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Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

Instituto de Investigaciones Económicas y Empresariales

Maestría en Políticas Públicas

Ensayo final:

“América Latina: la disyuntiva entre la ortodoxia neoclásica y el estructuralismo”.

Alumno: Lic. Nery Ryan Luna Campos

Profesor: Dr. Francisco Javier Ayvar Campos

Morelia Michoacán; Agosto de 2019


Resumen
El objetivo de la presente investigación es aportar evidencia que permita contrastar la
idoneidad de la teoría y política económica de la ortodoxia neoclásica sustentada en
el mercado o si por el contrario es necesario replantear los problemas de las
economías subdesarrolladas desde la óptica estructuralista dando nociones de las
estrategias generales a seguir para superar el atraso, en este sentido el presente
trabajo de investigación plantea una discusión teórica y empírica sobre la pertinencia
que presentan la teoría económica neoclásica de corte ortodoxo y la teoría
estructuralista en la forma de analizar y afrontar los problemas del subdesarrollo con
lo que se enfrentan las economías de Latinoamérica desde finales de la segunda
guerra mundial.

A lo largo del documento se realiza una revisión teórica de las principales ideas que
dieron origen y en las cuales se sustenta la teoría neoclásica del crecimiento
económico para posteriormente poner a prueba mediante los resultados que arroja la
evidencia empírica la validez de dichas ideas y predicciones a nivel latinoamericano.
En la segunda parte del documento se presenta la concepción estructuralista del
desarrollo y se plantean algunas líneas generales de acción o estrategias de política
para el desarrollo a seguir, basadas en este segundo enfoque. Estas ideas de corte
estructuralista son complementadas en la parte final del documento con los nuevos
desarrollos generados por los estudiosos del desarrollo local permitiendo con ello
plantear una estrategia de desarrollo más general y que supera alguna de las
limitaciones que presenta la teoría estructuralista.
Índice
Resumen ................................................................................................................. 2
Introducción ............................................................................................................. 1
De los postulados clásicos a las reformulaciones neoclásicas ............................... 2
El modelo neoclásico de crecimiento ...................................................................... 5
La convergencia económica en América Latina ...................................................... 6
Diagnóstico y caracterización de una economía subdesarrollada ......................... 10
El concepto de desarrollo dentro del estructuralismo latinoamericano .................. 11
Hacia una política de desarrollo cualitativa ........................................................... 13
Conclusiones ......................................................................................................... 16
Bibliografía ............................................................................................................ 18
Introducción
Desde que el desarrollo de las economías atrasadas que no habían pasado por un
proceso de revolución industrial se volvió el centro de las preocupaciones de los
eruditos de la economía después de la segunda guerra mundial, se presentaron
diferentes tentativas o posturas al respecto, en el centro del debate siempre se
han encontrado las posturas más ortodoxas de la economía, desde los
neoclásicos representados por economistas como Carl Menger, Alfred Marshall o
en tiempos más recientes Robert Solow y Javier Sala-i-Martin hasta la corriente
de pensamiento keynesiano y poskeynesiano con economistas como Roy Harrod
o Richard Goodwin.

Todas estas corrientes de pensamiento plantean la utilización de los mismos


marcos analíticos y políticas económicas desarrolladas para los países
industrializados en los países que aún se encuentran en vías de desarrollo lo cual
puede resultar en un problema al no tener en cuenta los procesos históricos por
medio de los cuales se han formado las distintas economías subdesarrolladas de
América Latina, este simple hecho podría mermar de manera considerable la
calidad explicativa de los modelos mencionados anteriormente, ya que los
procesos históricos distintos que han seguido los países subdesarrolladas de
América Latina dan lugar a la conformación de economías o conjuntos complejos
que tienen una estructura tanto productiva como social totalmente distinta a la de
los países industrializados con una dinámica interna que no sigue las pautas de
los modelos ortodoxos. Este fue el punto de partida de los economistas
estructuralistas los cuales conformaron la única corriente de pensamiento que ha
hecho aportes teóricos originales específicamente pensados para la problemática
de los países subdesarrollados.

El objetivo de la presente investigación es aportar evidencia empírica que permita


contrastar la idoneidad de la teoría y política económica de la ortodoxia neoclásica
sustentada en el mercado o si por el contrario es necesario replantear los
problemas de las economías subdesarrolladas desde la óptica estructuralista
dando nociones de las estrategias generales a seguir para superar el atraso.

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De los postulados clásicos a las reformulaciones neoclásicas
La teoría del desarrollo económico busca explicar desde un punto de vista
macroeconómico las causas y el mecanismo del continuado aumento de la
productividad del factor trabajo y las repercusiones de tal hecho en la forma en
que se organiza la producción y con ello el modo en que se distribuye la riqueza.
La conformación de la economía como una ciencia abstracta se establece desde
David Ricardo donde el principal objeto de la economía se haya limitado al estudio
del reparto del producto social a través de la identificación de categorías generales
de análisis lo cual alienta a dar validez universal a las teorías que se formulan
(Furtado, 1968). Hasta antes de Adam Smith los economistas no se preocuparon
por los problemas relacionados con el proceso productivo, únicamente se
centraban en los problemas relacionados con la distribución de la riqueza. Para
Smith la causa del aumento del producto social radicaba en los progresos de la
división social del trabajo. En el pensamiento clásico los factores productivos son
la tierra, el capital y el trabajo, y se creía que únicamente el trabajo era el único
factor que generaba valor, aunque por otro lado reconocían que la cantidad de
trabajo que se podía emplear dependía de la acumulación de capital.

Los economistas clásicos ingleses estudiaron el proceso de acumulación de


capital no para explicar el desarrollo, sino para justificar la distribución del ingreso
basándose en dos postulados:

 El principio de la población de Malthus.


 La ley de los rendimientos decrecientes de la tierra.

Basados en estos dos principios los economistas clásicos razonaban que la renta
de la tierra tendía a crecer a medida que se utilizaban tierras de menor calidad,
por otro lado, la población tendía a crecer siempre que el salario fuera mayor al
nivel de subsistencia. Cuando la relación tierra-población era favorable los salarios
eran altos y las ganancias elevadas y con ello el ritmo de acumulación era alto y la
renta de la tierra baja. El rápido crecimiento de la población exige la utilización de
tierras menos fértiles, aumentando con ello el precio de los alimentos, el costo de
la mano de obra y la renta de la tierra, la típica tendencia a la elevación de los
salarios generado por éste proceso, disminuía las ganancias del empresario, con
lo cual el proceso de acumulación se detenía, ya que para los economistas
clásicos el proceso de desarrollo dependía en su totalidad de los empresarios y de
las ganancias que pudieran ser reintroducidas en el circuito económico por parte
de ellos. La presión sobre las ganancias tanto por parte de los terratenientes
como de los asalariados restringe cada vez más el capital ahorrado, con lo cual el
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proceso de acumulación se detiene hasta que la economía llega al estado
estacionario (Furtado ,1968).

La teoría del equilibrio general fue un esfuerzo por salvar las dificultades que
había creado la teoría del valor-trabajo. Los economistas clásicos identificaron en
base a su teoría del valor-trabajo (trabajo asalariado) que cualquier tipo de
sociedad tiende a generar un excedente en el producto social y que la clase
asalariada no tiene posibilidades de apropiarse de dicho excedente, del cual se
benefician en su totalidad los empresarios y propietarios de la tierra. Con la
finalidad de superar dichos problema los economistas neoclásicos trataron de
demostrar que siendo cada factor remunerado en función de su productividad
marginal la totalidad del producto se agota en el proceso distributivo. La teoría
ortodoxa neoclásica descarta totalmente la relación existente entre la teoría de la
distribución de ingresos (basadas en variables sociológicas) y el comportamiento
de la tasas de ahorro e inversión (Furtado, 1968). Para la reformulación de los
postulados clásicos, los economistas neoclásicos fundaron su teoría bajo los
siguientes supuestos:

 La función de producción admite cualquier combinación de factores viables


de acuerdo al nivel de técnica.
 La remuneración de cada factor será determinada por su productividad
marginal.
 Existe competencia perfecta.
 Los recursos se utilizan de manera óptima.
 Existen rendimientos decrecientes del capital y el trabajo.

Una de las conclusiones principales que se pueden extraer del modelo neoclásico
es que cualquiera que sea el monto de la mano de obra, todas las personas que
deseen trabajar encontraran empleo si aceptan el salario de mercado determinado
por la productividad marginal del trabajo. Para que los salarios reales aumenten es
necesario aumentar la productividad marginal del trabajo, lo cual se logra
únicamente si las existencias de capital crecen a un ritmo más acelerado que la
población, por lo tanto el problema central de la economía neoclásica consiste en
la creación de condiciones favorables para el aumento del ahorro y con ello de la
acumulación de capital.

Se puede describir el mecanismo de la teoría neoclásica de la siguiente manera: el


aumento de la productividad del trabajo es consecuencia directa de la
acumulación de capital, la que a su vez depende de la tasa anticipada de

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remuneración de los nuevos capitales y del precio de la oferta de ahorro, la
acumulación de capital al aumentar los salarios reales tiende a incrementar la
participación de los salarios en el producto social y por lo tanto a reducir la tasa
promedio de rentabilidad, si disminuye el precio de la demanda de capital hay
desestimulo para el ahorro y el resultado sería la declinación del ritmo de
acumulación, es decir existe de nuevo una tendencia al estancamiento (equilibrio),
entonces dentro del modelo neoclásico las ideas de acumulación, ganancia y
desarrollo económico son únicamente posiciones alejadas del equilibrio o estado
estacionario.

En la medida en que existan ganancias en un sector cabe deducir que no se está


logrando la localización optima de los recursos ya que aún sería posible aumentar
la productividad de un factor trasladándolo de un sector a otro, resulta evidente
que la utilización óptima de los actores de producción solo puede ser definida e
identificada en términos de un estado estacionario (Furtado, 1968). Finalmente la
diferencia fundamental entre el pensamiento clásico y neoclásico radica en la
teoría del valor-trabajo de los primeros y la teoría de la utilidad marginal en los
segundos.

Otra de las aportaciones más relevantes de la teórica neoclásica fue realizada por
Wicksell, su principal contribución radica en su explicación del movimiento general
de precios a través de una teoría de la demanda de capital, según Wicksell existe
una tasa de interés real que es la que define el equilibrio entre al ahorro y la
inversión y que es más o menos igual al rendimiento anticipado de las nuevas
inversiones, si en determinado momento la tasa real es superior a la corriente,
esto lleva a los empresarios a suponer que las inversiones darán al capital una
remuneración más elevada que su costo, y con ello se intensificaran los negocios
generando competencia por los factores de la producción y elevando sus precios
(Furtado, 1968).

Otro economista de gran importancia para el presente análisis pero que no puede
ser considerado estrictamente como neoclásico es Schumpeter, quien fue un gran
crítico de la teoría neoclásica pero que, sin embargo, no pudo alejarse de manera
total del aparato de análisis neoclásico. La diferencia entre Schumpeter y Wicksell
radica en el enfoque, Schumpeter se despreocupa de las fluctuaciones en el nivel
de precios, no le interesa el hecho de que el empresario sea un anticipador de
ganancia, sino que la acción del empresario tiende a transformar el proceso
productivo, acción que se facilita por la existencia del sistema de crédito que
permite retirar del circuito económico los recursos necesarios para financiar las

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inversiones, Shumpeter a diferencia de los neoclásicos pretende formular una
teoría de la ganancia, la cual se deriva de la innovación generada por el
empresario pero al final sigue el aparato analítico neoclásico al asumir que una
vez que las innovaciones son absorbidas en el sistema económico por los otros
dueños de empresas la ganancia desaparece. Para Shumpeter el crecimiento es
gradual y continuo y el desarrollo es discontinuo y ocurre a saltos, para él, el
desarrollo no es la simple acumulación de la riqueza, los actos de desarrollo son
únicamente los que derivan de las innovaciones tecnológicas, sin embargo, las
innovaciones schumpeterianas constituyen solo uno entre otros elementos
dinámicos del desarrollo, la espina dorsal sigue siendo la acumulación debido que
las innovaciones en si mimas exigen la acumulación de nuevo capital (Furtado,
1968).

El modelo neoclásico de crecimiento


Es sus versiones más modernas, los modelos neoclásicos no solo predicen la
existencia de un estado estacionario, sino también una tendencia en los niveles de
ingreso per cápita. En el modelo neoclásico se considera que, no obstante las
diferencias regionales en la dotación de recursos y en el crecimiento de las
variables que determinan su comportamiento, a largo plazo el crecimiento
presenta una tendencia a equilibrarse entre regiones (Barro & Sala-i-Martin, 2009).
El modelo neoclásico de crecimiento desarrollado por Solow (1956), está basado
en la siguiente ecuación fundamental:

ҝ𝑡 = 𝑠𝑓(𝑘𝑡 , 𝐴) − φk 𝑡 − 𝑛𝑘𝑡 (𝟏)

En la ecuación 1, ҝ𝑡 representa la variación en el stock de capital per cápita,


𝑠𝑓(𝑘𝑡 , 𝐴) representa el monto de inversión (ahorro bruto), 𝑠 es la tasa de ahorro, 𝐴
es la tecnología, φ representa la tasa de depreciación de la maquinaria y 𝑛 es la
tasa de crecimiento de la población, la cual tiene un efecto similar al de la
depreciación sobre el stock de capital per cápita. Para valores de 𝑘 (stock de
capital per cápita) cercanos a cero la curva de ahorro está por encima de la curva
de depreciación, pero como la pendiente de la curva de ahorro va decreciendo
conforme aumenta 𝑘, en algún punto ambas funciones se cruzan, tal punto se
llama estado estacionario, tal comportamiento entre las curvas de ahorro y de
depreciación solo es válido si se considera una tecnología tipo Cobb-Douglas y la
función de depreciación es lineal.

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En el punto de estado estacionario la curva de depreciación es igual a la curva de
ahorro, de acuerdo con la ecuación fundamental de Solow-Swan, el capital en este
punto no aumenta, ҝ = 0. Si el capital no aumenta, en el siguiente instante 𝑘,
vuelve a tomar el valor de ҝ, y así sucesivamente, económicamente tal resultado
significa que la economía se quedará en ese punto hasta el fin de los tiempos.
Además de lo anterior el modelo de crecimiento Solow-Swan arroja otra
importante predicción relacionada a las diferencias entre las tasas de crecimiento
de distintas regiones o economías:

La tasa de crecimiento para la economía neoclásica es decreciente, es decir, que


si las economías únicamente se diferencian en su stock de capital por trabajador,
en la realidad se debería observar un crecimiento superior en las economías
pobres que en las ricas. Dado que la tasa de crecimiento de la renta per cápita es
proporcional a la tasa de crecimiento del capital per cápita, el modelo predice
también una relación negativa entre la renta inicial y su tasa de crecimiento. Esta
relación inversa entre la renta inicial y su tasa de crecimiento es conocida como la
hipótesis de convergencia (Sala-i-Martin, 2000). Con base en ello, las economías
pobres deberían mostrar un crecimiento mayor que las economías ricas. Sin
embargo, el modelo sólo predice convergencia cuando la única diferencia entre los
países es su nivel de stock de capital inicial. Ahora bien, aún existe la posibilidad
de convergencia condicional si los países presentan asimismo diferencias en sus
tasas de tecnología, de ahorro, depreciación y/o de crecimiento poblacional: si dos
países tienen la misma función de producción neoclásica, el más pobre mostrará
un producto marginal del capital mayor, debido a que su tasa de crecimiento
dependerá directamente de su distancia del estado estacionario (Sala-i-Martin,
2000).

La hipótesis de convergencia señalada en el párrafo anterior se conoce como


convergencia beta (β), desarrollada por Baumol (1986) y Barro & Sala-i-Martin
(1990). Existe asimismo la convergencia sigma (σ), que consiste en que la
dispersión en los niveles de renta entre países tiende a reducirse con el tiempo
(Sala-i-Martin, 2000). Con la intención de contrastar las predicciones neoclásicas
en el próximo apartado se presentan una serie de resultados respecto al tema en
América Latina.

La convergencia económica en América Latina


Acevedo (2003) investigó la presencia del fenómeno de convergencia en el
ingreso per cápita en las entidades territoriales colombianas durante las dos

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últimas décadas del siglo XX, así mismo mediante la estimación de convergencia
condicional estudió los determinantes de la tasa de crecimiento departamental en
Colombia durante el mismo periodo mencionado. Los resultados presentados
muestran que la convergencia absoluta en los departamentos de Colombia solo se
presentó en el periodo de 1980-1990 con una velocidad de convergencia del 1.8%,
para el periodo 1980-2000 el signo de la ecuación de convergencia es el
esperado, sin embargo el estimador no es significativo por lo tanto no se puede
concluir que durante ese periodo los departamentos más pobres hayan crecido a
mayor velocidad que los más ricos. Finalmente para contrastar la hipótesis de
convergencia condicional Acevedo (2003) incluye en la estimación dos variables
dummy para separar los grupos de departamentos de bajo ingreso y los de altos
ingresos, para captar posibles diferencias en los estados estacionarios de cada
grupo de departamentos. Para el periodo completo la tasa de convergencia
condicional fue de 2.7%, mientras que para la década del 80 las estimación mejoró
su significancia estadística y la convergencia aumentó a 4%. Las estimaciones con
variables dummy estarían reflejando entonces un proceso de convergencia al
interior de los grupos.

Odar (2002), quien mediante el empleo de una regresión lineal simple trata de
explicar el crecimiento departamental promedio de Perú en un periodo de 15 años
evalúa la hipótesis de convergencia absoluta, los resultados encontrados
muestran una velocidad de convergencia de 0.9%, lo cual es evidencia a favor de
la hipótesis de convergencia absoluta, pero dicho indicador es muy bajo. De
acuerdo a Odar (2002) este resultado podría deberse a la existencia de dos
estados estacionarios distintos, asociados a los niveles iniciales de ingreso, por
ejemplo, los departamentos con menores ingresos iniciales podrían estar
convergiendo hacia su propio estado estacionario, mientras que los de mayores
ingresos hacen lo propio. Con la intención de comprobar la hipótesis anterior, Odar
(2002) estimó las ecuaciones de convergencia para dos regímenes, de esta
estimación encontró que los departamentos de menores ingresos en Perú
muestran una lenta velocidad de convergencia de 0.7%, sin embargo los
departamentos de mayores ingresos muestran un parámetro β igual a 2.6% que es
muy similar a los resultados que se encuentran en la evidencia empírica
internacional, lo anterior estaría indicando que en ambas regresiones faltan
variables explicativas, la hipótesis de Odar (2002) es que dichas variables están
asociadas a factores geográficos, por lo cual estudio la convergencia condicional
mediante una nueva especificación econométrica donde incluye variables dummy
las cuales toman el valor de 1 si el departamento forma parte de un grupo o región

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determinada y cero en caso contrario, así Odar (2002) condiciona
geográficamente el modelo incluyendo 8 regiones representadas por las dummy,
de los resultados de la nueva especificación se determinó una velocidad de
convergencia de 6.7% y que cada uno de los grupos de departamentos converge
a su propio estado estacionario, lo que refleja un proceso de fragmentación en
Perú.

Gerardo Esquivel (1999) analiza la validez de la hipótesis de convergencia


absoluta para el caso mexicano, durante el periodo 1940-995, realizando varios
cortes trasversales durante dicho periodo de tiempo. EI valor estimado de el
parámetro de convergencia estimado por Esquivel para el periodo 1940-1995 es
cercano a 0.011 y es significativamente distinto de cero. Este resultado indica que
la brecha de ingreso entre los estados tiende a cerrarse a una tasa de
aproximadamente 1.1 por ciento por año, implicando que los estados mexicanos
relativamente pobres tienden a acercarse a los estados ricos a una tasa
sumamente lenta. Esto explicaría también porque las desigualdades regionales en
México son tan grandes y persistentes.

Finalmente el trabajo de Silva (2005) presenta resultados respecto a la evolución


tanto de la convergencia sigma como de la tipo beta para seis economías
latinoamericanas durante el periodo 1970-1999, estas son:

 Perú
 Brasil
 Chile
 México
 Colombia
 Bolivia

De acuerdo a Silva (2005) partiendo del análisis de convergencia sigma las


mayores disparidades entre territorios subnacionales intermedios se presentan en
Perú, seguido de Brasil, Chile, México, Colombia y Bolivia, en este orden. Además
de presentar los grados de desigualdad más bajos entre tales territorios, Bolivia es
el país de menor desarrollo relativo entre los analizados, lo que podría sugerir que
esta condición va de la mano con desarrollos territoriales bajos en todos sus
departamentos; en todo caso, a partir de 1994 se observa en este país una
tendencia creciente al aumento de las disparidades territoriales. Para México, la
serie es muy corta y muestra una situación prácticamente constante en términos
de desigualdades territoriales entre 1993 y 1999, mientras que para Colombia se

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aprecia un continuo incremento de las disparidades territoriales entre 1980 y 1996.
Silva (2005) concluye que las disparidades territoriales en los países analizados
tienden a mantenerse o a aumentar levemente en el tiempo, y que cuando ellas
disminuyen su reducción tiende a coincidir con períodos de crisis económicas;
esto sugiere que la causa está más en la caída brusca del crecimiento de los
territorios más ricos que en políticas explícitas para incentivar el crecimiento de los
más atrasados.

A partir de las mediciones de convergencia beta para el mismo grupo de países


Silva (2005) observa que las velocidades de convergencia obtenidas son
extraordinariamente bajas oscilando el total de ellas en un intervalo que va del
0.2% al 1.4%.

En el caso de Chile, en el período largo, entre 1960 y 1998, los resultados del
modelo estimado por Silva (2005) señalan que tomaría 61 años reducir a la mitad
la brecha de PIB per cápita entre regiones, para el caso de México el modelo no
arroja pruebas de que haya habido convergencia en el período 1993-1999.
Tampoco hay indicios de convergencia para Bolivia en los períodos considerados
ni para Perú en 1990-1995, situación que se reitera para Colombia tanto en la
serie de 1980-1996 como en la de 1990-1996. En el caso de Brasil, cuando hay
muestras de convergencia, el tiempo que tomaría reducir las brechas a la mitad va
aumentando desde 35 años en el período 1970-1980 a 54 años en el período.
1970-1997.

La principal conclusión que se puede extraer de toda la evidencia empírica


presentada anteriormente, es que para la mayoría de los periodos analizados la
hipótesis de convergencia económica neoclásica es válida, sin embargo, estos
resultados no deben sesgar el análisis respecto a ellos, es cierto que la hipótesis
se cumple, sin embargo, también es cierto que el ritmo al cual se reduce las
disparidades en los niveles de ingreso entre regiones es demasiado lento, es decir
les tomaría una gran cantidad de años a estos países lograr que las disparidades
entre sus estados o regiones se reduzca al 100% de tal amanera que todos gocen
del mismo nivel de renta per cápita e incluso en algunos periodos la evidencia
presentada muestra que ni siquiera existe convergencia, sino por el contrario se
dan lapsos de divergencias económica.

Lo anterior lleva a replantear la cuestión de si la teoría neoclásica es el marco


analítico correcto para el estudio de los problemas de carácter económico de
América Latina, es evidente que existen diferencias de carácter estructural no solo

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entre los países de América Latina y los países desarrollados, sino al propio
interior de las economías latinoamericanas entre sus distintas regiones o estados,
lo cual lleva a la necesidad de plantear un enfoque diferente en el análisis. Para el
autor el camino a seguir es el plateado por la teoría estructuralista, es necesario
partir de un marco analítico donde se tenga en cuenta las características propias y
particulares de las economías subdesarrolladas de América Latina y dejar de
aplicar ideas y modelos de los países occidentales, dicho enfoque se presume
satisfactorio a la hora de afrontar el reto de reducir las disparidades a un nivel
macroeconómico con las economías más desarrolladas, sin embargo, ninguna
teoría es perfecta, por ello se cree que también son necesarios los planteamientos
realizados por la teoría del desarrollo territorio y local, debido a que como se
observó con anterioridad las disparidades en los niveles de ingreso no solo
prevalecen entre las economías desarrolladas y las subdesarrolladas, incluso al
interior de los propios países subdesarrollados persisten diferencias.

Diagnóstico y caracterización de una economía subdesarrollada


Todo análisis de los problemas económicos de América Latina debe partir de un
correcto diagnóstico y caracterización de las economías latino américas, de
acuerdo a Barre (1995) lo elementos característico de un país subdesarrollado se
pueden agrupar en dos grandes grupos, por un lado los aspectos económicos y
por otro los aspectos extraeconómicos.

En lo que respecta a los aspectos económicos las economías subdesarrolladas


presentan una estructura primaria dual, es decir predominan las actividades
agrícolas y es dual debido a que existen dos estructuras económicas
emparejadas, un sector pre-capitalista autóctono y un sector capitalista que a su
vez se divide en un capitalismo extranjero industrial o dedicado al comercio y un
capitalismo autóctono, escasamente industrial y que se dedica principalmente al
comercio, ambos sectores se encuentran desarticulados, el sector desarrollado no
sirve de impulso al sector autóctono.

En cuanto a su funcionamiento la economía subdesarrollada se caracteriza por la


inestabilidad tanto en su producción, en las exportaciones y en la relación de
precios de intercambio, en lo que respecta a estas dos últimas variables
mencionadas dicha inestabilidad es causa por la dependencia que se tiene de la
demanda de productos por parte de las economías desarrollada, esta
dependencia se puede observar en tres campos, por un lado existe dependencia
de las grandes empresas extranjeras que explotan los recursos económicos y

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aseguran la mayor parte de las exportaciones, la dependencia también se observa
en las importaciones de bienes manufacturados y de servicios, finalmente existe
dependencia de las importaciones de capital debido a la insuficiencia de ingreso
global y a la presión que ejerce el consumo sobre el ingreso disponible que lo que
no permite generar el ahorro suficiente para financiar la inversión, este último
razonamiento genera otro de los problemas característicos de las economías
subdesarrolladas, el denominado circulo de la pobreza, este círculo se genera
debido a que la formación de capital nuevo está limitada por la insuficiencia de
ahorro que existe en la economía como resultado del bajo nivel de ingreso
prevaleciente, la demanda de capital es igualmente deficiente porque no hay
estímulos para invertir lo que se debe a los bajos niveles de consumo cerrando
con ello así el circulo de la pobreza (Barre, 1995).

Por otro lado, dentro de los aspectos extraeconómicos que pueden constituir un
freno para el desarrollo, se encuentran los factores sociales, es conocido que la
estructuras sociales en los países subdesarrollados son desequilibradas, es decir
no existen los grupos o clases sociales intermedias y también son desarticuladas,
esto quiere decir que no existe movilidad entre clases sociales. Otro factor
importante es el referente a las estructuras políticas, generalmente las
instituciones políticas de los países subdesarrollados son inestables e
inadaptadas, por otro lado la organización administrativa es deficiente, con lo que
se hace necesaria una administración descentralizada, regional y local. Finalmente
están las estructuras mentales, tres actitudes intelectuales son indispensables de
promover para lograr el desarrollo, la actitud respecto al progreso material, la
actitud con respecto al tiempo y la actitud respecto a la acumulación (Barre, 2005).

Una vez realizado esto diagnóstico y teniendo y cuenta todas las particularidades
que se pueden enunciar sobre una economía subdesarrollada, es necesario contar
con una corriente de pensamiento y con propuesta de política económica que
permita explicar y afrontar los problemas del desarrollo de las economías
subdesarrolladas.

El concepto de desarrollo dentro del estructuralismo latinoamericano


El desarrollo es objeto de varias definiciones y su discusión ha transcendido a una
gran diversidad de disciplinas científicas no solo es exclusiva de la economía, la
naturaleza compleja de la realidad social determina a su vez la complejidad del
tema del desarrollo y sus implicaciones. El concepto de desarrollo comienza a
cobrar importancia después de la segunda guerra mundial, que pone en el centro

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de la discusión los procesos de crecimiento en los países industrializados y en la
reconstrucción europea y japonesa, pero sobre todo en la industrialización de los
países de América Latina, en este contexto surge como un nuevo campo teórico la
denominada economía del desarrollo que rechaza la pretensión de la
monoeconomía, es decir rechaza el concepto neoclásico de la economía como un
objeto de conocimiento asilado e independiente que conlleva a una visión lineal de
la sociedad y de la historia. El rechazo sobre dicha pretensión neoclásica se basa
en la idea de que los países subdesarrollados presentan un grupo de
características diferentes a las de los países industriales avanzados y por lo tanto
el análisis convencional debía ser reformulado de tal manera que pudiera servir
para analizar las particularidades económicas de las economías subdesarrolladas
(Cabrera, 2014).

Diversas experiencias a nivel mundial como las de los países de América Latina o
de los países asiáticos alimentaron el debate sobre la economía del desarrollo, en
este sentido los aportes más destacados a nivel Latinoamérica respecto a esta
nueva corriente de pensamiento los realizaron Raúl Prebisch (1948) y Celso
Furtado (1961). El estructuralismo latinoamericano a partir del manifiesto de la
CEPAL de 1949 rompe con los esquemas de la ortodoxia neoclásica, planteando
que el desarrollo latinoamericano tiene características particulares y diferentes a la
de los países capitalistas que experimentaron la revolución industrial. Las
aportaciones de los estructuralistas de la CEPAL partieron del análisis del contexto
histórico concreto latinoamericano, el principal aporte de la CEPAL fue el de
promover y sustentar la política de sustitución de importaciones con base en el
análisis histórico de las condiciones prevalecientes en cada país (Cabrera, 2014).

El concepto de endogeneidad en el estructuralismo latinoamericano es


diametralmente opuesto al de dependencia e implica aprovechar las
características específicas que tiene una sociedad para su propio desarrollo
autónomo e independiente (Ferrer, 2008). La abundancia de mano de obra y
recursos naturales así como el dualismo estructural correctamente identificado ya
por Barre (1995) y Furtado (1968) son obstáculos al desarrollo desde la óptica de
la ortodoxia económica pero podrían ser la base de un desarrollo diferente, sin
necesidad de seguir los esquemas de los países que encabezaron la revolución
industrial. Para Cabrera (2014) el desarrollo en su sentido más general es un
proceso de cambio estructural conducente a la mejora en la condiciones de la vida
de los individuos como seres socialmente construidos, esto pasa por la mejor

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distribución del ingreso y el incremento del mismo en términos per cápita y
considerando la calidad de vida.

Hacia una política de desarrollo cualitativa


Una vez esbozado el concepto de desarrollo desde la óptica estructuralista es
pertinente discutir entonces sobre el tipo de política de desarrollo que debe ser
aplicada en los países subdesarrollados para superar su atraso. De acuerdo a
Furtado (1968) en mercado es eficiente en lo que respecta a las decisiones
referentes al nivel de utilización de los bienes de consumo y de los factores
productivos, sin embargo, en lo referente a las decisiones de inversión destinadas
a incrementar la capacidad productiva y el nivel de equilibrio monetario el
mecanismo de mercado no es suficiente por lo que se requiere de la coordinación
centralizada.

En ocasiones el pleno empleo y el equilibrio monetario son incompatibles, como es


el caso de los países subdesarrollados, en este tipo de países el desarrollo se
alcanza por factores exógenos y por definición la política económica debe ser de
tipo cualitativa tendiente a modificar las estructuras, por lo tanto se puede
establecer que el problema central de las economías subdesarrolladas es el de la
selección de una estrategia de modificación de las estructuras y no la elaboración
de política tradicional de carácter cuantitativo. Como demostró Prebisch la
estrategia de desarrollo basada en la exportación tiene una tendencia intrínseca al
fracaso por el deterioro de los términos de intercambio, por lo tanto la otra
estrategia que queda a los países subdesarrollados es la de la industrialización,
entendiendo la industrialización en el sentido de Nurske como la creación de un
conjunto de proyectos industriales llevados a cabo con apoyo del estado con una
expansión equilibrada de todos los sectores y no solo del sector industrial para
satisfacer una demanda global que se diversifica con los incrementos del ingreso
pero siendo la demanda de bienes industriales la que crece más rápidamente,
esta estrategia es totalmente compatible con la creación de polos de crecimiento
alrededor de los cuales se establecen proyectos complementarios, propagando
desde dichos polos el impulso del crecimiento.

El impulso que habían alcanzado ciertos países de américa latina gracias al


modelo de sustitución de importaciones se terminó debido a los desequilibrios
entre la composición de la demanda y la estructura de la oferta lo que provocó la
concentración de las inversiones en ciertos sectores perdiendo eficiencia. En las
economías duales existe un excédete de mano de obra por lo que los aumentos

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de la productividad tienen a beneficiar principalmente al capital, con ello se
generaba la concentración del ingreso , creando un mercado interno constituido
por una gran parte de la población con niveles de vida bajos y estancados y una
minoría con ingresos altos y tendientes a elevarse y al existir un mercado interno
tan poco diversificado los excedentes de los grupos de ingresos altos se exportan
como capital o se destinan a la importación de productos de consumo suntuario
(Furtado, 1968).

Del lado de la oferta la concentración del ingreso genera que el desarrollo se


realice con la expansión del mercado formado por grupos de altos ingresos y por
ello las inversiones tienden a concentrase en sectores donde el coeficiente de
capital por persona es muy elevado, dado que el producto global depende tanto de
la función de producción como de la demanda final la concentración del ingreso
reduce el crecimiento de las industrias intensivas en trabajo y con ello la
expansión y diversificación de la demanda se frena generado una tendencia al
estancamiento, para solucionar el problema del estancamiento y salvar los
obstáculos estructurales se hace necesario actuar sobre la oferta flexibilizando y
sobre la demanda cambiando su composición mediante la planificación central
evitando que la concentración del ingreso produzca que las inversiones se
concentren en los sectores con alto grado de capitalización.

Otro aspecto indispensable a tener en cuenta dentro de una estrategia de


desarrollo para un país subdesarrollado es la tendencia intrínseca al desequilibrio
externo, que se presenta debido a que al crecer los países subdesarrollados
generan un fuerte aumento de la demanda de productos intermedios de origen
industrial que deben ser importados, la teoría ortodoxa sobre sobre la balanza de
pagos no permite a los países subdesarrollados alcázar el equilibrio externo a
menos que sea a costa del estancamiento, esto se debe a que dicha teoría solo
hace uso de instrumentos inflacionarios y devaluatorios y no toma en cuenta las
condiciones estructurales de la economía subdesarrollada, se trata pues de una
incompatibilidad entre el equilibrio externo y una política que busque aumentar la
formación de capital (Furtado, 1968).

La estrategia de desarrollo a seguir exige una acción no solo sobre el nivel de la


inversión, sino sobre su orientación, de tal manera que las nuevas inversiones
provoquen las modificaciones estructurales que permitan reducir el coeficiente de
importación, es decir se tiene que realizar una planificación del proceso de
formación de capital que lleve a los países a producir internamente sus bienes de
capital. Sin embargo, dicho proceso no es nada fácil, como plantean Moreno-Brid

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y Ruiz-Nápoles (2010) la modernización de la planta productiva, la maquinaria y el
equipo de capital para poder competir en los mercados internacionales bajo la
base de mayor valor agregado es una transformación que requiere de mano de
obra crecientemente calificada y de un sector empresarial dinámico e innovador.
Tal combinación es indispensable para reducir la brecha entre el ritmo de progreso
tecnológico y científico y en última instancia de desarrollo económico de la región
y el de las naciones industrializadas. Sin embargo, esta estrategia para el
desarrollo se vio fuertemente obstruida por las reformas basadas en el Consenso
de Washington que debilitaron la capacidad de intervención del Estado y
provocaron una disminución de la inversión pública que el sector privado no pudo
compensar.

Fortalecer las instituciones de educación superior e investigación es un factor


clave para aumentar la competitividad internacional a partir de una estructura
productiva moderna que produzca sus propios bienes de capital sin la necesidad
de impórtalos y así acceder a una alta expansión económica de largo plazo. Para
lograr este objetivo de acuerdo a Moreno-Brid y Ruiz-Nápoles se deben dedicar
más recursos para expandir y mejorar tres elementos clave de los sistemas de
innovación de la región:

 La infraestructura científica.
 La oferta de personal de investigación altamente calificado.
 Una estrecha y funcional vinculación entre los centros de investigación y las
empresas productivas.

Esto quiere decir que los gobiernos que pretendan incrementar el desarrollo de
sus economías deben mejorar los capitales locales físicos y humanos que pueden
llevar a cabo la investigación y desarrollo. Finalmente como ya hizo notar Cabrera
(2014), el estructuralismo no es perfecto, todas las teorías pueden ser mejoradas y
complementadas, dentro de las principales fallas del estructuralismo se
encuentran el no haber profundizado en el análisis del papel de los actores
sociales en el proceso histórico de desarrollo, el no haber previsto las
consecuencias ambientales del modelo y estilo de desarrollo y el no considerar la
participación social como base del diseño de la política de desarrollo, más que en
términos de correlación de fuerzas y proyectos sociales de grupos de poder. En
este sentido, en la actualidad ha surgido y ganado gran popularidad una estrategia
de desarrollo en América Latina, el llamado desarrollo local, dicho enfoque es
totalmente compatible con la teoría estructuralista y además viene a superar
algunos de los problemas identificados por Cabrera (2014) en la teoría
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estructuralista. Para Gallicchio (2004) el desarrollo local es un proceso de
concertación entre los agentes que interactúan en un territorio determinando para
impulsar con la participación permanente, creadora y responsable de los
ciudadanos un proyecto común que implica generación de crecimiento económico,
equidad, cambio social y cultural y sustentabilidad. El desarrollo local consiste en
crecer desde un punto de vista endógeno, y también obtener recursos externos,
exógenos (inversiones, recursos humanos, recursos económicos), así como
mejorar la capacidad de control del excedente que se genera en el nivel local. El
desafío pasa entonces por qué tanto son los actores capaces de utilizar los
recursos que pasan, y quedan, en su ámbito territorial, para mejorar las
condiciones de vida de los habitantes. Los procesos de desarrollo territorial o local
tienen como objetivos principales la transformación de los sistemas productivos
locales, el incremento de la producción, la generación de empleo y la mejora en la
calidad de vida de la población (Silva, 2005). Para alcanzar estos objetivos se
requiere, entre otras cosas, una institucionalidad subnacional descentralizada y un
proceso activo de planificación estratégica del desarrollo productivo territorial, que
establezca prioridades y canalice hacia objetivos comunes los instrumentos de
fomento existentes. La plena operación de un sistema de fomento productivo
descentralizado permitiría aprovechar los incrementos de productividad
potenciales de los territorios, impactando sobre la tasa agregada de crecimiento
nacional.

Conclusiones
Una de las conclusiones principales que se puede extraer del presente trabajo de
investigación es que, si bien las predicciones respecto a la convergencia
económica de los modelos ortodoxos neoclásicos se han comprobado de manera
empírica en numerosas ocasiones para las economías latinoamericanas, dichos
resultados no invitan que los Estados nacionales asuman una actitud pasiva
respecto al desarrollo de sus economías, como se mostró los ritmos de
convergencia extremadamente bajos que se han registrado en todo Latinoamérica
genera que las disparidades regionales en los niveles de ingresos tiendan a
permanecer en el tiempo e incluso en algunos casos tienden a aumentar durante
algún lapso.

Se hace necesario un nuevo enfoque teórico a la hora de analizar los problemas


de los conjuntos de estructura compleja en América Latina generando con ello
toda una gama de instrumentos de política del desarrollo tendientes a modificar las

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estructuras, es decir, es necesaria una política económica de carácter cualitativo,
dejando de seguir recetas de carácter cuantitativo diseñadas para los países
avanzados y que por lo general son pautas de acción que por su propia
naturaleza son incompatibles con la realidad Latinoamérica. Finalmente el enfoque
estructuralista que aquí se plantea debe ser complementado con estrategias de
desarrollo local que permitan superar las deficiencias del desarrollo a nivel
territorial, permitiendo que las localidades puedan impulsar su propio desarrollo
mediante la potencialización de sus capacidades humanas, naturales,
institucionales específicas, es decir se debe buscar un desarrollo endógeno desde
lo local.

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