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INTEGRANTES:
-CRUZ AYASTA CESAR IVAN
-SEGURA ALVARADO JHON
-SANCHEZ COTRINA SEGUNDO
FECHA: 20 DE JUNIO
ARMAS: Instrumento, máquina o medio usados para atacar o defenderse.
CONVENCIONALES: Se aplica a las armas tradicionales por oposición a las nuevas, como
nucleares, biológicas, químicas.
CONCEPTO:
El derecho internacional humanitario prohíbe o
restringe el empleo de ciertos tipos de armas
convencionales con el fin de proteger a la
población civil contra los efectos del uso
indiscriminado de dichas armas y evitar que
causen lesiones a los combatientes que
excesivas sean excesivas y que no persigan
ningún fin militar. El principal instrumento
jurídico que regula el uso de armas
convencionales es la Convención de 1980 sobre
ciertas armas convencionales.
La Convención de 1980 sobre prohibiciones o restricciones del empleo de ciertas armas convencionales
que puedan considerarse excesivamente nocivas o de efectos indiscriminados (Convención sobre ciertas
armas convencionales o CCAC) se redactó sobre la base de las normas generales del derecho internacional
humanitario que prohíben el empleo de armas de efectos indiscriminados o que, por su naturaleza,
puedan causar daños superfluos o sufrimientos innecesarios. La Convención contiene disposiciones
generales que regulan las condiciones de empleo de dichas armas y su ámbito de aplicación. Los
Protocolos anexos imponen prohibiciones y restricciones en el empleo de armas específicas por razones
humanitarias.
Los primeros tres Protocolos fueron aprobados en 1980, durante las sesiones de negociación de la
Convención. Los Protocolos IV y V fueron aprobados en 1995 y 2003, respectivamente. El Protocolo I
prohíbe el uso de armas que provoquen lesiones mediante fragmentos no localizables por rayos X. El
Protocolo II, enmendado en 1996, se refiere al empleo de minas terrestres, armas trampa y otros
artefactos explosivos, y estipula que las partes deberán adoptar las medidas necesarias para minimizar el
peligro que representan esas armas una vez finalizados los conflictos armados. El Protocolo III prohíbe
atacar con armas incendiarias a la población civil o los bienes de carácter civil. También prohíbe los
ataques aéreos con armas incendiarias contra objetivos militares situados en zonas de concentración de
población civil. El Protocolo IV prohíbe el uso y la transferencia de armas láser cegador. Por último, el
Protocolo V, sobre restos explosivos de guerra, establece un marco normativo para reducir los peligros y
los efectos de los restos de explosivos en situaciones de posconflicto.
Una característica importante de la CCAC es que admite ampliaciones y que es posible adoptar nuevos
Protocolos que respondan al desarrollo de nuevas armas o a posibles cambios en la conducción de
hostilidades. Mediante un sistema de conferencias de examen, los Estados tienen la posibilidad de debatir
enmiendas a la Convención y a sus Protocolos, y de proponer Protocolos adicionales sobre armas
convencionales que aún no estén consideradas en los Protocolos existentes. Ya ha habido propuestas para
la inclusión de nuevos Protocolos sobre minas antivehículo y municiones en racimo.
LA CONVENCIÓN SOBRE CIERTAS ARMAS
CONVENCIONALES
La Convención sobre prohibiciones o restricciones del empleo de
ciertas armas convencionales que puedan considerarse
excesivamente nocivas o de efectos indiscriminados enmendada
el 21 de diciembre de 2001 suele conocerse como la
Convención sobre ciertas armas convencionales. También se
utiliza Convención sobre armas inhumanas.
La Convención original con tres Protocolos anexos se adoptó el 10 de octubre de 1980 y se abrió
a la firma durante un año desde el 10 de abril de 1981. Un total de 50 Estados firmaron la
Convención, que entró en vigor el 2 de diciembre de 1983. En la actualidad, 111 Estados son
partes en la Convención, y otros 5 la han firmado pero aún no la han ratificado.
En la Segunda Conferencia de los Estados partes encargada del examen de la Convención, que
tuvo lugar en Ginebra, entre el 11 y el 21 de diciembre de 2001, los Estados Partes decidieron
abordar la cuestión del ámbito de aplicación de la Convención y sus Protocolos anexos. En su
forma originalmente aprobada, la Convención se aplicaba sólo a situaciones de conflictos
armados internacionales. Teniendo en cuenta el hecho de que la mayoría de conflictos hoy en
día suceden dentro de las fronteras de un Estado, los Estados Partes acordaron enmendar la
Convención, de acuerdo con el párrafo 1 b), artículo 8, para que también se aplique a situaciones
de conflictos armados no internacionales. La Enmienda al Artículo 1 de la Convención entró en
vigor el 18 de mayo de 2004.
El Protocolo más reciente anexado a la Convención, el Protocolo V sobre los restos explosivos
de guerra se aprobó el 28 de noviembre de 2003 en la Reunión de los Estados Partes en la
Convención. El Protocolo, que es el primer instrumento negociado multilateralmente que se
enfrenta al problema de artefactos explosivos abandonados y sin detonar pretende erradicar la
amenaza diaria que esos legados de la guerra suponen para las poblaciones que necesitan
desarrollarse y para el personal de asistencia humanitaria desplazado allí para ayudarlas. En
virtud de lo dispuesto en el artículo 5, párrafo 3, de la Convención, el Protocolo V entró en vigor
el 12 de noviembre de 2006.
La línea cada vez más borrosa entre las armas nucleares y convencionales
está aumentando la amenaza de una guerra nuclear.
Las armas nucleares y no nucleares nunca han estado completamente
separadas unas de otras.
El bombardero B-29, por ejemplo, fue diseñado y construido para lanzar misiles
convencionales. Pero el 6 de agosto de 1945, uno de estos aviones, el Enola
Gay, lanzó un arma nuclear en la ciudad japonesa de Hiroshima.
74 años después, nueve países poseen ahora miles de armas nucleares, que
se están mezclando cada vez más con las no nucleares.
La reserva mundial de armas nucleares se redujo desde su máximo histórico de
alrededor de 64.000 en 1986, pero algunas armas contemporáneas son
unas 300 veces más poderosas que la bomba que cayó sobre Hiroshima.