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4 cosas que se manifiestan cuando diezmas y ofrendas

Para algunos, es difícil compartir el tema de los principios de diezmar y


ofrendar. Pero este tema es muy necesario para el desarrollo espiritual,
emocional y financiero del creyente. Debemos diezmar y ofrendar sabiendo
por qué lo hacemos, y las cosas que debemos esperar que ocurran en
nuestras vidas.

Que es el Diezmo

Ofrenda a Dios de la décima parte del ingreso, sea en especie o en dinero. El primer ejemplo
bíblico de d es el de Abraham, que entregó sus d a Melquisedec (Gn 14:20). La Torah pone
un fuerte énfasis sobre la entrega de los d como ofrenda a Dios y para el mantenimiento
del culto (Lv 27:30) (Dt 12:2–7),(Mal 3:10).

Diezmar y ofrendar son actos de adoración a Dios, en los que ocurren grandes cosas. Al
cumplir con estos principios, revelas tu corazón, y te pones en posición para recibir las
bendiciones correspondientes a tu obediencia en estas áreas.

Todo el universo opera basado en ciclos. Las mujeres tienen su ciclo mensual, la lluvia pasa
por un ciclo; Dios creó el mundo basado en ciclos para asegurar su continuidad. Cuando uno
de esos ciclos se desequilibra, se crean grandes conflictos.

Cuando diezmas y ofrendas entras en el ciclo de libertad financiera que Dios intencionó para
ti. Diezmas de lo que recibes de parte de Dios. Pero si recibes, y no diezmas, te sales de ese
ciclo.

La razón principal de diezmar y ofrendar no es darle dinero a los ministerios para que
continúen funcionando; ese es el resultado. Cuando pensamos que esta es la razón
principal, perdemos de vista lo que Dios quiere hacer en la vida de la persona que está
diezmando. Si crees que la razón de ser de tus diezmos y ofrendas es que el ministerio
continúe, al realizarse la continuidad del ministerio, se acabarían los beneficios de estos
principios en tu vida.

La razón principal de que tú diezmes y ofrendes es que participes activamente del ciclo de
bendiciones divinas que Dios ha establecido para la vida de un creyente. Y cuando adoptas
esta consciencia, tu vida cambia.
Hay cuatro cosas en tu interior que son manifestadas cuando aprendes a diezmar y
ofrendar.

En primer lugar, el diezmo es una muestra de agradecimiento a Dios. Es un acto voluntario


provocado por el agradecimiento de victorias pasadas. La primera vez que vemos el diezmo
en la palabra es en Génesis capítulo 14. Nadie obliga a Abraham a diezmar. Y su vida es
cambiada por el principio del diezmo.

Cuando diezmas reconoces que has sido bendecido, más allá de lo que mereces, y que Dios
es el autor de tu bendición.

En segundo lugar, el acto de diezmar es un acto de fe. Cuando Abraham diezmó demuestra
implícitamente que tiene la certeza de que Dios le va a bendecir en el futuro. La persona
que retiene el diezmo es porque piensa que es lo único que tiene, que es lo único que Dios
le va a dar.

Mucha gente dice confiar en Dios para un futuro grande, pero no son capaces de confiarle
el diez porciento de tus pasadas victorias.

En tercer lugar, cuando diezmas demuestras que tienes plena confianza en las promesas de
Dios. La segunda ocasión en que se menciona el diezmo en la biblia fue cuando Jacob hizo
voto a Dios de separar el diezmo de todo lo que Dios le entregara. Jacob está reaccionando,
no a pasadas victorias, sino a la promesa de Dios de futuras victorias.

En cuarto lugar, el diezmar es un acto de aceptación de la gracia divina. Jacob estaba


perdido, huyendo, sin dinero, corriendo, y ese día Dios se le apareció, y le dijo que lo
bendeciría, que lo prosperaría. Y, a pesar de su condición, Jacob decidió que su reacción
sería diezmar, porque reconocía que era lo menos que podía hacer ya que, dada su
condición, no merecía nada de lo que Dios haría por él.

Tu acto de diezmar dice que aceptas lo que Dios está haciendo por ti, aunque no lo
merezcas.

Quizás no tienes hoy para diezmar, no tienes ingreso, pero tienes una promesa de Dios a
la que puedes reaccionar, y hacer voto a Dios – como Jacob – de que separarás la décima
parte de todo lo que él ha de entregarte.

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