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40 años de la Marcha Verde.

El historiador José Luis Rodríguez publica ‘Agonía,


traición, huida’, la historia de cómo los políticos españoles regalaron el Sáhara a
Marruecos mientras Franco agonizaba
Aquella tarde de octubre de 1975 el gobernador general del Sáhara
Español, Federico Gómez de Salazar, recibió un sobre anónimo en su
residencia. Al abrirlo con despreocupación encontró cuatro plumas en su
interior, símbolo universal de cobardía militar desde la publicación, a finales
del siglo XIX, de la novela ‘Las cuatro plumas’, de A.E.W. Mason. Con el
rostro demudado, y según los testigos, el general sólo logró exclamar: “¿Por
qué a mí?”
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Era “un mensaje tan malévolo como injusto”, afirma José Luis Rodríguez
Jiménez, historiador y autor de ‘Agonía, traición, huida. El final del Sáhara
español’ (Crítica, 2015), el libro en el que narra los últimos estertores del
Imperio español en África cuarenta años después de la Marcha Verde. A fin
de cuentas, Gómez Salazar evacuaba los territorios españoles por orden de
unos políticos incapaces de reaccionar pendientes de la agonía del dictador.
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T ROP AS NÓM AD AS. FO ND O ANT ONI O BUST AM ANT E


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La huida atolondrada del Sáhara español nunca fue explicada, tuvo
desagradables consecuencias económicas, diplomáticas y militares para
nuestro país, afectó dramáticamente a los saharauis que vivían en aquel
territorio y todavía soporta hoy un pesado manto de silencio que veta el
acceso de sus principales documentos y archivos a los historiadores. “Es
una situación anómala por varias razones”, explica Rodríguez a El
Confidencial.”De entrada porque para los archivos españoles sigue rigiendo
una ley de la dictadura, la Ley de Secretos Oficiales de 1968 que ningún
gobierno democrático se ha atrevido a cambiar. Y así lo ocurrido en el
Sáhara o Guinea permanece como Materia Reservada cuarenta años
después. Yo pedí permiso para consultar el archivo de Presidencia con el fin
de consultar las actas de los consejos de ministros y me lo denegaron“.
El Gobierno tiene miedo de molestar a Marruecos y por eso no permite el acceso a
los archivos
¿Qué intereses dificultan la investigación de aquellos lejanos hechos?
“Numerosos”, responde Rodríguez: “Primero, el Gobierno actual tiene miedo
de molestar a Marruecos. Segundo, también temen que salga a la luz
lo tremendamente mal que lo hizo el ejecutivo de entonces y en qué
situación deja hoy a nuestro país: España se comprometió a descolonizar y
nunca lo hizo. Y en tercer lugar se me ocurre que, de la dictadura a la
democracia, las sagas continúan y los hijos y nietos de aquellos que tomaron
las decisiones entonces detentan en la actualidad responsabilidades
políticas y militares. Y prefieren que no se hable del asunto”.
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VIST A AÉREA DE LOS CUARTELES DE SMARA


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El 6 de noviembre de 1975, 350.000 marroquíes concentrados en Tarfaya
iniciaron, en coches y a pie a través del pedregoso desierto, la Marcha
Verde en dirección a El Aaiún, capital de la provincia colonial española
donde los milicianos saharauis del Frente Polisario comenzaban a
movilizarse para resistir. Entres ambos, las desorientadas tropas españolas
incapaces de manejar la inteligente maniobra “pacífica” ideada por el
monarca Hasán II para lograr su retirada definitiva. ¿La guerra anduvo
cerca?

El conflicto bélico fue la excusa de una parte de los políticos franquistas para
largarse del Sáhara
“Que pudiera haber un conflicto bélico fue la excusa de una parte de los
políticos franquistas para largarse de allí. Marruecos había situado en el
75 divisiones militrares en la frontera norte de la colonia española. Pero lo
cierto es que hubiera sido muy raro que el país norteafricano atacase
debido a su manifiesta inferioridad militar, palpable en tierra y abismal en
mar y aire. Hasan II no era tonto, al contrario. Era un diplomático muy hábil
que jugó la carta de la voluntad marroquí de apropiarse el Sáhara, de no
cejar en el empeño contando con que los españoles estaban a otra cosa“.
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RECIBIMIENTO EN EL AEROPUERTO DE EL AAIÚN A LAS AUTORIDADES

ESPAÑOLAS
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Nada resultó obvio en todo aquel desastre. José Luis Rodríguez relata el
papelón de los diplomáticos españoles en Naciones Unidas que trabajaron por
una desconolización que legara el territorio a manos saharauis hasta el
último momento, hasta que sonó el teléfono y desde España les ordenaron
que no insistieran más en el tema. Las élites políticas españolas barrían así
a toda prisa los problemas exteriores para centrarse en el misterioso
horizonte que estaba a punto de abrirse a la muerte de Franco.
Y España no sólamente no descolonizó sino que entregó el territorio y lo
perdió todo. “Fue una doble dejación de responsabilidad”, denuncia
Rodríguez: “de la diplomacia y de la economía. Porque España había
metido mucho dinero en el Sáhara en los años 60 y 70, en sanidad,
educación, carreteras, minas, etc. Cuando los ingleses se marchaban de un
país firmaban siempre convenios de colaboración con ese país que les
beneficiaban. Nosotros se lo regalamos todo a Marruecos”.
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CLASE

DE ÁRABE EN EL COLEGIO MENOR DE LA SECCIÓN FEMENINA


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‘Agonía, traición, huida’ no sólo brinda gran historia, también ofrece al lector
todo un botín de experiencias personales de los protagonistas que vivieron
aquellos meses finales de 1975. El 6 de noviembre, cuando
la “marabunta” -como la bautizaron los españoles- de hombres, mujeres y
niños acampaba en el desierto con sus banderas rojas tras penetrar más de
tres kilómetros en tierras saharauis, el soldado médico Cornella escribe a su
familia. Relata cómo la muchedumbre abraza a los soldados españoles y
reza a Alá, y se muestra alborozado de vivir y fotografiar tamaña “aventura”.
“La cosa va bien”, escribe. Pero una sorpresiva posdata cierra su misiva:
“Última hora. Los de la Agrupación de Tropas Nómadas han embarcado
este mediodía hacia Canarias. La retirada ha empezado”.

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