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TRES CLASES DE HERMANOS: LOS ESPIRITUALES, LOS CARNALES Y LOS DÉBILES EN LA FE

LOS ESPIRITUALES, son aquellos que han alcanzado un buen grado de madurez. Es la
condición que todo creyente debe aspirar a alcanzar.

“…hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo,
ni de los príncipes de este siglo, que perecen. (…) Y nosotros no hemos recibido el espíritu
del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha
concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana,
sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el
hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el
espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.” (1Cor 2:6, 12-15)

LOS CARNALES, son vulnerables a ceder la tentación, vulnerables a pecar. Se les llama
también niños en Cristo. Están en Cristo (v 1:30), pero en una condición de inmadurez. A
pesar de su condición siguen manteniendo su estatus de hermanos.

“De manera que yo, HERMANOS, no pude hablaros como a espirituales, sino como a
carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais
capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros
celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? Porque
diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois
carnales?” (1Cor 3:1-4)

LOS DÉBILES EN LA FE, son aquellos cristianos con una fuerte creencia errada, pero que
desconocen su error. Su consciencia puede ser contaminada aún con cosas que nada
representan o son irrelevantes, aun así el apóstol Pablo los consideraba hermanos en la fe.

“…y por el conocimiento tuyo, se perderá EL HERMANO débil por quien Cristo murió. De
esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra
Cristo pecáis. Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré
carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano.” (1Cor 8:11-13)

Algunos miembros en la iglesia en Corintios, no tenían el conocimiento de que solo hay un


Dios el Padre y un solo Señor Jesucristo, sino que habituados a los ídolos, su débil
consciencia se contaminaba al participar de lo sacrificado a los ídolos (v. 5-7). Hoy los
débiles en la fe, tiene que ver con formas de alabanzas, copitas en la cena, usos de
ofrendas, estructuras eclesiásticas y edificios de reunión.

Este ejemplo nos muestra que todos somos hermanos, los espirituales, los carnales, los
débiles en la fe. Cualquiera que enseñe a hacer acepción de personas por razones de
entendimiento o de pecado entre los creyentes, enseñar que no son hermanos por ciertas
prácticas eclesiásticas, desconoce el amor de Dios, el evangelio, lo que las Escrituras
enseñan sobre el concepto “hermano” y estaría enseñando falsedades sembrando
discordias en la hermandad.

“…un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.” (Ef 4:6)

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