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GUÍA DE EJERCICIOS
TEXTO ARGUMENTATIVO
LEA Y RESPONDA LA PREGUNTA 1.
1.- Uno de tus compañeros presenta frente al curso una exposición sobre los analgésicos y concluye diciendo lo
siguiente:
“…Finalmente, debo decir que de todos los analgésicos que existen en el mercado el mejor es SINDOL, puesto que es el
único que me ha permitido combatir esta dolencia”.
El suave caminar sobre el suelo enmoquetado, las risas de los niños, el peculiar olor a sal y mantequilla unido al repiqueteo
constante del crujir de palomitas, esa pareja de novios que se hace arrumacos en la última fila, los grandes refrescos
saboreados con deliciosa lentitud, mientras tu mente, absorta, pone toda su atención en la inmensa pantalla que se
extiende ante ti, reproduciendo esa película que tanto deseabas ver, interrumpida de vez en cuando por un grupo de
adolescentes que alborotan o por esa pareja de ancianos que han llegado tarde y no encuentran su sitio… Vamos, lo que
viene siendo la experiencia de una tradicional tarde de cine es hoy en día, señores y señoras, una soberana estafa.
Tú, inocente ciudadano, llegas al cine feliz y contento, esperas pacientemente una cola eterna, que más que en el cine
pareces que estar en el metro en hora punta, y cuando llega tu turno pides educadamente tu entrada. Como hay mucha
gente te toca una butaca de esas de las primeras filas, de las que hacen que salgas del cine con tortícolis, pero no te
importa, esa película merece la pena. Entonces, sin aviso previo, sin anestesia, la cajera ni corta ni perezosa te dice el
precio, comienzan a sudarte las manos y buscas torpemente en tu cartera un billete más voluminoso que aquel de cinco
euros que con paternal amor habías reservado para ese momento. Transcurridos unos minutos después del pago, te
recompones, no ha sido para tanto, intentas convencerte a ti mismo, será por eso de la crisis que la vida está más cara, te
dices, pero lo que no sabes es que lo peor está aún por llegar. ¿Qué es un cine sin refresco y palomitas? Nada. Por eso te
dispones a ponerte de nuevo a la cola, a comprar algo de picar, y de nuevo te estafan, no es que las palomitas estén menos
ricas que antaño o que tu refresco tenga menos burbujas. Es que, de nuevo, esos cinco euritos se han vuelto a quedar
cortos, ¡y tan cortos! Disfrutas de la película, como siempre, te ríes, lloras o simplemente observas, pero esta vez al llegar
a tu casa, tras mirar tristemente tu cartera, descubrirás que tendrá que pasar mucho tiempo hasta que puedas volver al
cine… Porque sí, hoy en día el cine se está convirtiendo en un lujo que no todos nos podemos permitir.
Me gustaría que alguien me explicara qué ha pasado, por qué si la industria del cine está tan de capa caída a causa de las
famosas descargas ilegales no hace nada para incentivarnos a ir al cine, al contrario, nos lo pone aún más difícil y se excusa
alegando que es para compensar las pérdidas económicas que la piratería les supone. ¿Bajarán entonces los precios si
cesan las descargas? Permítanme que lo dude. Hay quien se contenta con pensar que son aquellos que fijan los precios
los que con estos se ven perjudicados, al ser cada vez más personas los que se niegan a pagarlos. Sin embargo, a mí me
sabe amargo pensar que alguien pueda dejar de acudir al cine por una cuestión de precios. Por supuesto que ninguno de
nosotros va a faltar a un estreno esperado o a una cita especial por no pagar la entrada, pero quizá aquellos que acuden
al cine con regularidad, aquellos que disfrutan del simple hecho de pasar allí la tarde tanto o más como de la película, se
replanteen el acudir tan frecuentemente, pues hoy en día, tal y como están las cosas, el no ir al cine puede resultar algo
superfluo. Por eso hoy quiero dedicar estas palabras al cine, al séptimo arte, al entretenimiento de mayores y de
pequeños, tan viejo como eficaz, y a la estafa más sutil del momento.
https://lenguadeterceroeso.wordpress.com/2015/06/29/la-argumentacion/