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El mundo según Trump
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Entrevistas con Henri Houben, Mohamed Hassan,
Majed Nehmé, John Catalinotto, Bruno Drweski y
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Säid Bouamama
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© Michel Collon y Grégoire Lalieu, 2016
1.a edición: Editorial El Viejo Topo, Investig’Action, Barcelona, 2017
2.a edición: Editorial de Ciencias Sociales, Soygraf. UEB Gráfica de Holguín, Cuba, 2018
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© Fundación Editorial El perro y la rana, 2018
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Diseño de colección
Mónica Piscitelli
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Imagen de portada y diagramación
María Fernanda Oyuela
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Edición
José Zambrano
Corrección
Francesco Sarpi
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338.973
C714
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Incluye bibliografía.
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publica obras necesarias, capaces de desentrañar el significado
de los procesos sociales, políticos y económicos que dictaminan
el curso del mundo actual. Venezuela tiene un papel activo y
l
determinante en la escena global contemporánea, de allí la
su
importancia del pensamiento, la investigación, la crítica, surgidos
del análisis y la comprensión de nuestra realidad. Firmes propósitos
animan esta colección: por una parte, rendir homenaje a la figura
n
de Alfredo Maneiro, uno de los principales protagonistas de los
movimientos sociales y políticos que tuvieron lugar en Venezuela
co
durante los duros y conflictivos años sesenta y ochenta del siglo
pasado; y por la otra, publicar libros que permitan difundir temas e
ideas medulares de nuestro tiempo. Está conformada por cuatro
series: Pensamiento social, Cuestiones geopolíticas, Identidades y
ra
Comunicación y sociedad.
PENSAMIENTO SOCIAL es un espacio para el debate teórico en torno
al ideario económico, político y social que ha perfilado el devenir
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El mundo según Trump
Entrevistas con Henri Houben, Mohamed
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Hassan, Majed Nehmé, John Catalinotto,
Bruno Drweski y Säid Bouamama
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Traductores
Alex Anfruns, Yurinis Prieto
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Agradecimientos a la primera edición:
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al equipo de Investig’Action:
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Alex Anfruns, Miléna Trivier, Eric Pauporté, Olivier Ndenkop,
Raffaele Morgantini, Michèle Janss, Elisabeth Beague, Ricardo Vaz.
Gracias a nuestros numerosos colaboradores:
Anne, Asma, Badia, Benoît, Bruno, Carlos, Carolle, Célestine,
n
Charles, Cheikh, Chris, Christophe, Claire, Daniel, Daniel,
Delphine, Denise, Dominique, Emmanuel, Esteban, Fabien,
co
Fatima, Fatima, Federica, Frédéric, Frédéric, Freddy, Goran,
Hamdan, Houyam, Jacques, Jean, Jean-Jacques, Jean-Marie,
Jean-Pierre, Joël, Julian, Leona, Lucas, Majed, Manuel, Mark,
Marlène, Maxence, Maxime, Mehdia, Michaël, Mohamed, Naïm,
Nico, Olivier, Paolo, Parfait, Pascale, Patrick, Patrick, Pierre,
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CAPÍTULO 1
LAS CAUSAS ECONÓMICAS DEL DECLIVE DE
ESTADOS UNIDOS
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Entrevista con Henri Houben.
Economista y miembro de la Asociación por la Tasación de las
Transacciones Financieras y por la Acción Ciudadana (Association
pour une Taxation sur les Transactions Financières pour l’Aide aux
Citoyens, ATTAC), Bruselas.
n
co
¿La controversia Trump-Clinton se debe al declive de la econo-
mía de Estados Unidos?
El declive es relativo, pero es una realidad que los problemas
económicos juegan un papel fundamental.
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MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
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su sistema de crédito es mucho más eficaz. Por último, un ministe-
rio, el Ministerio de Comercio Internacional e Industria (MITI), des-
l
pliega una estrategia global del Estado para apoyar a sus industrias
su
exportadoras.
El resultado es que las empresas japonesas eliminan progresi-
vamente a sus competidoras estadounidenses de importantes sec-
tores industriales: electrónica, fotografía, maquinarias... El sector
n
del automóvil también está bastante afectado. No obstante, Estados
co
Unidos conserva un predominio en sectores de punta como la aero-
náutica (sobre todo militar), los servicios informáticos, las biotecno-
logías, la industria espacial (aunque la competencia se intensifica en
algunos de estos sectores).
ra
lización?
Sí. Ya sea porque las firmas se deslocalizaban ellas mismas
para ir a buscar una mano de obra menos cara, o porque cerraban
sus puertas, y las empresas que se abastecían en ellas entonces iban
al tercer mundo para hacerlo. Por otra parte, al importar a muy
bajo costo los alimentos, ropa y otros productos básicos, se mante-
nían los salarios de los trabajadores bastante bajos y eso reforzaba
la “competitividad”, como se dice, de las empresas de tecnología de
punta estadounidenses.
14
Primera parte
CAPÍTULO 1 Las causas económicas del declive de Estados Unidos
ta
creciente desigualdad de los ingresos. Aproximadamente entre 1950
y 1980, el reparto entre los diferentes estratos sociales se mantuvo
l
estable. Pero a partir de 1981 hubo un vuelco: el presidente Reagan
su
conducía en aquel entonces una política neoliberal agresiva contra
los sindicatos, con el objetivo de reducir los salarios y las ventajas so-
ciales conquistadas tras la Segunda Guerra Mundial. Solo se incre-
mentaron fuertemente los ingresos y el patrimonio de los más ricos.
n
Para el 90% de la población, el ingreso real se mantuvo estable, con
co
algunas variantes. En realidad, el crecimiento del que usted habla
solo benefició a los más ricos, sobre todo al 1% de los más acomodados.
ta
lanza comercial, es decir, la relación entre lo que el país vende y lo que
compra. Si esa balanza está desequilibrada, porque el país compra
l
demasiado, entonces debe buscar capitales en el extranjero. Pueden
su
presentarse bajo tres formas: 1) Una inversión, 2) Un puesto en títulos
(inversiones en acciones u obligaciones), y 3) Un préstamo.
n
Sí, estamos hablando de montos de más de quinientos mil mi-
co
llones de dólares netos por año en compras (ingresos menos gastos),
es decir, entre un 3% y 5% del PIB. Para compensar, las ventas en
el extranjero deben aportar, cada año, más de quinientos mil mi-
llones de dólares netos. En caso contrario, las cuentas exteriores
están desequilibradas, el valor del dólar cae en picada y el sistema
ra
Hasta que...
Hasta que la bolsa colapsa. Se derrumba por primera vez en el
2000, y fue Nasdaq, la bolsa de las nuevas empresas tecnológicas, el
“corazón innovador” de la economía estadounidense, el que colapsa.
Un profundo choque, un verdadero crac.
16
Primera parte
CAPÍTULO 1 Las causas económicas del declive de Estados Unidos
ta
de alguna manera “apoyada” por la crisis financiera que se produjo
en Asia del Sureste en 1997. Esta región había vivido un fuerte cre-
l
cimiento en los años 80, pero entonces todos los capitales se ven
su
obligados a buscar un refugio...
n
por llegar a la Nasdaq. ¡Lo que creó una burbuja fenomenal!
co
Se tiene la impresión de que la bolsa es en el fondo como la fa-
mosa pirámide de Ponzi, en la que un estafador pide un préstamo a
tasas elevadas y reembolsa a medida que recibe el dinero de los nue-
vos prestamistas, de manera que cuando el conjunto se descalabra, el
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MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
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ingreso seguro. Por otra parte, eso no inmoviliza su capital, de mane-
ra que pueden continuar prestando en buenas condiciones a clientes
l
solventes, porque los créditos de hipotecas de alto riesgo ya no están
su
en sus cuentas sino en “vehículos de inversión estructurada” (SIV).
n
co
Pero las autoridades estadounidenses, ¿no eran conscientes de
crear una burbuja que iba a estallar?
Sí, Alan Greenspan, el jefe de la Reserva Federal de Estados Unidos
(Fed), era perfectamente consciente de ello. Pero después del crac del
ra
18
Primera parte
CAPÍTULO 1 Las causas económicas del declive de Estados Unidos
ta
¿Pero cómo? Si no tenía ejército...
l
Precisamente, al desarrollar sus innovaciones directamente
su
para la industria civil. De modo que llegan más rápido al mercado y
están más adaptadas a las necesidades de sus clientes civiles.
n
co
El declive más fuerte se constata en la parte estadounidense
del PIB mundial. Hace ya bastante tiempo que Estados Unidos no es
el motor del crecimiento general. Actualmente, China representa
un tercio de este crecimiento. En este plano, Estados Unidos ha ce-
dido su liderazgo.
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en otras economías.
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MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
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tiene el conjunto de estos elementos. Si una parte tiembla, todo el edi-
ficio puede inclinarse.
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su
¿Es ventajoso para los Estados Unidos atraer de esta manera los
capitales extranjeros?
Muy ventajoso, ya que no deben pagar sus deudas.
¿Cómo es eso?
n
co
Aunque el monto de los capitales netos invertidos en Estados
Unidos no deja de aumentar, este país paga con servicios financie-
ros en el extranjero menos de lo que recibe.
las consecuencias.
¿Por qué hablar del Estado mientras que los capitales privados se
invertían en la bolsa?
Porque en el momento del crac, los inversores dejan de colocar sus
fondos en Wall Street, las cuentas exteriores están desequilibradas y
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Primera parte
CAPÍTULO 1 Las causas económicas del declive de Estados Unidos
serán los bancos extranjeros –sobre todo de China– los que tapa-
rán el agujero. Lo harán comprando Letras del Tesoro para financiar
el endeudamiento estatal de Estados Unidos ¡El banco central chi-
no compra cerca de ochocientos mil millones en estas Letras entre
2007 y 2010!
ta
Ese reino del dólar, ¿podría tener un fin?
l
Actualmente, a ningún Estado –ni siquiera a China– le inte-
su
resa que el dólar se derrumbe. Todos ayudan a Estados Unidos sal-
vando su bolsa, para que las acciones que compraron no pierdan su
valor. Y mientras el sistema beneficie ampliamente a China, ¿por
qué querría que ahora se derrumbara?
n
co
¿Los rusos y los chinos no están buscando una alternativa?
Sí, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) quieren co-
menzar a intercambiar en monedas locales. Como moneda de re-
ferencia internacional, China querría reemplazar el dólar por una
canasta de divisas diferentes. Está llegando el mundo nuevo multi-
ra
¿Trump es proteccionista?
Si aumenta las tasas de las importaciones, lo es. Dicho esto, hoy
día los chinos venden más a Europa que a Estados Unidos.
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MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
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ligroso. Parecería que Trump desea conservar de la globalización
lo que es bueno para Estados Unidos y eliminar lo que es malo.
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Evidentemente, eso provocaría represalias. Si vienen de un país pe-
su
queño, no molestarán a Washington. Pero si los chinos se encuen-
tran frente al proteccionismo, sencillamente devaluarán el yuan...
n
Sí. Señalo que todos los acuerdos del G20, por lo demás general-
co
mente vacuos, comienzan por esta cláusula fundamental: nos com-
prometemos a no embarcarnos en una guerra de divisas. Así pues,
hay que evitar el jueguito de las devaluaciones para ganar partes
del mercado, un jueguito en el que finalmente todo el mundo pierde.
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en medio de la crisis, eso se volvió imposible para el país. En 1931,
Inglaterra también se pasa al proteccionismo y deja devaluar la li-
l
bra esterlina. En aquel momento, el sistema monetario internacional
su
estalla. Una conferencia internacional intenta recomponer los peda-
zos, pero fracasa.
Entonces se forman tres bloques: uno concentrado en la libra,
otro en el dólar y el tercero en el oro, con Francia, Bélgica, Italia y
n
Suiza. Este tercer bloque se desintegra rápidamente, porque debe
co
tener cambios fijos, mientras que los otros bloques dejan flotar sus
monedas. Entre los bloques, los bancos centrales aceptan compen-
sar los cambios, lo que permite, a pesar de todo, algo de comercio in-
ternacional. Este conflicto va a propiciar el detonante de la guerra.
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MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
¿Mediante invasiones?
Sí, sobre todo.
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Sí. Pero repito que soy escéptico. Estados Unidos es el país que
más se ha beneficiado de la mundialización. Gracias a eso puede do-
l
minar las industrias y la tecnología de punta, además de abastecerse
su
a un precio de ganga en los países del tercer mundo. Compra barato,
paga bajos salarios y se mete en los bolsillos un buen porcentaje de los
beneficios: ¿por qué las multinacionales estadounidenses renuncia-
rían a ese sistema?
n
co
¿Pero parecería que hoy existen profundas divergencias en el
seno de la élite estadounidense?
En realidad es desde el 2013. Me di cuenta de ello leyendo los tra-
bajos del Council on Foreign Relations, el círculo donde se reúne toda
la élite tradicional de Estados Unidos. Ya se la veía muy dividida con
ra
24
Primera parte
CAPÍTULO 1 Las causas económicas del declive de Estados Unidos
¿Por qué?
Esperan transformar a Londres en un espacio financiero total-
mente libre de regulaciones, liberada de algunos reglamentos de
Bruselas.
ta
Y Trump, ¿no está contra los bancos?
En primer lugar, fueron los que salvaron su empresa de la quie-
l
bra. Pero, sobre todo, Trump quiere reducir las reglamentaciones.
su
Eso les va a gustar.
n
empleos son a tiempo parcial, precarios y que no permiten salir de la
co
pobreza. También hay bastantes exclusiones de las listas del desem-
pleo. Entonces, ¿qué valen las estadísticas oficiales?
Para empezar, ahora existe una definición internacional del des-
empleo, elaborada por la Oficina Internacional del Trabajo (BIT). Esta
es válida tanto para Estados Unidos como para Europa. Ya no se
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MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
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lucha contra la inflación. Por otra parte, Estados Unidos ayuda más
rápidamente a las empresas con dificultades, mientras que Europa
l
practica la austeridad, reduciendo así la demanda.
su
No obstante, la Rust Belt, zona industrial deslocalizada, ¿votó
por Trump?
Sí, de hecho, unas regiones han creado empleos mientras que
n
otras los han perdido. Algunos sectores han experimentado un cre-
co
cimiento del empleo, otros una disminución.
¿Cuáles?
La construcción y la industria manufacturera. Tras la crisis de
2007 y sus efectos hasta 2011, estos dos sectores recuperaron pues-
ra
Dicho esto, entre la línea de Clinton y la de Trump existe una gran di-
vergencia sobre el libre comercio, ¿no?
En primer lugar, el libre comercio no existe, porque todo está
dominado por unas multinacionales que lo aplastan todo a su paso.
Luego, es necesario señalar que la Asociación Transatlántica para
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Primera parte
CAPÍTULO 1 Las causas económicas del declive de Estados Unidos
ta
General de Competencia (UE) condenó a numerosas empresas de
punta estadounidenses como Microsoft, Google, Intel, Apple... por
l
su “posición de monopolio”.
su
Pero hay, efectivamente, una divergencia entre Trump y
Clinton. Desde hace treinta años, los sucesivos gobiernos aceptaron
que la hegemonía de Estados Unidos involucraba a las empresas de
punta en la informática, la aeronáutica o la biotecnología. Pero para el
n
resto, Estados Unidos podía importar. Como consecuencia, este país
co
se ha convertido en el principal importador neto mundial, al absor-
ber los excedentes comerciales de Asia del Este, México y Europa (con
Alemania a la cabeza).
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MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
¿Por qué?
Porque en este país la concentración del capital ya llegó al ex-
tremo. Ya no nos encontramos en una situación de competencia
entre, digamos, una treintena de empresas por sector. Tome por
ejemplo el sector del automóvil en Francia: solo quedan Peugeot y
ta
Renault. Si usted cerrara el mercado, esos dos gigantes continua-
rán peleándose. ¿De qué manera? Haciendo una gran presión so-
l
bre los salarios y mediante reestructuraciones. Cuando una región
su
completa depende de una empresa monopolística con todos sus
subcontratistas, si semejante gigante cerrase una fábrica, sería una
catástrofe completa para la región. No es un fenómeno causado por
el “extranjero” sino por el capitalismo y sus reglas fundamentales:
n
la propiedad privada, la ley del máximo beneficio y la competencia
co
entre esos gigantes. Es verdad que la mundialización agrava esta si-
tuación, pero no es la causa fundamental del problema. Lo es el pro-
pio capitalismo.
America first.
Las probables consecuencias son el aumento de las desigual-
dades y la reducción de los impuestos que favorecen a los más ricos.
En el mejor de los casos, las medidas de reindustrialización
F
¿Y en el plano internacional?
America first es una declaración de guerra comercial contra el
resto del mundo. Ahora bien, Estados Unidos viene absorbiendo los
excedentes producidos por los otros países desde 1980. Si dejase de
hacerlo, ¿quién lo hará? El proteccionismo ocasionará represalias y
ta
la caída del dólar engendrará conflictos.
l
¿Agravaría Trump la crisis mundial?
su
Probablemente, al haber un aumento de las desigualdades, me-
nos reglamentaciones en las finanzas y con todos los países que-
riendo exportar. Sí, esas son las condiciones para acentuar la crisis.
A corto plazo, su política puede beneficiar a algunas firmas. Pero no
n
habrá que esperar mucho antes de que estallen nuevas crisis.
co
Esto me preocupa: él quiere desarrollar un nacionalismo econó-
mico con connotaciones ideológicas. Ahora bien, detrás de Trump,
otros tienen proyectos mucho más oscuros aún: vemos la aparición
de una élite alternativa vinculada a valores ultraconservadores. La
llegada de Trump a la presidencia anuncia tiempos de turbulencias
ra
cambiar de ambiente?
Tomaría el control de las finanzas. El banco central debería
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CAPÍTULO 2
¿CUÁL ES LA ESTRATEGIA DE TRUMP?
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Entrevista con Mohamed Hassan.
su
Exdiplomático etíope, especialista en África y el Medio Oriente.
Coautor de los libros La estrategia del caos y Yihad made in USA
(Investig’Action), Bruselas.
n
¿Trump es “imprevisible” o tiene una visión estratégica para
Estados Unidos?
co
Los medios de comunicación han construido la imagen de un
presidente caprichoso. Por supuesto, Trump ha jugado a eso. En pri-
mer lugar, se presentó como candidato antisistema, criticando tan-
to a Wall Street como a los burócratas y a los editorialistas de los
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MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
de comunicación construyen una versión sesgada del mundo.
Mientras que los jeques wahabíes llevan la barba, los periodistas
l
occidentales corbatas. Es todo lo que los diferencia. Los rumores
su
no son información. El rumor es un concepto feudal que tiene sus
orígenes en una época en la que no había ni periodistas ni concien-
cia política. Hoy día el rumor se ha convertido en un instrumento
de los medios de comunicación. Es terrible. Por lo tanto, para ha-
n
cerme mi propia opinión sobre Trump, fui a buscar la información
co
a su fuente. Leí dos de sus libros en los que expone su punto de vis-
ta sobre Estados Unidos y encontré una fuerte influencia del pen-
samiento de Chalmers Johnson, el autor de la trilogía Blowback.
nía de una familia modesta. Siendo un joven brillante hizo sus estu-
dios en la escuela pública antes de enrolarse en la guerra de Corea.
Luego continúa sus estudios en ciencias políticas y se especializa
en China y Japón. Su tesis trataba sobre el nacionalismo del campe-
F
sinado chino. Con ese trabajo quería comprender por qué los cam-
pesinos se habían incorporado al Partido Comunista de Mao. Sus
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Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?
ta
Eso fue el fruto de un largo proceso. Durante los años 60, un
importante movimiento estudiantil se había movilizado contra la gue-
l
rra de Vietnam. En aquella época, Johnson despreciaba esas mentes
su
débiles que consideraba manipuladas por la propaganda comunista.
Se fue a la biblioteca de Berkeley para preguntarle al responsable:
“¿Dónde están los libros sobre China y el comunismo? ¿Los estu-
diantes se hicieron con ellos?”. Pero el bibliotecario le respondió.
n
“Profesor, nadie lee esos libros”.
co
¿El profesor debía repasar sus conocimientos?
Todavía no. El verdadero choque lo recibió más tarde cuando
Johnson se dirigió a la isla de Okinawa, un pequeño territorio ja-
ponés en el que Estados Unidos había instalado una base militar.
ra
gica en Asia.
ta
operaciones clandestinas llevadas a cabo por el gobierno estadou-
nidense, cuyo objetivo es derrocar regímenes extranjeros o ejecu-
l
tar a personas que Estados Unidos quiere eliminar por intermedio
su
de ejércitos extranjeros “amigos”, o ayudar a lanzar operaciones
terroristas de Estado contra poblaciones que son el objetivo en el
extranjero.2
n
co
El pueblo estadounidense probablemente no sabe lo que se hace
en su nombre, pero los del otro lado lo saben perfectamente, como
el pueblo de Irán (1953), Guatemala (1954), Cuba (desde 1959 has-
ta hoy día), Congo (1960), Brasil (1964), Indonesia (1965), Vietnam
ra
2 Por tratarse del estilo fluido de las entrevistas, las citas son en gran
parte paráfrasis del entrevistado y versión de los traductores al es-
pañol. Es por ello que no se señalan las referencias bibliohemerográ-
ficas de todas ellas. [N. del E.].
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Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?
ta
resentimiento que es contraproducente para Estados Unidos. También
acarrea un coste importante. A través de la expansión militar se ha
l
desarrollado una clase de burócratas. Esas personas parasitan la
su
economía del país, viviendo a expensas del contribuyente, mientras
que la deuda estadounidense alcanza cifras muy elevadas y la calidad
de los servicios públicos colapsa. Johnson destaca igualmente que
Estados Unidos se comporta como las potencias coloniales de anta-
n
ño. Van a matar lejos de su país, y luego regresan para hacer picnic
en casa.
co
En cierta medida, Chalmers Johnson también participó en ello...
Sí, trabajó para la CIA. Se formó en el seno del establishment es-
tadounidense. Y fue precisamente en su interior donde pudo anali-
ra
ta
Menos de un año más tarde las torres del World Trade Center
se derrumbaban, y la “historieta” de Chalmers Johnson se convertía
l
en un best seller.
su
¿Qué soluciones preconizaba Chalmers Johnson?
No compartía el mismo análisis de Lenin sobre el imperialismo.
Lenin demostró bien cómo el capitalismo conducía al imperialismo
n
y a la guerra. Este análisis fue compartido por el dirigente socialista
co
Jean Jaurès, quien se opuso ferozmente a la Primera Guerra Mundial.
Pero para Johnson, el capitalismo no trae la guerra como la nube la
tormenta. Desde luego, considera el imperialismo como un crimen.
Y que, al extenderse por todo el mundo, Estados Unidos se encamina
hacia la ruina, como todos los grandes imperios del pasado. No obs-
ra
tante, Johnson piensa que su país puede dar marcha atrás, volver al
pensamiento de los “Padres fundadores” de la nación. Quiere detener
esta política imperial que socava a Estados Unidos desde adentro, con
pa
36
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?
ta
riador Paul Kennedy. En Nacimiento y declive de las grandes potencias5 ,
estudió la manera como los grandes imperios de la Historia termina-
l
ron por alcanzar un crecimiento desmesurado que provocó su caída.
su
Kennedy predecía el posible derrumbe del imperio estadounidense. El
país estaba marcado por una recesión económica, una creciente deu-
da y gastos militares cada vez más importantes. Chalmers Johnson y
Paul Kennedy no son intelectuales marginales. Por ejemplo, George F.
n
Kennan también preconizaba un repliegue de Estados Unidos.
co
¿El famoso teórico del “containment”?
Sí, Kennan concibió la teoría del containment al finalizar la
Segunda Guerra Mundial. Esa estrategia pretendía contener el ex-
pansionismo soviético, implicándose militarmente en casi todo el
ra
37
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
terroristas en Libia, Siria y Ucrania. Estos últimos años, la política de
Estados Unidos para contener a Rusia ha cobrado un nuevo impulso,
l
sobre todo con el paso de Hillary Clinton como secretaria de Estado.
su
Trump no continúa esta línea. Para él, luchar contra los terroristas
es un desafío primordial. Si hay que aliarse con Rusia y discutir con
Assad para llevar a cabo ese combate, está dispuesto a hacerlo.
n
Después del ataque químico a Khan Sheikhoun en abril de 2017,
co
Trump parece alejarse de esa alianza tras haber lanzado misiles con-
tra una base siria. ¿Cómo explica este cambio?
Este ataque no tenía ningún sentido. En el 2013, cuando Assad
fue acusado sin ninguna prueba sólida de haber utilizado armas
químicas en la periferia de Damasco, Trump se había opuesto vehe-
ra
ta
sidente Assad, a largo plazo, será decidida por el pueblo sirio”. Era
un cambio importante en la estrategia de Estados Unidos. Desde
l
2011, las soluciones políticas han fracasado porque Washington y
su
sus aliados exigían como condición previa a toda negociación la sa-
lida de Assad.
De modo que Trump debe estar sufriendo importantes presio-
nes. Podemos verlo en el escándalo que estalló tras su elección. Fue
n
acusado de trabajar al servicio de los rusos. Es probable que el ata-
co
que a la base siria solo haya sido una maniobra destinada a probar
que Trump no está manipulado por Putin y que puede ir más lejos
que Obama. Al fin y al cabo, en lo que respecta a los negocios es as-
tuto como un zorro.
ra
algunos?
Limar las asperezas de las relaciones entre Washington y Moscú,
es algo que le interesa mucho más a Estados Unidos que a Putin.
Porque después de haber apoyado a grupos terroristas contra Rusia,
F
ta
tivo pone a Estados Unidos en peligro al exponerle a represalias.
Además, a través de esa expansión militar estadounidense, se ha
l
desarrollado una clase parasitaria. En ese vasto aparato de segu-
su
ridad, hay montones de personas que están más preocupadas por
justificar los presupuestos que requiere, que por cuidar los intere-
ses de la nación.
n
El nuevo presidente de Estados Unidos, ¿sería un antimilitarista?
co
No, el objetivo de Trump es hacer de Estados Unidos el país
más poderoso del mundo. Hasta aquí no hay nada original. Pero
es consciente de que el dispositivo actual es contraproducente. El
Pentágono gasta sumas irracionales para obtener pocos resulta-
dos. Trump se pregunta:
ra
40
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?
ta
paz no les interesa. Clinton era la Madre de la guerra. Pero Trump
quiere reformar la maquinaria.
l
su
¿Esto podría explicar todos los ataques contra el nuevo presiden-
te de Estados Unidos?
Evidentemente que algunas de las críticas están justificadas.
Otras hacen pensar que Trump es el enemigo número uno. No me
n
sorprendería que sea destituido antes del fin de su mandato. Por
co
ejemplo, ha sido fuertemente atacado por el Muro en la frontera
mexicana, pero su construcción fue lanzada por Bill Clinton, aplau-
dida por el Congreso y continuada por Bush. Trump no está en con-
tra de la inmigración. Propone una inmigración selectiva:
ra
¡Es lo que hacen desde hace tiempo los países europeos! Si usted
va a un banco, a una compañía de seguros o a la sede de una impor-
tante multinacional, encontrará hermosos autóctonos en la recep-
ción: blancos, perfumados y bien vestidos. Pero las oficinas y los
servicios de asistencia o de información están repletos de inmigran-
tes. ¿Cuántas enfermeras y médicos hay en los hospitales europeos
provenientes de los países del Este? Trump quiere hacer lo mismo.
41
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
llo de los países del Sur. Estoy en contra de este tipo de inmigración.
Pero le explico lo que los medios de comunicación están deforman-
l
do con mucha hipocresía a propósito de Trump.
su
Trump también está en contra de la Obamacare...6
¿Puede decirme exactamente lo que es la Obamacare? ¿Ha leído
esa ley? Es muy importante comprenderla. Pero es tan complicada
n
que todo el mundo se pierde en ella. Cuando el proyecto de ley fue pre-
co
sentado en el Congreso, fue reescrita hasta más no poder por lobistas
representantes de importantes compañías de seguro. Sin embargo,
la Obamacare ha llegado a ser una suerte de conjuro vudú, pues solo
hay que pronunciar esta palabra para provocar una crisis de histeria.
Pero Trump no quiere suprimir toda forma de seguro médico:
ra
42
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?
¿Y eso funcionará?
No es una solución milagrosa. Trump es un puro producto del
capitalismo. No deja de subrayar el hecho de que ha tenido éxito
en los negocios. Por consiguiente, debería poder gestionar a los
Estados Unidos con éxito, como si se tratase de una gran empresa.
ta
De manera que aplica las viejas recetas del capitalismo en todos los
sectores, tanto en los económicos como en los sociales. ¿El sistema
l
de educación está en quiebra? Hay que dejar que la competencia en-
su
tre en juego en las escuelas. Los malos establecimientos desapare-
cerán en beneficio de los más eficaces. ¿Es demasiado complicada la
Obamacare? Es necesario dejar que la competencia entre en juego
en las compañías de seguro, así los pacientes tendrán los mejores
servicios al mejor precio...
n
co
Parece lógico, ¿no?
Hay un problema mayúsculo. La competencia capitalista es:
“camina o muérete”. Las empresas deben librarse una lucha sin
cuartel para sobrevivir. Eso implica sobre todo reducir al máximo
ra
los costes para aumentar los márgenes. Si usted no lo hace, será con-
denado a la quiebra o será engullido por un pez más grande. ¿Qué
pasará si usted aplica este método a la educación o al seguro médi-
pa
ta
un acuerdo.
Pienso que, con estas declaraciones hostiles, Trump y su equi-
l
po quieren tranquilizar a la Casa de Saud. El acuerdo de Obama puso
su
particularmente nervioso a Arabia Saudita. Sin duda alguna que
Trump también quiere tranquilizar a los grupos de presión prois-
raelíes. Israel no es muy importante para Estados Unidos desde un
punto de vista económico. No es más que una base militar estadou-
n
nidense. En cambio, Trump desea hacerse con el mercado iraní. Las
co
tensas relaciones entre Washington y Teherán han beneficiado a los
europeos, quienes intentaron aprovechar las circunstancias para
acaparar Irán. Las imperialistas son una banda de gánsteres que
pueden entenderse, pero no vacilan en traicionarse. El acuerdo de
Obama abrió nuevas alternativas comerciales que exacerbaron aún
ra
ta
dablemente, sea el más fuerte del mundo”. Esta es la razón por la cual
Trump aumenta el presupuesto del ejército, intentando que sean sus
l
aliados quienes paguen; mantiene su olfato para los negocios.
su
Y en cuanto a su carácter imprevisible:
n
gran número de obras históricas y no recuerdo haber leído que el
co
general George Washington hubiese reservado habitaciones de
hotel en Valley Forge, en Pennsylvania, o que les hubiera expresa-
do sus mejores deseos a los mercenarios alemanes en Trenton. El
factor sorpresa es decisivo en una batalla. Por lo tanto, no le digo
a los del campo opuesto lo que hago. No les dejo y no quiero que
ra
dos. Ahora bien, ¿qué podría ganar Estados Unidos atacando a Irán?
Tendría consecuencias desastrosas para Washington.
Chalmers Johnson esencialmente decía: “Si quiere despertar
a un pueblo dormido, invádalo, hágale la guerra”. Al hacerles una
guerra terrible, Japón despertó a los campesinos chinos, quienes se
habían mantenido sumidos en un letargo de centenares de años. De
esta manera, se convirtieron en nacionalistas y se incorporaron al
Partido Comunista. Esa fue la inesperada consecuencia de una gue-
rra imperialista. Asimismo, en Siria, los medios de comunicación
45
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
del pueblo sirio y sus posibles transformaciones. La Siria de los años
40 y la del año 2000 eran dos mundos completamente diferentes.
l
Esa transformación siria no fue tomada en cuenta por los imperia-
su
listas. Pensaban que sería suficiente con enviar mercenarios para
que el régimen se derrumbara. ¿Quién podía creer en ello? Los fran-
ceses tenían intereses en Siria. Se dejaron embarcar en este conflic-
to y lo perdieron todo.
n
co
Entonces no hay guerra contra Irán. ¿Y contra China? Steve Bannon,
el jefe estratega de Trump, declaró: “Dentro de cinco o diez años le ha-
remos la guerra a China”. Chalmers Johnson debe estar revolviéndose
en su tumba, ¿no?
Chalmers Johnson condenó a “los racistas del establishment”,
ra
46
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?
ta
China en 1972. Detrás de aquella estrategia estaba Kissinger. El ob-
jetivo era salir del atolladero vietnamita y aliarse con los chinos en
l
contra de los soviéticos. La caída de la URSS y el fulgurante desarro-
su
llo económico de China en los últimos años han cambiado las cosas.
Lo constata el discurso de Obama en el 2011: declaró que Estados
Unidos era una potencia en Asia del Pacífico, aunque histórica-
mente su país se había posicionado como una potencia atlántica.
n
Estados Unidos comenzó por apoyarse en los países asiáticos con el
co
propósito de constituir unos escudos destinados a contrarrestar la
influencia de China en la región. En este contexto, Washington creó
problemas en Filipinas, Malasia, Vietnam... Obama, el Premio Nobel
de la Paz, incluso hizo modificar la Constitución de Japón, una de las
más pacíficas del mundo. El texto, adoptado después de la Segunda
ra
47
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
rales. Por cierto, se retiró del Acuerdo Transpacífico de Cooperación
Económica (TPP) firmado por Obama.
l
su
¿Esto también explica la cautela de Trump hacia el Acuerdo
Transatlántico para el Comercio y la Inversión (ATCI) y el Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)?8
Sí. También quiere volver a negociar, e incluso anular estos
n
acuerdos de libre comercio. Esto le ha costado múltiples críticas,
co
pero nadie habla del contenido de los textos. Canadá es uno de los
países que ha firmado mayor número de acuerdos de libre comer-
cio. Su gobierno también es uno de los más llevados a los tribuna-
les. Efectivamente, esos tratados permiten que las multinacionales
demanden a los Estados firmantes, cuando la plena realización de
ra
sus beneficios esté limitada por una ley o un reglamento. Desde que
Canadá firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte,
el gobierno canadiense ha sufrido 35 enjuiciamientos y ha debido
pa
48
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?
ta
tres individuos el poder de revisar, sin restricción alguna o pro-
cedimiento de apelación, cualquier acción de los gobiernos, cual-
l
quier decisión de los tribunales y todos los reglamentos y leyes
su
que emanen de su parlamento.
n
Él tiene sus propias motivaciones. Trump es más proteccio-
co
nista que sus predecesores. Además, considera que esos tratados
frenan la eficacia de la economía y de las instituciones. Como el ex-
pansionismo militar, los acuerdos de libre comercio han favorecido
el desarrollo de una casta de individuos parásitos. Han sido creados
numerosos despachos donde se reúnen abogados y todo tipo de ex-
ra
ta
talento. No solamente no supieron aprovechar la caída de la URSS,
sino que desde hace años intentan salirse de una crisis a otra, mien-
l
tras que empeoran la situación. Hubo el estallido de la burbuja de
su
Internet en el 2000, luego los atentados del 11 de septiembre y la gue-
rra de Afganistán. Más tarde la guerra de Irak. Posteriormente, la
crisis económica de 2008. Finalmente, el conflicto en Siria... Estados
Unidos se presenta como una gran pirámide de Ponzi lista para de-
n
rrumbarse. Los charlatanes como Kissinger y Brzezinski intentan
co
detener la caída, pero tras cada solución empeoran el problema.
50
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?
ta
No tenemos perspectivas para el futuro. Hace ocho años otro
negro me dijo: “Somos el cambio. Voten por mí”. Hace ocho años mo-
l
vilicé a mi comunidad y aportamos nuestra contribución. Le diji-
su
mos a Obama: “Tu eres nuestro hijo, pagaremos por tu campaña y
votaremos por ti”. No obstante, Obama nos traicionó, no hubo cam-
bios y nuestro futuro todavía es igualmente sombrío. Caímos en la
trampa de Obama, pero no en la de Hillary Clinton. De hecho, un
n
buen número de los electores que habían depositado su confianza
co
en el presidente saliente, esta vez votaron por Trump.
51
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
¿Y los trabajadores?
El discurso de Trump consiguió llegar a sus corazones, pero
ta
él no los representa. No es un revolucionario. Representa los inte-
reses de una parte de la élite. Por cierto, cuando lo analizamos más
l
detenidamente, sus propuestas no mejorarán el nivel de vida de los
su
trabajadores.
n
tra hasta qué punto está dividida la élite de Estados Unidos. La crisis
co
es profunda. Ha subido el nivel de conciencia política. Los manifes-
tantes están de nuevo en la calle masivamente.
ta
Es la oportunidad para explorar las verdaderas causas de la crisis y
movilizar a los trabajadores a favor de cambios reales.
l
su
Precisamente, si usted fuera presidente de Estados Unidos ma-
ñana, ¿qué medida tomaría en primer lugar?
Me retiraría de las guerras en las que estamos involucrados
para reconstruir nuestra economía nacional. Y privilegiaría el diá-
n
logo y las negociaciones con los demás países del mundo respetan-
co
do sus soberanías nacionales. El resto del mundo mejorará. Habrá
menos conflictos, los países podrán desarrollarse y eso será benefi-
cioso para Estados Unidos, que podrá negociar tranquilamente con
esos socios.
ra
pa
F
PD
53
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
Las estrategias que sirvieron a Henry Kissinger y a Zbigniew Brzezinski para ser
presentados como vedettes son el fruto del declive de Estados Unidos tras la
derrota en Vietnam (1975), la caída del sah de Irán (1979), la derrota en Angola
gracias a la participación de los cubanos en la década de los 80, así como tam-
l
bién la derrota de Israel en 1973 (que se salvó por un puente aéreo estadouni-
su
dense).
Ahora bien, frente al mundo árabe, Estados Unidos se encuentra a la defensiva,
por lo que se impone la pregunta: “¿Cómo gestionar este declive?”. Recurren a Al
Qaeda y los muyahidines afganos. Tropas de repuesto.
n
Hubo que esperar a George W. Bush para acabar con la noción de “cero muertos
estadounidenses”: hubo cinco mil muertos y treinta mil heridos en Irak. Luego
co
con Obama tuvimos las “revoluciones de colores”, para de ese modo evitar el
envío de tropas estadounidenses. Pero ambos fracasaron.
ra
pa
F
PD
54
ta
CAPÍTULO 3
SIRIA, ¿UN GIRO DECISIVO DE LA HISTORIA?
l
Entrevista con Majed Nehmé.
su
Director de la revista Afrique Asie, París.
n
¿Cuál era el objetivo de Estados Unidos en Siria?
Para comprenderlo es necesario, en primer lugar, situar los vín-
co
culos entre ambos países en su contexto histórico. En 1956, Francia,
Gran Bretaña e Israel atacan a Egipto, con el propósito de controlar
el canal de Suez. En aquel entonces, Estados Unidos no apoyó abier-
tamente esa operación. Al situarse del lado legal contra los atacan-
ra
55
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
Sobre todo, Moscú había aceptado armar a Siria y a Egipto, mientras
que los occidentales lo rechazaban. Para Estados Unidos, la situación
l
era inadmisible. En 1957, aumentó la tensión entre Turquía y Siria.
su
El ejército turco se concentró en la frontera, amenazando con inva-
dir a su vecino. Estados Unidos estaba implicado en la maniobra.
Pretendía aprovechar el conflicto para eliminar tres personalida-
des claves del gobierno sirio: Abd al Hamid Sarraj, jefe de la inteli-
n
gencia militar; Afif al Bizri, jefe del Estado mayor; y Khalid Bakdash,
co
jefe del Partido Comunista Sirio. Al final, se evitó el conflicto por los
pelos, ya que los soviéticos amenazaron con intervenir militarmen-
te si los turcos invadían a Siria. Como una ironía del destino, des-
pués del incidente, Damasco se acerca más a Moscú. Incluso, sirios
y soviéticos hicieron un pacto de defensa, por lo que Siria se volvía
ra
ta
decía. Hafez daba excelentes discursos sobre el nacionalismo árabe,
pero no siempre los ponía en práctica. Era un zorro de la política. En
l
cambio, cuando Estados Unidos ocupó Irak en el 2003, Bashar apo-
su
yó los movimientos de resistencia –por un período corto– e hizo
de Siria un trampolín para los yihadistas que deseaban combatir
al ejército estadounidense en Irak. Cuando regresaba de Bagdad, el
secretario de Estado, Colin Powell, pasó por Damasco y lanzó un
n
ultimátum a Assad: rompa las relaciones con Irán, no más vínculos
co
con Hezbolá, eche a Hamas, retírese de Líbano y negocie con Israel.
taron por una resolución de la ONU para que las tropas sirias se re-
tiraran del Líbano. Rusia y China se abstuvieron. En realidad, Siria
mantenía una presencia militar por petición del gobierno libanés y
con el aval de las Naciones Unidas; y, mucho antes de que votaran la
F
¿El asesinato del primer ministro libanés, Rafiq Hariri, aceleró los
acontecimientos?
Exactamente. A Siria se le ha querido adjudicar la muerte de
Hariri. Sin embargo, a pesar de que desde hace muchos años un tri-
bunal especial trabaja en ese sentido, no ha sido aportada ninguna
prueba que fundamente tal acusación. Ese asesinato, que algunos
atribuyen a grupos de islamistas, antiguos aliados decepcionados
de Hariri, no ha servido al poder sirio. Es conveniente recordar la
57
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
Sí. Luego de votar por las sanciones contra Siria y lograr que las
tropas sirias se retiraran del Líbano, George W. Bush implementó un
l
programa para financiar a la oposición. Desde el 2006, se le han trans-
su
ferido millones de dólares a una red de opositores sirios exiliados.
n
Esa ofensiva tenía por objeto romper el eje constituido por Hez-
co
bolá, Siria e Irán. Contra cualquier pronóstico, Israel perdió la gue-
rra. Al haber apoyado a Hezbolá tras la victoria, Assad fanfarroneó
un poco. Recordamos sobre todo un discurso histórico en el cual tra-
tó al rey de Jordania, al de Arabia Saudita y al presidente Mubarak
de “medias tintas”. Estos dirigentes árabes habían condenado a
ra
liberación de una francesa detenida en Irán. Por otro lado, las po-
tencias occidentales trataban de jugar otra carta. De tal modo que
PD
58
Primera parte
CAPÍTULO 3 Siria , ¿un giro decisivo de la historia?
ta
Siria era el único país árabe que había alcanzado la autosuficiencia
alimentaria. Pero con la sequía, muchos campesinos ya no conse-
l
guían mantener sus campos. Fueron a engordar el subproletariado
su
en los suburbios de las grandes ciudades.
n
ras árabes” con la propaganda de los canales por satélite de las pe-
co
tromonarquías y sus discursos: Assad perdió su legitimidad, es un
asesino, tiene que largarse. Estados Unidos y sus aliados inyectaron
mucho dinero en esa rebelión.
al gobierno sirio?
No hay nada nuevo en esos informes tan turbios. Ya no es un se-
creto para nadie que la CIA y Arabia Saudita crearon Al Qaeda para
pa
ta
miles de funcionarios, oficiales y soldados iraquíes. Entonces, un
importante número entre ellos se enroló en la resistencia contra
l
la ocupación estadounidense. Una resistencia que al principio era
su
esencialmente patriótica. Pero para contrarrestar esa resistencia,
Estados Unidos propició un conflicto interconfesional y estimuló
la guerra civil entre iraquíes. Esa fue la misión de John Negroponte,
quien ya se había dado a conocer por sus métodos de organización
n
de la guerra civil y del terror en América Central durante el período
co
de los Contras. Ese contexto permitirá la aparición de grupos su-
níes vengativos como Daesh.
ta
tas, negándose a precisar quién era terrorista y quién no. Además,
la coalición de Obama no bombardeaba a Daesh cuando ello podía
l
beneficiar al ejército sirio.
su
¿Trump representa una ruptura con esta estrategia? Declaró
que la prioridad era vencer a los terroristas y que estaba dispuesto a
discutir con Putin y Assad para lograr esta meta.
n
Sí, Trump había prometido cambiar esta estrategia y no ha per-
co
dido tiempo en ponerla en práctica en Irak y en Siria. Ya se cuentan
en millares los militares estadounidenses que coordinan sus accio-
nes con los rusos. Sin hacer mucho ruido.
Pero, por el momento, esta coordinación se enfrenta a la obsti-
nación del gobierno de Trump que ve a Irán y a Hezbolá como ene-
ra
en el terreno con ellos para combatir a Daesh. Por cierto, esto explica
por qué Ankara anunció el fin de la operación “Escudo del Éufrates”
el 29 de marzo de 2017.
F
ta
El ejército sirio no tenía ningún interés en realizar semejante
ataque. Al menos tres semanas antes, Al Nusra y sus aliados habían
l
logrado ocupar varias decenas de localidades cerca de la ciudad de
su
Hama, lo que había provocado un contraataque de las fuerzas gu-
bernamentales para recuperar esos territorios. En la víspera de ese
“ataque químico”, el ejército sirio no solo había liberado un 85% de
las zonas que había perdido, sino que también estaba a punto de lle-
n
gar hasta las bases de Al Nusra. Por lo tanto, ese ejército no estaba
co
en lo absoluto replegado. Pienso que, objetivamente, se trata de una
burda manipulación.
62
Primera parte
CAPÍTULO 3 Siria , ¿un giro decisivo de la historia?
ta
dose en esa equivocada apreciación, Francia, Inglaterra y Estados
Unidos se implicaron e inyectaron mucho dinero en este conflicto.
l
Incluso involucraron al gobierno libanés, con todas las consecuen-
su
cias desastrosas que eso podía tener para el frágil equilibrio del país
de los cedros. Pero estaban convencidos de la inminente caída de
Assad. Decían que era necesario ponerse rápidamente del lado co-
rrecto de la Historia.
n
co
¿Cómo han podido equivocarse a este punto?
No habían comprendido cómo estaba constituida la sociedad
siria, el apoyo popular con el que contaba Assad y la solidez del
Estado profundo. En Libia, el antiguo embajador de Francia, a quien
conocía personalmente, ya había dado la voz de alarma cuando
ra
se detiene ante nada. Nada, salvo una bofetada. Y fue esto lo que
ocurrió en Siria.
PD
Hasta entonces, los rusos y los chinos tenían más bien la cos-
ta
tumbre de abstenerse en la mesa del Consejo de Seguridad, incluso
cuando Occidente maniobraba contra sus intereses. ¿Qué ha cam-
l
biado?
su
Tuve la oportunidad de conversar con los expertos rusos que
integraban la comisión de investigación sobre las armas de des-
trucción masiva en Irak. Estaban en primera fila, vieron cómo los
servicios de inteligencia estadounidense saboteaban la investiga-
n
ción para justificar la intervención de Bush. Y cuando se les pre-
co
gunta por qué en ese momento no dijeron nada, responden: “Vimos
perfectamente lo que ocurría. Pero en esa época, ya estábamos lu-
chando por la supervivencia de la federación rusa. De manera que lo
único que podíamos hacer era callarnos”.
Luego, lo que ocurrió en Libia impactó a Rusia y a China, que
ra
Hemos visto los vínculos que unían a Rusia y a Siria. ¿Por qué
China también dio su apoyo a Assad?
PD
64
Primera parte
CAPÍTULO 3 Siria , ¿un giro decisivo de la historia?
ta
¿La derrota de la OTAN en Siria expresa la materialización de
un mundo multipolar?
l
Completamente. Estados Unidos es tan arrogante como mio-
su
pe, porque todas sus artimañas contra Rusia empujaron al Kremlin
a que se acercara a China. Lo que se pone en marcha es Eurasia, ¡la
pesadilla de Brzezinski! Según él, la potencia que controlara Eurasia
dominaría el mundo.
n
co
¿Cómo evolucionan las relaciones entre Estados Unidos, Rusia
y China?
Washington no puede impedir la alianza entre Moscú y Pekín.
Es demasiado tarde. La cooperación económica, industrial, militar,
energética, científica y humana entre ambas potencias les beneficia
ra
65
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
Está el gabinete del presidente, ¿pero también el poder que lo rodea?
Con certeza. La exclusión de Flynn, el consejero de Seguridad de
l
Trump, quien era partidario de una relación tranquila con Moscú, es
su
reveladora. Da cuenta de un conflicto entre el nuevo presidente de
Estados Unidos y la CIA. Efectivamente, Trump sufrirá presiones
para obligarlo a ceder en ciertas posiciones.
n
Estas contradicciones también dejan entrever divisiones en el
co
establishment estadounidense. ¿Es eso nuevo?
No realmente. Por ejemplo, John Kerry explicó que Obama ha-
bía encontrado un acuerdo con los rusos sobre Siria, pero que el
Pentágono se había opuesto. Lo verdaderamente nuevo es la magni-
tud de las divisiones que experimenta la élite.
ra
66
Primera parte
CAPÍTULO 3 Siria , ¿un giro decisivo de la historia?
ta
ellos. Rusia y China no son potencias imperialistas. Lo que estos
países piden es ser respetados y no ser atacados. Por ejemplo, cuan-
l
do la Unión Soviética estaba en la cima del poder, cuarenta y cinco
su
mil expertos militares habían sido desplegados en Egipto. Era un
ejército completo. Cuando el presidente egipcio Sadat les pidió que
se fueran, los soviéticos levantaron el campamento de la noche a
la mañana. Ocurrió de la misma manera en Somalia en la época de
n
Siad Barre. Y si mañana Assad se lo pide, los rusos se irán. Por su-
co
puesto, hay influencias que entran en juego y una política supedi-
tada a los intereses. Pero Rusia no interviene en Siria por razones
económicas. Es una política militar de defensa.
Obama evitó una grande. Desde una base de la OTAN en España fue-
ron lanzados dos misiles que los rusos neutralizaron. Obama no fue
más lejos, sabía lo que podía implicar una escalada.
Pienso que con Trump no habrá una guerra mundial. Estados
F
mayor. Allá todo el mundo está armado. Eso podría ser terrible.
67
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
Tras el derrumbe de la URSS, los responsables de la política extranjera de Rusia
degradaron terriblemente el nivel de relaciones diplomáticas que mantenía la
Unión Soviética. Los individuos proeuropeos y atlantistas de la élite rusa tenían
l
el papel protagónico, e influenciaban la política extranjera. Había que ver el com-
su
portamiento de los diplomáticos rusos en África, en América Latina o en Asia.
Eran muy arrogantes. Perjudicaron bastante la política extranjera de Moscú.
Cuando era diplomático en los 90, tuve la oportunidad de conversar con un
embajador ruso en Bruselas. Hablamos sobre los errores de la Unión Soviética
n
en Etiopía y del apoyo al régimen militar de Mengistu. Luego, le pregunté bro-
meando: ahora ustedes son los negros blancos de Europa, cierto . l me
co
respondió sin rodeos: iene ra ón. Los cabrones ue mandan en la Oficina
de Relaciones Exteriores han conducido la política extranjera de Rusia a que le
besemos el trasero a los alemanes y a los estadounidenses!”.
Con Gorbachov, Rusia se dejó engañar. Gerhard Schroeder y George Bush le
habían prometido ue si él permitía la reunificación de lemania, la O N no
se extendería hacia el Este. Gorbachov debía ser estúpido, porque hasta un
ra
neo. Putin habría conservado una salida al océano Ártico, donde habría podi-
do bailar con los esquimales. Pero habría perdido un importante espacio de
PD
68
ta
CAPÍTULO 4
TRUMP VISTO DESDE ESTADOS UNIDOS
l
Entrevista con John Catalinotto.
su
Antiimperialista comprometido, militante por los derechos humanos,
portavoz de la IAC (International Action Center), miembro del Brussels
Tribunal y jefe de redacción del semanario Workers World, Nueva York.
n
co
¿Lo sorprendió la victoria de Trump en las elecciones?
Hasta el último momento pensé que ganaría Hillary Clinton.
Estaba decepcionado. No por la derrota de Clinton. Decepcionado
ra
69
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
Veo dos corrientes en los medios de comunicación gremiales.
La primera reúne a los medios de comunicación institucionales: Wall
l
Street Journal, New York Times, Washington Post, Los Angeles Times,
su
CNN o MSNBC. La otra corriente integra a los medios de comunica-
ción de extrema derecha; principalmente Fox News y los diarios en
manos de Rupert Murdoch, así como también algunos programas
de debates en radio y televisión.
n
Cuando comenzó su campaña, Trump tuvo el beneficio de una
co
enorme cobertura publicitaria, tanto en los medios de comunica-
ción institucionales como en los de extrema derecha. Este multimi-
llonario, star de la telerrealidad, tenía algo que fascinaba, drogando
a la audiencia en los medios de comunicación. Además, inyectaba
una buena dosis de ideología reaccionaria en la campaña.
ra
70
Primera parte
CAPÍTULO 4 Trump visto desde Estados Unidos
ta
gabinete ejecutivo que debe administrar el más importante presu-
puesto de Estado, así como también la maquinaria de guerra más
l
destructora del mundo. Evidentemente, Trump no posee el mono-
su
polio de las políticas reaccionarias y belicistas. Otros políticos de-
mócratas o republicanos también representan una amenaza para la
paz en el mundo. Hillary Clinton forma parte de ellos. Pero la dife-
rencia estriba en que Trump da eco a un discurso antimusulmanes,
n
antiinmigrantes, racista y misógino. De manera que su victoria mo-
co
viliza a la parte más sectaria de la sociedad estadounidense.
Con Trump en la Casa Blanca y los republicanos controlando
las dos Cámaras del Congreso, preveo un ataque en toda regla or-
questado contra los trabajadores, sus sindicatos y sus conquistas
sociales. Más o menos lo que ocurrió en Argentina cuando Macri
ra
gobernadores.
Por supuesto que no. Pero con Trump, el ataque será más fron-
tal y agresivo. Por ejemplo, Obama expulsó entre uno y dos millones
PD
71
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
na, de Asia del Este o del Oeste y de las islas del Pacífico, muchos de
ellos inmigrantes. Entre los trabajadores hay hombres, mujeres y,
l
entre ellos, también las personas que forman parte de la comuni-
su
dad LGBTQ10. Tienen un empleo o están desempleados. Pues bien,
Trump divide a esta clase obrera. Con certeza, eso no es nada bueno
para los trabajadores estadounidenses.
Además, aunque Trump puede parecer imprevisible y se con-
n
tradice con frecuencia, no habrá ninguna sorpresa en al menos un
co
aspecto: el nuevo presidente será incapaz de crear nuevos empleos
en Estados Unidos volviendo a negociar o rompiendo los tratados
comerciales. Esos tratados no son la causa de la crisis económica.
Los empleos industriales no se han reducido tanto a causa de la
mundialización, como del inevitable progreso tecnológico de la in-
ra
72
Primera parte
CAPÍTULO 4 Trump visto desde Estados Unidos
ta
sea. Pero la llegada al poder de un personaje como Trump mues-
tra la crisis a la luz del día. Ya reclutó a su equipo de gobierno en
l
la cloaca política, económica y mediática. Eso provocó miedo y ra-
su
bia. Rápidamente decenas de miles de personas bajaron a la calle.
La mayoría nunca había manifestado en su vida. Pero saben que no
pueden ser neutrales. La elección de Trump los ha impulsado a to-
mar partido. Algunos manifestantes se sienten directamente ame-
n
nazados por el nuevo presidente. Otros se sienten solidarios con los
co
grupos designados como blanco. Poco importa cuál sea la chispa
inicial, una vez que se movilicen, su vida podrá cambiar. Como re-
volucionarios, nuestro trabajo es darle una orientación positiva a
ese cambio.
ra
¿Cuál es su opinión sobre las personas con las que Trump con-
formó su equipo?
Prefiero hablar de pandilla en lugar de equipo. La veo compues-
pa
ta por tres grupos. Sus amigos más cercanos son los más autorita-
rios en su ideología: Steve Bannon, Stephen Miller, su yerno Jared
Kushner, así como Sebastian Gorka; todos son antimusulmanes.
Luego, están sus generales: Trump puso generales a la cabeza de
F
cer grupo es el Tea Party. Son gente escogida para dirigir depar-
tamentos que durante toda su carrera se empeñaron en destruir.
Por ejemplo, Betsy DeVos en Educación, Tom Price en Salud y en los
Servicios Sociales o Scott Pruitt en la Agencia para la Protección
del Medio Ambiente. DeVos pasó su vida privatizando las escuelas,
Price combatió la ampliación de la cobertura en la salud y Pruitt es
un agente de la industria de la energía.
73
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
obreros que hayan podido votar por Trump. Por otra parte, han
propuesto reducciones de presupuestos en todos los departamen-
l
tos, incluyendo las ayudas a los pobres y a la población en general.
su
También han previsto aumentar los recursos de los departamen-
tos vinculados con el aparato represivo del Estado, tales como la
Defensa y la Seguridad Nacional. Por ejemplo, el cambio previsto en
la Obamacare amenaza con dejar a veinticuatro millones de perso-
n
nas sin seguro médico. Al mismo tiempo, los cuatrocientos contri-
co
buyentes más ricos recibirían reducciones de impuestos por siete
millones de dólares cada uno, es decir, un total de 7,8 billones de
dólares por año. Por su parte, el Pentágono podrá contar con un au-
mento de cincuenta y cuatro billones de dólares.
ra
ta
todos defienden los intereses del imperialismo estadounidense.
Ahora bien, el imperialismo no se reduce a la elección de un peque-
l
ño grupo de políticos. Es un sistema económico. Lo que implica el
su
dominio del capital financiero y la necesidad vital que tiene Estados
Unidos de dominar el mundo para exportar sus capitales, robar las
materias primas y explotar una mano de obra barata. Este siste-
ma ha probado su incapacidad para generar ganancias por medios
n
pacíficos. De modo que quien esté a la cabeza del imperialismo es-
co
tadounidense, sea quien sea, sufrirá importantes presiones que lo
empujarán hacia la guerra.
75
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
maliciosa alegría sentida por algunos frente a la derrota de Clinton.
Pues saben hasta qué punto era agresiva la candidata demócrata.
l
Pero quizás perdieron la esperanza en la clase obrera estadouniden-
su
se. Aquí debemos desarrollar un movimiento contra las guerras de
Estados Unidos. Y solo podemos hacerlo si los sectores más oprimi-
dos de la clase obrera estadounidense se unen y se ponen a la cabeza
de ese combate. Los que se alegran de la victoria de Trump alejan
n
de ellos a la población negra, las mujeres militantes, las personas
co
LGBTQ y los musulmanes. Se alejan de todos aquellos a quienes la
presidencia de Trump produce miedo. Peor aún, se alejan de todos
aquellos que la rabia hace movilizar contra un presidente que no es
“su presidente”.
ra
con Rusia. Por lo tanto, todos aquellos que desean combatir al im-
perialismo deben estar en la calle al lado de esos manifestantes que
tienen miedo, que están indignados, que viven un cambio impor-
tante y que se replantean sus ideas. Debemos estar a su lado, no solo
para incitarlos a combatir el racismo, el sexismo y la xenofobia de
Trump, sino también todas las guerras imperialistas.
76
ta
CAPÍTULO 5
¿POR QUÉ EUROPA LLORA A CLINTON?
l
Entrevista con Bruno Drweski.
su
Historiador, especialista en el mundo eslavo y maître de conférences en el
INALCO (Institut National des Langues et Civilisations Orientales), París.
n
co
¿Por qué la Unión Europea se opone tanto a Trump?
Antes que nada, debemos situar el proceso de integración de la
Unión Europea en su contexto histórico, y recordar que desde 1918
lo que caracteriza la situación de todas las burguesías europeas es la
ra
77
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
“Nueva Europa”.
l
Actualmente, el capitalismo estadounidense no está tan joven ni
su
lleno de energía...
La situación es muy diferente, pero la élite de los eurócratas
no parece entender que el mundo cambia. Me recuerda a los rode-
sianos que en 1965 declararon unilateralmente la independencia de
n
su colonia. En aquel entonces, el imperio colonial británico estaba
co
hecho trizas. Londres les había hecho saber a los colonos de Rodesia
que la partida había terminado y que ese territorio debía ser africa-
no. Pero los rodesianos se sublevaron contra la metrópolis procla-
mando la independencia de su territorio. No habían comprendido o
no aceptaban que el colonialismo se había terminado.
ra
Rodesia apenas sobrevivió una decena de años. Pero hoy día, entre
los eurócratas encontramos esa reacción rodesiana. Efectivamente, la
elección de Trump señala el final de una época: la de la omnipoten-
pa
ta
alza de corrientes soberanistas o nacionalistas dentro de la Unión...
l
Estas divisiones dentro de la Unión Europea no son del todo
su
nuevas...
En Francia ya tuvimos la experiencia de una burguesía inten-
tando preservar las reliquias de su antigua potencia. Era el perío-
do gaullista. Francia había intentado emanciparse y convertirse de
n
nuevo en una gran potencia autónoma.
co
A pesar de todo, durante el período de De Gaulle, Francia forma-
ba parte del Mercado Común Europeo...
Sí, pero en aquella época, el Mercado Común Europeo era muy
diferente al actual. Por otra parte, De Gaulle había hecho todo lo po-
ra
sible para limitar ese Mercado, donde Francia ocupaba una posición
dominante, ya que en aquel momento la Alemania dividida era un
enano político. Sin embargo, la experiencia gaullista terminó sien-
pa
79
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
sión hacia Ucrania. Por el contrario, la otra parte promueve la asocia-
ción con Rusia. Los alemanes de esta fracción desean emanciparse
l
de Estados Unidos y están dispuestos a desbloquear el presupuesto
su
necesario para militarizarse nuevamente. Por cierto, esta contra-
dicción no es nueva. Desde Bismarck y el nacimiento de Alemania,
siempre hubo quienes querían asociarse con Rusia para controlar a
Europa y quienes, como Hitler, querían eliminar a los rusos y tomar
n
el control de Europa Central hasta Ucrania, e incluso más lejos.
co
Entonces, de hecho la burguesía alemana vuelve a dividirse como
en el pasado...
Sí, por ejemplo, lo vemos muy claro en las declaraciones del ex-
presidente de la Asociación Federal de la Industria Alemana (BDI),
ra
ta
parse de la línea impuesta por Estados Unidos?
Es distinto. La economía alemana continúa siendo industriali-
l
zada y puede contar con oportunidades en el mercado ruso. Por el
su
contrario, Francia no produce gran cosa. El perfume, el turismo, el
armamento... Eso es más o menos todo. Con regularidad, algunos
hacen referencia a una burguesía nacional que quisiera regresar a
una política gaullista. Pero es como Godot, todo el mundo le espera
n
y nadie lo ve llegar. Desde luego, entre los diplomáticos, los oficiales
co
del ejército o de los servicios de inteligencia, encontramos a mu-
chas personas que echan pestes del deterioro de la situación france-
sa. Pero eso no encuentra un verdadero eco político ni económico.
Estamos muy lejos de las divisiones en Alemania.
ra
ta
La Unión Europea está dividida. ¿Podría estallar?
El peligro es real porque la Unión Europea está socavada por
l
contradicciones internas. Las contradicciones están presentes entre
su
las grandes potencias: Alemania, Francia y Gran Bretaña. A estas
se pueden agregar las contradicciones de la UE con respecto a los
países del Sur. Particularmente con Grecia. Pero también con Italia y
España, relativamente asfixiadas. Por último, en el Este se desarro-
n
llan cambios importantes. Esta parte de la UE siempre ha oscilado
co
entre el odio a los rusos y a los alemanes. Sin haber tenido nunca su-
ficiente poder para odiarlos a ambos simultáneamente. Pero hoy día
el gobierno polaco, muy nacionalista, muy católico y muy reacciona-
rio –al extremo del trumpismo– muestra su lado rusófobo manifes-
tando un lado antialemán. El presidente Andrzej Duda y su partido
ra
82
Primera parte
CAPÍTULO 5 ¿Por qué Europa llora a Clinton?
ta
ticos, motores de avión, etc. Esta Unión Europea realmente no es una
federación de naciones: domina el libre comercio, en el que entran
l
en juego la competencia y la mano de obra barata. Esto beneficia a
su
los más poderosos. Y el papel de los países del Este está limitado a
la subcontratación para la industria alemana. No se produce nada
polaco ni húngaro; esto ha creado cierto resentimiento.
Gran Bretaña era el protector de esos países. De manera que mi-
n
llones de inmigrantes se instalaron en Inglaterra: cuatro millones de
co
polacos, tres millones de rumanos, trescientos mil lituanos; es decir,
una reducción del 10% de la población... Letonia pasó de dos millones
quinientos mil a un millón novecientos mil habitantes. Estos países
se vaciaron, quedándose solamente los viejos y los niños.
ra
83
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
comienzan a ser mayoría. Por cierto, el ministro polaco de Asuntos
Exteriores declaró: “Cuidado, nosotros también podríamos pensar
l
en un Brexit”. Quiere presionar a Bruselas. De manera que llegamos a
su
una situación bastante caótica en la que cada uno quiere apropiarse
de todos los beneficios. Vamos a terminar negociando el precio de las
patatas. Esto promete una buena refriega que nos lleva a la pregunta:
¿sobrevivirá Europa?
n
co
¿Cómo se ubicará esta Europa en el triángulo Estados Unidos-
Rusia-China?
Es difícil decirlo. ¿Qué es Europa actualmente? Hay varias Euro-
pas. Podemos plantearnos la pregunta acerca de Alemania, pero ya
vimos que está dividida con respecto a este asunto. Y si Berlín termi-
ra
84
Primera parte
CAPÍTULO 5 ¿Por qué Europa llora a Clinton?
ta
Oímos hablar bastante de la guerra en Siria y de sus refugiados. Pero Ucrania es
un país en quiebra total y esta crisis le resulta sumamente cara a los europeos.
Por ejemplo, Polonia discute con Bruselas sobre el número de refugiados sirios
l
que debería acoger: entre dos mil y doce mil. Pero ya recibió más de un millón de
su
inmigrantes ucranianos que presionan por los salarios. Por su parte, Rusia le dio
acceso a más de dos millones quinientos mil ucranianos.
Antes de la guerra, Ucrania ya se confrontaba a una tasa de crecimiento natural-
mente problemática, y actualmente atra iesa una erdadera crisis demográfica.
n
Tendencia que se ha acelerado en los últimos años: conoció una baja de un 20%
de su población entre 1991 y 2015. Esto representa diez millones de habitantes
menos.
co
Desde una perspectiva migratoria, la situación es aberrante. Los trabajadores
polacos emigran a Inglaterra, donde ganan más que en su país de origen, compi-
tiendo con la mano de obra barata local. En Polonia, estos trabajadores expatria-
dos son remplazados por ucranianos. Podemos ilustrar esquemáticamente la
situación: si usted va a curarse en un hospital londinense, será atendido por una
ra
Mohamed Hassan
¿Por qué entró Gran Bretaña en la Unión Europea y por qué se fue? Después de
PD
85
PD
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pa
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l ta
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CAPÍTULO 6
¿POR QUÉ ESTE AUGE GENERALIZADO DE LA
EXTREMA DERECHA?
l
su
Entrevista con Saïd Bouamama.
Socioeconomista e investigador para el IFAR de Lille
(Intervention Formation Action Recherche).
n
Vemos un crecimiento generalizado de la tendencia de la extrema
co
derecha en Estados Unidos y en Europa. Tiene lugar en las nuevas for-
maciones políticas o en los partidos tradicionales. ¿Cómo lo explica?
En primer lugar, este fenómeno tiene una base material: la liqui-
dación de los países del Este hace veinticinco años. Tenemos tenden-
cia a olvidarlo, pero la desaparición de una alternativa socialista puso
ra
¿Por qué?
El capitalismo no podía hacer lo que le viniera en gana, porque
siempre podían compararse los derechos sociales de ambos siste-
mas. Pero aquella desaparición trastocó las correlaciones de fuerza
F
ta
¿Entonces hay que decir “vade retro” contra Trump, como lo hace
l
la prensa europea tradicional?
su
No, hay que poner cada cosa en su sitio. Por una parte, Trump
no ofrece una verdadera alternativa al sistema. Por la otra, con él, los
cambios son posibles a nivel de alianzas internacionales, lo cual po-
dría disminuir ciertos peligros de guerra. Me opongo a los análisis
n
binarios simplistas del tipo: “En Trump todo es malo”, o “Trump, un
gran salvador frente a Clinton”.
co
Sin embargo, tras todas las guerras que ha iniciado y su agresi-
vidad contra Moscú y Pekín, Hillary podía conducirnos hacia un gran
conflicto mundial...
ra
ción! Lo cual muestra que hay una toma de conciencia de las masas.
...¿será respetada?
¡Eso es algo completamente distinto! En este sistema, para ser
elegido hay que dirigir el discurso a las víctimas de la globalización.
Pero para gobernar, hay que dirigirlo a los que se benefician de la glo-
balización.
88
Primera parte
CAPÍTULO 6 ¿Por qué este auge generalizado de la extrema derecha?
ta
¿Y quién es responsable de esa división?
l
Desde hace décadas, los partidos más importantes se empeñan
su
en dividir a la clase obrera entre los blancos y los demás.
Ahora bien, la clase obrera jamás podrá liberarse de la explota-
ción si dirige su ira contra otros explotados, en vez de apuntar a los
explotadores. La mera idea del Muro contra México ya sirve para de-
n
bilitar psicológicamente a la clase obrera blanca. De hecho, dividir a
co
los trabajadores por el color de la piel u otra diferencia es el método
más eficaz para impedir la lucha contra la explotación. Por esa ra-
zón, en la actualidad la rebelión se vuelve hacia la extrema derecha
y no hacia el campo revolucionario.
ra
89
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
los electores del FN. Pero de ninguna manera pactar con ese partido.
No debemos ceder nada sobre nuestro programa, ni sobre las
l
cuestiones de principio.
su
¿El programa del FN contradice sus principios?
Sí, desvía la rabia que la gente tiene contra el sistema, cambián-
doles el blanco.
n
¿Quién pasa a ser ese blanco?
co
Los inmigrantes. En lugar de apuntar a los ricos de nuestro país,
apuntan a los inmigrantes. Pero las fronteras no son el problema, el pro-
blema es la explotación de los trabajadores. Sobre esto, no hay que ceder.
ra
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pa Segunda parte
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ta
LAS 7 COSAS QUE SABEMOS (O NO) SOBRE
DONALD TRUMP
l
Michel Collon.
su
Escritor y periodista belga. Fundador y director de Investig’Action.
Autor de los libros Ojo con los media; Los 7 pecados de Hugo Chávez;
Hablemos de Israel, Libia, OTAN y mentiras mediáticas; e Islamofobia
y terrorismo. Bruselas.
n
co
La victoria de Trump conlleva tanto aspectos negativos como
positivos. ¿La buena noticia? Que de ahora en adelante, para ser ele-
gido se les debe presentar a los electores un discurso “antisistema”.
ra
Porque la gente está harta. ¿La mala noticia? Que cualquier político,
por poco inteligente que sea, lo ha comprendido. En lo sucesivo, to-
dos los candidatos serán “antisistema”.
pa
95
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
buscando lo esencial, podremos saber algunas cosas. Otras depen-
den de la pugna que tendrá lugar entre estos cuatro factores. ¡Tal
l
es nuestro desafío! Si solo logramos ver una parte de estos elemen-
su
tos, no podremos comprender hacia dónde Trump lleva a Estados
Unidos, y a nosotros también.
n
¿Es Trump racista? Sí. ¿Sexista? Sí. ¿Homófobo? Sí. Entonces, ¿de
co
entrada habrá que hacerse el sordo ante todo lo que Trump declare?
Esto sería un error porque también ha dicho varias cosas muy útiles
para el debate.
Son cosas que van a contracorriente de lo que, desde hace tanto
tiempo, nos dicen los políticos y los medios de comunicación tradi-
ra
«Libre comercio»
Antes que nada, veamos lo concerniente a los así llamados trata-
dos de “libre comercio”, esos que, como la Asociación Transatlántica
para el Comercio y la Inversión (ATCI), aceleran y favorecen la globa-
lización. Los políticos y los medios de comunicación no han dejado
ta
de repetirnos que eso desarrollará el crecimiento y, por lo tanto, el
bienestar general.
l
¿Pero qué había de bueno en unos tratados que permitían a las
su
grandes multinacionales tomar casi todo el control de la economía
e incluso de servicios públicos como la educación y la salud? En ellos
se incluía la condena por parte de tribunales privados a cualquier
Estado que se hubiera atrevido, bajo la presión de sus ciudadanos, a
n
hacer respetar los derechos sociales, la salud pública o el medio am-
co
biente. ¿“Libre” comercio, dice usted? En ello no hay nada de libre.
Se trataba solo del refuerzo de la dictadura de trescientas grandes
multinacionales sobre el mundo. No importa cuáles sean las motiva-
ciones de Trump, todos deberían alegrarse de que se hayan abandona-
do esos tratados tan antisociales, antidemocráticos y antiecológicos.
ra
97
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
que lo es, con ellos podríamos terminar mucho peor que con Assad”12 .
Este Trump, ¿es sincero o electoralista? Una cosa es segura: dice eso
porque sabe que la gente está harta de pagar por guerras con las que
nadie gana nada. Todo lo contrario: los empobrece, creando cada vez
más problemas que afectan a su vida cotidiana. Habría que hacer un
ta
balance obligatorio de esas guerras, ¿no?
Durante un debate en las primarias republicanas, el siguiente
l
diálogo fue muy instructivo. Sin embargo, fue completamente igno-
su
rado por los medios de comunicación:
Jeb Bush:
—Donald Trump quiere tratar con consideración a Rusia. Pero
Rusia no expulsa a ISIS, sino que ataca a nuestro grupo, al que hemos
n
entrenado y que apoyamos. Es completamente grotesco sugerir que
co
Rusia pudiera ser un socio positivo. Por mi parte, yo restauraría la
fuerza militar.
Donald Trump:
—Jeb se equivoca. Primero combata usted a ISIS. Debe comba-
tirlos. Después decidirá qué hacer. Pero no puede llevar a cabo dos
ra
98
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
nacional, que crean muchos más problemas en regiones enteras, al
hundirlas en el caos y el terrorismo, y que además nos las han vendi-
l
do a fuerza de desinformaciones con noticias manipuladas o falsas.
su
Y he aquí que el presidente del país que las desencadena ¡lo confirma
a su manera! ¿También lo van a calificar de “antiamericano”? ¿O más
bien, finalmente, vamos a entablar un debate de fondo?
Viktor Dedaj, animador del portal Le Grand Soir, ha seguido de
n
cerca los discursos y las publicaciones de Trump y de sus colaborado-
res. ¿Cuál es su balance?:
co
Al final, la campaña de Trump me pareció extremadamente débil
en su argumentación sobre la situación “interior” (política, social,
derechos, libertades) pero extremadamente eficaz en su denun-
ra
ta
nicación es un acontecimiento mayor. Hasta ahora, todos los candi-
datos importantes intentaban seducir a los medios de comunicación
l
para seducir al público. En la actualidad, se busca cada vez más sedu-
su
cir al público mostrándose como víctimas de esos medios y denun-
ciándolos. Como lo señala Mohamed Hassan en el capítulo 2: “Hasta
el presente los políticos y los medios tenían un discurso monolítico
para explicar el mundo. Esa visión ha estallado en pedazos”.13
n
Efectivamente, esto es destacable: ¿cuál era la imagen de Wiki-
co
leaks que se le había dado hasta ahora al público de Estados Unidos?
La de una organización criminal, dirigida por un hombre que había
que eliminar por todos los medios. En la actualidad, Trump se apoya
en Wikileaks y en Julian Assange para demostrar que los medios do-
minantes no son fiables. Esto demuestra que las contradicciones en
ra
13 Vid supra.
100
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
la economía capitalista sería buena en sí misma, pero se habrían
producido algunos abusos y, por lo tanto, habría que resolver ciertos
l
problemas. Sin embargo, no responden a la pregunta: ¿de dónde pro-
su
viene esta crisis?
El partido demócrata no tiene respuesta. Considera que es nece-
sario mantenerse en la misma situación y esperar. Ese estribillo dura
desde hace cuarenta años, durante los cuales todavía no hemos sali-
n
do de esta crisis, mientras las desigualdades no dejan de agravarse
co
con millonarios “en crisis” que adquieren fortunas completamente inde-
centes... ¿Quizás sería necesario buscar otra explicación?
¿Y qué dice Trump? Según él, la crisis se debe a las deslocaliza-
ciones y a los mexicanos, que ocupan los puestos de trabajo de los
ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, dichos ciudadanos son
ra
ta
vamos a profundizar un poco más en la cuestión.
l
¿De dónde viene la crisis?
su
En el primer capítulo de este libro, consagrado a las “causas econó-
micas de la recesión estadounidense”, Henri Houben ha mostrado bas-
tante bien la secuencia de este ciclo infernal, que comienza en los años
70. Algunas multinacionales estadounidenses (del automóvil, textil,
n
instalaciones eléctricas) son rebasadas por sus competidores europeos
co
y japoneses. Entonces, ¿cómo mantener sus beneficios? Para ello deci-
den deslocalizar una gran parte de su producción industrial. Haciendo
esto, reducen los ingresos de los trabajadores estadounidenses, quie-
nes también son sus consumidores. De esta manera agravan la crisis:
hay una sobreproducción con respecto al poder adquisitivo. Más tarde,
ra
ta
individuos sino una manera automática de funcionar.
De modo que no son los tratados comerciales los que han pro-
l
vocado la crisis, porque esta era mucho más antigua. Y los tratados
su
solo eran un intento para resolverla: una huida hacia adelante que
no resolvía para nada el asunto de las desigualdades y de la reparti-
ción de las riquezas, sino que iba a empeorarlo.
Efectivamente, el desempleo ha jugado un papel fundamental
n
en la polarización de los ingresos, pero también en la exacerbación
co
de la crisis. Por un lado, empobrece a los trabajadores, ya sea direc-
tamente (mediante la pérdida de su empleo), o indirectamente (ante
el miedo de perder su empleo). Por el otro, los despidos masivos per-
miten a los grandes capitalistas un importante aumento de sus in-
gresos, haciendo que los trabajadores produzcan más por menos, y
ra
ta
de mis empleados!”, pues bien, se declararía rápidamente en quie-
bra porque la competencia aprovecharía su debilidad para vender
l
menos caro que él y arrancarle sus partes en el mercado. Todo esto,
su
pues, no es más que la simple aplicación de unas reglas económicas:
la propiedad privada de las grandes empresas, la competencia como
base del funcionamiento y los máximos beneficios para vencer a los
competidores.
n
Pero cuando el capitalismo explota profundamente a sus traba-
co
jadores, es injusto hasta consigo mismo, porque los priva de su ca-
pacidad de adquisición, provocando así sus propias crisis. Propicia
la caída de la tasa de beneficios. No para todas las empresas, pero sí
para la mayoría. Entonces, ¿cómo salen del paso? Mediante la presión
sobre los salarios. Hay dos métodos: 1. Importar trabajadores menos
ra
ta
Nacida en Estados Unidos, la globalización se volvió en contra
de ellos mismos por culpa de China, pero también debido a las alte-
l
raciones surgidas en las relaciones de fuerzas mundiales, que a su
su
vez se basan en respectivos planes políticos y militares.
n
a la crisis estratégica. ¿Qué hay realmente tras el objetivo de la polí-
co
tica internacional de una potencia como Estados Unidos? El propó-
sito es ayudar a las grandes compañías estadounidenses para que
aumenten sus ganancias: procurarles ventajas frente a sus compe-
tidores extranjeros, para que puedan ganar la batalla económica in-
ternacional. La estrategia se pone al servicio de la economía.
ra
105
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ejército europeo que pudiera jugar, por cuenta propia, el papel de gen-
darme en África, incluso en el Medio Oriente.
¿Japón? También se lo mantiene bajo tutela. ¿Rusia y China, los
otros dos grandes rivales? Aquí, en cambio, las cosas han tomado un
giro no tan bueno para Estados Unidos.
ta
1989-2011, un período muy especial
l
Estados Unidos es la única potencia que se ha beneficiado real-
su
mente de las dos guerras mundiales, y dominó el mundo desde 1945
hasta 1989. Sin embargo, en aquel entonces estaba obligado a tomar
en cuenta a la Unión Soviética, que representaba un contrapeso; ya
que, a pesar de su debilitamiento a partir de los años 60, encarnaba
n
un sistema alternativo y era una posible aliada para los países del
co
tercer mundo deseosos de escapar del sistema neocolonial. Pero a
partir de 1989, la caída de la URSS (mientras China enfrentaba una
crisis interna) permitió que Estados Unidos dominara el mundo sin
un contrapeso importante.
Los veintidós años transcurridos entre 1989-2011, durante los
ra
ta
vamente con todas las guerras. Pero contrariamente a aquellas pro-
mesas, en esta corta era de arrogante unipolaridad, las tensiones y
l
las guerras se han multiplicado; y se ha demostrado efectivamente
su
que es el sistema dominante el que las lleva a cabo.
n
en Siria la misma jugada que en Libia. Recuerden: pretender instaurar
co
simplemente una no fly zone a fin de proteger a los civiles (una clásica
acción propagandista de la guerra “humanitaria”). Pero en realidad era
un pretexto para preparar la reconquista del país, el asesinato de su
dirigente, el robo de su oro y de su petróleo, la supresión de una alter-
nativa financiera para los países africanos y, finalmente, perturbar
ra
ta
Esto es lo que había anunciado claramente el mayor estratega
de Estados Unidos, Zbigniew Brzezinski, en su libro El gran tablero
l
de ajedrez15 , en 1997: “Es imperativo que no aparezca ningún rival eu-
su
rasiático que sea capaz de dominar a Eurasia y, por lo tanto, de res-
ponder a la dominación global de América”. Según él, era necesario
hacer todo lo posible para debilitar rápidamente a Rusia mediante
una terapia de choque, apoyándose en el frágil y sumiso presidente
n
Yeltsin. ¡Brzezinski incluso propuso dividir Rusia en tres!
co
Todos los presidentes estadounidenses han aplicado este plan,
combinando varios métodos: el cerco por una red de bases milita-
res más o menos próximas, la instalación de un “escudo” de misiles
impidiendo que Moscú responda a una agresión, un imponente fi-
nanciamiento a la oposición, el condicionamiento de la opinión in-
ra
estas últimas décadas, nos basta con observarlos a la luz de este gran
objetivo estratégico. Son acontecimientos aparentemente aislados, pero
que en realidad están al servicio de esta estrategia global: el cerco
de Rusia por la OTAN; la presión para mantener a Alemania en la
F
108
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
de color en Rusia; las guerras contra Libia y Siria; el apoyo a las gue-
rras de Israel contra sus vecinos; el apoyo a las agresiones de Arabia
Saudita contra Yemen y Bahréin; el apoyo a Turquía hasta el 2016;
el establecimiento de la fuerza militar estadounidense Africom para
controlar los recursos de África y contrarrestar el avance de China;
ta
las presiones sobre Corea del Norte; las injerencias y provocaciones
en el mar al sur de China; la presión de Obama (Premio Nobel de
l
la Paz) sobre Japón para que vuelva a militarizarse, violando así su
su
Constitución pacífica promulgada el 3 de noviembre de 1946, y mu-
chas otras acciones más.
Pero, a pesar de todo esto, finalmente el Plan Brzezinski fracasó.
Putin ha hecho una alianza con China. Ahora bien, ¡esto era precisa-
n
mente lo que había que impedir! La formación del eje de resistencia
co
Pekín-Moscú, al que Berlín estará tentado a unirse, ¡puesto que es
muy difícil rechazar el mercado chino! No hay que olvidar los ape-
titos de India, Turquía e incluso de Japón por este gran espacio eco-
nómico asiático. De hecho, si Eurasia logra escapar a su control, la
dominación mundial de Estados Unidos tocará a su fin y será una
ra
109
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
caso, se oponían durante la campaña electoral. Aún está por verse lo
que el presidente electo pondrá en marcha de su anunciado programa.
l
De cualquier modo, una cosa es segura: Donald Trump es el
su
resultado de todos estos largos años de decadencia del poderío de
Estados Unidos. Es el producto de una crisis económica, de la crisis
de la supremacía estadounidense, pero también de la crisis de los par-
tidos políticos tradicionales de izquierda y de derecha, que no logran
n
ganarse la confianza de sus electores. ¿Cuánto tiempo pueden seguir
co
prometiendo el paraíso a sus electores para mandarlos al infierno
una vez que han llegado al gobierno? Todo engaño tiene sus límites.
Cuando la gente se da cuenta de que ha sido engañada, necesaria-
mente busca algo diferente. También se llega a este punto en Europa.
ra
res con las deudas de sus países, destinado a justificar las políticas
de austeridad, curiosamente apenas han mencionado el Informe
PD
contrario, en Estados Unidos los puentes, las vías férreas, las carrete-
ras, los aeropuertos... en definitiva, los servicios de utilidad pública
se hunden en la ruina. En ciudades enteras como Detroit o Nueva
Orleans, el remiendo y los agujeros no reparados son moneda co-
rriente. Nada especial, solo que la deuda “normal” se infla, se infla y
ta
se infla. Y el informe indica que estos ingresos del gobierno provie-
nen de los impuestos recaudados de los individuos, mientras que los
l
de las empresas han experimentado una continua caída.
su
Junto al Estado, los ciudadanos también se endeudan fuerte-
mente. Así pues, para pagar sus estudios universitarios, cuyos pre-
cios se disparan, los estudiantes se ven obligados masivamente a
pedir préstamos: su deuda global subió de ochocientos cuarenta y
n
cinco millones en el 2015 a más de un billón a finales del 2016. En
co
cuanto a los jubilados, la crisis de la bolsa ha “reducido” ligeramente
sus pensiones: ¡otro endeudamiento! Todo esto significa un freno
presente y futuro para la economía.
Como lo explica aquí Henri Houben (ver cap. 1), Estados Unidos
va a confrontarse a un problema delicado cuando el mundo entero
ra
ta
Por consiguiente, solo durante el año 2014, la transferencia to-
tal de pobres a ricos ascendió a quinientos setenta y tres millones
l
de dólares. Esto quiere decir que cada uno de los ciento diecisiete
su
millones de contribuyentes perdió cinco mil dólares en promedio: lo
equivalente a tres meses del salario mínimo interprofesional (SMIC)
en Francia. Ese agravamiento de las desigualdades es impresionan-
te. Mientras que en 1980 el 1% más rico ganaba veintiséis veces más
n
que el 50% de la población más empobrecida, ¡en el 2014 el mismo 1%
gana cuarenta y siete veces más!
co
¿Y de dónde provienen estas generosas ganancias? La investi-
gación de Piketty también nos lo revela: se deben al aumento de las
acciones en la bolsa. Eso es posible gracias al hecho de que el capital
en efectivo se basa en el trabajo. En pocas palabras, no hay ninguna
ra
brecido tanto? ¿Cómo se les puede reprochar que busquen otra cosa?
PD
112
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
Esta ceguera de los dirigentes demócratas tiene sus raíces en
la cartera. Cada uno de los esposos Obama recibirá... sesenta millo-
l
nes de dólares por escribir sus cursis memorias. De firmas como
su
Goldman Sachs, ¡los esposos Clinton cobran doscientos mil dólares
por dar una simple conferencia de una hora! Sin lugar a dudas, es
una buena manera de asegurarse una jubilación de lujo. Pero no es
para nada una buena manera de ponerse en el lugar de la gente po-
n
bre, que es la víctima de Goldman Sachs y sus consorcios.
co
El establishment del partido demócrata está tan distante de
las realidades del pueblo que, como lo plantea la autora canadiense
Naomi Klein, “no le ha dado importancia a la necesidad de hacer una
campaña en torno a las mejoras concretas de la vida de la gente”.
Por decirlo de alguna manera, no tenían nada que ofrecer a la gente
ra
cuya vida ha sido arruinada por los efectos negativos de las políticas
neoliberales.
“Pensaron que podían controlar la situación aprovechándose del
pa
son las razones por las que los electores estadounidenses “deberían
haber” votado por Hillary Clinton.
113
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
gobiernos de George W. Bush y de Barack Obama. Y tuvo el fuerte
respaldo de Hillary Clinton, quien aún en noviembre de 2016 alar-
l
deaba: “Cuando era senadora voté muchas veces para que se invir-
su
tiese dinero en la construcción de una valla que impidiera la entrada
de los inmigrantes ilegales”. En un debate, se le preguntó sobre la
diferencia entre su muro y el de Trump. Respondió: “Creo entender
que él habla de un muro muy alto”.
n
De hecho, Hillary es una fan de los muros. Nunca ha dejado de
co
elogiar el que construyó Israel para hacer imposible la vida de los
palestinos y anexionar sus tierras. Por cierto, ha sugerido aplicar el
modelo israelí en la frontera entre Estados Unidos y México.
¿Deberíamos haber votado por Clinton por su respeto hacia la
democracia en los países latinos? En realidad, ella siguió el ejemplo
ra
Según ella, deberían ser enviados a sus padres: “No porque su niño
haya llegado del otro lado de la frontera debe quedarse aquí”. Ahora
bien, más de un tercio de esos niños huían de la violencia desenca-
denada en Honduras por culpa de... Clinton.
16 http://america.aljazeera.com/opinions/2014/9/hillary-clinton-hon-
duraslatinamericaforeignpolicy.html.
114
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
¿Deberíamos haber votado por Clinton con el objetivo de ayudar
a que los palestinos finalmente obtengan sus derechos? De ningún
l
modo. Durante la campaña electoral, mientras que Trump evocó la
su
posibilidad de una política neutral en las negociaciones de paz entre
Israel y los palestinos, Clinton reaccionó defendiendo una línea más
dura contra los palestinos: “Estados Unidos nunca puede ser neutral
[...] no todo el mundo comprende lo que debe hacer un presidente de
Estados Unidos”.
n
co
Wikileaks reveló un mensaje electrónico enviado por Hillary
Clinton, el 31 de diciembre de 2012, donde escribía muy claramente:
“La mejor manera de ayudar a Israel es ayudando al pueblo sirio
para que derroque el régimen de Bashar al Assad. Con su vida y la
de su familia en peligro, solo la amenaza o el uso de la fuerza harán
ra
115
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
¿Igualmente una fan de la Tercera Guerra Mundial?
l
El Estado islámico no existía cuando Obama entró en funcio-
su
nes y nombró a Hillary Clinton para el Departamento de Estado. Fue
su operación “Cambio de régimen” la que suministró las armas y el
apoyo logístico a las fuerzas terroristas islámicas al este de Libia.18
Después de ese brillante éxito libio, el mismo dúo exportó los
n
mismos terroristas hacia Siria, obteniendo los mismos resultados.
co
De manera que produjeron el fenómeno Daesh, más eficaz que Al
Qaeda. Quizás se nos dirá que Estados Unidos terminó por bom-
bardear a las fuerzas de Daesh en Siria y en Irak. Seamos claros: no
es que Estados Unidos rechazase a Daesh, sino que fue el mismo
Daesh, para seguir con su propia agenda. Además, los bombardeos
ra
116
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
que sea allí donde podría pasar un gasoducto que uniese Qatar, Turquía
y Europa occidental para competir con el gas ruso o iraní. Y que per-
mitiría igualmente impedir la integración transfronteriza Líbano-
Siria-Irak-Irán. Siria había rechazado ese proyecto un poco antes de
los acontecimientos de 2011. En aquel entonces, también rechazaba
ta
la idea de que por su territorio pudiera pasar el gasoducto de Israel-
Turquía.
l
En resumen, nos preguntamos por qué los medios de comuni-
su
cación no hablan de Trump cuando este declara: “Obama y Clinton
han sido los fundadores” de Daesh. Porque no es el único que lo dice.
La Agencia de Inteligencia Militar estadounidense (DIA), aportaba
la misma información desde el 2012 en un informe desclasificado
tres años más tarde:
n
co
Los países occidentales, del Golfo y Turquía apoyan a la oposición
siria... Existe la posibilidad de establecer un principado salafista,
declarado o no, al este de Siria (...) y es exactamente lo que desean
estas potencias con el objetivo de aislar al régimen sirio.19
ra
a Bashar al Assad.
117
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
lítica internacional en 2008?: “Estoy contento [...] No habrá tantos
cambios como lo creímos al comienzo”. Dick Cheney, el vicepresi-
l
dente de Bush, también declaró estar “impresionado” por el balance
su
del trabajo de Clinton en el Departamento de Estado. En resumen,
los peores belicistas de Estados Unidos estaban satisfechos con
Clinton.
Ahora bien, ese enorme presupuesto militar de Estados Unidos,
n
gastado para matar y aportar exorbitantes beneficios a los grandes
co
accionistas, ¿de dónde proviene? Del área social. El dinero de los mi-
siles se ha sacado de las escuelas. El dinero de los portaviones ha
sido extraído de los hospitales. El dinero de los campamentos, de
las milicias privadas y de las prisiones de la CIA, proviene de las
infraestructuras. El balance de Obama-Clinton-Kerry es completa-
ra
mente antisocial.
Evidentemente no estamos seguros de que, al estar “informa-
dos” como lo estuvieron por sus medios de comunicación, los electo-
pa
ta
cho al terrorismo, e incluso lo utiliza cínicamente?
l
4. La élite estadounidense está muy dividida:
su
¿es eso algo bueno?
n
El presidente Trump es verdaderamente estúpido por empezar un
combate contra la comunidad de la información.Esta dispone de
co muchos medios para golpearlo a su vez.20
Charles Schumer,
líder de la fracción demócrata en el senado estadounidense,
3 de enero de 2017
ra
119
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
denses y con ello la formación de un nuevo bloque de descontentos
que se oponen a la coalición hasta hoy día dominante. Examinemos
l
cuál es la composición de estos dos bloques.
su
El antiguo bloque dominante
• En el plano económico: Forman parte de él las multinacionales
que invierten en el extranjero, utilizan mano de obra barata
n
e importan sus productos a Estados Unidos. Principalmente
co
se trata de las industrias armamentísticas y el conjunto del
complejo militar-industrial.
• En el plano político: Es la mayoría del partido demócrata, que es
intervencionista, y los republicanos neoconservadores. Juntos,
constituyen el grupo militarista interesado en las guerras.
ra
ta
Se preguntaron por qué Bush había lanzado este conflicto y qué es
lo que había ganado. Por su parte, ellos habían perdido el mercado
l
iraquí, que en el pasado les ofrecía buenas ventas.
su
Asimismo, según George Wright y otros observadores, ambos
bloques están librando una verdadera guerra para saber quién de-
cidirá la política de la administración de Trump. Se trata de un de-
safío muy importante: ¿qué sectores del capital estadounidense se
n
beneficiarán de la política gubernamental? Efectivamente, cuando
co
la crisis económica se perpetúa en Estados Unidos y se experimenta
un déficit en la balanza comercial, el margen financiero se restrin-
ge. El Estado no puede ayudar a toda la gente, debido a que está su-
perendeudado y gasta muchísimo en la guerra. Entre los diferentes
sectores económicos, la batalla es cada vez más feroz para decidir
ra
Cinco divergencias
¿En qué consisten las divergencias entre estos dos bloques?
1. ¿Se necesita continuar con los tratados de libre comercio o
reemplazarlos por acuerdos bilaterales y por medidas proteccionis-
F
121
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
también en el asesinato de Kennedy en 1963, en la ruptura del consen-
so sobre la guerra de Vietnam desde 1968, el caso Watergate en 1973,
l
el escándalo Irán contra en el gobierno de Reagan, la tentativa del
su
impeachment de Bill Clinton, la protestada elección de Bush frente a
Gore en el 2000. Salvo el primer ejemplo, ninguno puede compararse
con la pelea actual. La crisis económica y estratégica empeora las con-
tradicciones. Es por ello por lo que vemos surgir estrategias opuestas
n
a las aplicadas hasta ahora por los dos partidos mayoritarios.
co
Mearsheimer y Walt: ¡Cambiar de estrategia!
En el segundo capítulo de este libro, Mohamed Hassan analizó el
interesante punto de vista de Chalmers Johnson, que sin duda alguna
ha sido una fuente de inspiración para Donald Trump. He aquí otro,
ra
122
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
Los dos autores agregan que el conflicto palestinoisraelí no pre-
l
senta ninguna perspectiva de solución, mientras que Rusia y China
su
no se dejan imponer este conflicto. “La democracia retrocede por do-
quier y la imagen de Estados Unidos ha sido ensombrecida a través
del mundo por el uso de la tortura, de asesinatos selectivos, etc.”.24
n
Intervenir con menos frecuencia
co
De manera que Mearsheimer y Walt proponen nuevamente una
“gran estrategia” que llaman Offshore Balancing. A grandes rasgos,
Estados Unidos debería contentarse con mantener el equilibrio en-
tre las diferentes potencias rivales y, en la medida de lo posible, man-
tenerse distante.
ra
123
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
de Brzezinski: no se debe tolerar a ningún rival, porque Estados
Unidos debe continuar siendo la única superpotencia.
l
Sin embargo, para tener éxito debe poner fin a las interven-
su
ciones en todas partes. Puesto que en toda esa geografía no tienen
vecinos peligrosos, pueden mantenerse distantes de los conflictos
en ciertas regiones del mundo y concentrarse en mantener su hege-
monía en las tres regiones claves.
n
co
La confesión esclarecedora de un ministro de Bill Clinton
Mearsheimer y Walt critican fuertemente la política seguida
hacia Rusia desde 1989 y de la cual ya hemos hablado antes:
ta
Pero entonces, según estos autores, ¿qué debería haberse he-
cho? Según ellos se debería haber tomado, por el contrario, como
l
modelo la estrategia utilizada en el Medio Oriente antes de George
su
W. Bush. Hasta 1968, Washington dejó la seguridad de los intereses
occidentales en la región en manos de Gran Bretaña. Luego, Estados
Unidos volcó su atención hacia Arabia Saudita y el Irán del sah para
jugar el mismo papel. Después de la victoria de Khomeiny, apoyó a
Irak en la guerra Irán-Irak.
n
co
Esta es la estrategia adecuada, dicen Mearsheimer y Walt. Deje-
mos que los países en conflicto se debiliten mutualmente, para luego
intervenir cuando uno de ellos domine al otro. Según estos autores,
la estrategia estadounidense en medio de las dos guerras mundia-
les fue un excelente ejemplo: Estados Unidos solo intervino cuando
ra
125
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
una verdadera amenaza para los intereses de las multinacionales
estadounidenses. Washington tampoco debe cuestionar el tratado
l
nuclear con Irán. Si deseamos impedir que intensifique sus relacio-
su
nes con China, debemos mantener buenas relaciones con ese país.
n
centrar sus fuerzas. En Asia, Washington no puede apoyarse en las
co
potencias regionales para combatir a Pekín. Por lo tanto, debe in-
tervenir allí, por eso su papel es indispensable.
Vemos, pues, que no se trata de aislacionismo, sino de dosificar
de otra manera los esfuerzos. Estados Unidos no se repliega sobre
sí mismo, sino que selecciona mejor sus objetivos y es más pruden-
ra
te. Cada vez que sea posible intervendrán, pero lo harán indirecta-
mente. No debe ser demasiado visible, ni costoso, ni arriesgado. En
resumen, con estos nuevos estrategas, una guerra contra China es
pa
perfectamente posible.
De hecho, esta estrategia preconizada por Mearsheimer y Walt
fue más o menos iniciada bajo la administración de Obama, cuando
en 2013 rechazó la intervención directa en Siria y puso énfasis en el
F
126
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
ras, la educación y en la investigación.
Estados Unidos ha desarrollado su economía manteniéndose al
l
margen de los conflictos extranjeros. Esta es la misma política practi-
su
cada por China desde hace tres décadas, como lo señalan Mearsheimer
y Walt. Su tesis recuerda el libro del historiador Paul Kennedy, Auge
y caída de las grandes potencias26 . Estudiando el auge y la caída de
diferentes potencias desde el 1500, este autor consideraba que el
n
poder internacional de un Estado dependía de su poder económico.
co
Una vez en la cúspide de su poder, todo imperio tiende a desinte-
grarse bajo el peso del esfuerzo económico invertido en su defensa.
Por lo tanto, la caída estaba asociada al exceso de compromiso estra-
tégico, el strategic overstretch, como lo llamaba Kennedy. Expresado
por el refrán: “Quien mucho abarca, poco aprieta”.
ra
Irrealista. Porque “el capitalismo trae consigo la guerra como las nu-
bes traen la tormenta”, como decía Jean Jaurès en 1914, en vísperas
de la Primera Guerra Mundial. Para dominar y repartirse el mundo,
los capitalistas tienen una necesidad absoluta de la guerra, en este
sistema es una necesidad ineludible.
127
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
Estados Unidos a sus capacidades actuales. Y sobre todo a aplicar me-
jor la divisa colonial: “Divide y vencerás”. ¿Tendrá la oportunidad de
l
ser aplicada?
su
Al principio parecía que sí, con la propaganda electoral de
Trump y sus primeras medidas en la Casa Blanca. Sin embargo, el
debate entre los estrategas está sesgado por los intereses del com-
plejo industrial militar. Cuando sus beneficios y sus privilegios es-
n
tán basados en los gastos militares y disponen de los mecanismos
co
para determinar la elección de los candidatos, ¿cómo los comer-
ciantes de bombarderos, de misiles y de múltiples servicios para el
ejército podrían aceptar un presupuesto militar “razonable”? ¿Y si
ocurre que el ganador no sea el candidato escogido? Harán todo lo
posible para ubicarlo en el camino que convenga.
ra
cualquier otro. No, más bien es mucho mejor que los otros. De he-
cho, el que paga –el contribuyente– no tiene ningún control ni so-
bre la utilidad del producto, ni sobre el precio. Las marcas de los
armamentos le hacen pagar por lo menos dos veces más caro debi-
F
ta
sobre la amenaza global, James Clapper, el director del Servicio de
Información (véase más arriba) dijo que “la inestabilidad imprevisi-
l
ble” se había transformado en una nueva norma en lo que se refiere a
su
las amenazas alrededor del planeta, una tendencia que va a persistir
en el futuro previsible. El extremismo violento continúa extendién-
dose. El ascenso sin precedentes de ISIS, de Boko Haram y de otros
grupos militantes no parece menguar. Los ataques terroristas con-
n
tinúan produciéndose con una frecuencia alarmante en Europa, en
Asia y en África.27
co
En resumen, para estos accionistas es ¡viva el terrorismo!
129
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
con las grandes promesas de reactivar la economía estadounidense
al interior del país. Salvo que Trump haya decidido en su fuero inter-
l
no que esa recuperación se hará masacrando los salarios y las condi-
su
ciones de trabajo de la mano de obra estadounidense. Retomaremos
este tema. De cualquier manera, una cosa es segura: Trump no podrá
satisfacer a todos sus electores ni a todos sus patrocinadores. Se
anuncia un despertar muy brusco.
n
El presidente es un empleado
co
Cuando en el 2008 Obama llegó a la presidencia, publicamos un
análisis bajo el título “¿Cuál será mañana la política internacional de
Estados Unidos?”, previendo que el nuevo presidente promarketing
empaquetaría sus guerras mucho mejor de lo que lo hizo el cowboy
ra
ta
ristas calificados de islamistas o ejércitos privados como Blackwater.
Obligatoriamente, esa gente se encuentra ante montañas de dinero
l
secreto, pasa mucha pasta entre sus manos y, además, ¿cómo renun-
su
ciaría a las comisiones tan buenas de este tipo de tráfico, que les ge-
nera riquezas y poderes?
Trump está confrontado a un “Estado profundo” que no con-
siste en una gran conspiración judía o satánica u otras fantasías
n
“conspiracionistas”. Simplemente es la realidad de un sistema eco-
co
nómico que acumula enormes fortunas. Un proceso que se ve refor-
zado por un sistema militar y de espionaje corrupto, que trabaja a
espaldas de la gente honesta y de los trabajadores que producen y
crean lo necesario alrededor de todo el planeta. Por esa razón, las re-
friegas se vuelven feroces en el establishment a partir del momento
ra
campaña electoral:
PD
durante todos los meses que duró la campaña electoral, la CIA in-
tentó socavar la candidatura de Trump. Desde su victoria, la CIA
intenta perjudicarle, no solo mediante filtraciones de información
en los medios de comunicación, sino que también se dedica acti-
vamente a desestabilizarlo. Se dice que no le han transmitido cier-
ta
tas informaciones, y que no debería tenerlas dado que no se puede
confiar en él. La CIA se otorga el poder de promulgar políticas.28
l
su
No es precisamente que Greenwald adore a Trump:
n
pensarlo. Quieren destruir el medio ambiente. Quieren eliminar
co
la malla de seguridad. Quieren darles más recursos a los millona-
rios. Quieren adoptar políticas sectarias hacia los musulmanes, los
inmigrantes y muchos grupos más. Es importante oponerles re-
sistencia. (...) Pero lo que hace el partido demócrata es ponerse del
lado de una fracción mucho peor que Donald Trump, es decir, del
ra
29 Idem.
132
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
Retomaremos el tema más adelante.
l
La batalla continuará en el seno mismo de la administración de
su
Trump
La presidencia de Trump, ¿denota una pausa en las contradiccio-
nes de los dos bloques? No. Las contradicciones son tan profundas que
la batalla continuará y perdurará durante todo el período presidencial.
n
Puede conducir a la transformación o a la formación de nuevos bloques.
co
Desde el 28 de enero de 2017, Donald Trump ha intentado revo-
lucionar la organización misma del poder en Estados Unidos30. Los
grandes medios de comunicación, llamados de masas, no han habla-
do de ello. Creado en 1947, el Consejo de Seguridad Nacional es desde
entonces el órgano más importante para definir la política interna-
ra
133
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
disminución de los presupuestos militares. Es necesario saber que
en Estados Unidos ese presupuesto militar está distribuido, o más
l
bien disimulado, entre diversos presupuestos, más numerosos que
su
los del presupuesto oficial.
Pelea doméstica
Cuando la élite de una gran potencia imperial se divide y se pelea,
n
¿es algo bueno o malo? Las dos cosas. Por un lado, es peligroso porque
co
significa que esta élite ya no encuentra soluciones para sus problemas
y puede recurrir a métodos más agresivos para mantener su dominio
y sus beneficios. Por otro lado, es algo bueno. Dado que esas fracciones
que se llevan una lucha feroz para controlar el Estado, estarán obli-
gadas a buscar el apoyo del pueblo para que la correlación de fuerzas
ra
nes para el público. Es por ello que Trump, que era el outsider, se ha
visto obligado a arrojar revelaciones sobre el establishment.
Al dividirse, la élite desacredita ella misma la versión oficial,
ofreciendo así nuevos argumentos para la movilización de la pro-
F
ta
opinión estadounidense, y eso incluso si él termina rindiéndose,
puesto que esos conflictos de interés entre bloques persistirán y las
l
protestas quizás encuentren portavoces más válidos que un millo-
su
nario egocéntrico, mentiroso y racista.
n
mejor maticemos. Ya que este establishment no está necesariamen-
co
te unido, sobre todo en un período de crisis y declive. Algunos de-
bieron pensar que había llegado la hora de un pequeño lifting, de
renovar la fachada después de esos ocho años de Obama tan decep-
cionantes para la población.
En la época del fascismo italiano, el teórico revolucionario Antonio
ra
al adversario.31
135
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
5. ¿Trump, un aliado de los trabajadores?
l
Tanto en Europa como en Estados Unidos, en su mayoría la iz-
su
quierda era fan de Clinton. Por el contrario, entre quienes eran cons-
cientes de la impostura neoliberal y belicista de Clinton, algunos
han tomado una dirección tan opuesta, ¡que han visto en Trump a
un perfecto aliado de los trabajadores! Es así como un analista fran-
n
cés que se autodefine marxista elaboró este análisis:
co
Esencialmente, hay dos campos que se confrontan, (...) vivimos en
un período de lucha intensa entre, por un lado, la alianza del poder
de la globalización y el estrato de la burguesía comercial y, por el
otro lado, la alianza de la burguesía nacional, los agricultores, los
ra
le contrôle qui était en train de lui échapper avec plus de célérité que ne
peuvent le faire les classes subalternes; elle fera s’il le faut des sacrifi-
PD
136
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
obra barata y a la ausencia de reglamentación; (...) por el otro lado,
la burguesía y la pequeña burguesía comerciante, los agricultores,
l
los artesanos y los trabajadores, quienes a su vez no pueden com-
su
petir ante precios tan bajos.33
n
la fracción llamada “nacional” de ese 1%. El nuevo criterio decisivo se-
co
ría: quién fabrica en el extranjero y quién fabrica en el propio país. El
proteccionismo llegaría a ser la clave del progreso. Estábamos acos-
tumbrados a escuchar este tipo de análisis más bien en la extrema
derecha, pero he aquí que se nos han presentado bajo conceptos apa-
rentemente marxistas, en términos de clases sociales.
ra
pítulo 1 de este libro. Suponiendo que hoy día pueda llevarse a cabo, el
proteccionismo (imponiendo impuestos a la importación) no prote-
gería para nada a los trabajadores de los efectos de la competencia en-
tre las grandes compañías en el mismo seno de cada país. La batalla
F
33 Idem.
137
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
Para dichas marcas, aquella estrategia era el único medio para
hacer frente a las empresas japonesas que utilizaban métodos de
l
explotación más científicos, un financiamiento de mayor rendi-
su
miento y una estrategia estatal global para conquistar los mercados
(ver capítulo 1). Para las multinacionales estadounidenses, era esto
o morir. La idea de que ahora pudieran renunciar a esas políticas
solo por los bonitos ojos de Trump, es inverosímil para la economía.
n
Otro autor que se reclama del marxismo, James Petras, ha
co
llegado hasta pretender que Trump fortalecería a los trabajadores
frente al capital: “El uso masivo de mano de obra inmigrante sirvió
para debilitar los salarios de los trabajadores estadounidenses, sus
derechos sociales y la estabilidad del empleo. Esto fue establecido
primero en la industria de los envases alimentarios, luego en el tex-
ra
til, las aves de corral y la construcción”. Hasta aquí, nada que obje-
tar, el diagnóstico es correcto. Pero luego lo estropea.
pa
Deseos y realidades
Entonces, se nos viene a decir que un multimillonario cuya fortu-
na fue adquirida explotando a los trabajadores, ¡de repente va a ayudar
a esos mismos trabajadores obligando a las empresas estadounidenses
138
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
lo que le interesa y apartar el resto, ¿cómo imaginar que sus “socios”
(comenzando por China) lo aceptarán? Las importaciones que fre-
l
nará serán compensadas por las exportaciones que perderá.
su
Aun suponiendo que, por un tiempo, Trump lograra poner-
le algún freno a la globalización y desarrollar importantes obras,
eso podría relanzar un poco la economía estadounidense y quizás
aliviar temporalmente a los trabajadores, pero las contradicciones
n
solo serían pospuestas. Un capitalismo que se desarrollase –supo-
co
niendo que sea posible– aislado al interior de sus fronteras, igual-
mente seguiría el proceso típicamente capitalista: concentración
del capital, eliminación de las empresas más frágiles, disminución
de la mano de obra y sobrexplotación de los que queden.
Temo que los nuevos fans de izquierda de Donald Trump hayan
ra
139
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
banqueros e incluso algunos multimillonarios, es decir, ¡el 0,001%! El
mismo Trump le debe su fortuna a los bancos. Fueron los que lo res-
l
cataron y salvaron de la quiebra después de sus malas inversiones
su
en la inmobiliaria que no habían encontrado interesados. En lo que
respecta a sus ministros y adjuntos...
En el Departamento del Tesoro, Trump colocó a Goldman Sachs:
Steven Mnuchin trabajó diecisiete años en ese vergonzoso banco de
n
especuladores y será el encargado de ofrecer todavía más regalos a los
co
bancos. En el Departamento de Estado, Trump colocó a la ExxonMobil:
su exconsejero delegado, Rex Tillerson, será el encargado de saquear
cada vez mejor el petróleo de los países del Sur. En el Ministerio de
Trabajo, Trump había nombrado al patrón de una cadena de comida
rápida, Andrew Puzder, quien se opuso rotundamente al aumento del
ra
ta
a los obreros de Estados Unidos para cambiar la correlación de fuer-
zas contra el Capital? No, sino que utilizará directamente el aparato
l
del Estado para ofrecer todavía más regalos a su clase de los super
su
ricos. America Great Again, significa “Beneficios great again”. Hay que
decirle claramente a James Petras y a todos los que caen en la tenta-
ción de pensar como él, que de tal palo tal astilla y que los millona-
rios no se vuelven sindicalistas.
n
co
Trump avanza hacia un callejón sin salida
Desde febrero de 2017, el analista ruso de izquierda, Boris Kagar-
litsky, explica que a Trump le será imposible cumplir con sus prome-
sas electorales:
ra
141
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
contra la gente de abajo, y su gobierno es similar. Todos los que lo
apoyaron necesitan protección, pero solo se la concederá a los pode-
l
rosos. Trump avanza hacia un callejón sin salida, por eso deberá sa-
su
crificar la mayor parte de sus seguidores. Y en ese momento puede
ocurrir una revuelta, que deberá ser preparada.
n
Ni Obama ni Clinton ayudaron a los trabajadores estadouni-
co
denses, pero con Trump será peor. Al estimular el racismo, al suble-
var a los trabajadores blancos contra los trabajadores mexicanos y
musulmanes, al atribuir los problemas del capitalismo al “peligroso
extranjero” y no al propio capitalismo; Trump debilita el conjunto
de la clase obrera de Estados Unidos. Una clase obrera en la que cada
ra
142
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
algunos puntos, pero todavía se trata de defender al 1%. Sin embar-
go, para obtener el apoyo de los de abajo, Trump debía presentarse
l
como el héroe de la gente corriente, el que iba a salvarla.
su
Pero haciendo esto, tiene un problema: tarde o temprano los va
a decepcionar. Le será imposible mantener sus promesas: ningún
mago puede a un mismo tiempo defender al 1% (aumentando sus
beneficios) y defender al 90% (disminuyendo la explotación, y con
n
ella, los beneficios). Para desviar la atención de ese fracaso anuncia-
co
do, entonces Trump debía buscar unos chivos expiatorios. Escogió
a los mexicanos y los musulmanes: dos de los grupos más explota-
dos de la clase trabajadora.
¿Apoyar a Trump?
ra
ta
intervenir en un conflicto, será mejor que este constituya una
amenaza directa para nuestros intereses; la definición “direc-
l
ta” estriba en que la mayoría de los estadounidenses sepa en qué
su
parte del planeta se encuentra ese punto crítico y comprenda rá-
pidamente por qué estamos implicados. La amenaza debería ser
tan directa, que nuestros dirigentes, incluido nuestro presidente,
deberían poder presentar el caso de manera clara y concisa (...).
n
Además, no debemos implicarnos en un conflicto de larga dura-
co
ción por razones humanitarias. Si ese fuese nuestro criterio, en-
tonces deberíamos tener tropas en todo el continente africano e
igualmente en gran parte de Asia.37
144
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
Segundo, hay una suerte de contradicción. Trump dijo que ya no
pondrán en práctica el Regime change, pero que intervendría mili-
l
tarmente si los intereses de Estados Unidos estuviesen amenazados.
su
Entonces, ¿para qué sirve una guerra si no es para cambiar un régi-
men molesto y sustituirlo por otro más dócil? La guerra es la conti-
nuación de la política por otros medios.
Entonces ahora debemos responder a esta pregunta: ¿Quién
n
decide una guerra, el presidente o las principales multinacionales?
co
Esta pregunta no está restringida a Siria, Ucrania o Corea, sino que
detrás de esos conflictos regionales se perfila la posibilidad de un
enfrentamiento mayor. ¿Con China? ¿Con Rusia? ¿Con ambos?
Trump fue muy hábil al jugar con las contradicciones del siste-
ma para ganar las elecciones. Pero ahora que es presidente, ¿tiene
alguna posibilidad para resolver las contradicciones de ese siste-
pa
145
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
rrocar a Assad.
l
La imposible guerra contra China
su
La recesión económica de Estados Unidos, la aparición de un
mundo multipolar, la alteración de las alianzas regionales, todo eso
es lo que ha forzado a Washington a la búsqueda de nuevas estrate-
gias. Para mantener su dominación mundial, Estados Unidos de-
n
bería enfrentar frontalmente a China. Pero cada vez es más difícil.
¿Por qué?
co
Primero, por razones económicas. Trump prometió frenar las
importaciones con el propósito de relanzar la industria “producti-
va” de Estados Unidos. Pero este aislacionismo es completamente
imposible. En primer lugar, hace mucho tiempo que la industria
ra
146
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
dio de Trump se terminará y regresaremos al punto de partida. El
imperio necesita guerras y tensiones. No demasiadas para no caer
l
en la guerra mundial pero sí las necesarias para agotar a los demás
su
países y enriquecer al complejo industrial militar. A eso jugará
Trump si es lo bastante inteligente y pasivo.
n
poner su voluntad al mundo entero? Badia Benjelloun piensa que no:
co
Si fuera un hombre de principios y valiente, decidiría bajar las ve-
las de Estados Unidos y aceptar que el Ivmperio se encoja a imagen
y semejanza de los antiguos imperios que negociaron esta moda-
lidad, como Austria o el imperio otomano (...) La otra modalidad, es
ra
147
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
para evitar una guerra entre Estados Unidos y Rusia. 3. Ganarse a
Rusia dentro de la llamada comunidad “internacional” (en realidad
l
la comunidad occidental) con el propósito de aislar a China. 4. Poder
su
concentrarse de esta manera en la renegociación comercial frente a
China, intensificando la presión económica y militar.
Es más fácil hablar de ganarse a Rusia que hacerlo. ¿Qué puede
ofrecerle Trump? Un poco de business, sí. Pero, ¿y en el plano estra-
n
tégico? ¿Ayudar a hacer estallar la Unión Europea? Sí, eso permiti-
co
ría un acercamiento Alemania-Rusia, aunque con un costo elevado
para Washington. ¿Dejar de agredir a Irán, importante socio de
Moscú contra el terrorismo islámico? Pero la nueva administración
no ha tomado este camino.
De hecho, la política de la administración Trump hacia Irán es
ra
ta
Más allá de cualquier consideración política y moral, perennizar
al viejo enemigo ruso sigue siendo una necesidad absoluta para la
l
continuidad de los negocios. Por consiguiente, no se puede hablar
su
normalmente con Moscú, sin correr el riesgo de desesperar a Wall
Street, la City y los lobbies de Bruselas.39
n
cia, con la ayuda de los grandes medios de comunicación, intenta-
co
ron socavar la candidatura de Trump. Recurriendo para ello a un
gran clásico de la propaganda de guerra, bien expuesto por Anne
Morelli: quien no esté de acuerdo con “nuestra” guerra es un traidor
que colabora con el enemigo. 40
¿Trump subía en los sondeos? Forzosamente era gracias a
ra
149
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
es incompetente, sino más bien honesta
Los medios de comunicación occidentales que se hicieron eco
l
de esa teoría del Hacking Putin, omitieron dos preguntas evidentes:
su
¿Quién habla de ello?, ¿cuáles son sus antecedentes?
El hombre que en ese momento dirigía el conjunto de los ser-
vicios de inteligencia estadounidenses se llamaba James Clapper.
Fue nombrado en ese puesto por Obama en el 2010, a pesar de tener
n
una hoja de servicios preocupante. En el 2003, había sido nombrado
co
por Donald Rumsfeld (el secretario de Defensa de Bush) para ana-
lizar las fotos satelitales que “probaban” la existencia de armas de
destrucción masiva en Irak. Diez años más tarde, el mismo Clapper
negaba ante el Congreso el espionaje sistemático de los ciudadanos
estadounidenses por la NSA. A raíz de las declaraciones de Snowden,
ra
que un documento pueda llegar al exterior es una fuga interna 41. Las
revelaciones sobre los mensajes electrónicos de Clinton no venían de
PD
150
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
na decidida a combatir con firmeza a Daesh, en lugar de utilizarlo
hipócritamente como lo hicieron Obama, Clinton y Kerry. La prime-
l
ra víctima: el consejero de Seguridad Michael Flynn, que fue reem-
su
plazado por el general McMaster, un antirruso empedernido. Flynn
había cometido el grave error de hacer declaraciones incómodas
para los anteriores responsables de Estados Unidos:
n
El antiguo jefe de inteligencia militar, Michael Flynn, afirmó, en
co
el canal Al Jazira, que la Casa Blanca se había arriesgado a armar
a los rebeldes a sabiendas de que en su seno podían surgir grupos
como Daesh. Dicho de otra manera, lejos de ser un monstruo sali-
do de los misterios del Oriente, Daesh sería la criatura de Estados
Unidos, un guión comparable al del nacimiento de Al Qaeda en
ra
151
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
y de agentes de inteligencia jubilados:
l
Nuestros contactos en el ejército estadounidense nos han dicho
su
que esto no había ocurrido de esa manera. No hubo un “ataque
sirio con bombas químicas”. Por el contrario, lo que ocurrió fue que
un avión sirio bombardeó un depósito de municiones de Al Qaeda,
y resultó que estaba lleno de productos químicos tóxicos. Un fuer-
n
te viento llevó hasta un pueblo vecino las nubes llenas de esos pro-
co
ductos químicos, provocando así numerosas víctimas. 43
hasta que haya una guerra o hasta que Trump sea destituido. Podrá
ocurrir mediante provocaciones militares en Siria y en Ucrania.
43 “Intelligence and Military Sources who Warned about WMD Lies be-
fore Iraq War Now Say that Assad Did not Use Chemical Weapons”,
Zerohedge.com, 11 de abril de 2017.
152
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
ganar en Vietnam, Irak y Afganistán?
l
Business con el enemigo
su
¿Ganarse a Moscú o amenazarla? Es otro factor que puede com-
plicar la estrategia de Washington: los intereses de las empresas
que tienen business con los “enemigos”. Ahora, a todo lo que hemos
explicado se le añade otra contradicción: en Estados Unidos, algu-
n
nos no quieren que se designe a Moscú como el “principal enemigo”
co
porque tienen negocios lucrativos con Rusia. Otros no quieren que
haya agresividad hacia China, porque es su socio comercial.
De igual manera, en los años 30, Estados Unidos tuvo duran-
te mucho tiempo distintas posturas: Henry Ford, la familia Bush y
otros tenían jugosos business con Hitler. Otras empresas se veían
ra
fuerza tengan una evolución que les sea desfavorable, nadie le teme-
rá ni le obedecerá. Si ataca, se desenmascará como belicoso y empu-
ja a las naciones preocupadas a aliarse para resistirle.
¿Atacar en Siria y encontrarse frente al ejército ruso? Desen-
cadenar una guerra comercial contra China y encontrarse en un
pulso con su potencia industrial y financiera. Una China cuya opi-
nión es mucho más consensual que la de Estados Unidos. Los dife-
rentes estrategas estadounidenses se enfrentan, pero ninguno tiene
153
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
ceder ninguna sobre una cuestión estratégica regional importan-
te, puede pasar que una emplee medios cada vez más brutales para
l
hacer ceder a la otra. Hoy día, por ejemplo, para hacer que China
su
retroceda, Trump debería a la vez empezar una guerra comercial
en su contra, proseguir los intentos de infiltración de las ONG en el
país y agudizar las tensiones territoriales y militares con el propó-
sito de bloquear el abastecimiento de China por las vías marítimas
n
del océano Índico. ¿Qué resultado se obtendría con todo ello? En
co
cualquier caso, es una aventura de alto riesgo. Pero cuando se está
desesperado, uno puede estar dispuesto a todo.
John Catalinotto tiene razón al resaltarlo en el capítulo 4 de
este libro:
ra
ta
una pieza del sistema. En el plano internacional, que es fundamen-
tal para Estados Unidos, Sanders había apoyado la guerra de Clinton
l
contra Yugoslavia en 1999, la invasión de Afganistán por Bush en el
su
2001 y la de Irak en el 2003. Ciertamente, había criticado el bombar-
deo de Libia por Obama en el 2011, pero sobre todo por no haber pedi-
do la autorización del Congreso. Había apoyado el bombardeo de Irak
y de Siria en el 2014. Sanders apoya al Estado de Israel y los bombar-
n
deos salvajes en Gaza, apoyó la intervención de Estados Unidos en
co
Ucrania para fomentar un golpe de Estado. Dijo: “El mundo entero
debe resistir a Putin”, votó a favor de enormes créditos para financiar
las guerras del Pentágono, así como también las infraestructuras de
la CIA y la NSA, y se ha mostrado muy agresivo hacia China.
Desde luego, Sanders habría intentado tomar algunas medidas
ra
ta
después a China? ¿O mejor la estrategia de Kissinger, Mearsheimer
y Walt, es decir, tratar de neutralizar a Rusia para atacar solo a
l
China? Es posible que la segunda propicie menos guerras regionales
su
en un primer momento, pero si es para que haya mayores oportu-
nidades de desencadenar un conflicto mundial, entonces, ¿dónde
estaría la ventaja?
La verdadera respuesta a la cuestión es que el capitalismo sin
n
guerra todavía no ha nacido; que este sistema lleva verdaderamente
co
la guerra en su seno como la nube trae la tormenta, y que, para salir
de este ciclo infernal, será necesario cambiar el sistema en lugar del
presidente.
ta
cho de la reacción rusa y su elección estratégica: ¿una alianza anti-
china con Washington o mantener la unión con China y los BRICS?
l
Pero, ¡cuidado! También dependerá mucho de nuestra elección,
su
la de las clases populares. En la historia, nada está escrito de an-
temano, nada es inevitable. Al contrario, de lo que les gustaría ha-
cernos creer, es que no somos impotentes, tenemos los medios de
contrarrestar la política de la élite. ¿Qué condiciones nos permiten
n
jugar nuestro papel? Es el tema de esta última parte.
co
Lo decisivo no es el presidente, sino la gente
Está que arde. El presidente Trump presagia graves ataques
contra el nivel de vida de los trabajadores. La situación es similar en
Francia y Europa. La misma y casi permanente crisis empuja a nue-
ra
157
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
ellas las que hacen la historia, y no algunos héroes aislados.
Con una condición. Estar correctamente informados.
l
su
¿Cuáles son las condiciones para desarrollar la conciencia?
Sobre nosotros se ciernen unas terribles amenazas. La guerra
antisocial y la guerra pura y simple. Sobre estos dos aspectos, lo que
le falta a la gente es una información correcta.
n
Con respecto a la economía, la gente sabe que una pequeña mi-
co
noría se llena los bolsillos a su costa. Pero no tiene las informaciones
concretas sobre los mecanismos de ese pillaje. Y se hace todo lo po-
sible para persuadir a la gente de que no hay alternativas.
De manera que en la radio y en la tele desfilan “expertos en
economía”, pretendidamente neutrales. Nos hablan del cierre de
ra
más exacta, mientras que esos economistas solo son ideólogos bien
pagados que difunden la propaganda, es decir, la visión del 1%, pero
haciéndonos creer que es la única manera de organizar la econo-
mía. Lo que falta es una verdadera información independiente.
F
ta
sobre la economía, lo social y la guerra es indispensable si se quiere
construir un mundo mejor.
l
su
La gente está a la búsqueda
Actualmente, la gente está a la búsqueda. Sin embargo, no de-
jaban de decirnos que la gente era pasiva y que la situación estaba
bloqueada. Pero la toma de conciencia es como un volcán: durante
n
mucho tiempo parece dormido. En realidad, acumula energía, la pre-
co
sión se intensifica y de repente la erupción lo derroca todo a su paso.
En Estados Unidos, Francia y en otras partes, los partidos tra-
dicionales están desacreditados porque no cumplen con sus pro-
mesas. Y hay una cantidad de dirigentes que se llenan los bolsillos
saqueando las arcas públicas, o tomándose una jubilación dorada en
ra
¿De qué lado? ¡He aquí la cuestión! ¿Del lado de Donald Trump,
Marine Le Pen y Geert Wilders? ¿O más bien del lado de Bernie
Sanders, Jean-Luc Mélenchon, Podemos, el SP en Holanda o el PTB
en Bélgica (sin ignorar las importantes diferencias entre esas orga-
F
nizaciones)?
En este nuevo paisaje político en plena recomposición, toda-
PD
ta
mica, ideológica y moral, aparecen partidos que proponen el regre-
so a un “ayer” en el que no había tantos extranjeros y en el que todo
l
iba mejor.
su
Ese “ayer” es una verdadera fantasía, un mito. En los preceden-
tes períodos del capitalismo, también hubo graves crisis económi-
cas. Igualmente hubo pobreza, a menudo mucho más importante
aún. Y hubo racismo, aunque apuntase a otros grupos. Ese marketing
n
de la nostalgia es un engaño. Reflexionemos. ¿No son las reglas eco-
co
nómicas aplicadas ayer las que han producido la situación actual?
¿No son las mismas empresas que reinaban ayer, las que se han be-
neficiado de la crisis económica surgida a partir de 1965 para atacar
los salarios y la seguridad social?
Entonces, hacer creer que por conservar esas reglas de juego
ra
ta
contra el aparato de la Unión Europea, que indudablemente no es
reformable. Dirigirse no hacia un pasado fantaseado y mítico, sino
l
hacia una sociedad nueva que hay que redefinir juntos. Un progra-
su
ma así, por supuesto, es necesario elaborarlo no en una oficina sino
mediante amplios debates en el seno de los pueblos y a partir de
combates concretos. Una vez aclarado esto, he aquí algunas suge-
rencias personales para diez ejes de resistencia y de solidaridad in-
n
ternacional a la escala de Europa:
co
1. Hacer pagar a los ricos: impuestos a la fortuna, los beneficios,
la contaminación y la especulación, que servirán para financiar la
salud, la educación y la jubilación.
2. Nacionalizar los bancos para servir al interés general.
3. Suprimir el secreto bancario para luchar contra los paraísos
ra
fiscales.
4. La reducción general del tiempo de trabajo para repartirlo y
eliminar el desempleo.
pa
en productos civiles.
7. Reembolso por las multinacionales (dirigentes y accionistas)
PD
de los daños causados a los países del Sur, para, de ese modo, ayudar
a su desarrollo autónomo y eliminar las migraciones forzadas.
8. Castigar penalmente la divulgación de falsas noticias que
siembren el miedo y el odio. Desarrollar en la escuela una verdadera
educación acerca de los medios de comunicación. Crear comisiones
de investigación popular para comprobar la fiabilidad de las infor-
maciones esenciales.
161
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
electos que no cumplan con sus promesas.
l
La gente necesita claves, por lo tanto, informaciones verdaderas
su
En el 2016 y el 2017, los medios de comunicación corrieron de
sorpresa en sorpresa: primero el Brexit, luego la victoria de Donald
Trump y, finalmente, la quiebra del Partido Socialista de Hollande y
Valls, eliminado en solo algunos meses por la France Insoumise de
n
Mélenchon. Pero esa serie de “sorpresas” sorprenden.
co
¿No veían llegar la insurrección? ¿Pensaban que unos partidos
intercambiables podían entretener a la gente con promesas iluso-
rias durante cuarenta años y calmarla con somníferos sin sufrir un
contragolpe? Todo se paga tarde o temprano.
Esto, en la conclusión del libro, nos lleva al problema de la infor-
ra
162
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
belicistas.
3. Técnicas de fascinación. Estos enormes medios financieros
l
permitieron el desarrollo de tecnologías fascinantes prácticamente
su
hipnóticas: y para capturar al público en estas posturas políticas,
ejércitos de expertos aplican métodos sofisticados. Ha derivado en
propaganda: se elogia un producto escondiendo sus defectos (inclu-
so su inutilidad) y se aparta toda crítica.
n
4. La desaparición de la prensa de los partidos políticos. En los
co
años 60-70, todavía se encontraba un poco de pluralismo en algunos
periódicos de los partidos. Desde que los llamados partidos de izquier-
da adhirieron al partido económico del neoliberalismo, y se identifica-
ron con la derecha, ¿para qué les servían los medios de comunicación?
Comenzaron a no ser rentables frente a los imperios de los millona-
ra
Pero hacen trampa al mezclar ahí los análisis críticos serios sobre
la economía y las guerras. Su objetivo: desacreditar los medios de
comunicación independientes para mantener su monopolio y sus
ingresos.
En primer lugar, veamos la fase inicial de este círculo vicioso.
ta
Medios tradicionales y fake news: ¿y si nos mirásemos primero
l
en el espejo?
su
El candidato Trump acusaba a los medios de comunicación de
haber mentido sobre las grandes guerras que desde hace unos vein-
te años han sido desencadenadas por Estados Unidos. Tenía razón.
Puedo testimoniar personalmente basándome en mis investi-
n
gaciones desde 1991. En mi libro ¡Ojo con los media!44 , mostraba un
co
inventario de las mentiras mediáticas sobre la primera guerra con-
tra Irak: incubadoras falsamente robadas, un derrame de petróleo
falsamente atribuido al ejército iraquí, ocultación de bombardeos
sobre civiles hechos por el ejército estadounidense y, ya en aquel en-
tonces, una primera versión de las “armas de destrucción masiva” de
ra
guerra del Golfo. Esta vez hubo una puesta en escena de supuestos
campos de concentración y exterminación comparados a los de los
nazis, el ocultamiento del papel provocador de los dirigentes alema-
nes y estadounidenses, el silencio sobre las maniobras entre basti-
F
164
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
europeo, la transformación de una mafia albanesa y sus dirigentes
traficantes de órganos humanos en generosos combatientes por la
l
libertad... casi nos habrían hecho llorar al ver cómo los bombarde-
su
ros de la OTAN de pronto apoyaban a esos nuevos “Che Guevara”. En
Los 7 pecados de Hugo Chávez47, Venezuela venía a ocupar su puesto
en la lista, porque una sucesión de golpes de Estado y una guerra
económica pueden compararse a una guerra no declarada: esta vez,
n
el ocultamiento sistemático del papel criminal jugado por las mul-
co
tinacionales occidentales en la pobreza del país (y del continente),
un deshonesto silencio sobre los prodigiosos progresos sociales
realizados bajo Chávez, el embellecimiento de los golpes de Estado
tramados por la CIA bajo la apariencia de “revueltas populares es-
pontáneas”, el ocultamiento del financiamiento de Reporteros sin
ra
165
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
trasfondo de la política de Estados Unidos en materia de terrorismo:
la alianza con bin Laden en Afganistán, Bosnia y Kosovo, y luego con
l
otros grupos terroristas en el Cáucaso, Libia y Siria.
su
Todo esto con pruebas fehacientes, basadas en investigaciones
de terreno, pero también en documentos oficiales de Estados Unidos
y sus aliados. Por lo tanto, fuentes no sospechosas. Y estos últimos
años, Wikileaks también lo ha demostrado: cuando hablan entre
n
ellos, los dirigentes y responsables estadounidenses dicen exacta-
co
mente lo contrario de lo que cuentan en la tele. ¿Por qué ocultarlo?
Sobre todo ello, Le Monde, Libération, Le Soir y las teles más im-
portantes han rechazado cuidadosamente hacer cualquier debate.
¿Una manera de confesar su culpabilidad? Hubo dos excepciones: en
algunas épocas hubo la radiotelevisión belga RTBF, pero parece que
ra
166
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
bían hecho investigaciones bastante profundas sobre el desastre de
la guerra de Vietnam. Por cierto, este es un argumento de los pe-
l
riodistas honestos ante la presión de sus jefes: las investigaciones
su
críticas venden más que una copia de los comunicados oficiales.
Lamentablemente, en el plano de la investigación crítica, no
podemos mostrarnos muy optimistas. No nos parece que el sistema
de medios de comunicación esté capacitado para producir una in-
n
formación fiable, que permita a los ciudadanos conocer y compren-
co
der las guerras, los conflictos sociales y todo lo que tiene que ver con
los intereses de las multinacionales y de los pueblos.
¿Por qué? Porque en realidad la información de los medios do-
minantes no es libre. Ha sido seleccionada y deformada a través de
un conjunto de cuatro filtros, como lo expusimos en nuestro libro
ra
167
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
son enemigos, sino igualmente víctimas de este sistema mediático.
Que por cierto no deja de degradar sus condiciones de trabajo.
l
Sin embargo, tampoco hay que ser ingenuos. A este análisis
su
hay que agregarle un quinto filtro que deforma la información: la
infiltración de los servicios secretos entre los periodistas. Póngase
usted por un instante en el lugar de la CIA. Usted recibe grandes
presupuestos para condicionar a la opinión pública y neutralizar las
n
protestas contra las políticas puestas en marcha. ¿Dónde inverti-
co
ría? Pues en la difusión de su propia información a través de perio-
distas que usted compraría. Es eficaz y barato.
¿Un delirio complotista? No, la misma CIA lo dice: “Durante
estos últimos veinticinco años, más de cuatrocientos periodistas
cumplieron misiones secretas para la CIA, según unos documentos
ra
52 Carl Bernstein, The CIA and the media, Rolling Stone, 20 de octubre
de 1977.
168
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
De manera que quienes han creado cárceles secretas donde se
tortura a los contestatarios, se enorgullecen de dar lecciones de de-
l
mocracia a los venezolanos con el propósito de que apoyen los gol-
su
pes de Estado, militares u otros, ¡tramados por la misma CIA!54
n
destacado confesó públicamente haber trabajado para la CIA. En su
co
libro Periodistas comprados55 , Udo Ulfkotte, quien había sido jefe de
redacción del Frankfurter Allgemeine (periódico ampliamente reco-
nocido, vinculado al mundo de los negocios), desvelaba cómo la CIA
pagaba a periodistas en Alemania, Francia, Reino Unido, Australia y
Nueva Zelanda para publicar informaciones falsas.
ra
53 Eva Golinger, Code Chávez, CIA contre Venezuela, Oser Dire, Ed. Marco
Pietteur, Liège, 2006. (El código Chávez, Caracas, Monte Ávila Editores,
2005).
169
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
Por ello, su confesión vale su peso en oro: “Soy periodista desde
hace veinticinco años, y fui educado para mentir, traicionar, y no
l
decir la verdad al público. Pero veo cómo, actualmente y en los úl-
su
timos meses, los medios de comunicación alemanes y estadouni-
denses tratan de llevar la guerra a los europeos y a Rusia (...) Lo que
hice en el pasado no es correcto: manipular a la gente, hacer propa-
ganda contra Rusia; tampoco es correcto lo que hacen y han hecho
n
en el pasado mis colegas, porque han sido sobornados para traicio-
co
nar al pueblo, no solo en Alemania sino también en toda Europa.
Hice este libro porque estoy preocupado ante una nueva guerra en
Europa, y no deseo que la situación se reproduzca, porque la guerra
nunca viene por sí sola, siempre hay gente detrás que empuja en su
dirección, y no solo son los políticos... también los periodistas.
ra
170
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
reflexionar sobre las estrategias empleadas por la CIA para mani-
pularlos a ellos también. Si nos preocupamos por los intereses de la
l
población, debemos aceptar el debate sobre la información. ¿Por qué
su
la profesión de periodista sería la única ajena a ese debate?
n
¿Fue Trump el que ganó? ¿O Breitbart News, el medio de comu-
co
nicación dirigido por Steve Bannon que logró crear una corriente de
opinión y sentar las bases para la llegada de un presidente complo-
tista? Se ha hablado mucho de Bannon en su calidad de jefe de cam-
paña de Trump. Pero casi no se han analizado sus procedimientos
y su impacto (junto a algunos otros) en una gran parte de la opinión
ra
171
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
bilitaran durante aquella misma guerra y que saliera de ella como
la única superpotencia que dominaba el mundo, lo que le proporcio-
l
naba algunas ventajas. Pero eso también llegó a su fin. Sin embargo,
su
los años 50 fueron igualmente la década en la que Washington des-
encadenó la guerra en Corea, al mismo tiempo que amenazaba con
lanzar una bomba atómica en Rusia y en China. ¡Qué paraíso!
Según Bannon, ¿cuál es la receta para regresar a esa edad de
n
oro? “Es necesaria una gran guerra para despertar el sentido del
co
deber nacionalista. Para él, el primer enemigo es el islam: no solo
en los países del Medio Oriente, sino también los musulmanes en
Estados Unidos. Porque esa religión eliminaría al cristianismo”58 .
En resumidas cuentas, son los mismos temas apestosos de la extre-
ma derecha europea.
ra
58 Idem, p. 45.
172
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
dirigido por Steve Bannon.
Por cierto, fue él quien presentó a Trump su futuro consejero
l
político; así como también fue quien le permitió hacer una impor-
su
tante campaña de fake news en las redes sociales.
Y, ¿cuál fue el método para que esas fake news (o “hechos al-
ternativos”, como tienen el descaro de calificarlos quienes rodean
a Trump) tuvieran la máxima eficacia? Fue elaborado por la firma
n
de comunicación estratégica Cambridge Analytica, controlada por
co
Mercer (mientras que Bannon forma parte del consejo de adminis-
tración).
Teniendo en cuenta que actualmente el 44% de los habitantes
de Estados Unidos se informa a través de Facebook, el punto fuerte
de Cambridge Analytica estriba en haber reunido
ra
publicitarios diferentes, solo visibles por los perfiles para los que
fueron concebidos.59
PD
59 Idem, p. 46.
173
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
fantasías complotistas y odiosas, mézclelo con un millonario discreto
que maneja perfectamente los algoritmos de las redes sociales, y ob-
l
tendrá usted un nuevo modelo de manipulación de masas supereficaz.
su
Por supuesto que esto va a seguir desarrollándose. ¡Tenemos trabajo
por delante!
Pasemos ahora a la cuarta y última fase del círculo vicioso que
nos acecha.
n
co
Los medios de comunicación se aprovechan de la lucha contra el
complotismo para recuperar la credibilidad
En marzo de 2016, la revista Society titulaba de esta manera
su número 27: “¿Os mienten? ¿Cómo el complotismo ha llegado a
ser la ideología dominante?”. ¡Nada más y nada menos! Parece que
ra
ta
Para no ser estigmatizados y sufrir sanciones, los profesores, perio-
distas y sociólogos proponen análisis depurados de cualquier crítica
l
hacia las élites. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? y ¿cómo salir?60
su
Exactamente: ¿cómo salir de esto?
Para salir del círculo vicioso hay que entablar verdaderos debates
n
¿Es necesaria la lucha contra el complotismo? Efectivamente,
co
sobre este tema he dedicado un texto en profundidad, publicado en
el portal web Investig’Action61 . Y lo desarrollaré en mi próximo libro,
que trata sobre la extrema derecha.
El problema es que, al criticar a los complotistas, los medios de
comunicación tradicionales generalmente meten en el mismo saco
ra
blo. Por una parte, hay quienes se informan con TF1, Arte, Le Monde
o Libération y tiemblan ante el peligro de los “conspiracionistas”,
PD
175
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump
ta
rente y que no se hablan. ¿Quién se beneficia de ello?
¿Cómo podemos salir de esta situación? Hay que organizar por
l
fin verdaderos debates entre esos dos bloques. Pero primero es con-
su
veniente dilucidar la ambigüedad alimentada por algunos sobre es-
tas dos nociones: “periodista neutral” y “periodista comprometido”.
n
Investig’Action, el portal web que fundé en el 2004, asume sin
co
complejos su carácter de medio de comunicación comprometido.
Un defecto según algunos. Para mucha gente del oficio, “periodista
comprometido” suena a insulto. No “neutral” es igual a no profesio-
nal, y tampoco serio.
Mi respuesta es sencilla: en un mundo dominado por las multi-
ra
ta
ción objetiva busca la verdad en los hechos, examina objetivamente
las situaciones y busca las causas. Esto es indispensable para que la
l
gente pueda reflexionar sobre los problemas y decidir cómo quiere
su
resolverlos.
Lamentablemente, al presentar las guerras bajo términos en-
gañosos como “intervención humanitaria”, “lucha contra el terro-
rismo”, “armas de destrucción masiva” o “derechos humanos”, los
n
medios oficiales ocultan los intereses económicos y estratégicos.
co
Impiden que la gente comprenda y, por lo tanto, que intervenga en
el debate como ciudadanos.
Peor aún, cuando los medios de comunicación alternativos mues-
tran el otro lado de la moneda, los medios oficiales los etiquetan
frenéticamente como: “¡populistas!”, “¡complotistas!”, “¡amigos de
ra
ta
piensa como nosotros. Los periodistas y los ciudadanos deben en-
contrarse para intercambiar libremente, sin el yugo del sistema.
l
Para que ocurra esto hace falta que los medios de comunica-
su
ción independientes se organicen con mayor eficacia y, en la medida
de lo posible, con más coordinación. En todo caso, que movilicen a
toda esa gente que espera y que está dispuesta a echar una mano.
Esta es la filosofía de Investig’Action. Un periodismo participativo y
n
ciudadano, a favor de verdaderos debates. Que la gente pueda dejar
co
a un lado el miedo que se le ha inoculado por goteo. Que puedan ha-
cer las preguntas que molestan. Por ejemplo, ¿cuánto me cuesta la
guerra? ¿Qué se podría hacer con ese dinero para la gente como yo?
178
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump
ta
formación en 1991. No hemos dejado de invitarlos a que se compro-
metan personalmente en la batalla de la información: “Todos somos
l
periodistas”.
su
Porque no habrá paz sin justicia, y no habrá justicia sin una in-
formación verdadera.
n
co
ra
pa
F
PD
62 Comunicación personal.
179
PD
F
pa
ra
co
nsu
l ta
BIBLIOGRAFÍA
ta
de estrategia.
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PRIMERA PARTE
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CAPÍTULO 1
LAS CAUSAS ECONÓMICAS DEL DECLIVE DE
ESTADOS UNIDOS - HENRI HOUBEN 13
l
su
CAPÍTULO 2
¿CUÁL ES LA ESTRATEGIA DE TRUMP? - MOHAMED HASSAN 31
Ficha n.˚ 1
n
¿De dónde surgieron Kissinger y Brzezinski? - Majed Nehmé 54
co
CAPÍTULO 3
¿SIRIA, UN GIRO DECISIVO DE LA HISTORIA? - MAJED NEHMÉ 55
Ficha n.˚ 2
Los negros blancos de Europa - Mohamed Hassan 68
ra
CAPÍTULO 4
TRUMP VISTO DESDE ESTADOS UNIDOS - JOHN CATALINOTTO 69
pa
CAPÍTULO 5
¿POR QUÉ EUROPA LLORA A CLINTON? - BRUNO DRWESKI 77
Ficha n.˚ 3
La guerra en Ucrania y sus refugiados - Badia Benjelloun 85
F
Ficha n.˚ 4
¿Cuál es la relación de Gran Bretaña con la UE? -
PD
Mohamed Hassan 85
CAPÍTULO 6
¿POR QUÉ ESTE AUGE GENERALIZADO DE LA EXTREMA
DERECHA?- SAÏD BOUAMAMA 87
SEGUNDA PARTE
LAS 7 COSAS QUE SABEMOS (O NO) SOBRE
DONALD TRUMP – MICHEL COLLON 95
1. Trump ha dicho cosas útiles 96
2. Trump es el producto de la crisis 100
ta
3. El balance que se ha hecho de Obama
no cuenta realmente la verdad 111
l
4. La élite estadounidense está muy dividida:
su
¿es eso algo bueno? 119
5. ¿Trump, un aliado de los trabajadores? 136
6. ¿Más o menos guerras? 144
7. ¿Qué pueden hacer los ciudadanos? 156
n
BIBLIOGRAFÍA
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F
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