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Sumario:

I. Introducción. II. El tiempo en el proceso. III. La tutela anticipada: clasificación. IV. Lo medular de la
temática. El valor del precedente. Tesis de la obligatoriedad de los fallos de la Corte. V. La tutela
anticipada de evidencia y los nuevos principios procesales. VI. Conclusión.

Doctrina:

Por Silvia L. Esperanza

I. INTRODUCCIÓN

La previsibilidad y la seguridad jurídica son una constante preocupación en el ámbito empresarial (1):
aquí y en cualquier país del mundo de ello dependerá en gran medida el crecimiento de un Estado a
través de las inversiones. Entonces hacia ese crecimiento debe estar encaminado nuestro quehacer, a la
combinación de las posiciones del Estado-sociedad-mercado, (2) claro está, desde la órbita del sistema
judicial. Es por ello que consideramos que la ecuación «tiempo-justicia», en donde el tiempo es
fundamental para que la tutela judicial efectiva se concrete y la justicia es el punto de partida para la
revisión de las instituciones procesales actuales, debe ser nuestra meta, nuestro cometido, hacia donde
debemos dirigir todos nuestros esfuerzos y creatividad.

La ley de la evolución de Darwin nos dice que algunas especies progresan y otras sucumben, de manera
tal que solo las más aptas prevalecen. De modo comparable cuando el proceso -el hasta ahora conocido-
es sometido a la combinación «urgencia-justicia a tiempo», muy pocos pueden responder, el resto
sucumben en una justicia atemporal y por lo tanto no apta para dar la respuesta en el tiempo debido.

Las tradicionales estructuras jurídicas están en crisis y ponen de manifiesto el efecto negativo del
tiempo en el proceso.

No podemos esperar lo que la cultura económica norteamericana llaman "moral hazard", esto es, la
esperanza de que alguien, finalmente, nos salvará. La salvación depende de nosotros, exclusivamente
de los operadores jurídicos.

En su momento he efectuado una adaptación de la teoría de los juegos. Allí diferenciaba entre los
juegos con transferencia de utilidad y los juegos sin transferencia de utilidad, destacando que estos
últimos se basan en el axioma cada uno para sí mismo y que no era el paradigma más adecuado para
llevar a cabo la cooperación o colaboración.Lo que se demostró en aquella oportunidad es que la teoría
de los juegos con transferencia de utilidad es adaptable a los efectos de las sentencias constitucionales,
(3) y como se verá en el transcurso del presente, también, a la tutela anticipada de evidencia.

II. EL TIEMPO EN EL PROCESO

Nos decía Morello (4) que hay una disfuncional fractura entre el tiempo y el costo que consume litigar y
la adecuada, oportuna y útil prestación en que el servicio requerido debía haberse prestado.

Pensamiento en consonancia de manera sintética con la de los economistas para quienes el tiempo del
proceso emanaría de dos elementos muy distintos: el tiempo de la deliberación en primer lugar,
exclusivo del juez, y el segundo la gestión judicial, referido a los medios materiales y humanos que se
proporcionan al servicio público de la justicia, (5) ambos muy relevantes al momento de consagrar la
justicia a tiempo, íntimamente vinculado con el valor eficacia en el proceso.

Como se puede apreciar la problemática radica en el tiempo del proceso, y la pregunta surge: qué
herramientas poseemos para que el tiempo no consuma al proceso.

En gran medida contamos con las creaciones pretorianas que derivan del mandato constitucional que
impone una prestación eficaz, y que debe considerarse por encima de cualquier omisión o incluso
arbitraria o irrazonable prohibición legislativa (6).

Sobre el particular, Peyrano (7) efectúa una clasificación, a partir de la denominada justicia temprana,
muy esclarecedora al momento de tratar el tema del tiempo en el proceso. Nos explica que la justicia
temprana la tenemos en: a) medidas autosatisfactivas, b) proceso monitorio (puro y documental) y c)
tutelas anticipadas, estas últimas subdivididas en tutelas anticipadas de urgencia y tutelas anticipadas
de evidencia.
III. LA TUTELA ANTICIPADA:CLASIFICACIÓN

Para traer solo algunos conceptos doctrinarios, podemos acudir inicialmente a la distinción que
establecen las normas francesas (8) entre los juicios por los que se obtiene una sentencia definitiva
sobre el fondo de la pretensión y los llamados procedimientos "avan dire droit". Estos últimos están
regulados por las ordenanzas de "réferé" para los juicios contenciosos y las "sur reque" para los
voluntarios. Ambos constituyen una manera de satisfacer anticipadamente el objeto pretendido. Los
procedimientos aludidos se remontan al siglo XVI y se han multiplicado en la actualidad, como medio de
superar los perjuicios que provoca el tiempo que el proceso insume.

A su turno, autores especializados, tal el caso de Marinoni, (9) sostienen que la técnica anticipatoria
apunta a distribuir el onus del tiempo del proceso, la posición del demandado siempre fue privilegiada
por el procedimiento ordinario, aquel a menudo se vale de la demora del procedimiento en perjuicio del
actor. De allí que la tutela anticipatoria sea utilizada para eliminar tales ventajas, desincentivando el
interés de la parte económicamente más fuerte en la duración del proceso.

Brevemente delineado lo que entendemos por tutela anticipada, ingresamos a la clasificación efectuada
por Peyrano en tutelas anticipadas de urgencia y de evidencia.

1) Tutela anticipada de urgencia

Carbone (10) nos recuerda que la mayoría de la doctrina especializada e internacional le otorga un
carácter no cautelar precisamente porque su fin no es asegurar el resultado práctico de la sentencia
sino otorgar, antes del tiempo previsto, la sentencia de fondo el objeto mediato de la pretensión, en
todo o en parte, y con requisitos mucho más robustos que los exigidos para el despacho de las medidas
cautelares clásicas.

En ese marco Barberio (11) subraya la constante preocupación por una justicia civil más efectiva, que dé
a cada uno lo suyo en tiempo real (o tiempo fructífero). Llevó a poner atención en postulados tales
como la justicia oportuna o la tutela efectiva, fijando incluso la mira en una prevención o evitación del
daño, antes que su resarcimiento.También, el debido proceso se reconoce tan importante y esencial
para el que deba defenderse como para aquel que es postulante o reclamante de tutela. De manera
que, con motivo de los procesos urgentes, la visión actual del contradictorio o bilateralidad se ha
expandido más allá de aquel apotegma cerrado, añejo y puramente individualista que limitaba el
concepto a la sustanciación plena y previa.

Del mismo modo Peyrano, al decir que en la tutela anticipada de urgencia el papel principal lo cumple
la urgencia, interpretada como una situación que aqueja al requirente y que lo expone a sufrir un
perjuicio de entidad distinta y mayor que el representado por el hecho de tener que soportar las
molestias y gravámenes propios de la demora que acarrea la sustanciación de cualquier litigio.

2) Tutela anticipada de evidencia

En este aspecto es de destacar que existe un elemento de las ciencias económicas que debemos tener
muy presente durante el tratamiento de este tema. La economía desarrolla una de las cualidades más
valiosas: el sentido de la evidencia (12).

Decíamos en el inicio que hace a la economía de un estado la previsibilidad y la seguridad jurídica.


Ahora bien, este nuevo instituto, que ya tiene media sanción legislativa en el Brasil (13) y que también
encontramos en el Código Uruguayo (art. 317), (14) es un modo asegurar esos valores y de cristalizar la
tan añorada respuesta jurisdiccional en tiempo debido.

¿En qué consiste la mencionada tutela? Es la que posibilita, ante la evidencia de que le asistiría razón al
actor, pueda dictarse, previa prestación de contracautela, una condena provisoria y reversible contra el
demandado. La evidencia que deberá reunir el requirente es calificada porque deberá poner de resalto
que el caso se encuentra comprendido en alguna -y no en cualquiera- de las situaciones a las que se le
asigna el rol de conferir evidencia a afectos de conceder una tutela anticipada de evidencia (15).

Ahora bien, cuáles son los pilares sobre los que se asienta para su concesión.A tal fin seguiremos los que
nos brinda el proyecto del Brasil: a) existencia de jurisprudencia vinculante u obligatoria que defina la
materia debatida; b) existencia de una causa de puro derecho y respecto de la cual militan precedentes
judiciales y doctrinarios recibidos, que tornan indudablemente predecible el desenlace del litigio; c) un
accionar de la demandada signado por el abuso del derecho de defensa y el inequívoco propósito de
retardar maliciosamente la marcha del procedimiento.

Con esta institución estamos en presencia del modelo de justicia denominado "judicial-power model", en
donde el juez no tiene dudas en consagrar reglas y valores nuevos (16).

El juez se presenta como un agente del cambio social que se esfuerza en anticipar los resultados
prácticos de su decisión. Esta concepción de la magistratura más flexible conduce a acordar
prestaciones a título anticipatorio, (17) en el caso, atendiendo a la evidencia que aporta. De modo que
los litigantes obtienen un avance razonable en el anticipo.

Son tiempos en que la expectativa de la gente se auxilia de la jurisdicción y busca, la tutela del ya y
ahora (18).

Al respecto Rivas observa que en la actividad jurisdiccional se admite la satisfacción liminar de la


pretensión ante la evidencia del derecho del reclamante y al tiempo, la de la sinrazón del demandado y
agrega, se trata de soluciones cuya presencia y validez en el campo de la actuación judicial no puede ya
discutirse (19).

Al decir de Andolina, (20) se va delineando un modelo alternativo de tutela jurisdiccional ya no más


focalizado sobre la cosa juzgada y la condición plena, no más encaminado a la comprobación
incontrovertible de los hechos deducidos en juicio, sino un proceso que no ambiciona la comprobación
de la verdad sino que se contenta con un juicio de verosimilitud; y de todos modos ca paz de arribar, en
tiempos breves, a un resultado judicial efectivo, idóneo a incidir con su fuerza ejecutiva sobre la
afirmación de los intereses en conflicto.Aun cuando la tendencia moderna es reivindicar la necesidad de
perfeccionar el proceso de cognición, (21) con el acento en la simplificación y la celeridad, no menos
cierto es que en nuestra legislación estamos muy lejanos en el tiempo, es por ello que debemos
agudizar la creatividad y fomentar el activismo judicial.

Sabido es que cuando hablamos del proceso justo, tenemos conocimiento de los presupuestos
constitucionales que debe cumplir. Sin embargo con la tutela anticipada de evidencia, lo que se
persigue es justamente simplificar el proceso sin violentar ninguna manda constitucional, dado que se
encuentra respaldado por el principio de tutela judicial efectiva.

IV. LO MEDULAR DE LA TEMÁTICA. EL VALOR DEL PRECEDENTE. TESIS DE LA OBLIGATORIEDAD DE LOS


FALLOS DE LA CORTE

Abordaremos la tutela anticipada de evidencia, específicamente y en forma conjunta desde los


presupuestos: a) existencia de jurisprudencia vinculante u obligatoria que defina la materia debatida y
b) existencia de precedentes reiterados y sostenidos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que se
hubieran pronunciado inequívocamente sobre los derechos debatidos.

La teoría que a continuación concisamente desarrollaremos, por todos conocida, lo hacemos porque en
el caso de la tutela de evidencia, adquiere una relevancia primordial, con resultados altamente
positivos para el quehacer jurisdiccional y para el requirente.

En el tan famoso caso "Santin Jacinto c/ Impuestos internos", la Corte Suprema ha dicho:

«Que estos fallos (precedentes ignorados en la sentencia apelada) fueron dictados en fechas recientes y
las cuestiones decididas en ellos son en punto a las garantías constitucionales de que se trata
rigurosamente iguales a las planteadas en este juicio».

Este criterio fue reiterado en "Pereyra Iraola c/ Pcia. de Córdoba". Así también en "César Balbuena" la
Corte manifestó:

«Carece del debido fundamento la sentencia que se aparta de doctrina de la Corte sin aportar nuevos
argumentos que justifiquen modificar la categórica posición sentada por el Tribunal, en su carácter de
intérprete supremo de la Constitución Nacional y las leyes.Ello así, pues para efectuar una exégesis
diversa de las leyes federales aplicables, el a quo debió haber señalado aquello que la Corte no tuvo en
cuenta al establecer la inteligencia que debía darse a tales normas».

Más recientemente en "Cerámica San Lorenzo" (1985), la Corte diseñó lo que con el devenir de los
días sería la doctrina oficial:

«los jueces inferiores tienen el deber de conformar sus decisiones a aquellas [refiriéndose a las
sentencias de la Corte]».

Así también y teniendo presente el tema que estamos analizando, la evidencia, como criterio reiterado
y sostenido de jurisprudencia vinculante u obligatoria.
En la causa "Quadrum S. A." -dictamen del Procurador que la Corte hace suyo- especifica que el deber
de los jueces inferiores de ajustar sus fallos a lo decidido por ella en casos análogos tiene una fuerza
especial cuando:

«la Corte se expidió en un punto no federal, para contribuir al desarrollo del derecho en la materia y
con el propósito de afianzar la seguridad jurídica a fin de poner un necesario quietus en la evolución de
las diversas tendencias jurisprudenciales que distan de ser pacíficas, como surge de numerosos
pronunciamientos del fuero laboral» (22).

Como se aprecia, queda fuera de discusión que las sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, cualquiera que fuese su integración, deben ser lealmente acatadas por los demás tribunales del
país en casos análogos. Principio que se basa en la supremacía del Más Alto Tribunal, que le ha sido
reconocido desde los albores de la organización nacional, y cuya cuidadosa preservación es necesaria
también para la ordenada subsistencia del régimen federal.

Al respecto, se ha elaborado toda una doctrina a partir de los fallos de la Corte Suprema de Justicia
como intérprete último de la Constitución.Se sostiene que la misma encuentra su fundamento en el
valor seguridad jurídica, considerándose que el seguimiento de los fallos, aun ante cambios en su
composición, se funda en la presunción de verdad y justicia de sus sentencias, en tanto y en cuanto no
son fruto de la ocasión, sino de una deliberación reflexiva y ejemplar.

Esta doctrina rige principalmente cuando el criterio ha sido sostenido por unanimidad o por una mayoría
diferenciada (23).

Más allá del carácter vinculante que se le quisiera asignar a su doctrina, la misma tiene un valor moral
intrínseco que no puede ser despreciado por los jueces, los que tienen la obligación de tratar y en su
caso, conformar sus decisiones a la del Alto Tribunal, atendiendo a su carácter de intérprete final de la
Constitución y las leyes (24).

Además, por razones de la fuerza moral que de los fallos dimana, de economía procesal, ya que de ese
modo evita un desgaste jurisdiccional, y asimismo porque el Alto Tribunal en sus decisiones señala
rumbos de orientación jurisprudencial que propende a fortalecer al Poder Judicial.El acatamiento de su
jurisprudencia por los demás tribunales asigna, a su turno, previsibilidad al derecho judicial, destacando
en este aspecto lo que indicáramos al inicio:

«el leal acatamiento de su jurisprudencia [la de la Corte] por los tribunales inferiores es indispensable
para la tranquilidad pública la paz social y la estabilidad de las instituciones» (25).

Así también «un precedente [...] debe ser respetado por la garantía de igualdad ante la ley, que obliga
a dar igual solución a casos análogos, como la seguridad jurídica que favorece la certeza y estabilidad
del derecho» (26).

A nivel provincial (27) el Máximo Órgano Judicial tiene dicho:

«No hay que dejar de reconocer que si una decisión anterior ha marcado el rumbo que debe seguirse en
una determinada cuestión» (28).

Ahora bien, las bondades de la institución, en cuanto al presupuesto de la existencia de jurisprudencia,


se dan en tanto y en cuanto se respeten determinados parámetros, primordialmente acompañar en el
escrito postulatorio básico el o los precedentes jurisprudenciales, como demostración que lo
peticionado es «evidente» y por lo tanto lleva razón en su petición, lo que no impide que la jurisdicción,
respetando el principio de bilateralidad, sustancie el requerimiento, es decir, que el requerido tenga, al
decir de Couture, su «día en la Corte», (29) en un breve plazo, previo al dictado del pronunciamiento.

El aspecto más sobresaliente de esta novísima institución se halla en el fundamento de la pretensión,


que tiene una fortísima verosimilitud en virtud de que se encuentra sustentada «en la evidencia», que
se acompaña a la petición.

La consecuencia más importante radica en que quien solicita la actividad de la jurisdicción no soportará
el agotador y penoso trámite del proceso, cuyo final es predecible, pues ya cuenta con el precedente, lo
que facilitará la decisión, no obstante, aunque de modo provisorio, satisfará integral o parcialmente lo
requerido.Es por ello que decíamos al comienzo que en este caso también es adaptable la «teoría de los
juegos con transferencia de utilidad». Ello así, porque en el mundo no lúdico, tanto en las relaciones
económicas como en las políticas o sociales, es habitual que el escenario, al igual que en los juegos,
condicione el resultado a la conjunción de decisiones de diferentes agentes, (30) porque tiene por
axioma el paradigma más adecuado para llevar a cabo la cooperación o colaboración.
Y la colaboración o cooperación se encuentra sustentada en el aporte del precedente, con aceptación
de la parte requerida y del activismo de la magistratura.

Vamos a ejemplos. Si se hiciera uso de esta institución, con los precedentes "Badaro" I y II ,
"Vizzoti Carlos" , "Massa, Juan Agustín" , "Verbitsky" , "Grupo-Clarín" , "Mendoza Beatriz" ,a
nivel nacional, cuánto tiempo socioeconómico y político se hubiera aprovechado. Igualmente a nivel
provincial los precedentes "Schafer", "Fagnani", "Rolón" , "López Praxedes", por citar algunos.

Es como decíamos al comienzo, el tiempo insume al proceso y la eficiencia procesal pasa a ser una
utopía.

Si acogemos a la tutela anticipada de evidencia, entre las nuevas instituciones procesales el tan
anhelado proceso eficaz también se convertirá en efectivo, porque lo que debe prevalecer es la solución
justa del caso y no tanto el ajuste perfecto de la sentencia, porque además de justa, deberá ser
adecuada y útil, para que el sistema judicial en el que se inserta pueda ser digno de elogio (31).

V. LA TUTELA ANTICIPADA DE EVIDENCIA Y LOS NUEVOS PRINCIPIOS PROCESALES

Sabido es que ninguna temática puede ser centro de investigación en forma aislada sino asentado en un
conjunto metódico, para que su interpretación no pierda el significado y alcance debido.Es así que en la
trama del proceso, más específicamente en la tutela anticipada de evidencia, se halla vinculada con los
nuevos principios procesales, a modo de ejemplo: el de máximo rendimiento, proporcionalidad utilitaria
y cooperación procesal. Veamos...

El principio procesal de máximo rendimiento es consecuencia o subprincipio de economía de esfuerzos,


que tiene como objetivo fundamental la subsistencia, por medio de la gestión beneficiosa de las
actividades procesales desplegadas, destinadas a reducir esfuerzos de las partes y de la jurisdicción,
para lograr la resolución en el menor tiempo posible.

En su momento expresamos (32) que, según los economistas, en situaciones de crisis se da n las grandes
innovaciones, y la finalidad de la economía es estar al servicio del hombre, aunque lo más difícil no es
que las personas acepten ideas nuevas, sino hacer olvidar las viejas. Y de esos pensamientos,
deberíamos sacar provecho en tres aspectos: a) innovaciones, b) economía al servicio del hombre y, c)
hacer olvidar ideas viejas. En la temática aquí desarrollada volvemos a hacer aplicación:a) profundizar
los temas de la simplificación del trámite (innovaciones); hacerlos más rápido, útiles y efectivos
(economía al servicio del hombre), con las exigencias actuales del debido proceso (hacer olvidar ideas
viejas).

La Corte utiliza la expresión «razones de celeridad y economía procesal», que hacen conveniente evitar
todo dispendio de actividad jurisdiccional (33), que se concretaría con la «evidencia» proporcionada por
el requirente, lo que es aplicación lisa y llana del máximo rendimiento de la actividad desarrollada en
otro proceso, que da lugar al precedente, de modo de obtener el pronunciamiento en el menor tiempo y
motivado en el antecedente jurisprudencial.

Es reconocido por todos la mora judicial, pero ello no nos autoriza a continuar en esa situación, ya decía
el profesor Luigi Paolo Comoglio, (34) que los titulares de derechos o intereses legítimos que asumen los
riesgos de un litigio para acceder, definitivamente, al reconocimiento, certeza y tutela efectiva de
estos, entienden que el eje medular de que la composición jurisdiccional de su causa acontecerá con
una demora razonable, pero no más.

Y es por ello cada vez más intenso y trabajoso el énfasis en que los tribunales nacionales hagan los
máximos esfuerzos para que ese componente decisivo, del que venimos hablando a lo largo del
presente, tiempo y costo, sea razonable. En nuestra manos está el hacer uso de esta nueva institución.

El principio de proporcionalidad utilitaria se caracteriza por radicar en un juicio mediante el cual se


verifica si una solución jurisdiccional resulta la vía más adecuada para alcanzar el fin institucional que
se debía conseguir, (35) es decir, si existe correspondencia entre un medio elegido y una finalidad
institucionalmente asegurada o, más claramente, la necesaria proporcionalidad que debe mediar entre
la herramienta procesal empleada y la solución buscada.

1. La herramienta procesal:la tutela anticipada de evidencia

La solución buscada, la respuesta jurisdiccional, de modo inmediato, a pesar de quedar lo percibido


sujeto a eventuales repeticiones si es que la sentencia final resultara adversa al beneficiario de la tutela
anticipada de evidencia.
El concepto de proporcionalidad comprende el de funcionalidad, es decir, el de utilidad y practicidad de
lo pedido en relación con las miras buscadas. Es que a los jueces debe bastarle con que el medio elegido
sea uno de los posibles y que él tenga una cierta proporcionalidad con el fin buscado (36).

Lo que no lleva a expresar que queda autorizado en la comprensión más dúctil y completa en un
bosquejo explicativo que exige al tribunal, al decir de Morello, que se ponga en armonía con las grandes
coordenadas que postulan las exigencias de la Constitución Nacional, y en nuestro caso, específicamente
con la jurisprudencia.

La proporcionalidad utilitaria está dada, en estas horas, en que la herramienta procesal es la adecuada
y proporcional a la solución que se busca: la justicia a tiempo.

Ejemplifiquemos en la jurisprudencia de Corrientes: resoluciones de restructuración del Municipio,


decretos del Poder Ejecutivo Provincial que reorganizan el Ministerio de Educación o el Ministerio de
Salud Pública.

En virtud del principio de proporcionalidad utilitaria, la tutela anticipada de evidencia era el medio más
idóneo para los mencionados casos, en atención a los precedentes jurisprudenciales.La ecuación
«necesaria proporcionalidad entre la herramienta procesal empleada y la solución buscada» es la
ajustada.

Con esos antecedentes, medidas cautelares y cuestión de fondo, que superan el millar, ante situaciones
similares, el requirente presenta la «evidencia» de la jurisprudencia evitando de ese modo el desgaste
jurisdiccional y la obtención de una resolución adecuada, motivada y justa, lo que ratifica la condición
de garantía (37) para el debido proceso, hallándose comprendida de manera genérica en la tutela
judicial efectiva.

De modo que no pueden soslayarse tales circunstancias como influyentes en la evaluación del caso en
tratamiento (las circunstancias de los precedentes son la «evidencia»).

Por último el principio de cooperación procesal revela que el proceso civil debe ser considerado como
una empresa común cuyo feliz resultado exige la colaboración de ambas partes a prestar su asistencia
para la consecución del mencionado logro, que tiene su respaldo en la concurrencia de lo que puede
denominarse Servicio Público Judicial, que compromete a todos los ciudadanos en la empresa común
consistente en disfrutar de un proceso civil eficaz (38).

Al decir de Berizonce, en el deber de colaboración de las partes, que asienta y se desarrolla a partir de
la buena fe y probidad procesal, cuya finalidad es afianzar la ética del proceso y el resultado útil de la
jurisdicción, en el marco de una concepción en la que se reconoce al proceso común una función y fines
sociales y por consiguiente, de interés colectivo, público o general, que transciende las ideas
tradicionales, para instalarse en una visión más «solidarista» (39). Tendencia afianzada a partir de la
«constitucionalización»" (y de la «convencionalización») de los nuevos derechos y garantías, en especial,
por la consagración del derecho fundamental a la tutela judicial eficiente.

El deber de colaboración a cargo de las partes vincula directamente con los fines públicos del proceso y
los poderes del juez, de manera que la amplitud con que estos sean concebidos está en relación directa
con la medida ylos alcances de aquel. A mayores poderes judiciales más amplios deberes de
colaboración del lado de las partes. Además, unos y otros se potencian cuando en el conflicto anidan
derechos «sensibles» cuya tutela efectiva está en juego. Existe un deber genérico de colaboración y de
compromiso con los fines del proceso y los resultados fructíferos de la jurisdicción, que se requiere y
exige de las partes en los diversos tramos.

El repaso de los conceptos persuade acerca de que al requerido solo se solicita prestar la colaboración
debida, con el debido reconocimiento que la jurisprudencia presentada como evidencia es la aplicable
al caso, evitando que un mismo asunto movilice una pluralidad de acciones, apoyándose cada una en
una temporalidad propia.

Lo descripto es un claro ejemplo del deber de colaboración, sumado a la conducta procesal de las partes
en el proceso. Por qué negar lo que resulta evidente, ante el aporte del precedente como evidencia, a
fin de obtener la respuesta de la jurisdicción en el tiempo debido, y así el mandato constitucional del
proceso justo sea haga realidad.

2. Aplicación práctica

En los casos hasta aquí analizados, el requerido siempre ha sido el Estado, entonces, mayor aún la
colaboración que debe brindar al aceptar que la evidencia aportada por el requirente es la
jurisprudencia vigente y con ello adoptar la conducta debida, en virtud del principio de cooperación
procesal, colaborando con la jurisdicción y la parte al no obstruir el proceso con presentaciones
inoficiosas, que el único objetivo que tienen es «alargar» el proceso, contrariando del deber de
probidad y buena fe y evitando con esa su conducta la erogación de gastos para el Estado.Lo reseñado
son casos que de manera tangible presentan la previsibilidad y la seguridad jurídica, donde
indiscutiblemente está vigente la ecuación tiempo-justicia, en la cual es irrefutable que el costo del
proceso baja a los niveles deseables.

En rigor, la tutela anticipada de evidencia, respaldada por el derecho constitucional a la tutela


jurisdiccional efectiva, engloba la propia respuesta jurisdiccional o prestación del juez, cuya función no
se limita a la de resolver litigios sino que también debe velar por la idoneidad de la protección
jurisdiccional de los derechos (40) .

Como bien lo expresa Oliveira Leite, (41) la tutela de evidencia puede eliminar una serie de procesos
que deberían ser juzgados pronto, de tal modo que la justicia tenga un medio legal y admisible
técnicamente para concentrarse en acciones judiciales más complejas y que demandan necesaria
atención de la jurisdicción.

VI. CONCLUSIÓN

Las ventajas en términos de seguridad jurídica y desarrollo económico deberían ser un elemento
convincente para auspiciar una reforma (42).

La garantía constitucional de acceso a la justicia y de tutela judicial efectiva implica el estudio de


variadas y nuevas figuras. Estamos en presencia de una de ellas, la tutela anticipada de
evidencia,Dentre esses institutos que visam qualificar esse princípio vetor, encontra-se o mecanismo
processual da tutela da evidência. que es una herramienta para la aceleración de los tiempos en el
proceso, además de brindar respuestas modernas a las cuestiones del presente.

En nuestras manos está hacer realidad que la ecuación tiempo-justicia tenga como resultado lo que
espera la sociedad de los operadores jurídicos: una justicia a tiempo.

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(1) "Previsibilidad y seguridad jurídica para el progreso", Clarín, 8.8.2010.

(2) Morello, Augusto M., Avances procesales, Rubinzal Culzoni, pág. 53, 2003.

(3) Esperanza, Silvia L. Las sentencias constitucionales y el efecto erga omnes. Adaptabilidad de la
teoría de los juegos, proceso y Constitución, Coord. Osvaldo Gozaíni, Ediar, pp. 251-264, 2009.

(4) Morello, Augusto M., Anticipación de la tutela, Platense, pág.17, 1996.

(5) Soraya Amrani-Mekki, "Análisis económico y tiempo del proceso", Revista de Dere cho Procesal, 2010-
1, pp. 488-489.

(6) Rivas, Adolfo, "Decisiones anticipatorias y actos administrativos", DJ, 13/4/2011, 33.

(7) Peyrano, Jorge W., "El dictado de disposiciones anticipadas. El factor evidencia", LL 16.3.2011.

(8) Rivas, Adolfo, "La jurisdicción anticipatoria", ponencia en el XVIII Congreso Nacional de Derecho
Procesal, Santa Fe, pág. 20.

(9) Marinoni, L. G., A reforma do CPC e a efetividade no proceso... Genesis, Rev. Dir. Proc. Civ.
Curitiba, Nº 1, 1996, pág. 87, con remisión a Proto Pisani A. y la regulación en Italia, citado por
Berizonce Roberto, "Tutela anticipada y definitoria", JA 1996-IV, pág. 743.

(10) Carbone, Carlos, "Proyección de la tutela de urgencia. Panorama crítico de los perfiles procesales
en torno a los reclamos judiciales contra la emergencia", LL, 20.7.2004, I.

(11) Barberio, Sergio, "Ponencia general", Comisión Procesal Civil, XXVI Congreso Nacional de Derecho
Procesal, http://www.procesalsantafe2011.com.ar, Ponencias Generales.

(12) Scott, H. M. B. Sc. Econ. Versión española, Javier Márquez, Curso elemental de economía, Fondo de
Cultura Económica, Pánuco, 63, México, 1941, citado por Esperanza, Silvia, Reflexiones procesales, El
nuevo principio procesal de máximo rendimiento, MAVE, pág. 117, 2009.

(13) Brasil, art. 285 Código Procesal Civil y Comercial.


(14) Traigo E. J., Lecciones de derecho procesal civil según el nuevo Código, citado por Berizonce, op.
cit.

(15) Peyrano, op. cit.

(16) Morello, Augusto M., "Un nuevo modelo de justicia", JA, Doctrina, 1986-C-802.

(17) O. cit.

(18) Morello, Augusto M., Acceso al derecho procesal civil, Platense, t. II, pág. 885.

(19) Rivas, Adolfo, A., "Decisiones anticipatorias y actos administrativos", DJ 13.3.2011, 33.
Precisamente comentando un fallo del STJ de Corrientes, "Rolón Zunilda" .

(20) Andolina, citado por Berizonce, Roberto, "Un nuevo tipo procesal sumario. Hacia la reconstrucción
del proceso de cognición y su articulación con las tutelas de urgencia", LL 12.4.11, 1.

(21) Berizonce, o.cit.

(22) Sobre el tema ver el enriquecedor trabajo de Legarre, Santiago y Rivera, Julio César (h.), LL,
20.8.2009, 1.

(23) Suprema Corte de Mendoza, "Merga c/ Municipalidad de Las Heras", con voto de la Dra. Aída
Kemelmajer, LL 1996-A-228. "Suprema Corte de Buenos Aires versus Corte Suprema de Justicia de la
Nación -acerca de la obligatoriedad general de la jurisprudencia del Tribunal Federal", Augusto M.
Morello, JA 2003-II-846.

(24) Fallos 303:1769.

(25) Causa "Pereyra Iraola", citado por Legarre, op. cit.

(26) Causa "Bussi Antonio Domingo c/ Congreso de la Nación" .

(27) Provincia de Corrientes.

(28) Superior Tribunal de Justicia de Corrientes, "Torres" , expte. 22.837, sent. 38/04.

(29) Couture, Eduardo, J. Estudios de derecho procesal, t. I, 1978. Tener su día en la Corte significaba
entre otras cosas: que el demandado haya tenido debida noticia, la que puede ser actual o implícita, de
la promoción de los procedimientos con los cuales el derecho puede ser afectado, que se le haya dado
una razonable oportunidad de comparecer, entre otros aspectos.

(30) Esperanza, op. cit. pág. 254.

(31) Peyrano, Jorge W., Eficiencia del sistema de justicia, ED, 2003.

(32) Esperanza, Silvia L., "El nuevo principio procesal del máximo rendimiento", Reflexiones procesales
[obra colectiva], MAVE, pág. 107, 2009.

(33) Causa "Lopardo" , consid. 6.

(34) Citado por Morello, Acceso al derecho... cit., t. I, pág. 545.

(35) Peyrano, Jorge W., "El principio de proporcionalidad y su influencia en las decisiones judiciales",
http://www.elateneo.org.

(36) O. cit.

(37) Gozaíni, Osvaldo A., Tratado de derecho procesal civil, La Ley, t. II, pág. 249.

(38) Peyrano, Jorge W., "El principio de cooperación procesal", LL 2010-A, pág. 1062.

(39) Devis Echandía, H., Tratado de derecho procesal, Temis, Bogotá, 1961, vol. I, pp. 373-388; íd.,
Estudios de derecho procesal, ABC, Bogotá, 1979, pp. 171-174. Morello, Augusto M.; Sosa, Gualberto L. y
Berizonce R., Códigos procesales..., Abeledo Perrot.

(40) Marinoni, Luiz G., derecho fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva, Palestra, citado por
Pauletti, Ana Clara, "Iura novit curia y reconducción de las postulaciones",
http://www.procesalsantafe2011.com.ar.

(41) Ravenia Márcia de Oliveira Leite, "A tutela de evidencia e seus efeitos na celeridade do processo
civil brasileiro", Juz Vigilantibus, 20.10.2010.

(42) Oteiza, Eduardo, El fracaso de la oralidad en el proceso civil argentino,


http://www.uv.es/coloquio/coloquio/Informycomu.htm.

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