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2º MOMENTO

EL LEVANTAMIENTO DE LAS RESISTENCIAS

TRAUMA – FANTASIA

PULSION

2º DUALISMO PULSIONAL

Libido del yo – libido de objeto

NARCISISMO

SEXUALIDAD INFANTIL

2º TEORIA DE LA ANGUSTIA

La represión causa angustia

REPRESION PRIMARIA Y SECUNDARIA

TRANSFERENCIA – RESISTENCIA –

Repetición – reelaboración – RTN

ASOCIACION LIBRE- REGLA DE ABSTINENCIA

RESISTENCIA COMO POSIBILIDAD DE LA CURA


2º MOMENTO
EN EL QUE HACER DEL ANALISTA
EL LEVANTAMIENTO DE LAS RESISTENCIAS
PRIMER ORDENAMIENTO METAPSICOLOGICO

Ya en el final del periodo anterior Freud hablaba de un límite a la interpretación en el ombligo del
sueño, Freud dice que hay que dejar un lugar en sombras, otro limite va a ser lo que en este momento va
articular como represión primaria, hasta ahora decíamos represión y entendíamos a que nos referíamos, a
partir de este 2º momento hay que aclarar si nos referimos a la represión primaria o secundaria.
Otro concepto de esta época es la introducción al narcisismo y su articulación con la transferencia y la
repetición.
El acento va a estar puesto en la PULSION. Va a cambiar el dualismo pulsional, en toda la obra de
Freud hay 3: el primero es PULSIONES YOICAS O DE AUTOCONSERVACION vs. PULSIONES SEXUALES, el
segundo de este momento es LIBIDO DEL YO vs. LIBIDO DE OBJETO, y el tercero es PULSIONES DE VIDA vs.
PULSIONES DE MUERTE.

Freud define a la pulsión como «un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un
representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma».
El concepto de pulsión es límite entre lo psíquico y lo somático, instala la división entre lo que es
cuerpo y lo que es orgánico, y es un concepto que al mismo tiempo habla de un límite epistemológico, en
tanto que funda el campo de lo que es el psicoanálisis a diferencia de lo que no lo es.
El concepto de pulsión debe ser tomado como una convención, es el piso que puede sostener toda la
teoría del psicoanálisis, sin concepto de pulsión no habría psicoanálisis porque no habría sujeto analítico, esto
entra en estrecha relación como límite entre lo anímico y lo somático, diferencia lo que es necesidad y pulsión
, en tanto que la necesidad tiene que ver con lo biológico que se satisface, y la pulsión como fuerza constante
interior que no descansa, no se satisface nunca completamente. No hay pulsiones del organismo sino del
cuerpo, y no hay otro cuerpo que no sea el cuerpo libidinal. A partir de la pulsión quedan recortadas las partes
erógenas del cuerpo, pasa a ser un CUERPO EROGENO, no solo orgánico.
La pulsión como fuerza constante produce todo el tiempo aumento de tensión en el psiquismo y el
aparato psíquico responde tratando de disminuir esa tensión.

Freud se refiera al sadismo y al masoquismo, como todavía no tiene despejados ciertos términos, estos
le parecerán complementarios. En verdad, sadismo y masoquismo no son complementarios. Podemos
encontrar sadismo y masoquismo como perversión, pero también encontramos “sadismo” y “masoquismo”,
ya no como perversión sino como práctica sexual en la sintomatología neurótica.

Los neuróticos para construir sus fantasías, toman como elementos de las escenas perversas, porque
las fantasías están tomadas, están hechas con escenas del campo de la perversión.

El partenaire del sádico no es un masoquista, y el partenaire del masoquismo no es un sádico.


Entonces, el partenaire de un sádico o de un masoquista siempre tiene que ser un neurótico que se angustie.
Ambos gozan con la angustia del partenaire.

Freud dice que en un momento determinado de la vida de la sexualidad infantil se produce lo que
llama la creación de los DIQUES MORALES: el asco, la vergüenza, la moral misma. Estos diques van a tener
mucho que ver con un periodo llamado por Freud de latencia, que antes llamamos amnesia infantil. Porque la
cuestión de en dos tiempos Freud la sigue manteniendo.

Tenemos la sexualidad infantil que Freud llama PERVERSA POLIMORFA. Luego la amnesia psíquica (el
periodo de latencia) y luego, en la pubertad, un resurgimiento de los intereses sexuales. O sea que la
sexualidad también es en dos tiempos. Este concepto es muy importante para cuando Freud trabaje el
hallazgo del objeto. En verdad es un re-hallazgo porque en la medida en que, luego de la latencia, en la
pubertad, hay un resurgimiento de los intereses sexuales, lo que será elegido como objeto tendrá que ver con
el objeto fijado en la sexualidad infantil.

Cuando habla de objeto se refiere a dos cosas. Uno es el objeto parcial y el otro es el objeto total. Así
como no hay un objeto predeterminado, en el período de la sexualidad infantil se fija un objeto parcial.

Un objeto parcial se fija pero, a su vez, en la trama de la sexualidad infantil, toman relieve los objetos totales,
fundamentalmente la pareja parental, el padre y la madre como persona total. Un objeto total, incestuoso. Entonces,
está el objeto predeterminado. Hay un hueco, un agujero, y ahí donde se produce un encuentro, ese objeto se fija, se
suelda. A la vez tenemos, el objeto total edípica, inconsciente, prohibido.

Freud dice que los síntomas neuróticos tienen que ver directamente con la sexualidad infantil e introduce el
tema de la fantasía. Siempre nos satisfacemos sintomáticamente. Entre la pulsión como fuerza constante que busca
satisfacerse y el síntoma que es un modo de satisfacción desfigurado (por la represión) está la fantasía. Freud advierte
que los relatos de sus pacientes no eran acontecimientos sucedidos sino fantaseados, que estaba el deseo en juego.

Los relatos eran fantasías y son estas fantasías Icc las que se presentan realizándose en el síntoma. Al descubrir
el carácter fantasioso de los relatos da un paso inconmensurable en su construcción doctrinaria y en la elaboración de la
dirección de la cura.

Entonces, entre la pulsión, como fuerza constante que busca satisfacerse, y el síntoma, está la fantasía Icc. La
fantasía es una soldadura, un anudamiento, una articulación de la pulsión y el deseo Icc que busca realizarse. También
establece que nos constituimos como sujetos a partir del deseo de nuestros padres o sustitutos. Por eso la fantasía es
una trama, un guión.

La pulsión es uno de los conceptos del deslinde de lo anímico respecto de lo corporal, es una fuerza constante,
nunca duerme. Es un concepto límite, dice Freud, entre lo corporal y lo anímico.

LOS COMPONENTES DE LA PULSION son: esfuerzo, meta, objeto, fuente de la pulsión.


Por esfuerzo de una pulsión se entiende su factor motor, la suma de fuerza o la medida de la exigencia
de trabajo que ella representa.

La meta de una pulsión es en todos los casos la satisfacción que sólo puede alcanzarse cancelando el
estado de estimulación en la fuente de la pulsión. La experiencia nos permite también hablar de pulsiones «de
meta inhibida» en el caso de procesos a los que se permite avanzar un trecho en el sentido de la satisfacción
pulsional, pero después experimentan una inhibición o una desviación.

El objeto de la pulsión es aquello en o por lo cual puede alcanzar su meta. No está enlazado
originariamente con ella. No necesariamente es un objeto ajeno; también puede ser una parte del cuerpo
propio. Puede ocurrir que el mismo objeto sirva simultáneamente a la satisfacción de varias pulsiones; es el
caso del entrelazamiento de pulsiones. Un lazo particularmente íntimo de la pulsión con el objeto se acusa
como fijación de aquella.

Por fuente de la pulsión se entiende aquel proceso somático, interior a un órgano o a una parte del
cuerpo, cuyo estímulo es representado en la vida anímica por la pulsión. (zonas erógenas del cuerpo)
Las pulsiones sexuales son numerosas, brotan de múltiples fuentes orgánicas, al comienzo actúan con
independencia unas de otras y sol después se reúnen en una síntesis más o menos acabada. La meta a la que
aspira cada una de ellas es el logro del placer del órgano.
En su primera aparición se apuntalan en las pulsiones yoicas o de auto conservación, de las que solo
poco a poco se desasen, también en el hallazgo de objeto siguen los caminos que les indican las pulsiones
yoicas, una parte de ellas quedan asociadas toda la vida a estas últimas, a las cuales proveen de componentes
libidinosos que pasan fácilmente inadvertidos durante la función normal y salen a la luz cuando sobreviene la
enfermedad.
Con la introducción del concepto de narcisismo se presentó una complicación. Posteriormente Freud
planteó la noción de libido yoica (o libido narcisista), que inviste al yo, por contraste con la libido de objeto,
que inviste a los objetos. La libido narcisista es una exteriorización de fuerzas de pulsiones sexuales y que
es preciso identificarla con las pulsiones de auto conservación.

Los DESTINOS DE PULSION son: trastorno hacia lo contario, vuelta hacia la propia persona, represión,
sublimación y angustia. Son defensas contra la misma pulsión
El trastorno hacia lo contrario se resuelve, en dos procesos diversos: la vuelta de una pulsión de la
actividad a la pasividad, y el trastorno en cuanto al contenido. Ejemplos del primer proceso brindan los pares
de opuestos sadismo-masoquismo El trastorno sólo atañe a las metas de la pulsión; la meta activa -martirizar,
mirar- es remplazada se descubre en este único caso: la mudanza del amor en odio.

La vuelta hacia la persona propia se nos hace más comprensible si pensamos que el masoquismo es
sin duda un sadismo vuelto hacia el yo propio, y la exhibición lleva incluido el mirarse el cuerpo propio. Lo
esencial en este proceso es entonces el cambio de vía del objeto, manteniéndose inalterada la meta.
Los destinos de pulsión que consisten en la vuelta sobre el propio yo y el trastorno de la
actividad en pasividad dependen de la organización narcisista del yo y llevan impreso el sello de esta fase.

La represión es el destino que encuentra una moción pulsional al chocar con resistencias que quieren
hacerla inoperante, es la renuncia a la satisfacción pulsional, es una respuesta del aparato psíquico entre la
fuga y el juicio adverso o condenatorio. Si se tratase del efecto de un estímulo exterior la huida sería el
medio apropiado. En el caso de la pulsión, de nada vale la huida, pues el yo no puede escapar de sí mismo.

Una moción pulsional se reprime debido a que la meta pulsional causa displacer en lugar de placer. El
motivo, la razón, de la represión esta puesto en el displacer causado al sistema Cc o Prcc. siendo satisfacción
para un sistema Icc. Tenemos, así, que la condición para la represión es que el motivo de displacer cobre un
poder mayor que el placer de la satisfacción. Su esencia consiste en rechazar algo (la necesidad pulsional) de
la conciencia y mantenerlo alejado de ella.

Si la pulsión es una fuerza constante tengo que oponerle una fuerza también constante para
rechazarla y mantenerla alejada, por lo que represión e inconsciente son correlativos, no se puede pensar uno
sin el otro. Debemos suponer un aparato de dimensiones de sistemas, o lugares (topos).
Freud supone la existencia de una primera fase: la REPRESIÓN PRIMORDIAL, ORIGINARIA O
PRIMARIA que consiste en que al representante psíquico (representante de la representación) de la pulsión
se le deniega la admisión en lo consciente. Es irrecuperable, se produce un detenimiento del movimiento
pulsional, hay un agujero en el campo de las representaciones. Así se establece una fijación de objeto; y la
pulsión lo utiliza como soporte para su recorrido, a partir de ese momento el representante en cuestión
persiste inmutable y la pulsión sigue ligada a él. El Icc se funda por la fijación del recuerdo psíquico de la
pulsión. Todo lo reprimido es Icc, se fija el representante de la representación, lo pulsional NUNCA alcanza la
conciencia.

A partir de como Freud empieza a pensar el Icc hay que diferenciarlo de represión, todo lo reprimido es
Icc, pero no todo lo Icc es reprimido.

La segunda etapa de la represión, la REPRESIÓN PROPIAMENTE DICHA, recae sobre retoños psíquicos
del representante reprimido o sobre pensamientos que han entrado en un vínculo asociativo con él. A causa
de ese vínculo, tales representaciones experimentan el mismo destino que lo reprimido primordial. Entonces
la represión propiamente dicha es un “esfuerzo de dar caza”. Esta post represión recae sobre los retoños que
se disfrazan para pasar al Precc/Cc, entonces si la represión propiamente dicha no los reconoce la burlan y
logran devenir Cc. Debe tenerse en cuenta la atracción que lo reprimido primordial ejerce sobre todo aquello
con lo cual puede ponerse en conexión. Probablemente, la tendencia a la represión no alcanzaría su propósito
si estas fuerzas (atracción y repulsión) no cooperasen, si no existiese algo reprimido desde antes, presto a
recoger lo repelido por lo consciente

La represión no impide al representante de pulsión seguir existiendo en lo inconsciente, continuar


organizándose, formar retoños y anudar conexiones. Prolifera desde las sombras y encuentra formas extremas
de expresión. En realidad, la represión sólo perturba el vínculo con un sistema psíquico: el de lo consciente.

Si los retoños y las asociaciones se distancian lo suficiente de lo reprimido primordial pueden acceder a
la conciencia debido a que pueden salvar la censura.. La represión trabaja de modo individual (cada uno de los
retoños de lo reprimido puede tener su destino particular; un poco más o un poco menos de desfiguración
cambia radicalmente el resultado) y móvil (la primordial es fija, la propiamente dicha es móvil.). Necesita un
gasto de fuerza constante, lo reprimido ejerce una presión continua sobre lo consciente que debe ser contra
prestada; la movilidad de la represión disminuye en el sueño facilitando su formación, al despertar, las
investiduras de represión recogidas se emiten de nuevo.

Un Representante de pulsión es una representación o un grupo de representaciones investidas desde


la pulsión con un determinado monto de energía psíquica (libido, interés). Junto a la representación se
encuentra el Monto de Afecto, que puede experimentar un destino de represión totalmente diferente del de
la representación. Desde ahora, cuando describamos un caso de represión, tendremos que rastrear
separadamente la representación, por un lado, y la energía pulsional (el monto de afecto) por el otro. Este
factor cuantitativo, (cantidad, quantum, monto de afecto) de la represión es el que en mayor o menor medida
permite el acercamiento al Icc.

El destino general de la representación es el Icc mientras que el Monto de Afecto (quantum) tiene tres
destinos posibles: a) Icc, la pulsión es suprimida por completo (histeria), b) sale a la luz como un afecto
coloreado cualitativamente de algún modo (neurosis obsesiva), c) se muda en angustia (fobia).

Las dos últimas posibilidades nos ponen frente a la tarea de discernir como un nuevo destino de
pulsión la transposición de las energías psíquicas de las pulsiones en afectos y, muy particularmente,
en angustia. En este momento pasa de la primera teoría de la angustia que define la angustia como excitación
que no se puede tramitar en lo psíquico por eso pasa el cuerpo directamente, a la 2º teoría de la angustia que
dice que la represión causa la angustia.

Si una represión no consigue impedir que nazcan sensaciones de displacer o de angustia, entonces ha
fracasado y la represión fracasada tendrá más interés que la lograda dado que es el retorno de lo reprimido
bajo la forma de síntomas lo que nos permite dar cuenta de la represión.

El mecanismo de la represión es la sustracción de la investidura energética. En el Icc la representación


tiene investidura Icc (por eso es que sigue actuando desde las sombras), debido a la acción de la represión
secundaria a la representación se le sustrae la investidura Prcc que pertenece a dicho sistema, por lo tanto, los
mecanismos de la represión son:

a) Sustracción de investidura Prcc: queda desinvertida impidiendo que la representación devenga Prcc, la
inscripción es de investidura Icc.
b) Sustitución de la investidura Prcc por Icc: recibe investidura Icc
c) Conservación de Investidura Icc: conserva la investidura Icc que ya tenía

Freud observa que la sustracción de investidura Prcc no funcionaría cuando estuviera en juego la
figuración de la represión primordial por lo que da cuenta de otro mecanismo: la contrainvestidura, proceso
por el cual se mantiene la represión secundaria y cuida la permanencia de la represión primaria. Es el proceso
mediante el cual el sistema Prcc se protege contra el asedio de la representación Icc. (se observa con claridad
en la histeria de conversión, donde sale a la luz con la formación del síntoma). La contrainvestidura en la
represión secundaria da origen a las representaciones sustitutivas (falsos enlaces) que se aseguran que las
representaciones reprimidas no devengan Conscientes

Otro concepto fundamental en la obra Freudiana es el INCONSCIENTE. El concepto de que existen


procesos anímicos inconscientes es fundamental en la teoría psicoanalítica. Su interés no era filosófico sino
que tenía fines prácticos dado que sin el supuesto del ICC no podía describir una variedad de fenómenos.

Freud afirma que el supuesto de lo inconsciente tiene existencia lógicamente necesaria y


científicamente legítima y que debe ser interpretado para dar cuenta de os pensamientos
conscientes. Necesario porque desde la clínica observa que existen actos psíquicos cuya explicación presupone
otros actos de los que la conciencia no es testigo (ej: actos fallidos, sueños, síntomas, obsesiones, etc). Enuncia
que es insostenible que todo cuanto ocurre en la vida anímica deba personas deba ser notorio para la
conciencia y que la mayor parte del conocimiento consciente poseen un estado de latencia, es decir de
inconsciencia (necesario) y es legitimo porque existen múltiples pruebas de su existencia. Freud dice que el
Icc tiene existencia necesaria y legitima porque no se pueden explicar los hechos de la conciencia sino a través
de las formaciones del inconsciente. El Inconsciente aparece como una otredad (otra cosa) algo que no es
sabido por el yo.

Con la aceptación de los sistemas psíquicos (ICC, PRCC, CC) Freud se aleja de una concepción
descriptiva imperante y adopta una concepción dinámica (las funciones que se llevan a cabo) y tópica (el
lugar, el sistema donde y entre cuales se lleva a cabo el acto psíquico)

Freud afirma que la tópica psíquica no tiene nada que ver con la anatomía, sino que se refiere a
regiones del aparato psíquico donde quiera que estén situadas dentro del cuerpo.
La energía con la que trabaja el aparato psíquico proviene del Quantum Pulsional (no cualificable, si lo
hago entonces pertenece al sistema CC) La pulsión es Icc, no existen afectos Icc, si hay representaciones Icc
de esos afectos. Las representaciones son investiduras de huellas, los afectos y los sentimientos son procesos
de descarga cuyas percepciones últimas se perciben como sensaciones.

Una pulsión nunca puede pasar a ser objeto de la conciencia; sólo puede serlo el representante de la
representación.

Como ya dijimos la represión es un proceso que se cumple sobre representaciones en la frontera de los
sistemas Icc y Prcc(Cc). El mecanismo de la represión secundaria es la sustracción de la investidura
energética. (la asocia a una representación nimia). Si la representación no está asociada a un quantum, si no
tiene fuerza, no tiene posibilidades de devenir prcc.

PROPIEDADES DEL SISTEMA Icc

Ausencia de contradicción: no existe grado alguno de duda o certeza. Sòlo hay contenidos investidos
con mayor o menor intensidad. Cuando existen dos pulsiones que son activadas al mismo tiempo 2 mociones
de deseo se forma una meta intermedia, (un compromiso)

Proceso Primario: movilidad de las cargas por condensación y desplazamiento, Atemporal; no posee orden
cronológico y no se modifican con el transcurso del tiempo, Realidad Psíquica, Núcleo del Icc: representante
representativo de la pulsión

Desde el estudio de la esquizofrenia Freud intenta dar cuenta de otra perspectiva de lo Icc. Observa
que en estos pacientes existe una conducta particular respecto de la oposición entre el yo el objeto. En el caso
de la esquizofrenia, tras la sustracción de libido del objeto no se busca uno nuevo, sino que se recoge en el yo,
por lo tanto se resignan las investiduras de objeto y reproduce un estado de narcisismo primitivo, carente de
objeto.

En la esquizofrenia se observa una serie de alteraciones del lenguaje, una particular desorganización
sintáctica que las vuelve incomprensibles y muchas veces pasa a un primer plano referencias de órganos o
inervaciones corporales. En la esquizofrenia las palabras son sometidas al proceso psíquico primario (como
los pensamientos oníricos latentes crean las imágenes de los sueños), son condensadas y por desplazamiento
transfieren entre si sus investiduras al punto de que una sola palabra puede subrogarse una cadena integra de
pensamientos.

Freud observa que en los esquizofrénicos existe un predominio de la referencia de la palabra sobre la
referencia de la cosa (toman a las palabras como cosas, la palabra cumple la función de la cosa). En el Icc está
inscripta la huella de la imagen de la cosa que tiene que haber pasado por el polo perceptivo, si se trata de
una investidura Prcc debe estar asociada a una representación palabra (la huella que nombra a un
representante) La sustracción de investidura precc es la sustracción de la posibilidad de la palabra. La
representación es la representación objeto, es la suma de las 2.

El sistema Icc contiene las investiduras de la cosa de los objetos, que son las investiduras de los objetos
primeras y genuinas, el sistema Prcc nace cuando esa representación cosa es sobreinvestida por el enlace con
las representaciones palabra que le corresponden.
Tales investiduras son las que producen una organización psíquica más alta que posibilitan el pasaje de
un proceso primario a uno secundario que gobierna el sistema Prcc. El acto psíquico no sobreinvestido con la
palabra queda en el interior del Icc como algo reprimido.

NARCISISMO

A partir de la conceptualización de Narcisismo Freud pasa al 2º DUALISMO PULSIONAL: Libido del yo –


Libido de objeto. El Yo paso de ser una masa de representaciones a un objeto más que puede ser libidinizado,
el yo como reservorio libidinal. (conferencia 21)

El YO se construye, no nacemos con un yo, si se construye o no el Yo va a tener consecuencias clínicas.

Se formuló una tesis de que el carácter principal de la esquizofrenia consiste en que en ella falta la
investidura libidinal de los objetos. Esta libido de los objetos es revertida al yo, y esta reversión reflexiva es la
fuente del delirio de grandeza de la esquizofrenia.

Esto último es enteramente comparable a la sobreestimación sexual del objeto, bien conocida en la
vida amorosa “normal”. Poco a poco nos fuimos familiarizando con la idea de que la libido que hayamos
adherida a los objetos, y que es expresión del afán de ganar una satisfacción por su intermedio, puede
también abandonarlos y, en lugar de ocuparlos a ellos, ocupar el yo. El nombre para esta colocación de la
libido es NARCISISMO.

Es probable que este narcisismo sea el estado universal y originario a partir del cual solo mas tarde se
formó el amor de objeto, sin que por eso debiera desaparecer aquel.

En el dormir todas las investiduras de objeto son resinificadas y retiradas al interior del YO. En
el durmiente se ha restablecido el estado originario de la distribución libidinal, el narcisismo pleno, en el cual
libido e interés yoico moran todavía unidos e inseparables en el interior del yo que se contenta así mismo.

El recogimiento de la libido de objeto en el interior del yo no es directamente patógeno, vemos, en


efecto, que se lo emprende cada vez que se va a dormir, para volver a deshacerlo al despertar. Muy distinto
es el caso cuando un determinado proceso, muy violento, es el que obliga a quitar la libido de los objetos. La
libido, convertida en narcisista no puede entonces hallar el camino de regreso hacia los objetos, y es este
obstáculo a su movilidad el que pasa a ser patógeno.

Freud ubica a partir del narcisismo dos modos de amor: EL TIPO NARCISISTA: en que el yo propio es
reemplazado por otro que se le parece en todo lo posible, a) A lo que uno es (a sí mismo), b) A lo que uno fue,
c) A lo que uno quisiera ser, d) A la persona que fue una parte de uno mismo; o el TIPO DE APUNTALAMIENTO: en
que las personas han adquirido valor para haber satisfecho las otras necesidades de la vida son escogidas
como objetos también por la libido (madre nutricia y hombre protector). De esas variaciones del amor
podemos ubicar consecuencias clínicas.

Es necesario pasar por el narcisismo (el yo propio como objeto libidinal) para poder después elegir un
objeto exterior, lo que se tiene que producir entre el autoerotismo y el narcisismo es un nuevo acto psíquico.
Freud dice que con esto debemos pasar de los objetos parciales y pulsionales al objeto total que es el
objeto del narcisismo. Ya comenzamos a tener dos tipos de objetos parciales y total.

Al introducir el yo, Freud pude empezar a hablar de amor y odio, la pulsión no ama ni odia, solo se
satisface, el que ama u odia y le pasan cosas es al Yo.

Al hablar de los objetos parciales es necesario hablar de las dos etapas PRE GENITAL, oral y sádico anal,
que están organizadas en el par activo pasivo y la etapa GENITAL que se organiza con el par masculino y
femenino. Más tarde en 1924 Freud ubica una etapa intermedia que es la etapa FALICA con el par genital
masculino o castrado. La libido que pasa a los objetos no pasa toda, queda un resto de satisfacción auto
erótica que el sujeto se guarda.

Freud en la conferencia 21 dice que las fases del desarrollo de la organización sexual infantil comienzan
desde el inicio, a partir del nacimiento. El niño va pasando a través de diferentes fases. Siempre quedan
marcas, fijaciones que aunque se pase a la fase siguiente esto sigue, se configura una fijación en cada una de
ellas.

La primera es la FASE ORAL: La zona erógena es la boca. El primer objeto de los componentes orales
de la pulsión sexual es el pecho materno, que satisface la necesidad de nutrición del lactante. En el acto del
chupeteo se vuelven autónomos, el objeto se abandona y se sustituye por un lugar del propio cuerpo (se
chupa el pulgar o la lengua) la pulsión oral se vuelve auto erótica. Llamaremos a la madre el primer objeto de
amor.

La segunda es la FASE ANAL: Su actividad sexual es la excreción de eses, retención o eliminación. La


zona erógena es el ano. La pulsión de ver y de saber despiertan con fuerza, los genitales participan en la vida
sexual propiamente dicha solo en su papel de órganos. El niño siente placer al vaciar su vejiga y sus intestinos.

En esta fase las pulsiones sexuales no carecen de objeto pero estos no necesariamente coinciden en
uno solo. En esta etapa aparece el control, la relación con el objeto con dominio, no hay registro de las
diferencia entre masculino y femenino.

La tercera es la FASE FALICA: Para la época que la madre deviene objeto de amor, ya ha empezado en
el niño el trabajo psíquico de la represión que sustrae de su saber el conocimiento de una parte de sus metas
sexuales.

A esta elección de la madre como objeto de amor se anuda el complejo de Edipo, podemos entrar a
todas las problemáticas del complejo de Edipo a partir del concepto de Narcisismo, porque se articula con la
castración. Para que se pueda pasar del autoerotismo al narcisismo se tiene que producir un nuevo acto
psíquico y para pasar del narcisismo a la elección de objeto es necesario pasar por la castración.

Podemos comenzar diciendo que tanto para las niñas como para los niños solo hay un genital el
masculino, por lo tanto no hay primado genital, sino un primado del falo.

Para el niño es natural presuponer en todos los seres vivos un genital parecido al que el mismo posee,
luego el niño con sus investigaciones llega a descubrir que el pene no es un patrimonio común de todos. La
reacción de los niños frente a las primeras impresiones de la falta de pene piensan que aún es pequeño y ya va
a crecer y después llegan a la conclusión de que sin duda estuvo presente y luego fue removido. El niño cree
que solo personas despreciables del sexo femenino, probablemente culpables de las mismas mociones
prohibidas en que él mismo incurrió, harían perdido el genital, pero las personas respetables como su madre
siguen conservando el pene.

Para el niño der mujer no coincide todavía con la falta de pene, hay por cierto algo masculino, pero no
algo femenino, la oposición aquí es MASCULINO O CASTRADO. Solo con la culminación del desarrollo en la
época de la pubertad, la polaridad sexual coincide con masculino y femenino. Lo masculino reúne al sujeto, la
actividad y la posesión del pene, y lo femenino, el objeto y la pasividad.

El operador fundamental de la castración es el falo, a partir de ahí Freud ubica la salida y entrada al
complejo de Edipo de las niñas y los niños, con sus diferencias.

Tanto para la niña como para el niño el objeto de amor es la madre, una madre fálica.

El niño se da cuenta que las niñas no tienen pene, en ese momento aparece la ANGUSTIA DE
CASTRACION (piensa que se lo van a cortar). La niña dice que ella tiene pero que es más chiquito y tiene
esperanza de que le crezca, aparece LA ENVIDIA AL PENE.

El darse cuenta que la madre está castrada produce ondas consecuencias para ambos, que viven de
diferente manera.

Los niños salen del complejo de Edipo, esta situación lleva al extremo la angustia de castración, el
deseo prohibido hacia la madre. El niño ante la posibilidad de que puede perder el pene, resigna su objeto de
amor (la madre) para resguardar el órgano, hay un predominio narcisista, en este momento se identifica con
el padre y sale del complejo de Edipo.

En las niñas el enterarse que la madre está castrada hace que entre al complejo de Edipo, abandona la
esperanza que le crezca el pene, odia a la madre, resigna a la madre como objeto de deseo y se dirige al padre,
le pide al él lo que la madre no le dio, en lugar de tener un pene es amar a quien lo tiene y él le dé un hijo. Hay
un cambio de objeto de amor. El hijo le da una ilusión de completud.

Freud dice que las niñas salen del complejo de Edipo por una serie de desengaños con el padre. Hay 3
salidas posibles: EL COMPLEJO DE MASCULINIDAD: Profundiza la envidia al pene, protesta masculina,
NEUROSIS O INHIBICION: Resigna toda sexualidad por inhibición, NORMAL: ecuación simbólica, espera un
niño de otro hombre.

Con la salida del complejo de Edipo se logra: - La identificación sexual, - la elección del objeto de amor,
- y se constituye el súper yo.

Las investiduras de objeto son resignadas y sustituidas por identificación. La autoridad del padre, o de
ambos progenitores, introyectada en el yo, forma el núcleo del Superyó, que toma prestada la severidad del
padre, perpetua la prohibición del incesto y, así asegura al yo el retorno de investidura libidinosa de objeto.
Con este proceso se inicia el periodo de latencia que viene a interrumpir el desarrollo sexual del niño.

La cuarta es: PERIODO DE LATENCIA: Mas o menos entre los 6 u 8 años en adelante se observa una
detención y un retroceso en el desarrollo sexual, las vivencias y mociones anímicas anteriores a éste período
son víctimas, en su mayoría de la amnesia infantil.
La quinta es la FASE GENITAL: En la pubertad, cuando la pulsión sexual plantea sus exigencias por
primera vez en toda su fuerza, los viejos objetos familiares e incestuosos son retomados e investidos de nuevo
libidinalmente. La elección infantil de objeto no fue sino un débil preludio, aunque señero de la elección de
objeto de la pubertad.

PULSION – TRANSFERENCIA - REPRESION

En algunos momentos de su obra Freud se refiere a la transferencia como una repetición, pero en
verdad se trata de conceptos diferentes. Tienen relación entre si pero no son lo mismo.

Sabemos que la regla de asociación libre es la que va a venir a ocupar el lugar de la sugestión y la
presión sobre la frente. Se puede pensar el surgimiento del psicoanálisis a partir de la formulación de dicha
regla, pues es la que da cuenta del Icc dinámico y de lo específico de la labor del analista.

Esta regla vale tanto para el paciente como para el analista, pues este último no puede hacer ninguna
otra cosa más que someterse él también a lo que ahí se produce y, en consecuencia, escuchar e interpretar-
desde lo que Freud llama escucha flotante. La regla de la asociación libre encuentra, a esa altura a otra regla
que se denomina regla de abstinencia, abstenerse a responder a la demanda, no a cualquier demanda.

La regla de abstinencia no tiene un fundamento moral, sino ético. Va mucho mas allá de no satisfacer
las demandas del paciente, la regla principal es abstenerse de dar sentido, su decir debe ser enigmático para
que el paciente pueda preguntarse ¿Qué me quiso decir?

Podemos definir a la neurosis como la aspiración al sentido y el horror al encuentro con el sin sentido.
El analista debe regular el sin sentido, porque el efecto del encuentro con el sin sentido – que es el encuentro
con la castración. Causa angustia.

A la altura de los escritos técnicas de 1914 Freud trata dos problemas: el primero es que trata de
sostener al máximo la concepción del psicoanálisis de que el análisis es una teoría del recuerdo y que, por lo
tanto, trata de llenar las lagunas del recuerdo. Según esta concepción, la neurosis tiene que ver con los
olvidos, y el trabajo del análisis es recuperar los recuerdos olvidados. Si bien Freud trata de sostener esta
idea, se le cae a pedazos en el mismo texto. Dice que el Icc es algo que se produce en el presente, es algo
vivo, actual. El análisis no es una teoría del recuerdo, y esto es así porque existe la repetición – concepto
fundamental del psicoanálisis-: la insistencia repetitiva de representantes psíquicos que, hasta cierto punto,
han traumatizado al sujeto. Si hay testimonio verificable de la repetición, se puede ubicar el diagnostico
estructural entre neurosis y psicosis. Ejemplo: “este me parecía diferente al otro, pero es lo mismo, la misma
situación”. Eso es encontrarse con un modo de la repetición en la vida.

El sujeto repite porque no recuerda. Freud ubica el agieren como modo de recordar, lo que abona el
segundo problema. En un análisis obtenemos, a partir de la represión, los modos de retorno de lo reprimido.
Allí tenemos todo lo que es del orden del circuito represión-retorno de lo reprimido que se pone en juego en
el análisis. A Freud le va a quedar indicado un modo de repetición diferente que va a actuar en transferencia,
por ahora dice que lo que hay que hacer con eso es la REELABORACION

Pero hay algo que excede al Icc. Freud se encuentra con que en un análisis se ponen en juego, en acto,
en la transferencia, fragmentos de la vida penosos, que no indican el retorno de lo reprimido porque jamás lo
han sido, y en todos los casos, fueron penosos, insisten, y se presentan en la cura por un andarivel distinto al
de la represión –retorno de lo reprimido. Esto es un anticipo de la pulsión de muerte y del masoquismo
primario.
Al hablar del circuito represión-retorno del lo reprimido se refiere a los otros procesos psíquicos que
como actos puramente internos uno puede oponer a las impresiones y vivencias deben ser considerados
separadamente en su relación con el olvidar y recordar. Freud dice que nunca pudo ser olvidado porque
nunca fue consiente.

El hacer repetir en el curso del tratamiento analítico, equivale a convocar un fragmento de vida real, y
por eso no en todos los casos puede ser inofensivo y carente de peligro. De aquí arranca todo el problema del
a menudo inevitable “empeoramiento durante la cura”

Este segundo problema – el de esos fragmentos de vida penosos que nunca fueron reprimidos –
anticipa un cambio fundamental en la teoría pulsional y plantea otro problema clínico. El cambio es que lo
primario, en el ámbito de las pulsiones, no es el sadismo sino el masoquismo. Y el problema clínico y crucial
de todo análisis se llama REACCION TERAPEUTICA NEGATIVA, que tiene que ver con que el sujeto, cuando se
acerca hacia el fin del análisis, busca conservar el padecimiento.

Freud afirma que el paciente se ve obligado a repetir lo reprimido como vivencia presente, en lugar de
recordarlo en calidad de fragmento del pasado. Esa repetición se juega en el terreno de la TRANSFERENCIA y
se relaciona siempre con un fragmento de la vida sexual infantil.

Freud en sus escritos técnicos determina que la transferencia está desde el principio del tratamiento. Lo que
se repite en la transferencia son las representaciones psíquicas que componen el clisé de cada sujeto. Este se
compone a la vez de dos elementos: la trama de significaciones y la fijación pulsional. El primer componente
corresponde a las fantasías y el segundo tiene que ver con el modo particular de satisfacción pulsional de cada
sujeto.

La transferencia es en sí el resultado de la regresión de la libido, de esta forma se realiza el falso enlace


con el analista, quedando éste investido por los objetos prohibidos de la trama edípica del sujeto.

El concepto de repetición no coincide con el de transferencia. El analista a nivel de represión-retorno


de lo reprimido se piensa como un representante psíquico más, al que Freud llamó después al comienzo
FALSO ENLASE. Mientras que haya desplazamiento hay transferencia. Se desplaza el monto de afecto de un
representante psíquico a otro. Falso enlace, desplazamiento y transferencia motor son sinónimos.

También está el deseo Icc al cual se lo reprime, retorno desplazadamente, se lo transfiere, pero eso no
es todo, a su vez, viene a ocupar un lugar con relación a esos fragmentos de vida penosos que no fueron
reprimidos. Ahí, la transferencia ya no es motor sino obstáculo, dado que allí no hay apertura del Icc, ni falso
enlace, ni desplazamiento, ni asociación libre, aparece la otra cara de la transferencia: la transferencia como
obstáculo fecundo.

A esta altura ubica TRANSFERENCIA POSITIVA O MOTOR de sentimientos tiernos, permite la


apertura del Icc (asociación libre, sueños, etc.) y ubica una dimensión de la transferencia como obstáculo que
es la transferencia positiva de SENTIMIENTOS ERÓTICOS Y LA TRANSFERENCIA NEGATIVA de sentimientos
hostiles, estos dos modos de transferencia producen el cierre del Icc, un obstáculo fecundo, necesarias para el
funcionamiento del tratamiento.

Esto habla de dos caras de la repetición: por un lado, como la insistencia de los representantes
psíquicos que no terminan de nombrar el trauma, y por otro lado, como eterno retorno de lo igual, como lo
que empuja a la repetición de los representantes psíquicos.
En “sobre la dinámica de la transferencia”, Freud sostiene que la transferencia se produce
necesariamente como un cliché que se repite. Este cliché son los objetos en la fantasía, los objetos del
narcisismo secundario. Cuando el análisis avanza hacia ciertos complejos psíquicos, la resistencia se sirve de la
transferencia ya instalada, la corriente tierna de la apertura del Icc da lugar a la transferencia erótica o a lo
hostil, y se revela la presencia del analista que muestra que este no solo ocupaba el lugar de causa del decir,
sino del objeto fijado de la pulsión parcial.

La conexión transferencia-resistencia surge solo cuando se está a punto de recordar un fragmento


penoso. Freud dice: “hay que dejar subsistir en el enfermo necesidad y añoranza como unas fuerzas
pulsionantes del trabajo y la alteración, y guardarse de apaciguarlas mediante subrogados. Mientras que no
hayan sido levantadas sus represiones, será incapaz de lograr una efectiva satisfacción”.

TRANSFERENCIA – RESISTENCIA

La transferencia implica la sustitución de una neurosis vulgar por una nueva neurosis artificial, creada
por el acto del analista y llamada NEUROSIS DE TRANSFERENCIA

Se despliega el AGIEREN, en el que el sujeto, así como repite sin saberlo, en vez de recordar, actúa en
transferencia. Para que esto suceda, es necesario que se haya producido la neurosis de transferencia.
Tenemos entonces las neurosis (obsesiva, histérica y fóbica) y tenemos una neurosis llamada neurosis de
transferencia. Podríamos decir que se trata de la neurosis con la que venía el sujeto, más el lugar del analista.
En la neurosis de transferencia, el analista pasa a ser el centro, el núcleo de las neurosis; pasa a ocupar el lugar
del objeto central de ese neurosis creada artificialmente. Los síntomas dejan sus significados habituales e
invisten al analista, decía Freud. Las pulsiones se dirigen al analista y se crea una neurosis especial. Para
poder tratar la neurosis vulgar, es necesario crear el artificio de esa neurosis de transferencia en al que en el
centro está el analista.

LA NEUROSIS DE TRANSFERENCIA implica el analista queda enlazado del campo de las


representaciones y dentro de la serie de objeto parcial, el analista ubicado en el centro de esta neurosis de
transferencia va a tener la disponibilidad, la mejor posición para poder desarmar, desmontar pieza por pieza y
hacer que la libido quede disponible para otras acciones.

Hay dos series de objetos: el objeto total y el objeto parcial (pulsión) Encontramos que la pulsión no
ama el objeto, sino que precisa del objeto porque se satisface en su recorrido. El objeto parcial va al lugar de
soporte para hacer ese circuito. Ese objeto parcial se fija, y por esa fijación sostiene las condiciones de la
repetición para un sujeto. El analista pasa a ser a quien se le destina el amor- por la serie de objetos totales-,
pero también es un objeto ene l ámbito de la parcialidad de la pulsión.

Es preciso dar tiempo al enfermo para enfrascarse en la resistencia, no consabida por él para
reelaborarla, vencerla prosiguiendo el trabajo en desafío a ella y obedeciendo a la regla analítica fundamental.

En la práctica, esta reelaboración de las resistencias puede convertirse en una ardua tarea para el
analizado y en una prueba de paciencia para el método. No obstante, es la pieza de trabajo que produce el
máximo efecto alterador sobre el paciente y que distingue al tratamiento analítico de todo influjo sugestivo.
Reelaboración es el antecedente de construcción, marca el límite de la eficacia de la interpretación. Es
el nombre, en determinado momento de la obra freudiana, del intento máximo de tratar de responder a cómo
es posible afectar la pulsión desde lo simbólico.

La resistencia aparece bajo la modalidad de la hostilidad: la transferencia negativa. Es un conjunto


formado por dos elementos: transferencia y resistencia. Le resistencia se aprovecha y hace uso de la
transferencia en cualquiera de las dos vertientes: el odio o la demanda de amor erótica. Allí se revela lo que
estaba velado: que el analista viene a ocupar el lugar del objeto pulsional, manifestándose la resistencia
respecto de la apertura del Icc. Y justamente por eso no es un problema; es más bien un momento fecundo
del análisis, porque devela ese objeto pulsional.

Ubicamos dos lugares límites en la cadena de representantes psíquicos. Uno es el límite de la cadena
de representantes psíquicos que no está completa, hay un representante que falta; y el otro se sitúa en el
punto en que la pulsión no se articula con el representante psíquico. Estos dos lugares son llamados por Freud
REPRESION PRIMARIA. Hay un representante psíquico imposible de recuperar que ha caído en el olvido
estructural y que funda al sujeto.

Entonces, el límite a la cadena de representantes psíquicos es la falta de representante y la pulsión no


ligada a un representante psíquico.

En 1911 Freud ubica el cliché que se repite en la transferencia. Ese cliché tiene un estatuto imaginario,
si bien no es la única, no hay que minimizarla, ya que es la que anula lo simbólico y lo real. Pero hay otras dos
dimensiones de la transferencia. Una es la dimensión simbólica, que es ser un representante psíquico
cualquiera para el falso enlace, para el desplazamiento, y la otra dimensión tiene que ver con la satisfacción
pulsional, como lo real.

Para que se produzca la transferencia, tiene que haber un acto por parte del analista. Él es quien introduce el
dispositivo, cuyo efecto hace que se produzca la transferencia analítica.

Superamos la transferencia cuando mostramos al paciente que sus sentimientos no provienen de la


situación presente y no valen para la persona del médico, sino que repiten lo que a él le ocurrió una vez con
anterioridad. De tal manera lo obligamos a mudar su repetición en recuerdo, entonces la transferencia se
convierte en el mejor instrumento para la cura. Ya no se está tratando a la enfermedad anterior del paciente,
sino con una neurosis recién creada y recreada que sustituye a la primera. Todos los síntomas del paciente
han abandonado su significado originario y se han incorporado a un sentido nuevo, que consiste en un vínculo
con la transferencia.

EL FINAL DE LA CURA: EL DESMONTAJE DE LA TRANSFERENCIA

LA TRANSFERENCIA TIENE TRES DIMENSIONES

CLISE: Tiene una cara más imaginaria REPRESENTANTE PSIQUICO: cara más simbólica

EL ANALISTA ENLAZADO EN LA SERIE DE LOS OBJETOS PARCIALES


El obstáculo que le queda es a nivel clínico: que hacemos con la libido que no pasa a los objetos
(introducción al narcisismo), a nivel epistémico: todo lo que lo va a llevar pensar la pulsión de muerte y el
masoquismo erógeno primario.

CONFERENCIA 23

LOS CAMINOS DE LA FORMACION DEL SINTOMA

Según Freud se origina por un conflicto en torno a una nueva modalidad de satisfacción pulsional.
Existen dos fuerzas enemistadas que por formación de compromiso se unen y forman el síntoma.

Una de esas fuerzas es la libido, que insatisfecha y rechazada por la realidad, es obligada a buscar
nuevos caminos para la satisfacción. Si al cambiar de objeto, éste vuelve a ser renegado y la realidad
permanece inflexible, la libido comienza el camino de la regresión en al cual es fijada en alguno de los lugares
del desarrollo de su pasado.

Si el conflicto queda planteado en el yo, éste se opone a las regresiones. Entonces la libido se sustrae
del yo t de sus leyes e intenta escapar hacia algún lado donde pueda drenar su investidura según lo exige el
principio de placer. Al sustraerse del mismo también se sustrae de toda educación adquirida por este y
presionada por la doble frustración (externa o interna) la libido se revela. Se transfiere ahora su energía de
investidura sobre representaciones que pertenecen al sistema Icc y que se someten a los procesos que allí
operan: CONDENSACION Y DESPLAZAMIENTO.

El síntoma repite la modalidad de satisfacción de su temprana infancia que fue desfigurada por la
censura originada a causa del conflicto.

Los síntomas son en parte la figuración de vivencias reales y también son figuraciones de fantasías del
enfermo. Ningún objeto u orientación fue resignado por completo por parte de la libido dado que son
retenidos en parte en las representaciones de las fantasías. De esta manera la libido puede volver a la fantasía
y encontrar el camino a cada fijación reprimida. Las fantasías primordiales tienen su fuente en las pulsiones.

El síntoma aparece como un retoño del cumplimiento del deseo libidinoso inconsciente, es decir, como
satisfacción pulsional sustitutiva.

Las fijaciones de las que se sirve la libido para quebrantar la represión se hallan en las vivencias
sexuales infantiles, en aquellos objetos resignados de la niñez.

Pero además, dice Freud, se descomponen en otros factores: las disposiciones heredadas y la
predisposición adquirida en la primera infancia.

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