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El día que me quieras

AMADO NERVO

El día que me quieras tendrá más luz que junio;


la noche que me quieras será de plenilunio,
con notas de Beethoven vibrando en cada rayo
sus inefables cosas,
y habrá juntas más rosas
que en todo el mes de mayo.

Las fuentes cristalinas


irán por las laderas
saltando cristalinas
el día que me quieras.

El día que me quieras, los sotos escondidos


resonarán arpegios nunca jamás oídos.
Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras
que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras.

Cogidas de la mano cual rubias hermanitas,


luciendo golas cándidas, irán las margaritas
por montes y praderas,
delante de tus pasos, el día que me quieras...
Y si deshojas una, te dirá su inocente
postrer pétalo blanco: ¡Apasionadamente!

Al reventar el alba del día que me quieras,


tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras,
y en el estanque, nido de gérmenes ignotos,
florecerán las místicas corolas de los lotos.

El día que me quieras será cada celaje


ala maravillosa; cada arrebol, miraje
de "Las Mil y una Noches"; cada brisa un cantar,
cada árbol una lira, cada monte un altar.

El día que me quieras, para nosotros dos


cabrá en un solo beso la beatitud de Dios.
POEMA #1: EMOCION VESPERAL
Autor: Ernesto Noboa y Caamaño

Hay tardes en las que uno desearía


embarcarse y partir sin rumbo cierto,
y, silenciosamente, de algún puerto,
irse alejando mientras muere el día;

Emprender una larga travesía


y perderse después en un desierto
y misterioso mar, no descubierto
por ningún navegante todavía.

Aunque uno sepa que hasta los remotos


confines de los piélagos ignotos
le seguirá el cortejo de sus penas,

Y que, al desvanecerse el espejismo,


desde las glaucas ondas del abismo
le tentarán las últimas sirenas.
El alma en los labios
[Poema - Texto completo.]

Medardo Ángel Silva

A mi amada

Cuando de nuestro amor la llama apasionada


dentro tu pecho amante contemple ya extinguida,
ya que solo por ti la vida me es amada,
el día en que me faltes, me arrancaré la vida.

Porque mi pensamiento, lleno de este cariño,


que en una hora feliz me hiciera esclavo tuyo.
Lejos de tus pupilas es triste como un niño
que se duerme, soñando en tu acento de arrullo.

Para envolverte en besos quisiera ser el viento


y quisiera ser todo lo que tu mano toca;
ser tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento
para poder estar más cerca de tu boca.

Vivo de tu palabra y eternamente espero


llamarte mía como quien espera un tesoro.
lejos de ti comprendo lo mucho que te quiero
y, besando tus cartas, ingenuamente lloro.

Perdona que no tenga palabras con que pueda


decirte la inefable pasión que me devora;
para expresar mi amor solamente me queda
rasgarme el pecho, Amada, y en tus manos de seda
¡dejar mi palpitante corazón que te adora!
CARTA TRISTE(JUAN DE DIOS PEZA)

Encontreme en la calle cierto día


Un paquete de cartas amorosas
Que parece que su dueño arrojaría
Cual ramo inútil de marchitas rosas,
comencé a revisar cartas de aquellas,
Porque curioso soy aunque es impropio
Y después de mirar algunas de ellas
Hallé una carta que apenado copio.

¡Manolo de mi vida! ¡Yo no ignoro!


que mis cartas de amor te mortifican
Yo sé que si pronuncio “UN YO TE ADORO”
Tus amantes presentes me critican.
Yo se que otras mujeres se han brindado
Para hacerte olvidar horas felices
que yo soy para ti nada más que un pasado,
Un alegre pasado que hoy maldices;
que soy una flor que tú llevaste
Prendida en el ojal de tu levita,
Una flor que más tarde despreciaste
Por encontrarla, ya mustia y marchita.

Yo no ignoro que tu ya no me quieres,


aunque tal vez jamás me hayas querido;
en este ingrato mundo las mujeres
juguete de los hombres siempre han sido…
Pero aunque sepa yo que tu me engañas
quiero antes de dejar esta campaña
de nuestro amor la historia el recordarte
cuando apenas contaba 15 años
de amor me requisiste en baile regio
yo entonces, no pensaba en desengaños,
de salir acababa del colegio
con destreza admirable me brindaste,
un amor sin igual, puro y vehemente
y sin mucho trabajo conquistaste
mi joven corazón aún inocente.
Mi madre muchas veces me advertía
que tu al jurarme amor, habías mentido
pero yo sus palabras no entendía,
y al mirarla llorar, he sonreído

¿Por qué de sus consejos me he burlado?


me pregunta al mirar mi madre augusta
yo no sé porque siempre hemos amado
aquel que a nuestra madre más disgusta
mi padre me advirtió con gran cariño,
que no pensara en tí, que no me amabas
pero mi corazón que era un niño
sólo supo entender lo que tu hablabas;
cuando yo te contaba los consejos
que me daban mis padres diariamente,
me contestabas tu: “cosas de viejos”
y besabas mi boca ardientemente
yo no me imaginé que tu estuvieras
prendado nada más de mi belleza
como nunca pensé que pretendieras
al cometer conmigo una vileza.

Pero me equivoqué, me abandonaste


cuando era imposible el olvidarte,
y desde entonces ya no me escuchaste
ni han logrado mis lágrimas ablandarte
tanto me hizo sufrir el desengaño
que estoy desde aquel día enferma y triste,
hace que me olvidaste, casi un año
y aún no puedo olvidar lo que me hiciste
Muchas veces mi madre lagrimosa,
se ha puesto ante mi lecho de rodillas,
y como madre, al fin, muy cariñosa,
he ha dicho así, besando mis mejillas:
Hija, no sufras más, sé decidida,
y olvida para siempre al ser ladino
sin temerle al estigma de asesino
que pretende cortar tu joven vida,
no pienses un momento en el malvado,
que a secado la fuente de tu llanto,
ese infame, mi bien, me ha despreciado
al despreciarte a ti que vales tanto.

Y así sigue mi madre, aconsejándome


pero yo sus palabras nunca entiendo;
muchas veces termina regañándome,
pero yo la discuto y te defiendo
pero ayer insistió con mucha pena,
y después de besarme, así me dijo:
te suplico que olvides a esa hiena,
y sino basta el ruego, te lo exijo
Y al escuchar la forma en que me hablaba,
y ante resolución tan decisiva,
sólo le supliquéde que me dejase
escribirte Manolo, esta misiva
será la última carta que te envío
porque la muerte ya me esta llamando,
tal vez cuando a ti llegue, amado mío
porque yo me encuentro en el lecho agonizando
en cartas anteriores te decía:
que no quería morir, sin antes verte,
pero no vengas ya, tarde sería,
siento que esta próxima la muerte

¡Cuánto sufro después que me engañaste!


¡Cuánto lloro al saber que provocaste
la enfermedad que hoy mina mi existencia
y que burlaste, ingrato, mi inocencia!
Hoy recuerdo llorando, aquellos días
en que te ví, y hablé por vez primera,
cuando tu de rodillas me decías
que dabas por mi amor, tu vida entera
Cuanta mentira. Dios ¡Cuánta impostura!…
con qué facilidad mentís los hombres,
que fácil os burláis de una criatura
para hacer que resuenen nuestros nombres
mientras de tu fortuna harás derroche
engañando a otra joven desdichada,
yo en silencio, llorando por la noche,
humedezco con lágrimas la almohada,
Aunque es tan fuerte el golpe que me han dado,
que me quita la vida tu abandono
yo juzgo como cristo tu pecado
sufro las consecuencias y perdono.

Sólo pido un favor sino te opones


si otra infeliz encuentras en tu vida
que te adore cual yo, no la abandones,
mira que morirá si tu la olvidas…
Ya no puedo escribir, tiembla mi mano
me sorprende de tos un fuerte acceso,
pronto voy a morir ¡Adiós Manolo!
recibe de tu Lila el postrer beso…

Cuando yo me enteré de la presente,


dictó en mi interior esta sentencia:
Compasión a la joven inocente
y desprecio al malvado sin conciencia.
Tres años han pasado de aquel día,
en que encontré la carta que he guardado,
tres años que han pasado; y todavía
recordándola a veces he llorado
En Sudamérica a principios del siglo xx aparecían en Ecuador un grupo de jóvenes
quienes mostrarían un lado de la literatura poco antes visto. Dos guayaquileños, Ernesto
Noboa y Caamaño, Medardo Ángel Silva; y, dos quiteños, Arturo Borja y Humberto
Fierro, fueron quienes con su vida instaurarían el modernismo y un innovador modelo
de las letras ecuatorianas. A pesar de radicar en diferentes regiones del país, todos ellos
tenían gran similitud y concordancia si se idiosincrasia y literatura se trataba.
Desarrollaron varios textos, así como una poesía fuera de serie. Poesía evasionista,
trágica; producto del hastío, la insaciable duda, los amores trágicos, su incomprensión
con la sociedad que por añadidura, los llevaría a la introversión, al retiro, al consumo
excesivo de drogas y al desprecio por todo aquello que ante sus ojos era una sociedad
quebrantada, inentendible, sin alma, sin rumbo humanístico, moral, ni filántropo. Sus
obras poéticas serían valoradas después de sus respectivas y prontas defunciones. Años
después de la muerte de cada uno de ellos, los cuatro poetas ecuatorianos serían
bautizados con el nombre de " Decapitados" o también luego llamada la " Generación
Decapitada" nombramiento al cual se harían merecedores luego que cada uno de ellos
acabó con su vida a temprana edad sin que ninguno de ellos lograra sobrepasar al menos
los 40 años de edad. En diferentes circunstancias pero del mismo modo en común, todos
ellos le darían punto final a su existencia bajo la modalidad del suicidio. Entre una de
las muertes mas discutidas de los ya nombrados está la de Medardo Ángel Silva quien
después de escribir una de sus grandes obras poéticas "El alma en los Labios" habría
hecho extinguir su vida en frente de la dama Amada Villegas, se presume que tras una
ajetreada querella Ángel Silva no habría soportado el rechazo de la fémina de modo que
habría tomado la inmediata decisión ante la perpleja vista de su por siempre amada. La
historia recuerda con tristeza o asombro a los cuatro poetas ecuatorianos, quienes
mostraron versos con mucho dolor, versos enfermizos, mojados en la miel del ser
bohemio, escalofriantes letras que mostraban el interior de seres oscuros, sin fines de
lucro, sin sueños, sin aspiraciones, pero con un gran pesar y desgracia que a su
consideración, su vida no tendría que soportar más. A pesar de que jamás se reunieron
en conglomerado a fin de crear un grupo u organización, se dedicaron poesía
mutuamente a lo largo de su corto tiempo de vida. Fueron influenciados por textos de
grandes escritores como Rubén Darío, Baudelaire, Victor Hugo, Samain, Rimbaud y
Verlaine , de los cuales los decapitados escudriñarían hasta la saciedad sus obras y sería
clave en la configuración mental y artística de cada uno de ellos. A continuación
presentamos una breve muestra de las obras de la Generación Decapitada.

Medardo Ángel Silva: Nació el 8 de Junio de 1898, tuvo una vida económicamente
difícil fue maestro y periodista. Se suicida el 10 de junio de 1919 en frente de su amada
Amada Villegas.

EL ALMA EN LOS LABIOS

Autor: Medardo Ángel Silva


Para mi amada

Cuando de nuestro amor la llama apasionada,


dentro de tu pecho amante contemples extinguida,
ya que sólo por ti la vida me es amada,
el día en que me faltes me arrancaré la vida.

Porque mi pensamiento lleno de este cariño,


que en una hora feliz me hiciera esclavo tuyo,
lejos de tus pupilas es triste como un niño,
que se duerme soñando en tu acento de arrullo.

Para envolverte en besos quisiera ser el viento,


y quisiera ser todo lo que tu mano toca;
ser tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento,
para poder estar más cerca de tu boca.

Vivo de tu palabra y eternamente espero,


llamarte mía como quien espera un tesoro.
Lejos de ti comprendo lo mucho que te quiero,
y besando tus cartas ingenuamente lloro.

Perdona que no tenga palabras con que pueda,


decirte la inefable pasión que me devora;
para expresar mi amor solamente me queda,
rasgarme el pecho, Amada, y en tus manos de seda,
dejar mi palpitante corazón que te adora.

Ernesto Noboa y Caamaño: Nació en Guayaquil en 1898 perteneció a la aristocracia


entre sus antepasados hay dos presidentes del Ecuador, al regresar de Europa se entrego
al alcohol y la drogadicción con el fin de evadir la realidad, prefiriendo a este como
recurso clave para escribir sus poemas. Se suicida en el año de 1927.

EGO SUM

Autor: Enersto Noboa y Caamaño

Amo todo lo extraño, amo todo lo exótico;


lo equívoco y morboso, lo falso y lo anormal:
tan sólo calmar pueden mis nervios de neurótico
la ampolla de morfina y el frasco de cloral.

Amo las cosas mustias, aquel tinte clorótico


de hampones y rameras, pasto del hospital.
En mi cerebro enfermo, sensitivo y caótico,
como araña poeana, teje su red el mal.

No importa que los otros me huyan. El aislamiento


es propicio a que nazca la flor del sentimiento:
el nardo del ensueño brota en la soledad.
No importa que me nieguen los aplausos humanos
si me embriaga la música de los astros lejanos
y el batir de mis alas sobre la realidad.

Arturo Borja: Nació en Quito en 1892, cuando niño viajo a Paris pero se dice que
regresó envejecido y lleno de nostalgia. Muere el 3 de noviembre de 1912. Se presume
que murió por una sobredosis de morfina por la incomprensión de la sociedad.

VAS LACRIMAE

Autor: Arturo Borja

La pena. . . La melancolía . . .
La tarde siniestra y sombría . . .
La lluvia implacable y sin fin. . .
La pena . . . la melancolía . . .
La vida tan gris y tan ruin.
La vida, la vida, la vida!
La negra miseria escondida
royéndonos sin compasión
y la pobre juventud perdida
que ha perdido hasta su corazón.
¿Por qué tengo, Señor, esta pena
siendo tan joven como soy?
Ya cumplí lo que tu ley ordena;
hasta lo que no tengo, lo doy . . .

Humberto Fierro: Nació en Quito en 1890, de familia burguesa, con la muerte de su


padre tuvo que buscar un empleo como burócrata. Tuvo una sensibilidad muy refinada.
Murió en quito el 23 de agosto de 1929. Su vida fue tranquila y sin excesos pero en sus
últimos años se entregó a la vida bohemia.

TU CABELLERA

Autor: Humberto Fierro

Tu cabellera tiene más años que mi pena,


¡Pero sus ondas negras aún no han hecho espuma. .
Y tu mirada es buena para quitar la bruma
Y tu palabra es música que el corazón serena.

Tu mano fina y larga de Belkis, me enajena


Como un libro de versos de una elegancia suma;
La magia de tu nombre como una flor perfuma
Y tu brazo es un brazo de lira o de sirena.

Tienes una apacible blancura de camelia,


Ese color tan tuyo que me recuerda a Ofelia
La princesa romántica en el poema inglés;
¡Y un corazón del oro. . . de la melancolía!
La mano del bohemio permite, amiga mía,
Que arroje algunas flores humildes a tus pies.

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