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Cómo tener buenos modales

Los buenos modales, o comportarse de un modo socialmente aceptable y respetuoso, demuestra


deferencia, cuidado y consideración por los demás. Tener buenos modales puede ayudarte a tener mejores
relaciones con la gente que conoces y con aquellos a los que vas a conocer. Si quieres tener buenos
modales, entonces tienes que dominar la etiqueta a la hora de comer, la etiqueta telefónica, así como
aprender las reglas básicas de etiqueta, las que incluyen ser cortés y sostener la puerta a los demás. Los
buenos modales expresan respeto a las personas con las que interactúas y también inspiran respeto de
ellos hacia ti.

1. Practica la cortesía básica. Di “por favor” y “gracias” cuando corresponda, incluso a la persona que te atienda en
McDonald's. La gente nota cuando eres cortés y respetuoso, y eso vale mucho.

Además, di “disculpa” cada vez que sin querer te lleves a alguien por delante o “permiso” si tienes que irte de una
reunión social momentáneamente.

2. Sostén la puerta para otras personas. No debes ser el chico de la puerta. Si alguien ingresa a un sitio casi al mismo
tiempo que tú, detente un segundo y mantenla abierta. Si la persona es un desconocido, dile: “Después de usted
señor/ra”. Si no, remplaza el título por su nombre.

Si no sabes si el otro valorará este gesto, pregúntale amablemente: “¿Le sostengo la puerta?”, así le darás la
oportunidad de aceptar el gesto o rechazarlo.

3. Habla educadamente. Mantén el volumen de tu voz lo más bajo posible pero sin dificultar la conversación y no
utilices jerga ni muletillas (entonces, este, etc.).

En lo posible, intenta no perder las “s”, por ejemplo, en vez “tábamo volviendo”, di: “estábamos volviendo”.

No hables sobre temas inapropiados, como funciones corporales, rumores, bromas pesadas, malas palabras, ni nada
que no te gustaría que tu mamá (o la persona que te gusta) te oyera decirlas.

No interrumpas ni anules a la otra persona cuando esté hablando. Practica ser un buen oyente, y habla cuando sea
tu turno.

4. Ofrece tu asiento en transportes públicos. Si estás en un tren o un ómnibus y ves a alguien que tiene problemas
para mantenerse parado (un anciano, una embarazada o alguien con mucha carga), ofrécele tu asiento. Decir, por
ejemplo: “Señor, estaría encantado si aceptara mi asiento”, puede hacer que la situación sea menos incómoda para
la otra persona. Si no acepta, sé amable y respóndele: “Por favor, no tenga problema en decirme si cambia de
opinión”.

5. Felicita a las personas. Ofrece tus felicitaciones cada vez que alguien que conozcas tenga éxito en alguna cuestión
(un ascenso en el trabajo, graduarse de la universidad, un matrimonio, la llegada de un hijo) o lo que sea digno de
elogiar.

Sé buen deportista. Felicita a quien que te derrote en una carrera, en un evento deportivo, en una elección o en otra
competencia.

6. Sé un conductor cortés. Conducir con buenos modales puede parecerte algo anticuado, pero es una cuestión de
seguridad. Trata de seguir los siguientes consejos:

Si llegas a un cruce, detente, así si hay otro conductor que parece no saber conducir, solo dale a entender que pase
primero.

Protege a los peatones y dales suficiente espacio a los ciclistas. Recuerda: tu vehículo de dos toneladas es mucho
más peligroso para ellos de lo que ellos son para ti, por lo que es tu responsabilidad asegurarte de que todos a tu
alrededor estén seguros.

No te pegues a otros autos ni te opongas a que se metan en tu carril.


Utiliza las luces de giro, incluso cuando pienses que no tienes a nadie cerca: nunca sabes si hay un ciclista o un
peatón que simplemente no puedas ver.

7. Aprende a saludar a las personas. Sea en una situación informal o formal, reconocer la presencia de otra persona
es un punto fundamental de los buenos modales (de no hacerlo, puede ser visto como un insulto en la mayoría de
los contextos). Haz lo siguiente:

Si saludas a alguien que conoces, por ejemplo, un miembro de tu familia o un amigo, un saludo informal es
suficiente. Puede ser tan simple como un “Hola, ¿qué tal?”.

Si saludas a alguien mayor que tú, un socio comercial o cualquier otro conocido del ámbito formal, mantente en un
saludo formal, a menos que te sugieran hacerlo de otra manera. Saluda a la otra persona llamándole “señor” o
“señora”. Evitar ser demasiado informal y hablar con oraciones completas, por ejemplo: “¿Cómo le va señor
Rodríguez?” es apropiado.

Haz los gestos de saludo necesarios. Para saludos informales, la interacción física con la otra persona es tu decisión:
puedes no hacer nada, darle un abrazo, estrechar su mano o la forma de saludo que tengas con esa persona. Si es un
saludo formal, es aconsejable estrechar su mano o inclinar ligeramente tu cabeza. Si la persona a la que saludas te da
un abrazo o un beso, acéptalo amablemente.

8. Trata las presentaciones con gracia. Si estás con dos personas que no se conocen entre sí, pero a las cuales sí
conoces, es tu responsabilidad presentarlos. Sigue los siguientes pasos:

La persona de rango social más alto debe ser presentada frente a la otra persona, por ejemplo: “Sra. Vásquez, me
gustaría presentarle a mi amiga Cristina”. Esto resulta relativamente fácil en algunas situaciones, pero aquí tienes
algunas orientaciones cuando la situación no está tan clara: la gente más joven debe ser presentada frente a la de
mayor edad, los hombres deben ser presentados a las mujeres, y los ciudadanos comunes deben ser presentados
frente a miembros de las fuerzas armadas, de la Iglesia o del gobierno. Si todavía sigues confundido, sigue tu
intuición.

Comienza una presentación mencionando el nombre de la persona de mayor rango, luego di: “Me gustaría
presentarle a” o “ella/él es” y di el nombre de esa persona.

Después de presentar a esas dos personas, brinda información sobre ellos, por ejemplo: “Conozco a Cristina desde la
escuela” o “La Sra. Vásquez era vecina de mi abuela”. Digas lo que digas, debe servir para tener una conversación
breve, que tú deberías conducir.

Cuando te presentan a alguien, mira a la persona a los ojos y recuerda su nombre. Después de ser presentado,
saluda a la otra persona y dile: “Encantado de conocerle” y estrecha su mano,

9. Arréglate apropiadamente. Sea que vayas a la escuela, al trabajo, o hasta la verdulería, tus impecables modales
pasarán desapercibidos si no estás bien arreglado. Dúchate todos los días y mantén tu cabello, piel, uñas y ropa lo
más limpias posible. Ponte ropa recién lavada y que sea la apropiada según la ocasión (ya sea el uniforme de la
escuela o un look casual de negocios para el trabajo).

10. Escribe cartas de agradecimiento. Cada vez que alguien te haga un regalo o haga algo particularmente lindo para
ti, envíale una carta de agradecimiento algunos días después (pueden ser algunas semanas después en casos de
celebraciones grandes, como un cumpleaños o casamiento). Menciona lo agradecido que estás por el regalo
específico o acción, y lo contento que estás con la amistad de la otra persona.

Ten en cuenta que un correo electrónico de agradecimiento puede ser apropiado en determinadas situaciones,
como en el trabajo o para alguien que vive tan lejos que un correo electrónico es mucho más conveniente. Cuando
sea posible, lo mejor es enviar cartas de agradecimiento escritas de puño y letra.
METODO 2.

Etiqueta telefónica.

1. Utiliza tu teléfono en contextos apropiados. Por ejemplo, es de mala educación usarlo en el baño, en medio de
una reunión, cuando alguien te está ayudando, en la iglesia y a veces en medios de transporte público. Si te sientes
extraño utilizándolo o la gente te mira mal, quizás debas postergar esa llamada.

Cuando hables por teléfono en un espacio público, ten en cuenta que todo lo que digas ya no será solamente de tu
conocimiento. Mantén tu voz a nivel bajo. Por lo general, la gente con buenos modales no habla sobre temas
embarazosos en público.

Cuando estés al teléfono, no hables con otras personas que estén en el lugar. Lo peor es hablar por teléfono con
alguien que está hablando con otra persona, y que claramente no escucha lo que dices por hablar con otros. Si
alguien intenta hablarte, señálale tu teléfono y comprenderá.

Evita utilizar la computadora mientras estés al teléfono, a menos que sea parte de un servicio de atención al cliente.
Es de mala educación y desagradable hablar con alguien y que detrás se escuche el sonido del teclado.

Cuando estés con otros en una situación grupal, trata de evitar usar tu teléfono. Usarlo implica que preferirías estar
en otro lugar, con otra persona, y que con quién estás es menos importante.

No llames antes de las 8 de la mañana ni después de las 8 de la noche a menos que sea una emergencia o una
llamada importante entre distintos países. También evita llamar a la gente durante las comidas, el trabajo o la
escuela. Esto incluye enviar mensajes de texto, exceptuando, claro, las situaciones de emergencia

2. Asegúrate de que el número que tienes sea correcto. Si molestas a alguien con un número equivocado,
discúlpate. No cuelgues sin decir una palabra. Discúlpate por la molestia. De la misma manera, si alguien te llama por
número equivocado, hazle saber que ese es el número equivocado.

3. ¡Escucha tu voz! Tu voz transmite más que solamente el tono, refleja tu carácter y personalidad, ¡incluso por
teléfono! Recuerda: la persona que te escucha no te ve, por lo tanto tu voz al teléfono debe tener relación con tus
expresiones, gestos, personalidad y carácter. Escúchate cuando hablas. Desarrolla un tono de voz agradable y claro.
¡Sonríe a través de tu voz! Lo que ellos escuchan creará una impresión positiva o negativa.

4. Practica una cortesía conversacional básica. Cuando alguien responda al teléfono, no le digas abruptamente el
motivo de tu llamada, sino lo confundirás y además parecerás un poco grosero. Da una mala impresión, incluso antes
de que comiences a hablar. Tampoco preguntes: “¿Quién habla?”, porque tú eres quien llamó. Lo que corresponde
es que tú digas educadamente quién eres y qué quieres, por ejemplo, puedes decir: “Hola, me llamo Paco, quería
hablar con Julia Porta, ¿se encuentra?”. Si la persona no está, déjale dicho a quien te atendió si volverás a llamar o
prefieres que ella te llame. Y en caso de que llames para hacer una pregunta, podrías decir: “Hola, mi nombre es
Francisco. Vi el aviso que publicaron en el diario por la búsqueda de un asistente de ventas, ¿siguen buscando un
empleado?”. Cuando termines de hablar, dile: “Gracias por la información. Hasta luego”, y sé genuino. Ahora,
¡asegúrate de darle tiempo para que también se despida!

5. ¡Dale a las personas la oportunidad de contestar el teléfono! Podrían estar fuera, en el jardín, tejiendo,
cocinando o lavando su auto. ¡No dejes que suene tres veces para luego cortar! Es molesto cuando dejas de hacer
algo para atender el teléfono y del otro lado ya cortaron.

6. No pases una hora (u horas) hablando por teléfono. ¡No desperdicies el tiempo de la gente ni perturbes el hogar!
Una de las mayores molestias es cuando una conversación que debería ser breve se alarga innecesariamente.

7. Aprende a contestar una llamada. Sé agradable, educado y saluda, pero evita decir: “Buenas tardes, residencia
Fernández” o “Habla Juan Pérez”, porque es demasiado peligroso hoy en día. Si estás solo y no sabes quién es la otra
persona, no le digas que no hay nadie en la casa o que tu marido está trabajando, etc. Siempre pretende que hay
alguien más. ¡Utiliza tu sabiduría y tu sentido común! ¡Sé cuidadoso!
Si la llamada es para otra persona, di por ejemplo: “Aguárdeme un momento, por favor, ya le paso”. Deja el teléfono
suavemente. Si la persona con la que quieren hablar no está disponible, responde: “Lo siento, María no está
disponible en este momento. Quiere que le dé un mensaje y le diga que le llame apenas pueda?”.

8. Deja esperando a una persona amablemente. Si debes llevar dos conversaciones telefónicas al mismo tiempo, sé
considerado por la persona que pones en espera. Dile: “Disculpa, ¿me puedes esperar un minuto?” y espera su
respuesta. Si la otra conversación durará más de un minuto es mejor decir: “¿Le puedo volver a llamar? Mi madre
necesita hablarme y es posible que tome un par de minutos”.

En caso de que necesites ir al baño, di algo para terminar la conversación, pero sin dar demasiada información. Todo
lo que debes decir es: “Aguárdeme un momento, ya regreso.”

METODO 3

Modales en la mesa.

1. No mastiques con la boca abierta. Es una regla obvia, pero fácil de olvidar cuando se disfruta de una comida
deliciosa.

2. Di “permiso” cada vez que tengas que levantarte de la mesa. Si eres niño o adolescente, entonces pregúntale a
un mayor: “¿Puedo levantarme de la mesa para (inserta la razón aquí)?”.

3. Pídele a alguien que te alcance un plato o condimentos. Nunca te cruces sobre el plato de otra persona para
agarrar algo. En cambio, pídele amablemente a la persona sentada junto a ti: “Por favor, pásame la salsa”.

4. No apoyes tus codos sobre la mesa mientras comes. Poner los codos sobre la mesa durante una comida es un
viejo recurso para retar a la gente. Si no han comenzado a comer o ya terminaron, poner tus codos sobre la mesa es
aceptable.

5. Debes saber cómo manejar situaciones de lugares informales y formales. Una de las partes más intimidantes de
una comida elegante es no saber cómo emplear los cubiertos o platos sobre la mesa. Te daremos una breve reseña:

Si olvidas las reglas particulares, recuerda: de fuera hacia dentro. Esto básicamente significa que si hay utensilios a
ambos lados de tu plato, comenzarás con los que más lejos estén hacia la izquierda y más lejos estén hacia la
derecha, acercándote al plato progresivamente.

Si no te sirve, fíjate qué hacen los demás.

En una comida informal, debes tener un plato en el centro.

A la izquierda del plato debe haber dos tenedores. El que está más cerca del plato es el del plato principal, mientras
que el otro es para la entrada.

El cuchillo del plato principal estará a la derecha del plato, con el filo mirando hacia el mismo. Junto al cuchillo, suele
haber dos cucharas. La cuchara de sopa es la que está más a la derecha, la cuchara de postre (o cucharita) está entre
la cuchara de sopa y el cuchillo.

Tu vaso debe estar justo en la línea del cuchillo. Si hay otros vasos, deben estar hacia la derecha.

Podría haber un pequeño plato de ensaladas a la izquierda de los tenedores.

Podría haber un pequeño plato de pan a la izquierda del plato, con un pequeño cuchillo para manteca. Utilízalo para
tomar la manteca del recipiente y llevarla a tu plato para untarla en el pan.

La cuchara de postre a veces puedes estar puesta horizontalmente por encima del plato.

Si hay una taza, debe estar justo apenas por encima del cuchillo y las cucharas.

Debes saber cómo manejar una comida formal. Una comida formal suele ser similar a una informal, con algunas
excepciones:

Podría haber un pequeño tenedor de pescado y un plato correspondiente, si uno de los platos tiene pescado.
Podría haber un cuchillo de pescado entre el cuchillo del plato principal y la cuchara de sopa.

Es posible que tengas un pequeño tenedor de ostras en el extremo derecho de los utensilios a la derecha del plato, si
vas a comer un plato con ostras.

Las copas se acomodan según su tipo. La que está justo encima del cuchillo es la del agua; a la derecha estará la del
vino tinto o blanco y luego una copa de jerez en el extremo derecho.

6. Sostén tus cubiertos. La forma en que sostienes los cubiertos probablemente depende de tu origen. Ambas
formas son perfectamente aceptables. En general, existen dos estilos:

Estilo americano: si cortas la comida, pasarás el tenedor a tu mano no dominante y pondrás el cuchillo en tu mano
dominante. Una vez que cortes lo que tengas que cortar, apoya el cuchillo sobre el borde del plato y vuelve a
sostener el tenedor con tu mano dominante para llevar la comida a tu boca.

Estilo continental: el tenedor se mantiene en la mano izquierda, mientras utilizas la mano derecha para sostener el
cuchillo y cortar la comida. Una vez que termines de cortar, puedes poner el cuchillo en el borde del plato o sostener
el cuchillo en tu mano.

7. Aprende a dejar los cubiertos. Según como los pongas, le comunicarás al camarero que ya has terminado de
comer o que sigues. A los fines de estas instrucciones, imagina que el plato es como el frente de un reloj:

Si terminaste de comer, apoya el tenedor y el cuchillo uno junto al otro, apenas por encima del centro del plato, de
manera que si fueran las agujas del reloj, señalen las 4.

Si planeas continuar comiendo, apoya tu cuchillo a las 8 y el tenedor a las 4.

Consejos

 Los buenos modales nunca pasarán de moda. Te servirán siempre.

 Tener malos modales puede asociarse a un mal carácter.

 Algunas personas sienten que tener modales es una pose fingida, que nada tiene de auténtico. Es mejor ver
los modales como convenciones sociales normales y saludables que vuelven la interacción más placentera.
No toda interacción es una oportunidad para corregir a otros. En su nivel más básico, los buenos modales
son la mejor manera de poner la regla de oro (haz a los otros lo que te gustaría que te hagan a ti) en acción.

 Si estás en la escuela, haz lo que se supone que debes hacer: presta atención en clase, haz los deberes,
respeta a tus profesores y maestros, viéndolos como aliados, no enemigos. Están allí para educarte y
ayudarte.

 Comienza a demostrar tus buenos modales con tus padres. Estarán complacidos de que su hijo les hable
respetuosamente.

 Los modales son dictados por el sentido común. Si te ofende una acción, esa acción seguramente también
ofendería a otros. Comprueba tu forma de hablar para ver si eres respetuoso o agresivo. ¿Te gustaría que
alguien te trate de la misma manera o no?

 Los buenos modales no implican que no puedas tener sentido del humor. No confundas los buenos modales
con la idea de estar pegado a tu asiento y cuidando cada palabra que dices. Eso es aburrido.

 Cuando hables con alguien por teléfono, dale tiempo para hablar. Interésate en lo que tiene para decir, así
como querrías que te prestara atención a ti.

 No te sientas intimidado o avergonzado si tus amigos se ríen de ti cuando sostienes la puerta para alguien o
ayudas a una persona mayor. Pregúntales por qué ellos no hacen el intento.

 Comienza el día con positivismo. Trata a todos aquellos que encuentres durante el día como se lo merecen.
Las sonrisas son contagiosas. Saluda a tus colegas cuando llegues al trabajo. Despídete cuando te vayas.

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