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ensamiento psicológico

Las máscaras y la personalidad


Diana Murillo*

RESUMEN
El uso de las máscaras en las diferentes culturas está rela-
cionado como rito o experiencia espiritual, como ocurre
en algunos ritos funerarios, u ocultar el rostro para perso-
nificar a otros, como ocurre en el teatro griego. La más-
cara permite al ser humano encubrir su propio yo, asumir
características de otros y facilitar la disonancia cognosci-
tiva. En la vida cotidiana, en el proceso de implementa-
ABSTRACT
ción de pautas de crianza, los padres moldean a los hijos
de conformidad con patrones, estereotipos culturales, Mask use in different cultures is related to a ceremony or epiri-
coartando el desarrollo del yo. De esta forma adquirimos tual experience as a funeral rite, to hide the face for performing
personalidades e identidades, rasgos que no reconocemos others as the Greek theater. A mask lets a human being covers
como propios, y hasta olvidamos su significado. Éste es his own ego, to assume characteristics from others and to facili-
el proceso de socialización, en el cual prima el deseo de tate the cognitive dissonance.
aprobación y se valida el fenómeno de las máscaras. In the daily life, in the nurturing guide instituting process, pa-
rents guide their children based on cultural sterotypes, patherns,
Palabras clave: disonancia cognoscitiva, pares, falso yo, by hindering the ego development. So that we adquire perso-
disonancia cognitiva. nalities and identities that we don’t recognite properly we even
forget its meaning. This is a socialization process where appro-
val desire dominates and the mask phenomena is valivated.

Key words: Dissonance cognitive, pairs, false ego, cognitive


dissonance.

*
Psicóloga, Universidad Cooperativa de Colombia, Bogotá.
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E
n diversas culturas, el uso de la máscara buirse características que le son ajenas pues co-
ha sido parte importante de la vida coti- rresponden a personajes mitológicos, dioses, ani-
diana y de las experiencias espirituales de males u otros que pueden ser reales o imaginarios.
sus miembros. Arias (2002) lo resalta con Cada papel desempeñado se configura como un
las siguientes palabras: ser en sí mismo, un yo independiente que cobra
vida a través de quien lo representa; de esta forma,
Entre las más antiguas se encuentran las máscaras fu- una sola persona puede manifestar el carácter de
nerarias de los faraones egipcios que representaban los
varios Yo. Éstos han recibido diferentes nombres
rasgos idealizados del difunto y eran generalmente de
como: el yo real, aquel que percibe, siente, inter-
materiales preciosos como el oro. Los hechiceros afri-
canos usan máscaras habitualmente talladas en made- preta, recuerda y se relaciona con el mundo de
ra para ahuyentar los demonios y malos espíritus. La manera espontánea; el yo ideal, conformado por
máscara también es usada por los guerreros de diversas las características que cada quien quisiera poseer;
tribus, como protección y para asustar a los enemigos. el yo social o público, que presenta la imagen que
se desea tener ante los demás.
Y nos deja ver cómo en el teatro griego, los va- Los diferentes yo dejan ver que quien usa una
rones, quienes representaban las obras, se ponían máscara renuncia a mostrar sus propios pensa-
una Káara sobre su rostro para interpretar a sus mientos, sentimientos, acciones y características
personajes. Esta palabra griega que se pronuncia para asumir un disimulo, un engaño o apariencia;
cara en español, involucra en su significado la ca- es decir, renuncia a su autenticidad, su esponta-
beza, el aspecto, el rostro, aun su interioridad más neidad, su experiencia directa con la situación en
profunda; y el objeto que mostraba la apariencia la que se encuentra. De esta manera se crea un
de los protagonistas, sus características o carácter, desacuerdo entre lo que se piensa y valora con lo
aquella cara adicional (más cara) comenzó a ser lla-
que se actúa, este estado fue descrito por León
mada con el término “persona” y su significado se
Festinger (s. f.) bajo el nombre de disonancia cog-
amplió para abarcar también el rol que un indivi-
noscitiva. La separación entre la realidad interna y
duo desempeñaba en su grupo social.
la expresión social genera estados de tensión psi-
Así la máscara, que en principio es utilizada
cológica y angustia.
para el culto, posteriormente pasa al escenario del
teatro con tal fuerza que se ubica como símbolo
del mismo, integrando el rostro sonriente de la co- La construcción del falso Yo
media y el afligido de la tragedia, y engendrando Desde la gestación de un ser humano, los padres
en su naturaleza la gama poliforme de expresiones generan una serie de expectativas acerca de las
y roles del ser humano. características físicas, psicológicas y sociales de su
Es un objeto que representa el deseo que tiene hijo. De acuerdo con ellas, van moldeando a sus
el hombre de encubrir el verdadero yo para atri- hijos con diversas estrategias. Muchas veces lo ha-

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cen con frases directas como “una niña se ve muy aceptado socialmente. La forma de salir de tal pa-
fea de mal genio”, “gente melosa gente amargosa”, radoja es negar a sus críticos o atacarlos con frases
“los hombres no lloran”, “no pienses eso”, “¡No se como “yo no soy egoísta sino prudente”, “no soy
deje!”, “me vas a matar con esa tristeza”, etc. Otras distante sino independiente”, “no soy débil sino
veces utilizan formas más sutiles como las deci- sensible”, “no soy dictador sino precavido”, “no
siones que toman, el comportamiento que tienen, soy dependiente sino protector”, “no soy menti-
los regalos que hacen a los hijos, las situaciones roso sino competitivo”. En parte, el niño está en
que buscan o las que evitan. En ambos casos la lo cierto pues esos rasgos negativos no eran de su
influencia de los padres por buscar la socialización naturaleza original sino que fueron forjados en si-
de los hijos reprime pensamientos, sentimientos y tuaciones de dolor en las que asumió una identi-
conductas de ellos. dad falsa para adaptarse a un entorno hostil. Para
Hendrix (1998) explica que ante los dictáme- mantener una imagen positiva de sí mismo se ve
nes de sus padres, el niño opta por no expresar la forzado a negar los rasgos negativos y aferrarse a
conducta prohibida delante de ellos; siente rabia los positivos creyendo que son su identidad. Sin
pero no habla de esto en voz alta; indaga qué ocu- embargo, no se puede afirmar que los negativos no
rre con su cuerpo cuando está solo; expresa con existan pues son evidentes para quienes le rodean;
sus hermanos o pares cuando sus padres no están. ni que los positivos sea reales pues son una apa-
Ulteriormente, identifica pensamientos y senti- riencia adaptativa.
mientos que deben excluirse de la experiencia, y Hendrix (1998) categoriza a partir del proceso
construye el llamado superego, un padre imaginario descrito tres identidades separadas en las que ter-
que da las directrices de lo que se permite o no mina la “naturaleza original, amorosa y unificada
sentir, pensar y actuar. Así, el niño adormece al- con la que nacimos”, así:
gunas partes de su expresión natural, las reprime y
si las llegase a manifestar en otro momento, expe- 1. El “yo perdido”, aquellas partes de nuestro ser
rimentaría gran nivel de ansiedad. Dicho de otra que las demandas de la sociedad nos han obli-
forma, para obedecer a los padres, el niño acude a gado a reprimir.
la desintegración de su yo. 2. El “falso yo”, la fachada que erigimos para lle-
Con esta dolorosa experiencia el niño crea una nar el vacío creado por esa represión y por la
estructura de carácter de falso yo que busca llenar falta de una satisfacción adecuada de nuestras
el vacío y, a la vez, le sirve para ocultar ese mate- necesidades.
rial reprimido y para protegerlo de nuevas heridas. 3. el “yo enajenado”, aquellas partes negativas de
Puede comenzar a decirse a sí mismo frases como nuestro falso yo que son desaprobadas y que,
“no necesito ridículas caricias”, “soy fuerte”, “no en consecuencia, negamos.
necesito de nadie”, o bien “pobre de mí, he sufrido
mucho”, “necesito que alguien me cuide”, o puede De toda esta configuración sólo somos cons-
ser de aquellos que discuten por el mínimo detalle, cientes de algunos fragmentos de nuestro yo ori-
un objeto, un pequeño reconocimiento, una pizca ginal y de nuestro falso yo. Nuestro yo perdido
de amor o alimento. Cualquiera que sea la opción está alejado de la conciencia por la represión y
elegida por el niño, la estructura queda conforma- el yo enajenado está constantemente a punto de
da como mecanismo para minimizar el dolor de la emerger y por eso requerimos de gran esfuerzo
pérdida de su integridad perpetuándose a manera para ocultarlo o proyectarlo en otros: “el egoísta
de respuesta para ocasiones posteriores. eres tú”, “cómo eres de distante”, etc. La dinámica
Quienes se relacionan con él le critican por ser de estos yo, conforman nuestra personalidad.
lejano, egoísta, tacaño, de mal genio, etc. Aquí, la Si bien en los rituales mencionados inicialmente
herramienta que le servía para protegerse del do- el uso de la máscara es intencionado y generalmen-
lor se constituye en reproductora de nuevas heri- te consciente, en nuestro día a día hacemos uso de
das, quedando atrapado en la doble necesidad de personalidades, identidades, rasgos que no recono-
proteger sus neuróticos rasgos adaptativos y de ser cemos y de los que olvidamos su significado.

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Expresión de la máscara chica que desea mostrarse atractiva está al tanto


Se ha abordado el contenido mental de la crea- de la moda que realce su figura, usa aromas para
ción de la máscara, ahora es pertinente reconocer atraer a su objetivo y, como los personajes impor-
cómo se manifiesta además del discurso interno y tantes de diversas culturas, se cuelga y coloca acce-
social pues cada máscara, al igual que cada perso- sorios brillantes con tal de no pasar desapercibida;
naje teatral, es experimentado emocionalmente y la víctima necesitará velar por lucir poco atrayente,
representado corporalmente. modesta y desarreglada.
En el proceso de socialización, aunque los padres Las relaciones interpersonales resultan ser el
tienen gran relevancia, éstos no son los únicos par- intercambio de mensajes de seres enmascarados,
ticipantes importantes. Hay un aporte interesante temerosos y defendidos que niegan en mayor o
de los diferentes grupos humanos en los que se des- menor medida su capacidad original de ser espon-
envuelve el niño, dentro de los que se encuentran la táneos, expresivos, creativos, totales.
escuela, el barrio y la cultura, entre otros. El fenómeno de la máscara se expresa en nues-
El niño que aprende a buscar la aprobación del tros pensamientos y nuestras emociones, y su ex-
grupo social mediante las máscaras o los falsos yo, presión en la estructura corporal, las relaciones
renuncia inevitablemente a la expresión emocio- interpersonales, nuestro estilo de participación
nal espontánea y reprime estos contenidos con sociocultural y nuestra dimensión trascendente.
ayuda de reacciones corporales. La retención de En el trabajo de Satir (1992) se aprecian roles
rabia, por ejemplo, está asociada a ceño fruncido que cobran forma en el vestuario que usamos, las
y mandíbulas apretadas; la de tristeza, con pecho posturas corporales que elegimos en nuestra inte-
hundido y párpados caídos; la del miedo, con res- racción, las palabras que utilizamos, el discurso in-
piración superficial y dolor en “la boca del estó- terno que mantenemos, las personas que buscamos
mago”; la de culpa se observa en tensiones de la para relacionarnos, los aspectos que valoramos de
cintura escapular (Lowen, 1985). la vida y las experiencias que creamos. Algunas
Las máscaras tienen por tanto una correspon- otras manifestaciones de desintegración o diso-
dencia en el tono emocional y la reacción corporal. ciación del yo son: cuerpos encorvados y tensos,
Una personalidad sarcástica se asocia a tono emo- tatuados y lacerados, trastornos alimentarios, dis-
cional irritable, postura corporal con hombros y menorreas, disfunciones sexuales, depresión, ob-
mentón en alto; la resentida mantiene tono emo- sesiones, juicios discriminatorios, resentimientos,
cional rabioso y triste, de manera que su cuerpo culpas, permanente búsqueda de felicidad, múlti-
puede tener manos y brazos recogidos, o puños, ples temores, conflictos interpersonales, violencia,
pecho hundido, labios apretados; el optimista se retraimiento, desconfianza, poca participación so-
acompaña de emoción alegre con pecho abierto, cial, conductas psicopáticas, y sin sentidos de vida.
espalda recta, brazos sueltos, etc. Varios autores Nuestras capacidades de desarrollo integral que-
han estudiado y descrito estas asociaciones de per- dan limitadas a cumplir los papeles sociales que
sonalidad, emoción y expresión corporal. Virginia mantienen o acentúan la dinámica cada vez más
Satir (1992), por ejemplo, ha hecho una clasifi- encarceladora del yo.
cación de roles disfuncionales entre los que están
el irrelevante, el superrazonable, el aplacador y el Una alternativa ante la máscara
acusador; mientras que Roberto Navarro (1995) La posibilidad que tenemos como seres humanos de
tipifica los roles de dictador, débil, calculador, pa- hacer conscientes nuestras experiencias nos permite
rásito, macho, buenazo, juez y protector. crearlas y recrearnos con ellas. En la dinámica vista,
Para caracterizar cada rol, el niño aprende el nuestro cuerpo sigue siendo el primer medio con el
vestuario que debe usar y los accesorios que lo que recibimos, construimos y expresamos emociones,
acompañan. Un militar en el ejercicio del poder necesidades, creencias, experiencias. Por eso, él conti-
requiere de un traje con hombreras que resalten su núa buscando liberar su espontaneidad y creatividad,
jerarquía y varios aditamentos como hilos dora- surgiendo a veces el trastorno psicosomático. Y así
dos, medallas y armas que respalden su valor; una como es punto de contacto y de manifestación del

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yo, también resulta ser una vía favorable para acceder Desde que era niño se me ha considerado un inadap-
a otras dimensiones de la vida, convirtiéndose en un tado. Nadie parecía entenderme. Mi propio padre me
dijo en cierta ocasión: “No estás lo suficientemente
recurso terapéutico excelso. Por tanto, estimular la
loco como para encerrarte en un manicomio ni eres lo
relación con nuestro cuerpo como parte de nuestra
bastante introvertido como para meterte en un monas-
integridad, como medio para hacer conciencia de terio. No sé qué hacer contigo”.
nuestra realidad y para encontrar nuestro propio es- Yo le respondí: “Una vez pusieron un huevo de pata a
tilo de relacionarnos con la vida, es un camino viable que lo incubara una gallina. Cuando rompió el casca-
para nuestro desarrollo como seres humanos. rón, el patito se puso a caminar junto a la gallina madre,
En estas líneas encuentras una invitación a re- hasta que llegaron a un estanque. El patito se fue dere-
cuperar un poco el lenguaje corporal, a ampliar tu cho al agua, mientras la gallina se quedaba en la orilla
cloqueando angustiadamente.
conciencia sobre tu expresión en las dimensiones
Pues bien, querido padre, yo me he metido en el océa-
física, intelectual, emocional, social, cultural y tras-
no y he encontrado en él mi hogar. Pero tú no puedes
cendente, y a que generes estilos terapéuticos más echarme la culpa de haberte quedado en la orilla”
creativos e integrales.
Finalmente, permite que esta breve historia que
encontré en una carta en la que invitaban a este tipo
de conciencia, te acompañe durante estos días:

Bibliografía
Almendro, M. (1994). Psicología y psicoterapia transperso- ———— (1994), La espiritualidad del cuerpo. Buenos Ai-
nal. Barcelona: Kairos. res: Paidos.
Arias, F. (2002). La máscara se asocia íntimamente con el ———— (1982). La depresión y el cuerpo. Madrid: Alian-
carnaval. En http/personasenaccion.info za.
Hendrix, H. (1998). La creación del falso yo. En: Encuen- Navarro, R. (1995). Psicoenegética. México: Limusa.
tro con la sombra. Barcelona: Kairos. Satir, V. (1992). El contacto íntimo. México: Concepto.
Jiménez Cadena, A. S. J. (s. f.). Mucho cuidado con las Stevens, J. (1976). El darse cuenta. Chile: Cuatro Vientos.
máscaras. En: El mensajero, 1274. Wilber, K. (2000). Una visión integral de la psicología.
Lowen, A. (1995). Ejercicios de bioenergética. O camino para México: Alamah.
una saude vibrante. São Paulo: Agora.

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