Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Erich Fromm - La Fe Como Un Rasgo de Carácter
Erich Fromm - La Fe Como Un Rasgo de Carácter
EMERSON
¿Puede el hombre vivir sin fe? ¿Es que, acaso, la criatura no debe tener "fe en el pecho
de su madre"? ¿Es que, acaso, no debemos tener fe en nuestros semejantes, en aquellos que
amamos y en nosotros mismos? ¿Podemos vivir sin fe en la validez de ciertas normas de
nuestra vida? En verdad, sin fe el hombre se vuelve estéril, desesperado y medroso
hasta lo más profundo de su ser.
La investigación psicoanalítica acerca del mecanismo de las dudas compulsivas muestra que
son las expresiones racionalizadas de conflictos emocionales inconscientes, resultantes de una
falta de integración de la personalidad total y de un sentimiento intenso de impotencia y
desamparo. Únicamente reconociendo las raíces de la duda puede vencerse la parálisis de la
voluntad que resulta de la experiencia interior de impotencia. Cuando no se ha logrado tal
conocimiento el individuo puede hallar soluciones sustitutivas, las cuales, aunque
3
La forma típica de la duda contemporánea no es, sin embargo, la duda de carácter activo que
acabamos de describir, sino, al contrario, una actitud de indiferencia en la cual todo es
posible y nada es cierto. Un número creciente de individuos se siente desconcertado y
confundido acerca de todo, ya sea el trabajo, la política o la moral y, lo que es peor, cree que
esta confusión constituye un estado normal de la mente. Se sienten aislados, aturdidos e
impotentes; no experimentan la vida en función de sus propios pensamientos, emociones y
percepciones sensorias, sino en función de las vivencias que se supone deben tener. En estas
personas autómatas, no obstante que la duda activa ha desaparecido, su lugar ha sido ocupado
por la indiferencia y el relativismo.
En contraste con la duda irracional, la duda racional pone en tela de juicio presunciones cuya
validez depende de la creencia en alguna autoridad y no de la propia experiencia. Esta duda
tiene una función importante en el desarrollo de la personalidad. El niño acepta primeramente
todas las ideas de la autoridad indiscutible de sus progenitores. Durante el proceso de
emancipación de la autoridad de éstos, al desarrollar su propio Yo, adquiere la capacidad de
criticar. Durante el proceso del desarrollo, el niño llega a dudar de las leyendas que
previamente había aceptado sin objeción, y el aumento de su capacidad de discernimiento es
directamente proporcional a su independización respecto de la autoridad paterna, así como a
su transformación en adulto.
Históricamente, la duda racional es una de las fuentes principales del pensamiento moderno, y
tanto la filosofía como las ciencias modernas han recibido a través de ella sus impulsos más
fecundos. También en este caso, como en el desarrollo personal, la aparición de la duda
racional se vinculó con la emancipación creciente de la autoridad de la Iglesia y del Estado.
Con respecto a la fe, estableceré la misma distinción que hice con referencia a la duda, la
distinción entre fe racional y fe irracional. Entiendo por fe irracional la creencia en una
persona, idea o símbolo que no es el resultado de la propia experiencia, sino que se basa en la
sumisión emotiva del individuo a una autoridad irracional.
Antes de proseguir debemos analizar la conexión existente entre la sumisión y los procesos
intelectuales y emocionales. Es por demás evidente que una persona que se desprende de su
independencia interior y se somete a una autoridad, tiende a sustituir su propia experiencia
por la de la autoridad. El ejemplo más impresionante lo proporciona la situación hipnótica, en
la cual una persona se entrega a la autoridad de otra y está dispuesta -en el estado de sueño
hipnótico- a pensar y a sentir aquello que el hipnotizador "le hace" pensar y sentir. Aún
después de haber sido despertada del sueño hipnótico se atendrá a las sugestiones que le
hiciera el hipnotizador, aunque piense que se atiene a su propio discernimiento e iniciativa. Si
el hipnotizador, por ejemplo, hizo la sugestión de que a una hora determinada el sujeto sentirá
frío y deberá ponerse su abrigo, éste experimentará en la situación posthipnótica la sensación
sugerida y obrará de acuerdo con ella, estando convencido de que sus sensaciones y acciones
se basan en la realidad y que son determinadas por su propia voluntad y convicción.
En tanto que la situación hipnótica constituye el experimento más concluyente para demostrar
la relación mutua entre la sumisión a una autoridad y los procesos del pensamiento, existe
una cantidad de situaciones relativamente triviales que revelan el mismo mecanismo. La
reacción de ciertos individuos frente a un conductor de masas dotado de un fuerte poder
4
La sentencia "Credo quia absurdum est" 65 -"Creo porque es absurdo"- es de plena validez
psicológica para la fe irracional. Si alguien emite una opinión que es racionalmente correcta,
no hace sino lo que en principio puede hacer cualquier otra persona. Sin embargo, si se
atreve a emitir un juicio que es racionalmente absurdo, demuestra, por ese mismo hecho,
haber trascendido la facultad del sentido común y, por consiguiente, poseer un poder mágico
que lo coloca por encima de la mayoría.
64
Adolf Hitler, Mi lucha.
65
Una versión popular, aunque algo deformada, de una sentencia de Tertuliano.
5
de prometer algo, y puesto que el hombre, tal como lo señalara Nietzsche, puede ser definido
por su capacidad para prometer, es ésta una condición de la existencia humana.
Otro significado del tener fe se refiere a la fe que tenemos en las potencialidades de otros, de
nosotros mismos y de la humanidad. La forma más rudimentaria en que se manifiesta esta fe
es aquella que la madre deposita en su hijo recién nacido: que éste vivirá, crecerá, caminará y
hablará. Sin embargo, el desarrollo del niño en este aspecto se efectúa con tal regularidad que
las esperanzas puestas en él no parecen necesitar de la fe. Es diferente lo que acontece con
aquellas potencialidades que pueden fallar en su desarrollo: las potencialidades del niño para
amar, para ser feliz, para hacer uso de su razón y las potencialidades más específicas, tales
como los dones artísticos. Ellas son semillas que crecen y llegan a manifestarse cuando cuen-
tan con las condiciones apropiadas para su desarrollo, y que pueden malograrse en caso de no
existir dichas condiciones. Una de las más importantes de estas condiciones consiste en que
las personas que juegan un papel significativo en la vida del niño tengan fe en estas
potencialidades. En la presencia de esta fe radica la diferencia entre educación y
manipulación. La educación es identificable con la ayuda que se preste al niño para realizar
sus potencialidades 66. Lo opuesto a la educación es la manipulación, la cual se basa en la
ausencia de fe en el crecimiento de esas potencialidades, y en la convicción de que el niño
será correcto solamente si los adultos le inculcan lo que es deseable y anulan o extirpan lo que
parece ser indeseable. El "robot" no necesita fe, puesto que en él no hay vida.
66
La raíz de la palabra educación es e-ducere, literalmente, conducir hacia adelante o
extraer algo que está potencialmente presente. Educación, en este sentido, es igual a
existencia, que significa literalmente poner afuera, haber emergido del estado de potencia-
lidad para ser realidad manifiesta.
7
Al comienzo de esta exposición establecí la diferencia entre la fe como una actitud, como
un rasgo de carácter, y la fe como la creencia en ciertas ideas o individuos. Hasta aquí nos
hemos ocupado solamente de la fe en el primer sentido, y surge ahora por sí misma la
cuestión de si existe alguna conexión entre la fe como un rasgo de carácter y los objetos en
los que se tiene fe. De nuestro análisis de la fe racional como opuesta a la fe irracional se
desprende la existencia de tal conexión. Dado que la fe racional se basa en nuestra propia
experiencia productiva, nada que trascienda la experiencia humana puede ser su objeto. A
más de esto, se desprende también que no podemos hablar de fe racional cuando una
persona cree en las ideas de amor, de razón y de justicia no como un resultado de su
propia experiencia, sino tan sólo porque tal creencia le ha sido enseñada. La fe religiosa
puede ser tanto de una como de otra clase. Sobre todo algunas sectas que no compartieron
el poder de la Iglesia y algunas corrientes místicas de religiones que se pronuncian a favor
del propio poder del hombre para amar y su semejanza con Dios, conservaron y cultivaron
la actitud de la fe racional en el simbolismo religioso. Lo que vale pare las religiones rige
también para la fe en su forma secular, particularmente en las ideas políticas y sociales.
Las ideas de libertad o democracia se deterioran hasta el punto de no ser ya otra cosa que
una fe irracional cuando no están basadas en la experiencia productiva de cada individuo,
sino que le son presentadas a éste por partidos políticos o Estados que le obligan a creer
en ellas. Es mucho menor la diferencia que existe entre una fe mística en Dios y la fe
racional de un ateo en la humanidad, que entre la fe del primero y la de un calvinista cuya
fe en Dios radica en la convicción de su propia impotencia y en su temor al poder de Dios .
El hombre no puede vivir sin fe. El problema decisivo para nuestra propia generación y la
venidera consiste en si esta fe será una fe irracional en los líderes, en las máquinas y en el
éxito, o la fe racional en el hombre, basada en la experiencia de nuestra propia actividad
productiva.