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Sin embargo, para que el aliviadero pueda permitirse, debe obtenerse un caudal de aguas
de lluvia que logre una dilución de las aguas negras capaz de ser tolerable para el curso
receptor en el sitio de alivio.
Las autoridades sanitarias fijan criterios particulares para cada curso receptor, atendiendo
a las características del efluente, de la capacidad de autopurificación del curso receptor , a
los caudales de dichos cursos y a su cercanía a centros poblados. En este sentido, un
estudio previo a la descarga es requisito indispensable para definir a la posibilidad de
ubicación de un aliviadero.
Las normas del instituto nacional de obras sanitarias han establecido algunos criterios que
tienden a orientar al proyectista en las relaciones de dilución que podría hacer factible la
ubicación de un aliviadero, y a tal efecto señalan:
Por relación de dilución se entiende al número de veces que un gasto Q (lt/sg) de aguas de
lluvia mezcladas con aguas negras contiene el caudal neto de aguas negras.
Los aliviaderos son estructuras que permiten diversificar los caudales a partir de una cierta
condición de flujo determinada por la relación de dilución. De ellos los tipos más
generalizados en su uso son los aliviaderos laterales y los aliviaderos de salto.
Aliviaderos laterales
Fijada la relación de dilución y conocidos los caudales de aguas servidas y aguas de lluvia,
se puede determinar el gasto a partir del cual se permite comience a funcionar el
aliviadero.
Aliviadero de salto
El aliviadero de salto consiste en una estructura, la cual posee una abertura en la parte
inferior, que permite captar en su totalidad el chorro de agua que provoca velocidades
iguales o menores a la del gasto correspondiente a la relación de dilución.
El chorro cayendo puede ser interceptado mediante un dispositivo especial cuya ubicación
debe determinarse a fin de que la captación se produzca cuando la dilución de las aguas
negras en las aguas de lluvia sea la permitida.