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TEMA: Huye de las palabras ásperas.

TEXTO:
“La blanda respuesta quita la ira;
Mas la palabra áspera hace subir el furor”.
(Proverbios 15:1 RV60)

“En las muchas palabras no falta pecado…” Prov. 10: 19

INTRODUCCION
Evidentemente mantener una vida libre de faltas en la comunicación oral, escrita y en nuestras
expresiones corporales es un asunto verdaderamente complicado.
El hablar con prudencia y de manera educada no se nos da a todos de manera natural; lo más
común es equivocarnos y pasar por experiencias vergonzosas por no tener cuidado con lo que
decimos y cómo lo decimos.
Expresiones como: “No fue eso lo que quise decir” o “Me mal interpretaron” son comunes en
el diario vivir y en problemas de relaciones interpersonales.
Cuántas amistades se han roto por no tener cuidado de cómo expresar adecuadamente
nuestras palabras, cuántas tragedias incluso se han suscitado como consecuencia de una
palabra mal dicha. Una vez que las palabras salen de nuestra boca no hay forma de hacerlas
volver; tendrán un efecto positivo o negativo en los demás de acuerdo a cómo hayan sido
dichas.

Todos estamos expuestos a este problema, unos más otros menos, hay personas que por su
forma de ser personalidad, contexto donde crecieron crearon la forma de como tratar a los
demas ... en la actualidad escuchamos frases tales como "a mi me gusta hablar sin pelos en la
lengua", u otras como "te lo dire sin tanto rodeo" lanzando asi fuertes expresiones que
ofenden al otro, pero todos podemos cada día mejorar en este sentido.

Por su puesto, las personas que más hablan, están expuestas a equivocarse más, a fallar en
sus palabras y en la forma de expresarse. Se dice que las mujeres hablan más que los hombres
en promedio. Según un artículo del 23 de marzo de 2009, del Universal, las mujeres hablan en
promedio 20,000 palabras al día, tres veces más de lo que lo hacen los hombres que en
promedio andan por las 7,000 palabras al día.
Hay ciertas profesiones y trabajos que por la naturaleza de su función, requieren que las
personas hablen más. Ejemplo: Los locutores, los periodistas, los maestros (as), los pastores,
los agentes de ventas, los motivadores, etc. Sin embargo, no es precisamente lo que
nosotros estámos tratando de decir. No es el hecho de hablar mucho el problema, sino hablar
sin cuidado. Ahí sí, cuando una persona habla mucho sin pensar cuidadosamente sus palabras,
entonces está en un alto riesgo de ofender, de equivocarse, de meterse en problemas, de
lastimar a otros y de cometer pecado.

DESARROLLO
Es importante que cada vez que nos comuniquemos con nosotros nos preguntemos ¿Qué
queremos lograr con lo que decimos? Si el propósito de lo que vamos a decir es vengarnos,
destruir y vencer, entonces el método más efectivo sería devolver con la misma moneda al que
nos ataca verbalmente. Pero si el propósito es sanar, edificar y dar gloria a Dios, entonces el
camino correcto es responder suavemente.
El vocablo hebreo utilizado para “blanda” transmite las siguientes ideas: tierna, suave,
delicada, gentil.
Por “áspera” se hace referencia a aquellas expresiones que causan dolor.
“La palabra suave es como aceite en la piel herida para suavizarla y sanarla (Jue. 8:1-3
); la palabra dolorosa tiene el efecto del aceite que se echa en el fuego (1 Reyes 12:1-16)” .

En alguna medida A veces uno dice y hace cosas que sin intención alguna lesionan
sentimientos e intereses de quienes nos rodean o nos escuchan.

Cada uno de nosotros a veces está de un lado o del otro en este tipo de situaciones. A veces
somos nosotros los que decimos y hacemos cosas que al otro le causan dificultades. Otras
veces, en cambio, nos toca estar del lado del que recibe un trato ofensivo.

FRASE: De todas las reacciones posibles ante una injuria, la más hábil y económica es el
silencio”, escribió Santiago Ramón y Cajal.

TICS
1) Practiquemos el hábito de no apresurarnos a hablar; hay que esperar de modo que
podamos dar tiempo a nuestro cerebro de elegir las mejores palabras y el tono propicio.

2) Tratemos de hablar cosas positivas. Si lo que vamos a decir no edifica, no beneficia a nadie,
no contribuye para el bien, mejor no decirlo. ¡Cuán agradable y bueno es estar cerca de una
persona cuyas palabras son siempre agradables!

3) Acompañemos nuestras palabras con una expresión agradable y sonriente en el rostro; esto
le dará a las palabras un efecto todavía mejor.

CONCLUSION
Podemos decir palabras que sanen o palabras que hieran; podemos edificar y construir o
desalentar y derribar. Las palabras son estuches de poder y acarrean poder sea positivo o
negativo. ¡La decisión es nuestra! Las palabras son semillas que sembramos y con seguridad
darán una cosecha en nuestra vida.

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