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DETERMINACIÓN ÓPTIMA DE LAS FUNCIONES

HIDRÁULICAS DE UN SUELO ARENOSO: 2. CURVA DE


CONDUCTIVIDAD HIDRÁULICA.

Moral, F.J., López, F., Marcos, A., y Martínez, E.(p)

RESUMEN: Seleccionado el modelo (Moral et al., 2002) que caracteriza las curvas de
retención del agua en el suelo arenoso estudiado, en este caso el de Rossi y Nimmo
(1994), es necesario conseguir una función que describa la curva de conductividad
hidráulica. Entre las numerosas opciones que se encuentran en la literatura, se analizan
los modelos de Mualem (1976) y Burdine (1953) por su base física y los buenos
resultados obtenidos en diversos trabajos (Van Genuchten et al., 1991). Al integrar en
ellos las curvas de retención se comprueba como el modelo de Mualem combinado con
el de Rossi y Nimmo nos produce la función de conductividad hidráulica que mejor se
ajusta a los datos experimentales. Estos se consiguieron previamente a partir de las
medidas de la difusividad del suelo.

1. INTRODUCCIÓN.

Conjuntamente con las curvas de retención, la determinación de las curvas de


conductividad hidráulica es de una importancia básica en los trabajos y estudios
relacionados con el movimiento del agua y los solutos por el perfil de un suelo
determinado. En ellas se relaciona la conductividad hidráulica, K (LT-1), con el
contenido de humedad volumétrica del suelo, θ (L3L-3). También puede determinarse
una función entre la conductividad hidráulica, K, y la componente matricial del
potencial, h (L), ya que ésta última se relaciona con la humedad volumétrica por medio
de la curva de retención del agua en el suelo.

Otra posibilidad para determinar la curva de conductividad hidráulica se encuentra en la


obtención de la difusividad del agua en el suelo, D (L2 T-1). Se define de la forma:

dh
D=K (1)

Al igual que ocurre con las curvas de retención, es necesario encontrar una relación
analítica continua, lo más sencilla posible, que se ajuste adecuadamente a los datos
experimentales. Con frecuencia, mediante un análisis de regresión, se ajustan los
parámetros de una función matemática a los puntos conocidos.

Las relaciones existentes en la literatura se pueden dividir en 3 grupos: a) Funciones de


la forma K(θ). Por ejemplo, las propuestas por Burdine (1953), Brooks y Corey (1964),
Mualem (1976), o Van Genuchten (1980). b) Funciones del tipo K(h). Como las
propuestas por Rijtema (1965) c) Funciones D(θ). Destacan las propuestas por Gardner
y Mayhugh (1958).

En este trabajo se analiza el ajuste de una serie de datos, obtenidos experimentalmente,


a los modelos de Burdine (1953) y Mualem (1976), estudiándose la influencia de la

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elección previa de un modelo adecuado para las curvas de retención del agua en el suelo
empleado.

2. MATERIALES Y MÉTODOS.

2.1. Determinación de la difusividad del agua en el suelo.

La obtención de puntos de la curva de conductividad hidráulica mediante la


experimentación, puede ser un proceso complicado. Existen varios métodos para medir
la conductividad hidráulica en función del contenido de humedad o de la componente
matricial del potencial (Stolte, 1997, cap. 6 y 7), pero la mayoría de ellos son difíciles de
construir adecuadamente, costosos en muchos casos, o requieren ensayos que suponen
unas estimaciones poco precisas o limitadas a unas condiciones particulares. Sin
embargo, es más fácil determinar una medida indirecta de la conductividad hidráulica,
como es la difusividad del agua en el suelo. Existen dos métodos que nos proporcionan
un conocimiento directo de la difusividad de forma sencilla. Uno es unidimensional
(Bruce y Klute, 1956) y otro bidimensional (Turner y Parlange, 1975). Con el análisis
de ambos se determinará el método más idóneo para la aplicación al suelo arenoso
objeto de estudio y, a partir de éste, podremos encontrar puntos de la curva de
conductividad hidráulica a los cuales se ajustará alguna de las funciones matemáticas
propuestas.

Según la expresión (1), la difusividad es una característica física del suelo que relaciona
la conductividad hidráulica, K, la componente matricial del potencial, h, y el contenido
de humedad volumétrica, θ. Es una función alternativa a la conductividad hidráulica
para definir el comportamiento del agua en el suelo. Se supone que la difusividad
depende únicamente de la humedad. Para caracterizar la difusividad se ha usado
tradicionalmente el método de Bruce y Klute, adoptado de autores anteriores, quienes
aprovechaban que en flujos horizontales, unidimensionales, no intervenía la
componente gravitatoria, simplificando notablemente la ecuación de Richards:

∂θ ∂  ∂θ 
= D  (2)
∂ t ∂x  ∂ x 

siendo t el tiempo y x la coordenada horizontal.

Esta ecuación fue resuelta por primera vez, considerando que la difusividad era variable,
por Klute (1952). Bruce y Klute (1956) aplicaron la ecuación anterior al avance de la
humedad en un tubo horizontal, conteniendo suelo homogéneo, para obtener la relación
entre la difusividad y la humedad. El agua penetrará en el suelo tan rápidamente como
éste pueda absorberla, ya que el potencial de aplicación en el extremo libre es nulo. La
constante gravitatoria y la coordenada vertical no influyen en el problema, porque el
tubo es de un diámetro relativamente pequeño.

La ecuación (2), es diferencial en derivadas parciales, no lineal, por lo que no se puede


resolver por métodos sencillos. Bruce y Klute utilizaron la transformada de Boltzmann
para conseguir una ecuación diferencial ordinaria. Utilizando esta transformación, λ = x
t-1/2, se tiene:

1173
1 θx
D( θ x ) = −
2 (dθ / dλ ) θ x ∫ θi
λ dθ (3)

Turner y Parlange (1975) exten-dieron este método al plano, considerando un flujo


radial. En este caso, la transformación a considerar se define como: η = rt-1/2. Con ésta
se obtiene la expresión para la difusividad:

η −1 θx
D( θ x ) = −
2 (dθ / dη) θ x ∫
θi
η 2 (a ) da (4)

Ambos métodos se han utilizado en diferentes condiciones. Sin embargo no se han


comparado sus resultados. Debido a que en medios arenosos la forma bidimensional
pudiera ser más rápida en cuanto a su aplicación, y por la importancia que implica el
conocimiento del movimiento del agua en medios porosos granulares, es necesario
comparar la actuación de ambos métodos y comprobar la idoneidad de su uso. Para ello
se emplearon dos tipos de suelos, uno arenoso (El Abalario) y otro arcilloso (Tomejil).
El suelo arenoso se lavó con agua oxigenada para que perdiera las características
hidrófobas observadas (Moral, 1999).

Las muestras del suelo se secaron al aire y se tamizaron por una malla de 2 mm. Los
contenidos de humedad iniciales quedaron por debajo de 0.01 gg-1 en el suelo arenoso y
0.08 gg-1 en el arcilloso. Las densidades aparentes medias de las muestras secas, fueron
1.58 y 1.21 g/cm3 para la arena y arcilla respectivamente. Se realizaron dos ensayos
distintos por muestra de suelo para medir la difusividad.

2.1.1. Ensayo bidimensional.


Para esta técnica se utilizó una caja desmontable con dos tapas de 60 × 60 cm de
superficie, con una profundidad de 2 cm. La tapa superior tenía un orificio circular en el
centro de aproximadamente 1.5 cm de diámetro. Las caras superior e inferior de la caja
eran transparentes, para poder registrar el frente de humedecimiento lateral. El agua se
suministró a través de un gotero, de los utilizados en medicina. Se llenó progresi-
vamente la caja con cada uno de los suelos, compactándola simultáneamente. Por el
centro de la cara superior de la caja se aplicaron, en dos ensayos por suelo, dos caudales
de agua de 2.5 y 5 ml/min respectivamente. Sobre ambas caras de la caja se fue
marcando el avance de la superficie mojada, en intervalos de tiempo variables en
función del tipo de suelo y del caudal empleado. Una vez finalizado el aporte de agua se
tomaron 40 muestras, para medir la humedad gravimétrica según ocho direcciones
radiales, desde el centro de la caja. La densidad aparente se estimó a partir del peso y el
volumen de suelo compactado en la caja.

En la figura 1 se representan la superficies de humedecimiento en función del tiempo,


para cada uno de los suelos y caudales. Para un tiempo cualquiera, la superficie
humedecida es mayor a medida que aumenta el caudal; para suelos arenosos en los
primeros minutos no se aprecian diferencias importantes para ambos caudales. Sin
embargo, en el caso del suelo arcilloso, el frente de humedecimiento varía desde el
inicio del ensayo. En la figura 2 se ajustan a cada tipo de suelo sendas curvas
polinómicas de tercer grado, para cada una de las nubes de puntos obtenidas al
representar el contenido de humedad al final de cada ensayo menos la inicial, frente a la

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transformada de Boltzmann normalizada. Existe una relación entre caudales y la
transformada de Boltzmann normalizada del tipo:
2 Q1 2 Q2
 η01  η 
  ≈  02  (5)
 η1   η2 

siendo η0i la posición media del frente en el tiempo de cada ensayo y Qi el caudal
aplicado. Como consecuencia de esto, cuando se aplica Qi /2, en el eje de abscisas se
considerará η/η0.

En la tabla 1 se exponen los coeficientes obtenidos al realizar el ajuste de los datos a un


polinomio, para cada uno de los suelos.

Al resolver la ecuación (4), integrando el área de las curvas obtenidas en la figura 5, se


estiman los valores de la difusividad (figura 5).

Tabla 1. Coeficientes del polinomio de ajuste. Ensayo bidimensional.


Suelo a b c d
El Abalario 0.25 -0.26 0.97 -0.58
Tomejil 0.15 -0.18 0.14 -0.12

2.1.2. Ensayo unidimensional.

Se emplearon anillos cilíndricos de latón de 4 cm de radio, con dos alturas, 1 y 2 cm.


Unidos estos anillos formaron una columna de suelo. En los extremos del tubo se
colocaron dos telas de malla muy fina, con el objeto que permitieran pasar el agua pero
no el suelo. Al extremo que iba a entrar en contacto directo con el agua se le acopló una
tela metálica de hierro galvanizado de 1 mm2 de sección, para darle una mayor
protección. El agua se aportó al sistema mediante un dispositivo de Mariotte, con
presión nula (figura 3).

60 ARENA 60 ARCILLA
5 ml/min
2.5 ml/min 5 ml/min 2.5 ml/min
50 50

40 40
Area (dm )

Area (dm )
2

30 30

20 20

10 10

0 0
0 20 40 60 80 100 120 140 0 50 100 150 200 250 300
Tiempo (minutos) Tiempo (minutos)

Figura 1. Relación entre el tiempo y el área humedecida.

Una vez unidos los anillos se fue llenando la columna con cada tipo de suelo, al tiempo
que se sometió a una ligera vibración, favoreciendo la compactación progresiva del
suelo. La estimación de la densidad aparente para cada ensayo se realizó mediante
diferencia de pesada de la columna vacía y llena, conociendo el volumen del tubo. En

1175
función del tipo de suelo, la duración del ensayo fue variable, desde algunos minutos
para el suelo arenoso hasta horas en el caso de la arcilla. Una vez acabado el ensayo, se
seccionó el tubo en los anillos correspondientes, determinándose a continuación el
contenido de humedad en cada uno de ellos.
0.30 0.6

0.25 0.5

0.20 0.4

0.15 0.3

0.10 0.2

0.05 0.1
ARENA ARCILLA

0.00 0.0
0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0 0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0

Figura 2. Ensayo bidimensional: ajuste de curvas polinómicas a las nubes de puntos.

En la figura 4 se relaciona el contenido de humedad, θ, y la transformada de Boltzman,


λ, para cada tipo de suelo. Se ajustaron curvas polinómicas de cuarto grado (tabla 2)
para cada una de las nubes de puntos. Resolviendo la ecuación (3), e integrando el área
de las curvas de la figura 4, se estiman los valores de la difusividad.

Figura 3. Dispositivo para la realización del ensayo unidimensional.

30 60

25 50

20 40

15 30

10 20

5 10
ARENA ARCILLA

0 0
0.0 0.3 0.6 0.9 1.2 1.5 0.00 0.05 0.10 0.15 0.20 0.25 0.30 0.35

Figura 4. Ensayo unidimensional: ajuste de curvas polinómicas a las nubes de puntos.

En la figura 5 se muestran las relaciones entre el contenido de humedad, expresado


como grado de saturación, Se, y la difusividad. A la vista de los resultados, podemos
concluir que en función de la textura del suelo: 1) El método unidimensional estaría más
indicado para suelos arenosos. Posiblemente por los problemas de la compactación

1176
previa al ensayo, es complicado emplear el método bidimensional en estos suelos. Por
otra parte, al no caer bruscamente la humedad, se pueden seccionar perfectamente los
distintos anillos del método unidimensional. 2) Contrariamente, el método
bidimensional parece más apropiado que el unidimensional en los suelos arcillosos,
observándose una menor irregularidad del frente de humedecimiento. No obstante, por
problemas de variabilidad, es conveniente hacer un mayor número de repeticiones.
Según lo expuesto, al tratar en nuestro trabajo con un suelo texturalmente arenoso,
adoptamos los datos experimentales conseguidos al aplicar la metodología unidimen-
sional.

Tabla 2. Coeficientes del polinomio de ajuste. Ensayo unidimensional.


Suelo a b c d e
El Abalario 33.35 -56.78 221.91 -332.34 139.80
Tomejil 50.41 -102.32 2550.7 -24791.1 52647.8

1.50 El Abalario 1.25 Tomejil


Unidimensional Bidimensional
(polinomica) (exponencial)
1.25
1.00
Difusividad, D (mm / min)

Difusividad, D (mm / min)

1.00
2

0.75

0.75

0.50
0.50
Bidimensional Unidimensional
(exponencial) (exponencial)
0.25
0.25

0.00 0.00
0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0 0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0
Grado de saturación, Se Grado de saturación, Se

Figura 5. Relaciones entre la difusividad y la humedad. Se indican los métodos utilizados y el tipo de
función que mejor se ajusta en cada uno de los casos.

2.2. Modelos de Mualem y Burdine.

Como ya se hizo en el caso de las curvas de retención, se utiliza el programa RETC para
obtener el ajuste de los parámetros a los modelos que en él se proponen, los de Burdine
(1953) y Mualem (1976). Ambos han sido empleados satisfactoriamente en numerosas
ocasiones y su formulación consta de una base física bien definida (Van Genuchten et
al., 1991).

La expresión que propone Mualem (1976) para predecir la conductividad hidráulica


relativa, Kr, cociente entre la conductividad hidráulica subsaturada y la saturada, es:
2
 f (Se )  Se 1
Kr ( Se ) = S  l
 f (1) 
e  con f (Se ) = ∫0 h( x )
dx (6)

El parámetro l es un indicador de la unión entre los poros, tomando el valor medio de


0.5 para la mayoría de los suelos.

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Si se considera el modelo de Van Genuchten para la curva de retención, sustituyendo h
en la misma e incorporándola en la expresión (6), al resolver la integral y sustituir se
tiene que:

[
K r ( S e ) = S el 1 − (1 − S e1/ m ) ]
m 2
(7)

La función de difusividad del agua en el suelo correspondiente a (7) será:

D( S e ) =
(1 − m) K s S el −1/ m
α m (θ s − θ r )
( [
1 − S e1/ m ) + (1 − S e1/ m ) − 2
−m m
] (8)

Para suelos arenosos, cuya curva de retención suele aproximarse más gradualmente a
saturación que en el caso de los de textura arcillosa, el uso de la restricción m = 1-1/n es
necesario (Van Genuchten et al., 1991).

El modelo propuesto por Burdine (1953), puede escribirse de la forma:

g( Se ) Se 1
K r ( S e ) = S el con g( Se ) = ∫ dx (9)
g (1) 0
[h( x ) ] 2
En este caso, l adquiere el valor 2.

Procediendo de igual forma que en el caso del modelo de Mualem, si se considera el


modelo de Van Genuchten para la curva de retención se llega a:

[
K r ( S e ) = S el 1 − (1 − S e1/ m )
m
] (10)

La función de difusividad correspondiente a (10) será:

D( S e ) =
(1 − m) K s S el − ( m+1)/ 2 m
2 α m (θ s − θ r )
( [
1 − S e1/ m )
− ( m +1)/ 2
− (1 − S e1/ m )
( m −1)/ 2
] (11)

En las expresiones (10) y (11) se considera que se cumple la relación m = 1-2/n.

La conductividad hidráulica saturada, Ks, se determinó en laboratorio por el método de


la carga variable (Klute, 1986, cap. 28; Stolte, 1997, cap. 5), siendo el valor medio
estimado para el suelo objeto de estudio de 0.015 cm/s. También se han efectuado
medidas en campo de Ks, utilizando el método de Philip-Dunne. Los valores obtenidos
no difieren substancialmente del indicado con anterioridad, siendo la media 0.016 cm/s
(De Haro et al., 1998).

2.3. Modelos de Mualem-Rossi y Nimmo.

La elección del modelo de unión, como el mejor de los analizados para caracterizar la
curva de retención de agua del suelo objeto de estudio, tiene una ventaja adicional. Es
integrable de forma sencilla y puede usarse en un modelo de conductividad como el de
Mualem (1976). Por lo tanto, se considera esta posibilidad para la obtención de una
función matemática que caracterice la curva de conductividad hidráulica del suelo.

1178
La expresión resultante de este modelo proviene de la combinación de las relaciones (6),
además de la consideración del modelo de unión de Rossi y Nimmo para la curva de
retención. La expresión (6) puede escribirse también de la forma:

θ f 2 (θ)
K r (θ) = (12)
θ s f 2 (θ s )
siendo,
f(θ)=fIII(θ) , 0 ≤ θ < θ j ; f(θ)=fII(θ) , θ j ≤ θ < θ i ; f(θ)=fI(θ) , θ i ≤ θ ≤ θ s (13)

y
α   θ  
fIII(θ) = exp  − 1 (14)
hd   α θs  

( λ +1) / λ ( λ +1) / λ
λ  θ  θj  
fII(θ) = fIII(θj) +   −   (15)
ha ( λ + 1)  θ s   θs  

2 c 1/ 2  θi 
1/ 2
 θ 
1/ 2

fI(θ) = fII(θi) +  1 −  −  1 −   con θi = θ (hi) y θj = θ (hj) (16)


ha  θ s   θ s  

3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN.

Aunque el valor de la conductividad hidráulica saturada es conocido, no será incluido en


la base de datos de los puntos determinados experimentalmente y pertenecientes a la
curva de conductividad hidráulica. Esto se hace porque en el programa RETC pueden
producirse posibles problemas en la convergencia de algunos parámetros, al igual que
ocurría en el caso de las curvas de retención.

Tabla 3. Parámetros estimados con el programa RETC, para ambos modelos.

l n Nivel de Grados de F R2
significación libertad
Mualem 0.5 2.14 < 0.0001 43 62.71 0.77

Burdine 2 2.14 < 0.0001 43 57.63 0.73

En la tabla 3 se tienen los valores de los parámetros de las funciones matemáticas


correspondientes a ambos modelos, así como los parámetros característicos de los
ajustes realizados. A la vista de los mismos, cabría decir que, por tener un mayor R2 y
un mayor valor del estadístico F, el modelo de Mualem muestra un ajuste más exacto a
los datos experimentales. Cuando se utiliza el modelo de Mualem-Rossi y Nimmo, los
parámetros correspondientes son los estimados para las curvas de retención (Moral et
al., 2000). Los valores de las humedades, determinadas a partir de las mismas, serían
0.0015 cm3cm-3 y 0.2783 cm3cm-3 para θj y θi respectivamente. En el caso de la
conductividad hidráulica no suele existir la histéresis de forma tan acusada como en las
curvas de retención del agua, siendo generalmente única.

1179
En la figura 6 se representa la curva de conductividad hidráulica obtenida con el modelo
de Mualem-Rossi y Nimmo en comparación con la conseguida con el modelo de
Mualem, utilizando el programa RETC. Se puede observar como a partir de los
contenidos de humedad en los cuales la conductividad hidráulica relativa adquiere una
cierta importancia, cuando θ = 0.15 cm3cm-3 aproximadamente, las diferencias entre
ambas curvas son claras. Para elegir una u otra, es conveniente la utilización de un
índice que nos marque la separación de los datos estimados de los medidos o, lo que es
igual, el ajuste de la curva a los datos experimentales. Según la tabla 3, para la curva
obtenida con el programa RETC se tenía un R2 = 0.77 y un valor de 62.71 en el
estadístico F. Comoquiera que, para la curva conseguida con la combinación Mualem-
Rossi y Nimmo se tiene un R2 = 0.83 y un valor para F de 70.05, con 43 grados de
libertad y un nivel de significación menor de 0.0001, ésta última se puede considerar
como la más adecuada.
1.0
Curva de Conductividad Hidráulica

Mualem-RETC
0.8 Mualem-Rossi y Nimmo

0.6
S
K/K

0.4

0.2

0.0
0.05 0.15 0.25 0.35
0.0 0.1 0.2 0.3 0.4
3 3
Humedad Volumétrica (cm /cm )

Figura 6. Curvas de conductividad hidráulica obtenidas con el modelo de Mualem.

4. CONCLUSIONES.

Para modelizar la curva de conductividad hidráulica correspondiente al suelo arenoso


del Parque Natural de Doñana, el modelo de Mualem (1976) con la consideración del
modelo de unión de Rossi y Nimmo (1994), se ajusta adecuadamente a los datos
experimentales. La universalidad que habitualmente se confiere a algunos modelos,
tanto para caracterizar la curva de conductividad hidráulica como para la curva de
retención del agua, en especial al de Van Genuchten, debe ser tomada con mucha
precaución, puesto que en muchos casos, como en el analizado en este trabajo, sus
resultados no son los mejores posibles, pudiendo estimar de forma bastante alejada de la
real algunos parámetros básicos, como el contenido de humedad en saturación en el
caso estudiado

REFERENCIAS.

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Irrig. Drain. Div. Am. Soc. Civ. Eng. 92:61-87.

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Am. Proc. 20:458-462.

1180
Burdine, N.T. 1953. Relative permeability calculation from size distributions data.
Trans. AIME. 198:71-78.

De Haro, J.M., Vanderlinden, K., Gómez, J.A., y Giráldez, J.V. 1998. Medida de la
conductividad hidráulica saturada del suelo con el infiltrómetro de Philip-Dunne:
aplicabilidad y limitaciones. Actas de las III Jornadas sobre la Zona No Saturada.
Huelva.

Gardner, W.R., y Mayhugh, M.S. 1958. Solutions and tests of the diffusion equation for
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Klute, A. 1952. A numerical method for solving the flow equation for water in
unsaturated materials. Soil Sci. 73:105-116.

Moral, F.J., Martínez, E., Marcos, A., Cuadros, F., y López, F. Determinación de las
funciones hidráulicas de un suelo arenoso: 1. Curva de retención del agua. VI Congreso
Internacional de Ingeniería de Proyectos. Barcelona, 2002.

Moral, F.J. 1999. Hidrología de los suelos arenosos del Parque Natural del Entorno de
Doñana. Tesis doctoral. Universidad de Córdoba, España.

Mualem, Y. 1976. A new model for predicting the hydraulic conductivity of unsaturated
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Rijtema, P.E. 1965. An analysis of actual evapotranspiration. Agric. Res. Rep. 659.
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Van Genuchten, M.T., Leij, F.J., y Yates, S.R. 1991. The RETC code for quantifying the
hydraulics functions for unsaturated soils. US Salinity Laboratory. Riverside,
California.

CORRESPONDENCIA.

Escuela de Ingenierías Industriales. Dpto. de Expresión Gráfica.


Avda. de Elvas, s/n. 06071 Badajoz.
Tfno: 957 289600 . E-mail: fjmoral@unex.es

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