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RESEÑAS

Astarita, Carlos.
Del feudalismo al capitalismo. Cambio
social y político en Castilla y Europa
Occidental, 1250-1520.
Valencia: Publicaciones de la
Universidad de Valencia, 2005,
264 pp.
Abel López
Pontificia Universidad Javeriana
abel.lopez@javeriana.edu.co

En esta colección de ensayos, su autor, un historia- rurales que eran los campesinos ricos. Hay indi-
dor argentino, con base en la historia de Casti- cios que hacen pensar que los campesinos tenían
lla, pone en duda tesis de conocidos autores sobre consciencia de su situación, si bien era una cons-
el carácter del estado feudal y el papel del co- ciencia individual. En otros términos, la cons-
mercio y de la industria rural en el origen del ciencia no es exclusiva de los proletarios. Critica
capitalismo. A diferencia de la propuesta de Pe- a Rodney Hilton, porque este cree que la cons-
rry Anderson, Astarita sostiene que el estado ab- ciencia campesina era negativa, no cuestionaba
solutista no fue una iniciativa de los señores; en el sistema y terminaba aceptando el consenso. A
Castilla sus promotoras fueron las comunidades E. P. Thompson porque no basta la experiencia;
urbanas. Los caballeros villanos eran campesi- la noción de consciencia debe incluir la “capa-
nos independientes vinculados a la producción cidad cognitiva” (180). Además, en el feudalis-
simple de mercancías; no hacían parte de la cla- mo el consenso fue restringido, pues “la ideología
se señorial, como lo plantea la historiadora Re- dominante sólo se filtraba como una luz tenue
yna Pastor. Los procuradores de los pecheros entre los resquicios de la cultura popular” (194).
(élite campesina) contribuyeron a reforzar la do- Los subalternos reaccionaron mediante conduc-
minación feudal y a amortiguar el descontento, tas “inorgánicas”: la indiferencia, la desconfian-
lo que, en contra de otras opiniones, muestra la za, el sabotaje.
fractura social dentro de la clase campesina. Se- En el capítulo sobre el comercio, el autor muestra
gún teóricos marxistas —Maurice Dobb, entre que, a diferencia del capitalismo, en el feudalismo
ellos—, la crisis del feudalismo fue prerrequisi- la relación social no se reduce a una cosa, y que la
to de la formación del capitalismo. Pero, según ostentación de bienes suntuarios determina la si-
Astarita, no fue así en la industria rural castella- tuación social. De ahí que haya “abstracción ex-
na, pues allí la apropiación de tierras comunales presa de la expresión monetaria” y que el valor
por parte de los señores creó un grupo margi- de un bien no esté en su precio sino en las rela-
nal asalariado que vendía su trabajo a industriales ciones sociales que genera. En estas condiciones

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Feudalismo. Caricatura Francisco González Acero, 2011.

la burguesía mercantil actuaba como mediado- Según una interpretación generalizada, fue el in-
ra entre dos lógicas: la de los mercaderes y la de cremento de los ingresos campesinos y la de-
los  consumidores y productores. De esa situa- manda de artesanos y burócratas lo que explica el
ción los comerciantes obtenían ventajas, gracias a desarrollo de esta industria. Pero no fue esa la ra-
la diferencia de precios entre compras y ventas, así zón, en opinión de Astarita. Porque las evidencias
renunciasen a la inversión productiva. En efecto, no la respaldan. Los sectores medios se consoli-
el gasto suntuario era improductivo. En el caso daron antes de que lo hiciera la industria rural,
castellano, era notable la importación de textiles y eran compradores de paños de lujo. La razón
de altos precios. Las telas eran bienes de presti- principal fue la “ruptura” (206) de la autarquía
gio cuya clientela era la aristocracia feudal. El be- propia de la economía campesina. Los señores
neficiario de este valor de cambio era el mercader se apropiaron de tierras comunales, los campe-
en una relación asimétrica entre compra y venta. sinos perdieron medios de producción y comen-
Y era asimétrica por ser un comercio de “no equi- zaron a vender su fuerza de trabajo. Es decir, se
valentes” (203). Los señores buscaban un valor de proletarizaron. Este sistema era, sin duda, de ca-
uso que contribuyera a reproducir su prestigio y rácter capitalista, porque además se orientaba a
con ello su dominio político. Los comerciantes, la producción de valores de cambio. Y contras-
en cambio, pretendían maximizar su ingreso mo- ta con el desarrollo del comercio de lana, que no
netario. Pero no se trataba aún de la hegemonía era capitalista aún, pues el capital permanecía re-
del capital mercantil, porque no llegó a ­dominar produciéndose como capital mercantil. Por eso,
la producción social; se limitó a quedarse con concluye el autor, se puede hablar de un “comer-
parte de la renta feudal. Y con ello a reproducir cio bifuncional”, en Castilla de finales de la Edad
las relaciones feudales dominantes. Media y comienzos de la Edad Moderna. Y, por
A partir del siglo XV, en Castilla se presentó un esa misma razón, no es cierto, como a menudo se
doble fenómeno comercial e industrial. Por una sostiene, que el comercio de no equivalentes fuese
parte, el desarrollo amplio de exportación de lana causa de desarrollo diferenciado. Lo que se evi-
y, por otra, la aparición del denominado Verlags- dencia son, más bien, desarrollos paralelos. Por
system. Este último consistía en la presencia en una parte, un comercio ligado al feudalismo (el
los mercados castellanos de productos de paño de de la lana) y, por otra, uno de dinámica capitalista.
menor calidad al de los suntuarios, menos costo- En la comparación que se hace en este libro en-
sos y cuyos consumidores eran sectores populares. tre Sicilia, Toscana y Castilla, se confrontan tesis

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de Stephan Epstein y de Immanuel Wallerstein. la dimensión conservadora del pensamiento de
Como es sabido, este último sostiene que el co- Foucault y se le mencione por lo menos un fi-
mercio de bienes primarios entró a formar parte lósofo que sustente la precariedad de su pensa-
de una economía mundo de carácter capitalis- miento. Nada de eso se encuentra en el libro de
ta. Y que el intercambio de no equivalentes tuvo Astarita. En otros términos, son afirmaciones sin
como efecto que hubiese un centro y una perife- sustento alguno. Por otra parte, una lectura aten-
ria; el país exportador de materias primas con un ta de Foucault le habría permitido, en cambio,
balance deficitario estaba condenado al estanca- darse cuenta de que “el contacto directo con las
miento. Astarita plantea dudas. Una se refiere al fuentes” no garantiza necesariamente un “acce-
caso inglés, donde hubo déficit por la caída del so a los hechos” (24). Los documentos que dan
comercio de la lana y, sin embargo, se originó el cuenta de prácticas sociales, a la vez las constru-
sistema a domicilio por encargo, forma capita- yen, pues se escriben también para ocultar o legi-
lista de producción. Otra alude a Polonia que no timar relaciones de poder.
obstante sus balances comerciales favorables su- Con el fin de mostrar que los caballeros villanos
frió estancamiento. Epstein, por su parte, sigue no eran señores feudales se acude al argumen-
el camino institucionalista. Por eso concluye que to de que aquellos se valían de trabajadores asa-
modificaciones en los costos de transacción re- lariados. Pero habría que recordar que también el
dujeron el costo de los paños. Cree que después gran dominio señorial incorporaba trabajadores
de 1350, gracias a las novedades tecnológicas en asalariados, por lo que la demostración se debi-
los transportes, al afianzamiento de mercados re- lita. Es un tanto complicado estar de acuerdo en
gionales y nacionales, se desarrolló un comercio que “sólo con las categorías del estado capitalista
de productos baratos. Pero, objeta Astarita, los entendemos las formaciones políticas preceden-
bienes suntuarios, después de esa fecha, siguie- tes”, porque estas categorías “anticipan el estado
ron siendo costosos. burgués” (68-69). La afirmación puede aceptarse
Este libro constituye una reivindicación de la his- si de lo que se trata es de explicar el surgimien-
toriografía económica marxista, pone en tela de to del estado moderno. Pero cabe recordar que
juicio ciertas ideas sobre el excepcionalismo cas- no toda la sociedad medieval estaba destinada a
tellano de finales de la Edad Media y comienzos hacerse moderna. Y si es así, ¿con qué categorías
de la Edad Moderna. Al lector no le queda ma- aprehenderla?
yor duda de que Castilla sí fue feudal y de que allí El autor de este libro considera que la diferencia
también hubo un temprano desarrollo capitalis- entre autocracia y democracia no es esencial para
ta, no vinculado al gran comercio, sino al desa- caracterizar el estado moderno; lo es, en cambio,
rrollo industrial textil. Sin embargo, varias de sus defender la propiedad privada. Cree que el esta-
afirmaciones y tesis son discutibles. Para comen- do moderno implica una ideología dominante y
zar, es exagerado, y gratuito, lo que de paso  se una aceptación de los valores de las clases domi-
dice de Michel Foucault. Astarita, al referirse a nantes. Opina que la igualdad y la uniformidad
una cierta tendencia intelectual que niega la es- jurídicas encubren las divisiones de clase y re-
tructura estatal, cuyo correlato son las estructuras producen las condiciones de sometimiento cuyo
de dominación de Foucault, afirma: “filósofo pe- efecto es conciliar. Esa conciliación aparece aún
culiar, del que ningún filósofo duda de su preca- en los partidos populares (74). En estas conside-
riedad filosófica, historiador que ha desconocido raciones se advierte un cierto desdén por las for-
la erudición, eximio representante del espectro mas de la democracia moderna —en todo caso
neoconservador europeo post 1968” (67, subra- preferibles a la autocracia—, necesarias y útiles
yados míos). Se puede estar de acuerdo en que en la búsqueda de reivindicaciones sociales de las
Foucault no otorga la importancia necesaria a las clases trabajadoras.
estructuras estatales por preferir lo que denomi- Para mostrar que el estado absolutista castellano no
na microfísica del poder. Pero de ahí a concluir fue iniciativa de las clases dominantes sino de las
una supuesta actitud conservadora hay un abis- comunas urbanas, se dice que la clase noble no
mo. Lo que un lector espera es que se le muestre acaparó el aparato burocrático en Castilla. Pero

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me parece que no hacía falta que lo hiciera para Astarita sostiene que los centros de producción
que el estado estuviese al servicio de los intere- de paños de Flandes no eran capitalistas. Por-
ses feudales. Como bien lo mostró Perry Ander- que el capital se reproducía como capital mer-
son, también en Francia la monarquía recurrió cantil y el control gremial impidió la reinversión.
a la burguesía en el proceso de modernización. Pero, en mi opinión, sí hubo allí formas capitalis-
Pero los objetivos fueron los mismos que en Cas- tas: los trabajadores vendían su fuerza de trabajo
tilla: centralizar el poder, pues, una vez abolida la y los mercaderes que monopolizaban la compra
servidumbre, había que garantizar la obtención de materia prima (la lana) también compraban
de la renta y hacer frente a otras monarquías cen- fuerza de trabajo. Pero el experimento de Flan-
tralizadas. Para esto último hacía falta una renta des no prosperó. Fue un ensayo capitalista abor-
fiscal mayor que facilitase el pago de tropas y el tado, por las causas que menciona el autor. Y a
sostenimiento de la guerra. éste también le asiste la razón al subrayar que la
Al examinar el grado de consciencia de los cam- crisis de Flandes se debió a las dificultades que
pesinos, prefiere obviar el problema de la here- por entonces enfrentaban los señores, principa-
jía por no pertenecer a la consciencia social, pues les compradores, y no —como suele decirse—, al
se trata de un “movimiento de disidencia fun- surgimiento de la industria rural. Lo que no de-
damentalmente espiritual” (182). Me parece una biera impedir reconocer que esta industria rural
conclusión apresurada. La religión es una forma fue respuesta a la crisis de Flandes.
de consciencia social, y muy presente en las so- En Del feudalismo al capitalismo se retoman cono-
ciedades premodernas. Este tipo de problemas cidos debates de la historiografía marxista: el
son más fácilmente perceptibles en la reducción carácter feudal de la sociedad castellana, el pa-
de escala de análisis. Como lo plantea Roger pel de los campesinos y los llamados caballe-
Chartier: “Sólo en esta escala, pueden compren- ros villanos, el lugar del comercio en la sociedad
derse, sin reducción determinista, las relaciones feudal, las primeras formas de transición al ca-
entre sistemas de creencias, de valores y de re- pitalismo, el origen de las primeras industrias
presentaciones de una parte, y pertenencias so- capitalistas. Todo ello debatiéndolo con his-
ciales de otra”1 . Si algún mérito tiene el libro toriadores marxistas y no marxistas. A mi jui-
de Carlo Ginzburg El queso y los gusanos es ha- cio, la mayor novedad es poder mostrar que,
ber mostrado que la consciencia de los derechos en el caso castellano, el origen del capitalismo
individuales se articulaba en el plano religioso y no fue necesariamente resultado de la crisis del
espiritual, en la herejía. feudalismo.

1 Citado por Carlo Ginzburg, Hilos y huellas (México: Fondo de Cul-


tura Económica, 2010), 372.

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