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Sócrates como principio ético de la vida

Política
“El mago hizo un gesto y desapareció el hambre, hizo otro gesto y desapareció la
injusticia, hizo otro gesto y se acabó la guerra. El político hizo un gesto y
despareció el mago”.

-Woody Allen

La falta de honradez conlleva a un laberinto repleto de injusticia, la alternativa más


fácil de una circunstancia negativa puede contener consecuencias tanto inmorales
como mortales está ejerciendo un control totalitario sobre nuestra mente.
Centrándonos en la politiquería que esta es poco inteligente, de corto alcance,
oportunista, histriónica y que solo se modifica por un cálculo de conveniencia..
Partiendo de esto, ¿podemos aludir la el pensamiento ético de Sócrates como un
principio de la vida política?

Al hablar de Sócrates hacemos referencia a como el entiende al hombre desde su


alma; el hombre es su alma y los valores propios del hombre son los propios de su
alma. Pero más allá de esto, Sócrates entiende su vida desde los valores
humanos que la tradición transmite y su razón reconoce. Desde la verdad del bien
al que el hombre aspira, el hombre comprende la verdad de su ser. Tal verdad
está ligada a la virtud y la virtud al conocimiento. Sócrates comprende su ser
desde el bien que ve y vive guiado por él. Sócrates interpreta su vida, percibe su
ser, desde el bien conocido no sólo teórica, sino también y sobre todo
prácticamente. Pero todo ello significa que el dialogar socrático, su ética, más allá
del interés especulativo por el conocimiento del bien es una seria reflexión sobre el
obrar y el vivir. Dialogar con Sócrates, exponerse a sus preguntas, es reflexionar
sobre las condiciones de posibilidad del propio actuar. No sólo conocer qué es el
bien y el mal, sino examinar cómo vivo, cómo elijo cuando elijo, reconstruir
reflexivamente con él los diversos elementos que intervienen en mi conducta y
reconocer con su ayuda la exigencia de poder dar razón de todos ellos:
examinarse a sí y a los otros, porque una vida sin examen no tiene objeto vivirla
para el hombre. Sócrates es ético porque comprende el vivir inseparablemente
unido al saber, porque su vivir y sobre todo su morir es medido por el pensar, por
el saber del bien, por la verdad.

Basándonos en la pregunta inicial daremos un concepto claro de la actual política:


En su libro La política en tiempos de indignación, Daniel Innerarity asegura que la
volatilidad de los gobiernos, su desgaste y sus dificultades para dirigir procesos
complejos tienen su origen en un hecho fácilmente comprobable: hay muchos más
manuales para llegar al poder que libros “acerca de qué hacer con él”. Hay más
asesores de comunicación, marketing y desarrollo de campañas electorales “que
de gobierno propiamente dicho”. En su concepción clásica la política es la
actividad humana relativa a la toma de decisiones que conducirán al accionar de la
sociedad. Sin embargo en estos tiempos difíciles de austeridad y de límites
inéditos para el ejercicio del gobierno, la política se ha convertido en una actividad
cada vez más incapaz y más sobrecargada de expectativas que nunca. La
corrupción y la impunidad son dos ingredientes más que provocan la desafección
de la sociedad contra la clase política

En esta definición se puede observar claramente al objeto de la ciencia política,


entendido como el poder público sustraído de la convivencia humana, ya sea de
un Estado; ya sea de una empresa, un sindicato, una agrupación, una escuela,
una iglesia, etcétera.

Es por ello que cuando se utiliza la definición más amplia de 'política', se suele
aclarar que esta es una actividad de la que es muy difícil sustraerse, por
encontrarse en casi todos los ámbitos de la vida humana.

Yendo de un contexto a otro debemos de primero establecer que es la politiquería


y por qué es el primer fenómeno el cual atacamos, En muchos países hay un
malestar evidente hacia la política en general. Los casos de corrupción
relacionados con los representantes del pueblo, la lucha descarnada por el poder
o la demagogia en los discursos son aspectos que provocan un profundo
desencanto en amplios sectores de la ciudadanía. Para expresar esta decepción
se emplea el término politiquería y con él se da a entender que el mundo de la
política está regido por intereses ilegítimos e innobles (clientelismo, corrupción,
nepotismo, abuso de poder).

Planteando esta situación busco la manera de transformar una pregunta general a


un contexto más relacionado con la actualidad entorno a mi país y cómo influye el
pensamiento socrático para la intervención de este(..)

Ese fenómeno que cambia de nombre en cada gobierno, nunca ha dejado de


existir. Llámense cupos indicativos, auxilios parlamentarios, o mermelada, esa
dinámica del toma y dame entre las ramas, sí que nos ha salido cara a los
colombianos.

Y no hablo solamente de los chorros de plata que se quedan en manos de los


gamonales políticos de siempre. Unos 50 billones de pesos al año que deberían
ser invertidos en cosas como la educación y alimentación de los niños, la salud, la
infraestructura, o la vivienda, van a parar a los bolsillos de tipos como los Ñoños o
los Besaile. Hablo también de la otra cara de la moneda: la de la desfachatez y el
oportunismo político.

Es que la mermelada ha logrado que para los colombianos sea absolutamente


imposible saber qué piensa realmente un congresista sobre cualquiera de los
temas. Buena parte de quienes conforman el Capitolio, se han convertido en una
especie de notarios que están dispuestos a aprobar lo que sea del gobierno que
sea, con tal de que les llegue una buena tajada de la torta de la grandísima
burocracia que se esta viviendo . Esto se hizo más que evidente cuando vimos
que varios de los congresistas que votaron las iniciativas legislativas del gobierno
de Santos necesarias para avanzar en la implementación de la paz, luego se
volvieron abiertos contradictores de las mismas, cuando entendieron la inminencia
de la victoria del uribismo en la pasadas elecciones. Así las cosas, los senadores y
representantes que con su voto le dieron vida y oxígeno al proceso con las Farc,
se fueron acomodando en las toldas y en las tesis de la derecha, para quedar bien
con quien manejará el poder en el próximo cuatrienio.

Hoy en día es difícil creer en todas las personas que abarcan el mundo político, es
tan irónico pensar que una persona acabe con la burocracia que ejercen los altos
mandatarios, las leyes son leyes como lo dice Sócrates, ¿será que en mi país
respetamos eso?

Como me vas a hablar de leyes si somos uno de los países en que más viola los
derechos humanos. Es irracional pensar que la constitución se ejerce de buena
manera, e incluso creer que existe una paz cuando saber que la paz va aliada de
la justicia social, las cifra de niños muertos solo en la guajira redondea los cuatro
mil estos tres últimos años y si hablamos de educación somos un cartón entorno a
ella, al este presidente preferir invertir en guerra que en la propia educación es un
claro sinónimo de ignorancia e irrespeto y al saber que la guerra es un claro
ejemplo de destrucción y la educación es de avance e innovación.

Para terminar Colombia son los jueces del juicios que le tocaron a Sócrates y la
minoría somos socráticos ya que pensamos en el bienestar de “no chupar dedo” a
preferir favorecer a otras naciones; es como dar un corazón y tú no poseerlo.

Estudiar es el mayor acto de rebeldía ante un estado ignorante.

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