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De Vuelta A Casa
De Vuelta A Casa
N
ingún tipo de predicación exige más se refugia en las altas torres de la especula-
del predicador que la homilía de un ción teológica.
funeral. Exige del predicador que
No se puede presuponer sin más que las
interiormente esté cercano, que ofrezca el
personas que acuden a un funeral constitu-
consuelo objetivo de una participación ver-
yen una comunidad de fe, como es el caso
daderamente humana. No con un sentimen-
de la misa dominical. Algunos vienen sólo
talismo o con una emoción fácil que au-
por solidaridad con el difunto o con su fa-
menta la intensidad de los sentimientos
milia. Para ellos es un acto social. En este
superficiales, sino con la cercanía que da el
grupo puede haber alejados de la Iglesia. El
aceptar nuestra realidad. Esta cercanía le da
predicador debe resistir a la tentación de
la capacidad de encontrar la palabra ade-
aprovechar esta ocasión para dirigirse a
cuada y el tono auténtico.
ellos con una predicación misionera. En es-
El ser humano se hace muchas preguntas tos momentos la mejor predicación misio-
ante la muerte y quisiera tener alguna res- nera es que vean que creemos en aquello
puesta. La homilía de un funeral tiene como que estamos celebrando. El Ritual de Exe-
objetivo colocar la vida del difunto y el do- quias advierte: «No intenten aprovechar de-
lor de los familiares y amigos bajo la cruz masiado unilateralmente las celebraciones
de Cristo como signo de la victoria sobre la exequiales para evangelizar a los asistentes,
muerte. ni mucho menos para hacer propaganda de
la Iglesia o lanzar invectivas contra los re-
La predicación en el funeral no puede re-
misos o marginados. En todo caso, la predi-
ducirse a una colección de vaguedades e
cación de la fe y la exhortación a la espe-
ideas generales de tipo cliché. Tiene que ac-
ranza debe hacerse de tal modo que, al
tualizar interiormente lo que esa muerte su-
ofrecerles el amor santo de la madre Iglesia
pone para los familiares. Existe el peligro de
y el consuelo de la fe cristiana, alivien, sí, a
exponer teóricamente verdades objetivas y
los presentes, pero no hieran su justo dolor»
dar, por ejemplo, una clase de teología so-
(nº 60).
bre los novísimos a un público heterogéneo.
Hace surgir la sospecha de que el sacerdote La predicación en el funeral debe ser un
no tiene nada que decir en estos momentos recuerdo del difunto y proporcionar un au-
para la vida de sus oyentes y se defiende y téntico consuelo a los que quedan. Los tex-
tos del Nuevo Testamento tienen cada uno vida del difunto, no para contar sus maravi-
su teología de la resurrección. Muchos tex- llas, sino para anunciar las maravillas de
tos del Antiguo Testamento dan testimonio a Dios.
su modo del Dios de la vida, que no quiere
Habrá que hacer a este respecto una ob-
la muerte del hombre. Para cada difunto se
servación sobre los pueblos y pequeñas ciu-
puede escoger un texto de la Sagrada Escri-
dades donde todos se conocen y donde los
tura que sea adecuando de alguna manera a
asistentes a cada funeral frecuentemente
su biografía. Una homilía debe tener en
son los mismos. Si el sacerdote toma como
cuenta el texto y la situación. En las exe-
norma hablar de la vida del difunto, queda
quias predomina el aspecto personal, y será
moralmente obligado en el futuro a hablar
el texto el que tendrá que estar al servicio
de la vida de todos los feligreses que fallez-
de la situación.
can, y habrá ocasiones en que pese a todo
Para que la predicación pueda tener un el tacto que ponga, sería más prudente ex-
carácter personal hay que hacerse una idea tender el velo del silencio.
de la vida del difunto. Es importante el diá- No conviene olvidar el eco que ciertos
logo con los familiares. A veces este contac- tiempos litúrgicos pueden hacer resonar en
to es difícil: Porque el difunto o sus familia- los oyentes. En Navidad podemos referirnos
res no tenían ninguna relación con la a la condición humana que Jesús comparte
parroquia; porque no se había contado con con nosotros para darnos vida, y en Pascua
una muerte trágica o temprana; porque la podemos escoger alguno de los relatos pas-
relación del difunto con sus familiares era cuales y relacionar la muerte y resurrección
conflictiva; porque la muerte del familiar de Jesús con las del difunto. El relato de los
supone una gran pérdida en el matrimonio discípulos de Emaús nos describe el proce-
y la familia de los que quedan. so de la falta de esperanza a la fe y puede
¿En qué relación debe estar la vida del ser un modelo para la hora del duelo.
difunto con la predicación de la palabra de Finalmente no podemos olvidar que es-
Dios? La predicación debe ser personal, pe- tamos celebrando la Eucaristía, el paso vic-
ro no debe ser una biografía. Se esfuerza torioso del Señor a través de la muerte a la
por la verdad de los hechos, sin canonizar vida y que encomendamos al difunto en
a nadie ni condenarlo. Las «Orientaciones esta comunión con el que por él murió y
doctrinales y pastorales» del Ritual de Exe- resucitó.
quias reprueban la práctica de hacer un pa-
negírico del difunto. «Queda excluido el
género literario llamado elogio fúnebre, AVISO PARA EL «USUARIO»
que consiste en una retórica exposición y DE ESTE LIBRO
alabanza de las virtudes del difunto, pero
ello no quiere decir que no se pueda aludir Para facilitar la elección de la homilía,
brevemente al testimonio cristiano de su vi- hemos dividido el conjunto en dos seccio-
da, si constituye motivo de edificación y de nes. Con carácter «general» ofrecemos una
acción de gracias» (nº 47). Parece ser que serie de homilías para ser utilizadas en cual-
la homilía debería incluir de algún modo la quier caso a juicio del celebrante. Puede
orientarse, al elegir, bien por los textos bien ta de asistentes a la eucaristía más o menos
por el título de la homilía. Las «especiales» cristianos o indiferentes.
están clasificadas con criterios pastorales,
para situaciones especialmente difíciles Al final, en apéndice, presentamos una
(muerte violenta, accidente, catástrofe, sui- serie de recursos, siguiendo el Ritual, para
cidio) para determinado tipo de personas un responso en casa del difunto, en el tana-
(ancianas, jóvenes, padres y madres, practi- torio, en la Iglesia y en el momento de la in-
cantes o generosas, sacerdotes y religiosas). humación. Por razones prácticas, incluimos
En todo caso, a veces, precisamos, si se tra- también algunos cantos y poesías.
HOMILÍAS
PARA SITUACIONES
GENERALES
“Corriendo, se le echó al cuello y le besó”
(Lc 15,20)
LA VIDA NO SE ACABA,
SE TRANSFORMA
Ambiente general
Lecturas
1 Corintios 15,51-57
Salmo 84
Lucas 24,13-27
HOMILÍA
Estamos compungidos. Nos pasa co- guntas, tratando de que reflexionaran
mo a los discípulos de Emaús aquella sobre lo sucedido, y poco a poco los
tarde del domingo de resurrección. La fue tranquilizando, y recobraron el áni-
muerte de Jesús había acabado con to- mo y la palabra. Hoy también Jesús sa-
das sus expectativas: «Nosotros, confie- le a nuestro encuentro en la eucaristía.
san, esperábamos...», pero se han de- Mejor dicho, somos nosotros los que
cepcionado; ya no esperan más y hemos venido a su encuentro, a escu-
huyen hacia adelante, tratando de olvi- char su palabra de vida eterna. ¿Qué
dar. Pero no pueden evitar el irse co- dice la Escritura, preguntó Jesús a los
mentando todo lo sucedido. Les pasa- dos discípulos? Y les fue explicando el
ba algo parecido a lo que nos pasa hoy sentido de las Escrituras, como quiere
a nosotros, en la muerte de nuestro hacer ahora con nosotros. Vamos a es-
hermano N. Hace unos momentos, en cuchar su palabra.
el velatorio, se iban acercando los fa-
miliares y amigos, todos con las mismas Así no podemos seguir. En la pri-
preguntas, todos con la misma sorpre- mera carta, san Pablo trata de explicar
sa, todos compartiendo sentimientos a los cristianos de Corinto cómo si
de condolencia y tratando de aliviar la queremos vivir, libres del miedo a la
pena de los más allegados, todos sin sa- muerte, tenemos que reconocer la ne-
ber más qué decir. A los de Emaús se cesidad de despojarnos de este cuerpo
les acercó Jesús, empezó a hacerles pre- mortal y corruptible y revestirnos de
situaciones generales
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tejiendo durante su vida y sigue in- recompense para que desde el cielo si-
marcesible en nuestro recuerdo. Que ga dispensándonos su favor y nos al-
el Señor se lo tenga en cuenta y se lo cance la gracia del Señor.
HOMILÍA
¿Entierro religioso? En el ambiente por las imposiciones morales que con-
en que hoy nos movemos práctica- lleva la religión, o por la sumisión in-
mente todos, la religión es una realidad fantil a Dios y a la autoridad que lo re-
«marginal» en cuanto al tiempo que le presenta.
dedicamos y el lugar que ocupa en la Hay una parte importante de nues-
lista de nuestras preocupaciones. tra sociedad que tiene una compren-
Es consecuencia lógica de nuestra sión de la religión en general y de la
consideración sobre ella: ¿Por qué de- cristiana en particular, totalmente falsa.
dicar tiempo a algo considerado infan- Pero así es como están las cosas en
til, mítico, legendario o folclórico? nuestro tiempo y con ello hay que
Estos ritos algunos piensan que contar.
pueden conservarse como recuerdo de Pensar que pueda ser una bella fá-
otros tiempos que ya van pasando, bula para niños o una cosa surgida en
nostalgias de épocas pasadas, ceremo- el folclore responde a experiencias que
nial bello para algunos momentos im- muchas personas han tenido en su vi-
portantes de la vida y la muerte de las da de relación con la religión en su
personas. etapa de niños nunca más evoluciona-
Aunque también pueden desapare- da ni madurada, o en su relación con
cer, a algunos les parece positiva su determinadas manifestaciones festivas
desaparición, por ser un freno al pro- o luctuosas, como la que tristemente
greso y una dificultad para la libertad nos congrega hoy.
situaciones especiales
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