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No hay otro género arquitectónico tan permanente, revelador La casa en la Ciudad de México

y protagónico como la casa habitación. Siempre ha apareci-


do como escenario cautivador de novelas, telón de fondo en
películas y anuncios publicitarios y, desde hace décadas, es
en el siglo xx

Lourdes Cruz González Franco


tema de innumerables libros y artículos de revistas especializa-
das. En torno a ella giran miles de elementos para su construc- Un recorrido por sus espacios
ción, equipamiento y decoración. Es motivo de encuentros y
desencuentros familiares, de añoranzas y esperanzas, y para

ancla, su seguridad y su memoria.


Este libro es una investigación inédita, que ofrece un análi-
sis histórico crítico de la casa unifamiliar durante el siglo XX en
la Ciudad de México, destinada a la clase media y media alta. La
autora realiza un estudio que responde a dos preguntas cru-
ciales: ¿por qué cambiaron los espacios al interior de la casa?
Lourdes Cruz González Franco
a lo largo de los capítulos se fueron entretejiendo a través de
hilos conductores, que van urdiendo las ideas en torno a la
transformación de la casa, por encima de un enfoque estético
o estilístico, como los modos de vida, el avance de la tecnología
-
ciones, la transformación del entorno urbano, el consumismo,
el hedonismo, la tendencia hacia la vida privada individual, el
culto al cuerpo humano, la globalización, la ecología, las trans-
formaciones de las relaciones familiares y la inseguridad que

La casa en la Ciudad de México en el siglo xx


desde hace décadas existe en la capital.

Lourdes Cruz González Franco


Doctora en Arquitectura por la unam, especializada en la his-
toria de la arquitectura mexicana del siglo xx. Ha publicado
los libros Francisco J. Serrano, ingeniero civil y arquitecto y
Augusto H. Álvarez. Arquitecto de la modernidad. En coau-
toría realizó los libros Una ciudad imaginaria. Arquitectura
Mexicana de los siglos xix y xx en fotografías de Luis Márquez
(con Louise Noelle) y Los dibujos del taller de Augusto H. Álva-
rez (con Alejandro Aguilera González). También coordinó y es
coautora de los libros El Estadio Olímpico Universitario. Lec-
turas entrecruzadas e Historia de la Arquitectura y el Urbanis-
mo Mexicanos. En la antesala del tercer milenio. Es profesora
e investigadora de la Facultad de Arquitectura de la unam y
coordinadora del Archivo de Arquitectos Mexicanos de la mis-
ma institución. Pertenece al Sistema Nacional de Investigado-
res (sni) y es miembro del Comité Internacional de Críticos de
Arquitectura, de icomos México, de la Academia Nacional de
Arquitectura y del capítulo docomomo México.

Univerisdad Nacional Autónoma de México


Facultad de Arquitectura
2016
La casa en la Ciudad de México
en el siglo xx
Un recorrido por sus espacios
Equipo editorial Facultad de Arquitectura

Coordinador editorial
Salvador Lizárraga Sánchez
Responsable de diseño editorial
Amaranta Aguilar Escalona
Corrección de estilo y cuidado de la edición
Leonardo Solórzano Sánchez
Diseño editorial y formación
Amaranta Aguilar Escalona
Regina Rivas Coss
Edición
Salvador Lizárraga Sánchez

Fotografía en portada: Vladimir Kaspé, vestíbulo,

Louise Noelle

Luis Barragán © 2016 Barragán Foundation, Switzerland

© Diciembre 2016, Fideicomiso Vladimir Kaspé

Primera edición: diciembre 2016


D.R. © Universidad Nacional Autónoma de México
Ciudad Universitaria
Delegación Coyoacán C.P. 04510 Ciudad de México

Prohibida su reproducción total o parcial


por cualquier medio sin autorización escrita del titular de los
derechos patrimoniales

Hecho en México
La casa en la Ciudad de México
en el siglo xx
Un recorrido por sus espacios
Lourdes Cruz González Franco

Universidad Nacional Autónoma de México


Facultad de Arquitectura
2016
Agradecimientos

Amaranta Aguilar Escalona, Alejandro Aguilera González, Ernesto Alva Martínez, Ricardo
Alvarado Tapia, Víctor Arias Montes, Yolanda Bravo Saldaña, Armando Carranco Sánchez,
Honorato Carrasco Mahr, Eduardo Ceballos Uceta, Carlos Chanfón Olmos , Ana Paula Chávez
Cruz, Santiago Chávez Cruz, Sergio Chávez Esparza, María de Lourdes Díaz Hernández, Elisa
Drago Quaglia, Catherine Ettinger Mc Enulty, Rafael Fierro Gossman, Raquel Franklin Unkind,
Rocío Gamiño Ochoa, Teresa González Melchor, Xavier Guzmán Urbiola, María Eugenia
Hernández Sánchez, Fernando Jorge Pacheco, Salvador Lizárraga Sánchez, Marcos Mazari
Hiriart, Alberto Moreno Guzmán, Fernando Navarrete Reyes, Louise Noelle Gras, Julieta Ortiz
Gaitán, Lourdes Robleda González de Castilla, Álvaro Sánchez González , Rodolfo Santa María
González, Ricardo Saslavsky, Fernando Leobardo Silva González, Leonardo Solórzano Sánchez,
Javier Velasco Sánchez, Martín Yáñez Molina, Federica Zanco.
Albin Vasconcelos Arquitectos, Gutiérrez Arquitectos, Legorreta Arquitectos, Nuño Mac Gregor
De Buen Arquitectos, Pascal Arquitectos, Sánchez Arquitectos, Ten Arquitectos. Adriana Monroy
Noriega, Javier Senosian, Francisco Serrano Cacho.
, Archivo de Arquitectos
Mexicanos, , Barragán Foundation, Fundación Vladimir
Kaspé, Revista Enlace,
, alumnos
de Práctica Profesional
Índice
Presentación 10
Introducción 14

El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros


del Movimiento Moderno en relación con el espacio
01. habitacional 20

La relevancia del espacio habitacional


para la propagación del Movimiento Moderno 21

Frank Lloyd Wright y el rompimiento de la “caja” 24


Las Casas de la Pradera 25

La Bauhaus y el racionalismo de Walter Gropius 29


La casa experimental en Weimar 32

Las ideas de la vivienda en Hacia una Arquitectura 35

El testimonio de una época 48

02.
El sentido del confort en el siglo XX
03. Antecedentes importantes: la transformación de la casa
y la sociedad durante el siglo XIX

propagandística de la revista Cemento

aceptación del Movimiento Moderno 113

Las Pláticas
de Arquitectura. México, 1933 115
04.

05.
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Presentación

10
En el siglo XX

todo el siglo XX 1

xx -

-
Vivienda colectiva de la modernidad en México;2 pero salvo raras excep-
ciones —como el libro 18 residencias mexicanas 3

México del siglo xx

11
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

El análisis no se detiene a la mitad del siglo xx,


-
xx

Marcos Mazari Hiriart

12
Presentación

Notas

1. Beatriz Colomina, “La casa de Mies: exhibicionismo y coleccionismo”. Bitácora 27, junio
2014, 8.
2. Enrique X. de Anda Alanís, Vivienda colectiva de la modernidad en México: los multifamiliares
durante el periodo presidencial de Miguel Alemán (1946-1952). México: UNAM Instituto de
Investigaciones Estéticas, 2008.
3. Enrique Yáñez, 18 residencias de arquitectos mexicanos. México: Ediciones Mexicanas, 1951.

13
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Introducción

14
XX en Mé-

-
-

cabo en la morada del hombre;3

15
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

-
-

-
-

XX -

16
Introducción

-
-
-

17
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

El
espacio habitacional en México: la casa habitación unifamiliar en la ciudad de Mé-
xico durante el siglo XX
-

18
Introducción

Notas

1. Algunas de las principales publicaciones en torno a la casa mexicana del siglo XX son: 18
residencias de mexicanos, México: Ediciones mexicanas, 1951; Vicente Martín Hernández, La
arquitectura doméstica de la ciudad de México (1890-1925), México: UNAM, 1981; Ernesto
Alva Martínez, La casa en la arquitectura mexicana, 1890-1925, México: COMEX, 1995; y Ca-
sas, Casonas y Hoteles, México: COMEX, 1997; Enrique Ayala Alonso, La casa de la Ciudad de
México. Evolución y transformaciones, México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes,
1996; y Habitar la casa: Historia, actualidad y prospectiva, México: Universidad Autónoma
Metropolitana-Xochimilco, 2010; Arquitectos Mexicanos. Entre la tradición y la Modernidad,
México: Attame Ediciones, 1997; Arquitectos Mexicanos II. A fin del milenio, México: Editorial
Arquitectos Mexicanos, 1999; Arquitectos Mexicanos III. Forma, luz y color, México: Editorial
Arquitectos Mexicanos, 2000. Víctor Manuel Ortiz, La casa, una aproximación, México: Uni-
versidad Autónoma de Metropolitana-Xochimilco, 1984; Luis Arnal, Carlos Chanfón Olmos,
et al., México en sus casas, México: INFONAVIT, UNAM, 1998; Muchas moradas hay en México,
México: INFONAVIT, UNAM, 1993; Juan Ignacio Barragán, 100 Años de vivienda en México. His-
toria de la Vivienda en una óptica económica y social, Monterrey: Urbis Internacional, 1994;
Claudia Rueda Velázquez, La casa residencial en el entorno de los Jardines del Pedregal de
San Ángel, 1947-1962, tesis doctoral, Barcelona: Departamento de Proyectos Arquitectóni-
cos, Universidad Politécnica de Catalunya, 2008; Horacio Sánchez, La vivienda y la ciudad de
México. Génesis de la tipología moderna, México: Universidad Autónoma Metropolitana-Xo-
chimilco, 2006; Miquel Adrià, Abraham Zabludovsky y la vivienda, México: IMCYC, Facultad
de Arquitectura, 2000; Alfonso Pérez-Méndez y Alejandro Aptilon, Las casas del Pedregal,
1947-1968, Barcelona: Gustavo Gili, 2007.
2. Anatxu Zabalbeascoa, Las casas del siglo XX, Barcelona: Gustavo Gili, 1998, p. 15.
3. André Parinaud (coord.), La casa del mañana, México: Siglo XXI editores, 1966, p. 14.
4. Lourdes Cruz González Franco, El espacio habitacional en México: la casa habitación uni-
familiar en la ciudad de México durante el siglo XX, Tesis Doctoral, Facultad de Arquitectura,
UNAM, 2003.

19
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

El pensamiento de algunos
arquitectos extranjeros del
Movimiento Moderno en relación
con el espacio habitacional
01.

para ello

1
-

La relevancia del espacio habitacional para la propagación


del Movimiento Moderno
-
xx
-

-
3

21
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Le Corbusier, Weissen-
hofsiedlung, Stuttgart,
Alemania, 1927. Fotografía:
- Raquel Franklin

Mies van der Rohe, Weis-


- senhofsiedlung, Stuttgart,
5
Alemania, 1927. Fotografía:
Raquel Franklin

-
ron para la selección de las obras de
la última década en criterios estilísti-

-
Predominó el

22
El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

-
Jacobus Johannes Pieter
Oud, Weissenhofsiedlung, -
Stuttgart, Alemania, 1927.
Fotografía: Raquel Franklin
-
Adolf Loos, Casa Müller,
Praga, República Checa,
1928-1930. Fotografía:
Raquel Franklin

23
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

A principios del siglo XX -

-
-

11
Los

24
El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

12

25
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Frank Lloyd Wright, Casa


Robie, Chicago, Estados
Unidos, 1909. Fotografía:
Catherine Ettinger

-
Frank Lloyd Wright, Casa
Robie, Chicago, Estados
Unidos, 1909. Fotografía:
-
Catherine Ettinger

26
El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

Frank Lloyd Wright,


planta arquitectónica, Casa
Robie, Chicago, Estados Uni-
dos, 1909. Dibujo: Fernando
Jorge Pacheco

13

27
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

15
Esto logró impactar

-
-

-
-

Frank Lloyd Wright,


Casa de la Cascada, planta
arquitectónica, Pensilvania,
Estados Unidos, 1936-1939.
Dibujo: Fernando Jorge
Pacheco

28
El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

crack -

21

XX 22 -

-
-

29
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

-
-

23

-
-

30
El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

25

-
-

31
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Georg Muche y Adolf


Meyer, Casa experimental,
Weimar, Alemania, 1923.
Fotografía: Raquel Franklin

-
-

32
El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

Las casas de los maestros en Dessau

-
Walter Gropius, Casa de
los maestros de la Bauhaus,
interior, Dessau, Alemania,
1925. Fotografía: Raquel
Franklin -
Walter Gropius, Casa de
los maestros de la Bauhaus,
Dessau, Alemania, 1925.
Fotografía: Raquel Franklin

33
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

-
Walter Gropius, Casa de -
los maestros de la Bauhaus,
planta arquitectónica.
Dessau, Alemania, 1925. -
Dibujo: Fernando Jorge -
Pacheco

horizontales; tampoco tenía sentido

-
-

-
-

34
El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

Hacia
una Arquitectura

Hacia una Arquitectura

en la revista L’Esprit Nouveau, Hacia


una Arquitectura

31

-
32

poco coherente de grandes habitaciones; éstas eran o demasiado grandes o

33

35
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

35

36
El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

parquets
-
-

37
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

-
 

Este hombre frío e inteli-

-
-

38
El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

Le Corbusier, Pierre
Jeanneret, casa La Roche,
interior, París, Francia, 1923-
1925. Fotografía: Raquel
Franklin

-
-

39
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Le Corbusier, Casa
-
Savoye, interior, Poissy,
Francia, 1929-1931.
- Fotografía: Catherine
Ettinger

Le Corbusier, Casa
Savoye, Poissy, Francia,
1929-1931. Fotografía:
Catherine Ettinger
-

Le Corbusier, Casa Savoye,


terraza jardín, Poissy, Fran-
cia, 1929-1931. Fotografía:
Catherine Ettinger

40
El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

pilotis
-

La continuidad espacial en la obra de Mies van der Rohe


-
tectos más importantes del siglo XX

41
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

51

52

Mies van der Rohe, Pa-


- bellón de Barcelona, interior,
España, 1929. Fotografía:
Catherine Ettinger

42
El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

53

-
-

55

XX

43
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

- Mies van der Rohe, casa


Tugendhat, interior, Brno,
-
República Checa, 1928-
1930. Fotografía: Raquel
Franklin
-
Mies van der Rohe, casa
Tugendhat, exterior, Brno,
República Checa, 1928-
1930. Fotografía: Catherine
Ettinger

XX -

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El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

Mies van der Rohe, casa


Tugendhat, interior, Brno,
República Checa, 1928-
1930. Fotografía: Raquel
Franklin

Mies van der Rohe, casa


Tugendhat, planta arqui-
tectónica, Brno, República
Checa, 1928-1930. Dibujo: -
Fernando Jorge Pacheco -
-

-
-

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La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

46
El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

-
Richard Neutra, residen-
cia Tremaine, Montecito,
California, 1948. Richard
Neutra, Planificar para vivir,
México: FCE, 1957, p. 273

47
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

El testimonio de una época

-
-

-
art déco -

lineamientos o pensamientos del cómo se debía realizar la casa del siglo XX


-

-
-

48
El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

-
-

49
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

-
diados del siglo

-
-

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El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

51
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Notas

1. Para conocer el desarrollo del espacio habitacional en relación con el tema de la vivienda
colectiva, vivienda mínima o las casas experimentales, entre múltiples temas, principalmente
de Europa, se recomienda: Manuel Martín Hernández, La casa en la arquitectura moderna.
Respuestas en cuestión de la vivienda, Barcelona: Editorial Reverté, 2014. Para un recorrido
por la evolución de la arquitectura doméstica a través de ejemplos paradigmáticos, véase:
Richard Weston, Evolución arquitectónica de la casa en el siglo XX, Barcelona: Blume, 2002.
2. Enrique del Moral, en 1950, afirmó: “Es indudable que también tuvo impacto y consecuencias
notables, sobre todo a partir de 1930, el conocimiento y el pensamiento y realizaciones de Le
Corbusier; y sin embargo, me parece que esta influencia ha sido muchísimo más apreciable
(cabría investigar las causas) con posteridad y que sitúo a partir de 1940 […] Sin embargo a
últimas fechas, me parece que la influencia más importante que está obrando sobre nuestra
arquitectura es la del arquitecto Mies van der Rohe, juzgo que una interpretación adecuada
de las creaciones de este arquitecto es benéfica para nuestra arquitectura […]”, en “La ense-
ñanza de la arquitectura en México en los últimos veinticinco años (1925-1950)”, Enrique del
Moral, El hombre y la arquitectura. Ensayos y testimonios, México: Facultad de Arquitectura,
UNAM, 1983, p. 61.
3. Diez casas de arquitectos famosos del siglo XX se publicaron en AV. Monografías. Casas de
Maestros, núm. 132, José María Lapuerta (ed.), Madrid, 2008. Algunos ejemplos pioneros
sobresalientes fueron: las casas de Jacobus Johannes Pieter Oud, en 1924, en el suburbio de
Hoek van Holland, en Rotterdam, con las dos filas de casas gemelas, donde toda referencia
tradicional quedó suprimida, distinguiéndose la dosificación de los materiales como el ladrillo
con los aplanados de color blanco, donde el uso discreto de los colores en la paleta de Piet
Mondrian animan cromáticamente los edificios. Las casas de Adolf Loos, en las cuales la au-
sencia de ornamento superfluo, el abandono gradual de la simetría, y sus interiores, productos
del Raumplan, pusieron en tela de juicio los valores tradicionales y abrieron el camino hacia
nuevas posibilidades. La casa Schröder en Utrecht, Holanda, 1924, de Gerrit Rietveld –uno
de los mejores ejemplos de la corriente De Stijl–, compuesta asimétricamente a base de
planos horizontales y verticales, construida con acero, ladrillo y vidrio, y con la base cromática
de los colores primarios, se convirtió en un manifiesto temprano de flexibilidad del espacio
interno en la vivienda.
4. Un artículo interesante en donde se analiza la aparición paulatina de la casa de la modernidad
en exposiciones y museos es: Beatriz Colomina, “La casa exhibicionista”, en A fin de siglo.
Cien años de Arquitectura, Richard Koshalek y Elizabeth Smith (comps.), México: Antiguo Co-
legio de San Ildefonso, The Museum of Contemporany Art, Los Ángeles, 1998, pp. 127-166.
5. Esta exposición la visitó el arquitecto mexicano Enrique Yáñez, a quien le causó un fuerte im-
pacto. Rafael López Rangel, Enrique Yánez en la cultura arquitectónica mexicana, México: Li-
musa, Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, 1989, p. 38. Véase Peter Blundell
Jones, Modelos de la arquitectura moderna: Monografías de edificios ejemplares, Volumen 1,
1920-1940, Barcelona: Reverté, 2011.
6. Los curadores publicaron un libro de esta exposición en donde pretendieron englobar las
características comunes y los criterios estéticos de las distintas expresiones arquitectónicas.

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El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

Afirmaban que se había creado un nuevo estilo que era la expresión y el espíritu de la época.
Esta clasificación surgió como una imposición, pues se establecieron ciertas reglas a las que
se les hizo gran propaganda, planteando así el nacimiento de una arquitectura moderna e
internacional. Henry Russell-Hitchcock y Philip Johnson, The International Style: Architecture
since 1922, Nueva York: W.W. Norton & Co. Inc., 1932. Esta pretendida clasificación tuvo
varias críticas como las que realizaron Francesco Dal Co y Manfredo Tafuri en su libro Arqui-
tectura Contemporánea (Madrid: Aguilar S.A. de Editores, 1976), donde comentaban que
Hitchcock y Johnson estaban buscando una unidad donde no existía.
7. Josep María Montaner, Después del movimiento moderno, arquitectura de la segunda mitad
del siglo XX, Barcelona: Gustavo Gili, 1993, pp. 12-13.
8. Beatriz Colomina, Privacidad y publicidad. La arquitectura moderna como medio de comu-
nicación de masas, Murcia: Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Con-
temporáneo (CENDEAC), Colegio Oficial de Arquitectos de Murcia (COAMU), Observatorio del
Diseño y la Arquitectura de la Región de Murcia, 2010, pp. 138-139.
9. Auke van der Woude, “La vivienda popular en el Movimiento Moderno”, Cuaderno de notas,
núm. 7, Escuela técnica Superior de Arquitectura de Madrid, 1999, pp. 3-54, disponible en:
http://composicion.aq.upm.es/webcnotas/pdfs/CN7_1_Vivienda%20Popular.pdf [consulta-
do el 18 de julio de 2016].
10. Frank Lloyd Wright, “Archittetura organica” (1939), citado en el libro de Leonardo Benévolo,
Historia de la arquitectura moderna, Barcelona: Gustavo Gili, 1980, p. 279, op. cit., p. 279
11. Frank Lloyd Wright, “Arquitectura moderna” (1931), en Frank Lloyd Wright. Sus ideas y sus
realizaciones, seleccionadas por Edgar Kaufman y Ben Raeburn, Buenos Aires: Editorial Víc-
tor Leru, 1962, p. 55.
12. Frank Lloyd Wright, “Arquitectura de la llanura” (1931), en Frank Lloyd Wright. Sus ideas…,
op. cit., p. 45.
13. Ibídem, pp. 47-49.
14. Frank Lloyd Wright, The Natural House, Nueva York: Mentor Book, 1963, p. 33.
15. En 1910 se publicaron sus obras completas en Alemania en lo que se conoce como “Los vo-
lúmenes de Wasmuth”. Ese fue el primer encuentro de los arquitectos europeos con su obra.
Especialmente es importante su idea de la “destrucción del bloque”, que le permitía romper
con la compartimentación típica de la casa decimonónica y proponer espacios fluidos en su
lugar. Eso fue posiblemente la influencia más importante sobre la vanguardia holandesa (De
Stijl) y Mies van der Rohe. Por otro lado, el uso de los materiales aparentes influyó principal-
mente en la Escuela de Ámsterdam a través de Hendrik Petrus Berlage.
16. Philip C. Johnson, Mies van der Rohe, “1940: Frank Lloyd Wright”, Buenos Aires: Editorial
Víctor Leru, 1960, p. 230.
17. Véase Grant Hildebrand, The Wright space: pattern and meaning in Frank Lloyd Wright’s
houses, Seattle: University of Washington, 1991; Bruce Brooks Pfeiffer y David Larkin, Frank
Lloyd Wright, Barcelona: Gustavo Gili, 1998; Eduardo Sacriste, Frank Lloyd Wright. Usonia-
na, Buenos Aires: Nobuko, 2006.

53
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

18. Frank Lloyd Wright, “Fallingwater” (1938), Frank Lloyd Wright. Sus ideas…, op. cit., p. 292.
19. Para conocer 289 casas de este autor, véase Alan Hess, Kenneth Frampton et al., Frank Lloyd
Wright. The Houses, Nueva York: Rizzoli, 2005.
20. En el manifiesto de la Bauhaus de 1919 están expuestas con claridad sus premisas: “Todos
nosotros, arquitectos, escultores, pintores, debemos volver al oficio. El arte no es una progre-
sión, no hay ninguna diferencia esencial entre el artista y el artesano […] Formamos una nueva
comunidad de artífices sin la distinción de clases que levanta barrera orgullosa entre artesa-
nos y artistas. Juntos concebimos y creamos el edificio del futuro, que reunirá a la arquitectura,
la escultura y la pintura en una sola unidad y que se alzará un día hacia el cielo gracias al
esfuerzo de millones de trabajadores, como el símbolo de cristal de una nueva fe.” Giulio Carlo
Argan, Walter Gropius y la Bauhaus, Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión, 1977, p. 45.
21. Ibídem, p. 66.
22. Existen decenas de libros sobre la Bauhaus, un análisis reciente en México lo hace Anto-
nio Toca Fernández, Bauhaus: mito y realidad, México: Universidad Autónoma Metropolitana,
2016.
23. Walter Gropius, Alcances de la de la arquitectura moderna, Barcelona: Gustavo Gili, 1980,
p. 279, op. cit., p. 113.
24. Ibídem, pp. 164-165.
25. Walter Gropius, citado en Hans M. Wingler, La Bauhaus. Weimar, Dessau, Berlín, 1919-
1933, Barcelona: Gustavo Gili, 1962, p. 251.
26. Walter Gropius, Alcances de la…, op. cit., pp. 164-165.
27. Véase el libro de Hans M. Wingler, La Bauhaus. Weimar…, op. cit., pp. 84-85.
28. Walter Gropius citado en Hans M. Wingler, La Bauhaus…, op. cit., p. 404.
29. Wolfgang Thöhner, The Bauhaus Life: Life and Work in the Masters’Houses Estate in Dessau,
Leipzig: Seemann Henschel, 2003.
30. Charles Edouard Jeanneret, Le Corbusier, junto con el pintor Amédee Ozenfant desarrollaron
una teoría artística basada en la estética maquinista aplicable a todo, denominada Purismo.
Ambos editaron, junto con Charles Dermée, la revista conocida como L'Esprit Nouveau como
el organismo difusor de sus ideas. Entre 1920 y 1921, Le Corbusier firmó estos artículos con
el seudónimo de “Le Corbusier-Saugnier”. Esta revista combativa y vanguardista incluía a
todas las artes; además, había secciones dedicadas a ciencias, biología y sicología. Françoise
Choay, Le Corbusier, Barcelona: Editorial Bruguera, 1961, p. 9.
31. Kenneth Frampton, Historia crítica de la de la arquitectura moderna, Barcelona: Gustavo Gili,
1980, p. 279,op. cit., p. 154.
32. Le Corbusier, Hacia una arquitectura, Buenos Aires: Poseidón, 1978, p. 71.
33. Ibídem, p. 200.
34. Ibídem, p. 71.
35. Sin embargo, en su “Plan Voisin”, de 1925, para París, propone conservar aquellos monu-
mentos de valor histórico, lo que lo coloca en una posición diferente a la de los autores más
radicales.
36. Ibídem, p. XVI.
37. Ibídem, p. 108.
38. Ibídem, p. 95.
39. Ibídem, pp. 78-79.

54
El pensamiento de algunos arquitectos extranjeros del Movimiento Moderno

40. Ibídem, p. 73.


41. Ibídem, pp. 96-97.
42. Ibídem, pp. 193-195.
43. Ibídem, p. 112.
44. Ibídem, p. 16.
45. Ibídem, p. 175.
46. Otras propuestas aisladas de vivienda económica repetible fueron la casa Monol (1920) y la
casa Citrohan (1920).
47. Algunas en Francia son: casa Besnus, en Vaucresson (1922); casa del pintor Amédée Ozen-
fant, en París (1922); casa La Roche, en París (1923-1925); casa Cook, en Boulogne-Bi-
llancourt (1926); casa Stein, en Garches (1927); y la casa Savoye, en Poissy (1929-1931).
48. Véase de Tim Benton, Les villas de Le Corbusier et Pierre Jeanneret, 1920-1930, París:
Philippe Sers, 1984.
49. Mies van der Rohe “1930: La nueva era”, en Philip C. Johnson, Mies van der Rohe, Buenos
Aires: Editorial Víctor Leru, 1960, 225, op. cit., p. 225.
50. David Spaeth, Mies van der Rohe, Barcelona: Gustavo Gili, 1985, p. 198.
51. Mies van der Rohe, “1923: Aforismos sobre la arquitectura y la forma”, en Philip C. Johnson,
Mies..., op. cit., p. 219.
52. Mies van der Rohe, “1924: La arquitectura y el sentido de la época”, op. cit., pp. 221-222.
53. Philip Johnson, Mies…, op. cit., p. 30.
54. Casa Wolf, Guben, Alemania, 1926; Casa Esters, Krefeld, Alemania, 1928; Casa Hermann
Lange, Krefeld, Alemania, 1928.
55. Philip C. Johnson, Mies…, op. cit., p. 58.
56. Beatriz Colomina, “La casa de Mies: exhibicionismo y coleccionismo”, en Bitácora, núm. 27,
México, marzo-julio de 2014, p. 11.
57. Daniela Hammer-Tugendhat y Wolf Tegethoff (eds.), Ludwig Mies van der Rohe: the Tugend-
hat house, Springer, 2000; una revisión exhaustiva de todas las casas y proyectos no realiza-
dos domésticos de este arquitecto se puede consultar en Beatriz Colomina, Moisés Puente
y Hans Christian Schink, 2G Mies van der Rohe. Casas, núms. 48-49, Barcelona: Gustavo
Gili, 2009.
58. Iñaki Ábalos, La buena vida. Visita guiada a las casas de la modernidad, Barcelona: Gustavo
Gili, 2000, p. 23.
59. Para comprender de manera amplia y profunda estos proyectos de casas con patio, consultar
la interpretación que realizó Iñaki Ábalos en “La casa de Zaratustra”, en La buena vida…, op.
cit, pp. 13-36.
60. Frase de Mies van der Rohe citada en Anatxu Zabalbeascoa y Javier Rodríguez Marcos, Mini-
malismos, Barcelona: Gustavo Gili, 2001, p. 62.
61. Richard Neutra, La Naturaleza y la vivienda, Barcelona: Gustavo Gili, 1970, p. 11.
62. Richard Neutra, “Mi pensamiento, inquietudes y esperanzas”, en Arquitectura/México, núm.
66, junio 1959, p. 90.
63. Richard Neutra, La Naturaleza y la..., op. cit., p. 222.
64. Richard Neutra, “Mi pensamiento...”, op. cit., p. 90.
65. Thomas S. Hines, Richard Neutra and the Search for Modern Architecture, Los Ángeles:
University of California Press, 1982.

55
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

66. Witold Rybczynski, La casa. Historia de una idea, Madrid: Editorial Nerea, 1997, p.204, op.
cit., p. 204.
67. Walter Gropius, Alcances…, op. cit., p. 113.
68. André Perinaud (ed.), La casa del mañana, México: Siglo XXI editores, 1966, p. 73.
69. Witold Rybczynski, La casa. Historia…, op. cit., p. 197.
70. Carmen Espegel, Heroínas del espacio. Mujeres arquitectos en el Movimiento Moderno, Bue-
nos Aires: Nobuko, 2007.
71. Véase Alice T. Friedman, Woman and Making of the Modern Architecture. A social and Archi-
tectural History, Nueva York: Harry N. Abrams, Inc. Pub., 1998.
72. Dolores Hayden, The Grand Domestic Revolution: A History of Feminist Designs for Ameri-
can Homes, Neighborhoods and Cities, Cambridge, Mass.: MIT Press, 1983.

Arquitectura México
núm. 92, junio de 1961

56
57
02.

-
pacio doméstico a lo largo del siglo XX  

-
-

-
-

59
La casa habitación en la Ciudad de México en el siglo xx

El Arquitecto núm. III,


segunda serie, México, abril
de 1925

-
-

tiranía de los mass media


XX

-
tad del siglo XX

60
-

siglo XX
-

61
La casa habitación en la Ciudad de México en el siglo xx

XX

62
Francisco J. Serrano,
perspectivas de las
casas tipo, Hipódromo de la
Condesa, 1928-1932. Archivo
de Arquitectos Mexicanos,
fondo Francisco J. Serrano,
Facultad de Arquitectura,
UNAM

siglo

XX
-

-
11

XX ha sido la es-

63
La casa habitación en la Ciudad de México en el siglo xx

Francisco J. Serrano,
perspectivas de las casas
tipo, Hipódromo de la
Condesa, 1928-1932. Archivo -
de Arquitectos Mexicanos, 12
-
fondo Francisco J. Serrano,
Facultad de Arquitectura,
UNAM

El siglo

-
-
13
XX
-

-
-

64
Rodolfo Weber, porche,
Insurgentes y Sonora,
Hipódromo Condesa, 1924. El
Arquitecto núm. II, segunda
serie, México, diciembre
de 1924

XX -

15

65
La casa habitación en la Ciudad de México en el siglo xx

Un cuarto
propio
XX -

-
toilettes fumoirs boudoirs -

XX
del

-
tación en el siglo XX

La casa de las familias de la clase media o de más ingresos se caracteriza

-
hall o

66
La sala o el living-room XX

XX -

comida rápida o fast food

67
La casa habitación en la Ciudad de México en el siglo xx

Revista de Revistas,
México, enero de 1926

En la primera mitad del siglo XX

inserción del llamado breakfast -

68
Revista de Revistas,
México, julio de 1949

XX
WC

toilet
XX en las casas

69
La casa habitación en la Ciudad de México en el siglo xx

Arquitectura/México
núm. 43, México, septiembre
de 1957

70
walkman

extensiva hacia mediados del siglo XX -

mitad del siglo XX -


ción de la televisión  

71
La casa habitación en la Ciudad de México en el siglo xx

XX -

laptops

gym

La transformación de la familia durante el siglo xx


A lo largo del siglo XX -
-
 

21

72
22

73
La casa habitación en la Ciudad de México en el siglo xx

-
-

-
-

23

espaciales de la casa habitación en el siglo

74
-

Es la

75
La casa habitación en la Ciudad de México en el siglo xx

Notas

1. Consideraciones sobre la constitución de la casa como mercancía en la Argentina”, en Ar-


quitectura y modos de habitar, Jorge Sarquis (comp.), Buenos Aires: Nobuko, 2006, p. 51.
2. Witold Rybczynski, La casa. Historia de una idea, Madrid: Editorial Nerea, 1997, p. 85.
3. Gaston Bachelard, La poética del espacio, México: Fondo de Cultura Económica, 1983, p. 35.
4. Para profundizar en el tema véase Gustau Gili Galfetti, Mi casa, mi paraíso, Barcelona: Gus-
tavo Gili, 1999, p. 7.
5. Michelle Perrot y Roger-Henri Guerrand, “Escenas y lugares”, en Historia de la vida privada,
Philippe Aries y Georges Duby (coords.), Tomo 8 “Sociedad burguesa: aspectos concretos
de la vida privada”, Argentina: Taurus, p. 11.
6. Ekambi-Schmidt, La percepción del hábitat, Barcelona: Gustavo Gili, 1978, p. 37.
7. Serafín Joel Mercado, Rosa P. Ortega A., María G. Luna Lara et al., Habitabilidad de la vivien-
da urbana, México: Facultad de Psicología, UNAM, 1995, p. 17.
8. Juhani Pallasmaa, Habitar, Barcelona: Gustavo Gili, 2016.
9. Serafín Joel Mercado et al., Habitabilidad de la… op. cit., p. 18.
10. Véase de Eduardo Prieto González, “La cultura del bienestar. Poéticas del confort en la arqui-
tectura de los siglos XIX y XX”, en Cuadernos de Proyectos Arquitectónicos, núm. 4, Madrid:
Universidad Politécnica de Madrid, 2013.
11. “Merece la pena recordar que todos los aparatos ‘modernos’ que contribuyen a nuestro
confort doméstico (calefacción central, fontanería interior, agua corriente fría y caliente, luz y
energía eléctrica y ascensores) no existían antes de 1890, y ya estaban muy difundidos hacia
1920. Nos guste o no, vivimos al otro lado de una gran divisoria tecnológica.” Witold Rybcy-
nski, La casa. Historia… op. cit., p. 223.
12. Charles Moore, Gerald Allen y Donlyn Lyndon, La casa: forma y diseño, Barcelona: Gustavo
Gili, 1999, p. 25.
13. Michelle Perrot y Roger-Henri Guerrand, “Escenas y lugares”, en Historia de…, op. cit., p. 22.
14. Antoine Prost, “Fronteras y espacios de lo privado”, en Historia de la vida privada, Philippe
Aries y Georges Duby (coords.), Tomo 5 “De la Primera Guerra Mundial a nuestros días”,
Argentina: Taurus, 1991, p. 72.
15. Ibídem, p. 76.
16. Ibídem, p. 61.
17. Virginia Woolf, Un cuarto propio, México: Colofón, 2012, p. 8.
18. Jorge Francisco Liernur, “Consideraciones… op. cit., p. 53.
19. Véase Xavier Montes y Pere Fuentes, Casa Collage. Un ensayo sobre la arquitectura de la
casa, Barcelona: Gustavo Gili, 2007.
20. Véase José Castillo Castillo, “El hogar, un estilo de vida”, Facultad de Ciencias de la Informa-
ción, Universidad Complutense, disponible en: http://www.ucm.es/info/especulo/numero2/
jcastill.htm [consultado el 11 de febrero de 2015].
21. Antoine Prost, “Fronteras y espacios de lo privado”, en Historia de… op. cit., p. 91.
22. Numerosos libros se han escrito sobre las relaciones familiares. Véase: Pilar Gonzalbo
(comp.), Historia de la familia, Antologías universitarias, México: Instituto Mora, Universidad

76
Autónoma Metropolitana, 1993; Leticia Solís Pontón (comp.), La familia en la ciudad de Mé-
xico. Presente, pasado y porvenir, México: Departamento del Distrito Federal, Miguel Ángel
Porrúa, 1997; Marina Ariza y Orlandina de Oliveira (coords.), Imágenes de la familia en el
cambio de siglo, México: Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, 2004.
23. Paola Coppola Pignatelli, El espacio que habitamos, México: Árbol Editorial, 1997, p. 85.
24. Gustau Gili Galfetti, Mi casa, mi paraíso, Barcelona: Gustavo Gili, 1999, p. 8.

77
La casa tecnológica:
el ímpetu de la modernidad (1920-1945)
03.

Para hablar del ímpetu de la modernidad en la Ciudad de México en los años


comprendidos entre 1920 y 1945, aproximadamente, es necesario realizar una

XX para enfrentarse a su crisis al término de la

-
-

XX -
-

acercarnos a las publicaciones de la época, este término era entendido de otras


maneras –y no solamente por la desnudez de las fachadas o por la combina-

Antecedentes importantes: la transformación de la casa


y la sociedad durante el siglo xix
La ciudad y la idea de habitar el espacio doméstico
-

XX
XIX y el

79
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

-
XXI– se
XIX
XVIII

El Mundo, México, junio


de 1894. Archivo de Iván
San Martín
1

- Mujer, estudio fotográfico


de Valleto Hermanos, México,
- 24 de junio de 1909.
Archivo de Lourdes Cruz

80
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

XIX se sintieron los efectos de las ideas ilustradas, emanci-

2
-

4
Por su parte, la casa se

El Mundo, México, octubre


de 1899. Archivo de Iván
San Martín

81
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

-
-

XIX

-
-

-
-
-

7
-

se multiplicaron, los bailes, las llamadas garden parties, las tertulias, así como

82
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Díaz Mirón núm. 128,


Santa María la Ribera,
principios del siglo XX.
Archivo Fotográfico Manuel
Toussaint, Instituto de
Investigaciones Estéticas,
UNAM. Fotografía: Cecilia
Gutiérrez Arriola

Eligio Ancona núm.


68, Santa María la Ribera,
principios del siglo XX.
Archivo Fotográfico Manuel -
Toussaint, Instituto de 9

Investigaciones Estéticas,
UNAM. Fotografía: Cecilia
Gutiérrez Arriola

10

11

la Roma,12 Santa María la Ribera, San Rafael,14


-

XX -
cionamientos fueron menores a los tamaños de las casas coloniales, se puede

83
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

XIX

XIX

décadas del XX 15 -

17

las zotehuelas, y las tinas o bañeras se podían colocar en las recámaras y para

Los primeros cuartos de baño se adaptaron a espacios existentes de la casa,


-

84
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

WC– fue

19

XX

-
ticolores y cielos rasos con molduras de yeso, además de un extenso mobiliario
-

-
20

-
-

-
21

XX

85
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Zacatecas núm. 120,


Roma, principios del siglo
XX. Archivo de Rodolfo Santa
María. Fotografía: Jorge
Contreras Cárdenas

2
a 2 500 m2 o más–, cual-
-
ta mansiones señoriales, representando un muestrario de innumerables estilos
Cuauhtémoc

-
22

a un hall
-

86
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Querétaro núm. 75, Roma,


principios del siglo XX. Archi-
vo de Rodolfo Santa María.
Fotografía: Jorge Contreras
Cárdenas

-
-

24

25

87
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

muebles Luis XVI alternaban con pianos Steinway de media cola, taburetes moriscos,

27

Una mirada a la sociedad capitalina


del México posrevolucionario

88
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Cemento núm. 20, México,


septiembre de 1927

89
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

artistas, intelectuales, maestros, entre otros, proliferaba cada día y se fortalecía

-
29

-
-

de ser, de comportarse y de sentir de otras culturas, preponderantemente la

-
pleo, derecho a poseer y administrar sus propios bienes, a la independencia moral

XX

90
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Mujer, estudio fotográfico


de Apolonio Méndez, México,
julio de 1930. Archivo de
Andrés López

Construcción núm. 32,


México, enero de 1932

-
damente a la garçon

91
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

gla-
mour

Marie Claire

-
-

92
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

-
fox trot free happy, rag time,
charleston jazz o swing Se

un buen lunch
dancing

-
-

Revista de Revistas,
México, enero de 1933

93
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Fotograma de la película
¡Que viene mi marido!, dirigi-
da por Chano Urueta, 1939.
- Colección Filmoteca UNAM

Revista de Revistas,
México, abril de 1935

94
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Excélsior, México, 1 de
febrero de 1925

Revista de Revistas,
México, enero de 1935

40

Por otro lado, nuestro ambiente nos impone de una manera fatal, ese otro producto

41

95
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

42

-
-

44

-
-

Revista de
Revistas

45
Además de los autos, numero-

96
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

American way of life

XIX
-

publicaciones los anuncios publicitarios de los bienes de consumo y los artículos


-

47

Excélsior
y El Universal

-
listas se enfocaron en contenidos como, las problemáticas de la ciudad y la apari-

49

97
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

bungalows
50
-

La
Familia. Revista de labores para la mujer, Mujeres, El Hogar, La revista de las fami-
lias, Paquita, Semanario para grandes y chicas, o en Revista de Revistas Semanario
Semanal -

XX

-
art déco

51

-
-

98
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

El Universal, México, El Universal, México,


24 de agosto de 1924 6 de marzo de 1938

Muebles de Studio
Evolución de El Palacio de
Hierro, México, El Arquitecto,
II etapa, volumen II, número Arts&Decoration, Estados
5, s/p., 1933 Unidos, febrero de 1930

99
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

-
-

52

-
WC
-

-
-

54

-
XX

100
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

55

-
-

57

-
-

-
XX

-
diadas, este bienestar, comodidad o confort estaba relacionado directamente
-

Desde esta época, los modelos importados del American way of life o del

101
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

sido constantemente estimulada por la necesidad apremiante de reemplazar con

59 El Universal, México, 6 de
marzo de 1938

Revista de Revistas,
México, noviembre de 1926

102
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Revista de Revistas,
México, octubre de 1924 -

El Universal, México,
17 de julio de 1924
-

-
-

103
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Cemento
Excélsior y El Universal -
Cemento
-

104
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Cemento núm. 37, México,


septiembre de 1930

105
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Cemento núm. 37, Méxi-


- co, septiembre de 1930

Cemento núm. 4, México,


- abril de 1925

106
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

de los números aparecieron casas, sobre todo de la Ciudad de México y de

art déco

70

107
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

-
71

México, y en especial la capital del país, era receptor, como otros países latinoa-

Cemento, Tolteca, El Arquitecto, o pe-


Excélsior o El Universal, aparecieron de forma moderada artículos y

72

la famosa de 1925 en París, de la cual se escribieron reseñas y artículos en

Cemento
-

-
74
Cemento
Le Corbusier, cobraron paulatinamente adeptos, frente a la inconformidad de
75

108
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Tolteca,77 sucesora de Cemento


-

-
ras como American Architect, Moderne Bauformen, Architecture d’Aujourd’hui, y Le
Génie Civil

79

1924 del libro Hacia una arquitectura

-
-
-

Architectural Record, Architecture, House &


Garden, The House Beautiful, Arts & Decoration, The American Architect, Pencil Points o
Architectural Forum

109
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

El
Universal -

-
Nuestra Arquitectura

o haremos las casas conforme a nuestras necesidades modernas y crearemos

110
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Cemento núm. 12, México,


junio de 1926

Revista de Revistas,
México, octubre de 1939

-
-

111
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Revista de Revistas

-
XX

-
-

90
Fue una época rica en experien-

112
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

-
-

-
91

art déco

art déco -

92

113
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

existenzmi-
nimum

-
-

94

L’École de Beaux Arts de

114
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

97

-
-

-
-

99

Las Pláticas de Arquitectura México, 1933


Las Pláticas sobre Arquitectura100 resultan de especial interés para los estudiosos

115
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

101

102

La casa con sus papeles tapices, sus candelabros, sus sillas doradas, alfombras ca-
-

-
-

116
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

104

-
105

planteaba problemas distintos a los diseñadores, los cuales, con base en prueba

Pláticas de Arquitectura. México, 1933,

107

117
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

-
-

-
-
-

-
-

109

118
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

La evolución del espacio doméstico y su expresión formal

XIX

110

111

112
-
-

La competencia era

119
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Se han imitado todos los estilos, se ha matado o tratado de matar al patio, sustitu-
yéndolo por el hall, se han reducido al mínimo posible las dimensiones de las piezas,

Luis y Francisco
Martínez Negrete, planta
baja, Tigris s/n, ca. 1931.
Architectural Record, The
New Architecture in Mexico,
volumen 81, núm. 4, Nueva
York, abril 1937, pp. 68-69.
Dibujo: Fernando Leobardo
Silva González

José Villagrán García,


planta baja de su casa,
Dublín núm. 7, 1935.
Architectural Record, The
New Architecture in Mexico,
volumen 81, núm. 4, Nueva
Planta baja York, abril 1937, pp. 74-75.
Dibujo: Fernando Leobardo
Planta baja Silva González

120
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Planta alta

Planta baja

Carlos Tarditi, planta alta,


California núm. 261, ca.
114
1935. Architectural Record,
The New Architecture in
Mexico, volumen 81, núm.
4, Nueva York, abril 1937,
pp. 72-73. Dibujo: Fernando
Leobardo Silva González

Carlos Tarditi, planta baja,


California núm. 261, ca.
1935. Architectural Record,
The New Architecture in
Mexico, volumen 81, núm. 4,
115
Nueva York, abril 1937, pp.
72-73. Dibujo: por Fernando
Leobardo Silva González

121
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Juan O'Gorman, estancia


de la casa-estudio de Fran-
ces Toor, Manchester, 1934.
Architectural Record, The
New Architecture in Mexico,
117 volumen 81, núm. 4, Nueva
York, abril 1937, pp. 66-67

-
José Villagrán García,
planta baja de su casa,
Dublín núm. 7, 1935.
Architectural Record, The
- New Architecture in Mexico,
tura, de dos o tres pisos, en torno a un hall volumen 81, núm. 4, Nueva
York, abril 1937, pp. 74-75

hall
-

122
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

-
riaba de acuerdo al proyecto, terreno
-

hasta en un hall de doble altura con


-
tanales, como en las residencias de

-
terior o porche
hall -

-
Luis y Francisco Martínez -
Negrete, estancia, Avenida
Coyoacán 911, ca. 1932.
Esther Born, The New
Architecture in Mexico, The
Architectural Record, Nueva
York, 1937, p. 103

-
-

buen indicio de falta de economía se encuentra en el exceso de espacio dedicado

123
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

breakfast o antecomedor, de in-

119

del

120

tersura de cristal de los esmaltes y porcelanas, el brillo natural de los aditamen-

121
-

124
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

tener un cuarto de baño en cada casa, sino contar por lo menos con dos o, de prefe-
122

-
nían closets

lecorbusiana, de los llamados


roof-garden

-
te, con su escalera propia si se localizaba en las planta alta, o si se encontraba

124

-
-

XX,

125
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Revista de Revistas,
México, febrero de 1928

126
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

bungalow y el neocolonial primero, y después el art déco, el colonial


californiano y el neobarroco, coexistieron en la capital hasta mediados de los
-

los constructores utilizaban de cada estilo los elementos de su preferencia y

art déco
-

amparados por las preferencias de la sociedad, brotaban por distintos rumbos


-

El Universal y Excélsior

127
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

El Universal, México,
11 de mayo de 1924

El Universal, México,
4 de noviembre de 1923

Por distintos rumbos de la capital aparecieron estas construcciones de ori-


-

hall

128
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Santa Barbara Courthouse,


California, Estados Unidos,
1926. Fotografía: Santa
Barbara Postcard Company.
Photo Bill Zeidis

125
bungalows se fusionaron con otras soluciones
-

-
-

129
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Francisco Martínez Ne-


grete y Agustín de la Barra,
El Universal -
Insurgentes y Coahuila,
1924. Israel Katzman,
Arquitectura Contemporánea
127 Mexicana, México: INAH,
- 1963, p. 91

Excélsior, México,
- 4 de enero de 1931

-
-

129

-
XVII y XVIII -

130
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Casa colonial california-


no, construcción, s/datos.
Archivo de Andrés López -
-

Rafael Quintanilla, Paseo


de la Reforma núm. 336, ca.
1926. El Arquitecto núm. XIII,
México, 1926

de la Condesa, Cuauhtémoc, Lomas de Chapultepec y Polanco, hasta los años

131
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Los es-

de california Spanish misión style -

Su éxito en

Spanish colonial revival

-
-

art déco

132
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Ricardo Dantán y Juan


Segura, Avenida México -
núm. 25, Hipódromo de la
Condesa, 1930. Fotografía:
Javier Velasco
-

roof-garden para las garden-parties


-
-

años treinta, aproximadamente, el art déco

133
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Juan Segura, Avenida Mé-


xico núm. 25, Hipódromo de
la Condesa, 1930. Fotografía:
Xavier Velasco

-
-

concebida como única e irrepetible, sino producida en serie, de manera indus-

las formas puras y simples, la

134
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Francisco J. Serrano,
Ámsterdam e Iztaccíhuatl,
Hipódromo de la Condesa,
1932. Archivo Francisco J.
Serrano

Casa art déco, s/datos,


Revista de Revistas, México,
enero de 1933

135
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Francisco J. Serrano, Casa


tipo, Ámsterdam núm. 110,
Hipódromo de la Condesa,
1928-1932. Fotografía:
Lourdes Cruz

-
L’Esprit nouveau de Le Corbusier,

136
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Augusto Pérez Palacios,


140
Ing. Daniel López, ante-
proyecto en la esquina de
Aguascalientes y Champotón,
1936. Archivo de Arquitectos
Mexicanos, fondo Augusto
Pérez Palacios, Facultad de
Arquitectura, UNAM
-

-
141

-
142

137
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Carlos Obregón Santacilia,


1930, Parras y Nuevo León,
casa de Gómez Morín,
Architectural Record, The
New Architecture in Mexico,
volumen 81, núm. 4, Nueva
York, abril 1937, p. 63

144

138
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Tolteca núm. 16, México,


septiembre de 1930
-
Carlos Tarditi, exterior, -
California núm. 261, ca.
1935. Architectural Record, -
The New Architecture in
Mexico, volumen 81, núm.
4, Nueva York, abril 1937,
pp. 72-73 -

139
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Luis y Francisco Martínez


interno y externo estaba delimitado y cuidado, la transparencia del cristal per-
Negrete, Tigris s/n, ca. 1931.
Architectural Record, The
New Architecture in Mexico,
volumen 81, núm. 4, Nueva
- York, abril 1937, pp. 68-69

Luis y Francisco Martínez


Negrete, Paseo de la Refor-
ma, Lomas de Chapultepec,
145 ca. 1935. Esther Born,
The new architecture in
Mexico, The Architectural
Record, Nueva York: William
Morrow&Company, 1937,
p. 91

José Villagrán García,


Dublín núm. 7, 1935.
Architectural Record, The
New Architecture in Mexico,
volumen 81, núm. 4, Nueva
York, abril 1937, pp. 74-75

140
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Juan O´Gorman, casas


de Cecil O’Gorman, Diego
Rivera y Frida Kahlo, San Án-
gel, 1929-1931. Fotografía:
Martín Yáñez Molina

141
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Notas

1. Luis Jáuregui, “Las Reformas Borbónicas”, en Nueva historia mínima de México, México: El
Colegio de México, 2008, p. 113.
2. Ley de Desamortización de Fincas Rústicas y Urbanas Propiedad de las Corporaciones Ci-
viles y Religiosas, 1856.
3. Para consultar sobre el urbanismo del siglo XIX y el porfiriato, véase María Dolores Morales,
“La expansión de la ciudad de México en el siglo XIX. El caso de los fraccionamientos”, en
Investigaciones sobre la historia de la ciudad de México, México: Departamento de Investi-
gaciones Históricas, INAH, 1974, pp. 71-103; y Horacio Sánchez, La vivienda y la ciudad de
México. Génesis de la tipología moderna, México: Universidad Autónoma Metropolitana-Xo-
chimilco, 2006.
4. Para conocer la vida citadina durante el siglo XIX en México, véase Pedro Viqueira, ¿Relajados
o deprimidos? Diversiones y vida social en la ciudad de México durante el siglo de las luces,
México: Fondo de Cultura Económica, 1987.
5. Cabe mencionar que durante la época virreinal el sentido de la vida privada era muy distinto,
sobre todo en la clase media y en el sector más desprotegido de la sociedad. Varios de los
quehaceres de la vida cotidiana en la casa colonial se hacían principalmente al aire libre, en
los patios o zaguanes, y lo mismo sucedía con el espacio del trabajo remunerado que podía
formar parte del trajín de la casa. No existía una frontera rigurosa entre la casa y la calle. Para
conocer la transformación de la casa, de la vida privada y de la ciudad después de la Ilustra-
ción hasta finales del siglo XIX, véase Enrique Ayala Alonso, La idea de habitar. La ciudad de
México y sus casas 1750-1900, México: Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco,
2009, y Habitar la casa: Historia, actualidad y prospectiva, Antologías, México: Universidad
Autónoma Metropolitana-Xochimilco, 2010; Historia de la vida cotidiana en México, Pilar
Gonzalbo Aizpuru (coord.), Tomo IV “Bienes y vivencias. El siglo XIX”, Anne Staples (coord.),
México: Fondo de Cultura Económica, Colegio de México, 2005.
6. Citado por Anatxu Zabalbeascoa, “Cocina” en Todo sobre la casa, Barcelona: Gustavo Gili,
2011, p. 57.
7. Este grupo reducido estaba conformado por banqueros, hacendados, empresarios y profe-
sionistas eminentes; dentro de la clase media había comerciantes, profesionistas, empleados
públicos, entre otros. Véase Moisés González Navarro, “La vida social”, en Historia moderna
de México. El Porfiriato, Daniel Cosío Villegas (coord.), México: Editorial Hermes, 1973; Mé-
xico-Francia: memoria de una sensibilidad común, Siglos XIX-XX, Vol. II, Javier Pérez Siller y
Chantal Cramaussel (coords.), México: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Cole-
gio de Michoacán, Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, 2004.
8. Véase Patricia Martínez Gutiérrez, El Palacio de Hierro. Arranque de la modernidad arquitec-
tónica en la ciudad de México, México: Facultad de Arquitectura, Instituto de Investigaciones
Estéticas, UNAM, 2005.
9. Véase Julieta Ortiz Gaitán, La imagen publicitaria en la prensa ilustrada mexicana (1894-
1939), Tesis Doctoral en Historia del Arte, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México, 2000.
Esta tesis se publicó con el título de Imágenes del deseo. Arte y publicidad en la prensa
mexicana (1884-1936), México: Dirección General de Estudios de Posgrado, UNAM, 2003.

142
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

10. En 1910 el total de la población en México era de 15 160 377, datos tomados de: Estadís-
ticas sociales del Porfiriato. 1877-1910. México, Secretaría de Economía. Dirección General
de Estadística, 1956. Disponible en: http://www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/
bvinegi/productos/integracion/pais/historicas/porfi/ESPI.pdf [consultado el 31 de agosto de
2015].
11. Además de la casa unifamiliar para los distintos estratos sociales, existían varias modalidades
de las viviendas multifamiliares. Véase María de Lourdes Díaz Hernández, “Viviendas del siglo
XIX y principios del XX”, en Aportes al estudio de la arquitectura del siglo XIX en México, María
Lilia González Servín (comp.), México: Facultad de Arquitectura, UNAM, 2014.
12. Edgar Tavares López, Colonia Roma, México: Clío, 1996; Rodolfo Santa María, Arquitectura
del siglo XX en la ciudad de México: la colonia Roma, Tesis Doctoral, Facultad de Arquitec-
tura, UNAM, México, 2015.
13. Berta Tello Peón, Santa María la Ribera, México: Clío, 1998; Guillermo Boils, Pasado y pre-
sente de la colonia Santa María la Ribera, México: Universidad Autónoma Metropolitana-Xo-
chimilco, 2005.
14. Margarita Martínez Domínguez, La colonia de los arquitectos. A través del tiempo San Rafael,
México: Gobierno del Distrito Federal, 2011.
15. A pesar de lo costoso del baño, el anhelo de cada familia era tener uno en su casa, esto dis-
minuyó el uso de los baños públicos, tan comunes hasta entonces.
16. Véase de Claudia Agostoni, “Las delicias de la limpieza: la higiene en la ciudad de México”, en
Historia de la vida cotidiana en México, Tomo IV “Bienes y vivencias…”, op. cit., pp. 563-597.
17. Anatxu Zabalbeascoa, “baño”, en Todo sobre la casa…, op. cit., p.28.
18. La evolución de las medidas higiénicas y del cuarto del baño es muy compleja y no se debe
concretar a unas líneas, se recomienda consultar los libros: Luis Soto Walls, El diseño de lo
privado. El baño, México: Universidad. Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco, 1992; Domi-
nique Laporte, Historia de la mierda, Valencia: Pre-textos, 1998.
19. María de Lourdes Díaz Hernández, “Tipología de la vivienda porfiriana en la ciudad de México”,
en Anuario de Estudios de Arquitectura, México: Universidad Autónoma Metropolitana-Azca-
potzalco, 2001, p. 140.
20. Un extenso estudio de este tipo de casa y sus objetos decorativos se pueden consultar en
los artículos de Berta Tello Peón, “Nuevas colonias, nuevos espacios. Las viviendas en Santa
María la Ribera”, en Academia XXII, Primera época, año 6, núm. 11, México, mayo 2015, pp.
40-57, y en “Intención decorativa en los objetos de uso cotidiano de los interiores domésticos
del porfiriato”, en XVI Coloquio Internacional de Historia del Arte, México: Instituto de Investi-
gaciones Estéticas, UNAM, pp. 139-154.
21. Vicente Martín Hernández, Arquitectura doméstica de la ciudad de México (1890-1925),
México: UNAM, 1981, pp. 130-135; María de Lourdes Díaz Hernández, “Vivienda porfiriana”,
en Anuario de Estudios de Arquitectura, México: Universidad Autónoma Metropolitana-Azca-
potzalco, 2000, pp. 115-134; y Raquel Franklin Unkind, La casa porfiriana, Tesis de Maestría
en Restauración de Monumentos, México: Facultad de Arquitectura, UNAM, 1994.

143
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

22. Algunos arquitectos e ingenieros civiles o militares de la época que construyeron casas
habitación fueron: Antonio Rivas Mercado, Emilio Dondé, Genaro Alcorta, Luis Bacmeister,
Manuel Cortina García, José Luis Cuevas, Salvador Echegaray, Ignacio y Manuel Gorozpe,
Guillermo de Heredia, Carlos y Manuel Ituarte, José G. de la Lama, Eduardo Macedo y Arbeu,
J. Francisco Serrano y Carlos M. Zamudio, entre otros.
23. Véase Will Jones, Cómo leer casas. Una guía sobre arquitectura doméstica, Madrid: H.
Blume, 2014.
24. La primera comunicación telefónica en el país se realizó en 1878 entre la gendarmería de la
población de Tlalpan y la capital del país; en 1881 durante el gobierno de Manuel González
se otorgó a M. L. Greenwood la concesión para la construcción de la red telefónica en el Dis-
trito Federal. Hacia 1888 ya había 800 líneas telefónicas instaladas. Véase Leonardo Morales
Blanco, “La telefonía en México, 1878-1930”, disponible en: http://telmendez.com/?p=16
[consultado el 1º de septiembre de 2015].
25. Una investigación interesante sobre las casas de este periodo histórico aparece en el libro de
Enrique Ayala Alonso, La casa de la ciudad de México. Evolución y transformaciones, México:
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1996, pp. 81-94.
26. Julieta Ortiz Gaitán, La imagen publicitaria… op. cit., p. 277.
27. Algunas de estas casas señoriales las ha estudiado Rafael Fierro Gossman y aparecen en el
blog: “Grandes casas de México”, http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/.
28. Francisco Pérez Cortés, El diseño de la femineidad, México: Universidad Autónoma Metropo-
litana-Xochimilco, 2001, p. 83.
29. Para una comprensión de la formación y el comportamiento de la clase media, se puede
consultar Gabriel Careaga, Mitos y fantasías de la clase media en México, México: Ediciones
Océano, 1985.
30. Carlos Chanfón Olmos, “Antecedentes importantes”, en Historia de la Arquitectura y el Ur-
banismo Mexicanos, volumen 4, tomo II “En la antesala del tercer milenio”, Lourdes Cruz
González Franco (coord.), México: Fondo de Cultura Económica, Facultad de Arquitectura,
UNAM, 2015, p. 43.
31. “La coquetería femenina. Curiosidades sobre la melena”, en Revista de Revistas, México, 26
de junio de 1926, p. 28.
32. María del Carmen Collado Herrera, “El espejo de la élite social 1920-1940”, en Historia de
la vida cotidiana en México, dirigida por Pilar Gonzalbo Aizpuru, tomo V, “Siglo XX. Campo y
ciudad”, Aurelio de los Reyes (coord.), México: Fondo de Cultura Económica, El Colegio de
México, 2011, p. 101.
33. Revista La Familia, abril de 1937, p. 5., citado en Elvia Montes de Oca Navas, “La vida coti-
diana de las mujeres mexicanas en las revistas femeninas publicadas durante el cardenismo
(1934-1940)”, disponible en: http://www.uaemex.mx/plin/colmena/Colmena%2053/Colme-
nario/Elvia.html [consultado el 10 de agosto del 2014].
34. “[..] cada día aumenta el entusiasmo en la Ciudad de México por el baile moderno y encanta-
dor que diluye las horas en amables paréntesis de alegría juvenil y de peregrina ventura”, en
“¿Quién es la muchacha que baila mejor en México?”, en Revista de Revistas, México, 6 de
septiembre de 1925, p. 13.
35. Véase Aurelio de los Reyes, Cine y sociedad en México 1896-1930, volumen II “Bajo el cielo
de México (1920-1924)”, México: Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, 1993, pp.

144
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

43-46; María del Carmen Collado Herrera, “El espejo de la élite social 1920-1940…” op.
cit., p. 106.
36. “Cómo se baila hoy”, en Revistas de Revistas, México, 19 de diciembre de 1926, suplemento.
37. Véase Gül Kale, “La interacción entre cine y arquitectura: mirando a través de la primera mi-
tad del siglo XX”, bifurcaciones, revista de estudios culturales urbanos, Chile, disponible en:
http://www.bifurcaciones.cl/003/Kale.htm [consultado el 9 de septiembre de 2014].
38. Aurelio de los Reyes, Cine y sociedad…, op. cit., p. 278
39. Para ampliar el tema véase Ricardo Pérez Montfort, “‘Down Mexico Way´. Estereotipos y tu-
rismo estadounidense en el México de 1920 a 1940”, en La mirada mirada. Transculturali-
dad e imaginarios del México revolucionario, 1910-1945, Alicia Azuela y Guillermo Palacios
(coords.), México: El Colegio de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, 2009.
40. Roberto Ornelas Herrera, “Radio y cotidianidad en México, 1900-1930”, en Historia de la
vida cotidiana en México, dirigida por Pilar Gonzalbo Aizpuru, tomo V, “Siglo XX. Campo y
ciudad…” op. cit., pp. 149-163.
41. Alfonso Millán, “La vida moderna y la higiene mental”, en Hoy, núm. 13, 22 de mayo de 1937,
p. 26. Citado en Raquel Franklin, “La casa mexicana frente a la tecnología. Promoción y recha-
zo en revistas para la mujer, 1930-1960”, en La Segunda Modernidad urbano arquitectónica,
Proyectos y obras, Marco Tulio Peraza Guzmán y Lourdes Cruz González Franco (coords.),
México: Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, 2014, p. 343.
42. María del Carmen Collado Herrera, “El espejo de la élite social…”, op. cit., p. 103.
43. Aurelio de los Reyes, Cine y sociedad…, op. cit., p. 274.
44. “La influencia de la exposición de Artes Decorativas en la indumentaria femenina”, en Revista
de Revistas, México, 13 de septiembre de 1925, pp. 35 y 45.
45. Julieta Ortiz Gaitán, La imagen…, op. cit., p. 228.
46. Algunas revistas ilustradas son: El Mundo. Semanario Ilustrado (1894-1900), El Mundo
Ilustrado (1900-1914), Revista Moderna (1898-1911), Álbum de Damas (1907-1908) y El
Tiempo Ilustrado (1893-1912).
47. “Los elementos nuevos del confort en nuestro hogar”, en Nuestra Arquitectura, Buenos Aires,
Argentina, agosto de 1929, p. 27.
48. El Universal. El primero de febrero de 1921 se inició esporádicamente la publicación de la
página de “ingeniería”, a veces denominada sección de Ingeniería. La página de “arquitectu-
ra”, patrocinada por la Sociedad de Arquitectos Mexicanos comenzó el 29 de julio de 1921,
presentando “Obras de arte y artistas mexicanos”. A partir del 9 de septiembre de 1922 se
publicó cada domingo la sección, generalmente la tercera, denominada “Casas terrenos y
automóviles”. En ella se albergaron las dos páginas anteriores, siendo la principal la de inge-
niería, y la de arquitectura, menos frecuente. El 10 de agosto se publicó una página de “Bellas
Artes, Escultura, Pintura y Música” y la semana siguiente, el 17 de agosto de 1924, la página
de la “Guía del Hogar Económico” a cargo de Luis Prieto y Souza, publicación esporádica
que termina el 15 de marzo de 1925. La página de “Arquitectura”, también a cargo de Luis
Prieto y Souza, empezó a publicarse el mismo día. Esta sección se hizo cada vez más breve
hasta desparecer el 3 de febrero de 1929. El 10 de febrero de 1929 se inaugura la sección
“Nuestra Ciudad” en el Magazine dominical de El Universal, a cargo de Luis Pietro y Souza; la
publicación semanal permaneció hasta agosto de 1931.
Excélsior. El 29 de enero de 1922 se comenzó a publicar en la 2ª. Sección, aún sin bautizar,

145
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

temas de arquitectura, ingeniería y construcción, además de compra venta de terrenos y lotes.


El 5 de febrero de 1922, se mudó a la tercera sección, aunque a veces aparecía en la cuarta
o sexta. A partir del primer domingo de junio de 1922, la sección tuvo el nombre de “Cons-
trucciones”, mismo que conservó hasta el 3 de diciembre de 1922, fecha en que cambió a la
sección de “Terrenos”. En enero de 1923 cambió a “Construcciones y Terrenos”. La sección
con el nombre de “Arquitectura y Terrenos” se inauguró el 12 de agosto de 1923, aunque
la sección en su estructura cambió poco, a veces tuvo como nombre “Terrenos y Construc-
ción”, “Arquitectura y Terrenos”, “Casas y Terrenos”. La página de arquitectura, patrocinada
por la SAM, denominada “Sección de Arquitectura, Terrenos y Jardines” se mudó al periódico
Excélsior el 10 de febrero de 1924, bajo la dirección de Juan Galindo Pimentel y Bernardo
Calderón Caso. El 18 de abril de 1926, la dirección principal pasa a Alfonso Pallares, misma
que se redujo paulatinamente hasta ser solamente media página. A partir del 17 de junio de
1927, desapareció el patrocinio de la SAM y aparecieron solamente los nombres de Bernardo
Calderón y Caso y Alfonso Pallares. A partir del 23 de diciembre de 1927 la página de arqui-
tectura dejó de ser patrocinada y firmada, como parte de la editorial del periódico, hasta el 9
de diciembre de 1928, fecha en que se hizo cargo Bernabé L. de la Barra, arquitecto de la
escuela de Bellas Artes de París, hasta el 19 de octubre de 1930 que desapareció la página
y la sección de arquitectura. Información proporcionada por la Dra. Elisa Drago Quaglia.
49. Una investigación muy interesante sobre los contenidos de los artículos publicados en estos
años del periódico Excélsior se puede consultar en Lourdes Díaz Hernández, Ideólogos de la
Arquitectura de los años veinte en México. Sección de Arquitectura del periódico Excélsior,
tesis de Maestría en Historia del Arte, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México, 2003.
50. Una fuerte crítica sobre la diversidad de los estilos que aparecieron por la ciudad la hizo
Federico Mariscal en su artículo del Excélsior, “El estilo de la casa mexicana debe ser el que
mejor cuadre”, 16 de marzo de 1924. Se puede consultar en Ideario de los arquitectos mexi-
canos, tomo II “Los olvidados”, Ramón Vargas Salguero y Víctor Arias (comps.), México: INBA,
Facultad de Arquitectura, UNAM, 2010, pp. 49-52.
51. Cemento núms. 8 y 9, agosto y septiembre de 1925, p. 17.
52. El arquitecto, vol. II, enero de 1933.
53. El arquitecto peruano, Perú, año III, núm. 25, agosto de 1939. Anuncio publicitario sobre “El
hogar eléctrico”.
54. Tolteca, núm. 14, marzo de 1930, p. 181.
55. Julieta Ortiz Gaytán, “Casa, vestido y sustento. Cultura material en anuncios de la prensa
ilustrada (1894-1939)”, en Historia de la vida cotidiana en México, La imagen, ¿espejo de
la vida?, tomo V, volumen 2 “Siglo XX”, dirigida por Pilar Gonzalbo Aizpuru, coordinador del
volumen Aurelio de los Reyes, México: Colegio de México, Fondo de Cultura Económica,
2006, p. 139.
56. Anuncio publicitario en Revista de Revistas, México, 7 de noviembre de 1926, suplemento.
57. Anuncio publicitario en Revista de Revistas, México, 28 de noviembre de 1926.
58. El arquitecto Carlos Obregón Santacilia escribió, tal vez tardíamente, un libro titulado El ma-
quinismo, la vida y la arquitectura (México: Letra de México, 1939), en el que expuso sus
ideas puntuales sobre lo que significaba el avance de la tecnología y la universalización de
la arquitectura del llamado Movimiento Moderno: “El maquinismo. Es evidente que el maqui-
nismo, iniciado en el siglo XIX ha creado los factores de modernidad capaces de transformar

146
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

totalmente la forma de la vida en todo el mundo, creando la arquitectura universal, creando


también una mentalidad nueva emanada del cambio registrado en todas las actividades del
hombre.” Tomado de Cultura arquitectónica de la modernidad mexicana. Antología de textos
1922-1963, Enrique X. de Anda y Salvador Lizárraga Sánchez (eds.), México: Instituto de
Investigaciones Estéticas, UNAM, 2010, p. 188.
59. Arquitecto Antonio Llamosa, “Lo que necesitamos es arquitectura funcional”, en Tolteca, núm.
23, mayo de 1932, pp. 349-350.
60. “Los elementos nuevos de confort en el hogar”, en Nuestra Arquitectura, Buenos Aires, Ar-
gentina, agosto de 1929, p. 27.
61. “Arquitectura: Comodidad”, en Tolteca, núm. 23, mayo de 1932, p. 346.
62. Para conocer los índices de la revista Cemento y otras de la época y de años posteriores,
se puede consultar Cuadernos de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico. Ca-
tálogo de publicaciones periódicas mexicanas de arquitectura, urbanismo y conexos, núms.
30-31, México: INBA, 1985.
63. Véase Georg Leidenberger, “Tres revistas mexicanas de arquitectura. Portavoces de la mo-
dernidad, 1923-1950”, en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, vol. 34, núm.
101, México, noviembre 2012, disponible en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pi-
d=S0185-12762012000200005&script=sci_arttext [consultado el 12 de marzo de 2015].
Para una información más amplia en relación con el contenido general de esta revista y el tema
del concreto armado, véase Enrique X. de Anda, La arquitectura de la Revolución Mexicana.
Corrientes y estilos en la década de los veinte, México: Instituto de Investigaciones Estéticas,
unam, 1990, pp. 41-53.
64. Cemento núm. 2, febrero de 1925, p. 8.
65. Cemento núm. 2, febrero de 1925, p. 8.
66. Cemento núm. 3 marzo de 1925, p. 11.
67. Cemento núm. 38, noviembre de 1930. “El cemento como factor evolutivo de la higiene”, de
P. J. Paz, p. 42.
68. El tema de la higiene fue preocupación constante en diversos ámbitos, para lo cual se hicie-
ron algunas publicaciones: Juan Avilés Arnau, La casa higiénica, Madrid: De Bailly-Bailliere
e hijos, 1904; Alberto J. Pani, La higiene en México, México: Imprenta de J. Ballesca, 1916.
Para conocer el significado de la casa higiénica en los veinte, así como el nombre de los ar-
quitectos relevantes de estos años, véase de Lourdes Díaz Hernández, “Economía e higiene,
conceptos claves para las viviendas de los años veinte del siglo XX en la ciudad de México”, en
Academia XXII, Iván San Martín (ed.), México: Facultad de Arquitectura, UNAM, Primera época,
año 6, núm. 12, agosto-enero 2016, pp. 77-92.
69. Cemento núm. 37, septiembre de 1930.
70. Véase de Patricia Méndez, Fotografía de arquitectura moderna. La construcción de su imagi-
nario en las revistas especializadas. 1925-1955, Buenos Aires: CEDODAL, Junta de Andalucía,
2012.
71. Beatriz Colomina, Privacidad y publicidad. La arquitectura moderna como medio de comu-
nicación de masas, Murcia: Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Con-
temporáneo (CENDEAC), Colegio Oficial de Arquitectos de Murcia (COAMU), Observatorio del
Diseño y la Arquitectura de la Región de Murcia, 2010, p. 54.
72. En la revista Cemento comenzaron a publicarse fotografías y artículos que hacían referencia

147
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

a la nueva arquitectura europea y estadounidense: en los núms. 8-9, agosto-septiembre de


1925, aparece la Iglesia de Notre-Dame du Raincy, Francia de Auguste Perret; en los núms.
10-11, octubre-noviembre de 1925, se muestra una exposición en París de arquitectura ale-
mana con obras de Hans Poelzig; en el núm. 14, junio de 1926, “El concreto en la vida inter-
nacional” de Ricardo Calderón se ilustró con la foto de La torre de Einstein de Erich Mendel-
sohn; en el núm. 25, septiembre de 1928 de Jesús Bracho, “La sencillez del Arte Moderno”;
en el núm. 28, marzo de 1929, se muestran obras de Holanda, Viena y Francia; en el núm. 30,
julio de 1929, aparece Le Corbusier y la casa Stein, Francia, 1927; y en el núm. 32, noviembre
de 1929, aparecen fotografías de la exposición Weissenhofsiedlung, en Stuttgart, de 1927.
En la Revista de Revistas, núm. 1151, junio de 1932, se publicó traducido un artículo de Le
Corbusier, “Construir”, por citar algunos. Una relación más extensa la hace Enrique X. De
Anda, La arquitectura de la Revolución, op. cit., pp. 79-88.
73. Véase en el periódico El Universal: “La Exposición Internacional de Artes Decorativas en
París”, texto de Agustín Loera y Chávez, dibujos de Alberto Garduño y fotografías de Ezequiel
A. Tostado, 12 julio 1925; y “La exposición de Artes Decorativas en la ciudad luminosa”, texto
de Agustín Loera y Chávez y fotografías de Ezequiel A. Tostado, 2 agosto 1925. También
apareció en la revista Cemento núm. 12, febrero de 1926, “Arte moderno arquitectónico”. In-
forme de la Exposición de París por D. Everett Waid, versión castellana de M. M. Cos tomado
de The American Architect, y en el núm. 13, abril de 1926, aparecen fotografías de fuentes,
jardines y plazas.
74. Cemento núm. 30, julio de 1929, p. 30.
75. En sus inicios la revista El Arquitecto publicó en el núm. XIII (1926) un artículo sobre la “Arqui-
tectura Moderna Francesa”; también apareció transcrito un artículo sobre “El funcionalismo”
de Philip Johnson y Henri Russell Hitchcock, en noviembre de 1933.
76. Mauricio Cravotto, “La Arquitectura Moderna...”, op. cit., p. 272.
77. Apareció por primera vez en 1929, paralelamente a la revista Cemento, y duró hasta 1932.
78. En el núm. 17, noviembre de 1930, aparece fotografiada la Casa Cook (1926), en París, de
Le Corbusier; y en diversos números publicó obras racionalistas europeas de Düsserdorf,
Budapest, Viena, Berlín, Hamburgo, Londres, entre otras. Puede consultarse a Déborah Do-
rotinsky Alperstein, “Federico Sánchez Fogarty: el concreto y la fotografía de arquitectura
en 1933”, en Arquitectura y Ciudad. Métodos historiográficos: análisis de fuentes gráficas.
Memorias, Vargas Sánchez y Enrique Ayala Alonso (comps.), México: Universidad Autónoma
Metropolitana-Xochimilco, 2009, pp. 201-218; Federico Sánchez Fogarty. Un visionario de
su tiempo, México: CONACULTA, INBA, Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, 2014;
James Oles, “La nueva fotografía y cemento Tolteca: una alianza utópica”, en María Casanova
(coord.), Mexicana: fotografía moderna en México, 1923-1940, catálogo de la exposición,
Valencia: IVAM, 1998, pp. 139-152.
79. Federico Sánchez Fogarty, Tolteca, núm. 22, marzo de 1932, p. 328-329.
80. “Entrevista con el arquitecto Enrique del Moral”, en Cuadernos de Arquitectura y Conserva-
ción del Patrimonio Artístico, núms. 15-16, Testimonio vivos 20 arquitectos, México: SEP-

INBA, 1981, p. 69.


81. En la revista Edificación, entre el núm. 1, septiembre-octubre de 1934, y el núm. 2 de mar-
zo-abril de 1937, apareció la traducción de L. Cuevas Barrena de Hacia una Arquitectura.
82. Dos notas de Federico Sánchez Fogarty ilustran de manera acertada el significado de moder-

148
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

no en 1930: “[…] significa simplemente adecuado a las necesidades del cliente, de acuerdo
con los procedimientos, las máquinas y los materiales, ya experimentados, con que cuenta el
artista, el artista constructor, en este caso”, Tolteca, núm. 16, septiembre de 1930, p. 191; y
“Una casita moderna, muy modesta y sencilla, es más bella y cómoda que cualquier residencia
palaciega de tiempos pasados y aun de los presentes. Esa casita cuenta con agua corriente,
baño, cocina sin humo y rápida, y abunda en luz y ventilación. Su amplitud es la indispensable.
Los muebles ocupan poco espacio. Hay un departamento apropiado para baños de sol”,
ídem p. 203.
83. Enrique Luis Varela, “Divagaciones al margen de la nueva idea”, en El Arquitecto, La Habana,
Cuba, vol. III, núms. 24 y 25, marzo-abril de 1928, p. 89.
84. Nuestra Arquitectura, Buenos Aires, núm. XXX, año 2, febrero de 1931, p. 218.
85. Gustavo E. Urrutia, “Arquitectura Universal”, en Colegio de arquitectos de la Habana, vol. 5,
núm. 6, La Habana, Cuba, junio de 1931, p. 20.
86. Pláticas de Arquitectura. México 1933, Sociedad de Arquitectos Mexicanos, 1934, p. 22.
87. Revista de Revistas, México, domingo 5 de junio de 1921, p. 27.
88. Marcel Mayer, “Arquitectura del Cemento Armado”, Arquitectura, núm. CXXIX, año XIII, Uruguay,
Montevideo, agosto de 1928, p. 181. Artículo tomado de la revista francesa, L’Amour de l’Art.
89. Camille Mauclair, “La crisis de la arquitectura moderna”, Nuestra Arquitectura, Buenos Aires,
núm. 149, año XIX, mayo de 1933, p. 218. Artículo transcrito de La Nación del 9 de abril.
90. Sin duda la obra de José Villagrán García marcó una pauta en la historia de la arquitectura
mexicana contemporánea mexicana: el Instituto de Higiene en Popotla (destruido), de 1925,
y el Hospital para tuberculosos en Tlalpan (transformado), de 1929. De igual forma las casas
y escuelas de Juan O’Gorman, construidas entre 1927 y 1935, han sido representativas de
la modernidad.
91. Algunas de las principales obras en el gobierno de Álvaro Obregón fueron: la Biblioteca
Cervantes (1923), de Federico Centeno; el edificio de departamentos Gaona (1923), de
Ángel Torres Torija; el Centro Educativo Belisario Domínguez (1923), de Edmundo Zamudio y
Alberto Álvarez; la fuente de Fray Bartolomé (1923), de Roberto Álvarez Espinosa; los talleres
Tostado (1923), de Federico Mariscal; el Centro Escolar Benito Juárez (1924), de Carlos
Obregón Santacilia; y el Estadio Nacional (1924, desaparecido), de José Villagrán García.
92. Algunas de las principales obras fueron: la Secretaría de Salubridad y Asistencia (1929) y
el Monumento a la Revolución (1938), de Carlos Obregón Santacilia; y el Centro Escolar
Revolución (1935), de Antonio Muñoz García.
93. En 1932 el Muestrario de la Construcción Moderna, dirigido por Carlos Obregón Santacilia,
convocó a un concurso para el proyecto de una vivienda modelo para el obrero. Los ganado-
res fueron Juan Legarreta y Justino Fernández, quienes proponían una vivienda mínima pero
digna. Con este proyecto, enriquecido con las ideas de otros participantes como Enrique
Yáñez, se construyeron en la Ciudad de México algunos conjuntos habitacionales como el de
Balbuena y San Jacinto, que a pesar de las transformaciones que han tenido son una lección
vigente de análisis de las necesidades de la clase trabajadora. Al igual que la habitación, una
de las grandes demandas del país eran las escuelas. El arquitecto Juan O’Gorman realizó
un notable esfuerzo, desde la Dirección de Edificios de la Secretaría de Educación Pública,
cuando estableció el programa de revitalización y construcción de varias escuelas primarias;
apegado a los preceptos funcionalistas, optimizó, moduló y estandarizó el diseño. Véase Juan

149
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

O’Gorman. Arquitectura escolar 1932, Raíces núm. 4, Víctor Arias Montes (coord.), México:
Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, Facultad de Arquitectura, UNAM, Facultad
del Hábitat, San Luis Potosí, 2006.
94. Véase Carlos González Lobo, “Arquitectura en México durante la cuarta década: el Maximato
y el Cardenismo”, en Cuadernos de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico,
núms. 22-23; Apuntes para la Historia y Crítica de la Arquitectura Mexicana del siglo XX:

1900-1980, México: SEP-INBA, 1982; Enrique X. de Anda, La Arquitectura de la Revolución


Mexicana, corrientes y estilos en la década de los veinte, México: Instituto de Investigaciones
Estéticas, UNAM, 1990; Rafael López Rangel, La Modernidad Arquitectónica Mexicana, ante-
cedentes y vanguardias: 1900-1940, México: Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapot-
zalco, 1989; Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Mexicanos, vol. IV, tomo I “Arquitectura
de la Revolución y revolución de la arquitectura”, Ramón Vargas Salguero (coord.), México:
Fondo de Cultura Económica, Facultad de Arquitectura, UNAM, 2009. Luis E. Carranza, Archi-
tecture as Revolution. Episodes in the history of Modern Mexico, Austin: University of Texas
Press, 2010.
95. Luis Prieto Souza, “El servilismo mental y el vocabulario bárbaro”, en El Universal, 10 de mayo
de 1925.
96. José Villagrán García nació el 22 de septiembre de 1901 y murió el 10 de junio de 1982,
en la Ciudad de México. Inició sus estudios de arquitectura en la Escuela Nacional de Bellas
Artes de la Universidad Nacional, mismos que concluyó en 1922, y se recibió un año después.
Véase: Número monográfico sobre José Villagrán García, Cuadernos de Arquitectura, núm. 4,
México: INBA, 1962; Número extraordinario, Teoría de la Arquitectura. José Villagrán García,
Cuadernos de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico, México: INBA, 1980;
José Villagrán, México: Instituto Nacional de Bellas Artes, 1986; y José Villagrán García. Teo-
ría de la arquitectura, y José Villagrán García. Doctrina de la Arquitectura, Ramón Vargas Sal-
guero (comp.), México: El Colegio Nacional, 2007, entre otras numerosas referencias sobre
su obra y su teoría.
97. José Santiago León, Sección de arquitectura, en El Universal, 22 de marzo de 1925.
98. Los antecedentes inmediatos de esta escuela aparecen desde antes del año de 1931. En
esta fecha, el licenciado Narciso Bassols, secretario de Educación Pública, formó una comi-
sión integrada por Juan O’Gorman, José A. Cuevas, José Gómez Tagle, Carlos Vallejo Már-
quez y Luis Enrique Erro, para realizar una revisión a fondo del plan de estudios de la Escuela
Nacional de Maestros Constructores, fundada por José Vasconcelos en 1922 para preparar
técnicos calificados para esa industria. A raíz de esta revisión y de las propuestas que se le
hicieron a Bassols, nació esta escuela, que es la antecesora de la famosa Escuela Superior
de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional. Fue muy significativa porque
fue la primera escuela independiente de la Universidad Nacional Autónoma de México. Véase
de Rafael López Rangel, Orígenes de la arquitectura técnica en México 1920-1933. La Es-
cuela superior de Construcción, México: Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco,
1984; Carlos Ríos, La idea de arquitectura, 1920-1940, Tesis de Maestría en Historia del
Arte, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México, 2002.
99. Juan O’Gorman, Pláticas de Arquitectura. México, 1933. México: Sociedad de Arquitectos
Mexicanos, 1934, p. 22.
100. El editor de estas pláticas fue el arquitecto Alfonso Pallares, el cual en su nota preliminar expli-

150
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

ca el motivo por el cual se llevaron a cabo: “La Sociedad de Arquitectos Mexicanos percatada
de esta situación caótica que invade el campo de actividades de sus profesionistas, deseosa
también de unificar la ideología de los arquitectos para lograr un movimiento constructivo
acorde con los más depurados postulados científicos, económicos, y artísticos, organizó una
seria de ‘Pláticas’ sobre los temas más sugerentes en la actualidad […]” Los participantes
fueron: Juan Legarreta, Salvador Roncal, Álvaro Aburto, Manuel Ortiz Monasterio, Mauricio M.
Campos, Federico E. Mariscal, Juan Galindo, José Villagrán, Silvano B. Palafox, Manuel Amá-
bilis y Juan O’Gorman. Se publicaron bajo el título Pláticas de Arquitectura. México, 1933,
México: Sociedad de Arquitectos Mexicanos, 1934.
101. Alfonso Pallares (editor), Pláticas…, op. cit., pp.1 y 2.
102. Juan O’Gorman, Pláticas…, op. cit., p.21
103. Ibídem, p. 15.
104. Salvador Roncal, ibídem, p. 33.
105. Ibídem, p. 28.
106. Véase de Manuel Martín Hernández, La casa en la arquitectura moderna. Respuesta a la
cuestión de la vivienda, Barcelona: Editorial Reverté, 2014.
107. Antonio Muñoz García, Pláticas…, op. cit., pp. 39-40. Aunque el arquitecto Antonio Muñoz no
participó en las pláticas, en la publicación se dio a conocer una disertación que escribió para
una conferencia en la Sociedad de Arquitectos Mexicanos, el 7 de diciembre de 1933, sobre
las características de la arquitectura en aquel momento.
108. Salvador Rocal, Ibídem, p. 36.
109. Véase de Lourdes Cruz González Franco, “La diversidad en la estandarización: las casas de
Francisco J. Serrano en la colonia Hipódromo Condesa”, en Anuarios de Estudios de arqui-
tectura, México: Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, 2002, pp. 71-83.
110. Tacubaya, la Villa de Guadalupe, Tacuba, Mixcoac, San Ángel, Coyoacán y Tlalpan.
111. Las haciendas de la Teja, Condesa, Aragón, Ascensión y ranchos como la Vaquita, El Chopo
o Santo Tomás.
112. Véase Rafael López Rangel, La Planificación y la Ciudad de México, México: Universidad
Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, Colección CyAD, 1993; Gerardo G. Sánchez Ruiz,
La ciudad de México en el periodo de las regencias, 1929-1997, México: Universidad Autó-
noma Metropolitana-Azcapotzalco, Gobierno del Distrito Federal, 1999; Gerardo G. Sánchez
Ruiz, Planificación y Urbanismo de la Revolución Mexicana. Los sustentos de una nueva
modernidad en la Ciudad de México, 1917-1940, México: Universidad Autónoma Metropoli-
tana-Azcapotzalco, Gobierno del Distrito Federal, 2002.
113. Algunas de estas colonias fueron: Portales, del Valle, San Pedro de los Pinos, Verónica, Ta-
cubaya, Rivera de San Cosme y Algarín, Puente de Alvarado, Ponciano Arriaga, Insurgentes
Condesa y, posteriormente, Hipódromo de la Condesa y Chapultepec Heights (Lomas de
Chapultepec).
114. El Arquitecto, año 1, septiembre de 1923, Alfonso Pallares (encargado de la redacción), p.1;
otro arquitecto que escribió a favor del patio mexicano fue Federico Mariscal en su artículo
en Excélsior, “El estilo de la casa mexicana debe ser el que mejor cuadre”, 16 de marzo de
1924. Se puede consultar en Ideario de los arquitectos mexicanos, tomo II “Los olvidados”,
Ramón Vargas y Víctor Arias (comps.), México: INBA, Facultad de Arquitectura, UNAM, 2010,
pp. 49-52.

151
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

115. “¿Es el patio elemento indispensable en nuestras casas?”, en El Universal, 14 de septiembre


de 1924.
116. Publicidad de la colonia Chapultepec Heights, El Universal, México, 17 de agosto de 1924.
117. Antonio Muñoz García, Pláticas…, op. cit., p.41
118. Revista Cemento núm. 16, agosto 1926, p. 33.
119. Ibídem, p. 34.
120. Anuncio de muebles en El Palacio de Hierro, Excélsior, 31 de agosto de 1924.
121. Carlos Tarditi, “La casa moderna. El cuarto de baño”, en El Arquitecto, nov-dic 1933, p. 20.
122. “Inversiones costeables”, en Tolteca, núm. 23, mayo de 1932.
123. También en los edificios de departamentos este elemento fue muy recurrente. Véase el artícu-
lo de Excélsior, “Jardines en los techos”, 18 enero de 1931.
124. Federico Mariscal, “La lavandería en la casa es lo que revela el progreso moderno”, en Revista
de Revista, núm. 752, México, 5 de octubre de 1924, p. 9.
125. Un análisis de esta tipología y de la problemática de la casa económica para la clase más
desprotegida se puede encontrar en la investigación de Lourdes Díaz Hernández, Ideólogos
de la arquitectura…, op. cit., pp. 216-233.
126. Israel Katzman, Arquitectura Contemporánea Mexicana, México: INAH, 1963, pp. 84-85.
127. Luis Prieto y Souza, “Sobre la tan debatida cuestión del arte colonial”, El Universal, 24 de
agosto de 1924.
128. Carlos Leduc, “La revolución mexicana en la arquitectura”, en Frente a Frente, núm. 2, abril
de 1936.
129. El ingeniero civil y arquitecto Francisco J. Serrano en una ocasión expresó que “[...] en un
grupo de cincuenta casas que hacíamos en Polanco para una compañía, yo me empeñaba en
hacer arquitectura moderna, era el año 39, y sin embargo, los dueños creían que tenía mucha
más aceptación la casa colonial y lo más que pude fue que se hicieran treinta y cinco casas
en estilo colonial y quince de casas modernas, de concreto, con ventana de fierro, con claros
más grades.” Construcción Mexicana, núm. 265, México, octubre de 1981, p. 41.
130. Sólo mencionaremos algunas, desde el mismo José Villagrán, en la calle de Popocatépetl
núm. 20, en 1929; los hermanos, uno ingeniero Francisco Martínez Negrete y el otro arqui-
tecto Agustín Martínez Negrete, en la esquina de Insurgentes y Coahuila, en 1924; Manuel
Ortiz Monasterio, en Reforma núm. 234, en 1922; o la de Rafael Quintanilla, en el Paseo de
la Reforma núm. 336, en 1926.
131. Es difícil establecer con claridad los límites entre el neocolonial y el colonial californiano en las
casas de la Ciudad de México. Existen publicaciones que hablan de un flujo de ideas entre
México –y los demás países latinoamericanos– con los Estado Unidos; por parte del país
vecino, la atracción de lo mexicano, y por parte de México, la atracción del American way of
life. Se presentan cuatro artículos tempranos del periódico El Universal alusivos a lo primero:
“El encanto del arte colonial mexicano” (5 julio 1925), de Winifred Stanton Hill, el cual se trató
de un artículo traducido de una revista estadunidense, en donde se describen los atractivos
detalles y espacios de una casa mexicana en Cuernavaca; “El estilo colonial de moda en los
Estados Unidos” (27 junio 1925); “La invasión del genio latino en la arquitectura moderna”
(5 julio 1925); “El arte colonial español y su influencia en la arquitectura yanqui” (23 agosto
1925). En Revista de Revistas, “California vuelve a México”, año XXIII, núm. 123, 30 de julio de
1933, p. 52. Un análisis interesante sobre las influencias mutuas entre México y los Estados

152
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

Unidos, desde comienzos del siglo XX hasta los años cuarenta, lo hacen: Cristina López Uribe,
“Reflections of de ‘Colonial’. Between Mexico and Californiano”, en Latin American Modern
Architectures. Ambiguous Territories, Patricio del Real y Helen Gyger (eds.), Nueva York:
Routledge, 2013, pp. 215-234; Karen Weitze, California’s Mission Revival, Los Angeles:
Hennessey & Ingalls, 1984; y Elizabeth Jean McMillian, California Colonial: the Spanish and
Rancho Revivals Styles, Atglen, Pennsylvania: Schiffer Publishing Ltd., 2002.
132. Misiones de San Diego, San Fernando, San Buenaventura, San Luis Obispo, San Antonio de
Padua y San Carlos Borromeo, entre las principales.
133. Para conocer algunas de estas casas y las diferencias en México entre el estilo neocolonial,
colonial californiano y el neobarroco, véase Rafael Fierro Gossman, La gran corriente or-
namental del siglo XX: una revisión de la arquitectura neocolonial en la Ciudad de México,
México: Universidad Iberoamericana, 1998; Aracy Amaral (coord.), Arquitectura Neocolonial:
América Latina, Caribe, Estados Unidos, Sao Paulo: Fundaçao Memorial de América Latina,
Fondo de Cultura Económica, 1994; El neobarroco en la ciudad de México, México: CONA-

CULTA, 1992.
134. Israel Katzman, Arquitectura Contemporánea…, op. cit., p. 85. Federico Sánchez Fogarty es-
taba en contra de esta arquitectura y criticaba, al mismo tiempo, la arquitectura californiana
que, según el autor, copiaba y ridiculizaba nuestros patios y capillas. “La farsa de los Ángeles”,
Tolteca, núm. 21, enero de 1932, pp. 301-304.
135. Véase César Nova Magallanes, “El Colonial Californiano”, en Arquitectura y lo Demás, México,
núm. 7, diciembre de 1945-enero de 1946, pp. 16-17; y Augusto Pérez Palacios, “Colonial
Californiano contra la arquitectura”, en Construcción, núm. 33, año III, México, octubre-no-
viembre de 1943, pp.46-48.
136. Para conocer las características de este estilo y lo acontecido en estas décadas en México,
véase Enrique X. de Anda, La arquitectura de la…, op. cit., pp. 127-156; Paul Maenz, Una
puerta al Art Déco, México: UNAM, 1980; Xavier Esqueda, El Art Déco. Retrato de una época,
México: Centro de Investigación y Servicios Museológicos, UNAM, 1986; Enrique X. de Anda,
et.al., Art Déco. Un país nacionalista. Un México cosmopolita, México: Museo Nacional de
Arte, 1997.
137. Además de las cincuenta casas en serie (1927-1932) que hizo Serrano en la colonia Hipó-
dromo de la Condesa, sobresalen las casas en Laredo núm. 5 (1933) y Ámsterdam núm. 206.
De Juan Segura, la casa en Popocatépetl núms. 18 y 20 (1929), Chilpancingo núm. 8 (1930),
y Ámsterdam núms. 65 y 321 (1930).
138. Tanto las obras, proyectos y escritos de Le Corbusier aparecieron en diversas revistas mexi-
canas a lo largo de varias décadas, lo que revela su presencia constante. Igualmente apa-
recían textos de críticos, artistas y arquitectos sobre este personaje, analizando su obra. La
mayoría fueron favorables, como el de 1948, en respuesta a los ataques de Diego Rivera en
contra de Le Corbusier, véase Raúl Cacho y Guillermo Rossell, “A la defensa de Monsieur
Jeanneret. El gran arquitecto”, en Espacios núm. 1, septiembre de 1948. El mismo Mario Pani,
editor de la revista Arquitectura/México, le dedicó el número 92, en junio de 1961.
139. Cuadernos de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico, núms. 15-16, “Testimo-
nios Vivos 20 arquitectos”, México: SEP, INBA, 1981, p. 54.
140. Frente Nacional de Artes Plásticas. Sumario, núm. 2, noviembre de 1952.

153
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

141. Véase Xavier Guzmán Urbiola, Juan O’Gorman, sus primeras casas funcionalistas, México:
INBA, UNAM, 2007.
142. Raúl Castro Padilla, Pláticas de Arquitectura…, op. cit., p. 48.
143. Ortega, “De arquitectura habla Obregón Santacilia”, en Revista de Revistas, México, 24 de
abril de 1932, p. 24.
144. Raúl Henríquez, “Arquitectura moderna en México”, en Arquitectura/México, núm. 82, junio
de 1963, p. 74.
145. Algunos ejemplos: Rodolfo Weber, Av. Gabriel Mancera y Xola, en 1933; y la de Av. Gabriel
Mancera núm. 150, en 1931; Carlos Obregón Santacilia, casa de la Sra. C. Morín de Gómez,
en 1931, en las calles de Parras y Nuevo León; Luis Barragán, avenida México núms. 141 y
143, en 1936; y la de Guadiana núm. 3, en 1936; José Villagrán García, en la calle Dublín
núm. 7, en 1935.

Social núm. 27, México,


octubre de 1938, p. 63

154
La casa tecnológica: el ímpetu de la modernidad (1920-1945)

155
La casa racionalista: orden, luz
y transparencia (1945-1965)

156
04.

Tratar de hacer un análisis de la casa habitación a través de cortes cronológicos


resulta difícil y arriesgado, porque tanto las acciones políticas y culturales, como
la economía, la trayectoria de los arquitectos o el modo de vida, entre otros
factores que inciden directamente en su desarrollo, no tienen una secuencia li-
neal. Los acontecimientos se traslapan, se intercalan o se interrumpen abrupta-
mente. Sin embargo, existen síntomas o características constantes que ayudan
a proponer ciertas periodizaciones.
-

la década de los cuarenta, que permiten hablar de un periodo, hasta cierto


punto homogéneo, de la arquitectura y de la sociedad. No así en las décadas
de los cincuenta y sesenta, donde se presenta el apogeo y la culminación de
una etapa en la arquitectura mexicana: el Movimiento Moderno. La posguerra,
los avances tecnológicos, los medios de comunicación, los cambios sociales,
políticos y económicos incidieron en la arquitectura y en el espacio doméstico.
De forma paralela a ese auge de la llamada Arquitectura Internacional, como
la última etapa del Movimiento Moderno, surgieron inquietudes e inconformi-
dades de algunos arquitectos, que se concretaron, varias de ellas, en la casa
habitación. Como se ha mencionado con anterioridad, el espacio doméstico
en innumerables ocasiones ha sido la punta de lanza que ha abierto nuevos
derroteros.

de estas décadas, ricas en expresiones arquitectónicas, en donde la llamada


modernidad formaba parte de la vida cotidiana y el “ser contemporáneos” o
“ser cosmopolitas” era entonces el anhelo de la sociedad, mismo que se vio

La transformación de la sociedad capitalina


Los aires capitalinos en la década de los cuarenta se distinguieron por una
estabilidad política y hasta cierto punto social. Las relaciones entre el clero y el
Estado, después de varios años de serias fricciones, tomaban otro rumbo. El
presidente Ávila Camacho se reconcilió con la iglesia, declarándose católico. Era
una nueva etapa que propició un desarrollo fructífero en todos los ámbitos de
la sociedad, que se acompañaba de una inquietud incierta ante el nacionalismo,
pues las bases ideológicas que lo habían acompañado se habían desvanecido.
-
miladas, y por otro, se cuestionaron los resultados de la Revolución mexicana.
La clase media había aumentado su poder adquisitivo. A partir de 1947,
se podía asistir a la primera tienda departamental de capital estadounidense
abierto en nuestro país, en la esquina de Insurgentes y San Luis Potosí, Sears

157
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Santiago Greenham, es-


tancia, cerrada de la Canoa
cada día más, las tareas domésticas, o bien contribuían a lograr el embelleci- núm. 14, Tizapán, San Ángel,
miento femenino. Por esas fechas, aparecieron los supermarkets o tiendas de 1955. Max Cetto, Modern
autoservicio, donde se concentraban todos los productos domésticos que el Architecture in Mexico,
ama de casa necesitaba, inclusive los alimentos procesados y envasados, que Nueva York: F. Praeger,
1961, pp. 186-187
le ahorraban tiempo, dinero y esfuerzo. Posteriormente, surgieron las Plazas
Comerciales, con dos o tres tiendas “ancla” a la manera de los malls, que pronto
Arquitectura y lo demás,
se convirtieron en un atractivo para la clase media y alta. núm. 3, México, julio de
También la variedad en las opciones de entretenimiento cada día era ma- 1945
yor. En la década de los cuarenta comenzó la “época dorada” del cine nacional.
Figuras como María Félix, Jorge Negrete y, posteriormente, Mario Moreno “Can-
transitaron por las pantallas

representación de un nacionalismo que se fue desvaneciendo, cruzó las fronte-


ras y representó a nuestro país por varias décadas. A su vez, el cine estadouni-
dense se acentuó en el gusto del público. Personalidades como Orson Welles,

la clase media cada día se reconocía menos en las películas nacionales, quería

románticos de la cultura urbana. Aquella sociedad estaba ansiosa del glamour


estadounidense.
La introducción del American way of life
igual que la penetración visual de las revistas femeninas importadas que, de la
misma forma que en las décadas anteriores, marcaban las pautas de las nue-

158
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

vas formas de comportamiento social, dentro y fuera del hogar. Después de la


-
rosa en todo el mundo. Las miradas de todos se volcaban hacia su “felicidad
doméstica”, a ese American way of life que involucraba una campaña publicitaria
perfectamente orquestada hacia el consumo de su arquitectura, automóviles,

Los otros medios de comunicación cobraron mayor fuerza. La radio se en-


contraba en todos los hogares mexicanos. Los programas de la XEW, variados y
-

eran atentamente escuchadas por las familias reunidas.


Aproximadamente, a partir de 1950 la televisión se convirtió en el gran
atractivo.1
Más que la radio, la introducción de este medio de comunicación en el univer-
so doméstico constituyó una mutación social importante. Las horas de ocio y es-
parcimiento familiar, fueron acaparadas paulatinamente por la televisión, sin im-
portar la clase social. Este innovador aparato eléctrico se convirtió en un elemento
común en toda la sociedad; la vida privada de las familias se veía afectada en su
intimidad porque el mundo penetraba en los hogares. La publicidad cautivaba
la atención de los telespectadores, mientras que las nuevas reglas de comporta-
miento social o en el vestir eran dictadas por los medios publicitarios: lo que esta-
ba pasado de moda o lo que era lo moderno era asimilado ya no por una minoría
como hacía unas décadas. Los productos fabricados en serie uniformizaban los
gustos, sin que la gente se percatara aparentemente de ello.2 El historiador Álvaro

Por otra parte, es innegable que la idea de modernización es la conversión en actos


del American way of life. El modelo estaba muy cerca y se difundía con toda su am-
plitud por medio del cine y, al promediar los años cincuenta, por la televisión y los
comics. Los niños podían constatar que su hábitat no era como el de La pequeña Lulú,
sino que pertenecía al de La familia Burrón [...] Desayunar Corn Flakes con leche fría
sacada del refrigerador se volvía cotidiano, es decir, perdía su carácter novedoso.

de lo que venía, como revolución, desde fuera, con el impulso de la tecnología, y


aquello que se sanciona como las largas duraciones locales capaces de amalgamar
una cosa con la otra. La vida cotidiana de los mexicanos de la posguerra se iba pare-
ciendo cada vez más a su tiempo que a la de sus padres.3

A pesar de los cambios y la transformación de la sociedad, el respeto por la

por iniciativa del presidente Adolfo Ruiz Cortines, se reformaron los artículos 34
y 115 de la Constitución, que otorgarían la plenitud de los derechos políticos a

159
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

-
bían comenzado a pelear y que no se les había otorgado, entre otros factores,

-
cia laboral y aumentó su nivel de educación, con el ingreso de algunas de ellas a
las aulas universitarias. Sin embargo, años más tarde, la moral, las costumbres y
-
bió el rostro de la sociedad en la segunda mitad del siglo XX.

sentir un desencanto. Los valores se habían trastocado y la sociedad estaba


desarticulada. Al mismo tiempo, en México, hacia los años cincuenta comenzó a
vislumbrarse con más fuerza un descontento generalizado entre algunas capas
de la sociedad mexicana. Los ideales de la Revolución mexicana se habían des-
virtuado, porque los destinatarios del auge económico no eran precisamente
los obreros y los campesinos. La corrupción entre los líderes gubernamentales

impedía la participación de las otras fuerzas políticas; la crisis del modelo eco-
nómico fue palpable ante la inequitativa distribución de la riqueza. Frente a
este panorama, se sumó la creciente población que en la Ciudad de México,
que pasó de un millón y medio de personas en 1940 a aproximadamente cinco
-
vicios y otros problemas.
-
vimientos sociales,4 los cuales involucraron a la clase media. Éstos fueron drás-
ticamente reprimidos y llegarían a su clímax en el movimiento estudiantil de
1968, el cual pretendía provocar un cambio en las estructuras socio-políticas
del país. Carlos Monsiváis lo describió como:

-
rrollista, el deterioro de una imagen optimista y milagrosa del país y el principio de
una revisión crítica de los presupuestos de sus formas de gobierno y su cultura, de
los alcances del proceso institucional y las limitaciones y requerimientos de las dis-
tintas respuestas críticas a ese proceso.5

comenzaron una carrera franca en la lucha de sus derechos; en los países más
desarrollados, la revolución sexual cuestionó el derecho al aborto, el control
de la natalidad, el uso de los anticonceptivos y nuevas formas de relacionarse
sexualmente, demandas que tuvieron una repercusión en la capital del país.6

pantalones y, al igual que los hombres, adoptaron los jeans como vestimenta

160
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

abandonaron la idea de usar corbata para ir a la universidad. Apareció el rock

la vida cotidiana en la gran mayoría de la clase media. Los hippies y las drogas
simbolizaron una generación rebelde, que rompía con el orden establecido.

embates. El individuo como tal cobraba cada día importancia, ya no se diluía en


la familia, sino que paulatinamente lograba tener una vida privada. La rigidez

familiar se hizo paulatinamente más informal.

Una nueva imagen de la ciudad y su arquitectura


Desde el sexenio de Pascual Ortiz Rubio, a principios de los años treinta, co-
menzaron los intentos de planeación de la nueva República mexicana y su Dis-
trito Federal.7
tratar de regular el crecimiento urbano de la capital y racionalizar el uso del
-
-
ción de zonas de reserva ecológica. De igual forma apareció el reglamento para
las construcciones, vialidades y servicios públicos, entre otros. Sin embargo, el
crecimiento explosivo y anárquico que se dio a partir de los años cuarenta iba
por delante de los planes y las leyes. Numerosos fraccionamientos, colonias
populares y asentamientos irregulares se expandieron sin control, por negli-
gencia, corrupción y falta de visión de las autoridades, quienes permitieron que
la mancha urbana creciera desmesuradamente.
Aunado a este panorama aparentemente sin control e ignorado por las au-
toridades, la capital se fue transformando ante la demanda de la población. En
algunos sectores, su embellecimiento fue la preocupación de algunos presiden-
tes como Miguel Alemán, en cuya gestión ocurrieron cambios vertiginosos para
los capitalinos:

-
cacielos, pero sobre todo nuevas avenidas, brazos que partían de la ciudad habitada
-
bitados […] Se abrió la avenida División del Norte y se amplió la ya muy larga avenida
-
dos. Sólo Alemán podía tener la mentalidad visionaria de entubar el río de la Piedad
8

161
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Revista de Revistas,
México, marzo de 1954

A lo largo de estas avenidas, como la de los Insurgentes, se desarrollaron nume-


rosas colonias para la clase media y alta.9
para que los arquitectos hicieran gala de su talento en el diseño de la casa
habitación, El Pedregal de San Ángel, lugar donde algunos políticos eligieron
para vivir en mansiones ostentosas, lo que le valió la fama de ser la colonia de
la “revolución institucional”.
La ciudad continuó creciendo con ritmo acelerado. La falta de vivienda se
acentuó por lo que la vivienda en altura se convirtió en la solución más viable para
resolver la demanda. Así, la ciudad se pobló paulatinamente de condominios,
que se convirtieron en un excelente negocio inmobiliario, al mismo tiempo que
10
El crecimiento residencial se

162
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

Ramos, se levantó como símbolo y parteaguas de la concepción urbanística del


país. El crecimiento y los problemas de la capital iban en aumento. Frente a la

el gobierno decidió realizar el boulevard Adolfo López Mateos y la construcción


del metro, el cual se inauguró el 5 de septiembre de 1969, con la línea 1 Zarago-
za-Chapultepec, ante el asombro y, tal vez, el beneplácito de los capitalinos.
El afán de representar una imagen de progreso y de modernidad, se mani-
festó en la Ciudad de México con una arquitectura apegada a las vanguardias
de los países desarrollados. El funcionalismo se transformó y la Arquitectura In-
ternacional, que desde los años cuarenta se empezaba a presentar en nuestro
país, se convirtió, en los cincuenta y los sesenta, prácticamente en una norma
constructiva en las principales ciudades.11

arquitectónicos, mismos que caracterizaron la segunda mitad del siglo XX, como

-
portancia radica no sólo en su extensión y calidad arquitectónica y urbanística,
sino que logró reunir, en ese entonces, a los principales arquitectos, ingenie-
ros y compañías constructoras del momento, encabezados por los arquitectos
Mario Pani y Enrique del Moral, y Carlos Lazo como gerente general, así como
-
12

-
quitecto Reynaldo Pérez Rayón como titular.13 Por otra parte, en el área de la

se manifestó con la presencia de la integración plástica; la obra de pintores y


14

De igual forma, en la vivienda popular se efectuaron obras de considerable


-
dro Prieto y otros autores.15 Cabe mencionar, en el periodo de Adolfo López
-
tancial del programa cultural del Estado.16
-
tectura estadounidense, numerosos arquitectos y constructores efectuaron
singulares obras de gran calidad. Sin embargo, en mayor número aparecieron
las construcciones donde la importancia de la calidad constructiva quedaba
-
cinas propició la especulación del mercado de bienes raíces, en detrimento
del bienestar de los usuarios.17 Por otra parte, aparecieron los arquitectos con

163
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

capacidad de síntesis espacial, en búsqueda de una originalidad difícil de en-


contrar.18

cristal se levantaban como símbolo de prosperidad de un país en desarrollo.


No obstante que la arquitectura racionalista predominó en el ámbito ar-
quitectónico de la Ciudad de México, hubo quienes se cuestionaron el rumbo
marcado por esta corriente y se manifestaron de manera aislada con obras que
intentaron una forma distinta de inventar el espacio y de contenerlo.19 Aunque
hubo actores paralelos que se opusieron a los dogmas del Movimiento Moder-

de “arquitectura emocional”20 para describir a su arquitectura, y la de Max Ce-

etapa funcionalista, de su apego y comprensión de lo tradicional en las plazas y


mercados de los pueblos, de su admiración por la arquitectura conventual, de

-
lencio, la soledad, la espiritualidad y a la intimidad.21
El desencanto del Movimiento Moderno se fue dando paulatina y desigual-

la década de los años sesenta, sobre todo en el aspecto habitacional, pues en


otros géneros persistió, con variantes y otras denominaciones, como sinónimo
de adelanto y modernidad. Esas obras que disentían con la mayoría, anuncia-
ban un incierto y diverso horizonte de la arquitectura mexicana.

La casa en los años cuarenta y la asimilación del funcionalismo


La década de los años cuarenta en la arquitectura mexicana presenta caracterís-
ticas que ineludiblemente llevan a pensar que fue una época donde las conver-
gencias en las obras eran predominantes sobre las divergencias. Ante el embate
de los adelantos técnicos, los nuevos materiales y la aceptación de los esquemas
compositivos habitacionales que aparecieron en las primeras décadas del siglo
XX, las nuevas generaciones de los arquitectos egresados de las escuelas de ar-
quitectura tenían ya un derrotero común, o al menos no había las posiciones tan
encontradas de los años anteriores, tanto en el aspecto constructivo, compositi-
vo y formal o estilístico. Los cánones del Movimiento Moderno fueron asimilados

nuevo código formal los adoptaron paulatinamente.22

-
cía. Desde las aulas universitarias impartió sus clases de teoría, misma que fue
capaz de responder a las condiciones del país. Los cuatro valores: útil, lógico,

164
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

estético y social, se convirtieron por muchos años en la respuesta que armoni-


-
tos ‘contrarios’ en una curiosa amalgama.”23 Lo “social”, como una actitud de
servicio a la sociedad fue aceptada por todos. Parecía que la disyuntiva entre si
-
gada aparentemente a segundo término. El arquitecto Enrique Yáñez expresó
con claridad, en 1952, lo que sucedía en aquellos años:

teóricos de la arquitectura, habían mantenido una actitud de continua renovación,


formaban de hecho un núcleo de arquitectos activos en cuyas obras se advierten las
similitudes necesarias para poder englobarlas dentro de una corriente que llama-
mos moderna, con las diferencias inherentes a la interpretación personal del proble-
ma arquitectónico y de la meta por alcanzar.24
Arquitectos de México
núm. 15, México, junio
de 1962 -
mas recurrentes de debate entre el gremio, ya que la gran problemática de la
Arquitectos de México
núm. 12, México, abril de vivienda colectiva y popular se convirtió en uno de las cuestiones centrales de
1961

165
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

En las publicaciones de la época sólo se encontraron algunos artículos con


relación a la casa habitación; ya no se cuestionaba la disposición o el destino
de las habitaciones, ni su arreglo, ni cómo realizar la construcción; tampoco
había las novedades técnicas tan importantes de las décadas anteriores que

-
sonite, maderas tratadas o vidrios de mayor calidad. Para los interiores el papel
tapiz, diversas persianas y mobiliario de todo tipo que se anunciaban como “clá-
sicos”, “tradicionales” y “modernos”. En la publicidad prevalecía la competencia
entre los distintos productos, que participaban en la elaboración de la vivienda
-
culos de plomería y electricidad, fabricantes de puertas y ventanas, etcétera. Al
parecer predominaba un ambiente de conformidad con la manera de habitar;
el modo de vida estaba aparentemente aceptado y asimilado, lo “novedoso” ya
no cimbraba las costumbres. El camino estaba trazado, el reto era hacerlo cada

calidad de vida y una casa acorde con el momento histórico.

construyen las casas?” es interesante el sentimiento que lo recorre. El doctor


se cuestiona la manera de vivir en diciembre de 1945; compara lo que antes se
hacía en las casas, las actividades que se realizaban dentro de ellas, y lo que la
“moderna civilización” había cambiado en la forma de habitarlas y cómo había
-
tamente, cuestiona la vida privada del ser que habita la casa de la modernidad.
Se pregunta si es más feliz; se cuestiona hacia dónde va ese universo privado y
doméstico que era la casa de antaño, ante el embate de la tecnología. Parece
premonitorio, y seguramente no se imaginaba hacia dónde y de qué manera la

pudiéramos asegurar que vivíamos en la casa, esto es claro: nacer, comer, dormir,

Porque se nace con mayor decencia, más limpieza, menos riesgos y más comodidad,

En contra de la teoría de “vivir en la casa”, cada día la moderna civilización opone


-

Se me ocurre sugerirle que desde cierto punto de vista hay dos clases de casas:
la romana y la moderna. Las del primer tipo, aíslan por completo al hombre de todo

166
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

el universo de afuera de la casa; nadie puede saber, desde el exterior, lo que hay
dentro, ni lo que sucede al interior. En las del segundo tipo ocurre todo lo contrario:

y lo que sucede en el interior se proyecta hacia el exterior. Casi, me atrevería a decir,


en las casas modernas los hombres viven en la calle […]
Complicado instrumento técnico, o especie de maquinaria que tiene la propie-

son esas casas modernísimas y funcionales, equipadas con todos los adelantos de la

radio, fonógrafo, teléfono, refrigerador, horno, estufa.


Pronto se complicará esta casa industrializada con aparatos de televisión, célu-

los valores, y hasta con alguna forma doméstica del radar. ¿Se puede asegurar que
25

-
dico y psicólogo que estaba en contacto estrecho con el ser humano, quien se
preguntaba, ¿cuál era el verdadero sentido doméstico de la casa?

Las convergencias y divergencias en los años cuarenta


Durante la década de los cuarenta, las casas habitación unifamiliares para la
-
tos de la época y, a la vez, particularidades que también expresaban la perso-
nalidad de cada arquitecto. Todas habían sido transformadas por la tecnología.
No había marcha atrás, la industrialización se encontraba presente en la forma
de construir, en los materiales, en las comunicaciones, en los aparatos electro-

había que aprender cómo usar esos aparatos que hacían la vida cotidiana más

a esa tecnología.
En la vida doméstica, la separación entre el universo público y privado se
acentuó porque la tendencia hacia la vida privada individualidad comenzó a
manifestarse tímidamente; los miembros de la familia cada día deseaban más
intimidad para dormir, para asearse y para pasar su ratos de ocio.

se localizaban los espacios públicos o sociales: el vestíbulo o recepción, la sala


o estancia y el comedor, como espacios separados o compartimentados. Aun-
que cada vez era más frecuente que se fusionaran para dar paso al espacio

características más singulares de la arquitectura. Ese espacio social se prolon-


gaba, en repetidas ocasiones, hacia el exterior en terrazas cubiertas. De igual

toilet o medio

167
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Antonio Pastrana, vestí-


bulo, Sierra Paracaima núm. baño ya era un espacio permanente para asegurar la privacidad de la familia,
620, Lomas de Chapultepec, ya que no era bien visto, ni usual, que los invitados violaran la intimidad de los
1945. Enrique Yáñez, 18 baños familiares en la planta alta.
Residencias de arquitectos -
mexicanos, México: Edicio-
sayunador continuó siendo un espacio muy importante, porque se amplió y se
nes Mexicanas, 1951
convirtió en un lugar de convivencia familiar y de múltiples funciones. La cocina
fue el espacio que más cambios tuvo en esta época, el que más “afectó” la moder-
Enrique del Moral, planta
baja, Francisco Ramírez
núm. 5, Tacubaya, 1948. En- -
rique Yáñez, 18 Residencias
de arquitectos mexicanos, 26
Como complemento a
México: Ediciones Mexica- la cocina estaban la bodega y la despensa individuales o sumadas en la misma
nas, 1951
área. Se comenzó a generalizar la cocina integral con alacenas y gavetas combi-
nables, moduladas y estandarizadas que permitía distintos diseños. El tener este

puede realizar su sueño de poseer la más bella cocina equipándola con muebles

168
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

Victor de la Lama,
metálicos que resumen elegancia, duración y comodidad y economía.”27 Al igual estancia, Sierra Madre núm.
que el refrigerador, la estufa de gas se incorporó a estos diseños industrializados: 705, Lomas de Chapultepec,
1948. I. E. Myers, Mexico´s
[…] las estufas de gas y petróleo son de los productos más anunciados en el quin- Modern Architecture, Nueva
York: Architectural Book
quenio que va de 1945 a 1950: basta con observar las ofertas del mes de mayo
Publishing, 1952, pp. 74-75

Enrique Carral Icaza,


comedor, Manrique de
su adquisición. La estufa de gas y, para la clases populares, la de petróleo, tenderán Zúñiga núm. 130, Lomas de
a blanquear las cocinas al eliminar el uso del carbón como combustible para la pre- Virreyes, 1943. Archivo de
paración de alimentos. 28 Arquitectos Mexicanos, fon-
do Enrique Carral, Facultad
de Arquitectura, UNAM
Próximos a la cocina estaban los servicios de la casa: cuarto de lavado y plan-
chado contiguo al patio de servicio, el cual podía agrupar, además, los cuartos
de servicio. Éstos también se podían encontrar en la azotea con su propia es-
calera, separados por completo del funcionamiento interno del resto de la casa

planta alta; no había regla ya que dependía del número de autos.29


Por su parte, el universo privado de la familia se localizaba totalmente inde-
pendiente, si se trataba de una sola planta arquitectónica o en la planta alta.
El número de recámaras era muy variable, al igual que el de los baños; podía

169
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Jorge González Reyna,


Rafael Arozarena, terraza,
San Ángel, 1955. L’Architec-
ture D’Aujourd´hui. Mexique
núm. 59, Francia, abril de
1955, p. 83

haber uno o dos afuera de las recámaras y en ocasiones centralizados para el


ahorro de instalaciones, o bien, sólo la recámara principal lo tenía integrado

la alta, la casa giraba en torno a un espacio distribuidor que, en repetidas oca-


siones, el arquitecto lo convertía en el lugar distintivo de la casa.

lecorbusiana
se podía levantar sobre pilotis aligerando la presencia de los muros de carga y
Espacios núm. 16, México,
liberando el espacio interno. Las columnas formaban parte de las terrazas, o julio de 1953
participaban como elementos aislados en las estancias, en donde era frecuente
encontrar la doble altura que variaba de acuerdo al terreno disponible, al ingenio
Arquitectura y lo demás
núm. 3, México, julio de
1945

170
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

Enrique de la Mora,
estancia, Boulevard de los
Virreyes núm. 1030, Lomas
de Chapultepec, 1948.
Archivo de Arquitectos
Mexicanos, fondo Enrique
de la Mora, Facultad de
Arquitectura, UNAM

Jorge Mohar, escalera


exterior, sin dirección, ca.
1956. Arquitectos de México
núms. 4 y 5, México, 1957,
p. 43

Jaime Ortiz Monasterio y


Ricardo de Robina, estancia
y escalera, Avenida de la
Democracia, ca. 1955.
Arquitectos de México núm.
3, México, 1957

Manuel Rosen Morrison,


escalera principal, Paseo
de la Reforma núm. 1674,
Lomas de Chapultepec,
1963. Archivo de Arquitectos
Mexicanos, fondo Manuel
Rosen Morrison, Facultad de
Arquitectura, UNAM

171
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Honorato Carrasco, sala


con chimenea, Pacífico núm.
194, Coyoacán, ca. 1960.
Archivo Honorato Carrasco

Juan Robles Gil, estancia


con chimenea, Flores núm.
25, Villa Obregón, 1951.
I. E. Myers, Mexico´s Modern
Architecture, Nueva York:
Architectural Book Publish-
ing, 1952, pp. 58-61

172
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

Enrique del Moral,


estancia con chimenea, del arquitecto y a los recursos económicos del cliente. También era usual que
Flores Magón, San Ángel,
1955. Max Cetto, Modern diferenciar las distintas áreas sociales.
Architecture in Mexico, Al interior, la escalera aparecía contenida entre muros, aunque poco a poco
Nueva York: F. Praeger,
se liberó hasta quedar como un elemento independiente, con interesantes di-
1961, pp. 190-191
seños, o con los escalones en voladizo, con o sin barandal. Otro componente
constante por varios años fue la chimenea; una, dos o hasta tres aparecían en
diversas áreas, como símbolo de intimidad hogareña, porque el fuego alude el
centro de la vida familiar. Pero tal vez fue más un producto de moda o un recur-

En relación al mobiliario, existía un divorcio entre el espacio propuesto por


el Movimiento Moderno y los muebles de la mayoría de los clientes, ya que
éstos preferían el mobiliario tradicional porque no les era tan fácil deshacerse
de sus tradiciones y más porque los muebles, en ese entonces, se heredaban
de generación en generación. Elocuentes y vigentes son las palabras de Adolf
Loos al respecto:

vivienda nunca estaba terminada; evolucionaba con nosotros [su familia] y nosotros
-
tiguo. Pero, sin embargo, tenía un estilo, el de sus habitantes, el estilo de la familia.30

173
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Enrique Yáñez de la
El contraste entre el espacio de la modernidad, iluminado, blanco, ordenado Fuente, sala y la diseñadora
y modulado, y el mobiliario decorado y colorido de los clientes, seguramente industrial Clara Porset, Cantil
causó más de un disgusto entre los arquitectos.31 Algunos lograron que sus núm. 121, Pedregal de San
clientes escucharan sus recomendaciones y amueblaran sus casas “acordes” Ángel, 1957. Archivo de Ar-
quitectos Mexicanos, fondo
Enrique Yáñez, Facultad de
Arquitectura, UNAM
los remitían a la tradición, y también muebles de la diseñadora Clara Porset,
32
¿Necesidad de identidad, en el espacio
Arquitectura/México núm.
de la modernidad? Tal vez. 68, México, diciembre de
La aparición de las columnas permitió la ventana a lo largo. Ya no era la 1959, p. 4

la habitación; era para asomarse, como asentaba Le Corbusier. Cabe aclarar


que, en estos años todavía existía un uso racional de las ventanas, es decir,
se abrían hacia donde era necesario, o al menos no predominaban aún los
inmensos ventanales que posteriormente serían la regla ineludible a seguir.
Sin embargo, era frecuente encontrar en las estancias los ventanales de piso a

-
mentos. Los espacios pergolados que permitían lugares sombreados por plan-
tas y enredaderas fueron otro símbolo de aquellos años. En esta década, como
-
de reinaba el confort o la habitabilidad; se puede asegurar que muchas eran

174
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

Enrique Carral Icaza,


exterior, Manrique de Zúñiga
núm. 130, Lomas de
Virreyes, 1943. Archivo de
Arquitectos Mexicanos, fon-
do Enrique Carral, Facultad
de Arquitectura, UNAM

acogedoras, bien iluminadas, sin el abuso de enormes ventanales, los cuales se

de ventilación, en un marco para disfrutar del espacio exterior.


La incorporación paulatina de la naturaleza al interior doméstico enriqueció
el sentido de la privacidad, porque la vegetación comenzó a formar parte del
-

-
charon con materiales translúcidos. El agua también comenzó a aparecer en las

más que recreativo.


Otra de las convergencias, como consecuencia de la movilidad en la planta

casa se convirtiera en un continuo experimento volumétrico. En todas se su-


primieron las cornisas de antaño, y los volúmenes se recubrieron con diversas
texturas que brindaban los materiales naturales: piedras, ladrillos aparentes,
celosías, maderas, adobes y repisones de concreto aparecieron en las facha-

175
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Juan Sordo Madaleno,


Sierra Fría núm. 725,
Lomas de Chapultepec,
1949. I. E. Myers, Mexico´s
Modern Architecture, Nueva
York: Architectural Book
Publishing, 1952,
pp. 106-108

Alejandro Sánchez de
Tagle y Juan Becerra, Sierra
Paracaima núm. 335, Lomas
de Chapultepec, 1951. I:
E. Myers, Mexico´s Modern
Architecture, Nueva York: Ar-
chitectural Book Publishing,
1952, pp. 104-105

Enrique de la Mora y
Palomar, Boulevard de los
con aplanados en tonos neutros como el blanco, beige o gris, principalmente. Virreyes núm. 1030, Lomas
- de Chapultepec, 1948.
Archivo de Arquitectos
-
Mexicanos, fondo Enrique
cismo, habían pasado al olvido, los principios del Movimiento Moderno fueron de la Mora, Facultad de
interpretados por los arquitectos mexicanos de múltiples maneras. Durante Arquitectura, UNAM

176
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

Enrique de la Mora y
Palomar, Árbol núm. 6, San estos años, varios arquitectos se destacaron por el diseño arquitectónico de
Ángel, 1953. Archivo de Ar-
quitectos Mexicanos, fondo Francisco J. Serrano, Juan Segura, Enrique del Moral, Enrique de la Mora, Luis
Enrique de la Mora, Facultad -
de Arquitectura, UNAM
33
Jorge González Reyna,
Rafael Arozarena, jardín -
interior, San Ángel, 1955.
L’Architecture D’Aujourd’hui. la solución de volúmenes escalonados con espacios tangenciales, rodeados de
Mexique núm. 59, Francia,
abril de 1955, p. 83

Vladimir Kaspé, planta


baja, Cárpatos núm. 930, Lo-
mas de Chapultepec, 1952.
Archivo de Louise Noelle

177
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Manuel Rosen Morrison,


planta baja, Fuente de
Rolland núm. 6, Lomas de
Tecamachalco, Estado de
México, 1963. Archivo de
Arquitectos Mexicanos, fon-
do Manuel Rosen Morrison,
Facultad de Arquitectura,
UNAM

Enrique Yáñez de la
Fuente, planta baja, Cantil
núm. 121, Pedregal de San
Ángel, 1957. Archivo de Ar-
quitectos Mexicanos, fondo
Enrique Yáñez, Facultad de
Arquitectura, UNAM

178
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

base en las orientaciones o las vistas, pero sobre todo por las condiciones del
Manuel Rosen Morrison,
terraza, Risco núm. 605,
terreno. Los esquemas arquitectónicos cambiaron, se compactaron, ya sea en
Pedregal de San Ángel, -
1957. Archivo de Arquitectos
Mexicanos, fondo Manuel
Rosen Morrison, Facultad de
Arquitectura, UNAM

Como se ha mencionado, en las décadas de los cincuenta y sesenta la Arqui-


tectura Internacional se generalizó en la Ciudad de México como la corriente

de los grandes protagonistas del mundo. En palabras de Jaime Ortiz Monas-


terio, era “el hombre que nos empecinábamos a seguir”.34 Pero no sólo Mies
causó gran impacto, también Richard Neutra era conocido, y en algunos casos
admirado, por los arquitectos mexicanos. Además de las publicaciones extran-
Arquitectura/
México, donde sus casas en California llamaron especialmente la atención.35
Mario Pani, editor de esta publicación, comentó en el número especial que se

fue el máximo guía del urbanismo y la arquitectura moderna, Neutra forma

179
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Vladimir Kaspé, Sierra


parte de los más grandes arquitectos de este siglo siendo, sin duda alguna, de Mazapil y Sierra Tarahumara,
36
También esta revis- Lomas de Chapultepec,
ta le publicó a Rafael Soriano tres casas en California, al igual que a Charles
37
1956. Archivo de Louise
Eames38. Seguramente las otras casas construidas dentro del programa de Noelle
39
fueron conocidas en su momento y sorpren-
Augusto H. Álvarez y Luis
dieron a los arquitectos mexicanos por su elegancia, ligereza, transparencia, Guerrero, Lazcano núm. 20,
perfecta modulación, y el dominio del uso de los materiales, como el acero y el San Ángel Inn, 1961. Archivo
cristal. El modo de vida estadounidense después de la posguerra se exhibía a de Arquitectos Mexicanos,
fondo Augusto H. Álvarez,
Facultad de Arquitectura,
UNAM
glamour. De forma constante aparecían imágenes en revistas, plenas de símbo-
los que anunciaban ese modo de vida “feliz”; escenografías que se acompaña-
ban del consumo de los adelantos tecnológicos y, desde luego, del automóvil.40

en la estancia y, al fondo, la ciudad nocturna de Los Ángeles; y la icónica Casa

En especial, en la capital del país la Arquitectura Internacional tuvo extraor-


dinarias expresiones en diversos géneros arquitectónicos, uno de los principa-

180
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

Manuel González Rul,


Avenida Central 85,
Lomas de Tlacopac, 1956.
L’Architecture D’Aujourd’hui.
Mexique núm. 109, Francia,
septiembre de 1963,
pp. 84-85

les fue la casa habitación unifamiliar. Estas casas fueron mostradas constante-

la arquitectura de un país con un futuro prometedor. En ellas, existía una clara


tendencia hacia la horizontalidad, donde sobresalía la pureza en el trazo volu-

sinceridad estructural. Porque además del cristal, el concreto y el acero, como

célebre “menos es más”, de Mies van der Rohe, era llevada a la práctica. No
había pretiles. Los entrepisos o las losas quedaban claramente expresados en
las fachadas, al igual que la audacia de los volados para enmarcar los accesos y
enfatizar la secuencia entre el interior y el exterior, o simplemente se realizaban
como un alarde compositivo o estructural. Sin embargo, en ocasiones el cristal
-
ba en segundo término la búsqueda de una adecuada orientación. 41
En general, era una arquitectura marcada por planos tanto horizontales
como verticales relacionados entre sí, que no cerraban el espacio, sólo lo con-
tenían y lo delimitaban. Eran casas que se elevaban discretamente desde el
nivel del piso, si eran de una sola planta arquitectónica, para enfatizar la pureza
volumétrica. O bien, parte de la construcción la levantaban sobre pilotis para

181
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Jerome Tamen, Avenida


que los autos quedaran protegidos de la intemperie y, a la vez, pudieran unir la de las Palmas, 1957. Max
parte anterior y posterior del terreno. En repetidas ocasiones, al entrar a la casa Cetto, Modern Architecture
se podía observar el fondo del terreno a través de la construcción. in Mexico, Nueva York: F.
- Praeger, 1961, pp. 204-205
riantes. Eran volúmenes compactos, asimétricos y en ocasiones perforados por
Ricardo de Robina y
Jaime Ortiz Monasterio,
la presencia reiterada de puentes en las mansiones fue otra de las cualidades s/dirección, ca. 1950.
formales, ya sea para unir zonas muy diferenciadas o para enfatizar el acceso. L’Architecture D’Aujourd’hui.
Estos arquitectos seguramente pensaban como Ramón Marcos: “¿Qué aquella Mexique núm. 59, Francia,
abril de 1955, p. 91
arquitectura era importada? Ni quien pensara en ello, se avenía o por lo menos
parecía avenirse perfectamente a la solución rápida y económica de nuestros
problemas ancestrales, problemas que nos ahogaban. Eso no bastaba; necesitá-
bamos aprender la nueva técnica y ésta sólo se aprende practicándola.”42
A pesar de la generalización de las características de esta corriente interna-
cional, algunos arquitectos, al igual que en otros países, intentaron imprimir a
su obra un sello particular y hasta cierto punto local. En ocasiones, la adecua-
ción de la construcción con la topografía del lugar y la acertada utilización de
diversas piedras, tanto al exterior como al interior, sobre todo en El Pedregal
de San Ángel, fueron atributos de la arquitectura mexicana.43 En aquella colonia
sobresalieron las soluciones de los arquitectos para abordar los terrenos acci-

-
ron la casa suspendida sobre las rocas. Otros, siguiendo a Francisco Artigas,
colocaban una parte del paralelepípedo sobre las rocas, y otra, sobre colum-
nas o pilares metálicos, y aprovechaban este espacio para colocar el estacio-
namiento, servicios, o bien la escaleras para acceder a la casa. Contrastaban

alberca. Por lo general, la estructura la hicieron mixta: la horizontal de concreto


armado y la vertical o de concreto armado o de hierro; si los pilares quedaban
expuestos los pintaban de oscuro para disminuir su presencia y enfatizar los
trazos horizontales. También, con el aprovechamiento del material del lugar,

182
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

Ricardo Flores Villasana,


Paseo de la Reforma núm.
2360, Lomas de Chapul-
tepec, 1965. Laberynthus,
México: Facultad de
Arquitectura, UNAM, 2000

Lorenzo Carrasco y
Guillermo Rossell, Agua, Pe-
dregal de San Ángel, 1952.
Archivo de Andrés López

183
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Manuel Rosen Morrison,


recurrieron a los muros de carga de piedra volcánica. La cancelería era de hie-
casa de Silvia Pinal, Avenida
de las Fuentes núm. 629,
década de los sesenta. Pedregal de San Ángel,
No todos los arquitectos brillaron con luz propia, sólo algunos alcanzaron 1954. Archivo de Arquitectos
- Mexicanos, fondo Manuel
Rosen Morrison, Facultad de
sustituible de la época. En este sentido, destacaron las casas de Francisco Arti-
Arquitectura, UNAM

-
Francisco Artigas, Risco
- núm. 240, Pedregal de San
Ángel, 1952. Max Cetto,
- Modern Architecture in Mexi-
co, Nueva York: F. Praeger,
1961, pp. 182-183
Enrique Molinar, por mencionar los más relevantes.44 -

quien expresó en 1961:

Soy de los arquitectos que busca la trayectoria y el concepto de la arquitectura mo-

obras del pasado. Considero que nuestra labor debe ser creativa, buscando en nues-
tras manifestaciones actuales el logro de una auténtica arquitectura mexicana, ins-

imitarlas y menos copiarlas […] El adelanto en la técnica constructiva, el conocimiento


de nuevos materiales de construcción, los grandes avances de la ciencia moderna
en todos sus aspectos, deben de ir paralelos al desarrollo de una arquitectura que
45

184
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

Augusto H. Álvarez y Luis


Guerrero, estancia, Lazcano
núm. 20. San Ángel Inn,
1961. Archivo de Arquitectos
Mexicanos, fondo Augusto
H. Álvarez, Facultad de
Arquitectura, UNAM

Jorge Rubio, estancia, s/


dirección, Polanco, ca. 1952.
I. E. Myers, Mexico´s Modern Desde las casas de la Pradera de Frank Lloyd Wright, a principios del siglo XX; la
Architecture, Nueva York: Ar- Casa Dominó de Le Corbusier, de 1914; o la casa Tugendhat de Mies van der
chitectural Book Publishing, -
1952, pp. 100-101
bilidad al interior de la casa habitación se convirtió en una de las características,
Jorge Rubio, estancia,
San Ángel, ca. 1948. Arqui- Este espacio continuo, como la suma de varios espacios que apareció en
tectura/México núm. 26, XX
México, enero de 1949

185
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Juan Sordo Madaleno,


recepción o el vestíbulo, el comedor, la sala, o el living-room estancia con alberca,
Paseo de la Reforma, 1951.
L’Architecture D’Aujourd’hui.
en donde los muros se utilizaban escasamente. Muros que no tocaban el techo Mexique núm. 59, Francia,
abril de 1955, pp. 84-85

muros cerraban las habitaciones, sólo funcionaban como barreras visuales, y


Manuel González Rul,
auditivas en menor grado. Muros de tabique, de concreto, de madera, de cris- estancia con jardín interior,
tal, de cortina, removibles, corredizos o perforados; eran muros sin puertas que Lava núm. 236, Pedregal de
San Ángel, 1954. L’Architec-
del arquitecto de Enrique del Moral, en Tacubaya, de 1949, donde el vestíbulo, ture D’Aujourd’hui. Mexique
núm. 109, Francia, septiem-
la estancia, el comedor, la sala de música, la terraza cubierta, la terraza abierta
bre de 1963, p. 84-85

La columna como elemento de soporte se generalizó para permitir ese es-

mismos materiales en muros y pisos, del interior hacia el exterior o viceversa,


lograban enfatizar la integración del dentro con el afuera. También comenzaron
a ser frecuentes los desniveles de varios escalones, que interrumpían visual-
mente la relación entre las diversas funciones.
No hay duda que una de las principales aportaciones de la arquitectura del
siglo XX a la casa habitación fue la integración de la naturaleza con el interior

pradera o el mar en otras latitudes, se transformaron en la prolongación del


interior, “convirtiéndose la arquitectura en el vehículo de la armonía entre el
hombre y la tierra.”46

186
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

-
gar esa relación: la ventana se amplió, prácticamente sin manguetes; el balcón
que con frecuencia daba la vuelta en la esquina; la terraza, cubierta o abierta, el
pórtico y el patio, permitían esa complicidad que los habitantes de la casa acep-
taban. El invitar a la naturaleza a penetrar al interior fue un tema que propició
-
teriores, que perforaban la construcción para permitir el paso de la luz, pero
sobre todo para introducir un espacio verde en torno al cual, muchas veces, se
organizaba el interior.
La transparencia del vidrio propiciaba que las perspectivas se cruzaran, por-
que el interior y el exterior se confundían. Cabe anotar que el patio, olvidado en
los esquemas habitacionales por algunos años, apareció en varias casas con un
espíritu renovado, con ese sentido tradicional adaptado a esta arquitectura. En
este sentido, uno de los protagonistas de aquella época, el arquitecto Teodoro
XXI:

Creo que es maravilloso lo que ha aportado la arquitectura moderna, y si nos vamos,


-

que permite esa comunicación. Es un logro histórico, y creo que dentro de cuarenta
siglos los arqueólogos lo van a decir.47

Hacia el espacio privado individual


La disposición del espacio interno en la casa habitación no sufrió cambios sus-
tanciales con respecto a las décadas anteriores; el acomodo de los espacios

Enrique del Moral, baño,


Francisco Ramírez núm. 5,
Tacubaya, 1948. I. E. Myers,
Mexico’s Modern Architectu-
re, Nueva York: Architectural
Book Publishing, 1952, pp.
100-111

187
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

para servicios y áreas públicas y la planta alta para las zonas privadas. Sin em-

aquellas residencias donde la generosidad del terreno lo permitía. Como ya se


mencionó, el espacio continuo o el espacio total, como la gran ilusión de los
cincuenta, permitió la variabilidad sin límites que llevó, al cabo de los años, a
serios cuestionamientos.
En la vida cotidiana, se acentuaron las diferencias entre los espacios sociales
y los privados; la tendencia hacia la individualidad se manifestó de diversas ma-
neras. La necesidad de una mayor intimidad apareció en las recámaras, donde
paulatinamente se ampliaron los clósets y empezaron a aparecer los vestidores,

aseo, belleza personal y accesorios dictados por la moda, que incitó la necesi-
dad de ampliar el espacio de guardado. El cambio a mediados del siglo XX fue
notorio. Sólo cincuenta años antes bastaban los roperos o los armarios, y ahora
-
tuaron conforme avanzó el tiempo. Se incrementó la importancia del “tener”
más que del “ser”. Y por otro lado, la necesidad de tener un espacio íntimo para
el arreglo personal motivó y fomentó la aparición de los vestidores que, por mo-
tivos de espacio, no tenían cabida en todas las casas.
De igual forma, ese deseo de intimidad provocó el aumento en el número
de baños; cuando era posible, se introducían al interior de cada recámara. En
algunas residencias era común encontrar en el baño de los padres, dos lavabos
y hasta dos regaderas, como espacios individuales.
Por su parte, la importancia que adquirió la televisión, como el principal
medio de entretenimiento, provocó la aparición de un cuarto de estar o de te-
levisión, donde la familia podía realizar diversas actividades. Este espacio podía

se colocaba en la sala, como parte fundamental del mobiliario doméstico.


Es interesante anotar que la necesidad de intimidad se violentaba por la
presencia de los enormes ventanales, los cuales no sólo en los espacios so-
ciales se utilizaban. Era común encontrar ventanas de piso a techo en las re-

clase media, esos ventanales daban a la calle, donde la cortina era el elemento
indispensable que permitía al usuario aislarse visualmente, no así auditivamen-
te, del exterior que no siempre era agradable: “El ventanal panorámico funciona
en dos sentidos: transforma el mundo exterior en una imagen que consumirán
los que se encuentren en el interior de la casa, pero también muestra a este
mundo exterior la imagen interior.”48

188
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

Consideraciones y contradicciones en relación con la Arquitectura

del Movimiento Moderno

base en la generalidad; es decir, con la observación de la inmensa mayoría de


casas que poblaron diversos rumbos de la capital. Sus habitantes trataron de

sitios privilegiados como el Pedregal de San Ángel o las Lomas de Chapultepec,


algunos aquí presentados. Esa inmensa mayoría era la que tenía terrenos pe-
queños, en donde la casa habitación se enfrentaba directamente a la calle, sin
-

Manuel Teja y Juan Bece-


rra, Casa Teja, Calle 3 núm.
5, Lomas de Guadalupe,
1960. Max Cetto, Modern
Architecture in Mexico,
Nueva York: F. Praeger,
una estrecha calle, o las cuerdas de ropa que se asoman de la casa vecina.49
1961, pp. 202-203

Manuel González Rul, afectada en su privacidad. El uso irrestricto del cristal tanto en los espacios
Central 124 núm. 1956, interiores pero sobre todo hacia la calle, impedía la intimidad en las casas, que
Lomas de Tlacopac. Ignacio
sólo se lograba agregando una segunda fachada de cortinas, lo cual resultaba
Maya Torres y Jaime Torres
Palacios (editores), La arqui-
tectura de Manuel González ese anhelo de integrar el interior con el exterior.
Rul, México: 1984, p. 31 -
minantes para olvidar el uso exagerado del cristal, pues a pesar de las cortinas,
el sol y el calor penetran hacia el interior de las habitaciones, y lo mismo sucede

189
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Manuel Teja y Juan Bece-


con el frío. Al cabo de los años, algunos arquitectos estaban convencidos de rra, Casa Teja, Calle 3 núm.
5, Lomas de Guadalupe,
También la privacidad se vio menguada por la presencia de ese espacio 1960. Max Cetto, Modern
Architecture in Mexico,
Nueva York: F. Praeger,
la síntesis espacial en las áreas sociales propiciaba la interrelación entre las
1961, pp. 202-203
actividades de los usuarios, las cuales requerían, la mayoría de las veces, ais-
lamiento acústico, olfativo y visual: “No queda en la casa, lugar ni rincón, para
Ramón Torres, Sierra
Paracaima, Lomas de Cha-
positivista está asociado a la vigilancia, implica una total vinculación de la cues- pultepec, 1950. Archivo de
Arquitectos Mexicanos, fon-
en un futuro optimista.”50 do Ramón Torres, Facultad
de Arquitectura, UNAM

de esa intimidad que el ser humano buscaba cada vez más. No había donde
aislarse, sólo en las recámaras se podía lograr la soledad. Iñaki Ábalos hace una
fuerte crítica de esto: “En el espacio moderno lo privado se expone, lo domésti-
co se anula, lo íntimo se castiga.”51
Pero hubo otras, que más adelante se mencionan, donde el espacio conti-
-

-
terioridad.

190
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

Asimismo es interesante anotar que la ausencia general de decoración de


esta arquitectura, así como su pureza y simpleza espacial, creaban espacios con
grandes cantidades de luz, sin recovecos ni penumbras. Por el contrario, eran
espacios que se observaban de un golpe de vista. Eran racionales no emociona-
les, los cuales adoptaron las técnicas industrializadas, hasta en el mobiliario. Al

de los muebles diseñados para apoyarse contra los muros.


En esta arquitectura no había cabida, prácticamente, para los rasgos del
pasado, a pesar del uso de otros materiales como la madera. Existía una so-
ledad espacial, que se acentuaba por la escasez del mobiliario, con la cual la
-

arquitectura para mirarse, más que disfrutarse y vivirse. Tal vez, se olvidaban

manipulándola para adaptarla a su forma de vida. Fue una arquitectura que


difícilmente respondía a las costumbres y a la idiosincrasia de nuestro país, que
52

supuestamente de los requerimientos estructurales, entre otros factores, llevó


a un cansancio y a un agotamiento de la expresión arquitectónica. La misma
fórmula se repetía sin cansancio, sin importar las necesidades de los usuarios,
tanto psicológicas como físicas. Algunos opinaban que el funcionalismo había
sido superado, dando paso a esa arquitectura internacional, pero ante los re-

La ‘superación’ consiste en haber invertido los valores de la arquitectura mecánica


funcional; en vez de suponer que el contenido estético podría ser el resultado de la
resolución de un problema mecánico de la distribución y de la aplicación lógica de
los elementos constructivos, y de que la forma no era más que la consecuencia au-
tomática de un proceso técnico y lógico, ahora se aplican esas mismas formas para
producir efectos ‘artísticos’ [...] En el caso del funcionalismo la forma es consecuencia
de la función. En el caso de la arquitectura modernista actual [internacional], se an-
-

53

El ambiente de desconcierto y de incertidumbre ante la Arquitectura Interna-


cional se manifestó, en 1957, en la revista Arquitectura/México, en donde se
abrió una discusión en torno a los temas “¿Crisis en la arquitectura?”, “La crisis
del estilo internacional”, “Estilo y cultura”, en la que participaron los arquitec-

En tres números consecutivos de esta publicación se debatieron entre ellos,


con estos temas, y al igual que en las Pláticas del 33, hubo distintos puntos de

191
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

vista: los que cuestionaron duramente el estilo internacional y lo que se estaba


haciendo en el ámbito arquitectónico, los que veían lo positivo y negativo del
momento, y los más optimistas que pensaban que era una oportunidad para
buscar nuevas rutas.54
Lo que detonó la discusión fue un escrito de Félix Candela, en donde ha-
blaba de una casta de arquitectos decadentes y una crisis de la arquitectura
mexicana:

-
dos que nos colocan en una situación muy parecida a la que dio lugar a principios
de siglo. La crisis del que se ha llamado “estilo internacional” es el más importante
tema del momento, y el análisis de la situación que esta crisis plantea, es una tarea
urgente para todos aquellos que están interesados en la arquitectura.55

-
parcial respondió al escrito de Candela:

Yo creo que la crítica a Candela debe entenderse como una crítica contra los nume-
rosos errores de la gente que ha aceptado sin análisis, sin examen y además sin una

lineamientos doctrinales en los que se funda nuestra arquitectura está después mal
entendido, mal digerido e incluso prostituido por gente impreparada, por gente in-
-
mente sin pensar en lo que está haciendo, sin tener la menor relación con la cultura,
y sin más trayectorias que la pura chamba y los contratos, es natural entonces que
sucedan y se cometan las porquerías y aberraciones que señala Candela.56

Por su parte, Salvador Ortega reaccionó de manera drástica contra Candela, y


planteó con cierto optimismo que:

Las tendencias actuales, las formas trascendentes, los problemas del arte y la cien-
cia, se encuentra ahora más que nunca en un feliz momento de auténtica rebús-
queda y valoración. Tenemos en nuestras manos la extraordinaria posibilidad de
investigar trayectoria y marcar direcciones, ambiciosas, renovadas, y tal vez, o segu-
ramente, brillantes.57

como lo supusieron, estimularon a otros compañeros a continuar con el debate

conciencia de una crisis en la arquitectura, apuntó:

192
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

¿Este desbordamiento es en efecto una regresión? ¿Se trata de una incapacidad

-
lidad más o menos banal? ¿O bien, es una nueva posición que supera realmente a las
anteriores y en el fondo se está planteando una nueva problemática?
Creo que la verdad es ésta última. Porque las nuevas corrientes no ignoran los
principios racionalistas, funcionales u orgánicos. Se apoyan en ellos. Y por las mis-
mas razones no tienes por qué ignorar valores individuales, históricos o regionales.58

diversos, de los cuales se eligieron dos, que analizan certeramente lo sucedido


-
tura como consecuencia directa de la crisis cultural, no sólo en México, sino en
todo el mundo:

Si se acepta [...] la existencia de un estado envolvente de crisis en nuestro mundo


-
terizando la vida de nuestros conglomerados humanos, cabe aceptar por igual, que

la del instrumento de expresión cultural de que se trate. Quiere esto decir que si la
arquitectura es uno de estos instrumentos expresivos, necesariamente será posible

sirve y de que procede.59

Dos años más tarde, en 1963, hablaba con gran claridad de una pluralidad cul-
tural, y de las opciones que se aceptaban como válidas:

Por donde quiera que contemplemos la existencia en que vivimos, tenemos que esco-
ger, se nos abren caminos de todo ancho y magnitud. Aun al comprar una corbata, nos
encontramos ante un estante con centenares de colores, calidades y precios [...] Nues-
tro tiempo nos muestra, tratándose particularmente de las actividades humanísticas,
una pluralidad de direcciones que no sólo la estiliza, sino también agudiza el problema
que se plantea el hombre actual [...] En arquitectura, no podría ser de otro modo.60

La disidencia con el racionalismo

a las pautas internacionales, surgieron voces aisladas, que intentaron buscar


otras alternativas desligadas de las doctrinas ortodoxas. Algunos arquitectos

193
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Luis Barragán, vestíbulo,


ensayaron distintas formas y esquemas espaciales, tal vez adelantándose a su Francisco Ramírez núm. 14,
- Tacubaya, 1947. Fotografía:
- Lourdes Cruz
lantos técnicos y los preceptos del funcionalismo. En 1958, once años después
Luis Barragán, plantas
que construyera su casa de Tacubaya, como una protesta contra el Movimien- arquitectónicas, Francisco
to Moderno, comentó con nostalgia en una de las entrevistas que le hicieron, Ramírez núm. 14, Tacubaya,
cuando todavía no era considerado uno de los arquitectos más importantes 1947. I: E. Myers, Mexico´s
del siglo XX en México: “¿Por qué la arquitectura debería ser sólo para usarse? Modern Architecture, Nueva
York: Architectural Book
Publishing, 1952, pp. 82-85

moderna se ve bien en las revistas pero, ¿de verdad puede usted vivir en ella?”61
-

obra impregnada del silencio de los conventos y monasterios, la belleza de los


patios árabes, el encanto de las haciendas, la alegría de los colores de las ves-
timentas mexicanas, la sencillez de la arquitectura vernácula, el misticismo de

caracterizó por el empleo de colores intensos, pintados sobre muros masivos

para un solitario, con una intensa vida intelectual. Al interior combinó el espacio
compartimentado y sorpresivo con el espacio continuo como punto nodal de la
casa y protagonista de múltiples fotografías. Es una casa que se volcó al interior,
62

194
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

-
cional de entonces, ingredientes de la tradición mexicana. Esta preocupación
se concretó con la construcción de su casa en Francisco Ramírez núm. 5, Tacu-

con ventanales que integran la naturaleza al interior, los contrastes de luz y


sombra, entre otras cualidades, hicieron de este recinto único, en donde el
espacio continuo encontró su expresión ideal.63 -
tecto fue “diferenciación de la luz en los diversos locales y, como consecuencia,
64

Desde los años cuarenta, Manuel Parra tuvo numerosos clientes en San

de la industrialización. Retomaba elementos coloniales y vernáculos, y utilizaba


-
das a propósito, con mano de obra artesanal. Eran casas agradables, acogedo-
Manuel Parra, escalera
interior, Zaragoza núm. 51, ras por los materiales, y por la luz a través de estudiadas aberturas. El gremio lo
Coyoacán, 1946. Fotografía: observaba con cierto recelo por no alinearse al funcionalismo. Sin embargo lo
Martín Yáñez Molina tomaron en cuenta para publicarlo:

Manuel Parra, exterior,


En su estilo, no hay en ellas [tres casas] copia, menos aún, imitaciones más o menos
Zaragoza núm. 51, Coyoacán,
1946. Fotografía: Martín deformadas. El arquitecto Parra ataca estos problemas con libertad, ingenio y talen-
Yáñez Molina -
pre que sepa ‘escucharlas’, y por otra, que un arquitecto de hoy, cuando permanece

195
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

fruto los materiales y cierta formas de


otros tiempos.65

El fraccionamiento Jardines del Pedre-


gal en la Ciudad de México fue el lugar
donde la Arquitectura Internacional

embargo, al mismo tiempo, albergó


otras residencias que mostraban la
inquietud por señalar otras opciones.
La casa de Max Cetto, en Agua núm.
130, primera de este fraccionamiento
Max Cetto, estancia,
Agua núm. 130, Pedregal de
experiencia con Richard Neutra, donde adoptó con acierto las técnicas tradi- San Ángel, 1949. Max Cetto,
Modern Architecture in Mexi-
aprovechamiento de la piedra del lugar para la construcción, la convirtieron en co, Nueva York: F. Praeger,
1961, pp. 178-179
un modelo de cómo integrar al hombre con su medio ambiente.66
Asimismo, en este fraccionamiento otros arquitectos experimentaron con
formas provocativas para solucionar sus proyectos. Las casas de Enrique Cas-

Juan Antonio Tonda, Enrique Yáñez de la Fuen-


Picacho núm. 209, Pedregal te, Cantil núm. 121, Pedregal
de San Ángel, 1957. Israel de San Ángel, 1959. Archivo
Katzman, Arquitectura de Arquitectos Mexicanos,
Contemporánea Mexicana, fondo Enrique Yáñez, Facul-
México, INAH, SEP, 1963, tad de Arquitectura, UNAM
p. 194

196
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

Héctor Antonio Rebaque


y Félix Candela, Escarcha
núm. 22, Pedregal de San
Ángel, 1962. L’Architecture
D’Aujourd’hui. Mexique núm.
109, Francia, septiembre de
1963, pp. 82-83

para ensayar otros diseños con líneas curvas y diagonales, rompiendo con lo
establecido en el sitio. También Enrique Yáñez manifestó en sus residencias

complementar su arquitectura racionalista con un friso con elementos decora-


tivos, inspirados en formas prehispánicas en las fachadas, y al interior incluyó
la expresión de otros artistas, otorgándole un lugar dentro de la integración
plástica mexicana.67 Félix Candela, fue uno de los pioneros de este fracciona-
miento, por que construyó cinco casas para el periódico Novedades
donde ensayó con las cubiertas con base en paraboloides hiperbólicos, que

ca.
social con un paraboloide, el cual se adosaba al bloque principal de la casa, que
logró un inusitado contraste formal.68

una biblioteca-estudio, cubierta por un paraboloide hiperbólico de concreto ar-


mado en forma de paraguas. Este soporte, totalmente exento, se levantaba en la

197
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Juan O´Gorman, San


Jerónimo núm. 162, San
Ángel, 1956. Archivo de
Louise Noelle. Fotografía:
Juan Guzmán

parte central del prisma de cristal que contrastaba acertadamente con las esca-
leras y bardas de piedra volcánica; este volumen rodeado de pasto de perfectas
proporciones, fue una de las imágenes recurrentes en revistas de la época.69
Juan O´Gorman, interior
trayectoria profesional de pintor y arquitecto, y su casa en San Jerónimo núm. con el arquitecto, San
70
. La Jerónimo núm. 162, San
Ángel, 1956. Archivo de
- Louise Noelle. Fotografía:
Juan Guzmán

198
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

Carlos Lazo, planta


arquitectónica, Sierra
Leona núm. 374, Lomas de arquitectura orgánica. Para su realización aprovechó una cueva para insertar su
Chapultepec, 1946. Instituto morada que recubrió tanto al exterior como al interior con mosaicos de piedra
de Investigaciones sobre la en relieve. En palabras del autor:
Universidad y Educación,
fondo Saúl Molina, UNAM
Se hizo como una protesta a la moda arquitectónica imperante hoy en México y que

Carlos Lazo, perspectiva


interior, Sierra Leona núm.
374, Lomas de Chapultepec, principal propósito de ser un grito de protesta de la ‘maravillosa civilización’ que hoy
1946. Instituto de Investiga- vivimos.71
ciones sobre la Universidad
y Educación, fondo Saúl
A manera de experimento, resultó única e irrepetible, y al parecer incompren-
Molina, UNAM
dida por sus contemporáneos en su momento:

Es la personalísima concepción de un hombre lleno de peculiares inquietudes, só-


lidamente formado en los menesteres artísticos. Difícilmente se aceptaría como
arquitectura si insistiéramos en el sentido esencial de transformación que ella pre-

suponemos siempre, ella debe efectuar.72

Años antes, el arquitecto Carlos Lazo había ensayado este tipo de construcción

199
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

totalmente el terreno porque tenía la particularidad de estar enterrada; Lazo


la cubrió casi en su totalidad de tierra y pasto, con la pretensión de plasmar la
sensación de caverna, de abrigo del exterior, de huir de esa ciudad que en ese
-
ba de lo esencial para él: aire, vegetación y sol. 73 Años después, logró concretar

Ciudad de México.74
-
mino hacia un panorama que se anunciaba inmensamente vasto y diverso en el
ámbito arquitectónico. Fueron casas experimentales que, como las “racionales”,

sus fachadas formaban parte del entorno urbano, puesto que en la mayoría, las

-
rente, y que se debatía entre el desencanto del pasado, la angustia del presente
y la esperanza del porvenir.

200
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

Notas

1. “Para 1950 comenzaron a operar las primeras transmisiones televisivas y 10 años después se
promulgó la primera ley específica, la Ley Federal de Radio y Televisión (que ha dejado de estar
en funciones). Ante la ausencia de un marco regulatorio propio, las negociaciones entre los gru-
pos privados y la presidencia fueron dándole forma a la industria televisiva. Entre 1950 y 1952
surgieron en la Ciudad de México tres canales: el Canal 4, de Rómulo O’Farrill; el Canal 2, de
Emilio Azcárraga Vidaurreta; y el Canal 5 de Guillermo González Camarena. En 1955 se unieron
para formar una sola televisora, Telesistema Mexicano, con la justificación de que no era rentable
competir entre los canales mencionados, conformándose así un monopolio privado”. Disponible
en: https://www.fayerwayer.com/2014/08/una-historia-de-la-tv-en-mexico-de-1950-a-la-ter-
cera-cadena/ [consultado el 15 de junio de 2015].
2. Antoine Prost, “Fronteras y espacios de lo privado”, en Historia de la vida privada. De la Primera
Guerra Mundial a nuestros días, Philippe Aries y Georges Duby (coords.), Tomo 5, Argentina:
Taurus, 1991, pp. 142-146.
3. Álvaro Matute, “De la tecnología al orden doméstico en el México de la posguerra”, en Historia
de la vida cotidiana en México, dirigida por Pilar Gonzalbo Aizpuru, tomo V, volumen 2 “Siglo
XX. La imagen, ¿espejo de la vida?”, Aurelio de los Reyes (coord.), México: Colegio de México,
Fondo de Cultura Económica, 2006, p. 174.
4. Algunos de ellos: represión del movimiento normalista, 1958-1968; represión del movimiento
ferrocarrilero, 1959; prisión de Siqueiros y el periodista Filomeno Mata, 1960; asesinato del líder
agrario Rubén Jaramillo y su familia, 1962; movimiento reprimido de los médicos, 1965; invasión
de la Universidad de Morelia, 1966; invasión de la Universidad de Sonora, 1967.
5. Carlos Monsiváis, “Notas sobre la cultura mexicana en el siglo XX”, en Historia General de Mé-
xico, México: El Colegio de México-Harla, tomo 2, 1988, p. 1502.
6. Antoine Prost, “Fronteras y espacios de lo privado”, en Historia de la vida…, op. cit., pp. 138-
142.
7. Algunas leyes o reglamentos que se hicieron en aquellas décadas fueron: Ley de planificación y
zonificación del D.F. y territorios de Baja California, del 1º de enero de 1933; Primer reglamento
de la Ley de Planificación y Zonificación del D.F. y Territorios de Baja California, expedido el 12
de junio de 1936; Reglamento sobre Fraccionamientos para el D.F., del 9 de mayo de 1936;
Reglamento de Construcciones y de los Servicios Urbanos en el D.F., emitido el 23 de julio
de 1942; Ley de Planificación del D.F., del 21 de diciembre de 1953. Sobresale el que realizó
en 1933 el arquitecto Carlos Contreras, el Plano Regulador de la Ciudad de México, el cual
contemplaba una visión más global que los elaborados hasta entonces. Para una mayor infor-
mación véase Jorge H. Jiménez Muñoz, La traza del poder, México: Dédalo, 1992; y Gerardo
G. Sánchez Ruiz, La Ciudad de México en el Periodo de las Regencias 1929-1997, México:
Universidad Autónoma Metropolitana y el Gobierno del Distrito Federal, 1999.
8. Enrique Krauze, El sexenio de Miguel Alemán, México: Clío, 1999, p. 58.
9. Para conocer de manera general acerca de la expansión, legislación y tendencias de creci-
miento urbano de la Ciudad de México, véase Enrique Espinosa López, Ciudad de México.
Compendio cronológico de su desarrollo urbano, 1521-1980, México: Programa Universitario
de Estudios sobre la Ciudad, UNAM, 1991.

201
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

10. El primer condominio en México lo realizó Mario Pani, en colaboración con Salvador Ortega, en
la Ciudad de México, sobre Paseo de la Reforma, Guadalquivir y Volga, en 1956.
11. Para un panorama sucinto de la arquitectura mexicana, véase Louise Noelle, “Arquitectura Mexi-
cana. 1952-1985”, en México setenta y cinco años de Revolución, Tomo IV “Educación, Cultura
y Comunicación”, México: Fondo de Cultura Económica, 1988, pp. 383-413; Salvador Pinon-
celly, “La arquitectura en México 1940-1960”, y Humberto Ricalde y Gustavo López, “Arqui-
tectura en México 1960-1980”, en Cuadernos de Arquitectura y Conservación del Patrimonio
Artístico, núms. 22-23 “Apuntes para la historia y crítica de la arquitectura mexicana del siglo XX:
1900-1980”, México: SEP-INBA, 1982; Lourdes Cruz González Franco (coord.), Historia de la
Arquitectura y el Urbanismo Mexicanos, Volumen 4, Tomo II “En la antesala del tercer milenio”,
México: Fondo de Cultura Económica, Facultad de Arquitectura, UNAM, 2015. Un panorama
cultural se puede apreciar en La era de la discrepancia. Arte y cultura visual en México, 1968-
1997, Olivier Debroise (ed.), México: UNAM, 2007.
12. Véase de Mario Pani y Enrique del Moral, La construcción de la Ciudad universitaria del Pedre-
gal, Volumen XII, México: Dirección General de Publicaciones, UNAM, 1979; Ciudad Universita-
ria. Crisol del México Moderno, México: Fundación UNAM, 2009; Habitar CU. 60 años, Salvador
Lizárraga Sánchez y Cristina López Uribe (eds.), México: Facultad de Arquitectura, Centro de
Enseñanza de Lenguas Extranjeras, Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial,
UNAM, 2014.
13. Unidad Profesional del Instituto Politécnico Nacional, México: Fondo Editorial, 1964.
14. Algunas publicaciones que tratan este tema de forma general son: Enrique de Moral, El estilo. La
integración Plástica, México: Seminario de Cultura Mexicana, 1966; Cuadernos de Arquitectu-
ra, núm. 20, “Integración Plástica”, México: INBA, 1967; Alberto Hijar, “La integración plástica”,
en La arquitectura mexicana del siglo XX, Fernando González Gortázar (coord.), México: CONA-
CULTA, 1994, pp. 148-153. Leticia Torres, “Integración plástica: confluencias y divergencias en
los discursos de arte en México”, en Curare, espacio crítico para las artes, México: ICCA/MFA,

Houston, pp.10-15, disponible en: http://icaadocs.mfah.org/icaadocs/Portals/0/WorkingPa-


pers/No2/Torres.ICAA%20Working%20Papers.pdf [consultado el 23 de julio de 2016].
15. Véase de Juan Ignacio Barragán, 100 años de vivienda en México, Monterrey: Urbis, 1994;
Enrique X. De Anda, Vivienda colectiva de la modernidad en México. Los multifamiliares durante
el período presidencial de Miguel Alemán (1946-1952), México: Instituto de Investigaciones
Estéticas, UNAM, 2008; Barrios, colonias y fraccionamientos de la Ciudad de México, Enrique
Ayala y Concepción Vargas (comps.), México: Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco,
2010.
16. Ramón Vargas Salguero, Pabellones y museos de Pedro Ramírez Vázquez, México: Noriega-Li-
musa, 1995.
17. El arquitecto Antonio Toca realiza interesantes reflexiones sobre el Movimiento Moderno y la
arquitectura mexicana en dos de sus libros: Arquitectura contemporánea en México (México:
UAM-Guernica, 1989) y Arquitectura y Ciudad (México: Instituto Politécnico Nacional, 1998).
18. Augusto H. Álvarez, Juan Sordo Madaleno, Francisco Artigas, Ricardo de Robina, Jaime Ortiz
Monasterio, Manuel González Rul, Héctor Mestre, Pedro Ramírez Vázquez, Manuel Teja Olive-
ros, Juan Becerra, Manuel Rosen, Héctor Velázquez, Ramón Torres, Víctor de la Lama, Jaime
Herrasti, Jorge González Reyna, Abraham Zabludovsky, Teodoro González de León, Santiago
Greenham, Vladimir Kaspé, Enrique del Moral, Enrique de la Mora, Luis Barragán, Max Cetto,

202
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

Carlos Lazo Barreiro, Luis G. Rivadeneyra, Gustavo M. Saavedra, Rafael Arozarena, y Jesús
García Collantes, por citar los más relevantes.
19. Una interesante reflexión de este tema la realizó Alberto González Pozo, “La arquitectura a con-
tracorriente”, en La Arquitectura Mexicana del siglo XX, Fernando González Gortázar (coord.),
México: CONACULTA, 1994, pp. 94-99.
20. Véase “Manifiesto de la Arquitectura Emocional”, en Mathias Goeritz, un artista plural. Ideas y
dibujos, Graciela Kartofel (comp.), México: CONACUTA, 1972, pp. 91-93; Natalia Carriazo, “El
eco: una ecuación en movimiento”, en Los Ecos de Mathias Goeritz. Catálogo de la exposición,
México: Antiguo Colegio De San Ildefonso, 1997, pp. 97-107.
21. Existen numerosas publicaciones sobre Luis Barragán. Por su contenido y por la extensa bi-
bliografía sobre él, se recomiendan algunas: Emilio Ambaz, The Architecture of Luis Barragán,
Nueva York: MoMA, 1976; Enrique X. De Anda Alanís (coord.), Luis Barragán. Clásico del silen-
cio, Bogotá: SOMOSUR-Escala, 1990; José María Buendía, Juan Palomar y Guillermo Eguiarte,
Luis Barragán, México: Reverte Ediciones, 1996; Louise Noelle, Luis Barragán. Búsqueda y
creatividad, México: Coordinación de Humanidades, UNAM, 1996; y Luis Barragán. The quiet
revolution, Federica Zanco (ed.), Milán: Barragán Foundation, Vitra Design Museum, 2001.
22. El arquitecto Raúl Cacho comento, en 1948, en un artículo sobre la conveniencia de la relación
entre la arquitectura y las otras artes plásticas, acerca de los “guías” de la época: “Le Corbusier,
que se preparó entre los pintores para ser el guía que hoy es […] Bauhaus, la gran Escuela
Alemana de Arquitectura, es otro de los ejemplos más importantes que se pueden presentar”,
en “Arquitectura viva mexicana”, en Espacios, núm. 1, México, septiembre de 1948.
23. Rafael López Rangel, Contribución a la visión crítica de la arquitectura, Puebla: Departamento
de Investigación Arquitectónica y Urbanística del Instituto de Ciencias de la Universidad Autó-
noma de Puebla, 1977, p. 84.
24. Enrique Yáñez, “Prólogo”, I. E. Myers, Mexico’s Modern Architecture, Nueva York: The Cornwall
Press, 1952.
25. José Gómez Robleda, “Meditaciones acerca de la casa”, en la revista Arquitectura y lo demás,
vol. II, núm. 7, México, diciembre-enero de 1945. Gómez Robleda fue médico y director del
Servicio de Investigación Psicológica y Antropológica del Departamento de Psicopedagogía e
Higiene de la SEP, director del Servicio de Psicofisiología del Instituto Nacional de Psicopeda-
gogía y colaborador en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, entre otros puestos.
26. “Antes del refrigerador existía la hielera con puertas gruesas y empaques que permitían el ais-
lamiento; el frío lo proporcionaban los bloques de hielo que se colocaban en unas cajoneras en
la base del mueble, por lo tanto, había que desaguar los cajones y renovar la dotación de hielo”,
Álvaro Matute, “De la tecnología al orden doméstico en el México de la posguerra”, en Historia
de la vida cotidiana en México, Tomo V, vol. 2 “Siglo XX. La imagen, ¿espejo de la vida?”, Aurelio
de los Reyes (coord.), México: Colegio de México, Fondo de Cultura Económica, 2006, p. 168.
27. Anuncio publicitario de productos Delher, Arquitectura / México, núm. 35, México, septiembre
de 1951, p. III.
28. Álvaro Matute, De la tecnología..., op. cit. p. 158.
29. Una interesante reflexión sobre la importancia del espacio destinado al automóvil y los metros
cuadrados que significaban en las casas, la escribió Manuel Larrosa con la colaboración de
Blanca Haro, “El mueble más grande de la casa moderna” (el automóvil), en Espacios, núm. 38,
México, julio-agosto de 1954.

203
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

30. Adolf Loos, “Los interiores de la Rotonda”, 12 de junio de 1898, en Ornamento y delito y otros
escritos, Barcelona: Gustavo Gili, 1972, p. 133.
31. Desde 1898 Adolf Loos escribió lo que ya veía sobre esta “problemática” para los arquitectos:
“¡El pobre público! No puede ni siquiera amueblar por sí mismo su vivienda. Si lo hiciera resulta-
ría de ello un buen barullo. El público no entiende de esto. La vivienda de estilo, esta adquisición
de nuestro siglo, exige un saber y un poder fuera de lo corriente. Pero no siempre había sido así.
Hasta principios de nuestro siglo no se conocían estas preocupaciones. Los muebles se com-
praban al ebanista, los tapizados al tapicero, la lámparas al metalista, etc. ¿No tenían unidad?
Tal vez. No se hacía caso a este tipo de consideraciones”, en “Interiores”, 5 de junio de 1898, en
Ornamento y delito y otros escritos, Barcelona: Gustavo Gili, 1972, p. 127.
32. Véase Oscar Salinas Flores, Clara Porset, una vida inquieta, una vida sin igual, México: Facultad
de Arquitectura, UNAM, 2001.
33. 18 Residencias de arquitectos mexicanos, México: Ediciones Mexicanas, 1951; Louise Noelle
(comp.), Mario Pani, México: Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, 2008; Mario Pani.
Arquitectura en proceso, Monterrey: Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, 2014; Artes
de México, Manuel Parra Arquitecto, núm. 89, México, 2008; Louise Noelle, Enrique del Moral.
Vida y obra, Colección Talleres, México: Facultad de Arquitectura, 2004; Louise Noelle, Vladimir
Kaspé. Reflexión y compromiso, México: Universidad La Salle, 1995; Alejandro Aguilera Gon-
zález y Alejandro Ayllon Ortiz, Vladimir Kaspé. Arquitectura racionalista, México: Universidad
Iberoamericana, 2011; Jorge Vera Ferrer, Jorge González Reyna. Vida y obra, México: Colec-
ción Talleres, Facultad de Arquitectura, UNAM, 2004; Antonio Ricalde, Max Cetto. Vida y obra,
México: Colección Talleres, Facultad de Arquitectura, UNAM, 2005; Graciela de Garay Arellano,
La profesionalización de la arquitectura en el Estado posrevolucionario mexicano: Mario Pani,
un ejemplo de arquitecto moderno, 1911-1993, Tesis doctoral, México, Universidad Iberoa-
mericana, 2009; Yolanda Bravo Saldaña, El arquitecto Carlos Lazo Barreiro y su labor dentro
de la construcción de la Ciudad Universitaria: una nueva lectura, Tesis doctoral en Historia del
Arte, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México, 2000, pp. 121-157 y de la misma autora,
Carlos Lazo. Vida y obra, México: Facultad de Arquitectura, UNAM, 2004; Enrique de la Mora y
Palomar: ideas, procesos, obras, México: Arquine, CONACULTA, INBA, Facultad de Arquitectura,
UNAM, 2015.
34. Jaime Ortiz Monasterio, entrevista realizada por Lourdes Cruz González Franco el 5 de septiem-
bre de 1989. Mucho se podría decir sobre la importancia de este arquitecto y su influencia en
México. En varias publicaciones se le dio seguimiento a la aparición de sus obras y hubo comen-
tarios aislados de su arquitectura, pero quizá lo más significativo quedó publicado en 1961, en
el núm. 1 de los Cuadernos de Arquitectura del INBA, donde se transcribieron conferencias del
“Ciclo Mies van der Rohe”. La de Manuel Teja y Juan Becerra se tituló “Valor y trascendencia de
la obra de MVDR”, y la de Ramón Marcos, “La arquitectura de MVDR”.
35. “Arquitectura Americana durante una vida”, Arquitectura/México, núm. 35, septiembre de 1951,
pp. 264-269; “Residencia en los Ángeles”, Arquitectura/México, núm. 37, marzo de 1952, pp.
99-102; “Una conferencia de Neutra”, Arquitectura/México, núm. 50, junio de 1955, pp. 66-73;
“Mi pensamiento, inquietudes y esperanzas”, en Arquitectura/México, núm.66, junio de 1959,
pp.88-94.
36. Mario Pani, “Richard Neutra”, en Arquitectura/México, núm. 110, diciembre de 1974, p. 59.
Número homenaje a este arquitecto.

204
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

37. “Tres casas en California”, en Arquitectura/México, núm. 42, junio de 1953, pp. 87-98.
38. “Casa estudio en California”, en Arquitectura/México, núm. 38, junio de 1952, pp. 153-156, y
en este mismo número apareció otra casa de Richard Neutra, “Casa junto al mar”, pp.157-162.
39. Véase Esther McCoy, Case Study Case Houses, 1945-1962, Los Angeles: Hennessey & In-
galls, 1977; Elizabeth Smith, Case Study Case. The Complete Program. 1945-1966, Colonia:
Taschen, 2002.
40. Véase Alice T. Friedman, American Glamour and the evolution of modern architecture, Yale
University Press, 2010.
41. Para ampliar la información sobre las características formales de la arquitectura de esas déca-
das se puede consultar: Israel Katzman, La Arquitectura Contemporánea Mexicana, México:
INAH, 1963, pp. 129-159, y de Enrique Yáñez, Del Funcionalismo al Pots-racionalismo, México:

Editorial Limusa, Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, 1990, pp. 31-60.


42. Ramón Marcos, “Panorama de nuestra arquitectura contemporánea”, en el ciclo de conferencias
en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, junio de 1954.
43. Véase Alfonso Pérez-Méndez y Alejandro Aptilon, Las casas del Pedregal, 1947-1968, Barce-
lona: Gustavo Gili, 2007; Claudia Rueda Velázquez, La casa residencial en el entorno de los
Jardines del Pedregal de San Ángel, 1947-1962, tesis doctoral, Departamento de Proyectos
Arquitectónicos, Universidad Politécnica de Catalunya, Barcelona, 2008.
44. Algunas de las principales obras de estos arquitectos se pueden consultar en el libro de Max
Cetto, Modern architecture in México, Nueva York: F. A. Praeger, 1961; 4000 años de arquitec-
tura mexicana, México: Sociedad de Arquitectos Mexicanos, Libreros Unidos, 1956; y la Guía
de arquitectura mexicana contemporánea, México: Editorial Palacios, 1952. Véanse los libros:
Louise Noelle, Arquitectos Contemporáneos de México, México: Trillas, 1989; Teoría e historia
de la arquitectura. Pensar, hacer y conservar la arquitectura, Iván San Martín Córdova y Mónica
Cejudo Collera (comps.), Colección Textos FA, México: Facultad de Arquitectura, UNAM, 2012,
de este libro consultar: Lourdes Cruz González Franco, “Jaime Ortiz Monasterio y de Garay. Del
racionalismo a la evolución de la forma”, pp. 289-299; Fernanda Canales y Alejandro Hernández
Gálvez, 100x100. Arquitectos del siglo XX en México, México: Arquine, 2011; Lourdes Cruz
González Franco, Augusto H. Álvarez. Arquitecto de la modernidad, México: Facultad de Arqui-
tectura, UNAM, 2008; Manuel Teja y Juan Becerra, La industrialización de la arquitectura, México:
INBA, 1961; Francisco Artigas, México: Editorial Tláloc, 1972; Manuel González Rul, México:
Maya Gómez y Torres Palacio Editores, 1984; Ideas y obras. Reynaldo Pérez Rayón, México:
edición del autor, 1990; Miquel Adrià, Abraham Zabludovsky y la vivienda, México: Arquine,
2000; Alejandro Ochoa Vega, “Enrique Carral Icaza”, en Los arquitectos mexicanos de la mo-
dernidad. Corrigiendo las omisiones y celebrando el compromiso, Catherine R. Ettinger y Loui-
se Noelle (coords.), Morelia: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Universidad
Autónoma de San Luis Potosí, DOCOMOMO-México, 2013, pp. 265-275; Carlos Mijares Bracho,
Ramón Marcos. Vida y obra, Colección Talleres, México: Facultad de Arquitectura, UNAM, 2005;
Manuel Rosen Morrison. Arquitectura, Manuel Rosen Morrison (ed.), México: Limusa, 2005;
Miquel Adrià y Juan Manuel Heredia, Juan Sordo Madaleno (1916-1985), México: Arquine,
2013; Ernesto Alva et. al., Antonio Atollini Lack, México: CONACULTA, Academia Nacional de
Arquitectura, 2009; Carlos Mijares Bracho, Ramón Marcos. Vida y obra, Colección Talleres,
México: Facultad de Arquitectura, UNAM, 2005.
También se puede consultar la hemerografía: “Juan Sordo Madaleno” y “Ricardo de Robina”,

205
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Arquitectura/México, núm. 100, abril-julio, 1968; Louise Noelle, “Retrospectiva de la obra de


Ramón Torres”, Arquitectura/México, núm.117, 1978; Lourdes Cruz González Franco, “Jaime
Ortiz Monasterio, en búsqueda de una expresión propia: Arquitectura de Madera”, Cuadernos
de Arquitectura y Docencia, núms.12-13, Facultad de Arquitectura, UNAM, marzo 1994,
45. Manuel González Rul, “Casa en México”, en Calli, núm. 19, 1961.
46. Paola Coppola Pignatelli, El espacio que habitamos, México: Árbol Editorial, 1997, p. 151.
47. Teodoro González de León, “Testimonio”, en Bitácora, núm. 6, octubre-diciembre 2001, p. 7.
48. Beatriz Colomina, Privacidad y publicidad. La arquitectura moderna como medio de comunica-
ción de masas, Murcia: Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Contempo-
ráneo Cendeac, Colegio Oficial de Arquitectos de Murcia COAMU, Observatorio del Diseño y la
Arquitectura de la Región de Murcia, 2010, p. 22.
49. Revista Cromos, 7 de noviembre de 1953, tomado de Luz Mariela Gómez, Tres ideas de lo
moderno en la concepción del hogar, Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2008, p. 59.
50. Iñaki Ábalos, La buena vida. Visita guiada a las casas de la modernidad, Barcelona: Gustavo
Gili, 2000, p. 75.
51. Ibídem.
52. Es interesante conocer las reflexiones que el arquitecto José Villagrán escribió sobre este tema,
mismas que se pueden consultar en el libro de Ramón Vargas Salguero, Villagrán, Teórico de
la Arquitectura Mexicana, México: Asinea, 1994, pp. 89-113. Véase Rafael López Rangel, “La
crisis del racionalismo arquitectónico en México”, Cuadernos del Museo, núm. 1, Dirección
General de Difusión Cultural, UNAM, 1972, disponible en http://www.rafaellopezrangel.com/
Reflexiones%20sobre%20la%20arquitectura%20y%20el%20urbanismo%20latinoamerica-
nos/Design/archivos%20texto/la%20crisis%20del%20racionalismo.doc. [Consultado el 3 de
febrero de 2016].
53. Juan O’Gorman, Frente Nacional de Artes Plásticas, Sumario, noviembre de 1952; Véase Ra-
fael López Rangel, “La crisis del racionalismo arquitectónico en México”, op cit.
54. Lo mencionado sobre esta polémica está publicado en Lourdes Cruz González Franco, “El
espacio habitacional y el pensamiento de los arquitectos mexicanos a mediados del siglo XX”,

en 2a Modernidad Urbano Arquitectónica. Construcción teórica y caracterización del periodo,


Enrique Ayala (coord.), México: Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, 2013, pp.
197-211.
55. Félix Candela, “La crisis del estilo internacional”, en Arquitectura/México, núm. 59, septiembre
de 1957, p. 187.
56. Mauricio Gómez Mayorga, “Crisis en la arquitectura”, en Arquitectura/México, núm. 60, diciem-
bre de 1957, p. 250.
57. Salvador Ortega Flores, “Debate. Estilo y cultura”, en Arquitectura/México, núm. 59, septiembre
de 1957, pp. 191-192.
58. Carlos Mijares, “Consideraciones sobre la posición de los arquitectos en nuestro tiempo”, en
Arquitectura/México, núm. 82, junio de 1963, p. 70.
59. José Villagrán García, “Meditaciones ante una crisis formal de la arquitectura. Primera plática”,
Curso de cuatro conferencias dictadas en El Colegio Nacional, marzo y abril de 1961, en José
Villagrán García. Doctrina de la arquitectura, Ramón Vargas (compilación, prólogo y notas),
México: El Colegio Nacional, 2007, p. 372.

206
La casa racionalista: orden, luz y transparencia (1945-1965)

60. José Villagrán García, “Problemas de la formación del arquitecto actual”, conferencia sustentada
en la Escuela Nacional de Arquitectura en ocasión de las Mesas Redondas para profesores,
marzo de 1963, en José Villagrán García. Doctrina…, op. cit, pp. 503-504.
61. Luis Barragán, “Diario Mexicano. Los conquistadores conquistados. 1958”, en Antonio Riggen,
Luis Barragán. Escritos y conversaciones, Madrid: El Croquis Editorial, 2000, p. 71.
62. La casa de Luis Barragán. Un valor universal, México: Fundación BBVA Bancomer, Fundación de
Arquitectura Tapatía Luis Barragán, 2011.
63. Véase Salvador Pinoncelly, La obra de Enrique del Moral, México: UNAM, 1983, pp. 77-91; Wi-
lliam Curtis, “Lo general y lo local. Casa del arquitecto Enrique del Moral en la calle de Francisco
Ramírez 5, Ciudad de México”, en Modernidad y Arquitectura en México, Edward R. Burian
(ed.), México: Gustavo Gili, 1998.
64. Enrique del Moral, “Habitación”, en Arquitectura/México, núm.30, febrero de 1950, pp. 281-
287.
65. “Tres casas en los alrededores de México”, en Arquitectura/México, núm. 16, agosto de 1944,
pp. 39-43. Manuel Parra. El otro arquitecto del siglo XX, México: Tiempo Imaginario A.C., 2015.
66. “Casa en el Pedregal”, Arquitectura/México, núm. 53, marzo de 1956, pp. 40-43; Humberto
Ricalde, Max Cetto. Vida y obra, Colección talleres, México: Facultad de Arquitectura, UNAM,

2005; Enrique de Anda Alanís, “La casa de Max Cetto en el Pedregal de San Ángel: aire, rocas,
recuerdos…”, en Revista de la Universidad de México, núm. 516-517, México: UNAM, 1994,
pp. 44-48.
67. Rafael López Rangel, Enrique Yáñez, en la cultura arquitectónica mexicana, México: Editorial
Limusa, Universidad Autónoma Metropolitana, 1989; “Casa de Enrique Yáñez”, en Calli, núm. 8,
julio-agosto de 1963, pp. 4-5.
68. L’Architecture D’Aujourd´Hui, París, núm. 109, septiembre de 1963, pp. 82-83.
69. Aparece en la portada de Arquitectura/México, núm. 82, junio de 1963; Arquitectos de México,
núm. 13, 1961.
70. “Casas de estilo. Casa de Juan O´Gorman”, en Calli, núm. 8, julio-agosto de 1963, pp.12-11;
Juan O’Gorman, “A propósito de conservación. Una ensayo de arquitectura orgánica”, en Arqui-
tectura/México, núm. 112, diciembre de 1976, pp. 93-99.
71. Juan O’Gorman, “Ensayo acerca de arquitectura orgánica referente a la casa ubicada en aveni-
da San Jerónimo núm. 162, San Ángel, Ciudad de México; construida por Juan O’Gorman”, en
La palabra de Juan O’Gorman, México: UNAM, 1983.
72. Francisco Urzúa, “Casas de estilo”, en Calli, núm. 8, julio-agosto de 1963, p. 9.
73. Lorenzo Favela y Gonzalo Alfredo Andrade, “La arquitectura cósmico-atómica o la cueva civili-
zada de Carlos Lazo Jr.”, en Arquitectura y lo Demás, núm. 11, mayo de 1947 a marzo de 1948,
pp. 59-80.
74. Lourdes Cruz González Franco, “La habitación mínima en las ‘cuevas civilizadas’ de Belén de
las Flores: el proyecto y su transformación”, Marco Peraza y Lourdes Cruz González Franco
(coords.), 2a Modernidad Urbano Arquitectónica. Proyectos y obras, México: Universidad Au-
tónoma Metropolitana-Xochimilco, 2014, pp. 279-296.

207
La casa impredecible: la emancipación
de las reglas (1965-2000)
05.

No es fácil tratar de historiar, analizar y profundizar el lapso de tiempo que se


considera en este capítulo. Ante todo, la falta de perspectiva histórica no permi-
te realizar una valoración acertada y objetiva de los momentos históricos, y de
los hechos económicos y políticos que sucedieron en las últimas tres décadas
del siglo XX. Ser juez y parte nunca ha sido pertinente. En la arquitectura, la di-
versidad de expresiones formales que se dieron en el ámbito mundial después
de la crisis de Movimiento Moderno provocó un desconcierto ante la acepta-
ción de esa complejidad:

Intentar describir la situación contemporánea del arte y la arquitectura puede pa-


recer una tarea casi imposible. Y esto es así no por la simple razón de que siempre

segundo milenio, presenta una objetiva situación de descomposición y de ausencia


de valores colectivamente asumidos.1

Aun así se intentará hacer una aproximación y una interpretación de los suce-
sos que marcaron el rumbo de la arquitectura y de la casa habitación en ese
periodo. Sin duda, desde entonces nos encontramos en un momento de transi-
-

la familia, el papel de la mujer y el comportamiento sexual, sumado al avance


vertiginoso y abrumador de los medios de comunicación –el cual no sabemos a

si se comparan con los acontecidos a lo largo de la historia, cambia los modos


de vida en tiempos muy cortos.
Aunque existen numerosas publicaciones acerca de la casa habitación en
México en el siglo XX
del espacio doméstico en ese lapso de tiempo. Se presentan más como catálo-
gos costosos de estilos arquitectónicos, sin desmeritar por ello su función. En

XX. Pareciera que la arquitectura, o más bien la historia de

de la sociedad.
Es necesario anotar que las revistas periódicas de arquitectura en México,
en la década de los setenta y ochenta, publicaban pocas casas habitación, en

en la construcción, el gobierno y la empresa privada. En aquellas épocas, a pe-


sar de la crisis económica el gobierno atendía los problemas de escasez de

209
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

en los noventa. Lo mismo sucedía en el análisis del espacio doméstico –al pare-
cer el tema de la vivienda unifamiliar era soslayado–. En 1982, ante la situación
económica, Alberto González Pozo apuntaba:

¿Hacer un comentario sobre la arquitectura residencial en una circunstancia como


la que atraviesa actualmente el país? Parecería un contrasentido, porque entre los
temas que deberían ocupar por entero la atención de los arquitectos hoy día, está el
de la crisis económica, su repercusión sobre arquitectura, y las posibilidades que la
2

Esas repercusiones, en aquel entonces, difícilmente se las imaginarían. Lo cierto

trabajo sobresalió en la empresa privada y, en especial, se volcaron hacia la casa


habitación. Las publicaciones, los anuarios y las bienales de arquitectura también

la experimentación y la búsqueda dieron resultados muy fructíferos.

Se ha dicho que la sociedad tuvo un profundo cambio a partir de la década


de los sesenta. Nuevas formas de comportamiento regían a la sociedad y los
valores tradicionales se cuestionaron ante el embate de una sacudida a esca-
la internacional de las verdades únicas. Desde entonces, los cambios han ido
evolucionando, pero no de manera tan drástica como lo fue en aquella época,
al menos en nuestro país.
Varios factores que desde la primera mitad del siglo XX comenzaron a trans-
formar la manera de habitar, se agudizaron o se acentuaron vigorosamente
en las últimas décadas del siglo XX y perviven hasta la fecha, no sólo en la clase
media o alta, sino en todos los estratos sociales. Entre los principales se po-
dría nombrar al avance apabullante de las tecnologías, la mutación permanente
de los medios de comunicación, la tendencia hacia la individualidad, el culto al
cuerpo humano, el consumismo, y la transformación de las relaciones familia-
res. Otro aspecto apareció en especial en la Ciudad de México: la violencia y la
inseguridad, productos de la crisis continua, y que parece ser parte indisoluble
del diario acontecer.
El avance de la tecnología siempre ha incidido de manera directa en la casa
-
res”. Esta mejoría está indisolublemente asociada a la comodidad o al confort
que los habitantes de la casa disfrutan y a la cual difícilmente renunciarían. Pen-
sar en la época actual en no tener un baño con WC, o una casa sin luz eléctrica,
resulta difícil. Es difícil predecir con exactitud hacia dónde se dirige ese impulso
tecnológico, aunque se vislumbra. Existen casas automatizadas o casas inteli-
gentes que hablan ya de una próxima o una inminente “revolución doméstica”,
a la cual por el momento pocos pueden aspirar. Lo cierto es que ese avance

210
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

Manuel Martín
Hernández, La casa moderna.
Respuestas a la cuestión de no serán tan fatigosas y las casas serán más seguras, entre otras características
la vivienda, 2014 que más adelante se verán.
En las últimas décadas del siglo XX, los medios de comunicación han transfor-
Richard Weston, Evolución
arquitectónica de la casa en mado las relaciones entre los seres humanos, las formas de trabajo y de produc-
el siglo XX, 2002
XIX, fue el teléfono. Su uso se hizo
AV Casas de Maestros
núm. 132, 2008 extensivo en la segunda mitad del siglo XX. En sus inicios, permitió que la mujer
tuviera una cierta vida pública sin tener que salir de la casa. Su evolución ha sido

en un artefacto multifuncional que permite comunicarnos con casi todos los lu-
-

agenda, calculadora, calendario, brújula, lámpara y hasta espejo, por mencionar


-
nidad de usos. De alguna forma, nos transmite seguridad, compañía y un ahorro
considerable de tiempo, aunque nos hemos vuelto dependientes de él. Ya no es
necesario, como antes, un mueble especial donde colocarlo dentro del hogar.
Con la telefonía móvil, la estancia telefónica está donde esté el usuario aislado de
los demás: en la recámara, en el baño, en el coche, en el estadio o donde sea. El
teléfono es un copartícipe de la tendencia hacia la vida privada individual.
Si bien el radio hizo que las familias estuvieran informadas de los aconteci-
mientos nacionales e internacionales sin tener que salir de sus hogares –lo que
antes no sucedía–, fue la televisión la que revolucionó totalmente la manera

211
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

en que el ser humano se podía relacionar con el resto de la humanidad. A

Se observan recreaciones de la vida cotidiana y doméstica, contemplamos las

epidemias, las catástrofes naturales, la muerte o los nacimientos. Actualmente


la información está procesada para ser consumida en los ámbitos domésticos.

Conviene insistir en que la televisión no sólo incide en la vida social contemporánea,

a distancia una y otra vez. Y en cuanto a la naturaleza, no cabe duda que Telépolis, a
través de sus documentales sobre la vida de los animales, sobre ecología o sobre las

-
blime que ninguna otra forma de organización social que haya existido en la historia.
El auge de los movimientos ecologistas tiene mucho que ver con esta telenatura que
se nos regala en cada uno de nuestros hogares.3

El tiempo doméstico y las actividades en ocasiones se organizan en torno a este


aparato, que se ha vuelto adictivo. En otra época, las revistas daban consejos
interminables sobre dónde colocarlo y cómo transformar la casa en un “teatro
familiar”. Tanto los adultos como los niños emplean buena parte de su tiempo de
ocio ante la televisión. Actualmente ya no se piensa en un solo lugar dentro de la
casa para ver la televisión, lo “deseable” es que se instale en cada habitación, en
la cocina y hasta en el baño. Sin que nos demos cuenta, dependemos de ella para

muestra de la búsqueda de la privacidad.


El internet se introdujo en innumerables hogares de las clases más favoreci-
das y, en las que no había, los usuarios podían acceder a su uso, a través de los
locales destinados a este servicio. Este medio de comunicación, cada vez más
masivo, ha revolucionado el concepto tradicional de casa habitación. A lo largo
de esta investigación se ha hecho énfasis que en el siglo XX se logró –en algunos
sectores de la población– la conquista de la vida privada individual, pero las
-

terminal en terminal. Actividades laborales como la investigación, las relaciona-


das con la banca, la administración, las editoriales, el diseño o las económicas
se pueden realizar desde el hogar. Desde hace algunas décadas se hablaba de
la “caverna electrónica”, la “cabaña telematizada” o de conceptos como tele-es-
cuela, tele-dinero o tele-salud. Actualmente se habla del como una
de las opciones viables para trabajar, y más en ciudades como la de México.4
Por otra parte, cabe resaltar que también lo íntimo y lo privado se están
convirtiendo en mercancía de consumo público. Pareciera que ya no hay límites
en la información. El internet ha introducido el mundo a la casa, pero también,

212
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

Anatxu Zabalbeascoa,
todo sobre la casa, 2011 a través de la red, nuestros datos personales corren velozmente, y una gran
mayoría exhiben su vida privada en las redes sociales, como si estuviera cons-
David Dunster, 100 casas tantemente en un escaparate.
unifamiliares de la arquitec- Antes se vinculaba lo público con lo masculino y lo ciudadano, y por oposi-
tura del siglo XX, 1994 ción lo femenino estaba íntimamente relacionado con lo doméstico y lo priva-

públicas se desarrollan en los ámbitos domésticos.

estos temas, y que se preguntan ¿hacia dónde vamos? Puede haber múltiples
respuestas, pero lo cierto es que esta “revolución doméstica” no favorece los
sentimientos de compañerismo ni de solidaridad. Aquellos que trabajan en
casa estarán más comunicados, pero ¿acaso apenas saldrán de ella?, ¿estarán
más aislados? Esta situación evitará que se desplacen de un lugar a otro, lo cual
parece, en ciudades como México, verdaderamente atractivo porque el estrés
-
dad que ello implica. El cambio es inminente, no se detiene, ni debe detenerse.
Ante un mundo globalizado, las interrogantes son muchas.
La casa habitación está inserta en este panorama. La llamada aldea global

los medios de comunicación. Sin darnos cuenta asumimos comportamientos

213
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

e ideas ajenas a nuestra idiosincrasia. Nuestra identidad, no sólo en la arqui-


tectura, continúa con la interrogante que nos ha acompañado durante tantos
años, ¿quiénes somos y hacia dónde vamos? La uniformidad en los gustos, en
los artículos de consumo, en los estilos, en las marcas, ha llevado a serios cues-
tionamientos acerca de la identidad, de las tradiciones y del arraigo al lugar:

¿A dónde pertenezco? La globalización nos ha conducido a imaginar de otro modo


-
dades, son lugares donde esto se vuelve intrigante. O sea donde se desdibuja y
se vuelve incierto lo que antes entendíamos por lugar. No son áreas delimitadas y
homogéneas, sino espacios de interacción en los cuales las identidades y los senti-
mientos de pertenencia se forman con recursos materiales y simbólicos de origen
local, nacional y transnacional.5

Como se ha mencionado, la tendencia a la vida privada individual ha sido uno de


-
mente ligada al culto del cuerpo humano, que en las últimas décadas se ha in-

cuerpo se cubría de vestimentas, del cuerpo mismo y por ello hay que mantener-
lo bien. Asearse, hacer ejercicio, tomar vitaminas o suplementos que nos ayuden
a mejorar la apariencia y una dieta balanceada se han vuelto acciones cotidianas.
Fueron los comerciantes, más que los médicos o “higienistas”, los que fomenta-
ron los nuevos “usos” del cuerpo humano. Hacia mediados de los años sesenta
del siglo pasado, tanto el aseo y las dietas alimenticias, como la cultura física co-
menzaron a ser “ideas” o costumbres recurrentes en la sociedad. El ejercicio que
se hacía, ya sea en los gimnasios o al aire libre, tomaba como medio, pero sobre

actividad deportiva más por el placer, bienestar o desafío que ésta le provocaba,
que por el culto a su cuerpo. Al mismo tiempo, comenzó a hacerse extensivo el
disfrute de algunos placeres narcisistas o la contemplación de uno mismo, como
el goce del baño y el aseo personal. Esta veneración por la apariencia del cuerpo
provocó un cambio en las normas de comportamiento: el cuerpo moderno se
debía de mostrar y no ocultar. Por estas razones también comenzó toda una
campaña de lucha contra el envejecimiento y una inquietud por retardar la muer-
-
mar que se incrementó considerablemente en el siglo XX. Morir ya no parecía

la que se ofrecía, la que se vendía. Por esta razón comenzaron a proliferar artícu-
los para tratar de prolongar la añorada mocedad: cremas antiarrugas, vitaminas,
tintes para el pelo y champús para evitar la calvicie, por mencionar algunos. El
progresivo culto al cuerpo humano durante la segunda mitad del siglo XX provocó
el consumo de innumerables productos y la competencia feroz entre las marcas.
Esto explica la aparición y la proliferación de los lugares de venta: los centros co-
merciales. También demuestra el por qué en el aumento del número de metros

214
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

cuadrados destinados a los closets y vestidores para guardar esos y otros pro-
ductos dictados por la moda, los cuales cobraron una relevancia extraordinaria
–fomentada por los medios de comunicación– a partir de los años sesenta. Al
mismo tiempo, revela la gradual importancia de hacer cada vez más grande, agra-
dable y lujoso, el cuarto de baño, como una extensión de la intimidad, donde se
realiza el ritual diario del arreglo personal.
También, si el espacio lo permite, la casa se ha convertido en el lugar para
realizar deporte, con los aparatos compactos y plegables. Aunque cabe aclarar
que los gym o gimnasios se han vuelto espacios de sociabilización, como lo
eran antes los parques, donde se realizaban múltiples actividades como el salir
a correr a cualquier hora del día, práctica que cada día se realiza menos en un
sector de la población, por la inseguridad de la ciudad.
Por otro lado, durante las últimas décadas del siglo XX se dieron fuertes mo-
vimientos de liberación sexual. La mujer luchó por la despenalización del aborto,
aparecieron los primeros casos de VIH-Sida, promoviéndose el uso del condón,
ante la indignación de los grupos más conservadores, y la sociedad se hizo más

familia nuclear como proyecto troncal de la sociedad, paulatinamente perdió


XX, en la Ciudad de México la gran ma-
yoría de las parejas se casaban para formar un hogar, aunque quizá ya no todas
una familia tradicional. Y la decisión de no formalizar la unión legalmente, se fue
acentuando de igual forma. Lo que también es un hecho es que un número im-
portante de esos matrimonios se disolvía rápidamente, lo que incidió en la frag-
mentación de esas familias. Otras formas de convivencia se fueron aceptando,
además de la familia nuclear: parejas del mismo sexo, la convivencia de madre,
hija y nietos, padres divorciados con hijos, o familiares y amigos, por nombrar
algunas. De igual forma, aumentó el número de personas que vivían solas: es-
tudiantes, solteros, viudos o divorciados, etcétera, que dieron como resultado
que la casa unifamiliar perdiera demanda, lo que aumentó la búsqueda de los
departamentos pequeños para una o dos personas. Pareciera que la soledad se
estaba convirtiendo en una forma voluntaria y alternativa de vida.6
Por su parte, la mujer de la clase media se fortaleció como un ser indepen-
diente, sin dejar de lado su labor como madre y esposa, por lo que su inte-
gración al mercado laboral aumentó paulatinamente. La situación económica
así lo demandaba, lo que repercutió en la disminución del tiempo dedicado a
la educación de los hijos, los cuales realizaban actividades extraescolares que
complementaban esa educación. Las actividades en el hogar fueron variando
-
mente se convirtió en el lugar donde se pasaba la noche.

En el curso de unos decenios, la sociedad opulenta ha trastocado los estilos de vida


y las costumbres, ha puesto en marcha una nueva jerarquía de objetivos y una nue-
va forma de relacionarse con las cosas y con el tiempo, con uno mismo y con los
demás. La vida en presente ha reemplazado a las expectativas del futuro histórico

215
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

pasiones nacionalistas y las diversiones a la revolución. Apoyado en la nueva religión


de la incesante mejora de las condiciones de vida, el vivir mejor se ha convertido en
una pasión de masas, en el objetivo supremo de las sociedades democráticas, en un

tan profundamente los estilos de vida y los gustos, las aspiraciones y las conductas
de tantas personas en tan poco tiempo.7

El hombre posmoderno en México está inmerso en una sociedad pluralista,


que cuestiona la religión, que gira en torno a la invasión de la tecnología, que
afronta terribles desigualdades sociales y que vive en medio de la violencia.

Después de dos guerras mundiales, terribles desigualdades sociales y crisis


económicas en todo el mundo, entre múltiples factores, el desencanto de la
noción del progreso –asociado al uso de la razón y la validez del conocimiento
XIX -
nante, durante aproximadamente doscientos años, se cuestionó al dudar de
las verdades universales, de los metarrelatos, de las ideas globales, de los dog-

crisis de la naturaleza y se acentuó la creencia de que vivíamos en una época de


desencanto. Numerosas corrientes del pensamiento surgieron, pero algunas
coincidían en aceptar la concepción abierta y plural de la historia, el multicultu-
ralismo, los variados caminos hacia el futuro y el progreso, la revalorización de
la naturaleza, la reivindicación de las minorías, la aceptación de la pluralidad,
y el que todo lo admitido como válido, hasta ese momento, debía de ponerse
en tela de juicio, entre otras características. Estas corrientes del pensamiento
se englobaron en un concepto que fue aceptado –y todavía lo es por algunos–
como la condición posmoderna. Ese término –surgido desde la arquitectura–

literatura, política, sociología o psicología para explicar lo sucedido, en un antes


y un después, de la sociedad industrial. Desde que se acuñó el término, se

216
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

de modernidad, o bien aducen que es un concepto superado. Sin embargo,


algunos lo siguen utilizando a falta de otro más convincente. Explicar las déca-
das recientes es muy complejo y no es la intención de este estudio profundizar
sobre el tema, ya de por sí confuso, versátil e inquietante.9
Ante este panorama, se explica el porqué de la diversidad en la arquitectura a

-
ción o crítica a los postulados del Movimiento Moderno, tanto de la arquitectura
como de la ciudad. Esa crisis del uso de la razón, que acompañó el camino uni-
direccional del racionalismo arquitectónico, se manifestó en numerosos “indicios
tempranos” por algunos países, a través del pensamiento de los arquitectos y en
obras aisladas que hablaban otro lenguaje y que abrían las posibilidades hacia
nuevos caminos en la arquitectura. Así aparecieron arquitectos como Louis Kahn

la arquitectura funcional de las frías e impersonales formas geométricas que la


-

sus últimas obras, como en el convento Sainte Marie de la Tourette y en la capilla


de Ronchamp, realizó experimentos formales totalmente ajenos a su prédica del

oportunamente, construyó atendiendo a su admiración por la arquitectura con-

ladrillo aparente, con lo que lograron hermanar la tradición local con formas mo-

un dominio de la técnica.
Paulatinamente fueron surgiendo algunas publicaciones que también adver-
tían una disparidad en el acontecer arquitectónico, que se oponía a la rigidez y
banalidad en la que había caído la arquitectura . Lo mismo sucedió con expo-
siciones y bienales que mostraban el trabajo de esa generación de jóvenes –y
algunos no tan jóvenes–, arquitectos contestatarios e inconformes como Peter
Eisenman, Michael Graves, Charles Gwathmey, John Hedjuk, Richard Meier, Rem

Renzo Piano, Rafael Moneo, Richard Rogers, Carlo Scarpa, Frank Ghery, Steven
Holl, Coop Himmelblau, Paolo Mendes da Rocha, Kenzo Tange, Clorindo Testa,
por mencionar algunos. Esa coexistencia de tendencias, estilos o manifestaciones

217
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

espaciales distintas que se mostraba en las obras de estos arquitectos, para algu-
nos representó un caos difícil de entender, para otros, una riqueza arquitectónica
imposible de encasillar.
-
tas características que acompañaron a esta complejidad arquitectónica que,
en ocasiones, se tornaban contradictorias: se vuelca la mirada al pasado, se

contraste formal y de materiales, se aprueba lo espontáneo y las formas libres,


se autoriza el uso del ornamento, se admite el empleo de sistemas estructura-
les heterogéneos y la coexistencia de la alta tecnología con las tradicionales o

los pueblos, se mira a las ciudades incentivando la posibilidad de rehabilitación

patrimonio.11

mostraron al mundo una arquitectura monumental como símbolo de poder


12
A partir de la XIX Olimpiada, y de lo que

ruptura social y cultural que motivó una pluralidad de expresiones artísticas y


culturales a las cuales se sumó la arquitectura.
El crecimiento de la ciudad provocó una fuerte demanda de vivienda, que
el gobierno en turno no pudo resolver, por lo que la iniciativa privada participó

vender que para rentar, así como en régimen de condominio ya sea horizontal
o vertical, que limitó la oferta a una minoría. Se continuaron los programas
de vivienda social, en los que destacaron los conjuntos realizados por Teodo-
ro González de León y Abraham Zabludovsky,13 y la unidad habitacional “Villa
Olímpica”, en 1968, construida para dar alojamiento a los atletas de la gesta
deportiva.14 En el sector salud, sobresalió en el IMSS la calidad del trabajo de
varios arquitectos encabezados por Enrique Yáñez, con la creación de nume-
rosos hospitales por todo el país.15 Y el ámbito mercantil aparecieron los cen-
tros comerciales –como una respuesta al creciente consumismo–, como Plaza
16
modelo
inspirado en los malls estadounidenses.
Al término de la década de los sesenta, diversas obras fueron apareciendo
por la capital, que advertían la madurez profesional de una generación que
despuntaba con diferentes personalidades. Algunos, abiertos a los postulados
internacionales, realizaron obras de excelente factura,17 y otros, más interesa-

218
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

dos en resultados comerciales que en la calidad espacial, proliferaron imitando


a los modelos extranjeros. Pocos arquitectos sobresalieron por una libertad
compositiva y formal, alejada de cánones o modelos extranjeros, como lo fue
18
con la que

19

de los postulados internacionales, en la búsqueda de nuevos lenguajes y posi-


bilidades expresivas de los nuevos materiales, y con la continuación de lo que
otros ya habían comenzado, la introspección de los valores locales en búsque-
da de una identidad nacional. Y otros, comenzaron a explorar con las posibi-
lidades del concreto aparente, como lo hicieron Teodoro González de Léon y
Abraham Zabludovsky, y Alejandro Caso con Margarita Chávez de Caso, en el
Instituto Nacional Indigenista.21 Los menos experimentaron con las posibilida-
des estructurales y formales del ladrillo aparente, como lo hizo Carlos Mijares.22

la crítica situación política, económica y social continuaba. Los problemas de


vivienda heredados de administraciones pasadas se afrontaron con la crea-

la vivienda para el Instituto para la Seguridad y Servicios Sociales de los Traba-

desde los cuales se construyeron numerosos conjuntos de vivienda en distin-


tos lugares del país, proyectados por reconocidos arquitectos.23
Debido a la creciente población estudiantil de nivel superior, diversas insti-

arquitectónico corrió a cago de Pedro Ramírez Vázquez y el proyecto arquitec-


tónico David Muñoz. También es importante señalar la presencia del Colegio de

-
dad entre Teodoro González de León y Abraham Zabludovsky. Al mismo tiempo,
el Politécnico Nacional amplió sus instalaciones al sur de la capital, con la cons-
-
tores24
De igual forma, la preocupación por apoyar la difusión de la cultura se con-
cretó en diversos centros culturales, entre los que destaca el Centro Cultural
Universitario, en Ciudad Universitaria, para extender y difundir las actividades
de este ámbito de la vida universitaria, proyecto iniciado en 1976, encabezado
por Orso Núñez en colaboración con Arcadio Artis y Arturo Treviño.25
A partir de ese sexenio, algunas obras gubernamentales rebasaron los lí-
-

219
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

cia del régimen con su apariencia monumental. De esta forma, varias de estas
obras se convirtieron en referencias urbanas por sus dimensiones y por su cali-
-
teresantes, disímiles entre sí, sobre todo en la Ciudad de México, realizados por

-
vante la construcción de algunas delegaciones políticas, como parte del pro-
grama de la descentralización pública para acercar a los dirigentes con los ha-

Zabludovsky.

iglesia católica durante esos años, y con el cual se iniciaría una nueva relación

1976), realizada por un amplio equipo de trabajo.26


-

1978), de Héctor Mestre, por nombrar algunas de las más relevantes. Es impor-

inspirada en los modelos internacionales, como si esta arquitectura fuera prác-


ticamente el símbolo de prosperidad y desarrollo.27
Desde mediados de los años setenta, aproximadamente, la situación del
-

media, entre múltiples consecuencias. Durante el periodo de José López Portillo


en la presidencia, se puso en marcha una reforma política orientada, por un
28
y por el
otro, una política enfocada hacia la austeridad económica y presupuestal que

relevantes, totalmente disímiles entre sí, como continuación del programa del

1981), de Pedro Ramírez Vázquez, Jorge Campuzano y Pedro Beguerisse, en la


Ciudad de México, donde también se prosiguió con la construcción de algunas
delegaciones. También en la capital, en el aspecto educacional sobresalió la

-
-
grán García y Raúl Gutiérrez. Y en el cultural, apoyado por la iniciativa privada,

220
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

Madaleno.
En la capital del país, otros arquitectos despuntaron por su calidad y por

Gustavo Eichelmann Nava y Gonzalo Gómez Palacio, Enrique García Formentí,


Alberto González Pozo, Félix Sánchez Aguilar y Luis Sánchez Renero, Francisco
Serrano Cacho, José Adolfo Wiechers, Mario Schjetnan y José Luis Pérez Maldo-
nado, entre algunos.

-
día realizar. La estrategia política, así como la economía del país, comenzó a

mercados internacionales, con lo que se inició el proceso de globalización que


afectaría a México y decenas de países en el mundo.29
La arquitectura mexicana estaba ligada a este proceso. La llegada de nue-
vos materiales constructivos, provenientes de otros países, así como la alta

-
tura, por razones comerciales o sociales. Ante este fenómeno, la arquitectura
regional continuó su camino representada por numerosos arquitectos. La pre-
ocupación por rescatar la cultura y la identidad de nuestro pueblo, sin menos-
cabar las ventajas de la modernidad, se vio expresada en obras de calidad,
sobre todo en el aspecto habitacional. La pluralidad en la arquitectura se acen-
tuó en los ochenta, la distancia con el Movimiento Moderno se acentuaba día

estilos o tendencias, porque las fuentes de inspiración se multiplicaron. Otros


fueron los paradigmas o modelos relevantes que, en nuestro país, unos obser-
vaban con atención, y los asimilaban, los copiaban y los trasladaron a nuestra

apreciables que se erigen dentro de las ciudades como elementos aislados en


su entorno. Sin embargo, prevaleció la arquitectura realizada por un grupo nu-
trido de constructores, interesados más en el aspecto comercial, que poblaba

habitación, innumerables sin calidad.


En los noventa, la sociedad se polarizó aún más, y se incrementó la arqui-
tectura informal. Por su parte, la iniciativa privada siguió con la construcción de
-
cional, así como lujosos fraccionamientos o colonias donde la clase media alta y
la de elevados ingresos económicos se establecía. No obstante, hay que apun-
tar la presencia de obras comprometidas, adecuadas a su entorno, creativas,
plenas de conciencia histórica o de referencias asimiladas y transportadas a la
realidad de un México en continua crisis.
Entre la modernidad y la tradición, entre una apertura y una introspección,
XX.

221
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Entre ambas posturas han crecido también diferentes respuestas que articulan
elementos tomados de uno y otro camino. No es la intención de este apartado
enumerar exhaustivamente obras o arquitectos sobresalientes, pues además
de arriesgado por la omisión necesaria que se haría de muchos de ellos, reba-
saría los límites propuestos, sumado a la falta de perspectiva histórica que un
-
ros arquitectónicos –sin excluir la casa habitación– en la Ciudad de México, se
manifestó el interés por una arquitectura internacional de pureza geométrica
y precisión técnica, expresada a través de transparencia y ligereza, por la pre-
ferencia hacia los materiales industrializados y por una estricta modulación, así
como por el cuidado de los detalles constructivos, que recordaba el raciona-
lismo del Movimiento Moderno, y que en ocasiones se traducía en un desdén
por la ciudad, pero que ha producido en ocasiones obras de impecable factura.
Algunos de estos autores fueron Enrique Norten, Bernardo Gómez Pimienta,
Luis Vicente Flores, Alfonso López Baz, Javier Calleja, Guillermo Springall, Aurelio

Por otro lado, resulta necesario mencionar el trabajo realizado por los men-
cionados Ricardo Legorreta y Antonio Attolini, y los de otra generación como
José de Yturbe, Javier Sordo Madaleno o Manuel Mestre, quienes incursionaron
por el rescate y reinterpretación de los valores culturales tradicionales, la utili-
zación de los materiales y las técnicas de construcción locales, en concordancia
con los adelantos tecnológicos. Ellos trascendieron lo simplemente vernáculo
o histórico, y detonaron múltiples vertientes que otros se han aventurado a
explorar.31

públicos como –en su mayoría– privados de excelente factura y dentro de su


propia expresión formal, como Francisco Serrano Cacho, Teodoro González de
León, Sánchez Arquitectos, Grupo de Diseño Urbano, encabezado por Mario

rodeadas de expresiones anodinas y convencionales.

A lo largo de esta investigación se ha mostrado que la casa habitación durante


el siglo XX ha sido uno de los temas más controvertidos y cruciales en la historia
de la arquitectura de cualquier país. Desde las obras pioneras y representativas
de las primeras décadas, hasta la fecha, la casa ha sido un laboratorio estético
y tecnológico, y ha sido protagónica y exhibicionista.
La complejidad arquitectónica de las últimas décadas del siglo XX

innumerables propuestas, porque paulatinamente la sociedad fue aceptando


otros modelos espaciales. El burgués tradicional dio paso a múltiples formas
o pautas sociales, que se alejaban del modelo tradicional de la familia como

222
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

referencia vital. La gente, además, buscaba el disfrute de la vida privada por

la vivienda.
Los programas arquitectónicos tradicionales y prácticamente inmutables
que incluían la estancia, el comedor, las recámaras, los baños, la cocina y los

de vida de los habitantes. Por lo mismo, la disposición y la relación entre estos

previsible, para convertirse en impredecible y sorpresivo. No existían reglas,


había una total libertad para diseñar el espacio doméstico que, cabe anotar

La uniformidad en la casa habitación, producto de la ortodoxia del Movi-


miento Moderno, dio paso a una diversidad de expresiones formales que, des-

entre representar el símbolo del y de las vanguardias internacionales,


o bien se apegaban al camino del regionalismo, donde prevalece la tradición,
los materiales del lugar y la memoria colectiva. En todas puede prevalecer el
orden o el desorden, el lujo o la austeridad, la intimidad o el exhibicionismo,
el confort o la incomodidad, el uso de la alta tecnología, el abandono de la
memoria, la simplicidad, la sencillez, la tranquilidad, el apego a la naturaleza, el
diálogo con la ciudad o la negación del entorno.
En las últimas décadas, en México han aparecido en las librerías o tiendas
comerciales numerosas publicaciones –nacionales e internacionales– en torno
a la casa, como casas en la playa, en la montaña, de campo, de madera, con
patio, prefabricadas, ecológicas, móviles, icónicas, experimentales, del futuro,

los políticos o de personajes famosos. Además, han proliferado revistas espe-


cializadas en el tema, que indican cómo construirlas, sus medidas, los mate-
riales, los estilos, los materiales, el mobiliario, los accesorios y la decoración.
Incluso ha sido motivo de programas televisivos alusivos a temas históricos,
anecdóticos y de carácter comercial.

que se convirtieron en las estrellas de concursos y bienales de arquitectura


–el escenario era propicio–. Ante la falta de trabajo, los arquitectos volcaron
su talento en este género. No se pretende elaborar una revisión exhaustiva
ni detallada de las decenas de casas sobresalientes de los últimos años. Este
trabajo ameritaría una investigación aparte, por lo extenso del panorama. A
través de su lectura y de experiencias personales se dará una aproximación
de lo sucedido con los espacios domésticos, su transformación y se analizarán
las expresiones formales que enriquecieron la ciudad. En este sentido, se debe
resaltar que, a pesar de la crisis económica, brillaron verdaderas mansiones,

siempre ha existido, pero nunca la casa unifamiliar había sido tan exhibida y tan

223
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Algunas se convirtieron en el modelo o en el ideal que las mayorías se apropian,


adoptan e interpretan, transformándolo a sus posibilidades económicas.

Una constante que apareció en todo el género habitacional, ya sea conjunto


de interés social, departamentos, casas solas o en condominios, fue la preo-
cupación de los arquitectos y de los habitantes por resguardar la seguridad de
las viviendas. Lamentablemente la deteriorada situación económica de la gran

la inseguridad se convirtió en uno de los principales problemas que la pobla-


ción ha padecido desde entonces, la cual ha motivado cambios en los modos
de vida, no sólo en el género habitacional.
Martín L. Gutiérrez
La agrupación de la vivienda unifamiliar apareció desde principios del si- Martínez, Martín Gutiérrez
glo XX, con ejemplos aislados que, no todos, sobreviven en colonias como San Guzmán, Gerardo Gutiérrez
Rafael, Juárez y Santa María la Ribera. Con el transcurso del tiempo, esta al- Guzmán (Gutiérrez
Arquitectos), casa G+B,
ternativa habitacional se incrementó notoriamente con diversas modalidades, 1997. Archivo GA. Fotografía:
hasta convertirse en una solución constante. Este crecimiento se debió, sobre Alberto Moreno Guzmán

224
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

Nuño Mac Gregor De


Buen arquitectos, casa TES, todo, a que vivir en un conjunto, ya sea horizontal o en altura, representa gozar
Toriello Guerra, Tlalpan, –aparentemente– de una mayor seguridad, pues se puede contratar vigilancia
1999-2000. Archivo NMB. las veinticuatro horas del día y tener el acceso controlado para las visitas. Por
Fotografía: Pedro Hiriart
otra parte, la concentración de los servicios comunes permite que sean más

Ten Arquitectos, casa LE,


1994. Archivo TA creación de áreas verdes comunes, que de manera particular, difícilmente se
podrían tener, y la aparición de otras comodidades y servicios que aumentan
con relación al nivel económico de los usuarios.
Así, en las últimas décadas del siglo XX –y hasta la fecha– algunas privadas,

-
rrado de televisión, alarmas contra robo y luz emergente con censores de movi-
miento, por mencionar algunas medidas de seguridad. Al interior, los servicios y
-
cionamiento para visitas, canchas de tenis, salón de usos múltiples, alberca, gim-
nasio, sauna, hasta tienda de artículos básicos, lavandería y guardería. Además de
contar con sistemas que regulan los sistemas contra incendio o de riego.
Para realizar este tipo de privadas existen básicamente dos alternativas.
Una es que un grupo de personas compre un terreno, lo subdivida y cada quien

realice las casas para vender, a través de créditos. De una u otra forma, las ca-
sas dentro de estas privadas pueden ser iguales, realizadas en serie o distintas,
siguiendo ciertos lineamientos establecidos previamente.
Al exterior, estas privadas se muestran inaccesibles a la ciudad, protegidas
-
ciones”, no forma parte de la trama urbana, ya no hace gestos que dialoguen

225
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Imanol Legarreta, Pablo


Sepúlveda, casa en Tlaexco,
ca.2000. Archivo LS

con la urbe, la niega. De la misma forma sucede cuando la casa unifamiliar se Casa al sur de la Ciudad,
localiza hacia la calle, repetidamente se presenta con escasas aberturas hacia ca. 1990. Fotografía:
Lourdes Cruz
la vialidad, o con fachadas ciegas, porque la ciudad resulta agresiva y resuelve
la vivienda hacia el interior, y se recurre frecuentemente a la solución con patio. Casa al sur de la Ciudad,
Cuando Luis Barragán construyó su casa en 1948, la ciudad de aquel entonces ca. 1980. Fotografía:
Lourdes Cruz
no le agradaba: “La importancia de los muros es que aíslan el espacio de la
calle, que es agresiva, inclusive hostil. Los muros crean silencios.”32 ¿Qué diría
actualmente?
A propósito de la inseguridad, es común observar en las casas de décadas

rejas a ventanas y puertas, las bardas se han elevado o se han envuelto en

forma parte de la vida cotidiana de los capitalinos. Pero también las calles se

la mirada silenciosa de las autoridades. Resulta indignante pensar que esto es


“normal.”
El aislarse, apartarse y desdeñar la ciudad, también tiene otros motivos,

Sin embargo, la búsqueda de la seguridad no es el único factor que permite enten-


der el sentido de los espacios segregados y los hace proliferar. La autosegregación
tiene también la función y el sentido de marcar las diferencias sociales, ya que el uso
exclusivo de ciertos espacios es lo que permite distinguirse del otro, en un proceso

226
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

lugar del anonimato, ya que en ellas se multiplican los lugares como espacios donde

pertenencia social en el espejo del otro.33

A lo largo del siglo XX el programa arquitectónico de la casa habitación en la Ciu-


-
dos los espacios públicos y privados. Algunos se olvidaron con el tiempo, como
Jaime Ortiz Monasterio,
estancia biblioteca, Mag- el costurero, lugar donde la mujer se dedicaba a bordar o a la reparación o con-
nolias núm. 38, Las Flores, donde se encontraba el
1978. Archivo de Arquitectos piano y se ofrecían recitales a los visitantes, o el salón recibidor, donde se daba
Mexicanos, fondo Jaime
Ortiz Monasterio, Facultad de la bienvenida a las visitas y, dependiendo de quién se tratara, se les invitaba o
Arquitectura, UNAM no a otra estancia más íntima. Otros espacios fueron adoptados y adaptados
como se ha mencionado, el hall y el breakfst o antecomedor formaron parte del
Adriana Monroy Noriega, espacio doméstico por varias décadas.
casa Pedernal, Pedregal de
San Ángel, 2000. Archivo
AMN. Fotografía: Héctor
Velasco Facio requerimientos de cada familia, pareja o usuario demandan espacios distintos.

227
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Lo cierto es que se ha acentuado y privilegiado la preocu-


pación por los espacios privados, como las recámaras y los
baños, como lugares íntimos ligados al culto por la indivi-
dualidad, al placer del aseo y arreglo personal.
Si bien la mayoría de las casas que aún se construyen
en la ciudad siguen los cánones tradicionales, es frecuen-
te encontrar casas distintas. En algunas los espacios son
fragmentados, desarticulados, unidos a través de pasillos,
puentes y escaleras. En otras puede ser laberíntico, sor-
Sánchez Arquitectos,
presivo y desigual en cada habitación. O, al contrario, casas donde los espacios casa estudio, San Jerónimo,
1987. Archivo SA
con la recámara. Hasta llegar a los espacios multifuncionales, libres, para una
Miguel Ángel Aragonés,
persona o pareja donde en un espacio se realizan todas las funciones, a la casa Ombués, Bosques de
manera de los lofts neoyorquinos, en donde la casa se convierte en taller “en las Lomas, 1997. Enlace
el que en principio se funden sin solución de continuidad el ámbito privado y núm. 12, año 8, diciembre
1998, p. 72
el laboral.”34 Los espacios son tan variados como las formas que los contienen,
los materiales de que están hechos y los modos de vida de los individuos que
las habitan.
Por otro lado, cabe resaltar que el tamaño de la casa habitación ha disminui-

dos o tres hijos es lo común actualmente. De igual forma la carencia de servicio

mansiones de cientos de metros ya no son usuales –su limpieza y manteni-


miento resultan muy costosas–.
Uno de los factores que caracteriza a la casa habitación desde hace varias
décadas es la libertad en la composición. En los años setenta y ochenta, se
dejó sentir la respuesta generalizada en contra de la rigidez ortodoxa impuesta
por los cánones del Movimiento Moderno, como la utilización de los ejes orto-

228
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

Teodoro González de Agustín Hernández Na-


León, planta arquitectónica, varro, planta arquitectónica,
Ámsterdam núm. 98, Parque Vía Reforma núm.
Hipódromo de la Condesa, 1855, Lomas de Chapulte-
1997. Dibujo: Fernando pec, 1969. Dibujo: Fernando
Jorge Pacheco Leobardo Silva

Raúl Rivas, Carlos Artigas,


planta arquitectónica, Paseo
del Pedregal núm. 190,
Pedregal de San Ángel,
1984. Dibujo: Fernando
Jorge Pacheco

229
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

gonales, las formas geométricas cercanas al cubo y rectángulo, la escasez de Agustín Hernández
Navarro, Casa en el aire,
color, el empleo de materiales industrializados, el predominio del vano sobre el
Bosques de las Lomas, 1991.
macizo o el uso racional de los espacios. Si bien, como ya se mostró, existieron Fotografía: Martín Yáñez
respuestas tempranas y aisladas como las de Luis Barragán, Enrique del Moral Molina

Francisco Serrano Cacho,


La forma tradicional de ubicar en la planta baja a la zona social y ciertos casa Roqueta, Lomas de
servicios, y en la planta alta a la zona privada, que perduró por varias décadas, Bezares, 1988. Archivo FSC.
continuó pero ya no como una regla inquebrantable. Desde entonces –y más en Fotografía: Pedro Hiriart
la última década– existió una total liberación en la disposición de los espacios.
-
quitecto, para atender las preferencias de los primeros, a las características y a la
topografía del terreno y en múltiples casos, al afán del arquitecto en realizar una
casa, más que un refugio, como un escaparate de su quehacer arquitectónico.
Una de las señales más evidentes fue el cambio de los ejes compositivos. Éstos

atendiendo a la topografía, las orientaciones, vistas o simplemente por capricho

sucede con los techos o cubiertas.


También el acceso ha sido un elemento sensible al cambio. En la gran mayo-
ría de las casas con esquemas tradicionales, se hace aún a través de una puerta

230
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

un puente, un pasillo o en unas escaleras. Se puede entrar por encima de la


construcción, lo que tradicionalmente podría ser la azotea y descender, o bien
se puede entrar por en medio, y subir o bajar. Por lo general, nos conducen a
un espacio distribuidor, el vestíbulo, lugar donde el visitante vislumbra el ámbi-
to doméstico, pero que no traspasa a menos que sea invitado a hacerlo. Este
espacio ha variado, a veces es tratado como el área central de la casa, en torno
al cual desembocan las habitaciones, donde las dobles y hasta las triples altu-
ras le imprimen una gran jerarquía, aunado a la iluminación profusa que por lo

que este lugar central funciona como un patio techado y como punto nodal de
la composición, y en ocasiones hasta protagónico y teatral. Pero ocasionalmen-
te este espacio se diluye, se pierde, porque puede que inmediatamente del
acceso exista un pasillo que conduce a la zona de estar y al comedor, o a otro
espacio distribuidor. El vestíbulo o hall, como antes se le llamaba, permanece
como experimento en el quehacer del arquitecto.
La zona pública o social –comedor y estancia– no ha tenido cambios im-
portantes, sigue siendo el espacio social donde la familia acoge a sus invitados
y muestra sus mejores cuadros, muebles y decoración, porque simboliza su
Ten Arquitectos, Casa X, -
1993-1996. Archivo TA
ros bajos, algunos escalones, quiebres en la dirección de los muros, jardineras,
fuentes y chimeneas, y puede estar cubierta por bóvedas, techos inclinados o
Pascal Arquitectos, casa
en Bosques de las Lomas, losas planas. Pero también pueden estar totalmente separados, con diferentes
1995. Archivo PA vistas y orientaciones, incluso hasta en distintos niveles.

231
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Cabe anotar que es frecuente encontrar que el comedor esté integrado con
la cocina, a la manera estadounidense, lo que hace perder su privacidad y su je-
-
que para algunos arquitectos no debe existir, el usuario debe disfrutar a diario
el comedor principal: “El principal invitado de la casa es el propietario”,35 según

esta forma de disfrutar su casa.

ingresos, una moda recurrente fue la aparición del llamado family room, lugar
donde se localiza un pequeño comedor junto a una sala con todos los aparatos
de entretenimiento que había en ese entonces, desde radio, televisión, video
y videojuegos, hasta DVD y computadoras e internet, que en tiempos actuales
se han sumado. Es el lugar de reunión familiar, porque ahí comen, estudian,
trabajan y se entretienen. Pero también es el lugar donde se reciben a ciertas
visitas para realizar actividades sociales, escolares o laborales.
Al analizar las revistas de esas últimas décadas, resulta interesante observar
cómo las cocinas y los baños son los elementos principales de la publicidad co-
mercial. Se ofrece una gama inmensa de alternativas para amueblarlos, no sólo
de las empresas nacionales sino internacionales, lo cual afectó a la industria del
país, pero a la vez la ha obligado a mejorar su calidad y ampliar la gama de pro-
ductos. De igual forma sucede con los accesorios, los mosaicos, los azulejos, los
-
mésticos. La calidad de estos espacios –más que a mediados de siglo– está liga-
da directamente al estatus social que se tiene o se pretende aparentar. Ha sido

par que la estancia o los exteriores de las casas, incluso les han dedicado libros

compra de los futuros usuarios.


La cocina integral estandarizada o las hechas a la medida continuaron en
la mayoría de las casas de la clase media, mientras más lujosa –aunque se use
poco– mayor reconocimiento social, pretenden tener los dueños. De ser un
espacio muy familiar, al cual no cualquier visita podía acceder, se convirtió en
un espacio de sociabilización, que se podía o se quería mostrar. La agitada vida
de la ciudad, la falta de servidumbre y la ausencia de la mujer en la casa, han
propiciado que algunas familias salgan fuera a comer algunos días de la sema-
na. Las grandes comidas familiares de todos los domingos, de ser cotidianas se

restaurantes, la comida congelada o la comida a domicilio sustituyen, en múlti-


ples casos, las laboriosas comidas, tanto del diario como las festivas. También la
cocina ha dejado de ser un espacio exclusivo de la mujer, porque los hombres
y los hijos participan de estas actividades cada vez más.
Respecto al uso y disfrute del baño, la búsqueda de la vida privada individual
y el culto al cuerpo propiciaron –como se ha mencionado– que, de ser posible,

232
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

Imanol Ordorika Bengoe-


chea, estancia, 1ª Cerrada
de Minerva núm. 19, Florida,
1976. Archivo de Arquitectos
Mexicanos, fondo Imanol
Ordorika, Facultad de Arqui-
tectura, UNAM. Fotografía:
Manuel Paz

Legorreta Arquitectos, bi-


blioteca, casa Framboyanes,
1996. Archivo LA. Fotografía:
Lourdes Legorreta

233
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Garduño Arquitectos,
cada recámara tuviera uno, aunque la casa fuera modesta. Las soluciones varia- casa Tuyas, Bosques de las
ban de acuerdo al diseño, porque en ocasiones era completamente cerrado o Lomas, 2001. Enlace núm.
bien algunos elementos se sumaban al espacio de la recámara. Además de los 11, año 12, noviembre de
2002, p. 75
lavabos, WC y regadera, se le ha incluido la tina o tragaluces, jardineras
y hasta baño sauna. Se han convertido en espacios creativos y agradables que
Enlace núm. 9, año 2,
fomentan el culto a la personalidad. septiembre de 1992
Otro de los servicios es el cuarto para la servidumbre, lugar que se ha ido
transformando por la falta del personal que viva y trabaje de tiempo completo Legorreta Arquitectos,
en las casas. Antes era factible encontrar en las residencias hasta dos cuartos interior de baño, Casa
Bosques 1, 1996. Archivo
LA. Fotografía: Lourdes
resulta inviable. El trabajo asalariado por unas horas es más frecuente, aunque Legorreta
la primera opción sigue vigente, por lo que el cuarto de servicio siguió apare-
ciendo, aunque cada vez era más habitual encontrarlo integrado dentro de la
casa, porque podía convertirse –si se previó en el diseño– en otra habitación
de uso variado.

México ha sido el aumento de coches por familia, por motivos muy particula-
res de esta ciudad, como la gran distancia que puede existir entre la casa y el

circular un día o dos a la semana como medida gubernamental para controlar


la contaminación. Estas variantes han propiciado una variedad de opciones y
facilidades en el mercado para la compra de automóviles. Cada familia de la

234
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

clase media puede llegar a tener más de dos autos, lo cual implica un reto para
el arquitecto o un verdadero problema para el usuario. Este equivocado modo
de vida parece no tener marcha atrás, mientras no se mejoren las condiciones
en la ciudad y se tenga mayor conciencia con el medio ambiente.
A lo largo de estas décadas, el diseño de las escaleras y los materiales de
que están hechas ha variado intensamente. Con formas escultóricas, aparecen
como el elemento central de la casa o bien ocultas, contenidas entre muros.
Puede haber una o dos: la principal y la de servicio, según los requerimientos

desniveles. Los materiales son diversos: concreto, madera, vidrio, metálicas

ninguna protección. Pareciera que la funcionalidad y el usuario quedaban re-


IV Reseña de Arquitectura zagados, ante un afán estético que no tomaba en cuenta la habitabilidad de la
Mexicana, México: Funda- vivienda y sí el protagonismo del diseño arquitectónico.
ción Casa del Arquitecto,
1999 Las circulaciones es otro tema de experimentación. Estos componentes de
-
Enlace núm. 5, año 6, tieron además en ingeniosos y agradables, iluminados intensamente o a me-
mayo de 1996 dia luz, con cambios de nivel, con vegetación o con accidentes que acogen un

235
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

cuadro o una escultura. Se traducen en largos pasillos, puentes o líneas que-


bradizas que van conectando las habitaciones, en donde el factor sorpresa es

en la composición de la casa, cuando se desplantaba sola y hacia la calle. Como


se mencionó, por la inseguridad, la casa se proyectó para que viviera hacia el
interior, ya no disfrutaba de la calle, ni de las vistas, ni de los parques. De ahí

con escasas aberturas o detalles que llamen la atención. En estos casos, el jue-
go interesante de fachadas era hacia la parte posterior o hacia el patio o jardín.
En efecto, se recuperó el patio, de cualquier forma y tamaño, en donde un árbol
podía ser el protagonista, un espejo de agua, o bien presentarse solitario, en
silencio, limitado por altos muros. Cuando la casa se localizaba en un terreno
muy amplio o en un conjunto de casas, las posibilidades de diseño eran vastas.
Si la aparición de los grandes cristales, a mediados de siglo, permitió el acerca-
miento con la naturaleza, el adelanto en la tecnología de los materiales translúcidos
y su sujeción permitió cubrir amplias áreas al interior, algunas llenas de vegetación,
contenidas en jardineras o en macetas. Este espacio interno, lleno de luz y plantas,
se convirtió es un recurso muy socorrido, cuando el entorno no era favorable.
El agua era otro de los ingredientes recurrentes en las casas, si bien en los
años cincuenta y sesenta se comenzó a introducir en las casas –y Luis Barra-

exterior como al interior. El avance en las instalaciones permitió contenerla en


espejos silentes o en fuentes con pequeñas cascadas, chorros o borbotones,
que sumados a la vegetación, podían crear un pequeño oasis al interior.
Durante la época de la Arquitectura Internacional, la luz entraba a raudales
en las distintas habitaciones, lo mismo que el sol. Era una luz uniforme, por lo

través de los jardines interiores, y la iluminación cenital se utilizaba preferen-

décadas los efectos variados de la luz quizá fueron los elementos de mayor
relevancia y experimentación, porque penetraba a través de rendijas, domos o
grandes tragaluces estratégicamente ubicados, y tamizada tras vigas o varas de
madera, de metal o plafones con celosías de distintos materiales. Podía ser una

podía entrar a raudales o crear claroscuros y hasta penumbras. A propósito


de este elemento natural, se observó, como algo recurrente, los efectos de la
luz logrados por las uniones o intersecciones de las losas, ya que el juego de
desniveles en el interior de la casa, aun en terrenos planos fue muy habitual
para jerarquizar los espacios, experimentando con dobles alturas. De la misma
-
ciones, porque los adelantos técnicos y la variedad de lámparas y sistemas de
iluminación permitieron a los arquitectos diseñar otros efectos especiales: luz
alojada en nichos, en barandales, en el piso, o en cualquier otro lugar.

236
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

Albin Vasconcelos,
Elizondo Arquitectos, Casa
del Fresno, 1991-1992.
Archivo AVEA

Miguel Ángel Aragonés,


casa Avellanos, ca. 1995.
Enlace núm. 12, año 7,
diciembre de 1997, p. 70

Francisco Serrano Cacho,


casa Roqueta, Lomas de
Bezares, 1988. Archivo FSC.
Fotografía: Pedro Hiriart

237
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

El color en la arquitectura mexicana ha sido parte indisoluble de sus facha-


das y de sus espacios. Durante algunos años se presentó tímidamente, con
los tonos neutros del Movimiento Moderno, aunque –como se ha menciona-

fue decisivo. En este rumbo precedido por Luis Barragán, múltiples arquitectos
usaron y abusaron del color. Tonos vibrantes aparecieron por toda la ciudad
-
ron los muros de innumerables casas construidas o no por arquitectos. Duran-

asimilaron la importancia y la trascendencia que implicaba introducir en las vi-


Martín L. Gutiérrez
viendas colores que nunca antes habían formado parte de las estancias o las Martínez, Martín Gutiérrez
Guzmán, Gerardo Gutiérrez
Guzmán (Gutiérrez
Arquitectos), casa C+GA,
lograron una originalidad en sus propuestas. 1989. Archivo GA. Fotografía:
Por otra parte, en la década de los noventa aproximadamente coexistió una Georgina Gutiérrez Guzmán

la combinación de éste con la luz que inundaba las atmósferas domésticas du- Cherem y Cherem
rante el día ofrecía tonalidades particulares a cada habitación. Ingenieros y Arquitecto,
La Herradura, Estado de
A lo largo de esas décadas, la gama de materiales constructivos y de acaba- México, 2000. Enlace núm. 1,
dos se convirtió en un reto para los constructores, ya que para conocerlos era año 12, enero 2002, p. 63

238
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

Luis Barragán, casa


Gilardi, General León núm. necesario estar pendiente de las ferias o exposiciones de la construcción y de
84, San Miguel Chapultepec,
1976. Fotografía: Lourdes armado, el tabique y el vidrio continuaron siendo los materiales constructivos por
Cruz
excelencia de la casa habitación, ampliándose la gama de sistemas constructivos
Antonio Attolini, comedor,
Lerma, Estado de México, plástico y sus derivados aparecieron en las casas a la par de los adobes, tepeta-
1995. Fotografía: Alberto -
Moreno Guzmán les tradicionales y naturales, con los industriales. No había una única regla, sino
que dependía de las preferencias del cliente y de las habilidades del arquitecto.
Las posibilidades del concreto armado fue un tema muy explorado. Poco
a poco aparecieron casas en donde el motivo de su creación se traducía en
la audacia constructiva de sus formas, en donde el vidrio tenía una presen-
cia innovadora por las nuevas técnicas de sujeción, o por estar “a hueso”, sin
manguetería. Este material, además de utilizarse en las ventanas, comenzó a

formales son una veta que se sigue explorando.

hacia las vanguardias internacionales y una introspección de los valores cultura-

239
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

les tradicionales. Aunque existieron ejemplos que lograron equilibrar el péndulo Antonio Attolini, estancia,
San Jerónimo, 1993.
que, hasta el momento, no se ha desplazado sensiblemente hacia algún bando. Fotografía: Alberto Moreno
Uno de los caminos que tuvo gran aceptación entre un nutrido grupo de Guzmán
arquitectos y de un sector de la sociedad, es aquel que se preocupó por el
rescate y revaloración de la arquitectura vernácula, el pasado colonial y las Carlos Mijares Bracho, Las
Águilas, 1966-1970. Archivo
tradiciones populares. Marcado principalmente por Luis Barragán, retoma la de Arquitectos Mexicanos,
preocupación por el clima y las orientaciones, los materiales y técnicas de cons- fondo Carlos Mijares, Facul-
trucción locales en concordancia con los adelantos tecnológicos, y trasciende tad de Arquitectura, UNAM
lo simplemente vernáculo o histórico. Este movimiento que se dio en México,

Artigas Arquitectos,
fraccionamiento Rancho
San Francisco, San Bartolo
Ameyalco, ca. 1985. Enlace
núm. 10, año 3, octubre de
1993, p. 78

240
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

Latinoamérica y numerosos países, se ha denominado, entre otros términos,


Regionalismo36, mismo que tuvo gran aceptación porque propuso una alterna-
tiva viable y valedera ante los modelos extranjeros. Esta tendencia tuvo varias
expresiones formales que se tocaban y entrelazaban con características comu-
nes tanto espaciales y formales, así como por el empleo de los materiales. La
arquitectura “emocional” y el Regionalismo señalaron un camino el cual siguie-
ron numerosos arquitectos, unos por convicción, otros como una moda pasa-
jera. Dentro de este rumbo, algunos elementos fueron constantes y repetitivos,
como el patio en donde el color es un elemento que compone y pinta la atmós-

tradicionales que sugieren calidez.


Numerosos arquitectos transitaron por este camino. Afortunadamente
existieron varios que no sólo asimilaron el mensaje, sino que brillaron con luz
propia, aportando gestos particulares de gran calidad, como el despacho de
Ricardo Legorreta, quien construyó decenas de casas, en las que su preocupa-
ción residió en entregar a los clientes espacios en los que se despierte la emo-
ción y los sentidos. Sus residencias se distinguieron por su habitabilidad, por los
rincones y espacios íntimos, características que compartió con Antonio Attoli-
ni.37 Este arquitecto sobresalió además por sus interiores “hechos a mano”, en

interiores blancos se diferenciaban por el juego de la luz durante el día, a través


de aberturas laterales y luz cenital. También, los arquitectos Andrés Casillas,
Javier Sordo Madaleno y Javier de Yturbe despuntaron por la interpretación de
la arquitectura emocional. Por su parte, el taller de Bosco Gutiérrez Cortina y
Fernando Cárdenas, en los inicios de su trayectoria profesional realizaron casas
interesantes dentro de este camino. Y con una marcada personalidad, la obra

transportó a sus casas donde el color blanco era el predominante.38


Otros arquitectos tomaron de la arquitectura emocional la presencia del
color, la luz y el predominio de muro sobre el vano, pero sustituyeron la aus-
teridad por ambientes más cálidos y decorados con materiales como el adobe
aparente, aplanados con cal, maderas, hierro forjado y diversas piedras. Los
espacios se volvieron poliangulares, con la presencia constante de techos incli-
nados soportados por gruesas columnas y vigas de madera, acompañados de
colores más apagados y terrosos. Igualmente combinaban materiales tradicio-
nales con el concreto, el acero, los paneles de vidrio templado, y adoptaron los

citadino, como una fuerte demanda de los usuarios, llevó a un nutrido grupo de
arquitectos a realizar este tipo de casas. En este sentido sobresalió el trabajo de
Manuel Mestre, el despacho de Francisco Artigas Arquitectos y Xavier Almanza,
por nombrar algunos.
La imaginación es un ingrediente que particularmente en la vivienda nunca
se agota y en México algunos arquitectos fueron testimonio de ello, como Agus-

241
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

tín Hernández, cuyas formas arquitectónicas podían transmutar de lo escultó- Manuel González Rul,
Monte Ararat y Sierra
Gorda, Lomas de Chapul-
originalidad y por el dominio de la geometría. Igualmente Fernando Jackson y tepec, 1970. Calli núm. 61,
Manuel González Rul sobresalieron por la originalidad de sus fachadas, alejadas abril-mayo 1973, p. 24
-
Agustín Hernández,
tantes aportaciones a la casa habitación con estructuras de madera laminada casa de Amalia Hernández,
como una forma distinta de contener el espacio. Acueducto núm. 10, Lomas
Las posibilidades del concreto armado también fueron motivo de experi- de Santa Fe, 1971. Archivo
Fotográfico, Instituto de
Investigaciones Estéticas,
Zabludovsky, Teodoro González de León y Francisco Serrano.39 De igual forma, UNAM
el tabique aparente ha sido utilizado con frecuencia por los arquitectos, enca-
bezando la lista Carlos Mijares, quien sobresalió por el dominio estructural y
expresivo de este material.
El trabajo realizado por generaciones más jóvenes fue fértil y enriquece-
dor. Sin conformar un grupo homogéneo, varios lograron reconocimiento por
su calidad. Algunos consiguieron un equilibrio entre tradición y modernidad,
expresado en los materiales, como el tabique aparente, y en la recuperación

de Nuño Mac Gregor De Buen Arquitectos, al igual que el grupo que formaron
Enrique Albin, Fernando Vasconcelos y Alejandro Elizondo. Otros despuntaron
por una sobria racionalidad, alejada de nacionalismos, plena de referencias,
preocupada por la expresividad de los materiales industriales y por el compor-
tamiento de los elementos estructurales, que en cada proyecto se manifesta-
ron de manera particular, como en las obras de Enrique Norten y Bernardo

242
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

Albin, Vasconcelos, Eli-


zondo Arquitectos, Casa del
Fresno, 1992. Archivo AVEA

que en ocasiones el impacto visual en estas casas estuvo por encima de su


habitabilidad.
En la década de los noventa el Minimalismo apareció en algunas casas, pero
-

deriva del término anglosajón, minimal, y se acompaña de adjetivos como auste-


ro, sencillo o sobrio, pero también abstracción, geometría elemental, austeridad
y monocromatismo. Para varios, el arquitecto Mies van der Rohe fue uno de los
más rigurosos minimalistas, porque para él la sencillez de las construcciones era
la opción, más que una limitación. Pareciera que algunos preceptos del Movi-
miento Moderno continuaban vigentes: “Abstracción, geometría elemental rectilí-
nea, estandarización industrial, precisión en los acabados, literalidad en el uso de
los materiales, austeridad y ausencia de ornamento son características comunes
al minimalismo escultórico y al ideario del movimiento moderno arquitectóni-
co.”41 Frente al Movimiento Moderno, el Minimalismo no rechaza la decoración
sino que la evita absorbiéndola, no asocia la verdad a la estructura, como lo hacía
Mies van der Rohe, pero sí tiende al desnudo de las partes e incluso favorece la
esencialidad de los elementos estructurales. Las fachadas se traducen en volú-
menes muy geométricos, en ocasiones translúcidos, en donde el vidrio juega un
-
da de la pureza y la reducción de los componentes. Se busca la precisión en la
ejecución, lo que implica un costo mayor.
En la casa habitación el interior se convierte en la ausencia de ornamento,
de mobiliario innecesario, en la reducción de marcos de puertas y ventanas a

243
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

milímetros, y en un gusto por la precisión extrema en los acabados. Se evita lo


irrelevante, se aprende a elegir, por lo que se pasa por una selección y la bús-

distracciones se convierte en el auténtico protagonista, un espacio minimalista


exige partir de cero. “Los espacios domésticos reducidos a la esencialidad que
propone el minimalismo no tienen un programa social, sino personal, indivi-
dualizado y hecho a la medida de cada individuo.”42 Una casa minimalista no
se hace paulatinamente, nace así. Debe partir de una forma voluntaria, no im-
puesta, de vivir, alejada de la memoria del pasado, porque no hay nada que lo

cliente estaba convencido de esta forma de vida, o simplemente porque le pro-


porcionaba un sello particular de status social? ¿Estaba convencido de renun-
ciar a los objetos, cuadros o fotos que formaban parte de su pasado? Una casa

familiares a los símbolos de religiosidad y de cultura, una casa incluye objetos


que transmiten y rememoran creencias, acciones, preferencias y conocimien-
tos que cada generación lega a sus sucesores.”43 Tal vez, lo que propone una
casa minimalista, cerrada y callada por fuera, es vivir el presente intensamente
alejado de los bienes materiales, en comunión con el espíritu. Una forma de
vida que muy pocos alcanzan.

Desde la última década del siglo XX, fue inminente que distintas formas de ha-
bitar la casa habitación o nuevos comportamientos cotidianos estaban modi-

largo del libro, otro factor comenzó a incidir: la preocupación por el cuidado del
medio ambiente.
Se ha dicho que, ante el deterioro del planeta y los múltiples desastres que
aquejan a la humanidad como la falta de agua, la crisis energética, el efecto inver-
nadero que está calentando la tierra, la lluvia ácida producida por los óxidos de
nitrógeno, el problema de los residuos radioactivos o la pérdida de la biodiver-
sidad biológica, el hombre está tratando de remediar lo que él mismo propició.
Ante este panorama, desde hace varias décadas el concepto de la casa bio-
climática, la casa natural, ecológica, sustentable, solar o renovable, por citar
algunos nombres como comúnmente se le ha denominado, se ha desarrolla-

sobre todo, a las grandes ciudades.44 Al mismo tiempo, la casa inteligente, la


casa domótica o el hogar digital –términos que se suceden y entrelazan– surgió
como producto del desarrollo de la alta tecnología para ofrecer al ser humano
una mayor comodidad al interior de sus hogares, mediante la automatización
y vigilancia de sus equipos e instalaciones. Parecía que la casa bioclimática y
la inteligente tenían caminos distintos, pero comenzaron a enlazarse y aliarse
de una u otra forma para ofrecerle al ser humano un ahorro considerable de

244
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

Ingeniero R. Martínez,
casa autosuficiente, Ajusco,
1984. Archivo Fotográfico,
Facultad de Arquitectura,
UNAM

energía y de esfuerzo, que se traduce en dinero, confort y seguridad. Aunque,


cabe aclarar, el camino por recorrer todavía es muy largo.
Lamentablemente hablar de la existencia de casas bioclimáticas en la Ciu-
dad de México, es hablar de una minoría. Se necesita una mayor conciencia del
gobierno, de la sociedad y de los arquitectos o constructores en general para
que este tipo de vivienda se convierta en una práctica común. Por otra parte,
es necesario enfatizar –como ya se ha mencionado– que desde hace algunas
décadas, la vivienda para la sociedad, más que un lugar confortable para vivir,
representa un status social y económico. El ahorro energético y el aprovecha-
-
blecidos, porque se asociaba el ahorro con incomodidad y hasta con tener un
bajo nivel de vida. En épocas recientes esto está cambiando.
La arquitectura bioclimática tiene básicamente tres objetivos inseparables:
el bienestar del usuario, el ahorro de la energía y el agua, y la integración con el
entorno. No es un estilo arquitectónico más, sino una forma necesaria de cons-
truir que tiene como meta reconciliar la actividad transformadora del hombre
con la naturaleza. No se ajusta a los cánones estéticos dictados por la moda
-
mentos arquitectónicos, sin la necesidad de utilizar sistemas mecánicos com-
plejos, aunque no implica que no se puedan compatibilizar, al contrario, todo
indica que deberán interactuar.45 Esta forma de construir no es nueva, desde
siempre el hombre ha construido aprovechando el clima y las condiciones del

245
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

sólo recordar el bienestar que se experimenta en los claustros de los conventos

La casa ecológica evita el uso de calefacción o aire acondicionado y por con-


secuencia propicia el ahorro considerable de energía. Aprovecha la energía solar,
no sólo buscando las orientaciones óptimas, sino mediante la utilización de sis-
temas mecánicos y eléctricos como los colectores solares, para calentar agua o
para calefacción, y paneles fotovoltaicos, para la obtención de la energía eléctrica.
De igual forma, además de la energía solar, considera el uso de las energías reno-
vables, aquellas limpias y que no se agotan, se renuevan, mediante el uso de los
pequeños generadores eólicos o hidráulicos, o la generación de metano a partir
de residuos orgánicos. Aprovecha el agua almacenándola para el suministro hi-
dráulico de la vivienda, utiliza atomizadores en regaderas y fregaderos, y tanques
“secos” en sanitarios o prototipos de excusados de bajo consumo de agua.
En los últimos años, numerosos ensayos de arquitectura bioclimática se han
hecho en todo el país, varios enfocados a la vivienda con la participación con-
junta del gobierno y de las universidades de las distintas localidades, e incluso
con algunas del extranjero. De manera particular, en los cuarenta, en la Ciudad
de México, el arquitecto Carlos Lazo Barreiro propuso conceptos totalmente
novedosos como la “arquitectura cósmica-atómica o la cueva civilizada”, una
arquitectura que permitía abatir costos, integrarse al paisaje y mantener con-
diciones internas de confort térmico. Algunos proyectos se han hecho desde
entonces, sobresaliendo las casas del arquitecto Javier Senosiain, quien parte
de las formas orgánicas de la naturaleza y explora distintos métodos construc-
tivos para llevar a cabo sus casas “adaptadas al cuerpo humano, semejantes al
claustro materno, a los refugios de los animales, al de los trogloditas que escul-
pieron bajo tierra, al iglú [...] No un regreso, sí una reconciliación meditada.”46

-
gente, ahora no. La casa automatizada cuenta con diversos equipos electró-

necesita que ésta esté preparada para recibir a la tecnología que va avanzan-

cualquier equipo y cuenta con un solo control que se puede operar de manera
intuitiva. El tamaño de la casa no importa, ni necesita ser lujosa, el cable estruc-
turado se puede colocar hasta en las casas de interés social, porque el costo
de la preparación incrementa un bajo porcentaje del costo total de la construc-
ción. Lo que eleva considerablemente el precio de la casa son todos los equipos
que se pueden ir colocando paulatinamente, y son los que hacen a la casa inte-
ligente, en apariencia, inaccesible a la inmensa mayoría de la población. La casa

para hacerle la vida fácil y sencilla, al menos, eso argumentan los especialistas.

246
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

Javier Senosian, Casa


Orgánica, Naucalpan, Vista
del Valle, Estado de México,
1984. Archivo JS

del entretenimiento, la casa puede contar con sonido ambiental general o parti-
-

seguridad ofrece circuito cerrado de televisión, alarmas contra incendio, humo,


Javier Senosian, interior, gas y calor. Alarmas contra intrusión, detector de movimientos, rayos infrarrojos.
Casa Orgánica, Vista del
Valle, Naucalpan, Estado de Cualquier monitor de televisión se puede conectar a internet para que desde
México, 1984. Archivo JS

247
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

cualquier parte del planeta se pueda supervisar y controlar la casa. En cuanto a


la iluminación, las posibilidades se amplían porque se puede programar la casa
con diversas modalidades de luz: de cortesía, gradual, amable. Iluminación de
cuadros, encendido de chimenea, de censor de movimiento, etcétera. Además
de programar las horas exactas de prendido y apagado de las distintas habita-
ciones. Por su parte, el área de la comunicación se presenta con una gama inte-

informados, ser más productivos con un ahorro considerable de tiempo, para lo


cual la casa inteligente permite red de cómputo, telefónica, de video, de satélites,
video-conferencias o radio-conferencias. La casa inteligente ofrece todo para que
múltiples actividades extradomésticas, ahora se efectúen en la casa habitación.
Lo que no permite son las relaciones personales en “vivo”, sino a distancia.
La casa inteligente facilita la automatización de las fuentes, persianas, ven-
tanas, cristales,
aparatos eléctricos. Los comandos de voz, sin botones, permitirán que se reco-
-
que detecta cuando el jardín está seco y necesita regarse, o cuando la fuente
está sucia y se limpia sola, o cuando el aire acondicionado deba prenderse para
evitar la humedad, etcétera. La intención es la comodidad, pero también el aho-
rro del agua, luz y gas, que estos sistemas permiten. Hasta la fecha el concepto
de casa inteligente está más ligado al estatus social y económico que genera
tener una propiedad así, que a una preocupación ecológica. Se esperaría que
47

Se avecinan cambios profundos en los modos de habitar la casa por el de-

hábitos del ocio, por los jóvenes y no tan jóvenes que no se independizan de

formas de convivencia, por la necesidad de cuidar nuestro planeta y por el dis-


frute de la vida privada individual que, por el momento, parece no tener marcha
atrás. Esto lleva a pensar, ¿cómo será la casa en los próximos años? Algunos

reducir sensiblemente, por una nueva jerarquía, al aumentar el número de me-


tros cuadrados de los dormitorios porque en ellos, cada vez más, transcurre el
día. Seguramente seguirá siendo el laboratorio para los arquitectos, en donde

diseños mejoren la calidad de vida, cuiden del planeta y ayuden a transformar


la ciudad en un lugar más amable y habitable. Se espera que sirvan de ejemplo
o fuente de inspiración, como lo fueron muchas durante el siglo pasado, para
aquellos que por diversas circunstancias no pueden realizar su casa de la mano

más feliz. ¿Será así?

248
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

Notas

1. Ignasi de Solá Morales, “Individualismo en la arquitectura contemporánea”, en Enlace, año 7,


núm. 12, diciembre de 1997, México, p. 86.
2. Alberto González Pozo, “Arquitectura mexicana del extremo bienestar”, en Arquitectura y So-
ciedad, año XXXVI, núm. 21, México, 1982, p. 39.
3. Javier Echeverría, Cosmopolitas domésticos, Barcelona: Anagrama, 1995, p. 82. También
para este tema se puede consultar del mismo autor Telépolis (Barcelona: Anagrama, 1994).
4. Véase William J. Mitchell, e-topia. Vida urbana Jim; pero no la que nosotros conocemos,
Barcelona: Gustavo Gili, 2001.
5. Néstor García Canclini, La globalización imaginada, México: Paidós, 2000, p. 165.
6. Existen numerosos libros sobre la complejidad de las relaciones familiares en México; en-
tre ellos se puede consultar: Historia de la familia. Antologías Universitarias, Pilar Gonzalbo
(comp.), México: Instituto Mora, Universidad Autónoma Metropolitana, 1993; La familia en la
ciudad de México. Presente, pasado y porvenir, Leticia Solís Pontón (coord.), México: De-
partamento del Distrito Federal, Miguel Ángel Porrúa Editorial, 1997; Imágenes de la familia
en el cambio de siglo, Marina Ariza y Orlandina de Oliveira (coords.), México: Instituto de
Investigaciones Sociales, UNAM, 2004.
7. Gilles Lipovetsky, La felicidad paradoja. Ensayo sobre la sociedad del hiperconsumo, Barce-
lona: Anagrama, 2007, p. 7.
8. Véase José Manuel Martínez Sánchez, El hombre posmoderno. Un enfoque humanísti-
co, 2008, disponible en: http://es.slideshare.net/jmjosnop/3-libro-el-hombre-posmoder-
no-jos-manuel-martnez-snchez [consultado el 9 de marzo de 2015].
9. Para conocer a profundidad el tema se puede consultar: Modernidad y Postmodernidad,
Josep Picó (comp.), Madrid: Alianza Editorial, 1988; David Harvey, The Condition of Postmo-
dernity, Cambridge: Basil Blackwell, 1989; El debate Modernidad/Posmodernidad, Nicolás
Casullo (comp.), Buenos Aires: Ediciones Cielo, 1993; Jean François Lyotard, La condición
postmoderna, México: Red Editorial Iberoamericana, 1993; Steven Connor, Cultura Postmo-
derna. Introducción a las teorías de la contemporaneidad, traducción de Amaya Bozal, Ma-
drid: Akal, 1996; Armando Roa, Modernidad y Posmodernidad. Coincidencias y diferencias
fundamentales, Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello, 1995; David Harvey, La condición
de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio cultural, Buenos Aires:
Amorrortu editores, 1998; La posmodernidad, Hal Foster (coord.), España: Kairós, 2002.
10. La imagen de la ciudad (1960), de Kevin Lynch; Intenciones en arquitectura (1963), de Chris-
tian Norberg-Schulz; Complejidad y contradicción en la arquitectura (1962), de Robert Ven-
turi; La arquitectura de la ciudad (1966), de Aldo Rossi; Territorio de la arquitectura (1966),
de Vittorio Gregotti; Ensayo sobre la síntesis de la forma (1969), Christopher Alexander; The
Architecture of Four Ecologies (1971), de Reyner Banham; El lenguaje de la arquitectura
posmoderna (1977), Charles Jencks.
11. Algunos libros que se refieren a lo sucedido en la arquitectura en esta etapa del siglo XX son:
Paolo Portoghesi, Después de la arquitectura moderna, Barcelona: Gustavo Gili, 1981; An-
tonio Fernández Alba, Antonio Toca et al., Más allá del Posmoderno, critica a la arquitectura
reciente, México: Gustavo Gili, 1981; Josep María Montaner, Después del movimiento mo-

249
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

derno. Arquitectura de la segunda mitad del siglo XX, Barcelona: Gustavo Gili, 1993; Enrique
Browne et al., Modernidad y Postmodernidad en América Latina. Estado del Debate, Bogotá:
Editorial Escala, 1995; Josep María Montaner, La modernidad superada. Arquitectura, arte y
pensamiento del siglo XX, Barcelona: Gustavo Gili, 1997.
Victoriano Sainz Gutiérrez, “Arquitectura y Posmodernidad. Los orígenes de un debate”, en
Laboratorio de Arte: Revista del Departamento de Historia del Arte, núm. 10, 1997, pp. 539-
546, disponible en https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/236805.pdf [consultado el 15
de febrero de 2016].
12. Véase Alberto González Pozo, “Los edificios Olímpicos. Un corte a la arquitectura mexicana
de los sesentas”, en Artes de México, número extraordinario, México, 1968; Instalaciones
Olímpicas. Secretaría de Obras Públicas, México: Secretaría de Obras Públicas, 1968.
13. Estos dos arquitectos realizaron en sociedad varios conjuntos habitacionales. De esta época
destacan el de Mixcoac-Lomas de Plateros (1969-1971) y la Patera (1970-1973), en la
Ciudad de México.
14. Los arquitectos que participaron en este proyecto fueron Manuel González Rul, Ramón Torres,
Héctor Velázquez, Agustín Hernández y Carlos Ortega.
15. Véase Enrique Yáñez, Hospitales de Seguridad Social, México: edición del autor, 1973.
16. Centro Comercial Plaza Satélite (1971), Centro Comercial Bosques de las Lomas (1974),
Centro Comercial Perisur (1980).
17. Secretaría de Relaciones Exteriores (1966) en Tlatelolco, de Pedro Ramírez Vázquez; el edi-
ficio del Capfce (1967), de Francisco Artigas; la Lotería Nacional (1969-1971), de David
Muñóz, Ramón Torres y Sergio Santacruz; y el edificio de Celanese Mexicana (1966-1968),
de Ricardo Legorreta.
18. Véase Louise Noelle, Agustín Hernández, arquitectura y pensamiento, México: Instituto de
Investigaciones Estéticas, UNAM, 1982; Agustín Hernández. Arquitecto, Graciela García Brin-
cas (ed.), México: Limusa, Fomento Cultural Banamex, 1998.
19. Manuel González Rul, México: Maya Gómez y Torres Palacio Editores, 1984.
20. En esa época, Luis Barragán había construido lo principal de su obra: Casa en Tacubaya
(1947), Casa Prieto López (1950), Casa Gálvez (1959-1955), Capilla de las Capuchinas
Sacramentarias (1959), Las Arboledas (1958-1961), Fraccionamiento Los Clubes (1963-
1964), Casa Egerstrom (1967-1968).
21. Véase Paul Heyer, Mexican Architecture. The work of Abraham Zabludovsky and Teodo-
ro González de León, Nueva York: Walker and Co., 1978; Louise Noelle y William Curtis,
Teodoro González de León, la voluntad del creador, Bogotá: SOMOSUR, 1993; Ensambles
y excavaciones. La obra de Teodoro González de León 1968-1996, México: INBA, Colegio
Nacional, 1996; Paul Heyer, Abraham Zabludovsky Architect, Nueva York: Princenton Archi-
tectural Press, 1993; William Curtis et al., Teodoro González de León. Obra reunida, México:
Arquine + RM, 2010.
22. Véase Rodolfo Santamaría y Sergio Palleroni, Carlos Mijares, tiempo y otras construcciones,
Bogotá: Colección Somosur, Escala, 1989; Malena Mijares, Javier Carral et al., Carlos Mijares
Bracho. Arquitecto, Artes de México, núm. 106, México, junio de 2012.
23. Véase de Francisco Covarrubias Gaitán (ed.), INFONAVIT XV años de servir a los trabajadores;
México: consorcio Editorial, 1988.

250
La casa impredecible: la emancipación de las reglas (1965-2000)

24. Esta obra fue proyectada por Reynaldo Pérez Rayón, Juan A. Vargas, Juan Polo, Héctor He-
rrera y Leopoldo Márquez, los edificios están realizados a base de precolados y se conectan
por puentes.
25. Véase Juan Benito Artigas, Centro Cultural Universitario: Visita guiada en torno de su arqui-
tectura, México: UNAM, 1994.
26. Los arquitectos encargados de esta obra fueron Pedro Ramírez Vázquez, José Luis Benlliure,
Alejandro Schoenhofer, Gabriel Chávez de la Mora y Javier García Lascuráin.
27. Una visión más amplia de lo acontecido en la arquitectura mexicana de finales de los setenta
se puede consultar en: Carlos G. Mijares Bracho, “Arquitectura de nuestro tiempo”, y Pedro
de la Mora y Palomar, “Panorámica de la arquitectura de la década 1970-1980”, en 40 siglos
de Arte Mexicano. Arte Moderno y Contemporáneo, Tomo II, México: Editorial Herrero, 1981;
Enrique De Anda Alanís, Carlos González Lobo et al., Ciudad de México. Arquitectura 1921-
1970, México: Junta de Andalucía, Gobierno del Distrito Federal, 2001.
28. Por este motivo se construyó la torre de Pemex (1982), de Pedro Moctezuma, como emblema
de “nuestra riqueza.”
29. Miguel Basáñez, El pulso de los sexenios. 20 años de crisis en México, México: Siglo XXI

Editores, 1991.
30. Véase Antonio Toca y Aníbal Figueroa, México: nueva arquitectura, México: Gustavo Gili,
1991; Louise Noelle y Carlos Tejeda, Catálogo Guía de arquitectura contemporánea. Ciudad
de México, México: Fomento Cultural Banamex, 1993; Miquel Adriá et al., México 90’s. Una
arquitectura contemporánea, México: Gustavo Gili, 1996; 6 años de arquitectura en México,
1988-1994, Mario Melgar Adalid (coord.), México: UNAM, CNCA, 1994.
31. Para conocer la variedad de expresiones de finales del siglo XX en el país, véase Alejandro
Aguilera (dd.), Mexican Architectures, México: Coedimex, 2000; y para conocer una visión de
lo sucedido desde fin de siglo hasta épocas recientes, véase Gustavo López Padilla, Arqui-
tectura Mexicana Contemporánea. Crítica y Reflexiones, México: Editorial Designio, 2008;
Nueva Arquitectura Mexicana. Tendencias entre siglos, México: Editorial Designio, 2011;
El relevo generacional. Arquitectura Mexicana Contemporánea, México: Editorial Designio,
2014.
32. Entrevista de Mario Schjetnan Garduño a Luis Barragán, revista Artes de México, núm. 23,
México, 1994, p. 77.
33. Ángela Giglia, “Crisis del espacio público y nueva segregación urbana”, en Espacio público
y reconstrucción de ciudadanía, P. Ramírez Kuri (coord.), México: FLACSO, Porrúa, 2003, pp.
5-6.
34. Iñaki Ábalos, La buena vida. Visita guiada a las casas de la modernidad, Barcelona: Gustavo
Gili, 2000, p. 124.
35. Entrevista de la autora al arquitecto Antonio Attolini, el 15 de julio del 2001.
36. Algunos textos sobre el Regionalismo están compilados en: Regionalismo. Cuadernos de
Arquitectura, núm. 10, Louise Noelle (ed.), México: CONACULTA, INBA, 2003.
37. Véase Louise Noelle, Ricardo Legorreta. Tradición y Modernidad, México: UNAM, 1989; The
Architecture of Ricardo Legorreta, Wayne Attoe (ed.), Austin: University of Austin Press,
1990; La arquitectura de Ricardo Legorreta, México: Noriega-Limusa, 1991; Legorreta Ar-
quitectos, Barcelona: Gustavo Gili, 1997; Ricardo Legorreta y Víctor Legorreta, Legorreta.
Arquitectura/Architecture, 2003-2010, México: Área Editores, 2010; Ernesto Alva, Alberto

251
La casa en la Ciudad de México en el siglo xx

Moreno Guzmán et al., Antonio Attolini Lack. Arquitecto, México: Academia Nacional de Ar-
quitectura, CONACULTA, 2009.
38. Se puede consultar el libro de Gutiérrez Cortina Arquitectos 1983-1993, Catálogo, México:
edición particular, 1993; Marie-Pierre Colle Corcuera, Sordo Madaleno: arquitectura en cua-
tro elementos, México: editorial Reverte, 1998; Miquel Adrià y David Leatherbarrow, Javier
Sordo Madaleno, México: Arquine, 2011.
39. Kenneth Frampton, Miquel Àdria et al. Francisco Serrano. Obra completa, México: Arquine,
2008.
40. Ten Arquitectos, México: Gustavo Gili, 1995; Kalach-Álvarez, México: Gustavo Gili, 1998.
Varias de estas casas se publicaron en las revistas A Arquitectura y Arquine.
41. Anatxu Zabalbeascoa y Javier Rodríguez Marcos, Minimalismos, Barcelona: Gustavo Gili,
2000, p. 70.
42. Ibídem, p. 124.
43. Javier Echeverría, Cosmopolitas..., op. cit., p. 53.
44. Existe numerosa bibliografía respecto a los diferentes conceptos sobre la arquitectura que se
ha preocupado por el cuidado y respeto por el medio ambiente. Se recomienda un análisis
acertado y sintético sobre el tema en: Gabriel Gómez Azpeitia et al., “El retorno a la naturale-
za: arquitectura y medio ambiente”, Capítulo 4, en Historia de la Arquitectura y el Urbanismo
Mexicanos. En la antesala del tercer milenio, Lourdes Cruz González Franco (coord.), México,
FCE, Facultad de Arquitectura, UNAM, 2015, pp. 143-175.
45. El término bioclimático o ecológico varía de acuerdo a las características de la construcción.
Para este estudio no se considera necesario hacer una diferenciación especializada, sino dar
un panorama de lo que este tipo de construcciones, en general, representan y ofrecen. Algu-
nas publicaciones en torno a este tema son: Francisco J. Serrano, Soleamiento, Climas y Edi-
ficaciones, México: UNAM, 1981; Fernando Tudela, Ecodiseño, México: Universidad Autónoma
Metropolitana-Xochimilco, 1982; Camilo Rodríguez Lledó, Guía de Bioconstrucción, Madrid:
Mandala Ediciones, 1999; David Pearson, El libro de la casa natural, Barcelona: Ediciones
Oasis, 1993; Ken Yeang, Proyectar con la naturaleza, Barcelona: Gustavo Gili, 1999; Víctor
Olgyay, Arquitectura y clima, Barcelona: Gustavo Gili, 1998; Brenda y Robert Vale, The New
Autonomous House, Londres: Thames Hudson Ltd, 2002; Edwards Brian, Guía básica de la
sostenibilidad, Barcelona: Gustavo Gili, 2004, por mencionar algunos.
46. Javier Senosiain Aguilar, Bio Arquitectura. En busca de un espacio, México: Limusa, 1998,
p. 166.
47. Los conceptos aquí planteados son extraídos de conferencias sobre la casa inteligente; re-
vistas como Enlace han publicado numerosos artículos sobre los avances en la tecnología,
los sistemas de cómputo y una gama interesante de materiales y accesorios para la casa del Xavier Monteys y Pere
nuevo milenio. Sobre este tema se puede consultar la página de internet del Instituto Nacional Fuertes, Casa collage. Un en-
de la Casa Inteligente: www.inci.org.mx. sayo sobre la arquitectura de
la casa, Barcelona: Gustavo
Gili, 2001

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276
La casa en la Ciudad
de México en el siglo xx

Un recorrido por sus espacios

editado por la Coordinación Editorial


de la Facultad de Arquitectura de la
se terminó de imprimir el 12 de diciembre 2016
en los talleres de Buena Onda, suiza núm. 14,
Col.Portales oriente, c.p. 03570
Con un tiraje de 1000 ejemplares
en papel bond 120 gr y portada rústica
se utilizaron las tipografías Roboto Slab 9pt y 18 pts,
Open Sans 9 pts y Akzidenz-Grotesk BQ Condensed
7.5 pts y 8 pts

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