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en el discurso
COMUNICACIÓN EFICAZ
ORATORIA
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CONTENIDO DE LA MATERIA
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Antes de intentar mejorar la voz, primero hace falta entender cómo se produce
el sonido al hablar. Este es el proceso que tendremos que optimizar si
pretendemos manejar eficientemente nuestra principal herramienta sonora
como oradores.
La voz humana se produce voluntariamente por medio del aparato fonador o
fonatorio, que está formado
por los pulmones como
fuente de energía en la
forma de un flujo de aire; la
laringe, que contiene las
cuerdas vocales; la faringe;
las cavidades oral (o
bucal) y nasal y una serie
de elementos
articulatorios: los labios,
los dientes, el alvéolo, el
paladar, el velo del paladar
y la lengua.
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faringe que permite tapar la glotis durante la deglución para evitar que el
alimento ingerido se introduzca en el tracto respiratorio.
Durante la respiración y la
fonación (emisión de sonido) la
epiglotis está separada de la
glotis permitiendo la
circulación del flujo de aire.
Durante la deglución, en
cambio, la laringe ejecuta un
movimiento ascendente de
Cuerdas vocales modo que la glotis apoya sobre
la epiglotis.
La porción que incluye las cavidades faríngea, oral y nasal junto con los
elementos articulatorios, se denomina genéricamente “cavidad supraglótica”, en
tanto que los espacios por debajo de la laringe, es decir, la tráquea, los
bronquios y los pulmones, se denominan “cavidades infraglóticas”.
Cuando la glotis comienza a cerrarse, el aire que la atraviesa proveniente de los
pulmones experimenta una turbulencia, emitiéndose un ruido de origen
aerodinámico conocido como aspiración (aunque en realidad acompaña a una
espiración o exhalación). Esto sucede en los sonidos denominados “aspirados”.
La articulación es una
modificación
principalmente a nivel
temporal de los sonidos,
y está directamente
relacionada con la
emisión de los mismos y
con los fenómenos
transitorios que los
acompañan.
El filtrado actúa
modificando el espectro
del sonido. Tiene lugar
en las cuatro cavidades supraglóticas principales: la faringe, la cavidad nasal, la
cavidad oral y la cavidad labial. Las mismas constituyen resonadores acústicos
que enfatizan determinadas bandas frecuenciales del espectro generado por las
cuerdas vocales, conduciendo al concepto de formantes, es decir, una serie de
picos de resonancia ubicados en frecuencias o bandas de frecuencia que son
bastante específicas para cada tipo de sonido.
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El diafragma
El diafragma es un músculo interno que separa la cavidad torácica (corazón,
pulmones y costillas) de la cavidad abdominal y realiza una función importante
en la respiración. Se convierte en la base de los pulmones donde estos se apoyan
y cierra totalmente la caja torácica, cubriendo las vísceras por arriba.
A medida que el aire es expulsado hacia arriba, las cuerdas vocales se separan
momentáneamente, permitiendo que el aire circule entre ellas. El flujo de aire y
la elasticidad de las cuerdas vocales hacen que vuelvan a cerrarse. La
producción de estas vibraciones se conoce como “fonación”. Cuando exhala, el
diafragma se relaja y la pared abdominal se contrae. El diafragma en relajación
se alza, empujando el aire fuera de los pulmones. El aire exhalado permite la
producción controlada de sonidos al hablar.
Las cuerdas vienen a ser una especie de “osciladores” ya que, ágil y
rápidamente, se abren y cierran durante la creación de un sonido. Por su
similitud, el proceso fisiológico de producción del sonido vocal puede ser
comparado con el orificio de un globo inflado.
La presión del aire sube por la garganta, la boca y la nariz, causando un cambio
de presión continuo en el aire que rodea al que está hablando. Estos cambios de
presión se conocen como ondas sonoras que son transmitidas en el aire hasta el
oído del oyente, quien percibe la voz.
El estrechamiento hace que el aire produzca la vibración de las cuerdas vocales,
pero la emisión de la voz se debe a la acción coordinada de una infinidad de
músculos y órganos: abdomen, tórax, cuello, cara.
Cuanto más enérgicamente vibren las cuerdas, más potente será el sonido. De
igual modo, cuanta más alta sea la frecuencia de apertura y cierre, más alto el
tono de la nota.
Para producir una buena voz es necesaria una respiración profunda y
controlada. La voz está sostenida por una columna de aire, cuya intensidad y
estabilidad determinan el timbre vocal.
Para entender mejor este proceso, nos será muy
útil pensar en el diafragma como la base sobre la
que esta columna de aire se eleva y mediante la
cual se controla el aire a medida que sube hasta
los órganos vocales. Puedes lograr un buen control
sobre los músculos que intervienen en el trabajo
de las cuerdas vocales y de la cantidad de aire que
las atraviesa, de esta manera tendrás un control
total sobre el sonido que produzcan.
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DEFECTOS DE LA VOZ
Los defectos más comunes son las voces guturales, voces nasales, voces roncas y
voces temblorosas. Tales defectos pueden corregirse mediante ejercicios
apropiados.
Voz gutural: Es causada por la exagerada contracción de los músculos
de la garganta, lo que impide que la voz se produzca con toda su
amplitud, riqueza y diafanidad de timbre. Este defecto se ataca con
ejercicios de distensión.
Voz nasal: Se produce cuando se contrae involuntariamente el velo del
paladar, obturando el paso de la columna de aire vibratorio y evitando
que resuenen las fosas nasales. Vale la pena destacar que,
contrariamente a la creencia común, la voz nasal no resuena en la nariz.
Generalmente se dice que la voz nasal se corrige obligándola a bajar al
pecho. Como correctivo se recomienda practicar este ejercicio:
Siguiendo el proceso de la respiración pronuncia las siguientes
combinaciones de letras: “gagaga”, “jajaja”, gragragra”, “jajaja”...
Para saber si has avanzado te recomendamos poner una mano en el
pecho para sentir si vibra o no.
Voz infantil: Es la voz demasiado atipada. Se puede corregir
presionando ligeramente la nariz con la cabeza inclinada hacia abajo.
En esta posición, repetir una frase y hacer presiones ligeras hasta que la
voz se produzca correctamente en la laringe. Valen también los
ejercicios señaladas para las voces nasales.
Voz ronca: Si la ronquera es debido a un defecto de emisión se
recomiendan los ejercicios para la voz gutural; pero si la ronquera se
debe a un catarro u otra causa accidental, lo recomendable es visitar a
un especialista.
Voz temblorosa o trémula: Es aquella que carece de la rigidez, del
vigor y, sobre todo, de la regularidad necesaria para hacerla más
agradable al oído. Es la típica voz senil. Cuando el defecto no se debe a
la edad avanzada, se recomienda el siguiente ejercicio: Pronunciar las
vocales, especialmente la “E”, manteniendo un mismo tono e intensidad
de emisión durante un largo tiempo. También deben hacerse muchos
ejercicios de respiración porque el defecto puede encontrarse en una
respiración mal controlada.
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Los ejercicios de voz deberán realizarse en períodos cortos (de cinco minutos
Antes de continuar lee o menos) y espaciados a lo largo del día. Si te cansas o sientes la garganta
esta advertencia rasposa o seca, probablemente estés ejercitándote demasiado o lo hagas de
manera incorrecta.
para realizar
Los responsables de esta capacitación no asumimos ninguna responsabilidad
todos los por las lesiones causadas en el aparato vocal del lector que resulten del
ejercicios de este ejercicio exagerado o incorrecto de los ejercicios descriptos en este material.
Primera SEMANA:
Aspira lentamente por la nariz cuidando que el aire que tomas empuje los
músculos del abdomen. Siente cómo tu estómago tiende a levantarse. No
solamente estás llenando tus pulmones, sino también la cavidad abdominal.
Luego, también lentamente, expela el aire como si estuvieras soplando
suavemente. Tu estómago se irá desinflando.
Se recomienda hacer esta práctica con toda seriedad, diez veces en la mañana y
diez veces en la noche, durante siete días. Estas respiraciones abdominales
deben ser profundas y lentas, pues nada ganarás con ejercicios bruscos.
Siempre practica en posición de
pie, levantando moderadamente
la cabeza, soltando los brazos y
sin tensiones musculares. Para
hacer las prácticas de
respiración es preciso que estés
tranquilo y relajado, cuidando
de no levantar el pecho ni los
hombros al respirar.
Poco a poco te darás cuenta que
tu caja torácica está más
dispuesta a recibir mayor
cantidad de aire.
Segunda SEMANA:
Aspira en la forma indicada sintiendo cómo se llena tu cavidad abdominal.
Luego de la aspiración profunda, retén el aire introducido durante 10 segundos,
y luego suéltalo soplando lentamente.
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Al igual que los ejercicios anteriores, puedes realizarlo diez veces en la mañana y
diez veces en la noche, durante una semana.
Esta práctica al principio te puede parecer un poco cansadora, pero poco a poco
tu organismo se irá acostumbrando a respirar correctamente y descubrirás que,
efectivamente, sí podías más.
Con estos simples ejercicios, conocerás la técnica de la respiración abdominal o
diafragmática.
Tercera SEMANA:
Vamos a aprovechar la respiración para administrar mejor el aire y
transformarlo en sonidos. Para ello, en lugar de soplar lentamente al expeler el
aire, deberás emitir el sonido de la letra “u” de manera continua
(“uuuuuuuuuuuu”), sin cortar la salida del aire.
La emisión del sonido debe ser suave y muy débil, para economizar aire.
Es por esta razón que se recomienda la letra “u”, porque la posición de los labios
para pronunciarla evita que derrochemos el aliento. No te preocupes si al
principio el sonido es un poco tembloroso o con variaciones. Esto sucede porque
aún no dominas la “salida del aire”, pero poco a poco, mediante el ejercicio
continuo, sonará uniforme y firme.
A modo de ilustración, podríamos comparar la expulsión de aire con una llave
de gas o de agua. Es posible regular la salida del agua abriendo o cerrando la
llave. Dependiendo de la apertura, saldrá un chorro fuerte y grande o un
chorrito débil y delgado, pero uniforme. De la misma manera, los sonidos
pueden emitirse fuertes o débiles, dependiendo de la cantidad de aire y de la
técnica que se utilice para fortalecer los músculos correspondientes.
Cuarta SEMANA:
Con el mismo ritmo de práctica, realiza aspiraciones profundas y emite sonidos
con diferentes vocales, pero variando la intensidad. Algunas veces hazlas sonar
fuertes, y otras muy débiles. Obviamente, cuando produzcas sonidos fuertes el
aire se te terminará más rápido, pero así aprenderás a dominar su salida y a
conocer variaciones de modulación.
Quinta SEMANA:
Empezarás a diferenciar los sonidos nasales. Esta vez, con el mismo aire,
pronuncia las letras “m” y “n” en vez de las vocales. A tal efecto, aspira
profundamente y haz sonar las dos letras alternadamente en cada respiración
(“mmmmmmmmmmmm… nnnnnnnnnnnn”).
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PASO 2: Bosteza. Abre bien la boca. Termina el bostezo con un ligero “jo-jum”,
prolongando el “jum” durante varios segundos.
Baja la mandíbula tanto como puedas, sin ejercer presión. Muévela de lado a
lado y continua tarareando sin separar los labios y con la mandíbula suelta.
Vuelve a bostezar y a tararear. Fíjate cómo los músculos de la garganta se han
soltado y relajado. Siente la relajación de la garganta, sin ejercer presión.
Mantén esta sensación de tranquilidad y soltura, y repite los siguientes sonidos:
“ja, je, ji, jo, ju”. Abre bien la boca, dejando caer la mandíbula de forma relajada.
Exagera los movimientos de los labios y la mandíbula. Cuando sientas cansada
la garganta, haz una pausa y vuelve a bostezar.
PASO 3: Masajea ligeramente los músculos de la garganta con los dedos, para
eliminar la tensión.
PASO 4: Repite lentamente los siguientes sonidos: “na, ne, ni, no, un”. Deja
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caer la mandíbula y relaja la garganta. Alarga los sonidos, cada uno con la
misma duración.
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Introducción
El vocablo en latín volūmen ha impulsado la aparición del concepto de volumen,
una palabra que permite describir al grosor o tamaño que posee un determinado
objeto.
En lo que al sonido respecta, el volumen es una percepción de tipo subjetivo del
hombre en relación a la potencia.
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Ejercicios
EJERCICIO 1: Exhala todo el aire de los pulmones. Continúa sacándolo
incluso después de que lo hayas exhalado completamente. Cuando no puedas
sacar más aire, automáticamente inhalarás. Inhale profundamente. Fíjate cómo
entra el aire. Solo una inhalación profunda y completa podrá satisfacer la
necesidad de aire. Repite este ejercicio varias veces, pero no más de tres o cuatro
veces por repetición.
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EJERCICIO 7: Estando de pie, coloca las manos sobre las caderas; inclina la
cabeza hacia atrás, mira al techo y bosteza. La cintura se expandirá al mismo
tiempo que se aplana el diafragma y entra el aire. Después, al exhalar, emite un
sonido como “Aaah”, manteniéndolo tanto como puedas sin que te cause
molestias.
EJERCICIO 8: En posición de pie, respira profundamente. Cuando exhales,
cuenta en voz alta del 1 al 5 durante una misma exhalación. Repite el ejercicio,
contando del 1 al 10. No te esfuerces demasiado. Permite que el aire fluya
fácilmente.
Recomendaciones finales
Los ejercicios anteriores te ayudarán a mejorar la fuerza y técnica de la
respiración. Al hablar, mantén una respiración silenciosa y natural, pero que tu
público no se dé cuenta. Respira tranquilamente con pausas.
No creas que debes llenar los pulmones al máximo antes de hablar. El cerebro
controla la cantidad de aire necesaria para cada inspiración. Mantén siempre
una respiración tranquila y relajada.
Ten cuidado cuando estés usando un micrófono, ten especial cuidado de que no
se escuche la respiración y la oigan los oyentes.
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