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Disciplinando A Los Hijos
Disciplinando A Los Hijos
Los padres que tratan a sus hijos con frialdad y severidad suelen dejarlos dañados de por
vida. Ellos merecen crecer en un ambiente de seguridad, aceptación y cordialidad. Si
desean que sus niños sean amables, agradecidos y agradables, esas cualidades hay que
enseñarles. Si queremos ver a nuestros hijos con las cualidades de honradez, honestidad y
generosidad hay que tener un proceso de instrucción desde la infancia. Los niños aprenden
lo que se les enseña.
La mejor fuente de orientación para los padres se puede hallar en la sabiduría de la ética
Judeocristiana, que tuvo su origen en el propio Creador
1. El inculcar respeto por los padres es el factor crucial en la educación del niño. Este factor
es de vital importancia, para los padres cristianos que quieren transmitir a sus hijos e hijas
el amor que ellos tienen por Jesucristo. Por lo consiguiente, si la mama y el papa no son
dignos de respeto, entonces tampoco lo son en su moral, su patria, sus valores, creencias
y ni siquiera su fe. si ejercemos una disciplina rígida, sin mostrar amor, habremos
empujado la balanza hacia otra dirección. El castigo apropiado no es algo que los padres le
hacen a un hijo que aman; es más bien algo que hacen por él o ella. Los padres que son
demasiados débiles, o que están demasiado cansados u ocupados como para ganar,
cometen un costoso error. Si usted no puede hacer que su niño de cinco años recoja sus
juguetes, es poco probable que vaya a ejercer mucho control durante la etapa más
desafiante de su vida.
2. La mejor oportunidad para comunicar suele darse después de una acción disciplinaria.
La demostración de la autoridad de los padres es algo que reconstruye el respeto, y con
frecuencia el niño revelara su cariño después que se sequen las primeras lágrimas.
3. Ejercer el mandato sin críticas constantemente. El gritar y critica constantemente a los
niños se puede convertir en un hábito, y por cierto un hábito inútil. Los padres y las madres
suelen usar el enojo para lograr acciones en vez de usar acciones para lograr acciones
(lograr la conducta deseada).
La disciplina fuera del hogar no es muy diferente que la disciplina dentro del hogar. Los
principios mediante los cuales se pueden controlar a los hijos son los mismos en ambas
situaciones, lo único que cambia es la aplicación.
4. No saturar al niño con cosas materiales. Se ha dicho que la prosperidad presenta una
aprueba más fuerte al carácter de una persona, que la adversidad. Hay aquí un principio
más amplio que tener en cuenta, el placer se da cuando se satisface una necesidad
intensa. Si no existe necesidad no hay placer. Un simple vaso de agua es más valioso que
el oro para quien se está muriendo de sed. Si usted nunca le permite a un niño sentir
necesidad de algo, el nunca disfrutara el placer de recibirlo.
También en las escuelas deben tener suficiente estructura y disciplina, para exigir de parte
de sus alumnos cierto comportamiento, porque uno de los propósitos es preparar a los
jóvenes para la vida en años posteriores. No se debe culpar a los educadores por la
condición en que se encuentran nuestros hijos, cuando llegan cada día a la Escuela. Los
educadores necesitan nuestro apoyo.
También tenemos que tener en cuenta que algunos niños tienen problemas para aprender.
Necesitan ser evaluados.
También los problemas en el hogar influyen mucho a que el niño se sienta inseguro y
afecta su vida, si no se solucionan esos problemas. Por eso tenemos que tener mucho
cuidado como estamos educando a nuestros hijos. Hay muchos recursos que nos pueden
ayudar a tener una familia sana. Además nosotros como cristianos contamos con la ayuda
de Dios obedeciendo Su palabra. Considere la claridad con lo que los siguientes versículos
esbozan una actitud sana de los padres para con los hijos y viceversa:
[El padre] debe dirigir bien su casa y hacer que sus hijos le obedezcan con el debido
respeto. (El que no sabe dirigir su propia familia, ¿Cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?
(1 Timoteo 3:4-5, Nueva Versión Internacional) Este versículo reconoce el hecho de que
hay que obligar el respeto. No es consecuencia de la naturaleza humana, sino que está
relacionado inherentemente con el control y la disciplina.
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido
por él; porque el Señor al que ama disciplina [Nótese: la disciplina y el amor actúan
conjuntamente; [la una es función de la otra.], y azota a todo el que recibe por hijo. Si
soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿Qué hijo es aquel a quien el
padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participes,
entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte tuvimos a nuestros padres terrenales
que nos disciplinaban, y los venerábamos. [Nótese: La relación entre disciplina y respeto, o
veneración, se reconocía ya hace más de dos mil años.] Es verdad que ninguna disciplina
al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de
justicia a los que en ella han sido ejercitados. (Hebreos 12:5-9,11). El propósito de este
pasaje es demostrar que la relación del padre o de la madre con su hijo debe tomar como
modelo la relación de Dios con el ser humano.
Hijos, obedezcan a sus padres por amor al Señor, porque esto es justo. El primer
mandamiento que contiene una promesa es este: <<Honra a tu padre y a tu madre, para
que seas feliz y vivas una larga vida en la tierra>>. Y ustedes padres, no hagan enojar a
sus hijos, sino más bien críenlos con disciplina e instruyéndolos en el amor del Señor
(Efesios 6:1-4, Dios habla hoy)
La necedad está ligada en el corazón del muchacho; más la vara de la corrección la alejara
de él. (Proverbios 22:15)
Desde Génesis hasta Apocalipsis, se dan constantes fundamentos para establecer una
filosofía eficaz de las relaciones entre padres e hijos. Hay que atrevernos a disciplinar y
hacer cumplir la Palabra de Dios. Amen, ¡Gloria a Dios!
María Villegas