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1. La buena palabra
La lengua es un miembro pequeño de nuestro cuerpo, pero que produce un gran
impacto, para bien o para mal, según las palabras que se hablen. Santiago 3:5,9.
Las palabras son concebidas en la mente, para luego ser manifestadas a través de
nuestros labios. Por ello debemos tener dominio propio sobre los pensamientos y
sobre la manera cómo vamos a expresarlos.
Entregue las siguientes preguntas a cada pareja, para que las respondan
1. ¿Para qué sirve cada lado de este utensilio de aseo (esponja,
estropajo)?
2. ¿En qué notan que son estropajo o esponja para su pareja?
3. ¿Cómo reacciona mi pareja ante mi lenguaje esponja o estropajo?
4. ¿Cuándo fue la última vez que se sintió “abrasado” por un lenguaje estropajo
de su cónyuge?
Abrasar es producir una sensación de dolor ardiente, de sequedad, actitud o
picor, como la que producen la sed y algunas sustancias picantes o
cáusticas.
5. ¿Cuándo se sintió cuidado o acariciado con un lenguaje esponja?
6. ¿Hay lugares o entornos estropajosos?
7. ¿Cómo es un lugar o experiencia esponja con todos los sentidos (oídos,
nariz, boca)?
8. ¿Cómo pueden implementar o fortalecer relaciones esponja?
Hacer un plan de lenguaje esponja, la clave para no ofender a Dios ni a los que nos
rodean con nuestras palabras.
Entregar a cada pareja una hoja “afinando” (anexa) y cada uno escribe su nombre
y un versículo que guardará en su corazón, para recordar el lenguaje esponja que
les ayudará a evita ser ásperos con su cónyuge.