades y un recibo de luz, agua, etc. para señalar
el domicilio fiscal. En esta etapa se elegirá el régimen tributario más favorable para la
sucursal y se obtendrá la “clave sol” para operaciones virtuales.

k) Luego de obtener el RUC se deberá comprar los libros contables que llevará la sucursal
en el Perú y se debe hacer los trámites para las legalizaciones ante un Notario Público;

l) Posteriormente se deberá hacer los trámites de autorización para imprimir las facturas
de la sucursal de Empresa Extranjera.

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1.6 Sucursales en el Perú de una Sociedad extranjera.

La Ley General de Sociedades y el Reglamento del Registro de Sociedades de


la SUNARP establecen una serie de requisitos formales para el funcionamiento de
la sucursal de una sociedad constituida y domiciliada en el extranjero, señalando que
la sucursal se constituye por Escritura Pública, se inscribe en el Registro de Personas
Jurídicas y debe contener cuando menos

1. Certificado de vigencia de la Sociedad principal en su país de Origen con la


constancia que ni su pacto Social, ni su estatuto lo impiden establecer sucursales en
el extranjero.
2. Copia del pacto Social y del estatuto o de los instrumentos equivalentes en el país
de Origen.
3. El acuerdo de establecimiento de la Sucursal en el Perú.
4. La Denominación o razón social de la Sociedad constituida en el extranjero.
5. El capital asignado.
6. El lugar de domicilio de la Sucursal
7. Nombre y documento de identidad del representante legal permanente y sus
facultades.
8. La actividades a desarrollarse
9. Cualquier otra información que el Registrador estime relevante, siempre que
aparezca el título.

En el caso de las Sucursales de las sociedades constituidas en el extranjero no es necesario


acreditar al registro el capital asignado de la misma.

6.1.1 Disolución Y Liquidación de la Sucursal de una Sociedad extranjera

Para disolver una sucursal de una Sociedad constituida en el extranjero es necesario una
escritura pública inscrita en el registro que consigne el acuerdo adoptado por el órgano
social competente de la sociedad principal , nombrando además a sus liquidadores y
facultándolos para desempeñar las funciones necesarias para la liquidación. (Canicoba,
2004)

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1.7 Distinción de la Sucursal de figuras afines

No debemos confundir la figura de la sucursal con otras figuras afines, tales como la filial,
el centro de explotación material, las agencias, las oficinas de representación y los
establecimientos permanentes.

1.7.1 Sucursal y filial

La distinción entre sucursal y filial es importante, en la medida que afecta a la


responsabilidad de los entes. Mientras que la sucursal comparte la personalidad jurídica
del establecimiento principal, la filial configura una persona independiente de la empresa
matriz y está dotada de plena personalidad, es decir, goza de verdadera autonomía
jurídica, con capital, estatutos y órganos propios, pudiendo incluso tener un objeto social
distinto al de la sociedad matriz. La responsabilidad de la sucursal no es, por tanto,
independiente de la del establecimiento principal, pudiendo los acreedores de aquélla
dirigirse contra ésta de modo directo. Sin embargo, dicha comunicación no se da entre
filiales y matriz, ya que las obligaciones de las primeras no afectan en principio y
directamente a la sociedad matriz, la cual no es responsable directa de ellas.

1.7.2 Sucursal y agencia

Una segunda figura con la que se suele confundir a la sucursal es la agencia, que es un
establecimiento auxiliar del empresario con una menor entidad que el de la sucursal. Sin
embargo, se trata de dos figuras perfectamente diferenciables, porque la agencia no
tiene el mismo objeto que la sede central y carece de clientela propia y autonomía. Por
tanto, cuando estamos ante un tipo de establecimiento que no es autónomo y no genera
clientela ni puede identificarse como algo distinto del establecimiento principal a
efectos de su percepción por los terceros en el mercado no estaremos ante un sucursal.

1.7.3 Sucursal y oficina de representación

Por lo que respecta a la distinción con las oficinas de representación, éstas existen por
lo común en los círculos bancarios, son establecimientos que realizan solamente algunas
de las operaciones bancarias, limitándose exclusivamente a realizar funciones de
cobranza de efectos, sin que puedan llevar a cabo captación de operaciones pasivas, ni
atender talones, libretas de ahorro o créditos. Por tanto, no son sucursales porque no
pueden generar clientela ni llevar a cabo operaciones contenidas en el propio objeto

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social de las entidades de crédito; son meros establecimientos auxiliares del empresario,
sin autonomía y, por tanto, sin el carácter de sucursal.

1.7.4 Sucursal y centro de explotación material

Los centros de explotación material son aquellos establecimientos donde se realiza


materialmente la explotación del objeto empresarial. La diferencia con esta figura se
encuentra en que el centro de explotación material cuenta con una factor, dependiente
del director del centro, con poderes limitados a cumplimentar los actos de explotación
que allí se realizan. Igualmente, el centro de explotación carece de autonomía operativa,
y debe seguir las instrucciones recibidas del establecimiento principal o incluso desde
una sucursal, y carecen de clientela propia.

1.7.5 Sucursal y establecimiento permanente

Por último, y en cuanto a la diferencia con los establecimientos permanentes, mientras


la sucursal se define por una nota física (instalación independiente) y otra jurídica (cierta
autonomía de gestión en relación a la entidad principal), los establecimientos
permanentes se identifican no por un rasgo jurídico, sino por sus caracteres físicos:
instalación o lugar donde se realizan habitualmente operaciones en un territorio donde
la entidad no reside. En todo caso, el establecimiento permanente debe ser un
establecimiento, oficina o despacho donde se realizan operaciones mercantiles. Por
tanto, el concepto de sucursal, al conjugar la nota jurídica de autonomía con la física de
instalación independiente, incluye al de establecimiento permanente; pero no al
contrario, es decir, no todo establecimiento permanente puede identificarse con una
sucursal sino que para ello será preciso, además, la gestión interna autónoma respecto
de la sociedad principal

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CAPITULO II: DISOLUCIÒN DE UNA SOCIEDAD

Como señalan Joaquín Garrigues y Rodrigo Uría, la disolución es el acto jurídico en virtud del
cual se inicia el procedimiento de liquidación de la sociedad, como consecuencia de algunos de
los acuerdos o causales previstos en la ley o en el estatuto. La disolución es, pues, el primer pasó
que lleva a la liquidación y extinción de la sociedad.

Resulta importante señalar que la disolución no es asunto que afecta únicamente a la sociedad
que se encuentra incursa en alguna de sus causales, pues con ella también quedan resueltas las
relaciones jurídicas que la sociedad hubiese contraído frente a terceros. A partir de la ocurrencia
de la causal o del acuerdo de disolución, la sociedad tiene como única finalidad la de liquidar su
patrimonio y extinguirse.

Las causales de disolución solo pueden estar contenidas en la ley y en las disposiciones del pacto
social o del estatuto. Fuera de ellas, no cabe admitir la existencia de otros supuestos de
disolución, salvo un acuerdo voluntario de los socios.

En el artículo 407 de la Ley, bajo comentario, se han previsto las causales de disolución que
analizaremos acto seguido (Laroza, 2015)

2.1 CONCEPTO DE DISOLUCIÓN DE SOCIEDAD

La palabra disolución es utilizada en la aceptación que significa resolver un acto jurídico.


Cuando se alude a la disolución de la sociedad se está haciendo referencia a la resolución
del negocio social, y no a la extinción de la persona jurídica nacida de él, pues ésta, aunque
pierde su capacidad para realizar nuevas operaciones, subsiste para efectos de resolver, en
una etapa posterior llamada liquidación, los vínculos jurídicos establecidos por la sociedad
con terceros y con sus propios socios y por los socios entre sí.

La disolución se suele definir como el estado o situación de una persona jurídica que pierde
su capacidad legal para el cumplimiento del fin para el que se creó y que solo subsiste, con
miras a la resolución de los vínculos establecidos por la sociedad con terceros, por aquélla
con los socios y por éstos entre sí. La disolución es, pues, la preparación para el fin, más o
menos lejano, pero no implica el término de la persona, es un estado para llegar a la
terminación de la persona jurídica.

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La disolución de la sociedad produce la cesación del pacto social y al propio tiempo la
extinción de la sociedad, en el sentido de que los socios no están ya obligados a perseguir
el fin común con medios comunes, sino que están autorizados para pretender la restitución
en dinero o en especie de sus respectivas aportaciones. La disolución lleva a la liquidación
y posterior extinción de la persona jurídica societaria, mediante su inscripción en el registro
de Personas Jurídicas del Registro Público.

La disolución abre el proceso de liquidación, y con él se inicia la resolución de todas las


relaciones jurídicas en que sea sujeto la sociedad, así como las del vínculo asociativo que
une a los accionistas, hasta la desaparición de la sociedad como persona jurídica, y como
complejo jurídico derivado de un acto asociativo integrador. La disolución per se no pone
fin a la sociedad, tampoco paraliza la actividad societaria, tan solo la transforma de una
actividad lucrativa a una actividad liquidatario. El estatus disolutorio de la sociedad no la
autoriza a seguir realizando el objeto social, pues precisamente la consecuencia del acto
disolutorio es la abstención del objeto social unificador de los socios, trayendo como
consecuencia que tan solo pueda realizar actos derivados de su objeto social con el
propósito de liquidar los bienes de la sociedad, pero difícilmente podrá adquirir nuevos
compromisos y obligaciones para continuar practicando su objeto social.

En este aspecto habría que tener presente que la sociedad ha dejado de tener el objeto
social para el cual se constituyó. De primera intención podemos apreciar que la declaración
de disolución produce un efecto directo en la actividad de la sociedad, con una clara
incidencia en la delimitación del objeto social, y una responsabilidad de las personas que
actúan en nombre y representación de ésta.

El procedimiento elegido para la extinción es el de la disolución y liquidación de la sociedad.


Los pasos a seguir son el de disolución, con lo cual se abre el período liquidatorio, mientras
tanto, la sociedad disuelta conserva la personalidad jurídica. La disolución no pone fin a la
persona jurídica ni la convierte en otra persona jurídica, no se produce transformación
alguna, es la misma persona jurídica que atraviesa por una situación especial, como es la
convicción de la no permanencia en sus actividades. La sociedad subsiste como persona
hasta que sean satisfechos los acreedores sociales y se distribuya el patrimonio social entre
los socios.

La sociedad subsiste como persona jurídica no solo en atención a la satisfacción de los


acreedores sociales, mediante la conservación del patrimonio social, sino también a la de
los socios, mediante la actualización definitiva de su derecho a participar en las ganancias

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sociales o del riesgo de soportar las pérdidas hasta el límite de su aportación. La sociedad
no se extingue por demás con la satisfacción de las deudas a los acreedores, sino con la
satisfacción del haber social del socio. Al respecto, Emilio Beltrán nos dice que la ley ha
optados por un sistema de atribución inter vivos de los bienes de la sociedad a los socios
(liquidación) y, consecuentemente, ha excluido la sucesión: no es que el patrimonio se
reparta porque haya desaparecido la persona (sucesión), sino que el sujeto desaparece
cuando agota su patrimonio a través del reparto (liquidación).

La disolución es el presupuesto de la extinción de la sociedad anónima, en su doble aspecto,


institucional es decir como sociedad que tiende a desaparecer, y convencional entre los
socios quienes ya no se encuentran ligados por el objetivo o finalidad común que los unió
en la formación de la sociedad. La extinción de la sociedad no se produce de un modo
inmediato, sino que obliga a fijar una línea divisora entre el período de vida activa de la
sociedad y el período de eliminación de sus relaciones jurídicas (período de liquidación),
que culminará con la extinción. Esta línea divisoria recibe en todos los ordenamientos el
nombre de disolución, denominación que en su origen dejaba traslucir el auténtico
significado de la desaparición de la sociedad, pero que en la actualidad no significa sino el
presupuesto jurídico de dicha extinción. Podemos afirmar que el modo apropiado de
finiquitar la vida societaria es a través del procedimiento liquidatario que comienza con la
declaración de disolución y termina con la extinción de la sociedad, derivada de la
inscripción del último acto de la liquidación societaria (Junta directiva del Instituto Peruano
de Derecho Mercantil, 2003)

2.2 CAUSALES DE DISOLUCIÓN

2.2.1 Causales Voluntarias de Disolución

La disolución de la sociedad por la voluntad de los socios, expresada en junta general


es una consecuencia lógica del carácter soberano de la junta. Así como la sociedad
nace con un acuerdo de socios, puede disolverse por un acuerdo en sentido contrario.
Nos puede llamar la atención que en este caso, la ley no defiende la existencia de la
sociedad, como cuando se trata del derecho de separación, caso en el cual protege a
la sociedad para evitar su disolución y quiebra regulando las causales para el derecho
de separación y en caso de que éste proceda, la facultad de devolver el aporte al socio
en un plazo adecuado de forma tal que no cause un desequilibrio a la sociedad, es ésta

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pues una forma de defender la existencia de la sociedad, que está por encima del
interés del socio. Cuando se trata de la disolución, no existe limitación alguna a la
voluntad adoptada en junta, sin embargo cabe precisar que el artículo 411 de la LGS
dispone que “No obstante mediar acuerdo de disolución de la sociedad anónima, el
Estado puede ordenar su continuación forzosa si la considera de seguridad nacional o
necesidad pública, declarada por ley. En la respectiva resolución se establece la forma
como habrá de continuar la sociedad y se disponen los recursos para que los
accionistas reciban, en efectivo y de inmediato, la indemnización justipreciada que les
corresponde…”. Este supuesto es solo aplicable para el caso de la sociedad anónima,
por señalarlo expresamente la ley. Se baraja en estos casos la seguridad nacional y la
necesidad pública declarada por ley para aplicar este supuesto de continuación
forzosa, que debe darse una vez que se ha adoptado el acuerdo de disolución, pero
que permite a los accionistas acordar continuar con las actividades de la sociedad,
siempre que así lo resuelvan la junta general dentro de los diez días siguientes,
contados desde la publicación de la resolución que establece la forma como habrá de
continuar la sociedad. Consideramos que en este supuesto es materia de debate si la
sociedad puede revocar el acuerdo de disolución cuando ya ha empezado el reparto
del haber social, de aplicar en forma directa el artículo 437, resulta que no puede
revocarse el acuerdo, sin embargo el supuesto contemplado en el artículo 411, escapa
a la limitación contenida en la norma antes citada, pues se trata de una normatividad
especial.

La causal de disolución por expresa voluntad de la junta general de socios, ha venido a


plantear algunos aspectos interesantes en el Derecho español, relacionados con el
vencimiento a plazo de la sociedad, cuestionándose en un principio si es posible tomar
el acuerdo de disolución voluntario, no obstante que el plazo de duración de la
sociedad no ha vencido, algunos autores como Gay de Montella opinan que de no
haberse previsto la disolución anticipada, entonces el acuerdo de junta general debe
adoptarse con la concurrencia de todas las acciones emitidas por la sociedad; sin
embargo autores como Uría, Menéndez y Beltrán no comparten esa posición por
cuanto la ley española no distingue dicha situación, y además, se amparan en una
sentencia del Tribunal Supremo Español del 24 de enero del 1900 que señala que la
expresión en la escritura social del tiempo que ha de durar la sociedad anónima (…) no
obsta a que los interesados acuerden su disolución antes de la expiración del plazo
convenido.

19
Sobre el particular, se argumenta en defensa de esa posición que el acuerdo de
disolución no es un acuerdo modificatorio de estatuto, y menos que lesione los
derechos particulares de eventuales clases de acciones, por tanto no puede ser
impugnado por dicha causa. Sobre el particular existen serias reservas, pues si el
acuerdo de disolución no es uno de modificación del plazo, mal podría aplicarse si
antes no se modifica el estatuto reduciendo el plazo para permitir la disolución
voluntaria; y por otro lado, en nuestro derecho, la impugnación puede ser justificada
por el lado de los accionistas sin derecho de voto, quienes se verían frustrados en el
compromiso asumido para la rentabilidad de la acción, la misma que adquirió
consciente de que no tenía ningún derecho a participar en la junta de accionistas, y
mal podrían éstos reducir el plazo fijado en el estatuto de la sociedad, en forma
voluntaria. El comentario en la legislación española es solo entendible en la medida
que las acciones sin derecho a voto no pierden totalmente el voto como en el caso de
nuestra legislación.

La disolución de la sociedad puede producirse por causas voluntarias o de orden legal.


Dentro de las primeras tenemos el acuerdo de junta general de accionistas que debe
ser adoptado con las mayorías establecidas para cada modalidad societaria, así si nos
referimos exclusivamente a la sociedad anónima, y a la sociedad anónima cerrada,
debe contarse con el quórum y mayoría calificada a que nos remiten los artículos 126
y 127 de la LGS; en tanto que si nos referimos a la sociedad anónima abierta nos
debemos atener a lo dispuesto en el artículo 257, que exige mayorías simples y permite
hasta una tercera convocatoria de accionistas, oportunidad en que el quórum se forma
con cualquiera que sea el número de titulares de acciones con derecho a voto, y el
acuerdo con la mayoría de los titulares de acciones con derecho a voto presentes en
junta.

Las causales voluntarias nacen de la voluntad de los socios, sin necesidad de que esté
contemplado el supuesto en el estatuto o en el pacto social, los socios deciden por
propia voluntad establecer el fin de la sociedad, deciden orientar los actos de la
sociedad hacia la extinción, atravesando por la liquidación. La voluntad nace de la junta
general de accionistas debidamente convocada y con el acuerdo adoptado con la
mayoría que exige la ley para cada modalidad societaria. Tomado el acuerdo y
producidos los efectos legales del acuerdo, a los socios no los liga otro ánimo que
liquidar los activos sociales; los socios se liberan de cualquier limitación para el
desarrollo de actividades que puedan comprender competencia con la sociedad, pues

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la sociedad no compite, debido a que ya no tiene el objeto social para el cual se
constituyó.

Somos conscientes de que puede darse el caso que la situación de la liquidación


revierta y los socios, en el caso de la disolución voluntaria pueden revocar el acuerdo
de disolución, y regresar al estado anterior, es decir, restablecer el objeto social,
situación que solo será posible si la sociedad no ha comenzado a realizar el reparto
social entre los socios. El sentido de esta norma está precisamente en que no se
produce ningún desequilibrio en las relaciones de los socios mientras se haya pagado
a los acreedores, pero sí sucedería aquel desequilibrio si se hubiese pagado a unos
accionistas antes que a otros; es más, de acuerdo al derecho preferente otorgado al
accionista sin derecho a voto, a éste se le debe repartir la cuota del haber social antes
que a los demás accionistas, ésta es parte de su preferencial económica (art.97 LGS).

Otras causales que responden a la voluntad de los socios puede concebirse en el caso
de la fusión y escisión, aunque en realidad en estas formas de reorganización
societaria, las sociedades no se disuelven ni liquidan, sino tal como lo señala el artículo
345 al referirse a la fusión señala que no se requiere acordar la disolución y no se
liquidan la sociedad o sociedades que se extinguen por la fusión, y en igual sentido se
regula la escisión en el artículo 370 de la LGS. Mediante la fusión y la escisión total, las
sociedades no requieren tomar acuerdos previos de disolución, pues el acuerdo de
fusión y el de escisión conlleva la extinción de la sociedad fusionada y la escindida.

En el pacto social y en el estatuto se pueden establecer libremente causales de


disolución. Quizás esta libertad nos llame la atención en medida que los socios pueden
establecer libremente supuestos a invocarse por los socios o terceros a efecto de pedir
la efectiva disolución de la sociedad; ya no se trata del acuerdo voluntario que nace
del seno de la junta general de accionistas, sino del supuesto señalado en el estatuto
o en el pacto social, caso en el que cualquier accionista puede pedir, invocando el
estatuto, la disolución de la sociedad. La causal está contenida en el inciso 8 del artículo
407 de la LGS que dispone que la sociedad se disuelve por: “Cualquier otra causa
establecida en la ley o prevista en el pacto social, en el estatuto o en convenio de los
socios registrado ante la sociedad”. El artículo 409 de la LGS dispone que:

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“… el directorio, o cuando éste no exista cualquier socio, administrador o gerente,
convoca para que en un plazo máximo de treinta días se realice una junta general, a
fin de adoptar el acuerdo de disolución o las medidas que correspondan.

Cualquier socio, director, o gerente puede requerir al directorio para que convoque a
la junta general si, a su juicio, existe alguna de las causales de disolución establecidas
en la ley.

De no efectuarse la convocatoria, ella se hará por el juez del domicilio social. Si la junta
general no se reúne o si reunida no adopta el acuerdo de disolución o las medidas que
correspondan, cualquier socio, administrador, director o el gerente puede solicitar al
juez del domicilio social que declare la disolución de la sociedad.

Cuando se recurra al juez la solicitud se tramita conforme a las normas del proceso
sumarísimo”.

Se requiere entonces que la autoridad judicial declare la disolución; obsérvese que en


este supuesto, la legitimación para obrar y pedir la disolución la otorga la ley al socio,
al administrador o gerente, no así al acreedor o tercero. Nada impide que aun en este
supuesto la junta general debidamente convocada modifique la causal estatutaria y la
deje sin efecto, a fin de continuar con la vida societaria en común; supuesto que no
ocurre cuando la causal disolutoria es por vencimiento del plazo de duración de la
sociedad, como veremos más adelante (Junta directiva del Instituto Peruano de
Derecho Mercantil, 2003)

2.2.2 Causales Legales de Disolución

Existen supuestos en los cuales la ley impone la necesidad de proceder a disolver la


sociedad, las causales se encuentran contempladas en algunos incisos del artículo 407
de la LGS; es el caso del vencimiento del plazo de duración de la sociedad; conclusión de
su objeto social; continuada inactividad de la junta general; pérdidas que reduzcan el
patrimonio neto a cantidad inferior a la tercera parte del capital pagado; acuerdo de la
junta de acreedores; falta de pluralidad de socios; resolución adoptada por la Corte
Suprema cuando la sociedad tenga fines o actividades contrarios a las leyes que
interesan al orden público o a las buenas costumbres (art.410 LGS). Además,
encontramos diversas causales de orden legal en el texto de la ley como por ejemplo el
derecho que tiene el socio para pedir la regulación de la sociedad irregular o su

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disolución (art.426 LGS); la irregularidad societaria conlleva responsabilidad para los
administradores y para los socios cuando se trate de la falta de cumplimiento de los
requisitos para la constitución de la sociedad (art.424 LGS). El socio está en su derecho
de exigir la regulación societaria o su disolución, pero no puede obligársele a participar
en una sociedad irregular que le puede generar efectos personales, es por ello que la ley
(art.427) otorga al socio el derecho de separarse de la sociedad si la junta general no
accediera a la solicitud de regularización o de disolución (Junta directiva del Instituto
Peruano de Derecho Mercantil, 2003).

2.2.3 CAUSALES ESPECÍFICAS DE DISOLUCIÓN DE SOCIEDADES COLECTIVAS O EN COMANDITA

Causales especiales para la sociedad colectiva

Las normas del artículo 408 regulan, además de los supuestos de disolución aplicables a
todas las sociedades, otras causales específicas para las sociedades colectivas y en
comandita.

En relación a las causales de disolución de la sociedad colectiva, es importante resaltar


que ellas destacan el carácter peculiar de esta sociedad. Esto se debe a que operan
cuando resulta afectada la naturaleza eminentemente personalista de la sociedad
colectiva.

En atención a ese carácter, no es propio permitir la transmisión de la calidad de socio.


Al desaparecer el socio, por fallecimiento, o quedar inhabilitado por ocurrir alguna de
las causales de incapacidad previstas en los artículos 43 y 44 del Código Civil, la sociedad
resulta afectada en el equilibrio jurídico que existió al tiempo de su fundación, cuando
la voluntad de los constituyentes decidió la creación de una forma societaria basada en
las relaciones personales entre los socios.

Es por esta razón que el fallecimiento o la incapacidad del socio determina la disolución
de la sociedad, salvo que en el pacto social o en el estatuto se hubiese previsto alguna
de las siguientes alternativas: (i) que la sociedad continúe con los herederos del
fallecido; o (ii) que la sociedad se mantenga entre los demás socios.

Debe recordarse, conforme lo establece el artículo 276 de la Ley, que el fallecimiento


del socio colectivo determina la transmisión de la responsabilidad personal,

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característica de esta forma societaria, a los herederos del fallecido. Sea que estos
decidan o no su permanencia en la sociedad, por estar permitido en el estatuto, su
responsabilidad subsiste hasta el límite de la masa hereditaria transmitida.

Ahora bien, el fallecimiento del socio colectivo determina la apertura de la sucesión


respecto de aquel. Como bien señala el artículo 276 de la Ley, las obligaciones del
fallecido se transmiten a sus herederos. También se transmite, cuando el estatuto lo
hubiese previsto, la atribución de aceptar esa herencia y, por consiguiente, la condición
de socio colectivo. De otro lado, el pacto social o estatuto pueden prever que,
manteniéndose la condición intuito personae del socio colectivo, la sociedad continúe
entre los demás socios. En este caso, la participación del fallecido, que es un activo que
forma parte de la herencia, debe ser pagada a sus herederos previa reducción del capital
de la sociedad. La valorización de dicho activo se realiza con arreglo a las normas que
regulan el derecho de separación. En este caso, los herederos también asumen las
obligaciones contraídas por el fallecido, siempre que hubiesen aceptado la herencia.

Disolución de la sociedad en comandita simple

En esta coexisten un componente personalista y uno de tipo capitalista, lo que explica


el distinto tratamiento de la responsabilidad de cada tipo de socios. La desaparición de
todos los socios de cualquiera de las dos clases también afecta la estructura legal y el
equilibrio decidido al momento de la fundación de la sociedad.

No obstante, a diferencia de los establecido para el caso de la sociedad colectiva, la


presencia de cualquiera de los dos tipos de socios permite la recomposición de la forma
societaria, lo que se logra si, dentro del término de seis meses contados a partir de la
desaparición de todos los socios de una determinada clase, se incorpora una persona a
la misma y se restablece la doble estructura propia de la sociedad en comandita. De no
producirse esa recomposición, la sociedad debe ser disuelta, pues siempre deben
coexistir socios que pertenezcan a las dos clases.

Ahora bien, el caso de la desaparición de todos los socios colectivos acarrea un problema
adicional al de la mera recomposición. En efecto, siendo estos los únicos facultados para
ejercer la administración, su falta lleva a la sociedad a una situación de inoperancia, en
cuyo caso carecería de sentido práctico otorgarle un plazo prolongado para que
recomponga su equilibrio. Es por tal razón que la Ley permite que, en el período de
subsistencia de la sociedad afectada por la desaparición de los socios colectivos, los

24
comanditarios puedan nombrar un administrador provisional que opere con las
atribuciones suficientes para la administración normal de la sociedad, sin que por ello
adquiera la condición de socio colectivo.

Debe tenerse presente que, en este período, el administrador provisional ejerce su


cargo con la única finalidad de mantener operativa la sociedad, pues esta se encuentra
sujeta a un plazo resolutorio de disolución, que surte plenos efectos si no se produce la
recomposición. El administrador no está, pues, facultado para ejercer todas las
atribuciones propias de un socio colectivo, sino solamente para realizar actos de
administración ordinaria de los negocios sociales.

Aun cuando la Ley no ha regulado en forma expresa el caso de que la sociedad en


comandita simple subsista con los herederos del fallecido, entendemos que esa
posibilidad puede ser establecida en el estatuto o pacto social desde que el artículo 281
de la Ley hace extensivas a este tipo societario las reglas de la sociedad colectiva.

Caso de la sociedad en comandita por acciones

La sociedad en comandita por acciones se disuelve en caso de cesación en el cargo de


todos sus administradores, si es que la administración no se reconstituye en el término
de seis meses.

Podría parecer, a primera vista, que si la Ley regula un supuesto de disolución adicional
para la sociedad en comandita por acciones, lo que a su vez significaría que es de
aplicación a esta forma societaria el supuesto de disolución por desaparición de la
totalidad de socios de cualquiera de sus clases: colectiva y comanditaria. No obstante,
debemos recordar que, a diferencia de lo que sucede en la sociedad en comandita
simple, en aquella existe la libre transmisibilidad de las acciones de los comanditarios.
En consecuencia, no es causal de disolución, en este tipo societario, la desaparición
temporal de los socios comanditarios.

En segundo lugar, la falta de administradores solo puede producirse por desaparición


de los socios colectivos, desde que el artículo 282 de la Ley, al permitir que la
administración también sea ejercitada por los socios comanditarios, impone como
consecuencia ineludible el cambio del tipo del socio comanditario administrador, quien
pasa a ser un socio colectivo más. Sin embargo, la norma no resulta por ello superflua,
desde que es posible que no todos los socios colectivos tengan la administración de la

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sociedad. En consecuencia, pueden presentarse diversos supuestos de desaparición de
los administradores, sin que por ello hayan desaparecido todos los socios colectivos.

En tercer lugar, debe tenerse en cuenta que la Ley también establece un plazo
resolutorio para la disolución de la sociedad, el que solo queda sin efecto cuando el
administrador designado hubiese aceptado el cargo. No basta, pues, el señalamiento del
administrador sustituto, sino que la administración deben ser aceptada por el
designado, de conformidad con las reglas del artículo 14 de la Ley. (Laroza, 2015)

2.3 Causas de liquidación

Según el artículo 407 de la ley general de Sociedades

La sociedad se disuelve por las siguientes causas:

 Vencimiento del plazo de duración, que opera de pleno derecho, salvo si


previamente se aprueba e inscribe la prorroga en el Registro;
 Conclusión de su objeto, no realización de su objeto durante un periodo
prolongado o imposibilidad manifiesta de realizarlo;
 Continuada inactividad de la junta general;
 Perdidas que reduzcan el patrimonio neto a cantidad inferior a la tercera parte del
capital pagado, salvo que sean resarcidas o que el capital pagado sea aumentado o
reducido en cuantía suficiente;
 Acuerdo de la junta de acreedores, adoptado de conformidad con la ley de la
materia, o quiebra;
 Falta de pluralidad de socios, si en el término de seis meses dicha pluralidad no es
reconstituida;
 Resolución adoptada por la Corte Suprema, conforme al artículo 410;
 Acuerdo de la junta general, sin mediar causa legal o estatutaria; y,
 Cualquier otra causa establecida en la ley o prevista en el pacto social, en el
estatuto o en convenio de los socios registrado ante la sociedad.

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2.3.4 Publicidad e inscripción del acuerdo de disolución

Publicidad del acuerdo de disolución

El acuerdo de disolución debe ser publicado por tres veces consecutivas, dentro de los
diez días de adoptado. Si la disolución fue resuelta en proceso judicial, consideramos
que la resolución firme que así lo declare debe ser publicada en las mismas condiciones.

La publicación e inscripción del acuerdo es tarea de los liquidadores y se llevan a cabo


para dar a conocer a tercero el inicio del proceso de liquidación. De esa manera se
resguarda los intereses de los acreedores, conforme se explica al comentar las normas
relativas a la liquidación de la sociedad. La publicación debe realizarse antes de la
inscripción y se regula por lo señalado en el artículo 43 de la Ley. La inscripción del
acuerdo solo se efectúa una vez realizada la última publicación.

Inscripción del acuerdo

La solicitud de inscripción de la disolución debe presentarse al Registro dentro de los


diez días de efectuada la última de las tres publicaciones. Basta, tratándose de la
sociedad disuelta por acuerdo de junta o asamblea, la copia certificada del acta en que
se aprobó la disolución.

Tratándose de disolución judicial, se inscribe la resolución firme que concluyó el proceso


y dispuso la disolución de la sociedad. A tal efecto, el juez debe oficiar al Registro para
que proceda a inscribir la resolución expedida, previas las publicaciones. La inscripción
en el Registro determina la presunción, iuris et de iure, del conocimiento por parte de
terceros. De esa manera, se les comunica también el inicio de la liquidación (Laroza,
2015).

27
3 CAPITULO III: LIQUIDACIÓN

3.1 Concepto de Liquidación

Es un procedimiento conjunto de actos, una serie de operaciones dirigidas a hacer posible


el reparto del patrimonio entre los socios, previa satisfacción de los acreedores.

La liquidación es una situación particular de la sociedad que sigue a la disolución


cronológica y casualmente ya que una liquidación sin disolución es inconcebible, por
constituir la última fase de la vida de la sociedad.

Durante la liquidación a sociedad conserva su personalidad jurídica con el solo cambio del
fin u objeto social, pues ya no se trata de una explotación ordinaria, perseguida en la
escritura de constitución, es decir, la realización del negocio para el que se formó, sino que
el objeto se convierte en la extinción de las relaciones jurídicas originadas durante su
existencia: realizar las operaciones necesarias para extinguir el pasivo y repartir el
patrimonio social; ya que no es fuente de utilidades, sino objeto de responsabilidad frente
a los acreedores.

La sociedad se extingue solamente al finalizar tal proceso antes existe la sociedad “en
liquidación”.

José María Martínez Val manifiesta que “La liquidación es una fase del proceso de
disolución, consecuencia inmediata del acuerdo sobre esta, que tiene por objeto
determinar el haber social mediante la realización de todas las operaciones pendientes;
cumplimiento y pago de las obligaciones y percepción de créditos, es decir, liquidación del
pasivo y liquidación del activo, que proporcionan un saldo liquido (haber social) repartible
entre los socios (Cornejo).

Para Joaquín Rodríguez por liquidación se entienden las operaciones que conducen a la
conclusión de las relaciones jurídicas pendientes entre la sociedad y terceros, ya sea aquella
el sujeto activo o pasivo de las mismas, comprendiendo el pago de las deudas y el cobro de
créditos, así como la enajenación del activo cunado ello sea preciso. En esencia, supone dos
momentos: la liquidación del pasivo, esto es, el pago de sus acreedores y la distribución del
activo entre los socios.

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Enrique Elías Laroza en su libro Derecho Societario Peruano, establece que la liquidación es
un proceso que se inicia como consecuencia de la disolución y concluye con la extinción de
la sociedad. Durante este proceso, en una primera fase, los liquidadores deben concluir los
negocios y contratos pendientes, vender activos, cobrar créditos de la sociedad y, en
general, llevar acabo todos los actos que sean necesarios para realizar y pagar las deudas
sociales frente a los acreedores y terceros (Laroza, 2015).

La mayoría de las liquidaciones le dan un carácter dispositivo y no coactivo a las normas


sobre liquidación porque las circunstancias de cada caso concreto y los distintos tipos de
sociedades con situaciones diferentes requieren soluciones que no aceptan el rígido
sistema de una legislación coactiva. De manera, que la liquidación habrá de seguirse, en
principio por lo señalado en el pacto social o en los estatutos, y ante el silencio de estos por
lo que señale la ley.

Ahora bien, aceptar que las normas sobre liquidación sean de carácter dispositivo, no
quiere decir que los socios puedan modificar las reglas acordadas para la liquidación, o
disponer sobre la misma cuando ya haya sido declarada la sociedad en liquidación, porque
de esta manera no podría burlar a los acreedores, que a lo mejor confiaron en lo establecido
en la escritura, en sus modificaciones, o en lo señalado en la ley en su caso, antes de llegado
el momento de la disolución de la sociedad.

Dentro del proceso liquidatario no hay cabida para la intervención de acreedores, puesto
que los mismos tienen sus derechos encuadrados en la institución de la quiebra (Cornejo).

3.2 Los liquidadores

Según el artículo 414 de la ley general de sociedades dice que quienes asignan a los
liquidadores son la junta general, los socios o en su caso los jueces y en su caso a sus
respectivos suplentes al declarar la disolución.

El número de liquidadores debe ser impar.

Si los liquidadores designados no asumen el cargo en el plazo de 5 días contados desde la


comunicación de la designación y no existen suplentes, cualquier director o gerente convoca
a la junta general a fin de que se asigne a los sustitutos.

El cargo de liquidador es remunerado, salvo que el estatuto, el pacto social, o el acuerdo en


la junta lo disponga lo contrario.

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Los liquidadores pueden ser personas naturales o jurídicas. En este último caso este debe
nombrar a la persona natural que lo representara, la misma que queda sujeta a las
responsabilidades que se establecen.

3.2.1 Término de las funciones de los liquidadores

La función de los liquidadores termina:

 Por haberse realizado la liquidación.


 Por remoción acordada por la junta general o por renuncia. Para que la remoción o la
renuncia surta efectos, conjuntamente con ella debe designarse nuevos liquidadores; y,
 Por resolución judicial emitida a solicitud de socios que, mediando justa causa,
representen por lo menos la quinta parte del capital social. La solicitud se sustanciará
conforme al trámite del proceso sumarísimo.

La responsabilidad de los liquidadores caduca a los dos años desde la terminación del
cargo o desde el día en que se inscribe la extinción de la sociedad en el Registro.

3.2.2 Funciones de los liquidadores

Corresponde a los liquidadores la representación de la sociedad en liquidación y su


administración para liquidarla, con las facultades, atribuciones y responsabilidades que
establezcan la ley, el estatuto, el pacto social, los convenios entre accionistas inscritos
ante la sociedad y los acuerdos de la junta general.

Por el solo hecho del nombramiento de los liquidadores, éstos ejercen la representación
procesal de la sociedad, con las facultades generales y especiales previstas por las
normas procesales pertinentes; en su caso, se aplican las estipulaciones en contrario o
las limitaciones impuestas por el estatuto, el pacto social, los convenios entre
accionistas inscritos ante la sociedad y los acuerdos de la junta general.

Para el ejercicio de la representación procesal, basta la presentación de copia certificada


del documento donde conste el nombramiento.

Adicionalmente, corresponde a los liquidadores:

 Formular el inventario, estados financieros y demás cuentas al día en que se inicie la


liquidación;

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 Los liquidadores tienen la facultad de requerir la participación de los directores o
administradores cesantes para que colaboren en la formulación de esos documentos;
 Llevar y custodiar los libros y correspondencia de la sociedad en liquidación y
entregarlos a la persona que habrá de conservarlos luego de la extinción de la sociedad,
 Velar por la integridad del patrimonio de la sociedad;
 Realizar las operaciones pendientes y las nuevas que sean necesarias para la liquidación
de la sociedad;
 Transferir a título oneroso los bienes sociales;
 Exigir el pago de los créditos y dividendos pasivos existentes al momento de iniciarse la
liquidación. También pueden exigir el pago de otros dividendos pasivos
correspondientes a aumentos de capital social acordados por la junta general con
posterioridad a la declaratoria de disolución, en la cuantía que sea suficiente para
satisfacer los créditos y obligaciones frente a terceros;
 Concertar transacciones y asumir compromisos y obligaciones que sean convenientes al
proceso de liquidación;
 Pagar a los acreedores y a los socios; y,
 Convocar a la junta general cuando lo consideren necesario para el proceso de
liquidación, así como en las oportunidades señaladas en la ley, el estatuto, el pacto
social, los convenios entre accionistas inscritos ante la sociedad o por disposición de la
junta general.

3.3 Subsistencia de la Personalidad Jurídica durante la liquidación

En concordancia con lo dispuesto en el artículo 6 de LGS, el artículo 413, señala que la


sociedad disuelta conserva su personalidad jurídica mientras dura el proceso de liquidación
y hasta que se inscribe la extinción en registro.

A este respecto, Joaquín Garrigues expresa:

La disolución no supone la extinción inmediata de la sociedad. Las causas de disolución son


supuestos jurídicos de la extinción. La presencia de uno de ellos da derecho a los socios
para exigir la liquidación de la sociedad. Más la personalidad jurídica de esta se prolonga
hasta liquidar completamente las relaciones sociales. La disolución no significa la muerte
de la sociedad, sino tránsito a su liquidación.

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Así aunque luego de la disolución la sociedad no tenga por finalidad realizar su objeto,
mientras dure el proceso d liquidación continúan siendo sujeto de derecho y obligaciones,
por lo que mantiene su condición de persona jurídica y conserva su identidad.

En tal sentido, añade Joaquín Garrigues añade que, subsiste la misma sociedad durante el
periodo de liquidación (teoría de la identidad) y no una comunidad de bienes, ni una
sociedad coactiva de liquidación. Lo único que ha cambiado es el fin de la sociedad, el cual
ya no es la explotación de un negocio mercantil, sino la liquidación de las operaciones
pendientes, para poder llegar a la división del resto patrimonial entre los socios.

Ante el cambio de los objetivos sociales, la LGS impone la obligación de añadir a la razón
social o denominación la expresión “en liquidación”, en todos los documentos y
correspondencias. Como es evidente este mandato tiene por finalidad advertir a los
terceros que la sociedad ha sido disuelta y está en camino a extinguirse. Por otra parte, la
solicitud de inscripción de la disolución en el registro, de conformidad con el artículo 412,
basta para que el estado de liquidación quede reflejado en la partida registral de la sociedad
(Laroza, 2015).

3.4 Fiscalización de la liquidación

El proceso de liquidación concluye con la distribución de los socios del haber social
remanente. En tal sentido, resulta evidente que los socios tienen legítimo interés en que
exista un remanente y que este sea lo más alto posible o, al menos, lo suficiente para
recuperar sus aportes. Por esta razón, la Ley permite a los accionistas que vigilen el proceso
de liquidación, no solo participando en las juntas o asambleas, sino a través de
representantes que se designan con icho propósito.

La ley establece que cualquier grupo de socios, con un mínimo del diez por ciento del
capital, pueden nombrar a un representante. Como es lógico, este límite pretende evitar
que todos los accionistas quieran involucrarse directamente en el proceso de liquidación,
obstaculizando la labor de los liquidadores. Y también pretende garantizar la participación
de las minorías en la fiscalización.

La misma posibilidad de fiscalizar el desarrollo del proceso de liquidación se concede a los


obligacionistas. Como acreedores de la sociedad, a estos les interesa que el patrimonio sea
suficiente para satisfacer sus créditos, por lo que cada sindicato de obligacionistas puede
designar a un representante que vigile el proceso de liquidación.

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3.5 INSOLVENCIA O QUIEBRA DE LA SOCIEDAD EN LIQUIDACION

3.5.1 Quiebra de la Sociedad en liquidación

El objetivo que persigue el proceso de liquidación es pagar a los acreedores de la


sociedad y, posteriormente, a los socios. Solo después de concluido este proceso la
sociedad se extingue. Pero puede ocurrir que los activos de la sociedad sean
insuficientes para satisfacer todos los créditos pendientes frente a terceros. En este
caso, agotados el activo, los liquidadores son importantes para solucionar el
cumplimiento del pago de los saldos pendientes, en tal virtud, solo les queda proceder
a la extinción de la sociedad, previa su declaración judicial de quiebra, conforme al
artículo 88 del Decreto Legislativo N|°845, Ley de Restructuración Patrimonial.

Por ello, una vez que los liquidadores determinen que hay deudas pendientes y que n
existen activos que puedan satisfacerlas, deben recurrir al juez para que, según lo
dispuesto en el citado artículo, previa verificación del balance fina de liquidación,
declare la quiebra de la sociedad, la extinción de la empresa y la incobrabilidad de las
deudas.

No obstante se destaca que además de proceder a solicitar la declaración judicial de


quiebra, los liquidadores están obligados a informar la extinción de los activos de la
sociedad a la junta o asamblea de socios. No esta demás señalar que, tratándose de
sociedades con responsabilidad limitada de socios, la declaración judicial de quiebra no
determina la incobrabilidad de las deudas sociales, pues aquellos responden con su
patrimonio personal.

3.5.2 Responsabilidad de Administradores y Liquidadores

Los administradores y liquidadores son responsables frente a la sociedad, los accionistas


y terceros por los daños y perjuicios que su gestión ocasione por el incumplimiento de
sus obligaciones, dolo, abuso de facultades o negligencia grave, o cuando realice actos
contrarios a la ley o el estatuto. Sin embrago ellos no son responsables por el resultado
del negocio.

Consecuentemente, la extinción del patrimonio de la sociedad no genera


responsabilidad para los administradores y liquidadores, salvo que haya mediado
alguna de las causales antes mencionadas.

33
4 CAPITULO IV: EXTINCION DE SOCIEDADES

4.1 DISPOSICIONES GENERALES

Por la extinción se pone fin al contrato y a la persona jurídica. Es la fase última, luego de


realizada la liquidación, que involucra la desaparición legal de la sociedad. Efectuada la
distribución del haber social, la extinción de la sociedad se inscribirse en el Registro de
Personas Jurídicas respectivo, bastando para ello un recurso (solicitud) firmado por el o los
liquidadores indicando la forma cómo se ha dividido el haber social, la distribución del
remanente y las consignaciones efectuadas, acompañando la publicación del balance final
de la liquidación. Si algún liquidador se niega firmar la solicitud, ésta será presentada por los
demás liquidadores anexando copia del requerimiento con la debida constancia de
recepción. En la solicitud presentada se deberá indicar el nombre y domicilio de la persona
que se le encargue la custodia de los libros y documentos de la sociedad (BUSTAMANTE C. )
Artículo 421.- Extinción de la sociedad
Una vez efectuada la distribución del haber social la extinción de la sociedad se inscribe en
el Registro. La solicitud se presenta mediante recurso firmado por el o los liquidadores,
indicando la forma cómo se ha dividido el haber social, la distribución del remanente y las
consignaciones efectuadas y se acompaña la constancia de haberse publicado el aviso a que
se refiere el artículo 419.
Al inscribir la extinción se debe indicar el nombre y domicilio de la persona encargada de la
custodia de los libros y documentos de la sociedad. Si algún liquidador se niega a firmar el
recurso, no obstante haber sido requerido, o se encuentra impedido de hacerlo, la solicitud
se presenta por los demás liquidadores acompañando copia del requerimiento con la debida
constancia de su recepción.
El articulo 421, señala que una vez efectuada la distribucion del haber social, la extincion de
la sociedad se inscribe en el Registro.
En realidad, el reparto entre los socios accionistas del haber social esta sujeto a que exista
un rermitente, luego del pago de todas las deudas pendientes al acordarse o declararse la
disolucion. En consecuencia, puede ocurrir que no haya saldo por distribuir entre los socios
o accionistas y que, aun asi, debe procederse a la inscrpcion de la extincion de la sociedad,
al haber concluido el proceso de liquidacion. Tambien debe inscibirse la extinción una vez
declarada la quiebra de la sociedad.

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De acuerdo con lo establecido en los articulos 6 y 413 de la Ley General de SociedadesDe
acuerdo con lo establecido en los articulos 6 y 413 de la Ley General de Sociedades, la
inscripción de la extincion determina el fin de la existencia de la persona juridica, A partir de
ese momento la sociedad deja de ser sujeto de derechos y obligaciones. En tal sentido,
Antonio Brunnetti precisa:
“(…) después de la cancelacion, desapareciendo la persona juridica, los acreedores
nosatisfechos no tienen ya accion contra la sociedad sino solam,ente contra los accionistas
o los liquidadores, no como organos de aquella, sino en nombre propio, cuando la falta de
pago se haya producido por su cupa”
Al comentar el articulo 422, analizaremos la responsabilidad de los socios oaccionistas, y la
de los liquidadores, la cual depende de la forma societaria de que se trate y de la diligencia
con que se llevo a cabo el proceso de liquidacion, en cada caso.
Concluido el procesi de liquidacion, los liquidadores quedan encargados de presentar la
solicitud de extincion ante el Registro, conforme a lo dispuesto en el segundo parrafo del
articulo 421.
El ultimo parrafo del articulo comentado pretende asegurar que la solicitud de extincion no
se retrase cuando alguno o algunos de los liquidadores se niegan a firmarla o estuviesen
imposibilitados de hacerlo. En nuestra opinion, esta disposicion debe entebderse en el
supuesto que la negativa sea injustificada, ya que, por el controrario, si un liquidador
considera que la solicitud de extinción no refleja correctamente el resultado del proceso de
liquidacion, debe tomar las medidas necesarias para liberar su responsabilidad, dejando
constancia de las razones de su negativa frente al requerimiento formulado por los otros
liquidadores (Laroza, 2015)
 Para la inscripcion de la extincion se debe adjuntar los siguientes docmentos:

- Escrito firmado por los liquidadores, indicando la forma como se ha divido el haber
social, la distribucion del remanente, las consignaciones qe se hubieran efectuado,
y el nombre y direccion de la persona que custodiara los libros y documentos de la
sociedad.
- Pulicacion del balance final de liquidacion.
- Acta certificada de la Junta General que aprueba el balance final de liquidacion. En
el caso de que no se llege a instalar la junta por falta de quorum en primera y
segunda convocatoria, bastara recaudar la declaracion jurada que da cuenta de
este hecho, considerandose aprobado tacitamente el balance final de liquidacion.
Este docmento, sin embargo, no parece obligatorio como requisito de la

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inscripcion, desde una lectura literal de la Ley General de Sociedades y del
Reglamento del Registro de Sociedades (Barron, 2013)

4.2 CUSTODIA DE LIBROS Y DOCUMENTOS

Finalmente, el articulo 421, dispone que, al inscribirse la extincion, se debe indicar el


nombre y domicilio de la persona encargada de la custodia de los libros y documentos de
la sociedad.

Una vez inscrita la extincion, la sociedad deja de ser sujeto de derecho y no puede ser
requerida para el cumplimiento de las obligaciones pendientes al terminar el proceso de
liquidacion. Sin embargo, los socios y los liquidadores son responbsables frente a los
acreedores, o frente a los socios o accionistas,según sea el caso, por las deudas pendientes
y por la distribucion del haber social remanente. Por tal motivo, es importante que los libros
y documentos de la sociedad, que sirven para acreditar la responsabilidad de los socios o
de los liquidadores, sean custodiados por una persona responsable, la que puede ser
conocida por todos a traves de la informacion del Registro.

La custodia de los libros y documentos debe promulgarse, al menos, hasta que concluyera
el plazo de caducidad a que se refiere el ultimo parrafo del articulo 422 (Barron, 2013).

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CONCLUSIONES

 Podemos decir que una sucursal es: “todo establecimiento secundario a través del cual
una sociedad desarrolla, en lugar distinto a su domicilio principal, determinadas
actividades comprendidas dentro de su objeto social.
 la disolución es el acto jurídico en virtud del cual se inicia el procedimiento de liquidación
de la sociedad, como consecuencia de algunos de los acuerdos o causales previstos en
la ley o en el estatuto.
 La liquidación es un procedimiento conjunto de actos, una serie de operaciones dirigidas
a hacer posible el reparto del patrimonio entre los socios, previa satisfacción de los
acreedores
 Por la extinción se pone fin al contrato y a la persona jurídica. Es la fase última, luego
de realizada la liquidación, que involucra la desaparición legal de la sociedad.
 Una de las características de las Sucursales es que se Ubica en un lugar distinto al del
domicilio social.
 Una de las causales de disolución es Causales Voluntarias de Disolución la cual se da por
la voluntad de los socios.

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BIBLIOGRAFIA

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