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LA MENTE DEL ESTRATEGA

El pensamiento estratégico consiste en determinar con precisión el punto crítico de


la situación. Para resolver un problema es vital saber desde el principio, que éste
se formule de manera que facilite el descubrimiento de una solución. Lo más
importante para descubrir la solución de un problema es aislar sus puntos críticos;
en otras palabras, determinar el asunto crítico. La fuente del problema debe
comprenderse antes de proponer cualquier solución real para que pueda ser
efectiva, y este proceso permite conocer los asuntos cruciales sin el riesgo de pasar
por alto algo importante. Una persona estratega debe tener claro que lo que
distingue a la estrategia de todos los demás tipos de planeación de los negocios es,
la ventaja competitiva. Ya que el único propósito de la planeación estratégica es
permitir que la compañía obtenga, con la mayor eficacia posible, una ventaja
sostenible sobre sus competidores del mercado. En el mundo de los negocios, no
se buscan estrategias perfectas, lo que cuenta no es el rendimiento en términos
absolutos, sino el desempeño en relación a los competidores.
Las características fundamentales que debe tener una mente estratega son, el
pensamiento táctico, la consistencia y la coherencia. El estratega debe elaborar
métodos para aclarar la confusión. El objeto de la búsqueda es producir ideas o
innovaciones que den vida a la nueva situación de la compañía en el mercado, a su
sistema de asignación de recursos o cualquier otra área. La mente estrega.
Ninguna estrategia de negocios adecuada puede formularse si sólo se basa en
conocimientos o análisis fragmentarios. Si dicha estrategia produce buenos
resultados, se deberá a la suerte o a la intuición. El auténtico estratega no depende
ni de la primera ni de la segunda. Su fórmula para obtener el éxito es más confiable:
combinar el método analítico con la elasticidad mental que llamo pensamiento
estratégico.

En nuestra opinión pues ambas son viables y adecuadas porque, para que la mente
estratégica funcione con creatividad, necesita el estímulo de un buen análisis de
penetración. Para poder llevar a cabo un buen análisis, la mente estratégica debe
formular las preguntas precisas, planteándolas como puntos orientados hacia su
solución. Los análisis que estas mentes estratégicas realizan, crean soluciones
creativas. La intuición o los presentimientos no constituyen por si mismos una
garantía de que los planes de negocios serán seguros. Es necesario el adecuado
balance entre los dos para que se puedan concebir estrategias que produzcan
buenos resultados. Por qué no tiene sentido tratar de elaborar una estrategia
“perfecta”. Algo vital es la oportunidad. Es indispensable considerar las tendencias
cambiantes del mercado que nos puedan proporcionar un margen de ventaja sobre
la competencia. Que pueda captar la situación del mercado, evaluar con objetividad
las fuerzas y las debilidades del negocio propio, cambiar de dirección con flexibilidad
cuando se requiere y calcular el monto de las utilidades o de las pérdidas que
puedan resultar de cada una de los nuevos cambios.
A concluir sobre este tema nuestra opinión es El éxito estratégico no puede
reducirse a una simple formula, ni cualquier persona puede convertirse en pensador
estratégico con solo leer un libro. Se trata, de costumbres mentales y formas y
habilidades de pensamiento que pueden adquirirse por medio de la práctica, que
ayudan a liberar el poder creador de nuestro subconsciente y a mejorar las
probabilidades de producir conceptos estratégicos triunfadores.
ESTUDIANTES:
VIVIANA ALBA
CRISTIAN CHARRIS

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