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PANORÁMICA CIENCIA, FE Y ORÍGENES
I. LOS CREACIONISMOS
Manuel David Morales
Instituto de Física y Matemáticas
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Edificio C3 Cd. Universitaria, 58040. Morelia, Michoacán, México.
Recibido: 3 Marzo 2012 / Publicado: 14 Marzo 2012
doc rypc 103/csnatcyrel v1
RESUMEN
Dos de los mayores factores que han determinado el éxito de los creacionismos en
el protestantismo de América Latina son: la fuerte imposición cultural propiciada
por diversas corrientes fundamentalistas provenientes de USA, y la casi inexistente
contextualización científica dentro de las escuelas teológicas latinoamericanas de
tradición más progresista. Así entonces, los creacionismos o han sido aceptados de
forma acrítica, o esencialmente ignorados sin ninguna investigación pertinente de
por medio. En el presente trabajo, y a través de una panorámica general, realizaré
un breve pero sustancial análisis tal que permita acercanos al debate desde una
perspectiva crítica y contextualizada. Considerando las fortalezas y debilidades de
algunas de las más importantes variantes del creacionismo, concluiré que a pesar
de que sus ideas son simples, e incluso elegantes a la luz de la exégesis bíblica, se
vuelven muy problemáticas cuando nos enfrentamos al desafío de integrar la
teología con la cultura, las ciencias y la filosofía. Sin embargo, lo que se deberá
tener muy presente, es que en nuestros países todavía existe un enorme vacío en lo
que respecta a este tipo de estudios; por lo que se requiere, urgentemente, ir
creando consciencia de que el diálogo entre ciencias naturales y religión también
necesita tener un espacio real, en la agenda teológica.
PALABRAS CLAVES
Creacionismos, libro de Génesis, big bang, evolución darwinista, orígenes.
Artículo publicado bajo una licencia Creative Commons
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Panorámica Ciencia, Fe y Orígenes I. Los Creacionismos
I. INTRODUCCIÓN
Desde hace siglos que el estudio de los orígenes ha acaparado la atención del hombre, y esto no se
limita solamente al ámbito intelectual, sino también espiritual y religioso. Desde los comienzos
mismos de nuestra cultura occidental, y de la mano del Judaísmo, el Cristianismo, así como de la
filosofía griega, se fueron configurando diversas explicaciones para los orígenes del universo, la tierra
y la vida. Por un lado estaba la fuerte cosmovisión cristiana de que todo lo que existe fue creado
por Dios; y por el otro, la antigua “ciencia aristotélica”, que nacida de la Grecia Clásica y sobre la
base del conocimiento especulativo, buscaba explicaciones racionales para los fenómenos que
ocurrían en el mundo natural. La primera síntesis que se hiciera de estas corrientes se la debemos al
teólogo y filósofo Tomás de Aquino1, la cual dio forma al pensamiento intelectual que predominaría
durante la Edad Media en Occidente. Sin embargo, no sería hasta la Revolución Copernicana entre
los siglos XVI y XVII que se rompería con la antigua escuela basada en las especulaciones. Con el
nacimiento de la ciencia moderna, nuestro conocimiento de la naturaleza pasaba a configurarse
sobre la base de la compleja, pero fascinante interrelación entre nuestro conocimiento teórico y el
control experimental.
Ahora bien, resulta paradójico que aun cuando la ciencia moderna se originara sobre la base de
consideraciones teístas,2 la relación entre ciencia y religión nunca pudo enajenarse por completo de
confrontaciones. Aquí podríamos entrar a analizar muchos factores que influyeron en estos episodios
problemáticos, sin embargo en esta ocasión quisiera enfocarme en dos, que considero son de mucha
relevancia para el presente estudio: la naturaleza del conocimiento factual y la configuración de una
determinada visión de mundo.
Tal como lo mencioné, el control experimental juega un rol importantísimo en la ciencia moderna,
debido a que constituye el criterio último a la hora de aceptar o rechazar teorías. Y esto, en
conjunto con el antiguo pensamiento positivista propio de la Ilustración, en el que se sobrevalora
en gran medida la metodología científica como única vía de conocimiento auténtico, ha determinado
en gran manera el “lente” con el cual algunos cristianos se aproximan a los textos bíblicos e
interpretan las creencias de la ortodoxia cristiana. Esto es sumamente cuestionable, y la razón es
que descuida demasiado el verdadero objetivo de la fe cristiana, ya que ahora no constituiría una
real alternativa para aproximarnos a un conocimiento último de las cosas que claramente sobrepasa
lo empírico y tampoco dotaría de significado profundo a la realidad en su globalidad, sino mas bien
se convertiría en un “pseudosistema” epistemológico3 muy preocupado de los mecanismos de menor
nivel que operan en la naturaleza. La misma historia en Occidente nos ha demostrado que esto no
conduce más que a una confrontación directa e innecesaria entre fe cristiana y ciencia 4. Sin contar
1 CARROLL, William E. La Creación y las Ciencias Naturales: Actualidad de Santo Tomás de Aquino. Santiago,
Ediciones Universidad Católica de Chile, 2003.
2 HARRISON, Peter. The Bible, Protestantism and the Rise of Natural Science. Cambridge, Cambridge University
Press, 1995.
3 Es un “pseudosistema”, en el sentido de que no proporciona un cuerpo de conocimiento sistematizado tal que nos
permita abordar los diversos fenómenos naturales, pero adquiriendo herramientas teóricoprácticas potencialmente
aplicables a futuros problemas científicos.
4 Como por ejemplo el juicio a Galileo Galilei por parte de la Iglesia Católica Romana, o la falsificación de la obra “De
revolutionibus orbium coelestium” de Nicolás Copérnico por parte de algunos teólogos luteranos alemanes. En ambos
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además, y como veremos más adelante, que con este enfoque desvalorizamos por completo el
mensaje real por el que los textos bíblicos se escribieron y transmitieron, inmersos en una
determinada época y cultura.
Por otro lado, cuando hablamos de configurar una determinada visión de mundo, lo que debemos
tener presente es que por lo general involucra nuestras propias convicciones acerca de Dios, el
mundo que nos rodea, y lo más importante, los dogmas más arraigados en lo que respecta a nuestra
propia concepción de la Biblia. Para muchos podría parecer que esto solo juega un papel
importante en la reflexión personal, pero en la práctica es algo mucho más complicado. En realidad,
cuando tenemos una visión de mundo, y creemos profundamente que es la verdadera, nunca la
acotaremos a nuestra propia experiencia personal, sino que también buscaremos, casi de forma
natural, cómo transmitirla a las demás personas. Esto es algo muy legítimo, por supuesto. No
obstante, lo que aquí deberíamos reconocer de manera muy responsable, es que dentro de
determinados contextos, la línea divisoria que separa el dar a conocer nuestras convicciones y
pretender imponerlas a los demás, se vuelve muy delgada. Esto lo vemos de manera muy frecuente
en ciertos grupos cristianos, cuando en teoría y práctica dirigen sus esfuerzos a “reconfigurar” la
ciencia de acuerdo al cristianismo, pero por supuesto, siempre permaneciendo acorde a sus
particulares interpretaciones bíblicas.
Es interesante considerar que los dos factores antes mencionados no solo han contribuido a
complicar las relaciones entre ciencia y religión a lo largo de la historia, sino que también son los
que han convertido la discusión sobre los orígenes en un debate muy acalorado, que todavía
permanece vigente en algunos círculos cristianos, básicamente protestantes. En lo personal soy
escéptico de que algún día estos debates se terminen. En contraposición, lo que sí podemos y
debemos hacer de manera muy responsable, es proponer panorámicas conceptuales que nos
permitan, en mayor o menor medida, conocer las diferentes perspectivas en competencia que hoy
existen en torno a este tema, analizando sus contrastes, similitudes, fuerzas y debilidades. Esto en
principio podría sonar hasta trivial, ya que antes de tomar una determinada postura, casi de forma
natural se tiende a analizar todas las alternativas. El problema puntual aquí, es que cuando
analizamos el escenario religioso en América Latina, en realidad nos encontramos con algo
sumamente desalentador, ya que aparte de constituir un continente cultural con una escasa
divulgación científica, el panorama cristiano y protestante, ha experimentado una verdadera
imposición cultural por parte de corrientes fundamentalistas provenientes de los Estados Unidos
(USA). De hecho, resulta extremadamente curioso notar que muchos de los escritos de grandes
pensadores protestantes actuales en ciencia y religión que realmente se mantienen al margen de los
fundamentalismos como por ejemplo Ian Barbour, John Polkinghorne o Arthur Peacocke, sean
editados en español por casas de publicaciones más bien de tradición católicoromana. Básicamente
en virtud de esto es que a través de esta serie de trabajos, pretendo aportar una visión diferente a
la que tradicionalmente ha predominado en el mundo cristianoprotestante, este último tiempo.
episodios históricos, el factor más importante que generó el conflicto fue que los teólogos estaban más preocupadas de
cómo estaban distribuidos los planetas y el Sol, sobre la base de interpretaciones literales de algunos pasajes bíblicos,
que del mensaje profundamente teológico que en realidad transmiten dichos textos. Con esa visión, era prácticamente
inevitable que ciencia y fe cristiana se vieran confrontadas en torno al emergente heliocentrismo.
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Panorámica Ciencia, Fe y Orígenes I. Los Creacionismos
Ahora bien, aquí se hace necesario mencionar algo importante. No cabe duda que esta imposición
cultural de la cual ha sido víctima el protestantismo latinoamericano ha sido un factor importante
que ha determinado el éxito del creacionismo en nuestros países, pero claramente no es el único.
Otro problema importante que se viene percibiendo hace tiempo, es que las otras “alas” del
protestantismo, menos fundamentalistas y más abiertas al diálogo contextual, han caído en el grave
error de generar una visión enfocada puramente en lo pragmático. Por supuesto, nadie con sano
juicio afirmaría que temas como la justicia social, la discriminación en sus diversas formas, la
defensa y preservación de las culturas autóctonas, entre otros, son irrelevantes. De hecho,
considerando la realidad actual de América Latina, se les debería tener en un lugar privilegiado.
Empero, el problema en cuestión surge cuando sobre la base de visiones en extremo postmodernas,
se ignora y hasta rechaza la dimensión asociada a las ciencias naturales. Personalmente considero
que todas estas perspectivas simplemente no se han encontrado a la altura de las circunstancias, en
el sentido de ofrecer una visión cristiana que realmente responda a los grandes desafíos que nos
presenta el avance de las ciencias naturales. Sin contar además que el conocimiento científico,
queramos o no, ya forma parte esencial de nuestra cultura. Obviamente que podríamos desarrollar
un estudio completo y muy extenso sobre este asunto, pero para efectos de nuestro trabajo, solo
bastará con tener presente que configurar una visión cristiana para nuestros días, también
dependerá de cómo logremos integrar las ciencias naturales a la reflexión teológica y religiosa.
El presente trabajo, constituye la primera parte de una serie de estudios dedicados a explorar las
diferentes perspectivas contemporáneas que hoy existen en el mundo cristiano, en relación a los
orígenes del universo, la tierra y la vida. Por lo pronto, aquí me enfocaré en una de las líneas de
pensamiento más populares hoy, el creacionismo, de la cual identificaré dos de sus variantes más
significativas: el Creacionismo de la Tierra Joven y el Creacionismo de la Tierra Antigua. En
términos generales, expondré sus principales ideas, junto con detallar algunos aspectos históricos,
científicos y filosóficos. También realizaré un breve análisis crítico que considere sus fortalezas y
debilidades a la luz de diferentes criterios metodológicos, pero no aspirando a constituir un estudio
enciclopédico exhaustivo y detallado, sino mas bien a presentar un panorama general y
contextualizado, que genere un punto de partida básico para futuras discusiones.
II. CREACIONISMO DE LA TIERRA JOVEN
El Creacionismo de la Tierra Joven (CTJ) o también llamado “Ciencia de la Creación” es una de
las posturas que ha alcanzado mayor popularidad en algunos círculos creyentes, así como también
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es la más criticada por los escépticos. Proviene básicamente de USA, sin embargo poco a poco ha
ido encontrando muchos adherentes en América Latina. Esto último obedece al hecho de que la
mayoría de nuestras iglesias cristianas, esencialmente protestantes, experimentan, y han
experimentado, una influencia muy fuerte por parte del fundamentalismo bíblico estadounidense.
Dicha corriente, por lo generalestá comprometida con muchas ideas conservadoras de aquel país, las
cuales no solo se reflejan en la problemática de los orígenes, sino también en aspectos relacionados
con la agenda valorativa, la política interna y de relaciones exteriores, entre otros.
Los primeros indicios históricos en lo que respecta a calcular la fecha de los orígenes aspecto de
gran trascendencia para el movimiento creacionista actual la encontramos en el siglo XVII con
pensadores como Johannes Kepler e Isaac Newton. Sin embargo, esta visión no sería sistematizada
hasta el año 1650, cuando el arzobispo anglicano James Ussher publica su obra “Anales del antiguo
testamento, deducido de los primeros orígenes del mundo”5, con el objetivo de cerrar la discusión
teológica de su tiempo acerca de la edad de la tierra. En dicho trabajo, y basándose en las
cronologías bíblicas, Usher establece que la fecha exacta para el primer día de la creación es el 23 de
Octubre del 4004 a.C. De manera similar, establece otras fechas importantes como por ejemplo el
Diluvio (23492348 a.C.), el llamado de Abraham (1921 a.C.) y el Éxodo del pueblo hebreo (1491
a.C.). Algunos creacionistas han sostenido que Usher fue el pionero del CTJ, no obstante esto
constituye un anacronismo evidente. El esfuerzo de formular una cronología bíblica en ese tiempo,
obedecía esencialmente a las inquietudes teológicas e historiográficas de la modernidad,
estrechamente ligadas al naciente pensamiento científico; y no a presentar una alternativa bíblica
fundamental, en contraposición a las teorías científicas vigentes. Sin considerar que en aquel tiempo,
paradigmas científicos que el CTJ ha rechazado tan categóricamente como el big bang y el
neodarwinismo, ni siquiera se concebían en la comunidad científica.
En realidad los orígenes formales del CTJ se remontan al año 1961, cuando el ingeniero Henry M.
Morris y el teólogo John C. Whitcomb publicaron su muy conocido libro “El diluvio del Génesis6”,
el cual terminó por configurar definitivamente sus bases fundacionales. Al mismo tiempo de proveer
la mayoría de las ideas que muchos creacionistas mantienen hasta el día de hoy, se formuló como
una abierta reacción al hecho de que muchos científicos cristianos estadounidenses en ese entonces
no tenían problemas en aceptar la evolución. Bastante conocido es el caso de la American Scientific
Affiliation (ASA), la cual si bien en su primera década de existencia adhería al pensamiento anti
evolucionista, posteriormente fue abriéndose al creacionismo progresivo y a la evolución teísta7.
Cabe señalar que aun cuando la publicación de Morris y Whitcomb fue el hecho histórico que
marcó formalmente el inicio del CTJ, desde fines de 1800 ya era posible encontrar pensadores
heterodoxos sosteniendo algunas de las ideas propias de dicho movimiento. Un caso interesante, por
ejemplo, lo constituye el astrónomo real de Escocia y profesor de la Universidad de Edinburgh,
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Charles Piazzi Smyth, quien basándose en mediciones que realizara en la Gran Pirámide de Guiza,
sostuvo que la creación ocurrió en el año 4004 a.C. Smyth estaba convencido de que la construcción
de dicha pirámide había sido guiada directamente por Dios para revelar a través de su estructura y
dimensiones, acontecimientos pasados, así como futuros8. Un segundo caso es George McCready
Price, profesor de ciencia y adventista del séptimo día, quien al mismo tiempo de considerar
teológicamente relevante la problemática sobre los días de la creación del Génesis, llegó a sostener
que el diluvio, también relatado en los pasajes bíblicos de los orígenes, fue el responsable directo del
registro fósil y geológico9
Aun cuando hoy se sabe que dentro del CTJ se sostiene una amplia gama de ideas, para nuestros
fines enumeraré de forma general algunas de las que están entre las más importantes10. Además las
mismas nos permitirán distinguir de manera general, entre el CTJ y otras corrientes que
analizaremos un poco más adelante. A continuación el detalle:
2. Creación especial o episódica. Sostiene que el origen del universo y la diversidad de la vida, no
se produjo a través de mecanismos y leyes naturales, sino más bien a través de intervenciones
divinas, unilaterales y sobrenaturales. Así entonces, y de acuerdo a su interpretación del Génesis,
dichas acciones divinas se fueron distribuyendo a lo largo de los seis días de la creación.
3. Indistinción entre ciencia y religión. Por lo general se sostiene que las verdades teológicas,
entendidas dentro del marco de sus propias interpretaciones bíblicas y las teorías científicas
estarían al mismo nivel explicativo. En la práctica, esto se traduce en un reiterado esfuerzo de
formular “teorías cristianas” alternativas, acorde a su interpretación bíblica, en contraparte a los
actuales paradigmas que se sostienen en el mundo de la ciencia.
4. Adopción de una especie de “relativismo científico”. Por lo general se considera que la evidencia
experimental siempre estará sujeta a las propias interpretaciones de los científicos. Por lo tanto, de
aquí concluyen que cuando están en frente de teorías científicas problemáticas con su interpretación
de los textos bíblicos, esta última tendría preeminencia a la hora de elegir una opción.
Una de las mayores fortalezas del CTJ es su directriz hermenéutica en cuanto a interpretar el
8 SMYTH, Charles Piazzy. Our Inheritance In the Great Pyramid. London, A. Strahan, 1877.
9 PRICE, George McCready. Q. E. D. or New Light on the Doctrine of Creation. New York, Fleming H. Revell
Company , 1917.
10 Para esto me he basado esencialmente en lineamientos fundamentales de instituciones creacionistas estadounidenses
tales como Answers in Genesis Respuestas en Génesis http://www.answersingenesis.org/about/faith y el Institute
for Creation Research Instituto para la Investigación de la Creación http://www.icr.org/tenets.
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texto bíblico, la cual constituye uno de los factores determinantes a la hora de alcanzar
popularidad. Tal como ya lo mencionamos, el ejemplo más representativo lo constituye USA, país
que con una enorme influencia evangélica conservadora, posee un considerable porcentaje de
personas que adhieren de manera irrestricta al CTJ 11. Una comprensión literal de los primeros
capítulos del Génesis, extrayendo así información de tipo fáctica, sin duda que constituye una labor
teológica mucho más simple e intuitiva. También, es innegable que resulta mucho más accesible, en
el sentido de que la Biblia en apariencia se interpretaría a sí misma, descartando cualquier tipo de
influencia histórica y sociocultural, que de aceptarse, inevitablemente requeriría un enfoque
multidisciplinar, bastante más complejo e inaccesible para el cristiano promedio. Es dentro de este
marco, que numerosos adherentes al CTJ han llegado a sostener que la interpretación literal de los
primeros capítulos del Génesis es la única manera de salvaguardar los fundamentos básicos del
cristianismo bíblico, así como de establecer un sistema teológico omnicomprensivo. Se rechaza la
tradicional distinción entre lo secular y lo religioso. Así entonces, la interpretación literal de dichos
textos bíblicos, sería la única guía y fundamento válido para cualquier tipo de conocimiento, tanto
científico como humanista.
En general existen dos grandes dificultades que enfrenta esta forma de literalismo bíblico, y que
considero son extremadamente difíciles de subsanar. La primera de ellas, consiste en la pluralidad
metodológica que existe en la ortodoxia cristiana, en relación a la exégesis bíblica. Interpretar
literalmente los capítulos del Génesis con el fin de extraer información fáctica entendida dentro de
nuestros estándares modernos, en realidad no constituye a fuerzas la única alternativa. Y esto, a
pesar de que muchos fundamentalistas, cristianos y anticristianos, se han empecinado en sostener
que dicha interpretación sería inherente al texto. Dentro de este contexto, la historia de la Iglesia
Cristiana nos provee de ejemplos muy significativos, los cuales nos ayudan a descubrir un panorama
muchísimo más amplio. Agustín de Hipona, teólogo y filósofo cristiano del siglo IV, considerado uno
de los padres de la Iglesia, en relación al relato de los días del Génesis señala lo siguiente:
Tal vez las Sagradas Escrituras, en su estilo habitual, están hablando con las limitaciones del
lenguaje humano para hacer frente a los hombres de entendimiento limitado (…) La
narrativa del escritor inspirado, lleva el asunto hasta el entendimiento de los niños.12
Para Agustín, una interpretación adecuada del Génesis es aquella que considera en el texto un
sentido alegórico, de tal forma que no entre en conflicto con los hechos confirmados por las ciencias
naturales. Esta visión influyó enormemente en el pensamiento de Tomás de Aquino, teólogo y
filósofo del siglo XIII, quien sostenía que las muchas formas de interpretar el relato del Génesis, al
final constituyen un tema secundario, independiente de la centralidad de nuestra fe en la creación:
Puesto que la Sagrada Escritura puede ser explicada en una multiplicidad de sentidos, se
debería adherir a una explicación particular solo en la medida en que se está preparado para
11 Una interesante encuesta es la publicada por NEWPORT, Frank. Four in 10 Americans Believe in Strict Creationism
[en línea] Gallup. 17 diciembre, 2010 <http://www.gallup.com/poll/145286/FourAmericansBelieveStrict
Creationism.aspx> [consulta: 29 febrero, 2012]
12 AGUSTÍN de Hipona. Intepretación literal del Génesis. España, Ediciones Universidad de Navarra, 2006. (Colección
de pensamiento medieval y renacentista).
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abandonarla, si se prueba con certeza que ella es falsa. 13
En mi opinión, este es un principio cierto, que aquí no hay nada tratado que no sea en la
forma visible del mundo. El que quiera aprender astronomía u otras artes recónditas, le
dejamos ir a otra parte. Aquí el Espíritu de Dios le enseñaría a todos los hombres sin
excepción.15
Un caso muy interesante también es el de Benjamin B. Warfield, célebre teólogo reformado del
seminario de Princeton, quien sostuvo que la comprensión de los días del Génesis, como días de 24
horas es “exegéticamente insostenible”. De acuerdo a su visión teológica, la actividad creadora de
Dios no excluye todos los procesos o interacciones con los factores naturales, en este caso,
representado a través de las diferentes teorías, leyes y explicaciones científicas16.
El segundo problema importante que enfrenta la interpretación literal sostenida por el CTJ, es la
creciente necesidad de integrar la teología con las ciencias naturales, ciencias sociales y las
humanidades. Esta integración en realidad va mucho más allá que un simple “acomodacionismo
teológico”, como se ha catalogado algunas veces de manera simplista, sino mas bien consiste en
reconocer el hecho de que la teología y religión, al constituir una parte esencial de nuestra cultura,
siempre estará superpuesta a modo de interacción con las diversas áreas del conocimiento. Por
ejemplo, es un hecho cierto que los textos bíblicos se escribieron estando inmersos dentro de un
contexto muy determinado, por lo tanto para realizar una exégesis adecuada, aparte de estudiar los
manuscritos en su idioma original, se hace sumamente necesario conocer las condiciones históricas,
sociales y culturales en las que vivían quienes escribieron. Ateniéndonos al caso del relato del
Génesis, esto se torna sumamente importante. En palabras del teólogo Gerhard von Rad:
Sin duda, aquí [en el Génesis] se nos ofrece mucho de la ciencia de la época sobre el origen
del mundo, tal como había sido elaborada por entonces; ciencia que como tal, se ha visto
amplísimamente superada por la nuestra17.
13 TOMÁS de Aquino, Suma Teológica III, 9,93. El hombre y la Ley de Dios. Pamplona, Servicio de Publicaciones de la
Universidad de Navarra, 1992. (Cuadernos de Anuario Filosófico. Serie Universitaria, 25).
14 CALVIN, J.A. A Commentary on Genesis, King J. (translation). London, Banner of Truth, 1967, chap. 1 vers. 5.
15 CALVIN, J.A. op.cit. chap. 1 vers. 69
16 ZASPEL, Fred G. B.B. Warfield on Creation and Evolution. [en línea] Themelios Journal. Vol. 35, Issue 2, July 2010
<http://www.thegospelcoalition.org/publications/352> [consulta: 15 febrero, 2012]
17 VON RAD, Gerhard. El libro del Génesis. Salamanca, Ediciones Sígueme, 1982.
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del prueblo de Israel, se traduce en una evidente descontextualización, la cual no hace verdadera
justicia a lo relatado en el texto, sus motivaciones reales y los objetivos para los cuales fue escrito.
El bioquímico español Pablo de Felipe, quien ha dedicado ya varios años al estudio de las relaciones
históricas entre ciencia y religión, señala lo siguiente:
En los tiempos bíblicos, el debate de los orígenes no era científico, sino religioso, y en él la
Biblia toma parte (…) El contexto del Génesis es, pues, el de los mitos de los orígenes.
Frente a ellos, el Génesis es un antimito. ¿Cómo desmitifican los relatos bíblicos de la
creación? Lo fundamental no es que haya habido creación, ni que exista Dios, sino el tipo de
Creador. La separación Creador/creación es lo que niega el carácter divino al universo18.
Lo anteriormente expuesto es de suma importancia, ya que nos indica que el Génesis constituyó
una confrontación directa a las concepciones religiosas de ese tiempo, las cuales eran principalmente
politeístas, con divinidades “naturalistas”. Esto quiere decir, que la tendencia en la antigüedad era
esencialmente divinizar la naturaleza, conectando los diferentes hechos observables del mundo con la
agencia directa de sus diferentes dioses19.
Una de las características fundamentales del CTJ es su abierto rechazo hacia la mayoría de las
teorías científicas aceptadas por la comunidad académica. No acepta el big bang, la síntesis
evolutiva moderna, ni ninguna explicación que se derive de dichos paradigmas, por considerarlos
abiertamente contrarios a la Biblia. En este sentido han surgido diversas “teorías creacionistas”
alternativas, muy poco ortodoxas, que en principio armonizarían con sus interpretaciones bíblicas
literalistas. Por ejemplo, una teoría muy popular es la postulada por Philip Henry Gosse 20,
posteriormente revivida por Henry M. Morris 21, la cual sostiene que nuestro universo fue creado con
apariencia de madurez; todo lo que Dios creó debió haber tenido una edad inherente, pero no real,
la cual precisamente correspondería a la estimada por los científicos hoy. Así por ejemplo, cuando
estimamos la edad de un cuásar lejano situado a miles de millones de años luz, sobre la base de la
señal luminosa que recibimos del mismo, ésta sería ilusoria, ya que Dios de antemano creó la luz en
tránsito entre dicho objeto astronómico y nosotros los observadores terrestres.
Otra teoría creacionista igualmente difundida en la actualidad, es la relacionada con el campo
magnético de la tierra. Thomas G, Barnes, quien fue el primero en proponerla 22, básicamente
sostuvo que como la componente dipolar del campo magnético terrestre estaría decayendo de
manera exponencial, con una vida media de unos 1400 años, estaríamos ante un claro indicador de
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que la tierra es joven. En otras palabras, si extrapolamos dicho decaimiento a un pasado lejano, la
componente dipolar sería tan intensa, que la vida no sería posible. Posterior a Barnes, Russell
Humphreys ha retomado y modificado parcialmente esta idea 23, argumentando que aun cuando la
energía promedio de dicha componente estaría decreciendo desde el instante de la creación, habría
experimentado fuertes fluctuaciones durante y después del diluvio del Génesis. Humphreys recurrió
a esta hipótesis adicional, básicamente para explicar el hecho cierto de que el campo magnético de
la tierra ha estado experimentado fluctuaciones a lo largo de toda su historia geológica.
Hoy existen diversas instituciones estadounidenses que adhieren oficialmente al CTJ. Dentro de
las mas representativas podemos mencionar la Creation Reseach Society, el Institute for Creation
Research, fundado por el ya mencionado Henry Morris, y Answers in Genesis, iniciativa con mucha
presencia en internet y cuyo fundador es el conocido creacionista Ken Ham. También, y bajo la
tutela de esta última organización de Ham, hoy en USA es posible encontrar el controvertido Museo
de la Creación, el cual busca transmitir de manera concreta las ideas del CTJ al público en general.
23 HUMPHREYS, D. Russell. The Earth’s Magnetic Field Is Young [en línea]. Acts & Facts 22 (8), 1993
<http://www.icr.org/index.php?module=articles&action=view&ID=371> [consulta: 15 febrero, 2012]
24 No está dentro de los objetivos de este trabajo analizar todas y cada una de las teorías alternativas presentadas por
los proponentes del CTJ. Sin embargo, un buen lugar donde poder familiarizarse con la discusión, es el sitio escéptico
The TalkOrigins Archive, el cual cuenta con una completa base de datos: http://www.talkorigins.org.
25 GLATZMAIER, G.A. y ROBERTS, P. H. A threedimensional selfconsistent computer simulation of a geomagnetic
field reversal. Nature 377: 203209, 1995.
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Las iniciativas antes mencionada han tenido fuerte llegada en algunos círculos protestantes
latinoamericanos, los cuales a su vez han ido desarrollado proyectos propios, pero realmente con
muy poca originalidad, ya que solamente se han limitado a retransmitir las mismas ideas sostenidas
por los creacionistas estadounidenses. Entre las mas conocidas está la organización Científicos
Creacionistas, presidida por el ingeniero John Pendleton en México, el Centro Creacionista
Latinoamericano CANOPY ubicado en Perú, y los Ministerios Antes del Fin, popular iniciativa
dirigida por el pastor pentecostal Dawlin Ureña. Aquí también convendría destacar el servicio de
documentación SEDIN26, ya que aun cuando constituye una iniciativa dirigida íntegramente desde
España por el ingeniero Santiago Escuain, ha tenido una fuerte difusión en América Latina.
III. CREACIONISMO DE LA TIERRA ANTIGUA
Con una perspectiva algo menos radical, el Creacionismo de la Tierra Antigua (CTA) surge como
una alternativa muy interesante, que abre sus puertas para aceptar muchas de las explicaciones y
teorías científicas actuales. Si bien existen diferentes corrientes al interior de esta forma de
creacionismo, podemos listar algunas de las características generales que lo distingue27.
1. Interpretación literal del Génesis, pero con ciertas reservas. Aquí podemos especificar tres de
sus características más significativas, y que la distinguen como una nueva variante creacionista:
i. Aun cuando se basa en una lectura literal del Génesis, se considera que la tierra es mucho
más antigua de lo que habitualmente sostiene el CTJ.
ii. Se considera que Adán y Eva fueron los primeros humanos que habitaron la Tierra, y que
antes de ellos hubieron muchas otras especies que posteriormente se extinguieron.
iii. Se rechaza la idea de que el diluvio haya tenido consecuencias geológicas. Se le considera un
evento local, pero aun así con claras repercusiones para la especie humana.
2. No presenta mayor conflicto con las explicaciones científicas acerca de los orígenes en las
áreas de la física, astronomía y geología. Se compatibiliza sin ningún tipo de problemas la edad del
universo y de la tierra con su interpretación de los días del Génesis, los cuales se identifican como
largos períodos temporales. Incluso, en algunos casos se considera que el big bang, paradigma actual
de la física cosmológica, constituye una evidencia directa y concluyente de la doctrina cristiana de
la creatio ex nihilo, es decir, la creación a partir de la nada.
26 Para más información, véase su sitio web oficial en: http://www.sedin.org.
27 Para una referencia de ejemplo, ver la sección de “preguntas y respuestas frecuentes” (FAQs) en el sitio de la
organización creacionista Reasons to Believe Razones para Creer: http://www.reasons.org/aboutus/faq.
http://www.revistarypc.org 11
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primeros capítulos del libro de Génesis28.
Algo que debemos tener presente, es que aquí es imposible hablar de un solo CTA, debido a que
esta perspectiva está conformada por diferentes alternativas con ciertos contrastes conceptuales. Por
lo tanto, es claro que se requiere de un cuidado especial a la hora de analizarla. A continuación
exploraré dos de las corrientes más conocidas y populares en la actualidad.
a) Creacionismo de ruina y reconstrucción
A inicios del siglo XIX, los nuevos hallazgos en las ciencias de la tierra estaban demostrando de
manera contundente que la edad del planeta era mucho más antigua que la estimada en los cálculos
del obispo Usher, e incluso, parecían indicar que la tierra primitiva era un lugar bastante violento
en comparación a la tradicional concepción religiosa asociada al paraíso del Edén. En virtud de
estas paradojas, es que surge esta nueva variante creacionista, a modo de compatibilizar la
interpretación literal del relato bíblico del Génesis con los diversos descubrimientos que estaba
arrojando la ciencia en ese entonces. Pero ¿En qué consiste el creacionismo de ruina y
reconstrucción? En términos generales, es la idea de que existe un lapso de tiempo considerable
entre los versículos 1 y 2 del primer capítulo del libro de Génesis:
¹En el principio creó Dios los cielos y la tierra.²Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las
tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las
aguas29.
Esta variante también se le ha denominado “teoría de la brecha”, ya que sostiene que entre los dos
versículos antes detallados, existe una laguna temporal en la cual ocurrió toda una serie de eventos
catastróficos. El mas importante de todos, correspondería a la rebelión de Lucifer en contra de Dios
(Isaías 14:1215) y su posterior expulsión del cielo a la tierra (Ezequiel 28: 1419), la cual se
identifica como principal causa de por qué la tierra pasó de un estado original, creado por Dios, a
uno caótico y violento como aparece relatado en el segundo versículo del Génesis 1. Así entonces,
después de la ruina posterior a la caída de Lucifer, la semana creativa relatada en el Génesis,
constituye un evento en el cual Dios básicamente restaura la tierra30.
Es muy importante señalar que los proponentes de la teoría de la brecha, por lo general coinciden
con el CTJ en cuanto a interpretar la semana del Génesis como un evento ocurrido hace tan sólo
seis mil años, consistente en una semana de siete días ordinarios de 24 horas. La única diferencia
radica mas bien en sostener que la historia geológica de la tierra, junto con la de los cielos, son las
que se remontarían mucho más atrás. Entendido de esta manera, lo realmente importante de los seis
días del Génesis es que la obra restauradora de Dios se lleva a cabo únicamente en función de los
dos primeros habitantes de la tierra: Adán y Eva. Esto es, la fundación del mundo. Dicha
28 Más adelante se verá algunos ejemplos interesantes, al contrastar las diferentes posturas que existen al interior del
Creacionismo de ruina y reconstrucción y del Creacionismo progresivo.
29 LA BIBLIA, vers. Reina Valera de 1960.
30 JOHNSON, Gaines R. The Bible, Genesis and Geology. Introduction: Beyond Gap Theory Interpretation of Genesis.
[en línea] <http://www.kjvbible.org/gap_theory.html> [consulta: 30 noviembre, 2011]
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restauración reciente, sostienen, sería inabordable a través de las ciencias naturales, ya que todo lo
que observamos en el registro natural son los vestigios de la primera creación de Dios, antes de la
expulsión de Lucifer a la tierra.
Si bien esta interpretación alcanzó mucha popularidad dentro del movimiento fundamentalista
estadounidense a inicios del siglo XX, uno de sus primeros proponentes fue el teólogo y profesor de
la Universidad de Edimburgh, Thomas Chalmers, quién comenzó a difundirla por medio de sus
sermones en los inicios del siglo XIX. Cabe señalar además, que dicha interpretación alcanzó
muchísima aceptación gracias a la famosa Biblia anotada de Scofield, en la cual a propósito del
Génesis 1:2, se puede leer la siguiente nota:
Jeremías 4:2327, Isaías 24:1; 45:18 indican claramente que la tierra había sufrido un cambio
catastrófico como resultado del juicio divino. La faz de la tierra da en todas partes las
huellas de una catástrofe.31
Sin duda que la principal fortaleza de esta línea creacionista, es su interpretación bíblica simple, y
por qué no decirlo, hasta cierto punto elegante. Por un lado, no atenta contra el relato de la semana
creativa del Génesis entendido de manera literal por ciertos sectores conservadores, y por el otro,
guarda la integridad científica en lo que respecta a la geología y los diversos datos experimentales
que nos proporciona sobre la tierra primitiva. Algunos creacionistas de la tierra joven la han
acusado de “acomodacionista” en función de las actuales teorías evolutivas, pero eso en realidad no
es acertado, ya que el mismo Chalmers postuló su interpretación mucho antes de que se publicara
“El origen de las especies” de Charles Darwin. Ahora bien, a pesar de que se aceptan los datos
científicos sobre la edad de la tierra, se guardan muchas reservas en torno a la evolución darwinista.
Tal como Gaines R. Johnson señala:
Tampoco es prudente descartar la redacción literal del Génesis, en intentos de reconciliarlo
con la teoría evolutiva. Los creacionistas conocidos como “Evolucionistas Teístas” sostienen
que la Tierra es muy antigua y que fue “inteligentemente diseñada” por el Creador para
evolucionar (…) Sin embargo, una interpretación literal del texto de la “KJV” Bible, no es
compatible con esta idea.32
Aquí se considera la interpretación literal como el elemento determinante a la hora de mantenerse
en el dogma que identifica al texto bíblico con la autoridad final para el creyente. Ahora bien,
conviene que el lector no se adelante en asumir que dicha interpretación necesariamente implica
tomar una postura antievolucionista, ya que a veces no es el caso. Ken Brown señala lo siguiente:
¿Tiene la tierra 10 mil millones de años? ¿Las formas de vida se desarrollan a través de
procesos evolutivos? No estoy necesaria y completamente seguro de cuantas o cuales teorías
aceptar, sin embargo no tengo problema con la gente que las proclama. No contradicen la
Palabra de Dios.33
31 Notas de referencia de Scofield. Edición 1917, basada en la versión digital alojada en http://www.biblestudytools.com
y adaptada para The Sword Project http://www.crosswire.org/sword.
32 JOHNSON, Gaines R. loc. cit.
33 BROWN, Ken. Creation, Science and Genesis 1 [en línea] The Brown Bible: Researching the Word of Truth. 29 junio,
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Panorámica Ciencia, Fe y Orígenes I. Los Creacionismos
En virtud de esto, pareciera ser que para algunos creacionistas de la teoría de la brecha, el debate
evolución vs. creación no es relevante para efectos de la teología, lo que en cierta medida se
agradece. Dentro del contexto de la ortodoxia cristiana, es evidente que esta discusión constituye
una más bien polémica secundaria. Pero, es importante reafirmar que esto no quita el hecho de que
una lectura literal del Génesis, tal como lo mencionamos para el caso del CTJ, se torna
extremadamente problemática con la evidencia científica y la hermenéutica contextual.
Si bien es cierta la idea de que la doctrina cristiana de la creación es un concepto teológico ajeno
a las ciencias empíricas; la naturaleza, entendida como revelación natural de Dios, de alguna
manera debe entregarnos indicadores de la presencia divina en el mundo. Aquí lo paradójico, es que
en pro de compatibilizar la ciencia exclusivamente con una interpretación bíblica, en cierta medida
se vuelve “ininteligible” la actividad creadora de Dios. La ciencia ya no daría cuenta de la
providencia de Dios a través de su creación, sino que más bien de una etapa de la tierra bastante
oscura y caótica espiritualmente hablando. No cabe duda que la intención de la teoría de la brecha
es digna de resaltar, ya que busca de alguna manera compatibilizar ciertas convicciones bíblicas con
los hechos de la ciencia moderna. No obstante, resulta algo contraproducente que en pro de
solucionar un importante conflicto, con la adopción de una postura creacionista se introduzca un
recurso exegético que al final terminaría por anular cualquier intento razonable de construir una
teología natural sobre la base de argumentos metacientíficos dentro del contexto de los orígenes.
En la actualidad, uno de los principales proponentes del Creacionismo de ruina y reconstrucción
es Gaines R. Johnson, director del Christian Geology Ministry. También destacan iniciativas
independientes como la de Steven D. Dill, autor del libro “The Story of the Original Earth, Its
Destruction, and Its Restoration”, Ole Madsen y su Gap Theory Page34, entre otras. Este tipo de
creacionismo curiosamente no ha tenido mucha difusión en América Latina.
b) Creacionismo progresivo
En contraste con la teoría de la brecha, el creacionismo progresivo sostiene que los días del
Génesis corresponden a lapsos de tiempo extensos, millones de años, en los cuales Dios de manera
directa intervino en el mundo natural con el fin de crear toda la diversidad de vida que existe en la
tierra. En cierto sentido se afirma que la naturaleza, al mismo tiempo de estar regida por todo tipo
de leyes naturales creadas por Dios, también experimentaría intervenciones divinas en algunos
capítulos de su historia. Para el teólogo y apologista Bernard Ramm, uno de los pioneros en
difundir esta línea de pensamiento, la creación progresiva fue el medio por el cual el Espíritu de
Dios, como “entelequia del mundo”, llevó a cabo la voluntad divina en la naturaleza. Bajo la
dirección del Espíritu Santo, las leyes de la naturaleza, durante un largo período de tiempo y a
través de una variedad de procesos, realizan el plan de Dios. Sin embargo, también creía que en
determinados eventos, como por ejemplo el de la explosión cámbrica, Dios habría creado de manera
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súbita diversos organismos biológicos35. Así, el creacionismo progresivo incorpora al mismo tiempo
el concepto de creación milagrosa propia del CTJ, determinado totalmente por la voluntad divina y
el uniformitarianismo propio del evolucionismo teísta.
Las palabras hebreas yôm, 'ereb, y boquer (día, tarde, mañana) tienen un uso flexible y no
se refieren exclusivamente a todo o a partes de días de 24 horas. Ni tampoco los días
numerados se refieren estrictamente a períodos de 24 horas (…) En Génesis 2:4 la palabra
para "día", yôm, se refiere a toda la semana de la creación, demostrando su uso flexible36.
De manera similar, Gleason Archer, teólogo y erudito hebreo declara al respecto:
Sobre la base de la evidencia interna, la convicción es que yôm en Genesis 1, no ha sido
destinado por el autor hebreo para significar un día literal de veinticuatro horas (…) La
secuencia de lo dispuesto en el relato hebreo está en armonía con lo indicado por los datos de
la geología37.
En contraposición a estas perspectivas curiosamente flexibles, el teólogo y creacionista de la tierra
joven, Francis Humphrey, presenta el siguiente argumento:
El hecho es que en la mayor parte del pasaje la palabra yôm es acompañada por una
denotación numérica secuencial, y el lenguaje “tarde y mañana” nos entrega a prima facie el
caso en que días de 24 horas están a la vista38.
Sin embargo, dicha exigencia pareciera no estar a simple vista, ya que el mismo Archer ha
enfatizado que dichos ordinales, sólo definirían unidades simbólicas de tiempo y no servirían como
evidencia real a favor de días literales. Archer también agrega, que los días de la creación, en el
texto hebreo, carecen de un artículo definido que los preceda:
En el género prosa del hebreo, el artículo definido generalmente se utiliza cuando el
sustantivo tenía por objeto ser definido (…) Por lo tanto [los días de la creación] se adaptan
bien a un patrón secuencial, en lugar de unidades de tiempo estrictamente delimitadas39.
Al margen de esta discusión, lo realmente importante a destacar es que el debate en torno a la
interpretación de los días del Génesis dista mucho de poder zanjarse concluyentemente. De hecho,
35 RAMM, Bernard. The Christian View of Science and Scripture. Eerdmans, Grand Rapids, 1954.
36 ROSS, HUGH. The Creation Date Controversy. [en línea] Leadership University. 10 junio, 2004
<http://www.leaderu.com/real/ri9403/date.html> [consulta: 10 diciembre, 2011]
37 ARCHER, Gleason L. A Survey of Old Testament Introduction. Chicago, Moody Press, 1979. pp. 186187.
38 HUMPHREY, Francis. The meaning of yôm in Genesis 1:1–2:4. Journal of Creation Volume 21 issue 2, 2007.
39 ARCHER, Gleason L. Encyclopedia of Bible Difficulties. Grand Rapids, Zondervan, 1982. pp. 6061.
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Panorámica Ciencia, Fe y Orígenes I. Los Creacionismos
en lo personal considero que la postura que se tome, inevitablemente dependerá de factores extra
bíblicos: ya sea un apoyo implícito a la ciencia, o mas bien el presupuesto de que los textos bíblicos
nos transmite información factual, simple y directa, al margen de otras fuentes de conocimiento. Es
importante mencionar, que tanto los proponentes del CTJ como del CTA consideran estar basados
en una interpretación literal del Génesis, por lo que dentro de este contexto, no estaría en juego la
posible historicidad del relato, ni muchísimo menos la inerrancia bíblica, dogma aceptado de
manera irrestricta en ambos círculos.
Un segundo tema que ha tenido mucha difusión dentro de esta línea, y particularmente por parte
de la organización Reasons to Believe, es la propuesta de un modelo de creación tentativo,
aparentemente testeable, y que vendría a confrontar una visión científica puramente naturalista.
Dicho modelo, denominado como RTB, daría cuenta de una amplia gama de aspectos y estaría
basado en el relato del Génesis, entendiéndolo como un relato preciso acerca de los orígenes del
universo y la vida40. De acuerdo al modelo RTB, todo comenzaría en el Génesis 1:1 con la creación
del universo. Posteriormente en Génesis 1:2, el autor bíblico se referiría a las características iniciales
de la tierra temprana. Hugh Ross señala:
El marco de referencia en Genesis 1:1 es el cosmos. Dios declara que Él trajo a la existencia
todo el universo físico —materia, energía y todas las dimensiones espaciotemporales
asociadas con la materia y energía (…) Génesis 1:2 explícitamente cambia el marco de
referencia, el punto de vista del narrador, a la superficie de la Tierra sobre el agua, pero por
debajo de la capa de nubes. Este versículo describe las condiciones iniciales de la Tierra
primordial: su superficie estaba oscura, cubierta de agua, ausente de vida y no apta para la
misma41.
Los siguientes versículos del Génesis, la semana de la creación, nos entregaría la cronología de los
diversos acontecimientos que tuvieron lugar en la tierra. Por supuesto, la mayoría de las apariciones
de organismos vivos, en contraposición a las explicaciones neodarwinistas actuales, serían producto
de una creación divina, directa, intencional, milagrosa y súbita. Aquí no entraremos a analizar en
detalle esta extensa cronología. Sin embargo, se hace pertinente mencionar que el modelo RTB, tal
como lo han propuestos diversos de sus adherentes, predeciría de manera exitosa una serie de
hechos naturales. Algunos de estos serían:
• Evento de creación trascendente
• Ajuste fino del universo
• Rapidez en el origen de la vida
• Complejidad biomolecular extrema
• Explosión Cámbrica
• Origen reciente del hombre, entre otros.
40 ROSS, Hugh. Creation as Science: A Testable Model Approach to End the Creation/evolution Wars. Colorado Springs,
Navpress Publishing Group, 1st edition, 2006.
41 ROSS, Hugh. Summary of RTB's testable creation model. [en línea] <http://www.reasons.org/articles/summaryof
reasonstobelievestestablecreationmodel> [consulta: 8 diciembre, 2011]
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Manuel David Morales
¿Qué podemos señalar acerca de este tentativo modelo de creación? Fundamentalmente, que al
igual que todas las formas de creacionismo, presenta serias dificultades aunque aquí son algo más
sutiles. En primer lugar, y aun cuando este enfoque guarda cierta consistencia dentro de un
contexto puramente literal del Génesis, no queda claro por qué debemos seguir asumiendo que
efectivamente el Génesis exige este tipo de interpretación, a modo de conectar de manera tan
directa el relato bíblico con los descubrimientos de la ciencia contemporánea. Tal como ya lo
mencionamos anteriormente, y si nos situamos dentro del contexto histórico, social y cultural en el
que fue escrito el Génesis, pareciera ser demasiado forzado sostener que el objetivo del autor era
proporcionarnos una teoría científica precisa para nuestros días, en pleno siglo XXI. En segundo
lugar, aquí se nos está presentando una serie de supuestas predicciones exitosas, cuando en realidad
distan mucho de ser aquello. Todos los aspectos mencionados, incluidos los que hemos omitido y
que es posible encontrarlos en las últimas referencias, son descripciones de hechos que curiosamente
¡ya conocemos desde antes que el modelo RTB se formulara! Siempre es importante tener en mente
que una predicción científica es una propuesta de consecuencia experimental completamente nueva,
es decir, que no se haya observado hasta ahora. Por supuesto, esto al margen si constituye una
predicción en sentido estricto comportamiento futuro de un sistema en estudio o en sentido débil
retrodicción acerca de lo que deberíamos encontrar en los vestigios o registros de un determinado
evento ocurrido en el pasado.
Particularizando un poco más, dentro de las predicciones problemáticas de este modelo me
enfocaré esencialmente en dos. La primera de ellas corresponde al “evento de creación trascendente”,
que casi de forma automática se le identifica con big bang. La cuestión es que esto, más que un
hecho científico, constituye una interpretación metafísica del big bang, la cual debemos reconocer,
ha generado muchas críticas. Considerando que los mismos científicos aun no entienden cual es la
interpretación física de la singularidad inicial del big bang ¿Por qué deberíamos identificarla con la
nada, o como una dimensión trascendente más allá del universo visible? O considerando el hecho de
que la doctrina cristiana de la creación tradicionalmente se ha entendido como una dependencia
ontológica, constante en el tiempo ¿Por qué restringirla a un único acto en el tiempo? Incluso, si
quisiéramos cuestionar de una forma mucho más crítica, y tal como lo puntualizara el físico y
teólogo Stanley Jaki42 ¿Por qué deberíamos creer que la ciencia ha determinado un comienzo
absoluto para nuestro universo, cuando ni siquiera es capaz de determinar que a un estado físico no
le preceda otro? Todo este tipo de cuestionamientos plantea serios problemas a la identificación que
se hace entre big bang y creación trascendente.
La segunda predicción problemática tiene relación con el “ajuste fino” del universo, ya que si bien
hoy cuenta con el apoyo de la comunidad científica, es mas bien una implicación a posteriori que
nunca se ha formulado a modo de predicción surgida a partir de una teoría científica. Por supuesto,
no es el objetivo del presente trabajo entrar a analizar en detalle sobre este asunto que no deja de
ser muy interesante. Sin embargo, por lo pronto convendría señalar que todas las posibles
explicaciones para el ajuste fino, ya sea la teísta diseño, el multiverso azar, una teoría del todo
necesidad, entre otras, siempre serán compatibles con los resultados experimentales. El escoger
entre una u otra, al final siempre dependerá de nuestra propia reflexión filosófica y/o teológica, y no
42 JAKI, Stanley. From Scientific Cosmology to a created Universe. The Irish Astronomical Journal, 15: 260, 1982.
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Panorámica Ciencia, Fe y Orígenes I. Los Creacionismos
de aspectos científicos propiamente tales. Así entonces, tomar el ajuste fino del universo como una
predicción inequívoca a favor de la creación divina, no constituye más que un error conceptual.
Ahora bien, uno de los problemas que considero mas problemáticos, es que al igual que otras
formas de creacionismo, disuelve completamente la línea metodológica que distingue la teología de
las ciencias naturales. En relación a este punto, el astrofísico Hugh Ross señala:
La ciencia rara vez es religiosamente neutral. Del mismo modo, la fe religiosa rara vez es
científicamente neutral. Tanto la ciencia como la teología tratan frecuentemente con causa y
efecto y con procesos de desarrollo del mundo natural 43.
Aquí el punto es que la religión, y tal como lo señalara en la introducción de este trabajo, en
esencia no está interesada en los fenómenos de causa y efecto ni mucho menos en los mecanismos de
desarrollo del mundo natural, sino más bien en aspectos trascendentes ligados al significado y
propósito del mundo. Si pensamos por ejemplo en la doctrina cristiana de la creación, que el
creacionismo insistentemente ha pretendido defender sobre la base de evidencia fáctica, es un
aspecto mucho más profundo que cualquier fenómeno de causaefecto, verificable y/o falsable en
términos científicos. La noción de creación en el Cristianismo no trata acerca de cómo las cosas
comenzaron a existir, sino por qué existen. La interrogante “¿por qué existe algo en vez de nada?” es
central en este sentido, y que dicho sea de paso, constituye una cuestión inabordable desde el punto
de vista científico. La nada, es un concepto filosófico que se escapa completamente del terreno de lo
empíricamente verificable. Por otro lado, la ciencia se dedica a describir exclusivamente los
mecanismos que rigen los fenómenos naturales. Dichos mecanismos requieren de un estado físico
inicial y final, o en palabras más simples, de materia y/o energía preexistente. Así entonces, la
creación no cae dentro de esta categoría.
Cabe mencionar que debido a esta disolución de la frontera metodológica que separa la
teología/religión y la ciencia, es que el creacionismo progresivo muchas veces llega a escenarios muy
paradójicos, como por ejemplo, identificar el big bang con la creatio ex nihilo, y al mismo tiempo
sostener que el neodarwinismo con un proceso sin ningún tipo de finalidad, aun cuando ambos
paradigmas científicos comparten la misma naturaleza metodológica. No obstante, quisiera recalcar
que aquí no pretendo argumentar a favor de un modelo de separación radical entre ciencia y la
religión, ya que efectivamente existen diversos puentes de interacción, fructíferos, entre ambas
esferas del conocimiento humano44. El punto en cuestión mas bien radica en que dichos puentes, en
realidad no se fundamentan sobre la base de una equivalencia metodológica entre ambas instancias
relacionadas con el estudio de fenómenos de causaefecto y mecanismos naturales; sino más bien en
reflexiones metacientíficas que surgen “a propósito” de la ciencia. Incluso, como punto máximo
43 ROSS, Hugh. El Creador y el Cosmos. Texas, Editorial Mundo Hispano. p. 164.
44 Por mencionar algunos ejemplos: i) teología natural sobre la base de la inteligibilidad del mundo natural, ii) la acción
divina en conexión con interpretaciones filosóficas de la mecánica cuántica, iii) complementariedad cuántica en
conexión con la cristología, iv) teoría de la información dentro del contexto de la revelación divina, entre otros. Todos
estos casos de estudio, que por cierto son bastante complejos como para explicarlos en una nota al pie de página,
respetan las diferencias metodológicas que existen entre ciencia y religión/teología. Además, se formulan íntegramente
dentro de un contexto filosófico y metacientífico, lo cual favorece la naturaleza misma de dichos puentes.
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Manuel David Morales
podríamos establecer ciertas similitudes, pero éstas no implicarían tener que contraponer o
identificar necesariamente aspectos teológicos con aspectos científicos del conocimiento.
Si hay algo que destacar del creacionismo progresivo, es que sus adherentes por lo general son
muy reflexivos a la hora de referirse a las diversas interpretaciones que actualmente existen sobre el
relato bíblico de la creación. De hecho, a diferencia de la mayoría de los creacionistas de la tierra
joven, esta problemática no la consideran como un elemento propio de la ortodoxia cristiana.
Kenneth R. Samples, teólogo y filósofo de Reasons to Believe señala al respecto:
“La naturaleza y duración de los días de la creación no puede considerarse legítimamente una
prueba de ortodoxia, pues para los órganos de la iglesia, dividirse por tales temas no solo
perjudica la unidad de los creyentes, sino también daña su reputación entre los no
creyentes45.”
Así, reconociendo este hecho, el creacionismo progresivo se erige como una postura bastante más
seria, tolerante y abierta al diálogo que el CTJ. Es evidente que con este nuevo enfoque hay mucho
menos espacio para el fundamentalismo extremo, y más para la discusión con altura de miras.
Quizás sea por este factor no menos importante que aun cuando sea una opción muy popular en
USA, no es del todo conocida, ni el blanco regular de las críticas escépticas ateas.
Tal como lo hemos adelantado, una de las iniciativas mas representativas de este movimiento es
Reasons to Believe, organización fundadada y dirigida por el astrofísico canadiense Hugh Ross, que
además cuenta con el apoyo de otras personalidades como el bioquímico Fazale Rana, el astrónomo
Jeffrey Zweerink, el físico David Rogstad, entre otros. Dicha organización, y al igual que todas las
instituciones creacionistas, se ha hecho muy popular en USA esencialmente gracias a los medios
masivos de comunicación: internet, artículos, podcasts, televisión, así como revistas y libros. Cabe
mencionar que esta organización posee presencia en diversos países alrededor del mundo, entre los
cuales destacada Argentina, debido a que allí posee su única filial latinoamericana. Esta se da a
conocer bajo el mismo nombre en español, Razones para Creer, y está dirigida por Alejandro Field,
conocido apologista argentino que por mucho tiempo se ha dedicado a la traducción de artículos.
III. CONCLUSIONES
A lo largo de este trabajo hemos dado un breve recorrido por algunas de las más importantes
variantes del creacionismo, analizando de manera crítica sus fortalezas y debilidades. También he
señalado algunas de las causas significativas que ha determinado su impacto en el mundo cristiano,
así como en América Latina. Dos de las más importantes que señalara son la marcada imposición
cultural proveniente de corrientes fundamentalistas estadounidenses, así como la inexistente
contextualización científica por parte de las tradiciones protestantes de tradición más progresista.
En general, uno de los factores que indudablemente ha determinado el éxito del creacionismo, es
su enorme simplicidad a la hora de aproximarnos a los textos bíblicos, pero que resulta ser algo
45 SAMPLES, Kenneth. Creedal controversy: The orthodoxy of “days”. [en línea]
<http://www.reasons.org/articles/creedalcontroversytheorthodoxyofdays> [consulta: 8 diciembre, 2011]
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Panorámica Ciencia, Fe y Orígenes I. Los Creacionismos
demasiado problemático a la luz de la teología contextual. Este factor, al mismo tiempo de
constituir una de las principales fortalezas del creacionismo dentro del contexto protestante tan
arraigado a su tradición bíblica proveniente desde los inicios de la Reforma Protestante del siglo
XVI, constituye el cerillo que constantemente ha encendido la fogata que hasta ahora ha
caracterizado el debate entre integristas cristianos e integristas científicos.
Este trabajo por ningún motivo ha constituido un estudio exhaustivo, por lo que a lo largo de sus
páginas ha dejado abiertos algunos temas muy interesantes, que a futuro merecerían tener mayor
atención por parte de futuras investigaciones. Uno de ellos es indudablemente el estudio estadístico
de las tendencias creacionistas en América Latina. Esto en principio pareciera ser algo trivial, pero
por ejemplo cuando comparamos las percepciones de realidades tan diferentes en este sentido como
la de México país fuertemente influenciado por el creacionismo debido a su ubicación geográfica y
la de Chile lugar en donde la iglesia evangélica, mayoritariamente pentecostal, es realmente
indiferente al debate sobre los orígenes, vemos que las tendencias en cada país en realidad no son
tan claras46. Un segundo aspecto que aquí se ha mencionado de forma muy somera, es el relativo
fracaso de las corrientes protestantes más progresistas, en lo que respecta a integrar su reflexión
teológica con el conocimiento científico entendido de manera amplia. Actualmente, lo que quizás
más se le aproximaría, sería la “ecoteología” formulada sobre la base de reivindicar la justicia
ecológica, sin embargo creo que aquí todavía queda mucho por realizar, ya que estas iniciativas por
lo general provienen de ideas formuladas en ciertos sectores del Catolicismo Romano, a través de
escuelas como la Teología de la Liberación. Si los protestantes seguimos ignorando los fundamentos
de las ciencias naturales, el conocimiento “duro” por así decirlo, en realidad se hace imposible lograr
una integración adecuada. Dentro de este panorama, es interesante notar que solo hace algunos
meses recién se formó la primera sociedad en Latinoamérica dedicada a la divulgación sobre temas
de ciencia y fe, desde una perspectiva íntegramente protestante 47. Es evidente que dentro del marco
de estos estudios aún existe una brecha considerable entre nuestros países y el mundo anglosajón, la
cual necesitamos ir aminorando de manera urgente, pero de forma adecuada y pertinente.
Por lo pronto, considero que uno de los desafíos actuales más importantes en especial en América
Latina, es ir creando una consciencia cristiana responsable, en el cual no se considere a la ciencia
como una amenaza a nuestras convicciones religiosas porque de hecho no lo es ni nunca lo será, ni
tampoco un sistema de conocimiento cuyos resultados necesitan ser “seleccionados” en función de
favorecer oportunistamente dogmas particulares, sino mas bien verlo como una actividad intelectual
diferente. Pero por supuesto, por ningún motivo desconociendo que la ciencia puede, y dentro del
ámbito cristiano debe concebirse como una verdadera vocación cristiana, destinada al estudio de la
creación de Dios. Y en este sentido, quienes hacemos ciencia tenemos mucho que decir.
46 Claramente no existen estudios estadísticos que nos digan la cantidad exacta de creacionistas que existen en México y
Chile. Sin embargo aquí hablo mas bien desde mi percepción personal, ya que nací y viví por 23 años en Chile, para
luego trasladarme a México, en donde llevo alrededor de 6 años. En ambos países he percibido la realidad cristiana
evangélica y protestante muy de cerca, lo cual me ha permitido apreciar tendencias en torno a estos asuntos.
47 La Sociedad Educativa Latinoamericana para Fe y Ciencia constituye una iniciativa emergente, nacida en el seno del
Seminario Teológico Centroamericano (SETECA). Sitio web online en: http://www.selfyc.org.
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