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Exposicon Ross
Exposicon Ross
Nuestro Código repite la misma definición del Código Civil Italiano, el cual
establece que el contrato es el acuerdo de dos o más partes para constituir,
regular o extinguir entre ellas una relación jurídica patrimonial. (Artículo 1321).
Conforme al artículo 1351, los componentes de la definición son:
C) Consecuencias Jurídicas
Cada uno de estos elementos está en conexión con los demás. No es contrato
el acto en el cual falte uno o más de estos elementos.
Como en todo acto o negocio jurídico, para que se forme válidamente el contrato
deben ocurrir los siguientes requisitos de validez:
LA forma cuando ha
La capacidad de las
sido prescrita bajo
partes
sanción de nulidad
El objeto posible,
La causa fin lícita lícito, determinado o
determinable.
Además de estos elementos comunes a todo contrato, deben concurrir los
elementos propios de cada contrato, los cuales son la cosa y el precio en la
compra-venta. La falta de alguno de estos elementos es causal de nulidad del
contrato. Si alguna de las partes contratantes o ambas adolece de incapacidad
relativa, o si el consentimiento está viciado, el contrato es anulable. Las causales
de nulidad están enumeradas en el artículo 219 y las de anulabilidad en el
artículo 221.
El contrato es, por tanto, un acto o negocio jurídico por cuanto con él las partes
autorregulan sus intereses patrimoniales, pero se distingue de otros actos
jurídicos patrimoniales, sobre todo, por la necesaria presencia de dos o más
partes, que no equivalen a la presencia de dos o más sujetos. La parte indica un
centro de referencia de intereses, por ello varios sujetos – portadores de
idénticos intereses – constituyen a una sola parte, mientras un solo sujeto puede
ser, en casos particulares, punto de referencia de dos distintos centros de
intereses, como sucede en el contrato consigo mismo que regula el articulo 166.
Cuando la regulación de intereses es dictada por una sola parte no estamos
frente a un contrato, sino a un acto jurídico unilateral, por ejemplo, el testamento,
la cancelación de hipoteca.
En el sentido del artículo 1531, el acuerdo designa la fase conclusiva del iter
procedimental que conduce al encuentro de las determinaciones de las partes,
esto es, la regulación dictada por las partes; el acuerdo es el contenido del
contrato: los derechos que adquieren y las obligaciones que asumen las partes.
La definición del contrato como el acuerdo de dos o más partes para crear,
regular, modificar o extinguir una relación jurídica corresponde a su noción
clásica que tiene como núcleo central al “consentimiento”, expresión del acuerdo
de voluntades coincidentes.
Queda, por último, manifestar que el contenido del artículo 1351 es igual al de la
primera parte del numeral 140, que define al acto jurídico, de donde existiría
redundancia, si se tiene en cuenta que el contrato es una especie de aquel.
Empero y en descargo de lo expuesto, el contrato se limita a las relaciones
jurídicas patrimoniales, mientras que el acto jurídico comprende también las
extrapatrimoniales.
ETIMOLOGÍA:
Esto ha dado lugar a que en la formación del contrato existan, por un lado, las
voluntades internas de cada parte y, por otro lado, la manifestación de las
voluntades teniendo el carácter de una declaración de voluntad común. Tal como
señala Mazeaud: “La eficacia de la voluntad supone su existencia real (o sea
voluntad interna) y su manifestación (declaración de voluntad)”.
La Sección Primera del Libro VII del Código Civil, contiene la regulación de la
teoría general del contrato, o sea las reglas aplicables al contrato considerado
como categoría general y abstracta, que comprende todas las figuras de
contrato.
El artículo 1353 plasma este concepto estableciendo que todos los contratos de
Derecho privado quedan sometidos a las reglas generales contenidas en esta
Sección, de tal manera que, en principio, la teoría general del contrato
comprende todo el ámbito de la contratación privada.
Esto tiene sentido, por cuanto cada contrato particular requiere, muchas veces,
dadas sus peculiares características, de una regulación propia que no tiene
necesariamente que coincidir y, es más, que puede estar en oposición, con las
reglas generales relativas a todos los contratos. Se aplica entonces el principio
de que la Ley especial prima sobre la Ley general, la cual queda limitada por la
excepción contenida en la ley especial.