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Cerca de Lamas se encuentra el Río Mayo, un lugar ideal para el canotaje. Este
río fluye hacia el río Huallaga, un testigo silencioso de las aventuras de los incas
expansionistas, los colonizadores españoles y los misioneros de hace siglos.
Aquí se refugió el caudillo rebelde Ancohuallo, quien había huido después de ser
derrotado completamente por el Inca Pachacútec Yupanqui en la mitad del siglo
XV. Su ejército pasó por el norte de la Cordillera de los Andes y el río Huallaga;
luego llegó a la región de Lamas, mientras se establecían a lo largo de la cuenca
del río Mayo.
Actualmente los lamistas viven en el mismo lugar que ocuparon sus ancestros,
dedicándose a la agricultura, la ganadería y la artesanía; continúan viviendo en
sus casas y se encuentran organizados, conservando su cultura, tradiciones,
costumbres y técnicas; mantienen una separación entre indígenas (procedentes
de otras etnias), lamistas y mestizos, quienes inclusive celebran sus fiestas
patronales en fechas distintas; los indígenas festejan a Santa Rosa el 30 de
agosto y los mestizos rinden homenaje a Santa Cruz de los Motilones el 14 de
julio. En la zona denominada Waiko hay cerca de 1,200 descendientes de los
chancas y las calles del barrio adoptan los apellidos de las familias Sangama,
Cachique, Amasifuén.
Lamas es una de las ciudades más exóticas de nuestra amazonía, en plena selva
alta, y conserva un ambiente fresco. Su población está compuesta en más del
50% por blancos y mestizos que se establecieron en la zona algo más de 150
años. Son muy reacios a entrar en contacto con forasteros o con pueblos
vecinos; su carácter tranquilo y sus lentas reacciones han dado pie a los
denominados "cuentos lamistas". El visitar esta etnia es como vivir bajo normas,
tradiciones y conceptos muy antiguos; podemos apreciar sus vestidos originales,
sus costumbres remotas, sus comidas, su artesanía y su agricultura, pero
también una modernidad aplicada a una buena organización que les permite
conservar sus tradiciones y desarrollarse socialmente. Es una experiencia que
realmente merece vivirse.
PATRONA DE LAMAS
Entre el 06 ó 07.Jul y el 16.Jul de cada año se realiza una de las fiestas populares más
grandes de la Amazonía peruana, en la cual participa todo el pueblo sin excepción, este
pequeño detalle (la participación masiva) es la que diferencia a esta fiesta de otras similares.
Es conveniente aclarar que la ciudad de Tarapoto también celebra su fiesta patronal en estas
mismas fechas porque la fundación de Tarapoto el 20 de Agosto de 1782 por el Obispo
Jaime Martínez de Compagnon y Bujanda, se hizo sobre la base de migrantes lamistos razón
por la cual en modo similar a Lamas, Tarapoto fue fundada como «Santa Cruz de los
Motilones de Tarapoto» (Más detalle en Diario Voces y Wikipedia).
Es por estos vínculos históricos y por la vigencia de esta tradición hasta nuestros días, que
los lamistos con orgullo dicen que la «auténtica patrona» se celebra en Lamas para
diferenciarse de las celebraciones que se hacen en la vecina Tarapoto y que, dicho sea de
paso, no alcanza el carácter masivo, mágico y surrealista que se observa en Lamas.
En el «Afaneo» los Cabezones preparan la riquísima chicha (de maíz por supuesto y si está
fermentado mejor aún), el acarreo de la leña, la plataneada, la matanza de gallinas y
chanchos, así como la preparación de diversos bocadillos como tortillas, ñutos, rosquitas,
pushcos, huahuas, biscochuelos y más, que se sirven a todos los visitantes de la casa, junto
a la chicha fermentada ya señalada, uvachado, indanachado y otros riquísimo tragos
exóticos.
Pero la «Patrona de Lamas» no es sólo fiesta sino que está rodeada por toda una
ceremoniosidad religiosa mediante la cual se honra precisamente a la «Santa Cruz de los
Motilones», de forma tal que una semana antes del inicio de la fiesta se traslada la Santa
Cruz de la Iglesia hacia la cada del primer Cabezón, la misma que durante toda la semana
irá rotando por todas las «Cabezonías» para que los devotos en cada una de las casas
puedan presentarle sus respetos y veneraciones acorde a sus sentimientos y creencias. De
igual forma todos los días se realiza una Misa – Veneración en la Iglesia principal a cargo
del Obispo de la ciudad y en la cual participan muchos feligreces.
El día 15 de Julio, vísperas del día central por la tarde se produce la «Reunión» nuevamente
de todas las «pandillas» que salen de las distintas Cabezonías y por la noche la mayoría se
viste de gala (es un decir por cierto) para las fiestas sociales que cada Cabezón organiza y
que por lo general se realiza con música distinta a las que acompañan a las «pandillas», es
decir, bombo, tambor, quena y/o clarinete, la misma que es nuestra llamada música típica.
El día 16 de Julio se realiza una misa, luego un almuerzo y luego se procede a lo que se
llama la «Entrega del Voto», mediante la cual los «Cabezones» ceden la «Cabezonía» a
nuevas familias para que ellos se encarguen de las celebraciones del año siguiente con lo
cual está tradición se mantiene viva y perdura en cada uno de los lamistas. Bueno, sí, el 16
es viernes o sábado la fiesta sigue porque seguro el cuerpo da para uno o dos días más de
diversión.
Según la historia los lamistos descienden de los indios Chancas, tribu andina de valerosos
guerreros que se enfrentó a los incas, derrotados por Pachacutec un grupo comandados por el
fiero Ancoallo se asentó en el valle del Alto Mayo.
Los lamistos conservan sus costumbres milenarias, su vocabulario de origen quechua y sus
leyendas guerreras. Originalmente llamados Motilones, fueron evangelizados por los jesuitas y
la ciudad fue fundada por el corregidor Martín de la Riva y Herrera con el nombre de Santa
Cruz de los Motilones.
Lamas está situada en una meseta que se observa desde Tarapoto y posee una curiosa
distribución de tres pisos, en el segundo piso se ubican los comercios y viviendas de los
mestizos y el primer y segundo piso se encuentran los nativos, sobre todo en la zona
denominada el Huayco.
Lamas está muy cerca de Tarapoto y se accede a ella a través de un desvío desde la
carretera Fernando Belaúnde y se asciende hasta la terraza del tercer piso que sirve de
mirador y desde donde se puede observar el valle en el que se encuentra la Ciudad de
Tarapoto, en este lugar se ubica el Museo Étnico, donde se exhiben y venden las artesanías
de los pobladores.