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No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego,

presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que


sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en
Cristo Jesús.
Filipenses 4:6-7.

Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu


Dios.
Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.
Isaías 41:10.

Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.


1 Pedro 5:7.

Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por
su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el
cuerpo más que la ropa?
Mateo 6:25.

Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes.
Cada día tiene ya sus problemas.
Mateo 6:34.

Cuando en mí la angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de


alegría.
Salmos 94:19.

No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí.


Juan 14:1.

La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el


mundo. No se angustien ni se acobarden.
Juan 14:27.

La angustia abate el corazón del hombre, pero una palabra amable lo alegra.
Proverbios 12:25.

Ante ti, Señor, están todos mis deseos; no te son un secreto mis anhelos.
Salmos 38:9.
Francamente, mientras más sabiduría, más problemas; mientras más se sabe,
más se sufre.
Eclesiastés 1:18.

Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que
siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra
abunde en ustedes.
2 Corintios 9:8.

Y cuando los arresten y los sometan a juicio, no se preocupen de antemano por


lo que van a decir. Sólo declaren lo que se les dé a decir en ese momento,
porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo.
Marcos 13:11.

No se preocupen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se


vestirán. La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa.
Lucas 12:22b-23.

Aleja de tu corazón el enojo, y echa fuera de tu ser la maldad, porque confiar


en la juventud y en la flor de la vida es un absurdo.
Eclesiastés 11:10.

Al llegar a este punto, Job se levantó, se rasgó las vestiduras, se rasuró la


cabeza, y luego se dejó caer al suelo en actitud de adoración. Entonces dijo:
«Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo he de partir.
El Señor ha dado; el Señor ha quitado.
¡Bendito sea el nombre del Señor!»
Job 1:20-21.

Oí una potente voz que provenía del trono y decía: « ¡Aquí, entre los seres
humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán
su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda
lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque
las primeras cosas han dejado de existir.»
Apocalipsis 21:3-4.

El que recibió la semilla que cayó entre espinos es el que oye la palabra, pero
las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas la ahogan, de
modo que esta no llega a dar fruto.
Mateo 13:22.

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