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Las flores de la abuela

Un día de primavera, Isabella una niña de apenas cuatro años de edad miraba las flores del
antejardín de su casa, como todos los días, con un aspecto de calma aunque un poco
desconcertada, cautivada ante la belleza de las mismas junto con un sol resplandeciente que las
iluminaba e intensificaba su color. Mientras Amelia, su abuela, le preparaba el desayuno, un
rico omelette de jamón y queso.

-Isaaa- le llamo su abuela- ven a desayunar.

Isabella se sentó en el comedor, el cual tenía gran visibilidad para seguir apreciando estas flores,
Amelia por su parte se dedicó a desayunar junto a la pequeña, y con mucha gracia le pregunto.

-¿Por qué las miras tanto?

- ¿Es que no ves?- le responde Isabella- ¡Cuando el sol se pone, ellas sonríen!, ¡las flores son
felices!

Amelia o Amm como Isabella le decía de cariño, al oír las ocurrencias de su nieta se acercó a un
grupo de tulipanes que se encontraban en el jardín y dijo- Oh es verdad lo que dices dices Isa,
mira estas están riendo- en ese momento las dos empiezan a carcajear como si hubiera contado
un chiste muy gracioso.

Isabella le tenía gran aprecio a su Abuela, pasaba gran parte de su tiempo con ella, ya que sus
padres se encontraban ausentes por varios días o incluso por semanas a causa de su trabajo.

11 meses después de este particular suceso, Amm comenzó a vérsele muy cansada y con
apariencia enferma y débil, sin embargo siempre llevaba una sonrisa de oreja a Oreja cuando
Isabella llegaba de la escuela a contarle las experiencia vividas y de lo que fue su transcurso
del día al llegar a casa de nuevo. La pequeña había escuchado murmurar a sus padres, luego de
un chequeo médico de que su abuela tenía insuficiencia Cardiaca y era necesario un tanque de
oxígeno para que de esta manera pudiera respirar sin ningún inconveniente.

Al día siguiente. Isabella Vio a su Abuela un tanto incomoda con este aparato cuyos tubos
estaban justo dentro de su nariz. Isa al ver a su abuela quedo perpleja y pensó-¡seguro, si le
traigo flores estas la harán sonreír!

Al llegar de la escuela y con unas flores en mano, Isabella veía como varias personas entraban
y salían de su casa, al entrar, una de ellas se acercó y casi como un susurro le dijo- Lo siento
mucho Isabella, entiendo que eran muy unidas- la niña asombrada corrió hacia la habitación de
Amm, en ella se encontraban sus padres parados justo enfrente de su Abuela, ya sin el tanque de
oxígeno y con manos unidas.

Luego de un momento de silencio, la reacción de Isabella no fue la muy tanto esperada por sus
familiares y amigos al decir- las flores de mi jardín no sonreían por el sol, lo hacían porque
estaba ella, ahora que se encuentra en el cielo y cuando el sol se ponga todas las flores serán
felices.

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