Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Institución Universitaria
EDUCACIÓN VIRTUAL
Institución Universitaria
EDUCACIÓN VIRTUAL
CONTENIDO
LA OPOSICIÓN ENTRE EL TIEMPO DE OCIO Y EL TIEMPO DE TRABAJO .................. 3
UN EXTRAÑO TIEMPO DE SEMI LIBERTAD ....................................................................... 6
CRÍTICA DEL TIEMPO SEMILIBRE ...................................................................................... 11
CONCLUSIONES .................................................................................................................... 14
Politécnico Grancolombiano
Institución Universitaria
EDUCACIÓN VIRTUAL
En principio y desde el punto de vista del tiempo, hay que reconocer que ocio y
trabajo aparecen como dos polos opuestos, y así ha podido verse a través de los
diferentes tipos históricos: cuando se trabaja no se está ocioso y viceversa . Pero
es esa polaridad una necesaria constante histórica, inherente a la realidad social y
personal, o es más bien producto ya de una particular concepción teórica, ya de
una específica situación práctica del trabajo y del ocio, de tal forma que para
tener este último hay que negarle tiempo a aquél.
Quede claro que ahora no planteo una cuestión práctica, sino teórica, o si se
quiere decir de otro modo, que no se trata de ver si aquella oposición responde a
algún tipo concreto de ocio, sino si tiene un carácter contingente o necesario
atendiendo a lo que el tiempo, el trabajo y el ocio representan para los hombres.
Y desde esta perspectiva suprahistórica no faltan, en verdad, argumentos en pro
de la oposicion entre el tiempo de trabajo y el del ocio.
Las consideraciones que puedan alegarse proceden de los más diversos campos:
el doctor Zbinden, con base en la psicología y la fisiología, señala que el ritmo
vital humano puede resumirse en dos situaciones clave: el ansia de trabajo y el
ansia de diversión añadiendo que entre ambas se abre el abismo de la vaciedad y
del tedio, o bien Jennings descubrió en sus investigaciones sociométricas que las
preferencias interpersonales en las situaciones lúdicas son diferentes a las del
trabajo. Ciampi, basándose en la natuarlza de las cosas, afirma que tiempo de
trabajo y tiempo libre son como lo blanco y lo negro, el día y la noche; términos
irreversibles de una realidad que responde a las exigencias naturales de los
individuos y de la colectividad organizada.
Para los que así operan es tiempo libre, tautológicamente, el tiempo que queda
libre de las necesidades y obligaciones cotidianas, es decir, el empleado en
actividades no obligatorias sean o no económicamente productivas. La crítica que
hace el marxismo a aquella oposición se basa precisamente en la naturaleza de
esta nueva alternativa. Argumenta que la contraposición entre el trabajo y el ocio
es falsa si se le toma en términos absolutos, pero no lo es dialécticamente,
porque responde a una contradicción social, consustancial al capitalismo.
Los semiocios han sido tipificados por el propio sociólogo frances en cuatro
clases de actividades “desde el punto de vista del trabajo profesional y del
doméstico”
4. Los trabajos de ocio, hechos para sí, para la familia, los amigos, las
sociedades, por ejemplo la decoración, el armar modelos reducidos de
barcos y aviones, entre otros.
A estas cuatro clases de actividades semiociosas debe añadirse un quinto tipo que
consiste en: las distracciones rituales, más o menos ligadas a las demás
obligaciones familiares o sociales, o sea, los actos mundanos y festividades.
El tiempo libre está integrado, según esto, por los ocios y los semiocios. En
resumen, la visión dumazediana de las actividades del hombre puede sintetizarse
como sigue:
La categoría de los semiocios ha sido admitida por muchos autores, sobre todo
por los europeos; pero otros lo aceptan, una vez establecidos ciertos matices. Tal
hacen, por ejemplo, G. Friedmann y F Govaerts. El primero, aceptando que el ocio
se opone a las necesidades y obligaciones, y que éstas no dependen sólo del
trabajo profesional fuera del cual existen numerosas variables como dice
Dumazedier. Considera que el tiempo fuera del trabajo no siempre es libre que
muchas obligaciones no laborales como son las de orden doméstico, educativo
etc. no son constitutivas del mismo-. Es más, si por un lado, junto con la
industrialización adviene “el hombre de después del trabajo” por el otro, el
bricolage para los demás, el trabajo negro y el doble empleo representan “la
infiltración del trabajo después del trabajo”
a. Porque el uso restringido del término ocio en el sociólogo francés choca con el
general que tal palabra recibe en la vida cotidiana, y deja sin identificar la zona
total de tiempo libre; b. Porque los semiocios no son actividades identificadas, a
no ser como demandas o como obligaciones reconocidas del individuo. A los
semiocios puntulaiza Anderson, ni siquiera se les puede nombrar como el mismo
había hecho, con la expresión de “no trabajo”. Lo mejor es emplear el termino
inglés choring tomando el sentido amplio para referirse al tiempo empleado en
atender las obligaciones familiares y sociales y reservar el de recreación, para
designar el tiempo dedicado al descanso, la diversión y el desenvolvimiento
personal.
Otro autor que también rechaza la categoría, se refiere a actividades sin ningún
elemento sustancial de libertad, a pesar que contiene cierta alusión a un tiempo
incondicionalmente ocupado, refiriéndose concretamente a las necesidades
domésticas, desde la preparación de la comida hasta la limpieza de la vivienda,
explica que si las inversiones de tiempo que dichas necesidades suponen se
toman en todo su volumen como magnitudes absolutas de tiempo, cualquiera que
sea el momento en que se realicen, son estrictamente necesarias, ya que no
dependen por completo del deseo ni de la elección del interesado. No son, pues,
libres, aunque pueden ser realizadas en cualquier tiempo o no realizarse en
absoluto. Estas necesidades y otras que implican gastos necesarios o
imprescindibles de tiempo – tales como los desplazamientos desde la casa al
lugar de trabajo, el de ir e compras, el cuidar de los niños o el atender las
necesidades fisiológicas- forman parte del tiempo no dedicado al trabajo, siendo
constitutivas de un timepo obligatoriamente ocupado y no, por lo tanto, de un
tiempo libre. Este último sólo es aquella parte que queda del tiempo después de
cumplir todo género de obligaciones ineludibles.
Por su parte, Grushin, obrando con mayor cautela, no propone ninguna categoría
específica. Ahora bien, estos tres localizan un sector intermedio que no es de
trabajo pero que tampoco lo es de ocio (Dumazedier) de recreación (Anderson) o
de libre actividad (Grusin) un sector cuya naturaleza discuten. Si para los dos
primeros constituye tiempo libre, no lo es para el último.
Pero el debate no termina aquí. Al menos hay que contar con la opinión de un
cuarto investigador importante, el inglés Stanley Parker, la cual se debe a un
nuevo intento teórico de resolver esta embarazosa cuestión. Como Grushin, cree
él que el sector que comentamos tampoco forma parte del tiempo libre, pero su
exposición ofrece aspectos nuevos del problema.
Parker no parte del par polar trabajo-no trabajo- ni tampoco del par a si mismo
polar obligación-libertad, sino de ambas a la vez. El primero se refiere a la
variable tiempo y el segundo a la variable actividad, y las correlaciona entre sí del
modo que muestra el siguiente cuadro de doble entrada
Como es visible, resultan no cuatro – como eran de esperar- sino seis tipos
diferentes de tiempo actividad, debido a que se introduce una zona intermedia en
el continuum obligación-libertad a diferencia de otro par cuya oposición es total.
Esta zona, integrada por obligaciones (las derivadas del trabajo y las del no
trabajo en, las que entran, según señala el propio Parker, los semiloisirs de
Dumazedier) no constituyen ni ocio en el trabajo ni ocio a secas.
Así, diferenciando más o menos del trabajo y del ocio, aparece en todos los
autores examinados en el presente apartado, un campo de actividades
intermedias. Excepto en el caso de Parker, en que persiste la dicotomización, en
su aspecto temporal ese tercer campo puede ser designado con la expresión de
tiempo semilibre designación válida para cuantos introducen una cuña entre los
tiempos de trabajos y de ocio, o de obligación y de libertad. Con ese tiempo
semilibre intenta superar la dicotomía del tiempo social.
Hay, como he dicho, otro punto criticable, especialmente importante. Todos los
autores que aíslan una zona semilibre dentro del tiempo social simplifican tanto
la distribución real de ese tiempo que el mismo queda abstraído de un contenido
concreto
Otros intentos se han hecho, empero, que siguen una vía distinta a la del tiempo
semilibre para abarcar la totalidad del tiempo social y localizar en su seno un
tiempo libre o de ocio. Mencionaré tres que me parecen interesantes, cada uno
por razones distintas. Me refiero a las tipologías de Parker ya descrita aunque
todavía no comentada críticamente, la de Totti y la de Lefebvre.
La tipología que, por las mismas fechas que Parker, presentó Gianni Totti, va más
allá de la tríada obligación semi-libertad-libertad. Adoptando un enfoque
concreto, Totti diferencia hasta cinco parcelas en el tiempo cotidisano.
Ese tiempo contrait no parece, en principio, muy distinto al tiempo semilibre, sin
embargo, presenta un matiz digno de ser retirado. Su contenido no está formado
Así visto, el tiempo contraint presenta una mayor entidad que el tiempo semilibre,
pero continúa definido en función de los otros dos, los cuales siguen en
oposición. Y al menos por lo que se refiere al trabajo, no puede considerarse que
este último constituye siempre una obligación de carácter absoluto, sino que es
susceptible de variaciones cualitativas de intensidad. Pero Lefbvre introduce con
aquella clase de tiempo, un nuevo factor que indica la existencia de una clara
relación entre la temporalidad y el condicionamiento humano.
CONCLUSIONES
Dos conclusiones generales pueden sacarse de lo expuesto.
El llamado tiempo semilibre es una pura construcción conceptual, que sólo tiene
interés en tanto que representa una denuncia de la dicotomización del tiempo
social.
La segunda es que todo ello esta conectado con la distribución real de ese
tiempo.
BIBLIOGRAFIA
ADORNO, TH (1969) “Tiempo Libre” Consignas, Buenos Aires, Amorrourtu, 1973, 54‐63
BALLY, G (1945) El Juego como expresión del Libertad. Mexico FCE 1964
BLAUNER, G. (1956) Alienation and freedom. The factory worker and his industry Chicago
DUMAZEDIER,
J.
1966
“Tiempo
Libre”
y
Cultura
en
la
actual
Sociedad
Francesa”
París
SEDEIS
1968,
11‐40
MARIAS, J. 1955. “La estructura Social. Teoría y Método” Buenos Aires MC