Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Guia Del Final de La Vida V1.0 PDF
Guia Del Final de La Vida V1.0 PDF
La primera vez que me encontré con mi colega el Dr. Fenwick me sentí como si
le conociese de toda la vida. Su mirada inspiraba comodidad y sus relajados modales
ingleses transmitían elegancia con un deje arrastrado de algunas palabras que contenían
pura reflexión.
INTRODUCCIÓN
Esta guía que no es otra cosa que el resultado escrito de nuestra experiencia
profesional obtenida del estudio de situaciones finales de la vida humana está enfocada
en torno a aquellos aspectos físicos, emocionales y espirituales que se van desarrollando
durante el proceso de muerte así como en el impacto que ello tiene sobre usted en el
desempeño de su papel de familiar o amistad, particularmente si nunca ha acompañado
a una persona en el último trance de esta vida. Espiritualmente, dentro de este contexto,
la guía también está orientada hacia la búsqueda de significados, propósitos y, porque
no decirlo, esperanza.
Conocer que podemos esperar en cada caso puede amortiguar aquello que vamos
a ver o experimentar y puede jugar un papel positivo y de soporte cuando alguien
cercano a cualquiera de nosotros se aproxima al final de su vida.
Encontrarse junto a una persona que fallece es una experiencia muy profunda y
llena de significado. Sin embargo, también nos puede arrojar a los abismos y caer en
una depresión o bien emprender un viaje hacia dentro de nosotros mismos que nos
cambie la percepción de la vida.
Al igual que sucede en cualquier viaje conviene prepararlo de la mejor manera posible.
Esta guía no busca respuestas a temas relacionados con la muerte súbita, muertes
por suicidio, preguntas referentes a cuál es el mejor lugar para morir, cuestiones
relacionadas con el duelo, planear un funeral o bien implicaciones éticas de la eutanasia.
Más aún, esta guía tampoco desea idealizar la muerte desde un punto de vista
romántico o determinar como "debería ser la muerte". La muerte es una experiencia
personal y sumamente intensa que se ve influenciada por las creencias individuales y su
historia personal. El proceso de muerte seguirá su propio tiempo y camino.
MIEDO A LA MUERTE
Hasta mediados del siglo XX, la mayor parte de las personas fallecían en casa,
junto a su familia y en torno a su comunidad. Es decir, la muerte era aceptada como un
acontecimiento más de la vida diaria y llegar a muy viejos no era especialmente común.
Por ende, muchos de nosotros no solo vemos a la muerte y al hecho de morir con
resquemor sino que tampoco estamos preparados para manejar aquellas dudas,
cuestiones y desafíos emocionales que nos confrontan cuando alguien a quien
queremos comienza a morir. No sabemos que esperar o cómo reaccionar o como
apoyar correctamente a nuestro familiar o amigo que se encuentra en este proceso
mortal.
"La muerte no puede ser buena o calificada de bien tratada si no se reconoce el morir
como tal"
Profesor Allan Kellehear.
Incluso en los hospicios se evita llamar la atención sobre este suceso. Las
referencias a la muerte son desplazadas a las contraportadas de los folletos o bien no son
siquiera mencionadas. En televisión, por ejemplo, se evitan alusiones a la muerte ya que
está comprobado que el espectador cambia de canal y baja la audiencia. En otras
ocasiones el lenguaje relacionado con los cuidados peri mortales pertenecen más bien a
aquellas cuestiones relacionadas con el control del dolor, medicación o prolongar la
vida que acerca de enfrentarse a la realidad de que el paciente va a morir.
Si tenemos excesiva fé en el poder de la medicina nos podemos encontrar que en
vez de utilizar el precioso tiempo restante en prepararse para la muerte, por ejemplo, no
es infrecuente que un paciente terminal acabe recibiendo tratamiento médico para
alargarle "aún más" la vida o incluso embarcarle en un último ciclo de quimioterapia en
sus momentos finales.
Incluso es frecuente que la familia o personas en derredor del enfermo sepan que
se encuentra en la recta final de su vida pero pareciera que hablando de ello le fuesen a
provocar un empeoramiento de su estado. En la lado opuesto, la persona que está
muriendo tampoco lo quiere hacer para evitar discusiones bien intencionadas por parte
de sus acompañantes.
Walter Schels y Beate Lakotta. Autores de “Noch Mal Leben Vor Dem Tod”. 2007
Por supuesto que una persona que esté muriendo necesita un control adecuado
de su dolor pero también necesita lo que podríamos denominar "necesidades del alma":
ser escuchado, cuidado, sentirse conectado con el entorno y emocionalmente seguro.
Quiere ser comprendido y aceptado como cualquier otra persona.
Haga todo lo mejor que sepa a la hora de compartir el tiempo con la persona que
está muriendo pero también asegúrese que esta cuidando de si mismo, particularmente
el sueño. Puede sentirse cómodo junto a la persona que está muriendo. Quizás usted
necesite también compañía pero también debe ser consciente que algunos otros
familiares puede que no se encuentren cómodos a la hora de compartir estos momentos.
Megory Anderson
Autor de: "Sacred Dying"
En cualquier caso, cuando una persona que está muriendo observa que tanto sus
familiares como sus amigos no soportan la verdad de lo que va a ocurrir resultará muy
incómodo para ellos exteriorizar lo que sienten o demandar aquello que necesitan. Esto
puede provocar que la persona se sienta aislada o en soledad sin saber cómo explayarse
o despedirse de sus seres queridos. En el fondo se ve obligada a pensar: “Si les
transmito claramente lo que está sucediendo les voy a hacer sentir mal.
Por ejemplo, pueden preguntar: "¿Qué crees que sucede después de morir?”.
Pueden preguntar si creemos que existe la vida después de la muerte o bien preguntar:
"¿Crees en la existencia de Dios?
Por otro lado es posible que usted quiera abordar el tema de la muerte con su
familiar o amigo pero que no sepa cómo hacerlo, particularmente si este tema no se ha
tocado nunca durante la relación con esta persona.
El mejor regalo que se le puede hacer a una persona que está muriendo es saber
escucharla.
¿Dicen todo lo que sienten? : ¿Nota que intenta decirle algo con el lenguaje corporal
que no expresa con palabras? En tal caso, invite a la persona a que le cuente lo que
realmente quiere decir.
Intente aparcar sus propios pensamientos: Es lógico sentirse embargado por nuestras
emociones y pensamientos acerca de esta persona. El miedo a que fallezca o bien por
cualquier otra cuestión que le esté ocurriendo en su propia vida que le preocupe o le
inquiete. Pero en este momento usted no es lo más importante.
Utilice preguntas abiertas: Cómo, cuando, donde, quien, qué y porqué (cuidado con
esta última ya que, en ocasiones, puede parecer acusatoria o intrusiva). Las preguntas
abiertas mostrarán que usted se encuentra atento y animará a su familiar o amigo a
hablarle con franqueza.
Uso de preguntas directas: Puede preguntar "¿Tienes miedo de morir?" o bien "¿Qué
es lo que más te preocupa de la muerte?". Este tipo de preguntas proporciona una buena
oportunidad para comunicarse con franqueza. No es menos cierto que, en ocasiones,
hace falta cierta dosis de valor para poder hacerlo, todo ello dependerá del mejor
momento escogido.
Utilice frases breves También pueden proveer de confort. Puede decir: "Si en algún
momento te apetece hablar de algún tema en particular o tienes miedo de algo, por
favor, dímelo". De este modo dejará sobre la mesa a su amigo o familiar la invitación a
que le hable, sin expectativa alguna, cuando mejor le convenga.
Revisiones vitales
Muchas personas que se aproximan a la muerte encuentran que hacer una
'revisión vital' les ayuda a validar aquello que ha ocurrido a lo largo de su vida. Releer
viejas cartas o postales, hojear álbumes de fotografías o recordar anécdotas o historias
familiares junto a ellos puede ser particularmente saludable.
Otras personas se plantean unos objetivos claros que lograr y puede que
necesiten ayuda por su parte para alcanzarlos. Otros pueden comenzar a cuestionar sus
creencias religiosas o espirituales o, por el contrario, alcanzar paz en viejas o nuevas
creencias. Hay que estar atentos con estos quiebros o crisis psicológicas.
EL PROCESO DE MORIR
Cambios físicos. Estos cambios forman parte del proceso de envejecimiento. Por
ejemplo, La piel se adelgaza y se vuelve pálida así como aparecen manchas oscuras en
las manos, pies y rostro. El cabello se adelgaza y la persona suele perder algo de
estatura. La dentadura suele descolorarse o cambiar su tono de coloración.
Reducción del apetito. El organismo conoce sus necesidades y reduce sus necesidades
alimenticias. Se produce una pérdida del apetito y de la necesidad de beber. En algunas
ocasiones comienza una pérdida de peso que puede llegar a ser rápida e incluso
acelerarse en el tramo final. Es muy importante no forzar la alimentación o la bebida
cuando alguien no lo desea. En cualquier caso es buena idea la de pedir
recomendaciones al personal sanitario.
Peticiones especiales. Pueden querer visitar algún sitio en particular, pedir un ramo de
sus flores favoritas, escuchar algún tipo de música en particular, tener alguna fotografía
familiar sobre la mesilla o contactar con alguien que fuese importante en sus vidas.
La historia de Josefina
“Mi padre urgía a mi madre para que comiese pero ella no tenía el menor
apetito. Ella le dijo: ‘pero si ya no tengo que trabajar en nada'. Finalmente, el aceptó ya
que entendió que alimentar a una persona que está muriendo es como regar una planta
moribunda.
La mayor parte del tiempo estaba dormida pero sufría episodios de agitación y
mucha ansiedad lo que le provocaba dificultades en la respiración a pesar de estar
conectada a una máscara de oxígeno. Sus ataques de ansiedad eran similares a ponerse
de parto con las consiguientes contracciones.
Poco a poco dejó de hablar pero nos hacía notar que quería mirar por la ventana
y los árboles e incluso al aparcamiento del hospital.
"El hombre nos pidió que rodeásemos la cama para poder agradecernos los
cuidados recibidos. Miró por encima de mi hombro hacia la ventana y dijo: 'Espérame,
estaré contigo en solo un minuto. Tan sólo quiero agradecer a estas personas por sus
cuidados'. Repitió esto un par de veces y, solo entonces, falleció".
Tampoco es extraño que en las semanas o días anteriores a la muerte nos hable
de posibles "visitas" por parte de familiares ya fallecidos, amistades, grupos de niños,
personajes religiosos o incluso sus mascotas favoritas ya muertas. Además dirán que
éstas apariciones han venido a buscarles o, al menos, a ayudarles en la partida.
Los cuidadores suelen ser discretos respecto a ellas porque creen que no es muy
profesional hablar sobre las mismas. En otras ocasiones, simplemente no tienen tiempo
para sentarse al lado de la persona que está muriendo y, evidentemente, no llegan a ser
testigos de la misma.
Por otra parte, los familiares no suelen hablar sobre este tipo de experiencias al
personal sanitario o al resto de la familia así como a las amistades por miedo al ridículo
o descrédito.
Ya sea que las personas que se encuentran en trance de morir nos hagan
partícipes de destellos del otro mundo o les veamos conversar con personas que no
podemos ver debemos considerarnos inmensamente afortunados de poder haber
compartido esos momentos tan especiales y en ningún caso llevarles la contra excepto
que la experiencia sea desagradable en cuyo caso tendremos que tranquilizar a la
persona.
Las personas que presenten alucinaciones producidas por drogas describirán, por
ejemplo, que los dibujos o entramado del papel de la pared se mueve, la alfombra se
ondula, insectos suben por las paredes, extraños animales caminan por el suelo o bien
diablillos o figuras bailan bajo la luz.
Por contraste, las personas que tienen experiencias del final de la vida suelen
estar calmadas por ellas. Más bien parece que ayudan a la persona a abandonar el
mundo físico y sobreponerse al temor de morir.
Este tipo de experiencias son absolutamente reales para aquellos que las
presentan. Escúchelas sin enjuiciarlas o negarlas. Es muy importante recordar que es
algo que realmente experimentan y que nosotros no debemos intervenir tanto para
opinar sobre su veracidad o falsedad.
No sabemos ni podemos saber que sucede en la mente de una persona que esté
falleciendo o qué pueden experimentar mientras duermen o bien sumergidos en algún
estado confusionales o coma por lo que tomarles la mano aporta seguridad así como
expresarles palabras de cariño y despedida.
Historia de Judith.
"Cuando mi madre sufría terrores debido a su Alzheimer raramente se
encontraba 'en este mundo'. Finalmente, en una ocasión se recuperó lo suficiente como
para dedicarme un día de plena claridad mental. En ese momento pudimos hablar de
todo aquello que había quedado pendiente.
El impacto real que este proceso de demencia tiene sobre el proceso de morir
puede ser imponderable y generar lógica alarma. En ocasiones resulta difícil e incluso
imposible conectar o llegar a comprender que es lo que dicen o que quieren
comunicarnos.
En cualquier caso nos hemos encontrado con numerosas ocasiones que aquellos
con demencia severa recuperan la lucidez de improviso en tal medida como para
despedirse de los que lo rodean o hablar coherentemente acerca de encontrarse con
familiares ya fallecidos.
Así que no despreciemos lo que hacen o dicen como una sarta de cuestiones sin
sentido y adoptemos una actitud proactiva en caso que la persona recupere la claridad
mental y puede o decide realizar una última conexión con nosotros.
Historia de Mark
Ella siempre había sido una persona muy reservada acerca de sus temores
relacionados con la muerte pero, después de todo, a pesar de cierto distrés en los
últimos días, tuvo una buena muerte dentro de los límites que razonablemente habíamos
deseado. Esta era la primera vez que había acompañado a una persona que se
encontraba en proceso de muerte. Estoy muy contento de haber participado en ella”.
Las memorias respecto a una persona que está falleciendo suelen ser agridulces.
Esos recuerdos son parte de usted mismo. Es importante encontrar algo que le ayude
alcanzar un sentimiento de plenitud y que quizás le acompañe el resto de su vida.
Por ejemplo, puede crear un espacio personal donde encienda una vela y pueda
orar o cualquier otra cosa que usted necesite para poder despedirse.
Quizás escribir una carta diciendo aquellas cosas que siempre quiso decir pero
que nunca hizo. Si esta persona ya ha fallecido puede que desee quemarla en una
pequeña ceremonia o enterrarla.
Los funerales constituyen el nudo emocional principal dentro del proceso del
duelo. Nos permite compartir nuestro dolor y tomar parte en un ritual ya establecido
desde el punto de vista social y personal para poder despedirse mientras estamos
rodeados de otros que también le conocían y querían.
* Si la persona así lo desea puede recitar en voz baja algún poema favorito o bien
alguna cita de tipo espiritual así como religioso.
* Si resulta apropiado aproveche para redactar alguna oración o panegírico que será
leída el día de su funeral.
Una ligera caricia provee de confort para quien muere y facilita la comunicación
a un nivel más profundo. Incluso cuando la persona se encuentre inconsciente o semi
consciente puede ser capaz de responder a una ligera presión sobre su pulgar con, por
ejemplo, un ligero espasmo de un dedo del pie.
Historia de Clara
“Mi amiga fue una figura inspiradora acerca de como ordenar todas las
cuestiones pendientes y planear su propio funeral. Estuvimos cantando y riendo hasta
que llegó el final.
Por ello, creo que es muy importante subrayar que una persona que esté
muriendo puede seguir poseyendo la audición aunque parezca que ha perdido todos sus
sentidos.
También tenía deseos de comer chocolate así que hice compra del mismo y le
permitíamos comer todo lo que desease.
Creo que tuvo un apoyo enorme y fuerzas en tener a otra persona que poseyese
el mismo perfil espiritual similar al de ella. Sabía que podía ayudarla y así lo hice”.
También hemos conocido casos de personas que deseaban morir junto a alguna
persona en particular que se encontrase en la habitación.
Es difícil asimilar que alguien muera justamente cuando usted haya salido de la
habitación para descansar después de estar presente durante tantas horas o incluso días.
Puede que usted se sienta herido por no haber sido el "escogido" para el momento de la
muerte. También puede sentirse culpable por creer que justamente le "abandonó" en el
momento crucial de fallecer.
Puede ayudar el comprender que algunas veces hay personas que necesitan la
libertad emocional para poder morir tranquilamente en soledad o bien, en otras
ocasiones, si las emociones se encuentran a flor de piel prefieren morir en presencia de
sus familiares o amistades que sean capaces de soportar el impacto emocional.
Historia de Jane
Igual cuestión sucedió con mi tío. Me encontraba con su mujer, mi tía, cuidando
de él cuando decidimos salir a almorzar. En ese momento, falleció.
En este sentido fue muy importante para mi – egoístamente - realizar algún tipo
de ritual en relación a la despedida. Mi padre no quería ningún tipo de funeral ni nada
similar pero me urgía la necesidad de hacer algo para reconocer tanto su vida como su
partida. Dado que era marinero decidí aventar sus cenizas desde una embarcación.
Solo entonces tuve una sensación de que su partida se había completado.
En el caso de mi tía, de 74 años de edad cuando falleció mi tío, ella nunca había
visto a una persona muerta así que la acompañé a ver a su marido y esto también fue
muy importante ya que se había perdido el momento de su muerte.
Creo que el ritual de su funeral fue crucial para ella. Guardó algunas de sus
cenizas que todavía conserva”.
Suelen darse algunas señales de que la persona se está preparando para morir:
* Congestión pulmonar. La respiración se torna trabajosa y entrecortada cosa que puede
alarmar. En cualquier caso, esto es bastante normal y es causado por secreciones que se
acumulan en la parte posterior de la tráquea.
* Orina oscura. Suele tener color similar al té. Habitualmente ocurre debido a una
disminución en la toma de líquidos unido a un fallo renal incipiente de manera que la
orina se torna más concentrada y adquiere un tono oscuro. También suele presentar un
fuerte olor o cesar su producción.
Agitación e inquietud. Las personas que están muriendo pueden encontrarse confusas y
agitadas. En algunos momentos pueden llegar a gritar. Los sanitarios pueden
medicarlos, por ejemplo con morfina, para tranquilizarles.
Olor. El cese de los procesos metabólicos normales ocasiona un cambio en los fluidos
corporales y en la piel de la persona que favorece la emisión de olor a acetona. Debe
usted estar advertido de ello para no llevarse una desagradable sorpresa.
Cambio en los patrones de respiración. La persona puede alternar entre una respiración
muy ruidosa y otra, por el contrario, imperceptible.
En los momentos finales, el moribundo respirará con una menor frecuencia, incluyendo
una inspiración seguida de no respiración (apnea) que puede durar varios segundos y,
solo entonces, una nueva inspiración. A esto se le conoce como respiración de Cheyne-
Stokes. Esto puede causar intranquilidad entre los presentes ya que parece que la
persona ha dejado de respirar para luego comenzar nuevamente.
Cuando ocurre la muerte, sucede muy rápidamente. No hay duda de lo que está
sucediendo.
En ocasiones la persona da algunas bocanadas cuando su corazón y pulmones cesan su
función. Otros muestran una prolongada espiración -fuerte suspiro- seguida, momentos
después, de lo que parece una última toma de aire. Esto puede repetirse durante algunos
minutos lo que puede alarmarnos si no se encuentra preparado para ello. En cualquier
caso, tan solo son los pulmones que expelen el aire.
* Desaparece el pulso.
* El color de la piel cambia rápidamente a amarillo pálido.
* La expresión facial cambia. Es posible que usted no "reconozca" a la persona de la
misma manera en que estaba acostumbrado. En ocasiones, el aspecto es de suma paz.
* Se tiene la sensación de que el cuerpo no está "habitado" por alguien.
Historia de David
Parecía que, desde los pies hacia la parte superior. Es decir, su cabeza y derredor iba
perdiendo esa "fuerza vital" hasta que, finalmente, su consciencia sé separó del
envoltorio de su cuerpo.
Historia de Denise
“Yo sabía que mi padre iba a morir ese mismo día y decidí dejarle a solas con
mi madre.
No tuve problema a la hora de dejarle ya que me había dicho que se encontraba
‘listo para irse'. No tenía miedo alguno y se encontraba muy tranquilo. Habíamos
compartido mucho tiempo conversando mientras le cuidaba y, sin llegar a verbalizarlo,
ya nos habíamos despedido.
Realicé un paseo hasta que tuve la sensación de que ya había fallecido. Volví a
casa y descubrí que su partida había ocurrido hacia 20 minutos. Comencé a sentir
emociones un tanto confusas, particularmente de alivio ya que el sufrimiento había
llegado a su fin.
Nunca había visto con anterioridad un cuerpo de una persona fallecida. Me
quedé de pies con la espalda apoyada en la pared, a cierta distancia de él, acumulando
el coraje para acercarme.
Entonces, noté la presión de unas manos sobre mis hombros y una voz que
susurraba en mi oído: ‘Estoy bien'. A continuación experimenté una potente sensación
de que una fuerza extraordinaria se alejaba a una inmensa velocidad.
Sabía que era mi padre. Todo temor que parecía tener, desapareció lo que, sin
duda, me ayudó a manejar todas aquellas cuestiones asociadas con el funeral.
Posteriormente me di cuenta que está experiencia había hecho desaparecer mi miedo a
la muerte”.
Puede sentir duelo. Puede sentirse confuso o, incluso, aliviado. También una
especie de tranquilidad, particularmente en hospitales e instituciones donde el personal
de enfermería no hacía más que entrar y salir para cumplir con su trabajo.
Si es lo que usted desea, puede pedir a enfermeras y médicos que le dejen a solas
con el cuerpo ya que está experiencia puede reafirmarse como una fuente de
tranquilidad inesperada.
En algunas ocasiones, aquellos que se encuentran presentes llegan a vivir experiencias
que no tienen fácil explicación.
Tanto aquellas personas que se encontraban al cuidado como familiares pueden
tener la sensación que algún tipo de "neblinas" abandona el cuerpo. Otros han descrito
luces que inundan la habitación y que infunden sensaciones llenas de amor. Algunos
han notado cambios bruscos de temperatura. O bien una sensación de "pesadez" en el
aire que toma su tiempo en despejarse. Ciertas personas pueden observar otro tipo de
extraños fenómenos. Tenemos que tomar en cuenta que son momentos de intensas
emociones y que nuestros sentidos se encuentran sometidos a una gran tensión.
Familiares o amistades que no se encontrasen allí físicamente pueden
experimentar el "ver" o "sentir" a la persona muerta y conocer el momento exacto de la
muerte con anterioridad a ser informados. Este tipo de "visitas" habitualmente resultan
ser reconfortantes así como tranquilizan y nunca más son olvidadas. Por favor, no las
discuta aunque en ese momento no sea capaz de entenderlas.
Historia de Sue
La familia
Historia de Sally
“Yo nunca había visto a una persona muerta. Mamá iba a ser la primera y no
estaba muy seguro acerca de como iba a ocurrir, como me iba a sentir y como sabría
que ya se encontraba muerta. Los cuatro nos sentamos alrededor de la cama y nos
íbamos turnando para tomar su mano mientras conversábamos en voz baja. Todos
nosotros nos preparábamos para perder a esta persona tan importante en nuestras
vidas. Hacia las cuatro de la tarde, la respiración de mamá comenzó a ser trabajosa,
paró un par de veces y entonces, una hora después, cesó de hacerlo totalmente y
falleció. Fue un momento increíblemente emotivo. Mi hermana pequeña y yo lloramos
sonoramente. La mayor abandonó el cuarto sollozando mientras mi hermano
permanecía a los pies de la cama en completo silencio mientras contemplaba su cuerpo
con incredulidad. Nunca lo olvidaré. Fue un honor y privilegio encontrarme ahí y
compartir esta experiencia con mi familia”.
* Algunos podrían tener una relación muy afectuosa con el moribundo mientras otros
quizá expresen desazón o rabia.
* Extender la vida complacerá a ciertos miembros de la familia pero será molesto para
otros.
* Familiares que vivan lejos pueden sentirse culpables por no encontrarse acompañando
a la persona que va a fallecer. Otros evitarán, justamente, este contacto debido a
conflictos familiares.
* Pueden aflorar rivalidades entre hermanos y resentir las lealtades lo que puede causar
resentimiento y disputas.
* Alguno de los presentes puede ser conocedor de algún secreto que involucre a la
persona que está falleciendo, hecho que puede ser incómodo para él o ella.
Es decir, debemos estar preparados para estos momentos tan cargados de intensidad
emocional y proveernos de mucha paciencia y comprensión así como de una excelente
voluntad para comunicarnos abiertamente con el resto de la familia.
En casa.
Muchas personas desean fallecer en casa, rodeados de sus pertenencias y donde
las amistades pueden entrar y salir. Si tanto usted como su familiar desean esta opción,
resulta conveniente avisar al personal sanitario que le ha atendido con regularidad de
manera que hagan extensivos sus cuidados al propio domicilio.
Principalmente, en casa tendrá un mayor control sobre lo que sucede a su
familiar comparándolo con un hospital. Su médico de cabecera y la enfermera
correspondiente serán la fuente principal de soporte médico. Gracias a su ayuda,
seguramente podrá conseguir algún equipo especial como pudiera ser una fuente de
oxígeno. Otros accesorios pueden ser habitualmente alquilados en tiendas especializadas
como son las ortopedias.
Hospicios
Residencias.
Hospitales
Más de la mitad de nosotros morirá o moriremos en un hospital.
Desgraciadamente son lugares molestos por el ruido y la actividad profesional de las
personas que nos rodean.
Las comodidades suelen ser mínimas para los acompañantes. Considérese
afortunado si dispone de una cama supletoria para poder descansar. En caso contrario,
insista todo lo que pueda para obtenerla, particularmente cuando el desenlace no se vea
a corto plazo. Si su familiar observa que usted no se encuentra bien, añadirá un extra de
preocupación a la situación que ya de por sí puede ser tensa. En realidad los hospitales
pueden llegar a ser el mejor lugar en el que su familiar o amigo fallezca, particularmente
si necesitan cuidados médicos especiales. Consecuentemente resulta importante no
sentirse culpable sí, por ejemplo, la persona moribunda no puede ser llevada a casa.
Normalmente se le permitirán las visitas o permanecer al lado de la cama tanto como
usted quiera.
* En primer lugar esté preparado a cancelar la mayor parte de las actividades habituales
de su vida. Cuando alguien está falleciendo no resulta fácil hacer o centrarse en
cuestiones más allá que la propia vivencia de lo que está sucediendo. Incluso cuando no
esté a su lado se encontrará continuamente sobresaltado cada vez que suene el teléfono.
* Explique claramente a sus hijos y familia por lo que está pasando desde el punto de
vista emocional ya que otros problemas o demandas adicionales pueden ser
particularmente difíciles de manejar. Explosiones de emociones o mal humor pueden ser
frecuentes. Intente obligarse a descansar y dormir, esto le protegerá parcialmente frente
al estrés de la situación.
* Pida ayuda para cocinar o reunir comida en el refrigerador. Cuando llegue a casa no se
sentirá motivado a ponerse a preparar comidas. Asegúrese de disponer a diario de
comida caliente y nutritiva. Va a necesitar un extra de salud y energía.
* Cuente a los amigos lo que está ocurriendo. La mayor parte de las personas se
comportan de una manera extraordinaria cuando saben que pueden ayudar a otros. Es
reconfortante tener a amigos de la familia en derredor de la persona que está muriendo
por lo que recomendamos darles la oportunidad de ir al lugar y despedirse. Algunos lo
harán muy agradecidos, otros por el contrario, preferirán recordar a la persona tal como
era en vida.
Puede resultar muy inquietante ver a la persona que usted quiere ligado a
monitores, tubos con suero o a un respirador. Más aún cuando ésta persona se encuentre
semi consciente, bajo estrés físico o emocional y que, además puede estar quejándose
abiertamente. La consecuencia de todo esto es que llegue a encontrarse lleno de
ansiedad y con un profundo sentimiento de inutilidad. Al mismo tiempo puede sentirse
desbordado, vulnerable y en soledad, particularmente cuando el personal sanitario esté
ocupado con otros pacientes.
* Asegúrese de tomar tantos descansos como sean necesarios. Puede ser difícil
encontrar un lugar donde descansar y estar a solas con uno mismo cuando la situación
va empeorando. Afortunadamente siempre suele haber algún cuarto vacío así como
alguna capilla que suela permanecer abierta a lo largo de todo el día.
* Puede llegar a sentirse culpable cuando se vaya a descansar a casa pensando que
quizás nunca más vuelva a ver a su ser querido. Este sentimiento es normal.
Simplemente asegúrese que siempre se despide de él o ella. No hace falta verbalizarlo.
Puede ser una despedida interior. Estas despedidas pueden llegar a acumularse con el
paso de los días.
* No suele ser una buena idea la de hacer peticiones sobre necesidades propias al
personal sanitario que ya, de por sí, suele encontrarse muy sobrecargado con su trabajo
habitual. Puede ser una buena idea la de llevar un termo con objeto de poder beber
ocasionalmente. Beber líquidos es muy importante, particularmente en ambientes secos
y calefaccionados o refrigerados como suele ser en un hospital.
* Respetando siempre las creencias de quien va a morir busque ayuda espiritual con el
capellán del hospital o con la persona que corresponda. Cada religión tiene rituales
propios para estos momentos últimos.
* No sea especialmente severo con usted mismo. Las llamadas de teléfono y las visitas
constituirán una parte importante de su vida y el proceso puede parecer
desagradablemente interminable. Sin embargo, recuerde que, en comparación con la
persona que está muriendo y sufriendo, su tiempo resulta precioso tanto para usted
como para él.
En caso de permanecer con ellos recuerde que todo tipo de soporte emocional
será bienvenido así como el no juzgar actitudes o respuestas emocionales de las demás
personas en relación a lo que está sucediendo. Esos pequeños actos de amabilidad y
comprensión son los que cuentan y por los que le recordarán.
Qué hacer
* Si se siente capaz de ello, reste al lado de su amigo. Esto puede ser muy reconfortante
para las familias. Previamente asegúrese que usted es capaz de proveerle de este soporte
ya que permanecer al lado de una persona que está muriendo resulta en un intenso
trabajo emocional.
* Envíe de manera regular mensajes de texto o correos electrónicos a la familia sin
esperar una contestación inmediata. Es agradable para la familia notar que hay terceros
interesados en el devenir de la situación así como conocer su opinión y sentimientos.
* Ofrézcase para cuidar bebés, cocinar para la familia o ir al colegio a llevar o buscar
algún niño. También puede ser útil para traer o llevar a alguna persona desde la estación
o aeropuerto al hospital así como a aquellos que no dispongan de medio de transporte.
* Si ya le han comentado que la persona se encuentra bastante mal, quizás es bueno que
no insista en mantener una conversación o que intente responderle a preguntas cuyas
respuestas son obvias bajo estas situaciones como: "¿Qué tal te encuentras?". El
esfuerzo realizado para contestarle puede ser agotador.
SUMARIO
* Recuerde que tenemos que evitar la torpeza de muchas personas e incluso personal
médico a la hora de tratar con la muerte.
* Intente por todos los medios que se proporcionan los cuidados necesarios y en un
ambiente libre de brusquedad pero lleno de cariño y emociones.
* Sea consciente que el fallecimiento puede dejar al descubierto problemas familiares
no resueltos que se encontraban dormidos durante largo tiempo.
* Escuche en detalle lo que la persona cuenta durante sus últimas semanas o días y que
se note que no solo le oye sino que le escucha y comprende. Es su importante y único
proceso de morir.
* Ayude a crear un espacio especial, sacro, a medida que se acerca la muerte. Quizás
mediante un masaje, velas o alguna música muy suave.
* Si puede ser, esté dispuesto para estar ahí presente dispuesto hasta el final, siendo
consciente que puede ser una de las experiencias más enriquecedoras de su vida.
Finalmente
José Miguel Gaona nació en Bruselas. Licenciado en Medicina con Sobresaliente. Doctor en
Medicina (cum laude) en la rama de Psiquiatría por la Universidad Complutense de Madrid, es
máster en Psicología Médica y especialista en Psiquiatría Forense. Premio Jóvenes
Investigadores de la Comunidad de Madrid y miembro de la Asociación Europea de Psiquiatría
(AEP), ha ejercido tareas docentes en la cátedra de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de
la UCM y ha sido director de la revista Educar bien. Niños.
Fue asesor técnico del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, responsable del área
de salud mental en la guerra de Bosnia para la ONG Médicos del Mundo y miembro del Comité
de Honor de la Fundación Altarriba de protección animal, entre cuyos miembros se encuentran
personalidades tan destacadas como José Saramago, Josep Carreras o Eduard Punset, entre
otros.
Experto en Técnicas no invasivas de Estimulación Cerebral por la Universidad de Harvard
(Berenson Allen Hospital. Boston)
Actualmente dirige uno de los mejores centros de España dedicada a las adicciones y
depresiones desde un enfoque conductual y neurológico como es Neurosalus
(www.neurosalus.com )
En los últimos años ha trabajado en el campo de la neuroteología, ciencia que estudia los
fenómenos místicos y espirituales desde una perspectiva neurológica. En esta línea, dirige el
Proyecto Túnel, un sitio de encuentro para personas que han sufrido experiencias cercanas a
la muerte (ECM) y que desean compartir dichas experiencias o abordarlas desde un punto de
vista terapéutico.
Ha escrito numerosos libros entre los cuales distinguimos “Al otro lado del túnel” con más de
50.000 ejemplares vendidos que ha llegado a ser Nº1 en ventas en España y otros países de
Hispanoamérica.
Internet:
www.josemiguelgaona.com
Twitter: @doctorgaona
Facebook: https://www.facebook.com/josemiguel.gaonacartolano