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NUEVOS FOLIOS DE BIOÉTICA / Nº 14 / JULIO 2014

Episteme y aleturgia: el valor de la verdad en


Foucault
Yuri Carvajal B.*

Frente a la existencia de interpretaciones Introducción


diferentes e incluso opuestas, podemos
La cuestión del valor de la verdad en
–desde una perspectiva científica y/o de
Foucault se encuentra lo suficientemente
saber– adoptar distintas posiciones. La
equivocada en esta cita, como para enca-
primera, que hasta hace poco tiempo era
bezar este homenaje epistemológico, 30
dominante en algunos medios intelectuales,
años tras la muerte del filósofo francés.
refiere a las propuestas posestructuralistas
y foucaultianas que asumen expresa o Extraviada de lugar, porque Salud Co-
tácitamente que frente a todo proceso lectiva es, a mi juicio, la mejor revista
significativo existen puntos de vista de salud pública en nuestro idioma. Al
diferenciales respecto de los cuales es estar allí escrita esta frase cliché, no rinde
secundario plantearse el problema de “la” tributo al laborioso esfuerzo de la revista
verdad, ya que la verdad solo es un efecto por constituirse como lugar de verdad.
del poder. Y, por lo tanto, en el caso de Extraviada de tono, pues la displicencia
la influenza A (H1N1), “la” verdad es la con que se alude a propuestas foucaul-
que impusieron la OMS, la Secretaría de tianas, como si se tratara de una tribu
Salud, la industria químico-farmacéutica en movimiento o una especie de tienda
y otros actores complicados en la aplica- de vestuario en época de liquidación y
ción de dicha verdad. Es decir, estamos que vergonzosamente oculta su origen,
no solo ante un relativismo gnoseológico, no contribuye a comprender la relación
sino ante una exclusión de los procesos entre verdad y poder en la obra compleja,
transaccionales que incluyan a los sec- heterogénea y aún lamentablemente des-
tores subalternos y no subalternos en el conocida, de Michel Foucault. La propia
desarrollo de sus “resistencias” y, sobre palabra ‘poder’ nos parece muy sencilla
todo, en el desarrollo de sus propuestas como para usarla a destajoi. Latour ha su-
y acciones contrahegemónicas; y esto gerido que la expresión “Ebrio de poder”
más allá de que el poder se imponga no solo cabe para políticos, sino también a
(Menéndez, 2014).1 sociólogosii. Decir que en esa obra la verdad
es solo un efecto del poder, no puede ser
considerado sino una mala caricatura o
* Yuri Carvajal agradece el apoyo de Fondecyt al
proyecto 3130585,Controversias tecno-científica
una pobre payasada. En los dos casos, un
en la reforma de salud: análisis desde la soci- chiste que no provoca risa alguna.
ología de la traducción.

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Extraviada de compañía, porque ni el en sus trabajos de los años sesenta para


relativismo que se esgrime como signo de designar las configuraciones que subyacen
degeneración intelectual ni el olvido de al saber en su positividad, ordenamientos
la contrahegemonía y de los subalternos, que separan aquello que es posible ver,
me parecen atroces o indeseables. de aquello por lo cual ni siquiera tiene
relevancia preguntarse, grillas que orga-
Extraviada intelectualmente, porque
nizan la verdad. La segunda, una palabra
como trataremos de mostrar, el valor de
inventada y usada por él en los ochenta,
la verdad, de sus distinciones, sus com-
para destacar el rol de la actitud del sujeto
posiciones, de sus regímenes, no son solo
en la verdad. Expresión que además le
parte notable del pensamiento de Michel
permite dialogar con las inquietudes del
Foucault, sino que sus trabajos enrique-
pensamiento heideggeriano acerca de la
cen la comprensión de los desafíos del
verdad, desde un curso propio.
presente, entre los cuales distinguimos,
el de intentar una descripción verdadera
de la actualidad.
Episteme
Sirva la cita para destacar entonces, el
En una primera aproximación nada más
valor, la importancia, de preguntarnos
lejos de la noción de aleturgia, en que la
en salud pública por la verdad, de la
verdad es una especie de acto del sujeto,
producción de Foucault, acerca del saber.
con la de episteme, que busca retratar un
Foucault gustaba referirse a su trabajo
orden intelectual, dibujar las líneas que
como el de un historiador de la verdad en
delimitan la visibilidad o aparición de un
sus primeras obras, como un arquéologo
saber, las condiciones de posibilidad de la
a partir de los años setenta, y en la mejor
verdad. Las palabras y las cosas, de 1966,
tradición nietzscheana, un genealogista de
hace una exquisita descripción y periodi-
la verdad. Alguien para quien la verdad
zación de las mismas, en el esfuerzo por
era un asunto suficientemente serio como
realizar una arqueología de las ciencias
para investigarlo.
humanas (Foucault, 1993). La aleturgia,
La tradición intelectual francesa, en la propuesta en 1980, es el virtuosismo de
cual su obra siempre echó raíces y que una verdad de laboriosa artesanía en las
nunca ocultó su territorialidad, enfatiza formas del saber y de la eticidad del sujeto
la historicidad del problema, más que la y formas de gobierno. La relación de la
composición lógica o racionalidad in- verdad con la episteme en 1966 aparece
volucrada. También marcha más a gusto como una especie de ur-saber, una grilla
en un estudio de las rupturas que de las que da visibilidad de los problemas, por
continuidades. lo tanto identifica una época del pensa-
miento, ya que
Nuestro acercamiento lo haremos esta vez
en torno a la pareja episteme y aleturgia. En una cultura y en un momento dados, solo
La primera, una noción puesta en relieve hay siempre una episteme, que define las

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condiciones de posibilidad de todo saber, Foucault, en nombre de lo que llama


sea que se manifieste en una teoría o que pluralismo, no acepta hablar de sistema,
quede silenciosamente investida en una discontinuidad y discurso. Insistiendo en
práctica (Foucault, 1993, p. 166). la singularización de los problemas, pre-
fiere hablar de sistemas, discontinuidades
Lo que hace aparecer a los sujetos es
y discursos. ¿Cuál es el sentido de esta
justamente una determinada episteme que
disquisición? Proponer una interpretación
“ha hecho posibles esas individualidades
de la episteme como lugar abierto:
que llamamos Hobbes, Berkeley, Hume
o Condillac” (Foucault, 1993, p. 69), de …espacio de dispersión, un campo abierto
manera que la diferencia entre dos in- y sin duda indefinidamente descriptible de
vestigadores, por ejemplo, Aldrovandi y relaciones[…] La épistéme no es un estadio
Buffon, se ubica en aquello que distingue general de la razón, es una relación com-
una episteme renacentista de una clásica: pleja de desniveles sucesivos (Foucault,
1991, p. 51).
Aldrovandi no era un observador mejor ni
peor que Buffon; no era más crédulo que él, En efecto, es muy difícil precisar hoy
ni estaba menos apegado a la fidelidad de una configuración de saber que agote
la mirada o a la racionalidad de las cosas. descriptivamente en una fórmula, las
Simple y sencillamente, su mirada no estaba reglas del saber. Por el contrario, todos
ligada a las cosas por el mismo sistema, los esfuerzos y llamados a cambios para-
ni la misma disposición de la episteme. digmáticos adolecen de una vocación de
Aldrovandi contempla meticulosamente totalidad vana. Misma dificultad con las
una naturaleza que estaba escrita de arriba metodologías y las epistemologías. ¿Cómo
a abajo (Foucault, 1993, p. 48). incluir la pluralidad convergente y en
ocasiones, divergente, en que se produce
Es el mundo de Aldrovandi el que está aquello que resulta veraz?
dibujado como una continuidad de las
palabras y las cosas: “para Aldrovandi y De las epistemes me parece importante
sus contemporáneos, todo esto era legenda, rescatar su valor como intento constructivo:
cosas que leer” (Foucault, 1993, p. 47). Se probar que la modernidad no ha sido sino
trata sin duda de un diálogo de Foucault un episodio intelectual, que el hombre y
con el ímpetu estructuralista de los sesen- el humanismo del siglo XX no eran más
ta, y en esa medida, la existencia de un que el efecto de una forma de pensar y
orden bien trazado, de “configuraciones describir cómo el agotamiento de ese estilo
que han dado lugar a las diversas formas de pensamiento ya había comenzado. En
del conocimiento empírico” (Foucault, 1959 Wright Mills anotaba:
1993, p. 7), que dejan limitada agencia Estamos al final de la que se ha llamado la
epistemológica para la acción, puede hoy Edad Moderna. Así como la Edad Antigua
resultar difícil de aceptar. Ya en marzo de fue seguida de varios siglos de predominio
1968 y a propósito de este mismo libro, oriental, que los occidentales llamaron con

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sentido provincial, la Edad Media o Edad algunas olas y han dibujado ondas en la
del Oscurantismo, así ahora la Edad Mo- superficie: son solo tempestades en un vaso
derna empieza a ser seguida por una edad de agua [...] y para destacar entonces con
posmoderna. Quizás podamos llamarla la toda nitidez, contra esa disposición común,
Cuarta Época (Mills, 1961, p. 178). el esfuerzo alternativo de Nietzsche que “la
hizo centellear una vez más al incendiarla
La noción de episteme ha sido como
[…] En cualquier caso, es Nietzsche el que
una llave para abrir la puerta al saber de
ha quemado para nosotros, y antes de que
las singularidades, de las diferencias, para
hubiéramos nacido, las promesas mezcladas
estudiar aquello que ninguna ley universal
de la dialéctica y la antropología” (Foucault,
explica a priori, pues son los efectos di-
1993, p. 257).
versos de una misma disposición de saber,
los que requieren ser objeto de estudio y Quizás episteme sea una expresión
explicación consecuente. Si tomamos el adecuada para nominar en forma sucinta
caso de la clínica, el resultado en tanto la ocurrencia de un saber privilegiado en
psiquiatría o medicina ha desembocado la modernidad, sin detenerse en la larga
en puntos de llegada muy diferentes: exploración del aparataje material que le
da vida. Para entender las trastiendas de
…en esta misma estructura hospitalaria
sus oposiciones positivistas/críticas “ar-
se había desarrollado asimismo un saber
queológicamente indisociables” (Foucault,
anatomopatológico que ha sido el fundador
1993, p. 311). Para vincular la emergencia
de una medicina dotada de una fecundidad
del hombre, ese “duplicado empírico-
científica muy diferente. Nos encontramos
trascendental” (Foucault, 1993, p. 310)
pues con estructuras de poder, con formas
con aquella del saber como problema
institucionales bastante próximas –el inter-
importante de saber. Y el surgimiento
namiento psiquiátrico, la hospitalización
de la epistemología como una sentencia
médica–, a la que están ligadas formas de
oracular que cruza ciertas ciencias y
saber diferentes, entre las que se pueden
excluye otras. El del surgimiento mismo
establecer relaciones –relaciones de con-
de la epistemología, como un problema
dición y no de causa efecto, ni a fortiori de
situado en el hombre y su saber, inútil de
identidad–.
volver a preguntarlo si acaso el hombreiii
La episteme ha sido más bien un artefacto deja de ser el horizonte de la pregunta:
intelectual enjuiciable por sus obras. En
Se cree que es un juego de paradojas el
este caso, nos ha permitido cuestionar la
suponer, aunque sea por un solo instante, lo
presunta radicalidad de la operación crítica
que podrían ser el mundo, el pensamiento y
y decir en palabras francas que:
la verdad si el hombre no existiera (Foucault,
El marxismo se encuentra en el pensamiento 1993, p. 313).
del siglo XIX como el pez en el agua, es
decir, que en cualquier otra parte deja de
respirar […] Sus debates han producido

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Aleturgia este ámbito podría llamarse en oposición al


de las estructuras epistemológicas, estudio
En febrero y marzo de 1984, en su último
de las ‘formas aletúrgicas’. Utilizo aquí una
curso en el Collège de France, Foucault
palabra que comenté el año pasado o el an-
reúne los problemas del cuidado de sí y de
terior. Desde un punto de vista etimológico,
la ética del sí mismo que habían ocupado
la aleturgia sería la producción de la verdad,
su pensamiento desde mediados de los
el acto por el cual la verdad se manifiesta
setenta, con las inquietudes acerca del
(Foucault, 2010, p. 19).12
saber, las prácticas de verdad que cons-
tituyen como sujeto de saber al loco o al Foucault articula en esta cita dos de sus
preso, tanto desde el sistema formal de las herencias intelectuales más queridas, poco
instituciones, así como desde la perspectiva citadas en epistemología, pero valiosas a
del sujeto mismo, de lo que es capaz de la hora de preguntarse por la verdad del
decir, de lo que le es permitido decir, de saber: Nietzsche y Heidegger. Heidegger
lo que vale su decir. La textura unificadora ha recuperado para su uso la verdad en su
de su interrogación es la vida: vida verda- expresión griega: . La preposi-
dera, verdad de la vida y la búsqueda de ción a busca negar el lethos, lo oculto, el
una vida otra. De paso, su comprensión olvido. El aparecer o desocultar implicado
del bios, pone a la existencia, a la forma en la verdad, tiene formas o, como diría
de la existencia, como el elemento defi- Foucault, regímenes de verdad. Para Hei-
nitorio de la vida. Y esa forma alude a la degger, la forma griega, del amanecer del
estética, a una posibilidad de hacer de la pensamiento, presocrática, se condensa en
vida como existencia, una obra sometida esta aletheia. Con la misma palabra, pero
a escrutinio, a variado juicio, incluyendo mediante una leve torsión, Foucault toma
el estético. distancia del saber moderno y propone al
sujeto una búsqueda comprometida de
Para ese propósito, propone –sin de-
las condiciones de verdad de su decir. La
nostar su valor– salir del terreno de la
epistemología y pasar a una cuestión que
denominará aletúrgica: 1 Sobre el concepto de aleturgia, cf. Michel Fou-
cault, “Du gouvernement des vivants”, clases
Se trataría de analizar, no, en modo alguno, en el Collège de France del 23 y el 30 de enero
cuáles son las formas del discurso que per- de 1980 (“al forjar a partir de alethourges la
miten reconocerlo como veraz, sino: bajo palabra ficticia alethourgia, podríamos llamar
‘aleturgia’ [manifestación de verdad] al conjunto
qué forma, en su acto de decir la verdad, el de los procedimientos posibles, verbales o no,
individuo se autoconstituye y es constituido mediante los cuales se saca a la luz lo que se
por los otros como sujeto que emite un dis- plantea como verdadero, en oposición a lo falso,
curso de verdad; bajo qué forma se presenta, a lo oculto, a lo indecible, a lo imprevisible, al
olvido. Podríamos denominar ‘aleturgia’ a ese
a sus propios ojos y los de los otros, aquél conjunto de procedimientos y decir que no
que es veraz en el decir; [cuál es] la forma hay ejercicio del poder sin algo que se semeje
del sujeto que dice la verdad. El análisis de a ella”, clase del 23 de enero) [nota en la cita
original].

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estrategia nos lleva por fuera de las cues- posibilidad de una ruptura del vínculo entre
tiones de Heidegger y nos acerca más al el hablante y la persona interpelada por él
camino de Nietzsche de poner en duda al (Foucault, 2010, p. 33).
hombre; en el desvío hay el punto común Este decirlo todo y el riesgo implicado
de situarnos en materia de verdad, por fuera no están para Foucault exclusivamente
de la representación y consecuente con
fundados en lo político, sino que penden
ellos, por fuera de la epistemología y de
también de las cuestiones mismas del
la modernidad. Buscando el otro lado del
saber y de la ética:
espejo sujeto/objeto, nos adentramos en un
territorio cruzado por las interrogantes acerca Hay, creo, una cuarta actitud en filosofía. Es
del sujeto y la verdad o intentando decirlo la actitud parresiástica, justamente aquella
mejor, en la articulación y producción de que intenta, con obstinación y volviendo
subjetividad y verdad. Ese giro va a situar siempre a empezar, reintroducir, acerca de
la verdad como práctica, como un acto la cuestión de la verdad, la de sus condicio-
de decir la verdad, como una pragmática nes políticas y la de la diferenciación ética
entre sujetos, como acción instituyente, que abre el acceso a ella; aquella que, de
performativa. El rol preeminente que manera perpetua y siempre, reintroduce,
toma en este movimiento la tradición de acerca de la cuestión del poder, la de su
pensamiento marcada por Diógenes y la relación con la verdad y el saber, por una
imagen de la animalidad canina, hace que parte, y con la diferenciación ética, por otra;
el decir verdad de la parrhesía pueda ser para terminar, aquella que, acerca del sujeto
examinado como una presencia regular en moral, reintroduce sin cesar la cuestión del
la historia del pensamiento y no el de una discurso veraz en el que ese sujeto moral se
marginalidad episódica y anecdótica. El constituye y la de las relaciones de poder en
cinismo (de kynos=perro), es un movimiento que se forma (Foucault, 2010, p. 86).
digno de considerar en su formulación de La verdad como parte del dotarse a sí
la verdad y el saber, aunque no asimilable mismo de un alma, la verdad como el
a la tradición gnoseológica de la filosofía
ejercicio de dotarse de algo que merez-
occidental (Laercio, 2007 y 2011).
ca llamarse un sí mismo, ejercicio que
La necesidad de decir la verdad como a la vez que lo teje, cuida al sí mismo,
un imperativo ético, casi una especie de dedicándose, volviendo importantes las
locura por decir la verdad, fusiona en la cuestiones de las que aquí tratamos, tiene
corporalidad, en el esfuerzo colectivo y en una fuerte impronta de Nietzsche
la inquietud de saber, la verdad como un
La fundación del ethos como principio a
problema, como un desafío y un riesgo:
partir del cual la conducta podrá definirse
la parrhesía, al contrario, entraña un lazo como conducta racional en función del ser
fuerte y constituyente entre el que habla y lo mismo del alma es, en efecto, el punto central
que dice y, por el efecto mismo de la verdad, de esa nueva forma de parrhesía (Foucault,
el efecto de ofensa de la verdad, inaugura la 2010, p. 102).

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El decir veraz permite moverse entre cisión, etcétera. Pero no están por un lado
una verdad que es política, pero también los ignorantes y por otro los sabios. Lo que
ética y a la vez, científica. acontece en una zona del saber repercute
actualmente de modo muy rápido en otra
zona del mismo. Y en esta medida pienso
Coda que nunca el saber ha sido tan especializado
Las palabras conclusivas de la clase del como ahora y sin embargo tampoco nunca
28 de marzo de 1984, que permanecieron se ha comunicado tan rápidamente consigo
sin ser leídas, insistían en el desafío de mismo (Foucault, 1991, p. 46).
pensar aquello que difiere. De esa cita concluyo unas preguntas
Para terminar, querría insistir en esto: no sobre nuestro saber: ¿Cómo trabajar con
hay instauración de la verdad sin una pos- aquello que es otro, sea la verdad otra, la
tulación esencial de la alteridad; la verdad enfermedad otra, la medicina clínica otra?
nunca es lo mismo; solo puede haber verdad Intento no procurar una epistemología
en la forma del otro mundo y la vida otra. como manual para producir una verdad
(Foucalt, 2010, p. 350). semejante, plenamente inscrita en el mun-
do, que permanece idéntico a sí mismo. A
Para Foucault, tarea de la filosofía era ciegas invito a adentrarnos en la alteridad
diagnosticar el presente. Desafío a la vez de lo que no sabemos, de lo no resuelto
político, toda vez que una comprensión por los determinantes o por la causalidad,
de lo verdadero de la actualidad es im- de lo que no está en los textos modernos
prescindible para la articulación del saber. o que modernizan la epidemiología, de
Una de las dimensiones cruciales de esa lo que no está organizado por los saberes
actualidad eran Para Foucault, y siguen idénticos que se reproducen como por
siendo hoy, los saberes tecno-científicos, partenogénesis, de aquella vasta margina-
transformados cada vez en cuestiones lidad de lo que no sabemos y en donde
públicas y políticas: podemos desbastar las astillas de un decir
Nos encontramos actualmente en un nivel que nos haga militantes, tecnocientíficos y
muy avanzado de una mutación que co- bioeticistas, en una verdadera pragmática
menzó en los siglos XVII y XVIII cuando, al que nos comprometa a nosotros mismos.
fin, el saber se convirtió en una especie de Notas
cosa pública. Saber significaba ver de forma
evidente lo que todo individuo situado en las
i Sloterdijk ha usado con ironía la expre-
mismas condiciones, podría ver y compro-
sión prepotencia: “expresando así que este
bar. En este sentido la estructura del saber
poder nunca es y tiene solo poder, sino que
se ha convertido en pública. Todo el mundo
además ‘cabalga’, por así decirlo, en un
antipoder” (Sloterdijk, 2011, n. 11, p. 767).
posee el saber. Simplemente no siempre se
trata del mismo saber, ni del mismo grado ii “‘Ebrio de poder’ no es una expresión ade-
de formación, ni del mismo grado de pre- cuada solo para los generales, presidentes,

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directores generales, científicos locos


y jefes. También puede ser usada para
aquellos sociólogos que confunden la
expansión de explicaciones poderosas con
la composición de lo colectivo” (Latour,
2008, p. 362).
iii ”El humanismo es el fundamentalismo
de nuestra cultura, la religión política
del hombre occidental globalizado, una
actitud que se jacta tanto de su bondad y
perspicacia que se deleita de verse imita-
da por doquier” (Sloterdijk and Heinrich,
2004, p. 116).

Referencias
Foucault, M. (1991). Saber y Verdad. Madrid: Las
ediciones de La Piqueta.
Foucault, M. (1993). Las palabras y las cosas, una
arqueología de las ciencias humanas. México:
Siglo XXI editores.
Foucault, M. (2010). El coraje de la verdad. Buenos
Aires: FCE.
Laercio, D. (2007). El dedo de Diógenes, capítulo
Vida de Diógenes el perro, pp. 20-53. Santiago:
Dolmen.
Laercio, D. (2011). Vidas de filósofos cínicos. Madrid:
Alianza Editorial.
Latour, B. (2008). Reensamblar lo social. Una
introducción a la teoría del actor-red. Buenos
Aires: Manantial.
Menéndez, E. (2014). Las instituciones y sus críti-
cos o la costumbre de polarizar la realidad: el
caso de la influenza A(H1N1). Salud colectiva,
10(1):15-40.
Mills, C. W. (1961). La imaginación sociológica.
México: FCE.
Sloterdijk, P. y Heinrich, H.-J. (2004). El sol y la
muerte. Madrid: Siruela.
Sloterdijk, P. (2011). Crítica de la razón cínica.
Madrid: Siruela.

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