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Campeones

Todo o nada. El pugilista sube al cuadrilátero sabiendo que podría ser su última pelea.
Se juega mucho más que el cinturón, que ahora es apenas un símbolo de su
consagración como campeón del mundo. Se juega la reputación, su vida, el futuro. Sabe
que tiene que subir a pegar, y volver a pegar. No puede escatimar esfuerzos a la hora de
golpear. Es que, por si no lo sabían, el campeón no está jugando. Un knock out (K.O) en
este momento de su carrera, lo dejaría mucho más abajo que en la lona. Lo empujaría al
olvido. Faltan veinte segundos para que suene la campana. El boxeador está en su punto
sin retorno. No puede perder.
El goleador respira. Una multitud grita desaforadamente entre vítores e insultos. El
jugador está quieto frente al agazapado arquero. Faltan veinte segundos para patear el
penal. En otro momento podría errarlo y sólo sería una anécdota del Fútbol amateur,
pero ahora no juega con esa posibilidad. No cuenta con ese lujo. Juega en primera
división y en un mundial. No puede fallar, no se puede equivocar, no hay margen de
error en las ligas mayores. Los cien mil espectadores parecieran moverse en cámara
lenta. El no está jugando un partido. Esto ya no es un deporte donde lo importante era
competir. Se juega un contrato Europeo millonario. Su pase al futuro asegurado. No
puede patear mal. Es todo o nada. Lo difícil no es llegar, sino mantenerse. Si el
boxeador cae, se levantará de la lona, pero no del prestigio. Si el jugador no convierte el
gol, maldecirá sobre el césped, pero alguien más romperá un contrato sin firmar.
Salvando las distancias, es la misma presión que sentimos al publicar cada número de
nuestra revista. Hace un año comenzamos con el sueño de convertirnos en una
alternativa potable para la juventud. Trabajamos duro para lograr una edición única cada
vez. Ponemos todo para el mejor público que nos espera ansiosos. Y unos minutos antes
que la revista salga de imprenta, sentimos lo del boxeador. O los segundos previos al
penal. A diferencia de los dos ejemplos, no estamos cuidando nuestro prestigio o un
contrato millonario, sino algo mucho más importante: la responsabilidad y el
compromiso ante Dios de dar lo mejor. Quisimos jugar en las ligas mayores, y hoy,
estamos saliendo en gran parte de Latinoamérica. Eso nos produce un profundo respeto
por los miles de lectores y por saber si estamos dando lo mejor. Cuidamos el diseño, las
fotos, los informes y cada nota.
No hay una sola frase al azar. No ponemos rellenos o notas de color. Cada página tiene
que tener algo para decir, en lugar de solo decir algo. Seleccionamos sólo lo mejor y
escribimos cada nota como nos hubiese gustado que nos hablaran a nosotros. Salimos a
la calle, como si fuese el último número. Donde hay que ponerlo todo. Cada edición es
premium, cada número tiene que ser de lujo. El equipo trabaja como si se jugaran un
título. Durante más de un mes, están investigando, viendo lo que pega, consiguiendo
información, seleccionando los mejores libros, para que a la hora de salir de imprenta,
sepamos que lo dimos todo. No sabemos si lo estamos logrando, pero de igual manera,
no podemos caer en la lona o errar el penal.
Esto, es un mundial, y ya dejó de ser un deporte. Es una guerra contra el enemigo, y no
una simple lucha de novatos. Gracias, estimado Zelote, por ser un fiel lector y por el
incondicional apoyo en cada número. Gracias por la amistad y la confianza. Por las
críticas y los halagos. Esta, más que nunca, es una revista para campeones, para los
verdaderos campeones de lo eterno. Ah...olvidé decirte que sólo faltan veinte segundos
para comenzar a leerla. Que disfrutes el gol.
Dante Gebel, especial por la edición Platinum de Generación Z

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