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A UN ANTEPASADO JUDIO
Cómo encontrar a un antepasado judío
Apellidos judíos:
Origen y cambios a través de los siglos
Los judíos azkenazim ponen a sus hijos los nombres de los ascendientes fa-
llecidos. Eso tiene que ver con la creencia en la reencarnación de las almas
y con el honor y recuerdo del muerto. Si pudiera seguir mi árbol genealógico,
encontraría tatarabuelas llamadas Esther cada tres generaciones.
Los judíos sefaradim ponen a sus hijos el nombre de los abuelos, que gene-
ralmente están vivo. Así en un árbol genealógico sefaradí van a encontrar el
mismo nombre una generación por medio.
Si leen la historia de España uno no sabe a veces quién se murió y quién si-
gue vivo. ¿Será el abuelo o el nieto? Otras veces encuentran al hijo con el
mismo nombre que el padre, pero es una costumbre cristiana que se encuen-
tra entre los judíos sefaradim después que dejaron España, a partir de la in-
quisición.
Las “listas de apellidos” del Imperio Austro-Húngaro en general usaron pala-
bras en alemán, muy parecidas al idish. (N.E.: En 1788 se ordenó a los judíos
de Galitzia-Austria a tomar apellido).
SIGNIFICADO DE LOS APELLIDOS JUDIOS
Hay decenas de miles de apellidos judíos utilizando la combinación de colo-
res, elementos de la naturaleza, oficios, ciudades y características físicas. Un
pequeño ejercicio es preguntarnos:
¿Cuántos apellidos judíos podemos reconocer con la raíz de las siguientes
palabras?
Colores: Roit, Roth (rojo); Grun, Grien (verde); Wais, Weis (blanco); Schwartz,
Swarty (negro); Gelb, Gel (amarillo).
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Panoramas: Berg (montaña); Tal, Thal (valle); Wasser (agua); Feld (campo);
Stein (piedra); Stern (estrella).
Metales: piedras preciosas y sustancias: Gold, Silver, Kupfer, Eisen, Diamant,
Rubin, Perl, Glass, Wein (oro, plata, cobre, hierro, diamante, rubí, perla, vidrio,
vino).
Vegetación: Baum, Boim (árbol); Blat (hoja); Blum (flor); Rose (rosa); Holz
(madera).
Características físicas: Shein, Shen (lindo); Lang (alto); Gross, Grois (grande),
Klein (pequeño).
Oficios: Beker (panadero); Schneider (sastre); Schreiber (escribiente); Singer
(cantor).
Las palabras se utilizaron en forma simple, combinadas y con el agregado de
sílaba como son; hijo, man: hombre, er: que designa lugar, y se agrega prefe-
rentemente después al final del nombre de la ciudad. En muchos países hicie-
ron terminar los apellidos al uso del uso del idioma del país como el sufijo “ski”
o “sky”, “ska” para el caso de mujer, “as”, “iak”, “shvili”, “wicz” o “vich”.
Entonces, con la misma raíz, tenemos por ejemplo: Gold, que deriva en Gold-
man, Goldanski, Goldanska, Goldas, Goldiak, Goldwicz. La terminación indica
qué idioma se hablaba en el país donde se originó el apellido.
APELLIDOS ESPAÑOLES
Entre los apellidos de judíos españoles es fácil reconocer oficios, designados
en árabe o en hebreo, como Amzalag, joyero; Saban, jabonero; Nagar, carpin-
tero; Haddad, herrero; Hakim, médico; profesiones relacionadas con la sinago-
ga como Hazan, cantor; Melamed, maestro; Dayan, juez; y títulos honorables
como Navon, sabio; Moreno, maestro nuestro y Gabay, oficial.
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Es popular el apellido Peres, muchas veces escrito Pérez, con la terminación
idiomática española. Pero no es apellido de origen español sino la palabra he-
brea que designan los capítulos en que la Torah (los cinco libros de Moisés),
se divide para su lectura semanal, a efectos de completar en todo el año la
lectura de la Torah.
Muchos apellidos españoles adquirieron pronunciación azkenazi en Polonia,
como ejemplo Castelanksi, Luski (que viene de Huesca, en España). O toma-
ron como apellido Spanier (español), Fremder (extraño), o Auslander (extran-
jero).
En Italia la inquisición se instauró después que en España, de ahí que hubo
también judíos italianos que emigraron a Polonia. Aparece el apellido Italiener
y Welsch o Bloch, porque Italia es llamada Wloche en alemán.
APELLIDOS DERIVADOS DE LA BIBLIA
Una buena cantidad de apellidos judíos deriva de nombres bíblicos o de ciu-
dades europeas del Asia Menor. Esto muchas veces les hace llevar consigo
las huellas del lugar en que se originó. Tomemos como ejemplo de “raíz de
apellido” el nombre de Abraham.
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Algo similar sucedió en Polonia en 1821, donde una resolución del
gobernador de por aquel entonces, decretó que todos los judíos debían portar
obligatoriamente un apellido. Por supuesto, en ambos casos no podrían
utilizar los que portaban los nobles, los cristianos y las personas famosas, por
lo que los judíos debieron inventar apellidos que tuvieran relación con algunas
características de sus vidas…
Muchos años más tarde, ya en el siglo XX y durante la década del ‘90, el in-
vestigador ruso Alexander Beider, quien actualmente se encuentra residiendo
en París, confeccionó dos diccionarios de apellidos judíos, para encontrar el
origen de la conformación de dichos apellidos. El primero, redactado en 1993,
tuvo como objeto de investigación a los judíos que vivieron durante el Imperio
Ruso, y el segundo realizado en 1996, a aquellos que vivieron en el Reino de
Polonia.
1. Por el origen
2. Los rabínicos
Las familias rabínicas siempre llevaron un muy detallado registro sobre sus
familias, por lo que los apellidos solían incluir el nombre de algunos de sus
principales referentes
3. Los toponímicos
Son aquellos que derivan de algún lugar específico, como una región, una ciu-
dad o una villa.
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4. Por nombres masculinos
5. Nombres femeninos
La misma situación anterior, pero con nombres femeninos, o bien de los
apodos de las mujeres.
Aquí se cuentan aquellos derivados de los oficios que los judíos supieron
tener. Generalmente formaban tomando el vocablo que designaba el oficio, y
agregándole algunas veces el sufijo nik.
8. Inventados
Son aquellos que fueron creados tomando como base algo que les
interesaba, como por ejemplo un animal.
9. Por acrónimos
Otras variantes
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Origen de los apellidos sefardíes
Podemos encontrar una diferencia clara entre los apellidos sefardíes y los
askenazis, refiriéndonos a la cantidad de años que han pasado comúnmente
desde que los diferentes apellidos han sido adoptados.
Para empezar, digamos que entre los askenazis la mayor parte de los apelli-
dos han sido adoptados hace un tiempo relativamente (y es que siempre son
relativos estos tiempos) reciente. Por otro lado, los apellidos de los sefardíes
en general fueron adoptados en los siglos doce o trece (y algunos aun un
tiempo antes), con lo cual podemos notar la diferencia de historia sobre sus
espaldas que unos y otros tienen.
Muchas familias askezanis reciben su nombre bastante más tarde, como ya
dijimos, con mayor precisión en el siglo diecinueve.
¿A qué se debe esto? A que en el siglo diecinueve se promovieron en
diferentes partes de Europa una serie de leyes que apuntaban a facilitar las
tareas del gobierno, en especial en lo que concernía a la recolección de los
impuestos, así también como al censo y control de los habitantes.
Esto no solo ocasionó toda una serie de familias con nombres nuevos y, como
dijimos, relativamente recientes, sino también que hubiese muchas personas
sin relación familiar entre sí que terminaran compartiendo un apellido, ya
que simplemente terminaron adoptando el mismo apellido cuando llego el
momento de seleccionar (o serles asignados) aquel con que deberían seguir
sus vidas.
Por otro lado, el hecho de que los nombres sefardíes tengan una historia
mucho más larga y que hayan permanecido inalterados durante mucho más
tiempo (al menos en una buena parte de los casos) permite que tengan un
uso distinto en para ellos.
En la tradición sefardí, el nombre de familia identifica a la persona como el
descendiente de un tronco especifico, de una familia especifica y reconocida.
Como podemos ver, esto no puede ser posible en el caso de todas aquellas
familias askenazis que comparten nombre por una cuestión puramente buro-
crática.
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Por todo esto, cuando se trata de hacer un estudio genealógico de una fami-
lia en particular, no tienen todos los datos la misma importancia. Y cuales son
más importantes también dependerán en gran parte (o totalmente) de cual es
la rama que estamos estudiando. No es lo mismo para un sefardí que para un
askenazi.
En el caso de la investigación sobre los askenazi lo más importante muchas
veces es la localización geográfica, el nombre exacto de shtetl tiene una im-
portancia casi superlativa, que muchas veces es incluso mayor que el del
nombre de la familia, ya que suele poder seguírselo a través de una mayor
cantidad de años, sin caer en esa especie de agujero negro que puede llegar
a ser el siglo diecinueve.
Por otro lado, el caso de los sefardíes, es todo lo opuesto. El nombre de la fa-
milia es el dato más importante que se puede tener, mientras que la localidad
y el shtetl pierden totalmente frente a este.
Esto se debe en gran parte a que, históricamente, los sefardíes son práctica-
mente nómades, viajando constantemente, yendo de un lado al otro y trasla-
dándose de un lado a otro extensivamente.
Esto hace que el dato geográfico se vuelva obsoleto muy rápidamente. Pero
el apellido es algo que no se cambia, a lo que las familias se aferran constan-
temente y en todo lugar y no cambiarán por nada, así que es mucho más fácil
de seguir a través del tiempo, más aun considerando su origen en general
bastante antiguo. También tienden a conservar su genealogía, lo cual facilita
mucho el estudio.
Origen de los nombres sefaradíes
Los apellidos sefardíes tienen mucho orígenes distintos, pero la mayor parte
de ellos pueden ser fácilmente reconocidos prestando tan solo un poco de
atención a los apellidos.
Ejemplos de esto son Ben Malka, Ibn Malka, Ibn Shaprut, Malka Bar Aha y
otros. En todos los casos podemos ver como aparece la forma que determina
el “hijo de”.
También podemos encontrar una forma que significa “padre de”, aunque es
un poco menos común. Ejemplos de esto son Abi, en hebreo; y Abu en árabe,
como podemos ver en los nombres Abishera y Abudarham.
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Son los descendientes de los judíos españoles y portugueses expulsados de
la Península Ibérica en 1492 por los Reyes Católicos. Los asquenazíes, por
otro lado, son los descendientes de los judíos de Polonia, Alemania, Austria y
la Europa del Este. Desde el siglo diecinueve la mayor parte de ellos ha emi-
grado hacia América, Israel, Australia, etc.
.
Las diferencias entre sefaradíes y askenazíes
Lo primero que nos parece interesante comentar es que las convenciones
para el nombramiento de un recién nacido difieren mucho entre los judíos se-
fardíes y los asquenazíes.
Pero si hay algo que se mantiene es el hecho de que en ambos grupos hu-
manos estas tienen una gran importancia y seguramente serán seguidas (en
parte, tal vez. O al menos serán tenidas en cuenta) cuando se este pensando
en el nombre. Como dijimos, puede ser que sea en forma inconsciente, pero
seguramente tendrán algún tipo de presencia.
También es remarcable que con tanto estas importancias como las tradiciones
propiamente dichas tienen una gran importancia para la persona que está tra-
tando de llevar a cabo algún tipo de trabajo sobre la genealogía del caso.
La primer diferencia que podemos encontrar se refiere al estado de las perso-
nas que son tenidas en cuenta en el momento de ver quien puede darnos el
nombre para nuestros hijos.
Podríamos decir que los sefardíes son un poco menos “nostálgicos”, ya que
para encontrar el nombre para sus hijos se permiten buscarlo entre todos sus
parientes, sin importar si estos están muertos o vivos, mientras que los asque-
nazíes sólo se permiten utilizar el nombre de aquellos parientes que ya no se
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encuentran en el mundo de los vivos.
Por lo tanto, sus opciones son en realidad un poco más limitadas, ya que solo
tiene en cuenta una parte de los parientes y eso hace que sea más dirigidas
hacia un punto especifico.
Igualmente, tampoco quiere esto decir que los sefardíes eligen cualquier nom-
bre entre todos aquellos que se les aparecen como posibles.
Tienen ciertas reglas dictadas por las convenciones que hacen que determi-
nados nombres tengan más posibilidades de ser escogidos que otros, que
haya una especie de “orden de preferencia”. La costumbre nos indica que
el primer hijo debe recibir su nombre de su abuelo, mientras que la hija más
grande recibe su nombre de su abuela.
En ambos casos, por supuesto, estamos hablando de los abuelos por parte
de padre, ya que esto es lo que nos dice la tradición. Como decíamos antes,
en este caso no importa si están vivos o si ya han fallecido, sino que se puede
utilizar igualmente.
Investigación genealógica de los nombres judíos
Como podemos darnos cuenta a través de esto que veníamos diciendo duran-
te el último párrafo, los nombres pueden llegar a darnos algunos interesantes
datos a la hora de plantearnos una investigación sobre la genealogía de una
persona, si es que sabemos que en la familia de la que proviene se han res-
petado las convenciones de las que estamos hablando.
Por supuesto, también el tipo de datos que nos provee son distintos. En el
caso de los asquenazíes, la fecha de nacimiento de un niño puede muchas
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veces ser utilizada para plantearnos el año en que se ha producido el deceso
de un familiar cercano a él, ya que si ha recibido un nombre en particular, esto
indica que la persona que se lo ha dado ya ha fallecido, por lo tanto la fecha
de su muerte tiene que ser anterior al nacimiento de la persona de la que dis-
ponemos del nombre.
Por supuesto, no es algo exacto, pero si nos da una pieza de información con
la que no contaríamos en otro caso.
Siendo, como ya hemos visto, una tradición distinta la que se sigue en el caso
de los sefardíes, también son distintos los datos que podemos conseguir a
través del análisis del nombre de una persona en particular.
En la genealogía sefardí el dato principal que nos aporta el nombre de una
persona es el nombre de los padres de su progenitor. O sea, si contamos con
el dato de si es o no el hijo mayor de la familia, de eso podemos deducir cual
es el nombre de su abuelo o de su abuela, dependiendo del sexo de la perso-
na que estamos analizando.
Esto puede resultarnos de mucha ayuda en el momento de diferenciar entre
distintos árboles genealógicos.
Convenciones más comunes para poner el nombre a un niño judío
- El primer hijo varón es nombrado con el mismo nombre que tiene el abuelo
paterno.
- El segundo hijo de sexo masculino también es nombrado con el mismo nom-
bre que su abuelo, pero en este caso es el abuelo materno.
- La primer hija recibe el mismo nombre que su abuela. También en este caso
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corresponde a la abuela por el lado paterno.
- Al igual que lo que sucedía con el segundo hijo varón, la segunda hija mujer
recibe el mismo nombre que su abuela, pero en este caso la materna.
- El próximo hijo varón recibe el nombre de su tío, mientras que la próxima
hija recibe el de su tía. En ambos casos estamos hablando del lado paterno
de la familia.
- El siguiente recibe su nombre también de su tía o de su tío, pero como suce-
día anteriormente, en este caso también se trata de la tía o tío a través de la
madre y no del padre.
Esto también suele aparecer reflejado en las familias españolas que en algún
momento tuvieron que exiliarse de España. No es de extrañar, entonces, que
sea una costumbre que también se encuentra presente en algunas socieda-
des latinoamericanas.
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En segundo lugar, podría dirigirse al Archivo Diocesano de Cuenca, el cual es
una importante fuente de documentación sobre ese pueblo. Actualmente, se
encuentra en preparación una guía al respecto.
El Archivo del Museo Canario, en Las Palmas, tienen los registros de la Inqui-
sición que habían sido redactados para las Islas Canarias.
Durante los primeros años de las colonias españolas, muchos obispos se diri-
gieron al Nuevo Continente para completar la tarea de la Inquisición
La buena noticia, es que dos de estos archivos han sobrevivido. Uno de ellos
es el que estaba en Lima, y el otro el que se hallaba en la Ciudad de México.
Este último, se encuentra actualmente incorporado al Archivo General de Na-
ción (AGN), y se compone de 1.555 volúmenes ordenados entre 1522 y 1819,
los cuales incluyen los registros de la Inquisición por parte de los obispos y
por parte del Tribunal oficial del Santo Oficio de la Inquisición, el cual se esta-
bleció en México en 1569.
Los registros coloniales del AGN, que no se componen sólo de los de la In-
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quisición, están muy bien organizados, y cuentan con una guía muy detallada
y fácil de entender, que orienta en la búsqueda de estos registros. La misma,
también se puede adquirir en CD ROM.
Estos registros datan comúnmente del 1200’’s, pero incluso también de tiem-
pos más lejanos, y suelen incluir certificaciones de Notarios Públicos sobre
ventas de tierra, préstamos de dinero, alquileres, etc.
El gran problema que tienen, como advertimos, es que para cualquiera un año
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se pueden tener 3.000 o más registros sin ningún tipo de índices, por lo que
sus datos son muy difíciles de encontrar, incluso aquellos de los pueblos más
pequeños.
Por eso, es necesario saber exactamente donde se debe buscar, en que fe-
chas, y no darse plazos cortos (sino todo lo contrario). También debería ser
capaz (o asesorarse) para leer el tipo de escritura de ese período.
Con todo, si se toma tiempo y paciencia, es posible que logre buenos resul-
tados, ya que, por cierto, todos estos registros son muy completos, y solían
incorporar también la religión de las personas que citaban, y otro tipo de datos
precisos.
Tenga en cuenta, sin embargo, que para revisar los registros de las Iglesias es
necesario requerir el permiso del obispo local. Generalmente no suele haber
problemas, pero nunca será usted el encargado de decidir.
Tenga en cuenta, entonces, que para los tiempos de los marranos, los archi-
vos notariales y de la iglesia serán los más apropiados, ya que contendrán la
mayoría de la documentación de estos tiempos. Como estos registros nota-
riales, datan de siglos de antigüedad, muy posiblemente contendrán también
documentos de judíos y Marranos, y de sus antepasados.
Sin embargo, como los mismos son tan abundantes, y están redactados en
una escritura antigua, pueden tomar mucho tiempo de investigación. Funda-
mentalmente, será necesario que esté familiarizado (o ir con asesoramiento)
para entender la escritura de esos tiempos, (bajo ningún punto de vista diri-
girse a los mismos sin asistencia o un aprendizaje previo sobre la escritura), y
que se concurra con preguntas bien concretas, como por ejemplo saber exac-
tamente en qué año y lugar se efectuó una determinada acción, y no “saber
algo más acerca de mis ancestros”.
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La búsqueda de la historia familiar exige un acercamiento detallado y paso por
paso, comenzando por las tradiciones familiares, los documentos principales,
y otras fuentes de registro suplementarias.
La investigación genealógica en Austria, suele ser algo difícil por diversas ra-
zones:
§ Los leyes austriacas de privacidad de datos son muy terminantes; las bús-
quedas son muy difíciles y requieren con frecuencia poderes de un abogado,
prueba de descendencia, etc.
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Cómo encontrar certificados de nacimiento o de matrimonio
Antes de ese año, los registros fueran guardados por las comunidades religio-
sas (ej. las parroquias), las cuales todavía mantienen estos documentos y da-
tos en sus propios archivos.
Matrikelamt
Seitenstettengasse 4
Los primeros expedientes del Registro Civil alemán datan de 1792. Desde
1876, se comenzaron a realizar estos certificados para casi todas las perso-
nas que nacían, se casaban, o fallecían en Alemania.
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Antes de que existieran estos expedientes, solo estaban los “registros de igle-
sia”, que se utilizaban para los nacimientos, matrimonios, y defunciones, pero
solo abarcaban a una pequeña parte de la población.
Su historia
Cada Estado utilizó sistemas distintos para archivar sus registros, de acuerdo
a la información que privilegiaba. Los primero expedientes franceses a veces
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poseen una información algo más completa que los confeccionados mas ade-
lante por el gobierno alemán. Los expedientes civiles más importantes son los
de nacimiento, matrimonio, y de defunción.
Los expedientes del Registro Civil se guardan en las oficina locales del Regis-
tro Civil (Standesam). Por lo tanto, debe determinar la ciudad en donde vivió
su antepasado, antes de comenzar con la búsqueda de estos documentos. En
algunos lugares, como Detmold y Speyer, los duplicados se han recolectado
en un archivo central.
Por lo tanto, puede ser que necesite utilizar mapas y otras referencias para
identificar el lugar en donde vivió su antepasado, así como la oficina del Re-
gistro Civil que le correspondía. También necesitará saber por lo menos el año
aproximado en el cual se produjo su nacimiento, casamiento, o defunción.
Es posible que tenga mayor éxito si averigua una lista de investigadores priva-
dos a la que pueda contratar, para que revisen personalmente los documentos
de los archivos.
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Antes de escribir
Antes de escribir una carta para obtener información de sus antecedentes fa-
miliares, usted debe saber tres cosas:
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Recursos en Internet
Desde que los alemanes vinieron a América en el siglo XVII, es usual en-
contrar personas con raíces alemanas en América (sobre todo en América
del Norte). Incluso en algunos casos, los apellidos se adaptaron a la cultura
dominante y es difícil reconocerlos como alemanes.
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Información básica
Mapas:
Das Telefonbuch
http://www.teleauskunft.de
con instrucciones en ingles, alemán y francés
soc.genealogy.german: FAQs
Archivos
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Bundesarchiv Online (en alemán)
Archives in Germany
El primer checo del que se tiene conocimientos sobre su arribo a América, fue
Augustin Herman(n) que arribó a New Ámsterdam, Estados Unidos, en 1633.
Sin embargo, la mayoría de los genealogistas que investigan las raíces che-
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cas en América, están interesados en un grupo más reciente de inmigrantes,
que llegaron sobre todo entre los años 1848 y 1914.
Sus puertos de embarque, solían ser sobre todo Bremen, Hamburgo y Ambe-
res. Si bien es cierto que la mayoría provenía de Hamburgo, también se die-
ron casos de checos que partían de LeHavre o de Rotterdam.
Si cree o tiene datos que su ancestro pudo haber pasado primero por los
Estados Unidos, podría consultar con el Immigration History Research Cen-
ter (IHRC) de ese país, que contiene una extensa colección de libros, perió-
dicos, folletos, documentos, y manuscritos sobre la emigración checa en ese
país.
Cuenta la historia de los checos que emigraron a toda América, y ha sido es-
crito por Jan Habernicht. Fue originalmente publicado en 1904, pero ha sido
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traducido y reimpreso en 1996 por la Sociedad Genealógica Checoslovaca In-
ternacional.
Debe tener en cuenta que el lenguaje checo fue mantenido por algunos de
los inmigrantes durante todo el siglo veinte, por lo que las inscripciones en las
lápidas, los archivos de las iglesias, las viejas cartas y otros documentos pue-
den estar únicamente en ese idioma.
Por lo tanto, si por ejemplo usted busca los términos padre y madre, podría
necesitar buscar las palabras Vater y Mutter (en alemán) u otec y matka, (en
checo).
Para aprender más sobre el lenguaje y las traducciones checas (al inglés)
puede visitar a una página Web que contiene un muy útil vocabulario básico
de genealogía en alemán-checo-inglés. Su dirección eshttp://www2.genealo-
gy.net/gene/reg/SUD/dictionary.html.
A través de este sitio, se pueden hacer muchas conexiones con otras páginas
checas. Otro completo website al respecto, eshttp://rootsweb.com/~czewgw/.
(2) Budapest tiene 23 distritos, cada uno de ellos con sus propias parro-
quias y registros civiles, por lo que usted debe saber en qué distrito fue
anotado el nacimiento, además de poder proporcionar información exac-
ta sobre la fecha de nacimiento y el nombre de sus antepasados, en el
momento en que solicite dichos documentos. Obviamente, esta conside-
ración es más válida aún en el caso de quienes nacieron en otras locali-
dades
De este modo, sabrá si otra gente en el mundo busca el mismo apellido que
usted, y ya habrá localizado un posible familiar.
Para usar el Family Finder, debe recordar primero que muchos apellidos ju-
díos se extendían en áreas geográficas muy grandes, por lo que para tener
mayores posibilidades de obtener resultados significativos es necesario bus-
car no sólo por apellido sino también por la región o pueblo (shtetl) de origen
de su familia.
Para los demás apellidos que menciona, puede encontrar dos entradas para
Kaspin o Kaspina, una de ellas investigada por un Sr. Kaspin de Argentina
(General Roca). Puede encontrar dos entradas para Postan. Puede encontrar
varios Rolnik, Rolnick, Rollnick, incluyendo un investigador de Rolnik en Ar-
gentina. Todos deberíamos consultar el JGFF por nuestros apellidos, y figurar
en él.
De las 136 entradas con apellidos que podrían “sonar parecido” a Saidler (al-
gunos no tanto !) algunas posibilidades son fácilmente descartadas. Pero hay
que tener en cuenta de manera flexible los resultados de transliteraciones,
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pronunciaciones, dialectos, las grafías y los orígenes de los apellidos antes de
descartar nada.
Hay que “hacer sonar” en la cabeza los apellidos, imaginarse las pronuncia-
ciones o de hecho murmurarlos imaginando los distintos acentos, olvidarse de
la fonética local y recordar lo que se sepa de pronunciaciones en otros idio-
mas. Según el Prof. Esterson, especializado en los nombres y sus variantes
según las zonas, había cuatro dialectos principales del idisch. A esto se suma-
ban las modas y las afectaciones en la pronunciación.
Las vocales se pronunciaban de modo tan variable que casi pueden no tener-
se en cuenta. De hecho, el sistema de codificación Daitch-Mokotoff Soundex
ignora las vocales - a menos que estén al principio del apellido, o que dos vo-
cales formen un par contiguo a una tercera que las sucede.
Quizás quien hablaba y decía como llamarse era un erudito en idisch y en he-
breo... pero no podía leer los caracteres usados en el documento. Y entonces
después se podía encontrar una escritura “standard” del nombre en los regis-
tros judíos, pero diversas escrituras del nombre en los documentos oficiales
del gobierno.
Cada caso requiere un análisis particular... y quizás una inmediata carta o lla-
mado telefónico posterior, porque dio con alguien que busca el mismo apellido
infrecuente originado en el mismo caserío de 400 habitantes!
Entrando a
http://www.jewishgen.org
se puede llegar a:
http://www.jewishgen.org/jgff/jgffweb.htm
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Si usted quiere saber más sobre el JGFF o los sistemas de búsqueda, o el
D-M Soundex, o las distintas formas de escribir los nombres de los lugares y
cual usar, o que país mencionar, etc. etc., consulte las respuestas a preguntas
frecuentes :
http://www.jewishgen.org/jgff/jgff-faq.html
http://www.jewishgen.org/jgff/LANG_SP/jgff-faq.html
De ese modo, alguien que en el futuro consulte por su apellido o por su ciudad
o pueblito podrá dar con Usted, y tomar contacto. 60.000 investigadores ya
se registraron, incluyendo algunos que están investigando sus apellidos de in-
terés.
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2 - Si alguien les escribe, contesten por favor. (¿Suena obvio? ¡Para unos po-
cos de los 60.000 inscriptos en JGFF, es una sugerencia necesaria! )...
Para los casos en que los investigadores no pueden ser localizados realmen-
te, y no se trata de falta de respuesta, hay un servicio de ayuda.
Fuente: AGJA
Si bien admite que algunas personas no recibían muy bien sus llamados, ya
que creían ver en ellos algún tipo de interés económico, como apropiarse de
una herencia, esto no lo disuadió de su interés por la búsqueda genealógica,
la cual desarrolla en el presente de una manera mucho más organizada y pro-
fesional.
Para esto, años atrás, en 1996, Armony comenzó a concretar otro proyecto
mucho más ambicioso, el de tener un registro de los orígenes de la comuni-
dad judía en la Argentina.
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Fue así como nació la asociación de genealogía judía en la Argentina (AGJA),
la cual preside actualmente, y cuyo logro principal es haber obtenido, a lo lar-
go de todo este tiempo, más de 350 mil registros de judíos que vivieron en la
Argentina.
Según narró Armony, uno de los motivos que impulsaron su investigación, fue
la inspiración que le proporcionó ver como su hijo Víctor, quien entonces tenía
15 años, se reunió con su abuela paterna para, grabador en mano, recoger
los testimonios de su vida en el país y de toda su historia.
Con el correr del tiempo, se sumó al proyecto Eva Fried, la esposa de Armony,
para pasar todos los datos obtenidos a la computadora, así como un gran gru-
po de conocidos de la familia, quienes se unieron con el objetivo de buscar
sus orígenes, comenzando, en un principio, por la investigación de su propio
apellido.
Reconstruyendo historias
Según afirman, Internet también fue de suma utilidad para estos proyectos,
pero, con todo, las investigaciones se tornaron más complicadas en el interior
del país, donde la información no está aún centralizada. En otros casos, la
misma sí está disponible para ser consultada, pero para esto se requieren dos
bienes que escasean en la actualidad: tiempo y dinero para la permanencia.
Según señalan los investigadores, las entradas de las búsquedas pueden par-
tir desde muy diversos puntos, según la información que se posea. Las mis-
mos pueden ser el año en que llegó al país la persona buscada, el medio por
el cual arribó, si fue un barco, el nombre del mismo, si vivió en Buenos Aires o
en el interior, en que lugar murió, o con qué otro tipo de datos se cuenta.
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Aquellos judíos que llegaron al país después de 1926, seguramente se en-
cuentran registrados en la Dirección Nacional de Migraciones. Mientras que
los más antiguos están archivados en libros, a partir de 1930 se empezó a uti-
lizar el más práctico sistema de fichas. Actualmente, la Asociación se encuen-
tra informatizando y digitalizando esos archivos, y su próximo proyecto es el
de publicar un diccionario de apellidos judíos en la Argentina, producto del tra-
bajo del investigador Benjamín Edelstein, fallecido hace tiempo a los 98 años.
Por cierto que, pese al rotundo éxito que están teniendo en sus búsquedas,
aún queda mucho trabajo por hacer, por lo que quienes deseen colaborar en
la investigación, aportando por ejemplo las historias de sus ancestros judíos
que vivieron en argentina, pueden dirigirse al sitio oficial de la Asociación de
Genealogía Judía Argentina, en www.agja.org.ar, o bien al e-mail consultas.
agja@gmail.com Igualmente puede saber las novedades de sus investigacio-
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