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intervención de la angustia es el punto clave de la determinación de los síntomas, pero en no se confiesa, de un amor que rechaza incluso confesarse.

tanto tal o cual actividad que va a entrar en el juego de dicha determinación está erotizada;
decimos mejor, "tomada en el mecanismo del deseo". Por otra parte, si reintroducimos también esa palabra deseo ahí donde términos como
afectividad, como sentimiento positivo o negativo, son empleados corrientemente en una
En fin, ¿qué significa incluso el término defensa, a propósito de las neuro-psicosis, si no es suerte de aproximación odiosa, si se puede decir, de las fuerzas todavía eficaces, y
defensa contra algo, contra alguna cosa que no es otra que el deseo? especialmente en la relación analítica, en la transferencia, me parece que por el sólo
hecho del empleo de esta palabra, un clivaje se producirá que por sí mismo habrá de
Y no obstante esta teoría analítica en el centro de la cual es suficiente indicar que se sitúa aclarar algo.
la noción de libido, que no es otra cosa que la energía psíquica del deseo, es alguna cosa,
si se trata de energía, ya lo he indicado al pasar, recuerden otra vez la metáfora de la No se trata de saber si la transferencia esta constituida por una afectividad o por
usina, en que ciertas conjunciones de lo simbólico y de lo real son necesarias para que sentimientos positivos o negativos con lo que este término comporta de vago y de velado,
incluso subsista la noción de energía. Pero no quiero aquí ni detenerme ni ponerme sino que se trata, y aquí se nombra el deseo probado por sólo uno, deseo sexual, deseo
pesado. agresivo en el sitio del análisis, que nos aparecerá enseguida y a primera vista. Estos
deseos no están todos en la transferencia, y por ese mismo hecho la transferencia
Esta teoría analítica reposa, pues, totalmente sobre esta noción de libido, sobre la energía necesita ser definida por otras cosas que por referencias más o menos confusas que la
del deseo. Es así que la vemos desde algún tiempo cada vez más orientada hacia alguna noción positiva o negativa de la afectividad; en fin, de manera que si pronunciamos la
cosa que es la misma que sostiene esa nueva orientación, articulada ella misma muy palabra deseo, el último beneficio de este uso pleno es que nos preguntaremos qué es el
conscientemente, al menos por los más conscientes entre los que la han tomado prestada deseo.
de Fairbain. El ha escrito muchas veces , puesto que no cesa de articular ni de escribir,
especialemente en la compilación que se de llama "Estudios psianalíticos de la Eso no será una pregunta que habremos de o podremos responder. Simplemente, si yo no
personalidad", que la teoría moderna del análisis ha cambiado alguna cosa del eje que estaba aquí ligado por lo que podría llamar la cita que tengo con mis necesidades
primero le había dado Freud, al hacer o al considerar que la libido no es más para nosotros prácticas experienciales, me habría permitido una interrogación sobre el tema del sentido
"pleasure-seeking" (búsqueda de placer), como se expresa Fairbain, ella es de esta palabra deseo, según aquellos que han estado más calificados para valorizar su
"object-seeking" (búsqueda de objeto). uso, a saber: los poetas y los filósofos.

Es decir que el señor Fairbain es el representante más típico de esta moderna tendencia. No lo haría, primero, porque el uso de la palabra deseo, la transmisión del término y de la
función del deseo en la poesía, es algo que, diría, reencontraremos "après-coup" si
Lo que significa esta tendencia al orientar la función de la libido en función de un objeto llevamos bastante lejos nuestra investigación. Si es verdadero, como lo que será la
que le estaría de alguna manera predestinado, es bajo mil formas las incidencias en la continuación de mi desarrollo este año, que la situación del deseo está profundamente
técnica y en la teoría analítica, eso que se ha creído muchas veces designar allí como marcada, unida a una cierta función del lenguaje, a una cierta relación del sujeto al
entrañando desviaciones prácticas, algunas no sin incidencias peligrosas. significante, la experiencia analítica nos llevará, al menos lo espero, bastante lejos en esta
exploración por la que nos encontramos siempre para ayudarnos, quizá por la evocación
La importancia de lo que quiero señalarles para hacerles abordar hoy el problema, es, en propiamente poética, que de esto puede haber, y además a comprender más
suma, el velamiento de la palabra deseo que aparece en toda la manipulación de la profundamente hasta el final la naturaleza de la creación poética en sus relaciones con el
experiencia analítica, y de alguna manera qué impresión no diría de renovación, sino de deseo.
extrañeza, producimos al reintroducirla; quiero decir que en lugar de hablar de libido o de
objeto genital, hablamos de deseo genital. Simplemente remarcaré que las dificultades en el fondo mismo del juego de ocultación que
verán en el fondo de lo que nos descubrirá nuestra experiencia, aparece ya en la poesía,
Nos parecerá quizá enseguida bastante difícil considerar como que va de suyo que el de cómo la relación poética con el deseo se acomoda mal en la pintura de su objeto. Diría,
deseo genital y su maduración, impliquen por sí solos esta suerte de posibilidad, o de a este respecto, que la poesía figurativa —evoco casi las rosas y los lirios de la belleza—
apertura, o de plenitud de realización sobre el amor que parece haber devenido de este tiene algo que no expresa el deseo más que en el registro de una singular frialdad; al
modo doctrinal, en una cierta perspectiva de maduración de la libido. Tendencia y contrario la ley propiamente hablando de este problema de la evocación del deseo, está en
realización, e implicación en cuanto a la maduración de la libido, que parecen incluso tanto una poesía que curiosamente se presenta como la poesía que se ha llamado metafísica, y
más sorprendentes que se produzcan en el seno de una doctrina que ha sido para los que leen en inglés, no tomaría aquí más que la referencia más eminentes de los
precisamente la primera, no sólo en poner de relieve, sino incluso en dar cuenta de eso poetas metafísicos de la literatura inglesa, John Donne, para que puedan reportarse allí y
que Freud ha clasificado bajo el título de degradación de la vida amorosa. Si en efecto el constatar cómo está muy precisamente evocado el problema de la estructura de las
deseo parece entrañar consigo un cierto quantum de amor, es justa y precisamente, y a relaciones del deseo en un poema célebre, por ejemplo, "The ecstasy", y cuyo título indica
menudo, de un amor que se presenta a la personalidad como conflictual, de un amor que bastante los anzuelos, en cuya dirección se elabora poéticamente sobre el plan lírico el

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