Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PORTUONDO
SENTIDO DE LA LAMINA I
Podría equivaler a la pregunta: "¿quién eres tú?", puesto que cada uno de nosotros es ése que se dirige al
centro de los problemas o dispara hacia los bordes, que se deja sacudir por las tinieblas o que las acepta con
serenidad, que se turba ante lo que falta o que se siente capaz de tolerar lo que le falta, contando con lo que tiene.
Este acomodamiento inicial, lo que un sujeto hace con la lámina I, es lo que desde su postura más habitual
hace con toda situación nueva. Y esta postura habitual nuestra es el producto de lo que somos, más —o menos—lo
que adquirimos y, en definitiva, es todo lo que podemos aquí y ahora.
Madame Minkowska distingue por lo menos tres maneras de verbalizar la respuesta "murciélago", en la
lámina I: He aquí tres respuestas simples para la lámina I: 1. Murciélago. 2. Un pájaro, no sé cuál. 3. Algo que vuela.
En la protocolización tradicional, estas tres respuestas caen indistintamente en la categoría FA (respuesta de forma,
contenido animal). Sin embargo, reflejan tres tendencias diferentes
1. 'Murciélago' es una respuesta habitual, normal, adecuada.
2. Un pájaro, no sé cuál es una respuesta dada frecuentemente por epilépticos, traduce un sentimiento
oscuro de las cosas, es una respuesta concreta, pero carece de precisión.
3. 'Algo que vuela' es una respuesta abstracta, que testimonia una tendencia a la generalización; es exacta,
pero privada de vida y de acento personal; respuesta sorprendente en un vendedor ambulante, indica enseguida el
carácter rígido, racionalista, esquizoide del sujeto testado".
Lo más frecuente es que en la primera lámina el sujeto movilice la totalidad de sus disponibilidades, y en el
decurso del test nos muestre las predominancias, los elementos con que cuenta más frecuentemente.
Algunos autores, como Juan Portuondo, consideran que el D central de la lámina I es el área donde el sujeto
proyecta la imagen de la madre. Me inclino a pensar, más bien, que esa área representa al sujeto mismo.
Los "brazos en alto" que se atribuyen a la figura central cuando es vista como persona, o "las pinzas abiertas",
cuando se ve este D central como animal, deben ser interrogados en encuesta. "¿Por qué le parece que está con los
brazos (o las pinzas) así'?" La respuesta puede contener una kinestesia (que se computaría como respuesta adicional)
o ser la expresión de una fantasía (que sólo juzgaremos por su contenido). Pero el sentido de la kinestesia o de la
fantasía resultará coherente con la actitud de enfrentamiento del sujeto respecto de las figuras parentales y, por
extensión, de todo sustituto de estas figuras.
Lo habitual es ver una mujer en ese D central, a veces completa, a veces sin cabeza y, en muchos casos, sólo
"de la cintura hasta los pies". Esta última respuesta se considera un Do y, como todos los Do dados por no
oligofrénicos, expresa un aspecto conflictual. La interpretación es sencilla en este ejemplo; sea hombre o mujer
quien percibió este Do, su conflicto está ubicado en el área sexual ("de la cintura hasta los pies"). Esa media persona
puede verse "de espaldas"; entonces se agrega al conflicto, el ocultamiento. Eventualmente, ocultamiento de
fantasías o actuaciones homosexuales.
En general, la lámina I es tomada con recelo, y configurada mediante una G percibida por su contorno,
aunque es evidente que el deseo de desprenderse rápidamente de la lámina está promovido no solamente por el
recelo y la novedad, sino también porque esta novedad brumosa no se presta para tranquilizar el ánimo. Por algo la
popular es el ''murciélago" o, en los más tensos, el "hueso", dos respuestas cuyo contenido condice con el desagrado.
Los hipomaníacos, con sus recursos negadores, suelen percibir una escena de danza. Si la hipomanía pasa a
manía franca, se gira la lámina a c (por afán de movimiento), y serán "acróbatas de un circo, haciendo equilibrio", con
lo que ofrecen la primera M negativa, ya que el equilibrio se percibe; pero de los acróbatas únicamente se dibuja con
claridad" el del centro. Ese acróbata central es el propio sujeto, que sobrelleva con aparente alegría el penoso peso
de la lámina toda, como acostumbran los maníacos sobre llevar la realidad, con gran despliegue de fuerza pero
escasos logros, por falta de raciocinio, de sensatez, de previsión (F- para lo que no sea el D central).
El fracaso en esta lámina es desconcertante para todo rorschista. Reservando las distintas partes de la
consigna, como lo hago, para enunciarlas apenas el sujeto pretenda devolver la lámina, ya casi no tengo experiencia
de ese fracaso, porque cada nueva sugerencia es otra oportunidad de logro que le ofrezco.
1
Se llama lámina del medio ambiente. En ella los sujetos con dificultades ambientales presentan choques o
shock. (Inseguros, personas que temen a los exámenes y a los que les desagrada que el psicólogo les aplique
pruebas).
SENTIDO DE LA LAMINA II
No hay quien reciba esta lámina con naturalidad, ni quien pueda acomodarse directamente a ella: el blanco
central ya no puede no advertirse; los grises se han matizado con toques rojizos, y el rojo, inesperadamente, asoma
tres veces sobre el fondo blanco.
En teoría del arte se sabe que rojo es un color dominante. Si un pintor desea mantener el equilibrio de su
cuadro, achica la superficie cubierta de rojo porque sabe que el pequeño tamaño queda compensado por la
intensidad y la pureza de este color.
¿Que tiene el rojo de específico? ¿Qué lenguaje habla a nuestra percepción? Saberlo es saber qué podemos
esperar del sujeto, lo que nos ayudará a captar cuándo y cuánto se desvía de las normas de percepción y reacción
ante el rojo.
Para entendernos mejor con la lámina II, transcribiré un párrafo de Merleau-Ponty. Dice así: "La sensación no
es ni un estado ni .una cualidad, ni la conciencia de un estado o de una cualidad. De hecho, cada una de estas
pretendidas cualidades —el rojo, el azul, el sonido— está insertada en una cierta conducta. En el hombre normal,
una excitación sensorial, sobre todo las experimentales, que apenas tienen significación vital para él, no modifica
sino ligeramente la motricidad general. Pero las enfermedades del cerebelo o de la corteza frontal ponen en
evidencia lo que podría ser la influencia de las excitaciones sensoriales sobre el tono muscular. En particular el rojo y
el amarillo favorecen los movimientos deslizantes; el azul y el verde, los movimientos discontinuos.
La significación motriz de los colores sólo se comprende si éstos dejan de ser considerados como estados
encerrados en sí mismos o como cualidades indescriptibles ofrecidas a la comprobación de un sujeto pensante.
Todo se aclara si empezamos a considerarlos como acontecimientos por los cuales me adapto al mundo".
No hay, pues, que preguntarse corno y por qué el rojo significa esfuerzo o violencia; el verde, reposo y paz,
sino que hay que reaprender a vivir estos colores corno los vive nuestro cuerpo; esto es, como concreciones de paz o
de violencia. Cuando decimos que el rojo aumenta la amplitud de nuestras reacciones, no hay que entender esto
como si se t ra t a ra de dos hechos diferentes; una sensación de rojo, por un lado, reacciones motrices por el otro:
hay que comprender que el rojo, por su t e x t u r a que nuestra mirada recorre y abarca, es ya la ampliac ión de
nuestro ser motor. El sujeto de la sensación no es ni un pensador que toma nota de una cualidad, ni un medio inerte
que sería afectado o modificado por ella, sino que es un poder de co-nacer en un determinado medio de existencia, y
de sincronizarse con él.
Apliquemos ahora lo leído, a nuestra lámina II. Los copetes rojos superiores, y el muy central rojo inferior nos
enfrentan, vivencialmente, a nivel orgánico-inconsciente, con dos movimientos opuestos: los rojos, por rojos, nos
sugerirían una experiencia centrífuga, expansiva, girante, explosiva. Pero la serena simetría que los enfunda, les
devuelve la quietud, los neutraliza. Yo diría que la lámina II nos coloca en una situación comparable a la que vivirnos
cuando de pronto, en la quietud expectante de un día de verano, un temporal súbito abre al tope las puertas, y las
vuelve a cerrar con estrépito. Nada queda tal como estaba: sentimos que hay que arreglar la casa, que la tormenta
nos invade, que debemos controlar la situación.
Los sujetos que con más inquietud sienten este impacto del rojo, pero que no son capaces de ordenar sus
impresiones, van a refugiarse en la "gruta" que ofrece el blanco central, tratan de escabullirse por su "agujero", o
infantilmente, como el niño que se distrae, buscan el "trompo" que gira en el centro de la lámina, o controlan el
impacto, encendiendo la "lámpara" central, o expresan su ansiedad fóbica, apelando al "cohete" blanco "que saca
chispas" por el rojo inferior. Entiendo que casi todas las respuestas de blanco de la lámina II, buenas o malas, son
subsidiarias del impacto del rojo.
El rojo de la lámina II sacude los núcleos más profundos de la personalidad. Evadirlo es plegarse al gris o
apelar al blanco. Este gris de la lámina II tiene la especificidad de no ser puro: él mismo está contaminado de rojo.
Sólo sus expresivos bordes pueden recorrerse sin turbación. . . En general, esta lámina es realmente alarmante: o nos
angustiamos con el gris, o nos violentamos con el rojo, o nos perseguimos con el blanco. Casi nos inclinamos a
2
aceptar, como más naturales, malas respuestas que respuestas buenas en esta lámina.
Estás respuestas pueden darse de entrada, o pueden sobrevenir después de dispersas y malas respuestas
anteriores. Por todo lo señalado y por lo que agregaré todavía, la experiencia me ha llevado a privilegiar la lámina II
como la más apta, en clínica, para diagnóstico y pronóstico del sujeto de la prueba.
La lamina II posee la peculiaridad de mostrar, apretadamente, los aspectos más negativos y las posibles
defensas del sujeto. Los rojos laterales superiores delatan su capacidad para maniobrar la agresión; el rojo inferior, su
sexualidad; los grises, las ansiedades depresivas. El D fálico que une o separa los grises, expresa las actitudes más
habituales: cuando se ve un alimento (que disputan o sostienen las figuras) las defensas son orales. Cuando se lo ve
como órgano sexual, las actitudes son histéricas. Si se trata de una respuesta arquitectónica, el sujeto busca competir
sus defensas están puestas en logros externos. Cuando percibe una cruz o un elemento religioso hay capacidad de
sublimación, pero la defensa es a represión.
Solamente los muy desprotegidos no tienen una organización suficiente, ni un estilo definido. El blanco
central representa el útero materno, lo femenino en general, pero también representa el vacio, la soledad, la muerte,
las ansiedades persecutorias.
Las personas de vocación humanística no concretada, ven caras (discutiendo, hablando, escupiéndose,
sacándose 3a lengua) o bien animales bailando, jugando, hablándose.
Cuando hay capacidad creativa, talentosa, se da una original en esta zona roja: en posición bs "Cabeza de
camello con sus cuernitos, hocico rumiando, cuello más claro, y parte del pecho en el borde gris". "Un enano de
espaldas, en puntas de pie, con calzas rojas, que se ven hasta los tobi llos. Chueco como los enanos de cuento". "Una
mariposa (posición a) escondiéndose, en pleno vuelo, Acaba de pasar. Un ala se ve completa (rojo), el cuerpo es más
clarito, "Parte dé la otra ala queda oculta". "Un papagallo (posición b) al que se le ve todo el cuerpo, las patitas, y la
cara y el copete, rojos también, quedan detrás de esto oscuro". Todas estas respuestas fueron dadas por
adolescentes y adultos inclinados hacia las bellas artes: pintores, escenógrafos, músicos.
Esta comprometedora lámina II es la que provoca mayores schocks a los sujetos. Eventualmente, hay quien
devuelve la lámina después de echarle un vistazo rápido: ha intuido el peligro y se deshace de él sin sospechar que
deberá volver a enfrentarlo en la encuesta. Otros, a veces, miran y giran la II sin atinar a dar respuesta. Su fracaso es
más ostensible y, para nosotros, sus defensas son menos sólidas y su desestructuración es más severa que la de
quien ni siquiera de detiene a observarla. Unos y otros se sienten muy mal ante el enfrentamiento de las
posibilidades mas intimas (pues se trata de la lamina II) es posible que se sientan más holgados si se les da compañía.
Esquizoides, sensibles, fóbicos, maniacos, pueden disimular mejor sus deficiencias y sus temores si están
acompañados. Si esto es así lo vemos mejor con la lamina III.
Culpabilidad sexual. Con las manchas rojas se ven indicios de angustia. Dificultad sexual; si es shock al
espacio blanco existe estupor ante los símbolos sexuales, notamos al sujeto perturbado, indeciso, con dificultades
para responder.
5
extraño que viene hacia acá; hasta la involuntaria confidencia de la actuación homosexual, como aparece en esta
respuesta: “dos botas colgando, atadas a bota completa. Hay un LAZO que las vincula (atadas); hay un elemento anal
(colgando); hay un símbolo del poder (botas); y hay una imagen fálica (palo). La lamina V, obliga a un trabajo rápido
de reestructuración de todas las fuerzas de abordaje del mundo.
Autoridad de los padres.
SENTIDO DE LA LÁMINA V:
“El perro de Ulises”, tiene tanta realidad como “el perro de la casa”. Pero las creaciones artísticas tienen un
hálito difuso, una posibilidad abierta para agregarles y quitarles cualidades, para tenerlas a la mano y todas reunidas
en nuestra sala, en nuestra biblioteca. Los objetos reales escapan al intento de mejoramiento o de modificación o de
cercanía porque tiene su forma, su tiempo y su espacio, y no se integran ni se confunden con nuestro lugar, ni con
nuestro ser real aquí y ahora.
Las láminas de Rorschach son como los materiales vírgenes con los que trabaja nuestra fantasía, a través de
una percepción poco precisa. Pero la lámina V es restrictiva como la realidad: gris como la IV, ya la I, tiene menos
matices.
Esta unificada. En ella el blanco es fondo decidido, no una alternativa lúdicra entre figura y fondo.
Es como si la lamina misma fuera la que enuncia: “me parezco a. . . “. La apariencia de alas es algo más que
una posibilidad: surge el murciélago para os hombres, la mariposa para las mujeres.
Esto también reafirma la hipótesis de que la lamina nos muestra el aborde de la realidad, o bien la intuición
general con que nos disponemos a afrontarla.
También se la considera como representante del Yo, después de la presencia aplastantemente supersónica de
la lamina IV. Es lo que el sujeto ha logrado conciliar, entre los urgentes mandatos del Ello y las exigencias del Súper
Yo. La lamina V, con su recortada figura definida y sin grandes concesiones, apela al principio de realidad.
Se entiende que el conejito central, de orejas erguidas, expectante, aparezca en los inmaduros y en los
fóbicos. Mejor será que surja a de la global, porque sugerirá así una segunda actitud latente, no el enfrentamiento
primero y habitual. También son usuales los cocodrilos laterales con sus bocas abiertas, como índice de la avidez por
todo lo que no está frontalmente ante nosotros, sino indirectamente ofrecido. Los perfiles o las personas completas
que descansan fácilmente ubicados por los temerosos, por los dependientes, por los que no adoptan actitudes
activas ante la realidad.
Debido a que esta es la lamina que solemos entregar con menos inquietud porque esperamos una global de
animal alado y los detalles usuales, cualquier desajuste claro a la norma nos sobresalta.
Y quien irrumpa con respuestas insólitas, tiene ya que haber mostrado conductas de este tipo en su trato
espontáneo y convencional.
En un trabajo comparativo del Rorschach de seis homosexuales, todos hombres de alrededor de 40 años y
todos con nivel universitario, aparecieron respuestas de disfraces dadas como globales en esta lámina. Todos ellos
dieron la mariposa como primera respuesta.
Las imágenes especulares de los narcisistas suelen expresarse aquí, en posición c, como dos cisnes pecho a
pecho, en contacto amoroso. Los competitivos prefieren los dos ciervos enfrentados por sus cabezas, con las patas
traseras en tensión.
Pobre en sugestión de respuestas, lo suficientemente armada como para impedir el vuelo imaginativo, difícil
de reestructurar en forma original, la lámina V tiene la sencillez escueta de la realidad objetiva. También el matiz
amenazador u omnipotente o desolador o tranquilo que puede despertarnos el gris de su textura, se parece a las
diferentes conmociones que nos provoca el trato con lo real, cambiante como nuestro ánimo, variable como la
familiaridad o la inseguridad con que afrontamos los distintos ambientes.
Es por eso que algunos sujetos que han visto “un murciélago o una mariposa”, suelen aclarar que, si se trata
de un murciélago, está quieto o muerto o amenazante; pero si es una mariposa está viva y volando. Esta mariposa de
color oscuro, mariposa de noche, suele ser transformada en su superficie por los histéricos que la imaginan o la ven
6
de colores cálidos, brillante, a veces caprichosos, con borde de color rojo y pintas amarillas. Este intento de falsificar
el color linda con la manía y también con la aparente desenvoltura con que el histérico y el maníaco niegan su temor
de lo real, con una superficial y ostensible fachada que no consigue disimular totalmente la angustia. Tal vez uno de
los datos más evidentes de apartamiento de la realidad lo brindan los esquizofrénicos y preesquizofrénicos, con su
fracaso en esta lamina. A lo sumo destacan la simetría.
La lamina V es el semáforo del Rorschach, y no hay muchas opciones para estar de acuerdo con él, ni
demasiado margen para distraernos.
En definitiva, o se es un niño travieso, o un niño a destiempo (regresión), o un sujeto malintencionado
(psicopatía), o se es adulto. Y los adultos se portan bien: con gracia, como las mariposas femeninas, o con seriedad,
como los murciélagos masculinos. Porque además de adulto, se es adulto hombre o adulto mujer. ¿ Lo es nuestro
sujeto de prueba? Se lo preguntaremos a través de la lámina VI.
Sentido de la realidad, provoca exclamaciones y aversiones. Revela traumas sexuales.
8
Así por ejemplo tenemos a la madre muy narcisista, cuan do se da como respuesta a una mujer que se
contempla así misma en el espejo, cuando ven a dos viejas chismoseando o dos señoras discutiendo, o bien dos
tigres con la boca abierta.
Por otra parte tenemos la madre desafectivizada, de la que recibimos alimento y protección física, pero no
amor, una madre nutricia pero distante, la cual se encuentra reflejada en las siguientes respuestas, parecen nubes,
varias piedras, una encima de otra.
También la madre sobre protectora se refleja en respuestas como un cangrejo con sus pinzas, una dentadura
postiza. Es decir una madre luchadora, fálica, que no deja crecer a sus hijos, reflejándose como dos penínsulas que
avanzan en el agua, mientras aquellas que no supieron defender a su hijo de las arbitrariedades o del abuso de un
padre sin rol, se dan en respuestas de bahía que se dejan invadir por elementos.
La madre asexual izad, la virgen madre es negada en el tercio interior, donde tan claramente pueden
evocarse los genitales femeninos y sus alrededores. Esta zona encierra peligros que generalmente obligan a girar la
lámina, después de responder por las áreas superiores. La mariposa seria el símbolo más aceptable, aunque
generalmente es criticada por el tamaño o por la forma de sus alas.
También dentro de esta lamina el juego óptico de figura fondo puede cambiar rápidamente, apareciendo el
blanco imponente como perseguidor, con toda la ansiedad persecutoria que puede despertar la madre infantil.
Esta ansiedad puede expresarse como luz o como la entrada a una gruta, donde a veces el sujeto Edipo
indefenso en país desconocido, está adentro. Así la proyección del terror o la desventura es el mecanismo propio de
los paranoides expresando respuestas de huesos rotos, un animal destrozado, actuado estas como defensas agresivas
contra el incesto.
Por otra parte cuando hablamos de una madre sometida o una infancia masoquista, n os encontramos con
sujetos que tienden a ver la lámina en posición invertida dando respuestas como, animales que sostiene un gran
peso, o piedras, con la cabeza, siendo propia de personas que tienen vocación de enfermedad cardiaca (como todos
los que dan respuesta de esfuerzo).
Si la madre no ha estado presente como espejo configurarte de la corporalidad y del yo, se suelen ver trozos
sueltos de animales.
También el pánico persiste en el espacio en blanco del medio (fondo), el cual no es solo cavidad, sino vació,
luz, ya que por ejemplo, lo primero que sobreviene en un parteo es la luz, propicio receptor de la proyección de
pánico de un niño.
Loa que no atinan a dar respuestas de animales son aquellos que en vez de guardar un niño dentro de sí ,
conservan un ser sufriente que no pueden reconocer como niño, porque retrospectivamente nada les permitió trazar
un límite entre lo que fue aquella edad con alegrías y desdichas, para empezar a ser otra época. Si se trata de
hombres el fracaso está referido a sus propios aspectos tiernos pero también a la madre que se hizo cargo de ellos, y
a la mujer como compañía adulta actual.
De esta forma, la impresión de Ofelia Vázquez, es que esta lámina no se refiere a la madre biológica sino a lo
femenino en relación más personal con cada uno de nosotros, en donde la textura que sugiere el gris es menos
evadible. Y para las mujeres, la lamina en posición invertida y el espacio en blanco que la misma sugiere es el
elemento más difícil de configurar.
Es traumatica para personas con conflictos frente a la madre.
Los epilépticos, los psicóticos, los autistas, los bordar line, desestiman la facilidad de los animales de los
costados , viendo la parte central desde arriba hasta abajo, como un cuerpo humano desde el cuello hasta la ingle (R
de epiléptico), varios órganos separados (un esquizofrénico), un esqueleto con otras partes (un border), un árbol con
la copa, el follaje y la tierra abajo (caracteropatía homosexual), el fuego, el humo y al cumbre de un volcán (psicosis
histérica).
Sin embargo, esperamos que los animales se den como primera respuesta. Porque este animal, bien visto,
con actitud precisa y ánimo definido, representa el aquí y ahora de la trasferencia, ya que lo que se diga de los
animales, se está diciendo del probando y examinador.
Así lo que el sujeto diga a cerca de la actitud o del estado de ánimo de los animales, es la proyección de lo
que siente frente al examinador, y de cómo siente a esta. Si se trata de un futuro paciente, estas pautas son claras
para entender cómo será su actitud trasferencial, a veces en el inicio del tratamiento, a veces en forma permanente.
Esta manifestación de la modalidad del vínculo trasferencial se producen decididamente en esta lámina, lo que le
permite a la autora la lámina de la trasferencia.
Un ejemplo de esto es el siguiente:
Un niño de 13 años, a quien su madre intento abortar usando técnicas cruentas y psicóticas, maltrato por su
madrastra después de la muerte de su madre, cuidado por una abuela arteriosclerótica, y castigado por un padre
sometido a esas figuras femeninas, logro hacer una cariñosa trasferencia con su terapeuta, y cuando se le pregunto
por la actitud de los animalitos que había visto, hizo con los brazos un vivo gesto de ascenso y choque, mientras decía
están subiendo para pelearse aquí arriba, la cual no fue real, necesitando fraguar una situación y abandono como si
esta terapeuta fuera su madre, su madrastra, su abuela.
Por otra parte, el pino, casi una popular dada en el área gris superior, coincide con el modelo básico de la
relación vincular más remota y más permanente. Solo que esta vez se indica allí a la persona o la entidad a la que el
sujeto está más aferrado. El árbol representa a la familia. La madre absorbente es vista en la parte lateral como un
pulpo, lo cual es característico de personas de edad criadas a la antigua, que no han salido de la sujeción de su
infancia.
En esta lamina, además, el manejo de la agresión se muestra en azul verdoso. Esta área vincula el Tánatos
presente en el gris superior, y el Eros del rosa-naranja, descargando el sujeto entre ambos, el aquí y ahora
trasferencial, en que ambas instancias luchan confundidas, siendo lo corriente eludir la expicitación de esa agresión,
viéndose entonces solo el blanco entre el azul verdoso, generalmente como tórax o costillas. Pero aun esos mismo
blancos pueden estar cargados de connotaciones autoagresivas: desde la boca abierta de un pez, y se ven los dientes.
La pasividad y la somatización, como manejo de la agresión, ponen en evidencia su origen de mandato
recibido en la infancia. Así respuestas de bandera flameando son el símbolo de la descarga de la agresión a través de
la búsqueda de éxito, de estatus.
Los murciélagos vistos en localización no habitual representan el temor de que algo nefasto ocurrirá.
Una flor, un pétalo, una mariposa, hielo con reflejos solares, son respuestas dóciles, es lo que la sexualidad
está dispuesta a absorber de la agresión que fluye desde el menudo triangulo azul verdoso que parece sostener a la
zona rosa-naranja.
Una vagina una vulva, en la parte central, son respuestas propias de fóbicos, mientras que los histéricos
suelen dar como respuesta una estatuilla de oro brillante.
10
Y para dejar constancia del esfuerzo persecutorio con que agresión y sexualidad se mantiene distantes, están
el águila blanca con las ala extendidas del paranoide o una paloma de los esquizofrénicos vistas entre el azul verdoso
y rasa naranja.
Los fóbicos y escopofilícos no se pierden las cabecitas que asoman a uno y otro lado en el borde superior
naranja.
Cuando se es más agresivo o egocéntrico se pierde la subjetividad del contorno y los colores solo siguieren
partes anatómicas ubicadas forzosamente y si una buena percepción formal.
Los animales laterales vistos en posición invertida, suelen ser osos hormigueros o canguros con sus cabezas
conectadas con el detalle rosa-naranja.
El sujeto que no tiene en cuenta los colores condena su vida afectiva. Si los destaca en exceso puede indicar
epilepsia.
SENTIDO DE LA LAMINA IX
Es la lamina materna primitiva, la cual es frecuentemente rechazada, con un tiempo de reacción que suele
alargarse llevando a la persona a vivencias muy arcaicas y primitivas, en donde es imposible pasar por alto el espacio
en blanco desde la forma del útero hasta símbolos femeninos indirectos, es un área que nos acepta la negación, es
un hueco un vació, un violín o un jardín. Es el antro materno, paraíso perdido, el espejo.
Enfrentar esta lamina es mirar hacia atrás, es mirar hacia el comienzo, hacia nuestro comienzo, hacia aquel
periodo en el que mi ser era una continuación de otro ser que me contenía, mi madre, la que vivía y sentía, pensaba
y era afectada por ambas.
La ansiedad de retomar contacto con algo más firme y limitado debe ser lo que hace que las cabezas de
cocodrilo o ciervo del interior del verde, sean casi populares, solo comprables por la frecuencia con que aparecen a
los pechos con pezón en los laterales de la lámina I. Esta cabeza de cocodrilo se relaciona siempre con el embarazo y
hay que interpretarlo de acuerdo al sexo, la edad y las circunstancias vitales del sujeto. Las curvas inferiores internas
que pertenecen a las áreas naranjas superiores, suelen ser vistas como vientres de embarazadas.
El verde puede ser mar o follaje, o lago como expresión de pasividad o de entrega, pero también un hueso
para los esquizoides que se aíslan de su propias vivencias corporales o solo dos perfiles para los fóbicos que siempre
tratan de estar a distancia de su propia corporalidad intima.
El rasado inferior parece despertar asociaciones relacionados con los hijos, mientras que los naranjas
superiores representan la relación con los hermanos, también se expresa la relación fetal con la madre
Así los naranjas supriores son alusivos a los fetal, el verde como las sensaciones del vientre materno y del
propio cuerpo, el blanco y las transiciones naranja-verde, como el trauma de nacimiento, el recinto uterino, las
ansiedades persecutorias prenatales y postnatales y el rozado inferior como la pro creatividad, el genital femenino,
el hijo logrado.
Una respuesta que aparece en adultos inteligentes es la de una señora con el pelo recogido a los costados
con un vestido blanco en la parte central y cubierta con manto de dos coloreas (verde y naranja), entrando a un
fiesta.
En algunos enfermos crónicos y hereditarios la mención explícita de la mezcla o superposición de colores,
habiendo una percepción global, manifestándose como la erupción de un volcán, fuego y humo algo que se ha
partido y se separa.
Cundo la lamina es vista en posición invertida se percibe un lechuza en el centro de las tres partes que
configuran el rosa, lo que aludiría a la muerte de hijos, hermanos o peligro de muerte en el sujeto mismo durante su
infancia. En el verde se van cabezas de cerditos o cabeza de dos niñas que se besan separada por un palo (pené), lo
cual simboliza a la irrupción del padre en el vinculo madre-hijo. Con los hocicos hacia fuera incluyendo el detalle
interior al verde como boca abierta, viéndose la cabeza de un rinoceronte, un oso comiendo algo, o en el borde del
verde una cara durmiendo, con nariz rectangular, boca apretada y barbilla saliente. Aludiendo estas respuestas a
11
funciones biológicas básicas, las primeras son orles, la ultima tiene un destejo de nostalgia por la placidez del bebe
que duerme después de haber comido.
Los naranjas inferiores pueden ser pájaros apayasados en ramas, cabizbajos, hombres jugando a las cartas,
etc, aludiendo también esta parte naranja a lo genital, reinterpretando las respuestas de alimento como ansiedades
orales, las depresivas (cabizbajo, meditando) como preocupación por lo sexual, las de vestimenta como exhibiciones
o histéricas.
En posición b, el verde pasa a primer plano en la señora gorda que sujeta a un niño, un persona andando en
bicicleta, etc efectuando acciones que recuerdan acontecimientos infantiles traumáticos.
Por lo tanto a partir de esto podemos decir que esta lamina, desde el fracaso total hasta la aparición de
varias respuestas populares, desde la descripción de colores hasta la simbolización de conceptos metafísicos, es la
más difícil de configurar y la más ardua de interpretar con claridad.
Sublimación. Personas inseguras y temerosas de sus propios impulsos. Si presenta respuestas C en laminas
VII y X y ninguna en esta, hay poca capacidad para sublimar.
SENTIDO DE LA LAMINA X
El sujeto al enfrentarse a esta lámina tiene la necesidad de recortar, enfatizar, omitir, reunir y separar las ares
que lo enfrentan para mostrar la riqueza o pequeñez, el ajuste o la distorsión con que encara su contexto mundano.
Tal vez porque lo común a todos los hombres se la ligazón con las figuras parentales y especialmente con la madre,
las primeras respuestas recaen en los celestes laterales y en el gris medio superior, en lo celeste se proyecta la figura
materna (araña, pulpo, cangrejo, raíz, flor), en el gris, la pareja parental.
El detalle central alargado del gris equivale al propio sujeto en relación triangular con los padres.
Junto a los celestes laterales, los verdes superiores pueden ser pinzas del cangrejo (celeste), lo que indica que
quien da la respuesta funciona como parte de su madre, probablemente como los aspectos agresivos
complementarios de una madre pasiva, indirectamente manejadora, por lo que esta área verde parece ser la que se
presta para expresar la actitud del hijo (examinado) respecto de su madre y de la pareja parental.
Luego las áreas verdes inferiores expresan el rol social aparente del sujeto. Por eso el concejito
acomodándose es propio de los fóbicos y no de los paranoicos, los pavos reales mostrando su cola son respuestas
propias de los histéricos, los caballitos de mar suelen verlos aquellos fieles a su infancia, a las costumbres, a los
mandatos familiares. Los obsesivos apelando al detalle pequeño perfectamente configurado en la parte más delgada
del verde reflejan la cabeza y el cuello de una jirafa.
Las áreas rosadas representan la sexualidad, el Eros y la agresión con sus tonalidades gradualmente
matizadas. Un mapa, la bota de Italia, dos montañas son malas respuestas que denuncian inmadurez sexual
compensadas con un intento de racionalización; gusanos, larvas, fetos, son respuestas regresivas e infantiles. Los
homosexuales suelen ver en esta zona animales gelatinosos, asqueroso que se arrastran, o bien bebés haciendo pis
(amarillos intensos) y caca (marrón oscuro) al mismo tiempo, habiendo en esta ultima una connotación esquizoide y
perversa.
Los azules centrales, que vinculan a los rozados, representan a la pareja actual del sujeto, por ejemplo los
que se encuentran en conflicto matrimonial ven en posición invertida a dos hombres que se ayudan entre sí paran o
caer al abismo. Los que mantiene una relación colaboradora ven a dos palomas pasándose algo o sosteniendo algo.
Los amarillos internos despiertan respuestas relacionadas con lo más regresivo deseado, desde la célula de
los esquizoides pasando por el huevo frito de los orales y los esquizofrénico, hasta el león erguido de los que
hubieran querido ser el rey de la casa (el varón, el hijo deseado) y al original sirena de una histérica, que se había
asegurado la virginidad de la cintura para abajo, sin perder la seducción y la belleza de la cintura hacia arriba.
Lo amarillos externos se prestan para expresar lo conscientemente deseado por el sujeto, incluidas las
fantasías de curación.
12
El marrón oscuro ubicado entre el amarillo y el rosado puede dar al interpretar pautas a cerca de la fantasía
de enfermedad del paciente, el ciervo saltando visto por la forma y el color es índice de salud. La papa arrancada de
la tierra, el caballo cayendo, los insectos picando se aproximan a las fantasías de enfermedad.
El marrón claro lateral inferior puede sugerir respuestas relacionadas con el autentico rol social del sujeto, en
contraposición con el aparente, dado en el verde inferior, o bien aludir a la imagen paterna.
El detalle central naranja representa al sujeto en medio de su mundo, su modo de sentirse entre los demás.
El hueso de polo es la respuesta más usual, equivale a considerarse uno más entre todos. La similla, por ser un
vegetal, mostraría el sentimiento de pasividad y dependencia, la onda sin la goma que la completa, es índice de
agresividad latente y contenida.
La primera visión abarcadora que surgen posición normal es animales, fondo de mar, mientras que en
posición invertida se presenta el corte de una hoja, con cáliz en el gris y grandes pétalos en el rosado.
Por lo tanto siempre que el sujeto de su respuesta en posición normal implica que este se somete a un
mundo misterioso y en cuando la de en posición invertida toma conciencia de que es pasivo objeto de estudio.
Si el mundo es vivido con pánico, la lamina será colocada en posición b por ejemplo dos encías sin dientes
(rosados), comiendo todo esto de adentro (azul, amarillo, verde), y lo de afuera es lo que mastico y escupió
(celestes, marrones).
Si el pánico no es psicótico, sino neurótico, aparecen las caras fóbicas, integradas por el blanco, los verdes
como cejas, naranja como nariz, los amarillos como ojos, azul como anteojos, naranja como nariz y gris como barba.
Los rosados pueden parecer sirenas en posición invertida (c) o mujeres con pañuelos en la cabeza, también
canguros con sus hijitos (azules) saltando de la bolsa ventral, en esta respuesta lo sexual y lo maternal se confunden.
Los verdes internos superiores pueden parecer aviones que caen con su estela de humo, lo cual es propio
de la angustia depresiva en maniacos.
Si seguimos en posición c, el naranja puede configurarse como ojos y nariz, para mostrar la ansiedad
inquisitiva, fóbica y paranoide que preside el ánimo del sujeto cuando enfrenta al mundo.
En torno de este naranja y limitada por el azul, parte de los rasados y el gris, se extiende una zona blanca
que se presenta para expresar lo más tímido del sujeto, por ejemplo una calavera.
En posición normal esta zona blanca puede aparecer como una cabeza y un cuerpo de ángel en donde lo
más temido en la muerte de un hijo o un niño.
el fracaso puede representar depresión como un rasgo autista.
13