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Los cerdos de Circe: de la esclavitud a la servidumbre en el Imperio Romano Tardío

“Aquellos que son aceptados en las fincas de los ricos se transforman como los cerdos
de Circe. Los ricos los toman como outsiders y extranjeros que comienzan a tratar como
propios: aquellos que se consideraban libres se convierten en esclavos (servi)”. Así lo escribió
el sacerdote del siglo V, Salviano de Marsella, en el ocaso del Imperio Romano de Occidente,
mientras denunciaba amargamente el egoísmo de la nobleza terrateniente en su opresión a
los pobres. Al hacerlo, destacó algunos de los problemas más intrigantes de los últimos días del
Imperio Romano. ¿Qué pasó con los esclavos del mundo romano? ¿Simplemente
desaparecieron y se fusionaron en un solo bulto servil junto con los arrendatarios (coloni)? Y
de ser así, ¿fue así como surgió la servidumbre medieval?
A la primera vista, Salviano parece proveer la respuesta. Y sin embargo el problema no
es tan simple. Porque si hay algo de lo que podemos estar seguros es que la esclavitud se
prolongó mucho después de la caída del Imperio Romano. Cuando la encuesta del Domesday
se llevó a cabo en Inglaterra durante el siglo XI, el 10% de la población eran esclavos, aparte de
los otros trabajadores de la tierra, y un esclavo podía comprarse en el mercado de Lewes por
cuatro peniques. En Génova, en el siglo XIII, la proporción de esclavos era tan alta como del 10
al 15 por ciento de la población de aproximadamente 20.000 y un esclavo podía costar en
algún lugar entre el precio de una mula y un buen caballo.
Así que, si la diferencia fundamental entre esclavitud y servidumbre persistió, ¿cuál era
la importancia relativa de una para la otra en el Imperio Romano Tardío? Queremos saber
sobre complejo y cambiante estatus de aquellos cuya condición cayó en algún lugar en el
espectro entre la esclavitud y la servidumbre mientras el Imperio Romano se transformó en los
reinos de la Edad Media. ¿Es cierto, como sugiere Salviano, que los campesinos libres fueron
realmente forzados a convertirse en esclavos que podrían ser comprados y vendidos como
bienes muebles? Si es así, ¿cuál fue la relación entre estos nuevos esclavos-campesinos y otros
esclavos? ¿Y dónde se ajustan en la imagen los siervos que todos conocemos en la Edad
Media?

1.- EL MODO DE PRODUCCIÓN ESCLAVISTA

Permítanme comenzar con la cuestión del uso de esclavos en el Imperio Romano


Tardío, que es relevante para saber si hubo una fuerte reducción en sus números. Algunos
podrían sorprenderse al encontrar este problema en la lista del debate, desde que
Westermann, quien escribió un texto sobre la esclavitud hace 30 años, declaró
categóricamente que el declive en el uso y la cantidad de esclavos durante el Imperio Romano
en el primer al tercer siglo fue aceptado “por todos los eruditos importantes en el presente
siglo”. Hasta ese momento él probablemente tendría razón, teniendo el impresionante
respaldo de autores tan diversos como Karl Butcher, Ettore Ciccotti y Eduard Meyer, aunque
Westermann admitió que la declinación en el Imperio Tardío no puede darse por ninguna
suerte de “cálculo estadístico”. También contó con el poderoso apoyo de ciertos historiadores
marxistas, cuyas tesis sobre el colapso del Imperio Romano Tardío descansaban en la
suposición de que, después de que el modo de producción esclavista condujo al estancamiento
de la producción, se produjo el descenso del número de esclavos – o bien porque el suministro
externo de esclavos dried up, agravando la lucha de clases ya amarga, o porque el fracaso
económico de la esclavitud de pandillas y la producción masiva condujo a una caída en la
demanda de esclavos.
La dificultad es, sin embargo, que una cantidad de historiadores medievales,
comenzando con Marc Bloch en un famoso póstumo artículo, han notado que a principios de
la Edad Media los esclavos parecen estar en todas partes. “Había más, según parece”, decía
Bloch, “que durante los primeros días del Imperio”. ¿Cómo puede ser esto, si la esclavitud
estaba tan fuera de lugar? La única respuesta debe ser, para aquellos que creen en el declive
de la esclavitud en el Imperio Romano (de los cuales Bloch era uno), que solamente cuando la
esclavitud se estaba extinguiendo, se produjo “una sorte de recudescence”, una segunda fase
de producción de esclavos fue alimentada por prisioneros de las grandes guerras del Imperio
Tardío.
¿Pero es “un hecho reconocido”, como solía afirmarse, que la esclavitud se redujo
drásticamente en el Imperio Romano antes del siglo III D.C.? ¿Y hubo un cambio total en la
forma en que se organizó la agricultura y en la rehabilitación del trabajo libre en el Imperio
Romano Tardío? La respuesta ahora es: “Lejos de eso” – en parte gracias al trabajo de Finley.
Finley no solo expuso la debilidad de la evidencia derivada de “un puñado de precios
individuales” repartidos a lo largo de cuatro siglos y la falsedad de los argumentos que vinculan
el precio a la demanda, que habían sido presentados por sus predecesores, pero en el lado
más positivo hizo hincapié en dos principios fundamentales de lo que podría llamarse “la
teoría del reemplazo”. Primero está el hecho de que los esclavos nunca habían sido la forma
dominante de trabajo, excepto en el “corazón clásico”, considerando que nuestras
preocupaciones deberían ser “sobre el imperio en su conjunto”. En segundo lugar, estaba
convencido de que “a pesar de que se necesita ese trabajo, la esclavitud no puede declinar
tout court: debe ser reemplazada”. En resumen, el número de esclavos dependía de la
demanda, no de la disponibilidad; la demanda estaba determinada por suministros de mano
de obra alternativos, y la demanda siempre se limitaba a ciertas áreas restringidas.
Si tratamos primero con el “corazón”, es decir, principalmente con Italia, donde el
mismo Finley creía que había una disminución real, pero mucho menos dramática, que las
teorías de crisis anteriores habían sugerido – primero debemos entender el debate sobre el
“modo de producción esclavista”. El término, sobre cuyo valor como descripción de un periodo
específico de la historia romana Finley tenía considerables reservas, deriva pero nunca fue
articulado por el propio Marx en ese sentido. Sin embargo, ha llegado a considerarse como
una designación útil para un nuevo método de explotación de esclavos durante un periodo
entre la República Romana Tardía y el Imperio Temprano, donde se desarrolló en Italia la
organización sistemática de pandillas en la granjas vinculadas a las villas residenciales de los
ricos, bajo la dirección de un agente, ya sea que su maestro estuviera presente o no. El tipo de
granja es muy conocido por las diversas descripciones de agrónomos tales como Catón en el
siglo II a.C. y Columela en el I d.C, así como las referencias a bandas encadenadas y cárceles
esclavas (ergastula) hechas por el Plinio Mayor y el Plinio Menor en Italia en el primer y
segundo siglo a.C. De ahí que algunas veces se lo denomine erróneamente “sistema de villa”,
aunque sabemos que otras villas pudieron y existieron en Italia y en las provincias en todos los
periodos sin emplear nunca tales pandillas.
De hecho, incluso los creyentes más ardientes en la importancia de tal sistema lo
confinaron en gran medida a las regiones centrales de Italia (Campania y Etruria) desde donde
se exportó algunas veces las regiones limitadas de España, el sur de Francia y el norte de
África, que se colonizaron durante la República Romana tardía. Incluso en Italia, estudios
recientes de la región alrededor de Buccino, en el sur, informan que las haciendas y las granjas
allí “no parecen tan grandes como para que el sistema impersonal de ergastula pueda
dominar” en cualquier periodo del Imperio, ya sea temprano o tardío.
La dificultad para intentar evaluar los cambios que tuvieron lugar en el Imperio
Romano Tardío es saber cuántos de los estimados dos o tres millones de esclavos que
trabajaban allí durante el auge del “sistema de villas” en la República tardía y el Imperio
temprano fueron movilizados en las bandas de esclavos prototípicas del “modo esclavo”. Una
encuesta en Etruria del sur, por ejemplo, calculó que el 78 por ciento de todos los sitios rurales
durante este periodo eran restos de chozas o pequeñas granjas. Esto significa que,
independientemente de quien fuera el dueño de la tierra, la organización de la fuerza de
trabajo en esos sitios no fue como se estaba dando en pandillas. Muchos deben haber sido
como la granja de Sabine de Horacio, donde solo ocho esclavos trabajaban bajo el alguacil,
presumiblemente en sus propias tareas, mientras que el resto se entregaba a los
arrendatarios. Incluso en los últimos pastores esclavos de la República, además de la
residencia en la villa central (con compañía femenina), algunas veces vivieron fuera en cabañas
en el campo (Varrón RR. 2.10). Es tentador dibujar un paralelo con el antes del sur de los
Estados Unidos, donde la mitad de los esclavos trabajaban en granjas y no en plantaciones y
muchos otros estaban casados con blancos pobres para ayudarlos en la casa.
Una razón particular alegada para el crecimiento del “modo esclavo” de la mano de
obra barata es que ayudaba en gran medida a la productividad del vino italiano, un producto
que aumentó significativamente en la República tardía. Pero debo confesar que no está claro
para mí cómo la tecnología de los viñedos se benefició del empleo de estas pandillas, aparte,
por supuesto, durante la cosecha. Pero luego mano de obra barata fue contratada de todos
modos. Y los beneficios son aún menos evidentes en el cultivo de grano. Columela da la
impresión de que el hecho de haber forzado encadenar a los esclavos más inteligentes (ya que
también eran los más propensos a correr) era un obstáculo para el trabajo especializado en la
aplicación de vinos. La única razón por la que produjo pandillas (decuriae) fue para mantener a
los esclavos bajo un mejor control.
Uno se queda con la impresión de que la principal razón de ser de la villa residencial
con su cuartel de prisión (ergastula), y los grilletes no se preocupan tanto por el tipo de
cultivos, ni por la manera en que se están produciendo, como en el manejo de los prisioneros
de guerra. Aunque la opinión común de que las villas republicanas fueron trabajadas
exclusivamente por esclavos masculinos está demostradamente equivocada, una gran
proporción de ellos, ya sean hombres o mujeres, en un momento dado debe haber sido
importada y difícil de manejar. En el Imperio Temprano, en contraste, el suministro de esclavos
domésticos o de niños expuestos vendidos como esclavos aumentó dramáticamente –un
desarrollo que fue acompañado por una mejora y ampliación de las viviendas de la villa, menos
necesidad de prisiones esclavas, y finalmente por el abandono de los barrios cerrados adjuntos
a la villa. Eso, creo, nos ayuda a entender por qué tantas villas residenciales desaparecieron
durante el curso del segundo y tercer siglo d.C. y fueron reemplazadas por villas estatales,
aunque ello no nos informa cómo los esclavos fueron realmente utilizados en la granja en los
periodos posteriores.

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