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Rafael Uribe Uribe

La Regeneración conservadora de Núñez y Caro.


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Prologo Otto Morales
“Al país se le ha creado una visión distorsionada de lo que fue la regeneración Conservadora
de Núñez y Caro. Para proponerla como modelo se ha intentado borrar la obra constructiva,
modernizadora de las calidades del Estado, que adelanto el Radicalismo. Y en esta deliberada
argucia naufragan mentes muy liberales, inducidas por texto de autores que han figurado
como tales, pero su tendencia es hacia la permanente glorificación del autoritarismo…El
siglo XIX no se comprende en la historia colombiana sin los cambios que el radicalismo
logro al eliminar los últimos vestigios coloniales: en la legislación, en formas y manejos del
Estado, en conceptos doctrinarios sobre los principales motivos de preocupación de la
comunidad.” (Morales, 1985, pág. 9)
“La pérdida del poder y su reemplazo por una posición antípoda ideológicamente, con la
vuelta al dominio del “hispanismo”, que es como regresar al colonialismo y a la
preponderancia imperial de la iglesia. Es decir, la existencia, otra vez de las formas contra
las cuales libró el radicalismo su batalla administrativa e impuso su ideología. El alcance
monárquico que imperó en los actos del gobierno de la Regeneración y su justificación, exigía
el predominio de condenas contra lo cual se venía luchando.” (Morales, 1985, pág. 10)
“Es la prensa un medio de libertad. Ese es su signo. Y los artículos o ensayos que allí se
publican, van diciendo el mensaje con certeza, la esperanza trunca, el destino frustrado, el
renacer de otras expectativas, el influjo ardiente de condenas por actos matreros ejecutados
contra el común” (Morales, 1985, pág. 12)
“El señuelo engañoso de acabar con las revoluciones armadas y de estrechar los lazos de la
unión entre los estados -bandera del movimiento regenerativo- fue deshecho
estruendosamente por la guerra civil más larga y sangrienta que hayamos tenido y por la
desmembración del territorio nacional, como prueba inconclusa de que los poderes ilimitados
son incapaces de fundar una paz estable y duradera, porque al monopolizar la vida política
de un pueblo, trastornan la marcha ordenada de las sociedades y mantiene vivos y palpitantes
los motivos para la protesta y el alzamiento revolucionario” (Morales, 1985, pág. 24)
“Hay sectores cultos que se niegan a aceptar la trascendencia de los periódicos en la
investigación histórica. La miran, con desvió. Les parece inoportuno que se recurra a unas
hojas frágiles, donde el mundo asoma, a veces, con desvaríos. En cuanto avanzan las técnicas
sociales, se consulta más a esas páginas amarillentas, arremolinadas entre las hemerotecas.
Porque nuestros países andan rectificando antiguos caminos que se tomaron para formular
conclusiones. Hay un espíritu y desvelo para decir como fue el nacimiento de nuestras
nacionalidades.” (Morales, 1985, pág. 15)
“La prensa sufría muchas dificultades. En el libro del maestro German Arciniegas, acerca de
Alfredo Greñas, cuenta como era el manejo de la prensa. La ley 61 o de los caballos, tenía
las disposiciones que urgía el régimen para impedir la libre circulación del pensamiento. Pero
algo más: tampoco había garantía en algo que se asegura en las diferentes partes del mundo,
con exclusión de las dictaduras, que es la correspondencia privada” (Morales, 1985, pág. 57)
“El liberalismo, desde el momento en que se promulgó la constitución de 1886, levantó sus
palabras de protesta. Comprendió que el tratamiento que continuaría recibiendo seria aún
más aberrante. Ella no se aplicó, pues rigieron los artículos transitorios. Y se consagró un
adefesio jurídico como que la ley regia aun cuando estuviera en oposición a la constitución.
Pues esto le daba al gobierno el manejo de cualquier situación a la medida de su antojo. No
existía, por lo tanto, orden jurídico que detuviera el despotismo.” (Morales, 1985, pág. 72)

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