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FUNCIONES LAS FIGURAS LITERARIAS

En el siguiente cuadro os pongo las figura literarias, recursos literarios o recursos retóricos, que de las tres maneras se nombran, más importantes:

FÓNICOS SINTÁCTICOS SEMÁNTICOS

Repetición de
Repetición clara Se comparan
una o más
e infrecuente de dos realidades
Aliteración Anáfora palabras al Comparación
un sonido en un por semejanza
principio del
verso (“como”)
verso

Atribución de
Uso de Repetición de
cualidades
palabras con una o más
Paronomasia Epífora Prosopopeya humanas a
sonidos muy palabras al final
algo que no las
parecidos del verso
tiene

Repetición de
una o más Exageración
Imitación de palabras al final clara y evidente
Onomatopeya Anadiplosis Hipérbole
sonidos reales de un verso y al de alguna
principio de realidad
otro

Repetición de
una o más Mezcla de
palabras al sentidos en un
Epanadiplosis Sinestesia
principio y al sintagma o
final de una varios seguidos
estructura

Ausencia
Oposición entre
forzada de
Asíndeton Antítesis dos términos
alguna
contrarios
conjunción

Idea que es
Repetición
absurda o
forzada de
Polisíndeton Paradoja ilógica en un
alguna
primer
conjunción
momento
Modificación Uso de un
intencionada adjetivo que se
Hipérbaton Epíteto
del orden lógico supone ya por
de una frase el nombre

Sustitución de
Enumeración
un elemento
en orden
Gradación Metáfora por otro con el
ascendente o
que mantiene
descendente
alguna relación

Sustitución de
Repetición de
un término por
una estructura
Paralelismo Metonimia otro por su
sintáctica una o
proximidad o
varias veces
contacto

Como veis, se dividen normalmente en tres grupos: fónicas, porque se refieren a los sonidos; sintácticas, porque se refieren a las relaciones de
construcción de las oraciones; y semánticas, porque se refieren a los significados, a cómo dicen lo que dicen.

Cuáles son las funciones de las figuras literarias


Su función principal se produce en las diferentes expresiones artísticas del lenguaje, con esto nos referimos, a los poetas y su forma
de embellecer el lenguaje por medio de las figuras retóricas que funcionan como un recurso estilístico. Sirven también para poder expresar de una
forma hermosa los sentimientos y las emociones de una manera sutil, suave, romántica y delicada. Ayudan a dar un mayor énfasis a una palabra
dentro de una oración o a una idea para producir una desviación en el sentido y orden que tienen las palabras normalmente.

Diferencia en un símil de una metáfora


La principal diferencia es que la metáfora sustituye un elemento por otro y el símil compara un elemento por otro. El fuego de
tus ojos es una metáfora y tienes los ojos tan ardientes como el fuego es un símil.
Diferencias clave entre metáfora y símil

 El símil compara dos cosas para crear el sentido, mientras que en la metáfora se sustituye un elemento por otro atendiendo a las semejanzas que
hay entre ellos.
 La palabra «como» suele usarse especialemente en el símil para establecer una comparación, mientras que en la metáfora se asume que dos
cosas son iguales (se hace una sustitución).

MAPA CONCEPTUAL DE LAS FIGURASLITERARIAS


FÓNICO

FIGRAS LITERARIAS

FONICOS

Aliteración
Repetición clara e infrecuente
de un sonido en un verso
Repetición
clara e Paronomasia Uso de Repetición de Repetición
infrecuente palabras una o más de una o
Aliteración de un con más
Anáfora palabras al Epífora
sonido en sonidos principio del palabras al
un verso muy verso final del
parecidos verso Repetición de
una o más
palabras al
Anadiplosis final de un
verso y al
principio de
Imitación de FONICAS otro
Onomato sonidos
peya reales Repetición de
una o más
FIGURAS Epanadiplosis palabras al
SINTÁCTICOS principio y al final
Se comparan LITEARIAS de una estructura
dos realidades
Comparación
por semejanza
(“como”) Ausencia
forzada de
Exageración Asíndeton
SEMÁNTICOS alguna
clara y evidente Exageración clara y conjunción
Hipérbole
de alguna Hipérbole evidente de alguna Modificación
realidad realidad intencionada del
Hipérbaton
orden lógico de
una frase Repetición
Sustitución de Uso de un
Mezcla de forzada de
un término por adjetivo que Polisíndeton
sentidos en un alguna
Metonimia otro por su Epíteto se supone ya Sinestesia conjunción
sintagma o
proximidad o por el
varios seguidos
contacto nombre
Sustitución de
Idea que es Oposición
un elemento
absurda o ilógica entre dos
Antítesis por otro con
Paradoja en un primer términos
Metáfora el que
momento contrarios
mantiene
alguna
relación
Poema de José Antonio Pérez Bonalde

Flor
de Juan Antonio Pérez Bonalde

Flor se llamaba: flor era ella,


flor de los valles en una palma,
flor de los cielos en una estrella,
flor de mi vida, flor de mi alma.

Era más suave que blando aroma;


era más pura que albor de luna,
y más amante que una paloma,
y más querida que la fortuna.

Eran sus ojos luz de mi idea;


su frente, lecho de mis amores;
sus besos eran dulzura hiblea,
y sus brazos, collar de flores.

Era al dormirse tarde serena;


al despertarse, rayo del alba;
cuando lloraba, limbo de pena,
y sus abrazos, collar de flores.

Era al dormirse tarde serena;


al despertarse, rayo del alba;
cuando lloraba, limbo de pena;
cuando reía, cielo que salva.

La de los héroes ansiada palma,


de los que sufren, el bien no visto,
la gloria misma que sueña el alma
de los que esperan en Jesucristo.

Era a mis ojos condena odiosa


si comparada con la alegría,
de ser el vaso de aquella rosa,
de ser el padre de la hija mía.

Cuando en la tarde tornaba al nido


de mis amores, cansado y triste,
con el inquieto cerebro herido
por esta duda de cuanto existe.

Su madre tierna me recibía;


con ella en brazos, yo la besaba..
. ¡Y entonces... todo lo comprendía
y al Dios sentido todo lo fiaba!...

¿Que el mal impera? ¡Delirio craso!


¿Que hay hechos ruines? ¡Error profundo!
¿No estaba en ella mirando acaso
la ley suprema que rige al mundo?

¡Ah, cómo ciega la dicha al hombre!


¡Cómo se olvida que es rey el duelo,
que hay desventuras sin fin ni nombre
que hacen los puños alzar al cielo!...

¡Señor!, ¿existes? ¿Es cierto que eres


consuelo y premio de los que gimen,
que en tu justicia tan sólo hieres
al seno impuro y al torvo crimen?

Responde, entonces: ¿por qué la heriste?


¿Cuál fue la mancha de su inocencia?
¿Cuál fue la culpa de su alma triste?
¡Señor!, respóndeme en la conciencia.

Alta la llevo siempre, y abierta,


que en ella negro nada se esconde;
la mano firme llevo a su puerta,
inquiero... y ¡nada, nada responde!

Sólo del alma sale un gemido


de angustia y rabia, y el pecho, en tanto,
por mano oculta de muerte herido,
se baña en sangre, se ahoga en llanto.

Y en torno sigue la impía calma


de este misterio que llaman vida,
y en tierra yace la flor de mi alma
¡y al lado suyo mi fe vencida!

II

¡Allí está! Blanca, blanca,


como la nieve virgen que el potente
viento del Norte de la cumbre arranca;
como el lirio que troncha mano impía
orillas de la fuentes
que en reflejar su albura se engreía.

¡Allí está!... La suave


primavera pasó; pasó el verano,
y la estación poética en que el ave
y las hojas se van; retornó el cano,
pálido invierno, con su alegre arreo
de fiestas y niños, y aún la veo
y la veré por siempre... Allí está..., fría
entre rosas tendida, como ella
blancas y puras y en botón cortadas
al despuntar el día...

¡Ay! En la hora aquella,


¿dónde estaban las hadas
protectoras del niño
que no vinieron con la clara estrella
de su vara de armiño
a tocar en la frente a la hija mía,
a devolver la luz a aquellos ojos
y a arrancar de mi pecho los abrojos
de esta inmensa agonía,
de este dolor eterno, de esta angustia
infinita, fatal, inmensurable;
de este mal implacable,
que deja el alma mustia
para siempre jamás, que nada alcanza
a mitigar en este mundo incierto?

¡Nada! Ni la esperanza
ni la fe del creyente
en la ribera nueva,
en el divino puerto
donde la barca que las almas lleva,
habrá de anclar un día;
ni el bálsamo clemente
de la grave, inmortal filosofía;
ni tú misma, doliente
inspiración, divina poesía,
que esta arpa de lágrimas me entregas
para entornar el salmo de mi duelo...
Tú misma, no, no llegas
a calmar mi dolor...
¡Abrase el cielo!
¡Desgájese la gloria en rayos de oro
sobre mi frente..., y desdeñosa, altiva,
de su mal sin consuelo
al celestial tesoro
el alma mía cerrará su puerta;
que ni aquí ni allá arriba,
en la región abierta
de la infinita bóveda estrellada,
nada hay más grande, nada
más grande que el amor de mi hija viva,
¡más grande que el dolor de mi hija muerta!
Para el poema Flor

1)El tema central del poema es su amada hija


2) Aquí predomina el dolor pues recuerda a su hija muerta
3) Aquí domina la Dinámica, mira estos versos: La suave
primavera pasó; pasó el verano,
4)Lo mas marcado es la expresión de sentimientos
5) Pienso que predomina el momento.
6) Aquí claramente predominan las notas de dolor. Solo hay dolor

1)¿Que expresa el poeta en este poema?


Presenta expresividad por la exaltación del amor que sentía por su hija, el enfado que siente hacia Dios por haberle quitado su vida, y luego el dolor que siente al saber
que ya no está con él. Todos estos sentimientos del mismo Autor presentan una perfecta lirica romántica, una hermosa elegía. Describe la belleza de la relación que tiene un
padre con su hija pequeña, aquella magia que se encuentra en el lazo afectivo, en el cual muchas personas se identifican.
Presenta un lenguaje sentimental, el en cual solo se expresa el dolor que siente, usando palabras como “consuelo, herir, inocencia, tristeza, reía, lloraba” entre otras que
se refieren a lo mismo

Además presenta intersubjetividad, el autor en algunas rimas usa los puntos suspensivos para abrir espacios de reflexión sobre sus reclamos, dejando un poco a la
imaginación del lector para que se entienda el plano de sus palabras, es decir, estás se convierten en des graficas.

Prueba de ello se encuentra en los siguientes versos:

“Su madre tierna me recibía


Con ella en brazos, yo la besaba...
Y entonces... todo lo comprendía
y al Dios sentido todo lo fiaba...”

“Allí está... fría


entre rosas tendida, como ella
blancas y puras y en botón cortadas
al despuntar el día...!”
“¡Señor, respóndeme en la conciencia!
Alta la llevo siempre, y abierta,
que en ella nada negro se esconde;
la mano firme llevo a su puerta,
inquiero... y nada, nada responde.”

2)¿Que lo impulso al poeta a ser este poema?


La muerte de su hija Flor en forma inesperada. Conmovido por ese inmenso dolor escribe el poema Flor.
3)¿Extrae una expresión que evidencie yo el poético?
Su madre tierna me recibía;
con ella en brazos, yo la besaba..
. ¡Y entonces... todo lo comprendía
y al Dios sentido todo lo fiaba!..

4)Que sentimiento manifiesta el poeta extrae ejemplos que evidencien sus sentimientos
a) La primera parte habla sobre su hija, lo linda que él la veía y lo mucho que la quería, su pureza y todo aquello relevante con la belleza de un pequeño niño. Cuando
habla de ella, habla de su forma hermosa y de la felicidad que sentía cuando estaban juntos
b) En la segunda parte de la primera estrofa protesta ante Dios, inicialmente sutil pero luego va aumentando su enfado con el por la muerte de su pequeña,
preguntando si es que Dios existe.
c) En la segunda estrofa habla sobre la tristeza que siente en el momento que ve hacia su hija muerta, aceptando la realidad de su pequeña, destacando el dolor que
tiene por ello. Estos últimos versos resumen lo que quería decir en esa estrofa:

¡Señor!, ¿existes? ¿Es cierto que eres


consuelo y premio de los que gimen,
que en tu justicia tan sólo hieres
al seno impuro y al torvo crimen?

Responde, entonces: ¿por qué la heriste?


¿Cuál fue la mancha de su inocencia?
¿Cuál fue la culpa de su alma triste?
¡Señor!, respóndeme en la conciencia.

Nada hay más grande, nada


más grande que el amor de mi hija viva,
¡más grande que el dolor de mi hija muerta!

5) A quien le reclama el poeta por que


Se enfrenta a Dios al no comprender cómo pudo haber sido herida de muerte una criatura que apenas abría los ojos a la vida. Es el dolor máximo, la
suprema rebelión del poeta:
Señor, ¿existes? ¿Es cierto que eres
consuelo y premio de los que gimen,
que en tu justicia tan sólo hieres
al seno impuro y al torvo crimen?
Responde entonces: ¿Por qué la heriste?
¿Cuál fue la culpa de su alma triste?
¿Cuál fue la mancha de su inocencia?
¡Señor, respóndeme en la conciencias!
¡Sólo del alma sale, un gemido
de angustia y rabia, y el pecho, en tanto
por mano oculta de muerte herido,
se baña en sangre, se ahoga en llanto.
FIGURA LITERARIAS

SEMÁNTICOS
SINTÁCTICOS
Se comparan dos
Repetición de una o más
Comparación realidades por
Anáfora palabras al principio del
verso semejanza (“como”)
FÓNICOS
Repetición de una o más Atribución de cualidades
Repetición Epífora Prosopopeya humanas a algo que no
palabras al final del verso
clara e las tiene
Aliteración infrecuente de Repetición de una o más
un sonido en palabras al final de un Exageración clara y
Anadiplosis Hipérbole evidente de alguna
un verso verso y al principio de
otro realidad
Uso de
palabras con Repetición de una o más Mezcla de sentidos en
Paronomasia sonidos muy Epanadiplosis palabras al principio y al Sinestesia un sintagma o varios
parecidos final de una estructura seguidos
Ausencia forzada de Oposición entre dos
Asíndeton Antítesis
Imitación de alguna conjunción términos contrarios
Onomatopeya sonidos reales
Repetición forzada de Idea que es absurda o
Polisíndeton
alguna conjunción Paradoja ilógica en un primer
Modificación intencionada momento
Hipérbaton del orden lógico de una
Uso de un adjetivo que
frase
Epíteto se supone ya por el
Enumeración en orden nombre
Gradación ascendente o
descendente Sustitución de un
elemento por otro con el
Repetición de una Metáfora
que mantiene alguna
Paralelismo estructura sintáctica una relación
o varias veces
Sustitución de un
Metonimia término por otro por su
proximidad o contacto
FLOR

Flor se llamaba, flor era ella,


flor de los valles en una palma,
flor de los cielos en una estrella,
flor de mi vida, flor de mi alma.

Era más suave que blanda arena,


era más pura que albor de luna,
y más amante que una paloma,
y más querida que la fortuna.

Eran sus ojos luz de mi idea,


su frente lecho de mis amores,
sus besos eran dulzura hiblea,
y sus abrazos collar de flores.

Era al dormirse tarde serena,


al despertarse rayo del alba,
cuando lloraba limbo de pena,
cuando reía cielo que salva.

La de los héroes ansiada palma,


de los que sufren el bien no visto,
la gloria misma que sueña el alma
de los que esperan en Jesucristo;
Era a mis ojos condena odiosa
si comparada con la alegría,
de ser el vaso de aquella rosa,
de ser el padre de la hija mía.

Cuando en la tarde tornaba al nido


de mis amores, cansado y triste,
con el inquieto cerebro herido
por esta duda de cuanto existe;

Su madre tierna me recibía


con ella en brazos –yo la besaba…
y entonces … todo lo comprendía
y al Dios sentido todo lo fiaba!...

¿Qué el mal existe? --- ¡Delirio craso!


¿Qué hay hechos ruines? --- ¡Error profundo!
¿No estaba en ella mirando acaso
la ley suprema que rige al mundo?

¡Ah! cómo ciega la dicha al hombre,


cómo se olvida que es rey el duelo,
que hay desventuras sin fin ni nombre
que hacen los puños alzar al cielo.

¡Señor! ¿existes? ¿Es cierto que eres


consuelo y premio de los que gimen,
que en tu justicia tan sólo hieres
al seno impuro y al torvo crimen?.

Responde, entonces: ¿por qué la heriste?


¿cuál fue la mancha de su inocencia,
cuál fue la culpa de su alma triste?
¡Señor, respóndeme en la conciencia!

Alta la lleva siempre y abierta,


que en ella nada negro se esconde;
la mano firme llevo a su puerta,
inquiero … y nada, nada responde.

Sólo del alma sale un gemido


de angustia y rabia, y el pecho, en tanto
por mano oculta de muerte herido
se baña en sangre, se ahoga en llanto.

Y en torno sigue la impía calma


de este misterio que llaman vida,
y en tierra yace la flor de mi alma,
y al lado suyo mi fe vencida.

II

¡Allí está! Blanca, blanca


como la nieve virgen que el potente
viento del Norte de la cumbre arranca;
como el lirio que troncha mano impía
orillas de la fuete
que en reflejar su albura se engreía.

¡Allí está! … La suave


primavera pasó; pasó el verano
y la estación poética en que el ave
y las hojas se van; retornó el cano,
pálido invierno con su alegre arreo
de fiesta y de niños, y aún la veo
y la veré por siempre …¡Allí está!... fría
entre rosas tendida, como ella
blancas y puras y en botón cortadas
al despertar el día.

¡Ay! En la hora aquella,


¿dónde estaban las hadas
protectoras del niño?,
que no vinieron con la clara estrella
de su vara de armiño
a tocar en la frente a la hija mía,
a devolver la luz a aquellos ojos,
y a arrancar de mi pecho los abrojos
de esta inmensa agonía,
de este dolor eterno, de esta angustia
infinita, fatal, inmensurable,
de este mal implacable
que deja el alma mustia
para siempre jamás – que nada alcanza
a mitigar en este mundo incierto.

¡Nada! Ni la esperanza
ni la fe del creyente
en la ribera nueva,
en el divino puerto
donde la barca que las almas lleva
habrá de anclar un día;
ni el bálsamo clemente
de la grave, inmortal filosofía;
ni tú misma divina Poesía
que esta arpa de las lágrimas me entregas
para entonar el salmo de mi duelo…

Tú misma, no, no llegas


A calmar mi dolor…
¡Ábrase el cielo!
¡desgájese la gloria en rayos de oro
sobre mi frente … y desdeñosa, altiva
de su mal sin consuelo
al celestial tesoro
el alma mía cerrará su puerta:
que ni aquí, ni allá arriba
en la región abierta
de la infinita bóveda estrellada,
nada hay más grande, nada!
Más grande que el amor de mi hija viva,
Más grande que el dolor de mi hija muerta!
Flor (1883). El cuarto gran poema de Pérez Bonalde es el canto elegíaco que escribe bajo el terrible impacto que le produce la muerte de su hija Flor. Si
en el Poema al Niágara dice salir del abismo, sin respuesta para sus grandes preguntas acerca de los misterios del ser, en Flor se enfrenta a Dios al no
comprender cómo pudo haber sido herida de muerte una criatura que apenas abría los ojos a la vida. Es el dolor máximo, la suprema rebelión de los
poetas satánicos, que en Pérez Bonalde es la culminación trágica de una existencia destrozada por el hado:

Señor, ¿existes? ¿Es cierto que eres


consuelo y premio de los que gimen,
que en tu justicia tan sólo hieres
al seno impuro y al torvo crimen?

Responde entonces: ¿Por qué la heriste?


¿Cuál fue la culpa de su alma triste?
¿Cuál fue la mancha de su inocencia?
¡Señor, respóndeme en la conciencias!

Alta la llevo siempre, y abierta,


que en ella nada negro se esconde;
la mano firme llevo a su puerta,
inquiero... y nada, nada responde.

¡Sólo del alma sale, un gemido


de angustia y rabia, y el pecho, en tanto
por mano oculta de muerte herido,
se baña en sangre, se ahoga en llanto!

¡Y en torno sigue la impía calma


de este misterio que llaman vida,
y en tierra yace la flor de mi alma,
y al lado suyo mi fe vencida!

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¡Nada, ni la esperanza
ni la fe del creyente
en la ribera nueva,
en el divino puerto
donde la barca que las almas lleva
habrá de anclar un día;
ni el bálsamo clemente
de la grave, inmortal filosofía;
ni tú misma, divina poesía
que esta arpa de lágrimas me entregas
para entonar el aéreo de mi duelo...!
¡Tú misma no, no llegas
a calmar mi dolor...!
¡Ábrase el cielo!
¡Desgájese la gloria en rayos de oro
sobre mi frente... y desdeñosa, altiva
de su mal sin consuelo
al celestial tesoro
el alma mía cerrará su puerta:
que ni aquí, ni allá arriba
en la región abierta
de la infinita bóveda estrellada,
nada hay más grande, nada:
más grande que el amor de mi hija viva,
más grande que el dolor de mi hija muerta!

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