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CONSIDERACIONES SOBRE COMPACTACIÓN DE SUELOS EN OBRAS DE INFRAESTRUCTURA DE

TRANSPORTE**

Alfonso Rico Rodríguez RESUMEN. En el trabajo se presenta una muy breve revisión de algunos
conceptos básicos para la comprensión de la compactación de suelos, que en ocasiones se
omiten a favor de los aspectos puramente tecnológicos. Para las finalidades de este trabajo la
compactación es un proceso mecánico destinado a mejorar las características de
comportamiento de los materiales térreos que constituyen la sección estructural de las
carreteras, los ferrocarriles o las aeropistas, entre otras obras. Es evidente que conviene
detallar cuales son las características de comportamiento que pueden ser mejoradas al
compactar un suelo. En el caso de las vías terrestres existen tres de ellas cuya mejoría se busca
prácticamente en todos los casos. Son la deformabilidad, que implica la intención de disminuir
la compresibilidad de los suelos e incrementar su estabilidad volumétrica, especialmente ante
la absorción o pérdida de agua; la resistencia, especialmente al esfuerzo cortante, obviamente
en el sentido de obtener los mayores valores posibles y unas adecuadas relaciones esfuerzo-
deformación que garanticen un balance conveniente en el comportamiento. Algunas otras
características cuya mejoría se busca en ocasiones son la flexibilidad de la formación (es decir,
la no-susceptibilidad al agrietamiento); la permeabilidad (cuyo control es mucho más típica en
la construcción de presas de tierra) y el incremento de la resistencia de los suelos
compactados a la erosión. De la enumeración del inciso anterior se desprende que la
compactación puede ser un proceso de objetivos múltiples; además, es evidente que esos
objetivos pueden ser contradictorios entre sí en muchos problemas concretos, en el sentido de
que las acciones que se emprendan para cumplir uno pudieran perjudicar a algún otro. Por
ejemplo, en términos generales puede ser cierto que una compactación muy intensa produce
un material más resistente, pero seguramente muy susceptible al agrietamiento o poco
estable al absorber agua. Al considerar que los suelos compactados han de tener una vida
larga, conservando básicamente sus características, se comprende que alguno de los objetivos
anteriores podrá ser inclusive contradictorio consigo mismo. Por ejemplo, un suelo fino
intensamente compactado podrá ser poco deformable, pero si absorbe agua, su
deformabilidad puede hacerse extrema, de manera que el esfuerzo al compactarlo puede
resultar altamente contraproducente, dando lugar a un suelo aún más deformable que en su
estado natural.

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