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Como cada año, a la llegada del verano, Carla se desplaza con su


familia desde de su ciudad a su lugar de vacaciones. Durante un mes,
además de los amigos, deja atrás toda la rutina y el estrés de la
universidad al que esta sometida, para pasar al descanso y a la
tranquilidad. Además vuelve a retomar a sus amigas de verano, esas
inolvidables amigas que son como una segunda familia.
Para Carla, las vacaciones de verano siempre como una recarga de
vitaminas para soportar todo el año, un año que sin estas vacaciones
o respiro seria eterno casi interminable.
En su periodo de vacaciones, Carla no pensaba en nada más que
divertirse con sus amigas, salir de fiestas y disfrutar de la playa. Carla
era una chica agradable, amable, divertida y muy guapa y con una
predisposición muy especial al amor.
En sus salidas de fiestas conocía a muchas personas tanto chicas
como chicas, unas en profundidad y otras muy superficialmente.
Muchos chicos quedaban encantados con ella con personalidad y
belleza, coqueteaban mucho con ella, hasta los que ya estaban en
una relación, pero ninguno llamaba la atención de Carla, o por lo
menos, no para enamorarse de alguno de esos chicos.
Su parada diaria era en un bar de copas que había cerca del lugar
donde residía en el cual se reunía el grupo de amigas para ir
calentando motores y mas tarde se movían por la ciudad en busca
de fiestas veraniegas, ya sean en la playa o por las calles cercanas.
Como siempre el fin de semana había mucha gente yendo de un
lugar a otro, todos los jóvenes andaban en busca de fiesta y
diversión.
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Este sábado precisamente, había una fiesta en la playa. Carla con sus
amigas decidieron entrar para ver que tal era el ambiente en aquella
fiesta. Todo era muy concurrido habían muchos chicos bailando,
ideal para pasar una buena noche de fiesta. Pasaron al interior y se
dirigieron a la barra para pedir unas bebidas, cada una hizo su pedido
y se sentaron en una mesa que estaba junto a una esquina. Allí
pasaron un buen rato charlando y consumiendo sus bebidas.
Carla, curiosa por naturaleza cogió el posavasos que tenis en frente
y lo miro detenidamente, era una foto de una playa de arena blanca,
agua muy limpia y azul y una enorme palmera sobre la que estaba
recostado un chico.
-Algún día visitaremos un sitio como este- comento Carla y todas sus
amigas asintieron con una gran sonrisa en sus rostros.
Al girar el posa vasos para ver que había por la otra cara se dio cuenta
que había dibujado un corazón unas letras que decían.
-me gustas mucho-
Aquello sorprendió mucho a Carla pero no le dio mucha importancia
supuso que era una broma de alguna de sus amigas o que otro
cliente lo había escrito para alguien mas, aun así lo guardo porque le
pareció muy curioso.
Termino aquella noche y cada una regresó a su casa, pero Carla
Seguía recordando las letras de aquel posa vasos. Quien había
escrito aquello y sobre todo, para quien.
Pasaron los días y nuevamente ocurrió de nuevo, otro posa vasos con
un nuevo mensaje pero esta vez más directo “Carla te quiero”.
Casualidad o no, esta vez aparecía su nombre, quizás no fuese ella o
quizás si pero esto puso en marcha la imaginación de Carla.
En su mente trataba de ponerle cara a la persona que escribía
aquello. Pensaba si sería un chico conocido, sería un completo
desconocido o tal vez simplemente todo era una simple casualidad.
En cualquiera de los casos Carla empezaba a tomar interés por
aquellos mensajes.
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De nuevo llego el fin de semana y como era habitual se reunio el
grupo de amigas en su bar de siempre, Carla estaba un poco ausente,
tenia en su mente aquellos mensajes, miraba a todo el mundo y se
preguntaba cual de los chicos que estaba viendo en ese momento
podía ser, pero esta vez no hubo suerte, ningún mensaje llego a su
vista.
El grupo de amigas se movio por la ciudad en busca de un sitio donde
pasar la noche, pero no hallaron ningún lugar que tuviera una fiesta
entretenida, asi que decidieron hacer una fogata en la playa para
pasar la noche tranquilas sentadas en la arena hablando de chicos y
recordando momentos inolvidables, Carla no le contaba a nadie
sobre estos mensajes misteriosos ya que no quería que pensaran
que ella estuviera loca con esos mensajitos.
Ya bien entrada la madrugada regresaron cada una a su casa; Carla
fue la ultima en llegar ya que esa noche era la conductora del grupo.
Por el camino de regreso Carla pensaba en aquellos mensajes que se
encontraba en los posa vasos y se preguntaba si serian para ella.
Paro el carro junto a su casa, bajo y cerro la puerta, se dirigio hacia
su casa pero antes de entrar recordó que en el baúl había dejado su
bolso donde llevaba su carteta y su celular, se devolvió para buscarlo
y al abrir la puerta del baúl vio que habían escrito en el cristal del
carro, se acerco y fijo su mirada en aquellas letras y pudo leer que
decía:
-Carla deseo hablar contigo-
Como era posible, quien había escrito eso si todo el tiempo
estuvimos solas en la playa –decia Carla- nadie estuvo cerca de su
coche y mucho menos tiempo de escribir ese mensaje o tal vez si.
Hubo un momento en que el grupo se distrajo ya que escucharon
chapoteos en el agua, pudo ser en ese momento, pero si solo fueron
segundos Carla estaba segura que al llegar a la playa no había nada
escrito en el cristal y desde su salida de la playa al llegar a casa no
había parado en ningún lugar.
Carla recogio su bolso, entro a su casa se cambio y se acostó a
dormir, pensando en quien seria aquel chico de esos mensajes.
Ya a mitad de vacaciones, Carla seguía sin tener noticias del chico
pero anhelaba que llegara el momento de conocerlo, la intriga hacia
que a todas horas estuviera pensando en eso.
Una tarde decidió ir sola a pasear por el parque, necesitaba
despejarse y pensar en sus cosas.
Caminaba distraída, con la mente en otro sitio y la mirada dirigida al
mar cuando tropezó con alguien, “perdón” exclamo enseguida
girándose lentamente para disculparse. Al darse vuelta vio un chico
recogiendo unos papeles del suelo, se agacho para ayudarlo cuando
ella alzo la mirada no se lo podía creer era Juan.
Juan era un antiguo amigo que había años anteriores en sus
vacaciones al cual hacia un par de años que no veía.
Dos años en que juan se había vuelto muy guapo, se había convertido
en un lindo moreno, había pasado de ser un adolescente a todo un
hombre.
Tras esta sorpresa, Carla reacciono y salud a juan con un beso en la
mejilla, dándole a ver cuánto se alegraba de verlo. Juan también
saludo a Carla un poco nervioso.
Tras saludarse y atraparse en sus miradas, Juan le propuso a Carla ir
a tomar un café, Carla acepto encantada. Al llegar al lugar hablaron
y hablaron y cuando quisieron darse cuenta ya habían pasado más
tres horas.
Apresurados por el tiempo que paso, decidieron dar por terminado
aquel encuentro y con un gran beso en la mejilla se despidieron.
Al caminar en direcciones diferentes Carla se detiene a pensar en lo
encantada que se quedo con Juan con su personalidad y ternura y
decide invitarlo a una cena esa misma noche, asi que se devuelve
para llamar a juan y decirle.
-Juan! Quisieras cenar conmigo esta noche? A lo que juan responde
encantado:
-Si-
Ya siendo las diez de la noche, que era la hora acordada de la cena,
vuelven a encontrarse de nuevo en un pequeño parque junto a la
playa. Caminan tranquilamente charlando y contándose cosas el uno
al otro.
Ambos están entusiasmados y siguen con mucho interés la
conversación del otro.
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