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Revista de Ciencias Sociales

Universidad de Costa Rica


revicsoc@cariari.ucr.ac.cr
ISSN: 0482-5279
COSTA RICA

2003
Sergio Villena Fiengo
WALTER BENJAMIN O LA HISTORIA A CONTRAPELO
Revista de Ciencias Sociales (Cr) año/vol. II, número 100
Universidad de Costa Rica
San José, Costa Rica
pp. 95-101
Ciencias Sociales 100: 95-101, 2003 (II)

WALTER BENJAMIN O LA HISTORIA A CONTRAPELO

Sergio Villena Fiengo

RESUMEN

En este breve ensayo se presenta una interpretación de las “Tesis de filosofía de la his-
toria” de Walter Benjamin. La actualización de este texto ya canónico se lleva a cabo
aplicando los principios metodológicos que el propio Walter Benjamin plantea como
pertinentes para lograr un acercamiento políticamente productivo a la historia.

ABSTRACT

This brief essay presents an interpretation of Walter Benjamin’s “Thesis on the Philo-
sophy of History”. The author stresses the actuality of this already canonical text th-
rough the application of Benjamin’s own methodological principles as they pertain to
a politically productive approach to history.

Las Tesis de filosofía de la historia por su estructura aforística y críptica, gran-


constituyen el último texto escrito por Walter des dificultades para su interpretación, lo que
Benjamin antes de su trágica muerte en 1940. ha motivado constantes y a menudo polémi-
Este documento había sido redactado con el fin cas reinterpretaciones. En este breve ensayo
de constituirse en una introducción de carácter pretendemos presentar nuestra propia inter-
teórico metodológico a la obra más ambiciosa pretación de las tesis, considerando aquellos
que se había propuesto realizar Benjamin y a la comentarios que nos parecen relevantes en la
cual había dedicado más de una década de ar- perspectiva de realizar una lectura actual de
duo trabajo: los Passagenwerk. Este proyecto, las “Tesis”, buscando aplicar en este ejercicio
conocido como La obra de los pasajes, preten- los mismos principios metodológicos que el
día conocer, en los términos de Benjamin, la propio Benjamin plantea como pertinentes
“prehistoria de la modernidad” a través de un para lograr un acercamiento políticamente
estudio de historia socio-cultural sobre la ciu- productivo a la historia.
dad de París, capital del siglo XIX. Hasta donde Así, consideramos que leer a Benjamin
se sabe, las dificultades de la guerra y las pro- hoy, cuando han transcurrido poco más de sie-
pias vicisitudes de su atormentada vida impi- te décadas de su desdichada muerte en un re-
dieron a Benjamin terminar esta investigación. moto poblado de la frontera franco-española
Las Tesis constituyen un documento de donde la fatalidad se le atravesó en su deambu-
extraordinario valor, a la vez que presentan, lar de judío errante en camino hacia el exilio
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americano, debería ser un ejercicio consecuen- podríamos destacar, tal vez la tesis fundamen-
te con sus propios propósitos: acudir al pasado tal, es que el conocimiento de la historia es,
para iluminar el presente y, de esa forma, redi- desde la perspectiva benjaminiana, no sólo una
mir el propio pasado. Se trataría, entonces, de forma de hacer historia, sino la forma de hacer
intentar una lectura de Benjamin no destinada la Historia. Conocer el pasado es, entonces, fun-
a destacar la grandeza de su genio, sino a recu- damental no sólo en tanto se aprende de él, si-
perar su obra como un fragmento de historia y no principalmente porque es la única forma de
ponerlo en constelación con otros elementos, desencadenar, actualizando, la energía mesiá-
de manera tal que nos ayude a iluminar nues- nica que está contenida en ese mismo pasado,
tro presente, ya que no a hacer estallar en pe- energía de la cual depende, según Benjamin, el
dazos la historia. En este ejercicio, apelaremos materialista histórico para lograr la redentora
con frecuencia a los comentarios críticos de de ese propio pasado.
Habermas y Adorno sobre la obra de Benjamin. Pero el cumplimiento de una tarea tan
En general, la obra de Benjamin puede ambiciosa no puede lograrse mediante cualquier
considerarse como una acción de resistencia forma de acercamiento al pasado. Por el contra-
contra la barbarie desencadenada por la moder- rio, se hace necesario producir “un giro coperni-
nidad y que, en los años que le tocó vivir, toma- cano en la forma de entender la historia”, es
ba forma hiperbólica en el despliegue voraz del decir, “hacer la historia a contrapelo”. Para acla-
fascismo, así como en la brutalidad del socialis- rar cuál es la manera políticamente correcta de
mo real soviético, por el cual había sido seduci- interpretar el pasado desde la perspectiva del
do, durante un breve periodo de su vida, el pro- materialismo histórico, Benjamin recurre al au-
pio Benjamin. Podríamos decir que las Tesis de xilio de la teología, con la cual busca establecer
filosofia de la historia representan el momento una unidad dialéctica: según la alegoría que cita
culminante de este compromiso emancipatorio el propio Benjamin en la primera de sus Tesis,
que constituye el trasfondo de las angustiantes el materialismo sería como un autómata juga-
búsquedas de Benjamin; las Tesis se consideran dor de ajedrez movido por un jorobado que se
un documento fundamental porque en ellas encuentra oculto en una caja que aparenta estar
convergen, en una “afinidad electiva” y dialécti- vacía gracias a un juego de espejos. El contrin-
ca, los dos caminos por los que Benjamin había cante contra el cual este “autómata” se enfrenta
realizado su búsqueda filosófica: la teología ju- en esta partida de ajedrez es, explícitamente, la
día y el materialismo histórico1. socialdemocracia alemana y el historicismo,
Comencemos con una exposición de las aunque probablemente Benjamin pensaba tam-
principales tesis de Benjamin. Las Tesis se bién en el fascismo y en el stalinismo. Veamos
presentan como un documento que desarrolla cuales son estas diferencias fundamentales que
casi a la manera de un manifiesto sobre la im- se dan en la forma en que se trata la historia en-
portancia política que tiene para la emancipa- tre la posición de Benjamin y la socialdemocra-
ción de la clase obrera el conocimiento del cia y el historicismo.
pasado. En esta perspectiva, lo primero que Nos parece que un buen punto de entra-
da a esta problemática es destacar la diferencia
que tienen el materialismo histórico/teología
judía respecto a la socialdemocracia en tanto al
1 Habermas considera que este intento de conciliar lugar en el que sitúan su horizonte de expectati-
ilustración (en su versión materialista histórica) y
mística fracasó, “porque el teólogo que pervivió en
vas. El materialismo histórico, así como la teo-
él no consiguió arreglárselas para poner la expe- logía judía, centran su interés no en un futuro
riencia mesiánica de la experiencia al servicio del encantado, sino en un pasado de opresión, el
materialismo histórico” (Habermas, 1972: 321- cual buscan redimir en el presente. El materia-
322). Esta crítica, que modestamente compartimos, lismo histórico, como la teología judía, “se ali-
en modo alguno significa, empero, que Benjamin
no haya realizado una contribución sustantiva a la
mentan de la imagen de los antecesores escla-
teoría crítica. En este ensayo tratamos de destacar vizados”, mientras que la socialdemocracia lo
la vigencia de ese aporte para nuestro presente. hace “del ideal de los descendientes liberados”.
Walter Benjamin o la historia a contrapelo 97

Esta “drástica inversión” entre el “espacio se sospechara que tenía la sangre un poco más
de experiencia” y el “horizonte de expectativas” roja de lo “normal”. Retornando a Benjamin, el
ha sido destacada por Habermas (1989). Según cometido del materialismo histórico sería ha-
este autor, R. Koselleck habría caracterizado la cer que esta normalidad de la excepción se
conciencia modernidad del tiempo, entre otras invierta dialécticamente en una verdadera ex-
cosas, por la creciente diferencia entre el “espa- cepción de la normalidad, es decir, en un
cio de experiencia” y el “horizonte de expectati- cuestionamiento radical de la normalidad2.
vas”. La originalidad de la propuesta de Benjamin De esta forma se pondría en evidencia
consistiría en que, a diferencia de lo que era que la grandeza de los vencedores que con tono
usual entre los filósofos de su época, no sólo laudatorio cantan los historicistas no es, como
consideraba posible y necesario aprender del pa- pretenden mostrarlo, una muestra del avance
sado, sino que orientaba esa fuerza hacia la re- del progreso de la humanidad. Como señala
dención del mismo pasado y no hacia el futuro. Benjamin, inaugurando con ello la muy fructí-
Del anterior planteamiento se derivan fera y aún vigente “dialéctica de la ilustración”,
una serie de consecuencias fundamentales, que que posteriormente desarrollaron Adorno y
exponemos a continuación. En primer lugar, Horkheimer: “Jamás se da un documento de
podríamos decir que para la socialdemocracia cultura que no sea también un documento de
el recurso al pasado no es un asunto de mayor barbarie” (Tesis 7). Detengámonos un poco en
interés, al menos en cuanto se refiere al cum- esta sentencia, por su gran importancia. Seña-
plimiento de sus expectativas, mientras que pa- lar que el reverso dialéctico de la cultura es la
ra el materialismo histórico/teología judía de barbarie significa, ante todo, poner en cuestión
Benjamin ese recurso al pasado es una necesi- a la filosofía de la historia positiva, la cual se
dad ineludible para llevar a buen término su enseñoreó del espíritu estatal-nacional en la
autoimpuesta tarea de lograr la emancipación. modernidad, sobre todo en las ideologías nacio-
Ahora bien, ese acercamiento al pasado nalistas3: la filosofía del progreso, convertida en
es radicalmente opuesto al que realiza el histo- una religión estatal que había logrado seducir
ricismo, corriente esta que hace de su oficio un
acercamiento empático a la historia de los ven-
cedores, un tratamiento estetizante de la histo-
ria, a la cual se despoja de toda trascendencia y 2 En esta forma de relación con el pasado que esta-
fuerza liberadora. El escrutinio del pasado que blece Benjamin, Habermas destaca dos ideas: “La
convicción de que la continuidad del plexo que re-
realiza el materialista histórico consiste, por el
presenta la tradición viene fundada tanto por la
contrario, en romper con esa forma de conti- barbarie como por la cultura; y la idea de que cada
nuar la opresión de los vencidos, para lo cual es generación actual no sólo es responsable de las ge-
necesario, precisamente, “pasarle a la historia neraciones futuras, sino también del destino que
el cepillo a contrapelo”, es decir, realizar una sin merecerlo sufrieron las generaciones pasadas”.
(1989: 26).
crítica de la ideología del historicismo con el
fin de mostrar la otra cara de la historia: la his- 3 Anderson (1993), siguiendo a Benjamin, ha señala-
toria de los vencidos, de sus sufrimientos y de do que una de las características del nacionalismo
sus resistencias. es que asume una concepción del tiempo como
Liberar del olvido a la historia de los “homogéneo, vacío”, es decir, una concepción del
progreso lineal. Podría decirse que el nacionalismo
vencidos tiene por fin aprender de la tradición
también busca articular el pasado con el futuro,
de resistencia de los oprimidos, haciendo evi- haciendo de la tradición una fuente de inspiración.
dente que la normalidad que se pretende de or- Pero, a diferencia de Benjamin, esa tradición sería
den y paz no es sino una normalidad en la que de tipo historicista, positiva, gloriosa; en el fondo,
la regla es el Estado de excepción. No resisto la se trataría tan sólo de recurrir con propósitos ideo-
lógicos a una tradición que, por lo demás, es en
tentación de recordar aquí el cacareado orden,
gran parte inventada con el fin de ser venerada. Pe-
paz y progreso de los que hicieron alarde las ro, como dice Adorno, “la cultura no puede divini-
dictaduras de América del Sur mientras libra- zarse más que en cuanto es neutralizada y cosifica-
ban la guerra sucia contra cualquiera de quien da” (1973: 213).
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no sólo a la clase política, sino también, de ma- los teóricos críticos de la llamada Escuela de
nera trágica, a la propia clase obrera4. Frankfurt, sobre todo Adorno, Horkheimer y
Gran parte del desinterés de la socialde- Marcuse.
mocracia por la historia, a no ser bajo su forma La crítica de Benjamin a la filosofía del
de apología heroica de la victoria de los domi- progreso asume la forma de un cuestionamien-
nantes, se explicaría, precisamente, por esa fe to de la concepción del tiempo que le subyace:
ciega en el progreso, al cual se le atribuyeron, la representación del tiempo como homogéneo
como características intrínsecas, el que fuera y vacío, de un tiempo lineal que transcurre
un progreso de la humanidad misma que fuera inalterable en su ruta hacia la nunca totalmen-
inconcluible y, finalmente, incesante (Tesis te lograda perfectibilidad humana, recorrido en
13), Benjamin plantea, por contrario, que el el que el presente no puede ser sino un mo-
materialismo histórico tiene como tarea inves- mento de tránsito. A esta concepción del tiem-
tigar el pasado para mostrar que el progreso po, Benjamin contrapone aquella que el mismo
técnico, que se transforma en dominio —y des- denomina “tiempo pleno” o “tiempo-ahora”, en
trucción— de la naturaleza por el hombre, no la que el presente adquiere un nuevo y funda-
se equipara con el desarrollo humano, sino mental estatuto: el de un momento en el que,
que, por el contrario, produce una continua como ocurría en el judaísmo, puede detenerse
pérdida de libertad de hombres y mujeres. La el tiempo y asomarse el Mesías, haciendo de es-
historia inmediatamente posterior, de la cual ta forma que estalle el continuum de la historia.
Benjamin ya no fue partícipe, proveería la me- Como se sigue de esta concepción del
jor ilustración de su tesis: Auschwitz, Hiroshi- tiempo, el recurso benjaminiano al pasado tie-
ma y Nagasaky. ne como propósito no sólo redimir a los opri-
Ahora bien, puede señalarse que pese a midos de las generaciones pretéritas. Tiene
que el sombrío diagnóstico de la modernidad también como fin, y esto es fundamental, ex-
que realiza Benjamin tiene antecedentes y po- traer del pasado el soplo de fuerza mesiánica
siblemente esté en parte inspirado en las tesis que en él se halla enquistado para liberarlo y
de Weber —sobre todo vía la apropiación de hacer que se filtre por el presente de forma ca-
las propuestas de este por Luckács, que se con- tastrófica. Esa forma de actualizar, potencián-
vierte a su vez en una fuente importante para dola, la fuerza mesiánica que nos ha legado el
Benjamin— sobre el desencantamiento del pasado exige, precisamente, que seamos capa-
mundo y la “jaula de hierro”, el autor de las Te- ces de identificar en el pasado las mónadas (que
sis no asume una postura resignada —propia del se presentan bajo la forma de imágenes dialéc-
desencanto postmoderno que hoy se ha hecho ticas), esto es, las “estructuras [en las que] se
lugar común—, sino que se propone la tarea de reconoce el signo de una detención mesiánica
someter a crítica la filosofía del progreso, tarea del acaecer, o dicho de otra manera: de una co-
que, como hemos señalado, es proseguida por yuntura revolucionaria en la lucha a favor del
pasado oprimido” (Tesis 17). De esa forma, el
valor del fragmento no es el de una “falsa tota-
lidad” que se aliena de la, si se me permite, to-
4 Habermas (1972) ha criticado esta posición de talidad real, como parece ocurrir en estos
Benjamin por considerarla extrema, en tanto no postmodernos tiempos, sino que más bien el
reconocería los logros reales de la modernidad en recurso dialéctico al fragmento tiene por fin co-
términos de beneficios sociales, desarrollo cultural
y libertades democráticas, incluso para la clase
nocer la totalidad real que está contenida en él.
obrera. Desde luego, hay que recordar que Haber- Para lograr ese fundamental propósito,
mas desarrolla sus reflexiones en el contexto del no hay que proceder de manera aditiva, como
auge económico de la postguerra, así como en el lo hace el historicismo, puesto que este afán no
periodo de la implantación de políticas sociales por tiene otro propósito que “llenar el tiempo ho-
parte del llamado “Estado de bienestar”. En los
tiempos de Benjamin, el panorama era bastante
mogéneo y vacío”. Hacer que la fuerza mesiáni-
más sombrío... como lo es hoy en la mayor parte ca del pasado ingrese con su fuerza redentora
del “tercer mundo”. por el presente y lo convierta en un “tiempo
Walter Benjamin o la historia a contrapelo 99

pleno”, requiere un acercamiento a la historia y adialéctico: “Así pues, a mí me parece que la


bajo un principio constructivo y no así aditivo: categoría bajo la cual lo arcaico asoma en la
el historiador materialista debe ser capaz de ha- modernidad no es la de edad de oro, sino la de
cer que el pasado entre en una constelación catástrofe” (146)5.
con el futuro, haciendo que una época “salte Así, Adorno no habría compartido —más
del curso homogéneo de la historia” (Tesis 17). bien habría criticado duramente—los residuos
El “tiempo ahora”, como modelo mesiánico, metafísicos en los que se apoya el recurso al ori-
“resume en una abreviatura enorme la historia gen en el cual Benjamin deposita sus últimas
de toda la humanidad” (Tesis 18). De esta for- esperanzas para hacer frente al huracán des-
ma, según Habermas, Benjamin trata de desci- tructivo del progreso, que, como en el cuadro
frar dos cosas en los rasgos arcaicos de la mo- de Paul Klee que tanto impresionó a Benjamin,
dernidad, que se han congelado en “imágenes impulsa hacia el futuro al “Angelus Novus”, que
dialécticas”: “tanto la repetición destructiva de impotente mira las ruinas que el progreso pro-
la vieja fatalidad como, también, una fuerza duce a su paso. Pero Adorno, como lo destaca
original dirigida contra esa modernidad des- Habermas, al concentrar su atención crítica en
tructiva, una fuerza original que sería capaz de los residuos místicos en la teoría de Benjamin, a
torcer esa fatalidad”. la cual había atribuido la misma intención de
Es este último aspecto, el de acudir a la crítica ideológica que él ejercitaba,
fuerza mesiánica con el fin de lograr la reden-
ción del pasado haciendo estallar el continnum No se da cuenta de lo legítimo que es
de la historia en un presente pleno, el que ha tratar de llevar a efecto el propósito de
provocado más controversias y ha desencadena- una prehistoria de la modernidad —que
do agudas críticas a las “Tesis”. Restringiremos tiene por objetivo el desciframiento de
aquí nuestro interés a la crítica de Adorno, en una semántica sepultada y amenazada de
la versión que Habermas presenta de la misma olvido— con medios hermenéuticos, es
tras una revisión de la correspondencia que decir, justo por la interpretación de imá-
ambos filósofos sostuvieron durante un tiempo genes dialécticas [...] se equivoca [Ador-
prolongado alrededor del proyecto de La obra no] al pensar que el desencantamiento
de los pasajes. El autor de La dialéctica del ilu- de la imagen dialéctica tiene que condu-
minismo también postula que lo arcaico es algo cir necesariamente a una continuación
que sin residuos viene históricamente produci- del pensamiento mítico (Habermas,
do —de lo que se desprende que no existe la 1972: 323).
prehistoria— ; pero Adorno se separa ahí de su
maestro y amigo, puesto que Adorno, en su afán de mantenerse sepa-
rado de las tentaciones místicas que abruma-
... se prohíbe el recurso a algo original ban a Benjamin, no habría comprendido el po-
que pudiese quitar enteramente la razón tencial que tenía el proyecto de “prehistoria de
de la modernidad a la que, sin embargo, la modernidad” de Benjamin para sustentar un
eso original tendría también que perte- programa político que trascendiera el ejercicio
necer.[...] En una palabra, no hay nada radical de la negatividad. Así, Adorno, por un
originario detrás de la modernidad, que
no se deba a las propias tendencias re-
gresivas de esta (143). 5 Benjamin, impresionado por las objeciones de Ador-
no, habría admitido “no dominar todavía bien el te-
Adorno encontraría en el recurso a los ma de lo arcaico”. Con el fin de superar esa falencia,
orígenes de Benjamin “huellas de la auratiza- aparentemente había proyectado el plan de escribir
un artículo sobre C. G. Jung que “marque con clari-
ción de las formas primitivas”, las cuales acer-
dad los límites entre la imagen arcaica y la imagen
caban peligrosamente al pensamiento mítico y dialéctica” (Habermas, 2000-B: 143). Ese texto nun-
arcaizante, del cual Adorno buscaba apartarse ca habría sido escrito y Benjamin habría tratado de
por todos los medios por considerarlo regresivo superar el impasse recurriendo a Baudelaire.
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lado, nunca habría renunciado a la razón, al fuerzas mesiánicas, recurre nuevamente a la ra-
“trabajo del concepto” para hacer frente a la zón, esta vez en su forma comunicativa, como
dialéctica del iluminismo, una vez que descu- un recurso capaz de posibilitar tanto nuevos en-
brió que el mismo iluminismo se había conver- tendimientos sustantivos como de limitar los
tido en su opuesto dialéctico, en mito; pero, efectos catastróficos para la naturaleza y la so-
por otro, no había logrado vislumbrar en las in- ciedad que tiene el desarrollo descontrolado de
tuiciones de Benjamin una piedra de toque que la razón instrumental. La siguiente cita del pro-
le permitiera un apoyo para abandonar el ca- pio Habermas resume su posición filosófica:
rácter exclusivamente negativo de su filosofía y
asumir una posición políticamente afirmativa. No hay nada más alto, ni tampoco más
Esta ausencia de “positividad” en su pen- profundo a lo que pudiésemos apelar, si-
samiento le valdría, a su vez, enconadas críticas no sólo a una razón a la que se la han
por parte de los activistas de los movimientos abierto los ojos sobre su limitado alcan-
estudiantiles de la segunda mitad de los 60s, ce, y que sólo puede entenderse ya en tér-
que se enfrentaron a la urgencia de encontrar minos procedimentales, como una razón
fórmulas positivas —que nunca hallaron— pa- que procede sólo con argumentos, como
ra hacer que su movimiento trascendiera a la una razón que en tales términos procede
revuelta cultural. La salida del pantano de la incluso contra sí misma. Es lo que ya dijo
“dialéctica sin identidad”, como llamó Bück Kant: la crítica de la razón es obra de la
Morss a la filosofía de Adorno, habría sido en- razón misma [...] la dialéctica de la ilus-
contrada, al menos en teoría, por un discípulo tración [no es igual al viejo racionalismo
suyo: Jürgen Habermas. porque] se ve movida por una descon-
De forma irónica, la posibilidad de hacer fianza radicalmente antiplatónica contra
efectivas las tareas incumplidas de la moderni- el consuelo ideológico de las falsas uni-
dad reposaría, según Habermas, en un ámbito versalidades. (Habermas, 2000-B: 92-93).
en el que el propio Benjamin había depositado
inicialmente sus esperanzas: el lenguaje. Claro Pero, y aquí es donde entra en escena
que en Habermas el lenguaje es despojado de nuevamente el aporte de Benjamin, el ejercicio
las adherencias mesiánicas a las cuales Benja- de la razón comunicativa no puede llegar a sus-
min otorgaba capacidad redentora; ya no se tra- tentar un acuerdo societal de orden normativo
ta, como para el joven autor del “Lenguaje en a menos que abreve del pasado, para lo cual es
general y el de los hombres en particular” necesario que la razón realice su tarea crítica
(1916), de encontrar el “verdadero” (divino) también respecto del pasado, despojando a la
sentido de las palabras, las cuales han perdido tradición del aura épica que le ha investido el
su capacidad de revelar la “verdad” de las cosas historicismo (y, en su propia versión, el propio
debido a la perversa incontinencia nominativa Benjamin) y haciendo que “la continuidad del
de los hombres. plexo que representa la tradición” comprenda
Para Habermas, si bien también se trata tanto a la barbarie como a la cultura. Como lo
de purificar el lenguaje, el propósito no es que señala Habermas (2000-A), la teoría crítica —y
el lenguaje recupere su transparencia mimética aquí la huella de Benjamin es obvia— tiene co-
original, como cuando era un medio de comu- mo uno de sus fundamentos el considerar al pa-
nicación entre los dioses y los hombres, como sado como magistra vitae en un sentido que
un medio de “revelación”. La tarea consiste, transciende al propuesto por la historia, el his-
más bien, en liberar al lenguaje de sus distor- toricismo y la hermeneútica, esto es, partiendo
siones ideológicas con el fin de desplegar todo de la premisa de que se puede aprender tanto o
su potencial como un medio de entendimiento más de los propios fracasos del pasado que del
sustantivo entre los hombres y mujeres, bajo el pasado “positivo”. Toda vez que la fuerza mesiá-
principio procedimental de la validez del mejor nica del pasado se ha diluido, la tarea de reco-
argumento. De esa forma, el horizonte utópico rrer la historia a contrapelo con el fin de ilumi-
de la modernidad, ahora sin el auxilio de las nar el presente se despoja de toda pretensión
Walter Benjamin o la historia a contrapelo 101

“salvadora” para asumir, como lo destaca . “Tesis de filosofía de la historia”. En


Habermas, un más modesto papel “conscien- Benjamin, Walter. Discursos interrumpi-
ciador”. dos I, p. 175 y siguientes. Madrid: Tau-
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pp. 139-154. Caracas: Monte Ávila, 1970. Nacional. México: FCE, 2000 B.

Sergio Villena Fiengo


svillena@flacso.org

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