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Ricardo Córdova González

Historia de la música II
Conservatorio Nacional de Música

Trabajo de investigación:

“Los instrumentos cordófonos de teclado desde el siglo XV hasta los últimos años del
siglo XVIII”

Introducción:

Los instrumentos de teclado han desempeñado desde sus orígenes un papel


fundamental en la música. A raíz de los cordófonos primigenios y el desarrollo paulatino en
diversas culturas, se fue llegando a instrumentos cada vez más avanzados y sofisticados.
El periodo señalado en el siguiente ensayo es, a juzgar de el autor, la época donde se
sentaron las pautas que devinieron en lo que hoy son los instrumentos de teclado, una época
de descubrimientos e intentos de perfeccionar cada vez más a esta rama de instrumentos,
con humildes orígenes en tiempos remotos, culturas ancestrales y distintas entre sí, que al
pasar del tiempo aún se conservan algunos vestigios en escritos, dibujos, litografías y
grabados, o incluso algunos ejemplares de tales objetos preservados a lo largo de los años
en galerías, o bien reproducidos por expertos lauderos.

El objetivo del siguiente ensayo es el de recalcar algunos de los más grandes avances que se
hicieron durante el periodo señalado, tomando los principios de instrumentos de cuerda y
percusión para adaptarlos al uso de los mismos con un teclado, los usos de tales
instrumentos en diferentes escenarios y contextos, y los intérpretes, compositores y
constructores más destacados en tal periodo y los aportes que hicieron a la historia de esta
gama de instrumentos tan importante que desde su aparición es tan necesitada.
Antecedentes en instrumentos diversos, y algunoss usos de instrumentos de teclado:

Muchos historiadores y musicólogos han concluido que el gran ancestro de los


instrumentos de teclado es el monocordio usado (y tal vez inventado) por el filósofo griego
Pitágoras (582 antes de Cristo) “para experimentar las relaciones matemáticas de los
sonidos”1. Dicho instrumento, como lo dice su nombre, constaba de una cuerda de tripa o
metal que era golpeada o tañida sobre una tabla de madera, incluso después de un tiempo se
le agregaron “trastes” como en una guitarra a la altura de los diferentes tonos. El uso de
este instrumento se extendió por toda Grecia y después a lo largo del mediterráneo,
llegando incluso a la cultura romana años después tras varias modificaciones, como la
inclusión de más cuerdas, o incluso puentes por debajo de éstas para modificar los tonos.
“Para asegurarse de una más rápida, y especialmente, una más correcta entonación de los
tonos, Guido de Arezzo (alrededor del año 100 antes de Cristo) inventó un puente móvil
debajo de la cuerda del monocordio”2.

Mucho antes incluso, alrededor del año 300 a.C. aparece el primer (o al menos de los
primeros) instrumento propiamente con un teclado, un ancestro directo del órgano cuyo
funcionamiento requería de agua empujada mediante unos fuelles en los tubos que tenía. La
creación de dicho instrumento se le atribuye al griego Ctesibio de Alejandría, quien fuese
inventor y matemático en su tiempo. Aún se conservan algunos de esos “órganos
hidráulicos” cuyo nombre era el de “hydraulis”.

Tal vez parezca que no tenga relación alguna, pero el “Ke”, un instrumento chino de cuerda
tañida, percutida o frotada que usaba el mismo principio del monocordio de accionar las
cuerdas contra una tabla de madera. Dicho instrumento, según registros, se remonta hasta el

1 Dolge, Alfred: Pianos and their Makers, capítulo 1 “The prototype of the pianoforte”
Dover Editions. 1911
2 Ídem.
mismísimo 2650 antes de Cristo, e incluso se teoriza que en los instrumentos occidentales
se deja sentir la influencia, pero al parecer sólo fueron surgiendo en las diferentes regiones.

Regresando a occidente, en Europa los instrumentos de teclado predilectos eran los órganos
de las iglesias cristianas alrededor del año 1000, todo esto con un avance en instrumentos
menos avanzados, por ejemplo al aplicar principios de la acción de teclado al monocordio,
se hizo presente la necesidad de añadir cuerdas. Tales experimentos, sobre todo entre los
siglos XII y XIII dieron origen a instrumentos interesantes como el “clavicítara” que era un
arpa cítara colocada en forma vertical a la cual se le adaptaba un teclado con mecanismos
que tañían las cuerdas de la misma en la parte de abajo, después se fue reduciendo y
aparecieron instrumentos como el clavicordio, la espineta y el clavecín.

Principales instrumentos de teclado:

A raíz de la construcción de instrumentos como la clavicítara se vio la necesidad de


incrementar los tonos posibles y también de experimentar con texturas.

El clavicordio, cuyos primeros ejemplares fueron construidos durante el siglo quince,


tenían muchas más cuerdas que sus antecesores instrumentos, las cuales eran tensadas
desde un extremo de su caja de resonancia hasta llegar al otro extremo donde se
encontraban las teclas que accionaban ya intentos del sistema de martillos, pero aún usados
para “puntear” o “tañir” las cuerdas que, con el tiempo, fueron siendo más y también fueron
cambiando su distribución. Por ejemplo, regresando al “clavicítara” algunas teclas
compartirían las mismas cuerdas, diferían los tonos gracias al sistema de puentes antes
mencionado. Ya el clavicordio utilizó un sistema parecido al “piano cuadrado” que tenía
una clara separación entre las cuerdas que ahora serían metálicas y los puentes, que eran
necesitados ya que durante largo tiempo se conservó la idea de que podían compartir cuerda
dos teclas, no fue hasta la primera mitad del siglo dieciocho que el clavicordio tuvo una
cuerda o conjunto de cuerdas por nota. Este instrumento por sus capacidades expresivas fue
el predilecto de muchos músicos y compositores desde su aparición hasta la llegada del
pianoforte.

En resumen, el clavicordio fue el primer instrumento de tecla con un “alma”. No es de


sorprenderse que maestros como Bach, Mozart, e incluso Beethoven prefiriesen el
clavicordio ante el más poderoso clavecín o el primigenio pianoforte. De hecho Mozart
llevaba consigo siempre su clavicordio para su práctica diaria en sus viajes como virtuoso
del piano mientras viajaba por Europa, componiendo su “Flauta Mágica” y demás piezas
maestras utilizando tal instrumento.3

Hay un caso curioso de uno de estos instrumentos, fue el de la “espineta”.


Primero que nada, el instrumento construido por Giovanni Spinetti (14??-15??) fue
desarrollado usando cuerdas mucho más largas, y obviamente una caja de resonancia más
grande, pero aún así hay ejemplares de diversos tamaños, algunos eran posibles de
transportar sin mayor problema, pudiendo ser tocados sin necesidad de una mesa o
pedestal, aunque obviamente no tenían demasiada resonancia, hasta algunas que tendrían su
propia base.
Lo curioso del caso es que a la espineta se la conoció también como “virginal”, sobre todo
en países como Inglaterra, y muchos escritores durante mucho tiempo intentaron, con poco
éxito, encontrar diferencias entre variantes de un mismo instrumento diseñado con sus
mismas características independientemente de su tamaño, número de octavas, cuerdas por
nota, etcétera. Al final se llegó a la conclusión de que no habían diferencias significativas
entre los instrumentos.

Sin embargo, a raíz de esa aparente diferencia los fabricantes y lauderos de las diferentes
regiones de Europa fueron haciendo sus prototipos, llegando así en Alemania a la famosa

3 Ídem
“forma de ala” que se comenzó a utilizar cada vez más y prevalece en los pianos de
nuestros días.
El clavecín surgió a raíz de la aplicación de la forma de ala (o de cola) en aras de lograr un
mayor volumen aunque sacrificando los matices que podría hacer el intérprete al tocarlo,
fue un instrumento predilecto por una buena parte de los compositores, llegándosele a
componer grandes obras específicamente a este instrumento, como el caso de los dos tomos
de “El Clave Bien Temperado” de Johann Sebastian Bach (1685-1750)

A pesar de su defecto escencial, la casi absoluta imposibilidad de variar la fuerza y el color


del sonido, que se mantuvo siempre áspero, seco y chillón, el clave casi desalojó al
clavicordio del uso común. Hacia fines del siglo XVIII reinaba omnímodo. Con el andar del
tiempo, se perfeccionó en múltiples aspectos, alcanzando finalmente un tamaño respetable y
una extensión de cinco a cinco octavas y media4

Bien se podría decir que aunque el clave tuvo una importancia cada vez más preponderante
todavía no satisfacía las necesidades de interpretación que tampoco pudo el clavicordio
que, aunque de mejor manera, podía dar cierta libertad al interpretar matices. Me atrevo a
decir que secundo la afirmación de varios autores de que fue el clavicordio, más que el
clavecín, el percusor de el instrumento que resolvería el problema: el pianoforte.

El gran cambio llegó con el invento de los martinetes con escape que le debemos al
“maestro cembalaro” Bartolomeo Cristófori (1655-1731) que construyó en 1702 el primer
intento de su pianoforte (dato curioso: se conserva este primer ejemplar en algún museo
estadounidense) el cual fue mejorando con el tiempo, incluso después de su muerte,
muchos fabricantes aplicaron e intentaron hacer mejoras a sus principios de la cuerda
percutida, cosa que lograron algunos.

4“Casella, Alrfredo: El piano: historia del piano y sus grandes maestros, Ricoordi,
Argentina.
Reseñas de personas notables ligadas a los instrumentos de teclado y conclusiones:

Los instrumentos de cuerda con teclado han sido de gran importancia desde su
surgimiento, tal vez al principio con una relevancia significativamente menor a la que
adquirieron con el paso de los años al irse consolidando como parte fundamental del
quehacer musical, desde sus humildes orígenes hasta los sofisticados aparatos de hoy en
día.
No es de extrañar el como los principios de la mecánica y la acústica están tan
interrelacionados con la construcción de instrumentos. Como a lo largo de generaciones se
han ido incluyendo cada vez más aditamentos y técnicas para lograr efectos novedosos y
deseados, por ejemplo el que un instrumento de teclado fuese capaz de emitir sonidos con
diferentes matices sin la necesidad de apagadores extras o aditamentos como los múltiples
teclados de instrumentos como el órgano y el clavecín.
Todo ello se lo debemos a incontables personas de entre las cuales podemos destacar la
labor de algunas de ellas, como el inventor (se le atribuye, no es algo seguro) del
monocordio griego, Pitágoras, cuyo afán de descubrir las relaciones entre las matemáticas,
la física y la música sentó las bases, no sólo para el instrumento del monocordio, sino
también sistemas de afinación y demás teorías. Pasaron los años y Guido de Arenzzo, tal
vez sin quererlo, innovó introduciendo los puentes bajo las cuerdas de un monocordio
“policordal” cuya intención era dar la afinación correcta a sus cantantes. Ya después el
potencial de los instrumentos cordófonos de tecla sería descubierto por múltiples personajes
legados al siglo XV en adelante, por ejemplo el casi anónimo Giovanni Spinetti a quien se
le atribuye la espineta que cambió la forma de construír esas pequeñas cajas con cuerdas y
teclas que eran los instrumentos en cuestión, para que luego llegaran instrumentos como el
clavicordio tan querido y solicitado por grandes compositores e intérpretes como el
celebérrimo Johann Sebastian Bach, o Ludwig Van Beethoven que lo prefería incluso más
que el apenas desarrolado pianoforte o el clavecín. Y hablando del clavecín, hacer mención
del inventor de este en 1521 Geronimo de Bolonia, su instrumento también llamó la
atención de Bach que hasta le compuso dos tomos de preludios y fugas, una gran cantidad
de partitas y suites ya que era uno de sus instrumentos predilectos.

En resumen, la importancia de estos instrumentos radica en su versatilidad de timbres y


efectos que pueden lograr y que durante ese tiempo se fueron desarrollando de manera
exponencial, tal vez no al grado más óptimo, pero en ese entonces se sentaron las bases de
los sofisticados instrumentos que tenemos hoy.

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