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LA BIODIVERSIDAD EXTINTA DE CHILE

Chapter · January 2018

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7 authors, including:

Jhoann Canto Hernández Richard A. Fariña


Museo Nacional de Historia Natural, Chile Universidad de la República de Uruguay
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SEE PROFILE SEE PROFILE

Sven N. Nielsen Karen Moreno


Universidad Austral de Chile Universidad Austral de Chile
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Analysis of skulls of cetacean (Odontoceti) with the tools of the morphometric geometric View project

Pleistocene megafauna View project

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TERCERA EDICIÓN - TOMO I

MINISTERIO DEL MEDIO AMBIENTE 201


Edición
%PINERHVE*MKYIVSE
.EMQI6SZMVE
7SJ¯E*PSVIW
'LEVMJ8EPE
6IMREPHS%ZMP«W
.YER0YMW3VIPPERE
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4EYPE(¯E^
%PINERHVS%VQIRHEVM^

Diseño
%RHVIE,MHEPKS
*IVRERHS&EVVE
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Fotografía
.SVKI,IVVIVSW *SXµKVEJS4VMRGMTEP*SXS2EXYVEPI^E'LMPI
.SW«'E³EW%VEZIRE *SXS2EXYVEPI^E'LMPI
=IVOS:YWGSZMGL8SPIHS *SXS2EXYVEPI^E'LMPI
*PEZMS'EQYW'£GIVIW *SXS2EXYVEPI^E'LMPI
1EVGS7YFMEFVI9VMFI *SXS2EXYVEPI^E'LMPI
%YXSVIWHIEVX¯GYPSWETSVXEVSRJSXSWTVSTMEW

9REKVEHIGMQMIRXSEUYMIRIWETSVXEVSRKVEXYMXEQIRXIWYWJSXSKVEJ¯EWEIWXETYFPMGEGMµR
)RIWTIGMEPEPSWQMIQFVSWHI*SXS2EXYVEPI^E'LMPI

1MRMWXIVMSHIP1IHMS%QFMIRXI2018
&MSHMZIVWMHEHHI'LMPI4EXVMQSRMS](IWEJ¯SW
8IVGIVE)HMGMµRIRJSVQEXSHMKMXEP8SQS-T£KMREW8SQS--264T£KMREW

)HMGMµRMQTVIWMµR]HIVIGLSW
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-RWGVMTGMµRIR6IKMWXVSHI4VSTMIHEH-RXIPIGXYEP2r

(IVIGLSWVIWIVZEHSW4VSLMFMHEPEVITVSHYGGMµRTEVGMEPSXSXEPHIIWXIPMFVSTSVGYEPUYMIVQIHMS
MQTVIWSIPIGXVµRMGS]SHMKMXEPWMRPEHIFMHEEYXSVM^EGMµRIWGVMXETSVIP1MRMWXIVMSHIP1IHMS%QFMIRXI

Citar este tomo del libro del modo siguiente: Ministerio del Medio Ambiente. 2018. Biodiversidad de Chile.
Patrimonio y Desafíos. Tercera Edición. Tomo I 4 páginas. Santiago de Chile.
T E R C E R A E D I C I Ó N - TO M O I
6IWXSJµWMPHIYRHMIRXIHIXMFYVµR'SWXEHI'STMETµ*SXS2MGSP£W4M[SROE

LA BIODIVERSIDAD
EXTINTA DE CHILE
.LSERR'ERXS6MGLEVH*EVM³E7ZIR22MIPWIR1EVX¯R'L£ZI^
,SJJQIMWXIVKaren Moreno5, Jorge Carrillo&VMGI³S6 y Cristian Becker7

La palabra fósil, que deriva del latín fossilis, fue empleada por Plinio EPSWEGXYEPIWIPIJERXIWTIVSQYGLSQ£WVSFYWXE JMKYVE ,EGME
(23- H'  TEVE HIWMKREV PSW SFNIXSW IRXIVVEHSW )R PE EGXYEPMHEH WI 4LMPMTTMen su obra “Los fósiles terciarios i cuartarios de Chile”
VIJMIVIEevidencias de la vida en el pasado geológico, que presentan una presenta las primeras descripciones de fauna fósil de invertebrados y
estructura de origen biológico y que se han conservado en las rocas de la vertebrados, siendo este trabajo el primer catálogo de fósiles para Chile.
cortezaXIVVIWXVI. Con posterioridad, se efectúan varios trabajos aislados sobre otros
Los restos fósiles constituyen la prueba directa de la presencia de grupos de fósiles, ampliando el conocimiento a nivel nacional. Si bien
distintas formas de vida que han existido en nuestro planeta, estos aportes han sido escasos, para dimensionarlos hay que considerar
remontándose los más antiguos a unos 3.000 millones de años. Este gran que entre 1855 y 1980 se publicaron solamente 44 trabajos sobre
rango de tiempo posibilitó la evolución de millones de formas de vida, que vertebrados fósiles, con un total de 429 páginas (Frassinetti, 1982). Sólo
algunos autores (Raup, 1992) estiman entre 5 y 50 millones, la mayoría en 1980, gracias al trabajo de investigadores como Manuel Tamayo y
hoy extintas, sobreviviendo sólo algunos linajes casi sin cambios, Daniel Frassinetti, se dispuso de un catálogo completo de la fauna de mamíferos
mientras que otros evolucionaron y dieron origen a la actual actuales y fósiles de Chile, constituyéndose en un estudio de importancia al revisar
biodiversidad. también los aspectos de la nomenclatura utilizada sobre los materiales fósiles de
La biodiversidad extinta o paleobiodiversidad es rica y variada, pero mamíferos descubiertos en el país. Si bien, los mamíferos son el grupo mejor
desconocida en su conjunto por la falta de especialistas y estudios conocido, también existen importantes estudios sobre otros grupos de vertebrados
continuos. La primera mención documentada que se conoce sobre fósiles fósiles. Afortunadamente en los últimos diez años se han generado valioWEW
de invertebrados en Chile es realizada por Degenhardt en 1839 sobre un MRZIWXMKEGMSRIWUYILERGSRXVMFYMHSEEYQIRXEVWMKRMJMGEXMZEQIRXIIPGSRSGMQMIRXS
bivalvo denominado Pecten alatus]TVSGIHIRXIHI'STMETµ JMKYVE 4EVE HIPEFMSHMZIVWMHEHI\XMRXEIR'LMPI'SRPEJMREPMHEHHIJEGMlitar el recorrido por la
IPGEWSde los vertebrados, la primera mención es realizada por Wyman en biodiversidad fósil el capítulo se ha dividido en dos grandes grupos de organismos:
1855 y WIVIJMIVIEPSWVIWXSWHIMastodon andium, una forma muy similar invertebrados y vertebrados.

 Área Zoología:IVXIFVEHSW, Museo Nacional de Historia Natural, Santiago. Jhoann.canto@mnhn.cl


 Facultad de Ciencias, Universidad La República, Uruguay. dogor@netgate.com.uy
 Instituto de Ciencias de la Tierra, Universidad Austral de Chile, sven.nielsen@uach.cl.
 -RWXMXYXSHI'MIRGMEWHIPE8MIVVE9RMZIVWMHEH%YWXVEPHI'LMPITEPISEISPSW$KQEMPGSQ
 Instituto de Ciencias de la Tierra, Universidad Austral de Chile,OEVIRQSVIRS$YEGLGP
 Paleontological Institute and Museum, University of Zurich, Karl-Schmid-Strasse 4, Zürich, 8006, Switzerland
 .IJI'MIRX¯JMGS]'YVEXSVMEP1YWIS2EGMSREPHI,MWXSVME2EXYVEP7ERXMEKSGVMWXMERFIGOIV$QRLRGP

Capítulo II Historia de la Biota Chilena 59


Figura 1 Figura 2
Ilustración del primer fósil reportado para Chile, 4IGXIREPEXYW , en la obra dirigida Ilustración de los restos fósiles de Mastodon andium, presentada en
TSV%,YQFSPHX el trabajo de Wyman 1855.

INVERTEBRADOS
archipiélago estaba lejos de Suramérica durante la formación de éstas
Los invertebrados, entre los que se incluyen grupos como los
calizas, ya que el continente estaba sujeto a glaciación durante este período
equinodermos (erizos de mar, estrellas de mar, etc.),
geológico.
artrópodos (cangrejos, arañas, insecXSW IXG  ] QSPYWGSW MRGPY]I
GEPEQEVIWEPQINEWGEVEGSPIWIXG GSQTVIRHIRQYGLSWJMPSWMuchos de
MESOZOICO (250-66 Millones de años atrás)
estos grupos poseen esqueletos mineralizados que aumentan su
Contrastando con las limitadas ocurrencias del Paleozoico, el registro de
TSXIRGMEP HI UYIHEV IR IPVIKMWXVSJµWMP JMKYVE
edad mesozoica en Chile es muy abundante y diverso. El Triásico está princi-
No obstante, como en Chile nunca se generó una cultura TEPQIRXIVITVIWIRXEHSTSVEQFMIRXIWGSRXMRIRXEPIWGSRWYVIWTIGXMZEǻSVE
paleontológica, los grupos de fósiles relativamente bien estudiados son los y fauna (Gallego et al. 2005) y solamente por pocos registros marinos (Bartel
pocos que sirven directamente a los geólogos como herramienta para 1958; Jaworski 1922). Tanto del Jurásico como del Cretácico se conoce más
determinar la edad de las rocas sedimentarias. El resto ha sido poco bien su fauna marina y especialmente los amonites y los bivalvos del grupo
estudiado porque no existía la conciencia de lo relevante que es conocer HIPEWXVMKSRMEWUYIVIGMFMIVSRQYGLEEXIRGMµRTSVWYZEPSVFMSIWXVEXMKV£Ǻ-
el pasado para entender el presente y para predecir posibilidades del co, lo que en la práctica implica disponer de un ordenamiento de las rocas
futuro en materias de biodiversidad. sedimentarias en el tiempo, basándose en el registro de fósiles. La fauna del
Jurásico inferior y medio del norte de Chile fue fuertemente investigada por
PALEOZOICO (540-250 Millones de años atrás) especialistas alemanes y chilenos quienes revisaron principalmente diferen-
Los depósitos sedimentarios de edad paleozoica son relativamente tes grupos de moluscos, como bivalvos (Aberhan 1993; Pérez et al. 2008;
escasos en Chile. No obstante, hay registros desde el norte hasta el 6I]IW ] 4«VI^   KEWXVµTSHSW +V¾RHIP   ] EQSRMXIW ,MPPIFVERHX
extremo sur del país. Entre las regiones con un registro paleozoico más 2002, 2006), pero también corales (Prinz 1991). Existe fauna cretácica tanto
abundante se encuentra Antofagasta, con registros marinos que incluyen del centro como del sur del país (Aguirre-Urreta et al. 2007; Kielbowicz et al
braquiópodos y graptolites (Benedetto et al. 2008), y registros 1983; Lahsen y Charrier 1972; Salazar et al. 2010).
continentales con artrópodos (Covacevich et al. 1988). En el centro de
Chile destaca el Paleozoico tardío marino descrito por Thomas (1958). En CENOZOICO (66 Millones de años hasta hoy día)
el sur de Chile se encuentran registros de sedimentos devónicos con Después de más de cien años de investigación sobre el registro fósil del
trilobites en Chiloé continental (Fortey et al. 1992), mientras que en el Cenozoico chileno, uno de los trabajos Q£W MQTSVXERXIW WMKYI WMIRHS
Archipiélago Madre de Dios hay calizas marinas del Paleozoico tardío “Los Fósiles Terciarios y 'YEVXEVMSW HI 'LMPIŤ HI 6SHYPJS %QERHS
con foraminíferos tropicales (Douglas y Nestell QSWXVERHSUYIIWI 4LMPMTTM  

60 Biodiversidad de Chile, Patrimonios y Desafíos


)\MWXI QE]SV VIKMWXVS JµWMP HIP 2IµKIRS UYI HIP 4EPIµKIRS ] TVSZMIRI
TVMRGMTEPQIRXI HI PEW JSVQEGMSRIW Navidad y Coquimbo 4ero también otros,
como por ejemplo los registros de Península Mejillones, varias islas del sur
(Frassinetti y Covacevich 1995) y de Magallanes (Ortmann 1902). Las faunas
fósiles comprende entre otros gruTSW E JSVEQMR¯JIVSW *MRKIV  ,VSQMG 
-FEVEOM   IUYMRSHIVQSW  (Larraín 1975), cangrejos (Feldmann et al. 2005,
2010) y sobre todo moluscos ,IVQ  *VEWWMRIXXM ]'SZEGIZMGL2MIPWIR
] *VEWWMRIXXM   7I LE descrito más de 500 especies de moluscos fósiles del
Cenozoico chileno, a las que se suman los registros fósiles de
especies actuales (Nielsen 2013; Nielsen y Valdovinos 2008). Este diverso pero
incompleto registro demuestra que las temperaturas durante el Mioceno eran más
altas que hoy, y que existían estrechas conexiones con Nueva Zelanda
en la fauna (Beu et al. 1997; Nielsen y Glodny 2009).
Figura 3
-QEM^YQMPEEVEYGERE(Philippi, 1887). Cangrejo del Eoceno de Pen¯nsula Arauco.
Sólo hace poco la paleontología en Chile salió de la “descripción pura” de especies y
la bioestratigrafía, utilizando los datos disponibles para aplicarlos a
temáticas macroecológicas más amplias como son las extinciones y el desarrollo
de faunas a través del tiempo geológico (Kiel y Nielsen 2010; Rivadeneira
y Marquet 2007).

VERTEBRADOS

PRINCIPALES GRUPOS DE FAUNA FÓSIL


0EZMWMµRHIPTEXVMQSRMSTEPISRXSPµKMGSIR'LMPITSVQYGLSWE³SWWIGSRSG¯EIRPE
MHIEHIYRETSFVI^EHIVIWXSWJµWMPIWHIZIVXIFVEHSWTEVEIPXIVVMXSVMSGLMPIRS7MR
IQFEVKS IWXE GSRGITGMµR IWX£ VIPEGMSREHE E PE FENE EGXMZMHEH GMIRX¯JMGE UYI WI LE
XIRMHSXVEHMGMSREPQIRXIIRIWXIGEQTSPEUYILEWMHSHV£WXMGEQIRXIGEQFMEHEIR
PSW¼PXMQSWE³SW)WXIEZERGIWIIZMHIRGMEIRPETVIWIRXIHIWGVMTGMµREQTPMEHEHI
JSVQE GSRWMHIVEFPI GSR VIWTIGXS E PE ZIVWMµR ERXIVMSV HI IWXI ZSPYQIR )WXSW LER
WMHS GSQTMPEHSW GSR TEVXMGYPEV HIXEPPI IR 6YFMPEV6SKIVW IX EP   TIVS PSW
HMJIVIRXIW XVEFENSW HI MRZIWXMKEGMµR UYI WI VIEPM^ER EYQIRXER IP PMWXEHS
I\TSRIRGMEPQIRXI )P WYVKMQMIRXS HI RYIZSW MRZIWXMKEHSVIW IR PE TEPISRXSPSK¯E
REGMSREPIWXETIVQMXMIRHSGEQFMEVIPTERSVEQEHIHMZIVWMHEHHIJµWMPIWHIWGYFMIVXSW
IR'LMPI)WXEFVIZIVIZMWMµRPINSWHIWIVHIXEPPEHEIWWµPSYRIWFS^SKIRIVEPHIPVMGS
TEXVMQSRMS TEPISRXSPµKMGS UYI WI LE MHS VIZIPERHS IR PSW ¼PXMQSW E³SW 9RE
VIGSTMPEGMµR EGXYEPM^EHE HI PE TEPISRXSPSK¯E REGMSREP TYIHI ZIVWI IR IP XVEFENS HI
6YFMPEV6SKIVWIXEPHIP
PECES
Los peces son los animales vertebrados más antiguos y su registro fósil
conocido se remonta a algo más de 450 millones de años durante la Era
Paleozoica. Este grupo de vertebrados es de antigua presencia, en lo referido 'SRHVMGXMSW JµWMPIW HIP 2IµKIRS 4PMSGIRS *SVQEGMµR ,SVGµR 6IKMµR HI
:EPTEVE¯so) de Chile. A y B. Quimera “Pejegallo” ('EPPSVLMRGLYW sp.); C. Tiburón
a su edad geológica para Chile, habiéndose encontrado restos fósiles a PS
Cañabota +VMW ,I\ERGLYW KVMWIYW  ( 8MFYVµR 7MIVVE 4VMWXMSTLSVYW WT  )
PEVKSHIPXIVVMXSVMSREGMSREPHIWHIIPRSVXIHIPTE¯WLEWXEPE6IKMµRHI1EKE 8MFYVµR&PERGS 'EVGLEVSHSRGEVGLEVMEW *]+8MFYVµR'SVRYHS ,IXIVSHSRXYW
PPERIW WT ,]-6E]E(Rajidae).

Capítulo II Historia de la Biota Chilena 61


Figura 5 *MKYVE
4I^JµWMP4VSXSGPYTIEGLMPIRWMWGSPIGGMSRIWHIP1YWIS2EGMSREPHI,MWXSVME Fotografía en que se observan las rastrilladas (huellas) de saurópodos en las
2EXYVEPChile). Termas del Flaco, VI Región.

zoico de Chile (períodos Paleógeno y Neógeno) incluye


abundantes ensam-bles encontrados a lo largo del territorio nacional
)WXI VIKMWXVS JµWMP JMKYVE   TVSZMIRI HI JMREPIW HI PE )VE 4EPIS^SMGE (ver Suárez 2015, Figura ), y su paleodiversidad está representada
4«VQMGS# LEWXEIP4PIMWXSGIRS,SPSGIRS]IPQMWQSIWX£VITVIWIRXEHS por al menos doce órdenes 'EVGLEVLMRMJSVQIW 'LMQEIVMJSVQIW
por dos grandes grupos: los Chondrichthyes, que son peces con un ,IXIVSHSRXMJSVQIW ,I\ERGLMJSVQIW Lamniformes, Myliobatiformes,
esqueleto interno compuesto de cartílago (tiburones, rayas y quimeras), y Orectolobiformes, Pristiophoriformes, Rajiformes, Squaliformes,
los Osteichthyes, aquellos con un esqueleto interno óseo (atunes, peces Squatiniformes y Synechodontiformes?) y veintiséis familias
espadas, salmones, entre otros). A continuación se presenta un breve (Brachaeluridae, Callorhinchidae, Carcharhinidae, Cetorhinidae,
resumen sobre los registros de peces fósiles de Chile. 'VIXS\]VLMRMHEI (EW]EXMHEI )GLMRSVLMRMHEI ,IXIVSHSRXMHEI
,I\ERGLMdae, Lamnidae, Megachasmidae, Mitsukurinidae, Mobulidae,
PECES CARTILAGINOSOS (Chondrichthyes) Myliobatidae, Otodontidae, Palaeospinacidae, Parascyllidae,
Este es el grupo de peces fósiles mejor representado y más diverso en Pristiophoridae, Rhinopteridae, Rajidae, Scyliorhinidae,
de Chile, con registros fósiles desde la zona norte hasta la región de Sclerorhynchidae, Squalidae, Squatinidae, Odontaspididae y
Magallanes (ver Suárez, 2015). El registro fósil chileno incluye Triakidae) (Suárez et al. 2006; Carrillo-Briceño et al. 2012; Otero et al.
tiburones (SePEGLMQSVTLE  VE]EW &EXSMHIE  ] UYMQIVEW ,SPSGITLEPM  2013; Suárez 2015, Staig et al. 2015).
VITVIWIRXEHSW principalmente por remanentes aislados y semi-
articulados como: dientes, dentículos rostrales, dentículos dérmicos, PECES ÓSEOS (Osteichthyes)
vertebras, espinas y coprolitos. El condrictio fósil más antiguo conocido El registro de peces óseos fósiles de Chile está representado tanto por
para Chile corresponde a un diente EMWPEHS HI YRE IWTIGMI I\XMRXE esqueletos articulados, como por elementos aislados del cráneo (Dien-tes y
GSRSGMHEGSQS,]FSHYWIPGYEPJYILEPPEdo en rocas del Paleozoico de otolitos, entre otros) y del post-cráneo (vértebras, costillas, espinas y
la Región de Antofagasta (Formación Peine, Pérmico Suárez, 2015). escamas, entre otros), que han sido encontradoW en rocas del Paleozoico,
Registros del Mesozoico incluyen escasos dientes y dentículos Mesozoico y Cenozoico a lo largo del territorio nacional, incluyendo
dérmicos aislados del Triásico y Jurásico (Samson 2000; 7Y£VI^   espeGMIW XERXS HI EQFMIRXIW QEVMRSW GSQS GSRXMRIRXEPIW JMKYVE   )P
YRVIKMWXVSRSFMIRGSRJMVQEHSHI,IXIVSHSRXMJSVQIWTEVEel Cretácico VIKMWXVSfósil más antiguo de un pez óseo, que se GSRS^GE en Chile, es
inferior, y al menos ocho órdenes (Chimaeriformes, Lamniformes, Arratiaichthys chilensis, especie extinta de pequeño tamaño (~20 cm), que
Myliobatiformes, Orectolobiformes, Squaliformes, Squatiniformes, ZMZMµHYVERXIPEIXETEJMREPHIPE)VE4EPIS^SMGE 4«VQMGS IRPSUYILS]IW la
Synechodontiformes y Rajiformes) y nueve familias (Callorhinchidae, Cre- Región de Antofagasta (Formación Peine) (Richter y Breitkreuz 1997). Los
toxyrhinidae, Dasyatidae, Echinorhinidae, Palaeospinacidae, Odontaspidi- peces óseos del Mesozoico de Chile, en especial de los períodos
dae, Sclerorhynchidae, Squalidae, Squatinidae) para el Cretácico Superior Jurásico y Cretácico, son los que mejor han sido estudiados, con abundantes
(Suárez y Cappetta 2004; Suárez 2015). El registro de condrictios del Ceno- registros que incluyen la descripción de algo más de 1 0 nuevas esp ecies

62 Biodiversidad de Chile, Patrimonios y Desafíos


I\XMRXEW HI Semionotiformes, Pycnodontiformes, Aspidorhynchiformes, LOS REPTILES
Pachycormiformes, entre otros (ver Arratia 2015). Incluso, los restos de un Una gran variedad de grupos conforman este linaje y su presencia en Chile
pez de aletas lobuladas Sarcopterygii (Coelacanthiformes), también se registra desde el Triásico con aetosáuridos e ictiosaurios, el Jurásico y
fueron encontrados en rocas del Jurásico de la Región de Antofagasta, y Cretáci-co con dinosaurios, pterosaurios y reptiles marinos (ictiosaurios,
en la actualidad este espécimen se encuentra en estudio, ya que el mismo cocodrilos y plesiosaurios), hasta cocodrilos terrestres y tortugas del
representa un nuevo género (Arratia 2015). En comparación con el Mioceno tardío. Este conocimiento se ha visto exponencialmente ampliado
número de especies descritas del Mesozoico de Chile, los peces del en los últimos años y ciertamente tiene un alto potencial de desarrollo.
Cenozoico han sido poco estudiados, y su registro pudiera dividirse en dos
Uno de los reptiles más antiguos conocido para nuestro país es el
tipos de asociaciones: continentales y marinas. De las asociaciones
aetosaurio 'LMPIRSWYGLYW JSVXXEI, un arcosaurio herbívoro basal hacia la
continentales, especialmente de los sedimenXSW JPYZMSPEGYWXVIW HIP
línea de los co-GSHVMPSW 7YGLME UYIWIIRGSRXVµIRIPRSVXIHI'LMPIEJMRIW
1MSGIRS HI PE 6IKMµR HI PE %VEYGER¯E *SVQEGMµR 'Yra-Mallín), se han
HI PSW šW IR PE Región de Antofagasta. Fue inicialmente estudiado por
descrito cuatro especies extintas y otros elementos aislados de
Casamiquela (1980) y redescrito por Desojo (2003). Esta especie fósil,
Characiformes, Perciformes y Siluriformes (Arratia 1982; Rubilar 1994;
aunque aún no ha podido ser datada con seguridad, corresponde a una
Azpelicueta y Rubilar 1998). Las asociaciones marinas de peces óseos del
familia que se LE IRGSRXVEHS en otras regiones del mundo durante el
Cenozoico de Chile son prácticamente desconocidas, lo que es debido al
Triásico tardío, unos 237-200 millones de años atrás. Por eso se piensa que
poco interés que se les ha dado. Sin embargo, sus restos, representados
debería corresponder a esa edad. Dentro de este mismo período de tiempo,
en su mayoría por elementos desarticulados (dientes, otolitos,
se ha hallado los restos parciales de un Ictiosaurio, UYIE¼RRSLETSHMHS
vértebras, etc.) son muy abundantes, en especial en aquellas unidades
WIVMHIRXMJMGEHS 7Y£VI^]&IPP 
neógenas costeras de las regiones del norte y centro de Chile. En la
actualidad algunas de estaW faunaW del Mioceno-Plioceno se 0SW GSGSHVMPSW QEVMRSW IR IP RSVXI WI LER MHIRXMJMGEHS GSQS
encuentran bajo estudio y de manera preliminar, se pueden 1IXVMSVL]RGLYW GEWEQMUYIPEM y cf. 1 [IWXIVQERRM del Bajociense y
referir algunos representantes de los órdenes Clupeiformes Oxfordiano respectivamente, Jurásico medio y superior (170, 163 millones de
(Clupeidae), Gadiformes (Merlucciidae), Gobiesociformes años atrás) (Gasparini y Fernández 2006; Fernández et al. 2011) y algunas
(Gobiesocidae), Ophiidiphormes (Ophidiidae), Perciformes huellas podrían ser idenXMJMGEHEW GSQS TIVXIRIGMIRXIW E GSGSHVMPSW
(Aplodactylidae, &SZMGLXL]HEI 'LIMPSHEGX]PMHEI )PIKMRSTWMHEI XIVVIWXVIWLERWMHSEZMWXEHEWIRPEQuebrada Chacarilla, cerca de Pica al
,EIQYPMHEI -WXMSTLSVMHEI  Kiphosidae, Labridae, Sciaenidae, interior de Iquique (Moreno y Blanco 2004).
Scombridae, Sphyraenidae y Xiphiidae) y Pleuronectiformes Se encuentra a lo largo del país una considerable variedad de registros tanto
(Paralichthydae) (Walsh 2001; Carrillo-Briceño 2011; Oyanadel et al. óseos como de icnitas (huellas de pasos) de dinosaurios entre el Jurásico
2015). superior y Cretácico temprano (145-113 millones de años atrás) y que en su
mayoría tienen el registro de las abundantes trazas de dinosaurios, aunque los
huesos comienzan a encontrarse. De norte a sur: en Quebrada Chacarilla, junto a
las huellas de cocodrilos, se puede ver el registrado en la roca del paso de
saurópodos titanosauridos de cadera ancha (i.e. 4EVEFVSRXSTSHYW y
diplodócidos de cadera angosta (i.e. &VSRXSTSHYW), huellas de terópodos de
gran tamaño (>50cm) comparables a +MKERSXSWEYVYW GEVSPMRM terópodos
pequeños (~20 cm) y algunos ornitópodos de tamaño pequeño a medio
(Rubilar-Rogers et al. 2008; Moreno et al. 2012). En Guatacondo, una quebrada
paralela, EJPSVER PSW IWXVEXSW HI PE *SVQEGMµR 'LEGEVMPPE ERXIW HIRSQMREHE
1ENEPE PEque contiene huellas de terópodos de una amplia gama de tamaños y
de sau-rópodos diplodócidos (Moreno 2008). En la Quebrada San Salvador,
cerca de Calama, hay diversas huellas de terópodos medianos y pequeños, a
veces sugiriendo movimientos de natación (Moreno et al. 2004). También, en las
proximidades, la Quebrada Arca, preserva las marcas de dinosaurios saurópodos
de caderas anchas (titanosaurimorfos) y una huella aislada de terópodo
Figura 7 (Rubilar-Rogers y Otero 2008). En Atacama, Quebradas La Descubridora,
Restos de plesiosauro (extremidad con forma de aleta), colecciones del Museo
2EGMSREPHI,MWXSVME2EXYVEP'LMPI

Capítulo II Historia de la Biota Chilena 63


Figura 8
Aves fósiles de la Formación Bahía Inglesa (Mioceno-Plioceno), Caldera, Chile. (a)
Cráneo de petrel-paloma (4EGL]TXMPEWT), (b) esqueleto del pingüino 4]KSWGIPMW
KVERHMW y (c) del ave gigante 4IPEKSVRMWGLMPIRWMW. embargo, es en realidad el único terópodo herbívoro conocido ERXIW
HI JMRIW HIP GVIX£GMGS 7I HIWGYFVMIVSR ZEVMSW IWTIG¯QIRIW HI
'SHSGIdo y Cerro La Isla se encuentran huellas de terópodos medianos a HMWXMRXEW edades (estadíos ontogenéticos) y completamente
pequeños y sólo en la primera de ornitópodos de gran tamaño (Bell y Suárez 1989; articulados, dejando en claro que es una de las especies de dinosaurios
Rubilar-Rogers et al. 2014). En Cerro 0a Isla ha habido registros óseos más extrañas del mundo. De la misma formación rocosa de donde se
aislados aparentemente asignables a Iguanodontia. A pocos kilómetros extrajo 'LMPIWEYVYW HMIKSWYEVI^M provienen diversos restos de
de Santiago, frente al Cerro Arenas en el Cajón del Maipo, han aparecido saurópodos y prontamente obtendremos más sorpresas sobre esta
improntas de probables saurópodos y algunas huellas aisladas de terópodos, fauna (Salgado et al., In preRsE).
además de trazas asignables a Lacerta, las que están en estudio (Moreno, en
prep.). En &E³SW HIP *PEGS LE] MGRMXEW MHIRXMJMGEHEW GSR IP Los ictiosaurios del Jurásico Medio-Cretácico Inferior de Magallanes
RSQFVI -KYERSHSRMGLRYW JVIROM, que a pesar de haber sido interpretadas recientemente han sido los protagonistas de noticias alrededor del
como hechas por iguanodóntidos (Casamiquela et al. 1969), mundo. Inicialmente hubo un descubrimiento aislado de YR
pertenecen en realidad a saurópodos (Fig. 6) de caderas angostas ictiosaurio descontextualizado en la provincia de Última Esperanza
(Moreno y Benton 2005) y se asocian además a huellas de ornitópodos y (Shultz et al. 2003) y luego, en otra localidad, se reveló un
terópodos pequeños (Moreno and Pino 2002). En la Región de Aysén se cementerio completo de ictiosaurios oftalmosáuridos fosilizado, que
ha encontrado material en donde destaca un pié articulado referible a un conservaron incluso marcas del tejido blando y embriones IR WY
dinosaurio terópodo del Jurásico Superior (Salgado et al. 2008). MRXIVMSV )WXEW VSGEW JYIVSRJMREPQIRXI HIWXETEHEW TSV IP VIXVSGIWS HIP
Recientemente se suma, y con gran controversia 'LMPIWEYVYW HMIKSWYEVI^M glaciar Tyndall, en Torres del Paine, Punta Arenas (Stinnesbeck et al.
(Novas et al. 2015) de la Región de Aysén. ' HMIKSWYEVI^M es relativamente 2014).
pequeño (hasta 3 metros de largo), presenta características QM\XEW IR PE
QSVJSPSK¯E HI WY TYFMW IP UYI IW WYTIVJMGMEPQIRXI Q£W WMQMPEV al de Los pterosaurios de la Formación Monardes, Jurásico-Cretácico están
ornitópodos, dientes en forma de P£TMGIWWIQINERXIWEPSWWEYVµTSHSW]UYIWMR representados por la especie (SQI]OSHEGX]PYWGIGMPMEI (antes asignado al

64 Biodiversidad de Chile, Patrimonios y Desafíos


K«RIVS 4XIVSHEYWXVS Bonaparte), miembro de la familia Dsungaripteridae la cual referidos a tortugas indet. así como cocodrilos, en el Eoceno de
es bien conocida en América del Sur, Asia y Europa (Casamiquela y Chong 1980; Magallanes ~56 Millones de años atrás (Soto-Acuña et al. 2012).
Bell y Suárez 1989; Bell y Padian 1995; Martill et al. 2000; Martill et al. 2006). Finalmente, el último registro de cocodrilos y de tortugas en nuestro país
,EGME IP JMREP HIP 'VIX£GMGS WYTIVMSV  QMPPSRIW HI E³SW EXV£W  WI proviene de la Formación Bahía Inglesa hace más de 7 millones de años
IRcuentran varios registros de saurópodos titanosaurios cf. %RXEVGXSWEYVYW atrás (Walsh 2005).
[MGLQERRMERYW ] Titanosauridae indet. (Casamiquela et al. 1969), así como
LAS AVES
%XEGEQEXMXER GLMPIRWMW (Kellner et al. 2011). Algunos otros restos parciales
referidos a terópoda y saurópoda han sido hallados en Atacama al norte. ,MWXµVMGEQIRXIIPIWXYHMSHIPEEZMJEYREJµWMPHI'LMPILEWMHSIWGEWSTIWIa la
%YRUYI RS WSR WYJMGMIRXIQIRXI GSRGPY]IRXIW TVSRXS LEFV£ Q£W relativa abundancia de aves fósiles en las formaciones cenozoicas marinas y
RSXMGMEW WSFVI IP VIWYPXEHS HIMRZIWXMKEGMSRIW IR 1EKEPPERIW UYI LER sitios arqueológicos Tleistoc«nicos como Tagua Tagua. Los princMpales
MHIRXMJMGEHS TVIPMminarmente abundante material de saurópodos y de registros paleornitológicos en Sudamérica proceden de Argentina y Brasil,
hadrosáuridos. áreas para las cuales se ha descrito más de dos centenares de registros en
Sobre el conocimiento de plesiosaurios elasmosáuridos del Cretácico niveles mesozoicos y cenozoicos. En contraste, Chile solo rondaba los
superior, ha habido importantes avances a la ya numerosa presencia que se veinticinco registros durante la primera década del siglo XXI (Chávez
reconocía del centro-sur al norte del país (Gasparini 1985; Gasparini et al. 2003; ,SJJQIMWXIV GSRQIRSWHIYREHIGIREHIXVEFENSWTYFPMGEHSWIRrevistas
Gasparini ] Fernandez 2006), nueva información IR la zona central (Otero et EP de corriente principal, todos ellos realizados por extranjeros. Los TVMQIVSW
E 3XIVS IX EP F 3XIVS ] 3š+SVQER  3XIVS IX EP E  ] IR IWXYHMSWIWTIG¯JMGSWWSFVIEZIWJµWMPIWIR'LMPIJYIVSRVIEPM^EHSWpor R. A.
1Egallanes y IR PE Antártica (Otero et al. 2009; 2014b; 2015) lo que fortalece Phillipi (1895), quien describió dos nuevas paleoespecies basado en
la idea de un intercambio de fauna marina dentro de la Provincia Weddeliana, materiales subfósiles procedentes de las guaneras de Mejillones y
compuesta por Australia, Nueva Zelanda, Antártida y el Sur de América del Sur. Tarapacá, 7YPE ERXMUYE y 4LEPEGVSGSVE\ WYPGEXYW ambas
hoy consideraHEs inv£lidas. Durante todo el siglo XX solo se describen
%HIQ£WWILERMHIRXMJMGEHSXSVXYKEWQEVMREWHIP'VIX£GMGSXEVH¯SIR%PKErrobo y
dos nuevas especies: 2ISKEISVRMW [IX^IPPM del Cretácico tardío de
Concepción (Otero et al. 2012a; Parham et al. 2014) y algunos VIWXSWQY]TEVGMEPIW
Concepción y 1IKERLMRKE GLMPIRWMW HIP 1MSGIRS XIQTVERS HI 1EPPIGS

Figura 9
Mandíbulas de 1IKEXLIVMYQQIHMREI y 8LEPEWWSGRYWWT., colecciones del
Museo 2EGMSREPHI,MWXSVME2EXYVEP'LMPI

Capítulo II Historia de la Biota Chilena 65


Figura 10
1EWXSHSRXIHITSWMXEHSIRPEWGSPIGGMSRIWHIP1YWIS2EGMSREPHI,MWXSVME2EXYVEP
Chile.

No es sino hasta inicios del presente siglo que el estudio de las aves WYHIWXI SFWIVZ£RHSWI IWTIGMIW WMQMPEVIW E PEW GSRSGMHEW IR 4IV¼ ] PE
fósiles chilenas sufre un fuerte incremento potenciado por dos factores península Antártica. También existen indicios de un declive en la diversidad
principales: el inicio de los estudios IRPE*SVQEGMµR&EL¯E-RKPIWE *MK  de algunas familias a lo largo del Cenozoico, así como del retroceso en
]IPEJMER^EQMIRXSHIPETEPISRXSlogía de vertebrados nacional. En este las áreas de distribución que han llevado a la conformación de las ac-
sentido, los ricos depósitos marinos de la región de Atacama han tuales áreas de endemismo, incluyendo la presencia de aves actualmente
captado el interés de una nueva generación de investigadores, quienes ausentes en nuestro país (ej. Gaviiformes, Anhinghidae, Cariamidae). Los
han prestado especial atención a los abundantes restos de aves. A partir pingüinos son sin duda las aves más abundantes en el registro fósil
de entonces, la paleornitología se ha posicionado como una de las áreas chileno, incluyendo la presencia del pingüino gigante 4EPEIIYH]TXIW
más dinámicas de la paleontología chilena. RevisioRIW VIGMIRXIW HIP durante el Eoceno y numerosas especies relacionadas con los
VIKMWXVS GLMPIRS TYIHIR LEPPEVWI IR 'L£ZI^ ,SJJQIMWXIV (2007), pingüinos modernos durante el Neógeno incluyendo STLIRMWGYW
Rubilar Rogers et al. (2012) y Sallaberry et al. (2015). GLMPIRWMW4]KSWGIPMWGEPHIVIRWMW 4]KSWGIPMW KVERHMW (Fig. B) y )YH]TXIW
GEPEYMRE. Los Procellariformes y Suliformes también se encuentran bien
Los depósitos portadores de aves en Chile continental corresponden en su representados incluyendo albatros, petreles (Fig. A), piqueros y cormoranes a
mayoría a formaciones asociadas con ambientes marinos, siendo la partir del Mioceno. Otro grupo de aves marinas presentes en el registro
localidad de Bahía Inglesa la más importante en cuanto a abundancia chileno son los Pelagornithidae, un linaje cosmopolita
y diversidad de aves fósiles. Esto produce una inmediata selección de completamente extinto en la actualidad y posiblemente relacionado con los
los taxones posibles de hallar en tales localidades, observándose patos. Se trata de aves voladoras grandes, superando los seis metros de
en consecuencia mayoritariamente órdenes de aves marinas y aves asociadas a envergadura, y caracterizados por poseer numerosas proyecciones óseas a
sis XIQEW JPYZMEPIW )W HI IWTIVEVWI UYI PE JYXYVE I\TPSVEGMµR HI modo de dientes a lo largo de sus mandíbulas. Para Chile se conoce
JSVQEGMSRIWcontinentales, amplié el conocimiento de las aves terrestres 4IPEKSVRMW GLMPIRWMW (Fig. C) de la Formación Bahía Inglesa, el cual
presentes en territorio nacional, el cual de momento es muy limitado. fue descrito a partir de uno de los esqueletos más completos conocidos
Temporalmente, la mayor parte de nuestro conocimiento procede del para la familia y del cual especímenes JVEKQIRXEVMSW WI GSRSGIR HIWHI
Neógeno (23-2,6 Ma), existiendo escasos registros para el Mesozoico y JMRIW HI PEH«GEHE HI  4SV ¼PXMQS IP registro de aves continentales
Paleógeno. 2ISKEISVRMW es el único registro de aves conocido para el incluye la presencia de tiuques (1MPZEKS WT en los depósitos Tlioc«nicos de
Cretácico (72-66 Ma) y posiblemente corresponde a un colimbo, del Antofagasta, posiblemente garzas en el Eoceno y chuñas (familia Cariamidae) en
orden Gaviiformes, S FMIR E YR PMRENI I\XMRXS HI EZIW VIPEGMSREHEW GSR PSW el Mioceno temprano de Magallanes y restos de aves aun sin describir
TEXSW QSHIVRSW mientras que solo recientemente se han presentado los procedentes de numerosos sitios pleistocénicos, incluyendo una posible
primeros registros para el Eoceno (56-34 Ma) de Magallanes y el litoral nueva especie de tagua gigante en Tagua Tagua. Durante el Mioceno
central. temprano también se conoce la presencia de EZIW WIVTMIRXI JEQMPME
0SW JµWMPIW LEPPEHSW IR 'LMPI GSRXMRIRXEP GSRXVMFY]IR WMKRMJMGEXMZEQIRXI E %RLMRKMHEI  JSVQEW TVSTMEW HI EQFMIRXIW JPYZMEPIW y que actualmente están
nuestro conocimiento sobre la evolución de la avifauna marina en el PacíJMGS extintas en Chile.

66 Biodiversidad de Chile, Patrimonios y Desafíos


Las aves fósiles de la 4enínsula %ntártica también merecen una GEYWEHS por el hombre (Steadman 1995). Los registros más antiguos
breve QIRGMµRTYIWINIQTPMJMGERPSWHVEQ£XMGSWGEQFMSWWYJVMHSWIRIWXI proceden de Ahu Naunau y datan de entre 900 y 650 años atrás,
GSRXMnente durante el Cenozoico. La mayor parte del registro antártico momento para el cual los primeros grupos de humanos ya habían
procede HIPEWMWPEW7I]QSYV]:IKE 'L£ZI^,SJJQIMWXIV8EQFYWWM arribado a la isla. Los restos hallados en los niveles más antiguos
]%GSWXE,SWTMXEPIGLI   QMIRXVEW UYI LYIPPEW JµWMPIW WSR XEQFM«R demuestran que la isla estuvo anteriormente habitada por una amplia
GSRSGMHEW para el Eoceno de Isla Rey Jorge (Mansilla et al. 2012). El variedad de aves actualmente extintas, incluyendo formas continentales.
registro mesozoico data del Cretácico Tardío y está dominado por aves Al menos 25 especies de aves marinas, Q£WHIPEQMXEHHIPEWGYEPIW]E
acuáticas emparentas con linajes modernos incluyendo al posible RS RMHMJMGE IR PE MWPE WI IRGSRXVEFER presentes en aquel entonces
colimbo 4SPEVSVRMW KVIKSVMM y patos como :IKEZMW MEEM. Para el incluyendo al petrel-paloma de pico ancho (4EGL]TXMPE ZMXXEXE ), el
Paleoceno (66-56 Ma) sµlo se conoce Il pingüino gigante 'VSWWZEPPME petrel plateado (*YPQEVYW KPEGMEPSMHIW ), la fárdela blanca de Juan
YRMIR[MPPME, uno de los registros más antiguos del grupo. Finalmente, el Fernández (4XIVSHVSQE I\XIVRE ), la fárdela negra de patas pálidas
ensamble más diverso procede del Eoceno de la Formación La Meseta (%VHIRRE GEVRIMTIW , la golondrina de mar polinésica (2IWSJVIKIXXE
en isla Seymour, siendo uno de los depósitos más ricos en pingüinos JYPMKMRSWE ), el ave del trópico de cola blanca (4LEIXLSR PITXYVYW ) y al
fósiles del mundo (Myrcha et al. 2002; Jadwiszczak 2006). Adicionalmente menos una especie de albatros. Por su parte la fauna continental
una gran variedad de aves marinas y continentales habitaba cerca de las estaba representada por al menos seis especies de aves nativas
zonas costeras del entonces boscoso continente antártico, incluyendo incluyendo una especie de tagüita del género 4SV^ERE , garzas, lechuzas
albatros, petreles, pelagornitidos, ratites y posiblemente TEXSWJPEQIRGSW y dos especies de loros. Posteriormente, los restos de estas aves se
]VETEGIW 8EQFYWWM]%GSWXE,SWTMXEPIGLI %ZIWHIPterror (familia hacen progresivamente más escasos y tras la deforestación de PE
Phorusrhacidae) también han sido descritas en La Meseta, pero isla hace unos 550 años, la gallina traída por los polinesios se convierte
recientemente estos registros han sido reasignados a ratites y pelagor- en el ave dominante en los sitios arqueológicos.
nítidos (Cenizo 2012). Posterior al Eoceno sµlo se conocen restos LOS MAMÍFEROS
subfósiles de pingüinos y salteadores en la península antárctica, por lo
Los descubrimientos de mamíferos fósiles en Chile han sido, en la
que aún no poseemos un registro detallado de cómo se produjo el
mayoría de los casos, fortuitos, aunque sin duda, constituyen los
declive y extinción de los ensambles de aves continentales en Antártica
vertebrados chilenos mejor representados.
tras el inicio de su enfriamiento.
A pesar de que la mayoría de los trabajos de vertebrados fósiles se
Finalmente debemos mencionar el registro de Isla de Pascua, para la cual
han concentrado principalmente en mamíferos que habitaVSR IRXVI
solo se conocen restos subfósiles hallados en sitios arqueológicos y
IP4PIMWXSGIRS],SPSGIRSIWHIGMVHSWQMPPSRIW]QIHMSHIE³SW
representa uno de los ejemplos más extremos de colapso ambiental

Figura 11
(IPJMRIWHIV¯SJµWMPIW &VEGL]HIPTLMWWT]4PMSTSRXSWWTGSPIGGMSRIWHIP
1YWIS2EGMSREPHI,MWXSVME2EXYVEP'LMPI

Capítulo II Historia de la Biota Chilena 67


y hasta hace unos 10.000 años atrás, se observa que en descubrimientos 8EQFM«R PSW GEGLEPSXIW 4L]WIXIVSMHIE  TVIsentan una amplia
recientes hay una serie de mamíferos fósiles de mayor antigüedad: biodiversidad durante el Plioceno, como la atestiguan formas fósiles
procedentes de la zona norte y centro sur del país (Canto 2007; Canto
• El período que representa el registro fósil más antiguo de mamíferos et al. 2010, Gutstein et al. 2015), que se destacan por presentar una
conocido en Chile se remonta al Eoceno tardío – Oligoceno tempra- amplia variedad de tamaños. Interesante ha sido el descubrimiento HI
no (37 a 33 millones de años atrás). Reúne a varias Familias extintas: YRE RYIZE JEQMPME TEVE 'LMPI )WGLVMGLXMMHEI ,SV[MX^   KVYTS UYI
Archaeohyracidae Interatheriidae, Groeberiidae, Polydolopidae, Chin- solo era conocido para el hemisferio norte y que en la actualidad está
GLMPPMHEI-WSXIQRMHEI,SQEPSHSXLIVMMHEI2SXSLMTTMHEI]IP7YFSVHIR re-presentado por la ballena gris. Otro hallazgo de importancia está dado
(Fig 9 y 10) Phyllophaga. Las características únicas de este ensamble de por la presencia, también IR la costa de la Región de Atacama,
faunas han permitido el establecimiento de una nueva edad biocrono- del delfín morsa (3HSFIRSGIXSTW WT .) que originalmente era solo
lógica, SALMA (South American Land Mammals), denominada Tingui- conocido en Perú (Pyenson et al. 2012).
VMVMUYIRWI *P]RRIXEP RSQFVITVSGIHIRXIHIP£VIEKISKV£JMGEHI
los descubrimientos de los restos fósiles, valle deP Tinguiririca, yacimiento En la fauna de carnívoros marinos se han descubierto focas
que abarca además el sector alto del río Cachapoal. extintas, procedentes del norte de Chile (4MWGSTLSGE y %GVSTLSGE), que
eran sólo conocidos para el Perú (Walsh y Naish 2002). Estos géneros
• Otro hallazgo singular es el descubrimiento del primer primate fósil se agrupan JMPSKIR«XMGEQIRXIIRPEQMWQE8VMFYUYIPSWUYII\MWXIRIRPE
para Chile (Chilecebus carrascoensis), y sin duda constituye un EGXYEPMHEHIR IP I\XVIQS EYWXVEP HIP TE¯W %VGXLSGITLEPYW ,]HVYVKE 
importante descubrimiento, ya que abre numerosas interrogantes 1G/IRRE]Bell 1997).
sobre este linaje ] WY VIPEGMµR TEPISKISKV£JMGE GSR IP VIWXS HI PEW
JEYREWHITVMQEXIWHIAmérica del Sur (Flynn et al. 1995). En términos de cantidad, en Chile existe el registro de al menos 54
familias de mamíferos con representantes fósiles, de las cuales 25
• En el extremo austral (Región de Magallanes) se ha logrado familias ya no I\MWXIR GMJVE UYI TSHV¯E QSHMJMGEVWI GSR PSW RYIZSW
determinar la presencia de grandes felinos representados por XVEFENSWEGXYEPQIRXIen desarrollo.
Smilodon sp. (Canto 1991; Mol y Van Bree 2003), Smilodon populator
(Prieto et al. 2010, Labarca 2015), Panthera onca QIWIQFVMRE (Borrero
IX EP 1997) y osos, como es el caso de Arctotherium tarijense, lo
que contribuye a incrementar la fauna de carnívoros fósiles (Prevosti
et al. 2003; Labarca 2015) presentes en nuestro territorio. También se
ha reconocido la presencia de herbívoros como Vicugna provicugna,
Antifer ultra, Macraucheniapatachonica.

En el caso de las formas de mamíferos que optaron por el medio marino, su


presencia en el registro fósil ha proporcionado nuevos géneros:
Thalassocnus sp. (Canto et al. 2008 una especie de hábitos acuáticos
perteneciente al orden Xenarthra, pero de pequeño tamaño (no superior a
40 kilos) en comparación con especies del mismo orden que sobrepasan
la tonelada, como Megatherium medinae. Es interesante notar también la
presencia del Orden Sirenia, gracias al descubrimiento de un
molariforme de un Dugongidae proveniente de la localidad “Las
Arenas” Región de Atacama del Mioceno tardío (Bianucci et al. 2006).

)RJEYREHIGIX£GISW FEPPIREW]HIPǺRIW PSWSHSRXSGIXSW HIPǺRIW JµWMPIW


han mostrado una rica diversidad con el hallazgo de al menos dos géneros
HIPEJEQMPME4SRXSTSVMMHEIXEQFM«RGSRSGMHSWGSQSHIPǺRIWHIV¯S *MK
11). Cabe destacar que esta familia es nueva en Chile (Canto et al.
2002a ] F  HIWXEG£RHSWI TSV PE GSRJMVQEGMµR HI PE TVIWIRGME HI
&VEGLMHIPTLMWQEWIE^M (Gutstein el al. 2015).

68 Biodiversidad de Chile, Patrimonios y Desafíos


MEGAFAUNA: EXTINCIONES PLEISTOCÉNICAS Y PO- Si bien es cierto que muchas especies podrían estar ya en camino de la
BLAMIENTO HUMANO extinción, es claro que nuestro impacto en los hábitat y en el mismo clima
Sin duda, nuestra especie, Homo sapiens, es dominante en el planeta, en podría poner en marcha la “sexta extinción” sin siquiera saberlo, y mucho
cuanto a ocupación del territorio y desarrollo de tecnología. Esta condición menos saber dónde terminará.
es tema de debate en los últimos años, particularmente en el sentido de si
somos o hemos sido los responsables de la extinción de especies y particu- Nuestra única forma de prevenir es conservar lo que tenemos. En este con-
larmente de la megafauna, es decir, de los mamíferos de una misma región, texto no debemos olvidar que la biodiversidad actual es el resultado de
cuya masa en su estado adulto excede los 1.000 kg (Fariña et al. 2013). millones de años de evolución, como lo atestigua nuestro patrimonio pa-
leontológico, único testigo de las formas de vida que existieron y perecieron
Al respecto, se ha señalado que el proceso de colonización de los primeros a lo largo del tiempo en nuestro país y en el planeta.
humanos modernos (50.000 años atrás), asociado al desarrollo de tecnolo-
K¯EGSQSIPYWSHIMRWXVYQIRXSWHITMIHVE TYRXEWHIǻIGLE IRPSWHMJIVIR-
XIWGSRXMRIRXIWTVSHYNSYRMQTEGXSWMKRMǺGEXMZSWSFVIPEJEYREVIWTIGXMZE
principalmente en los grupos de mamíferos que constituían sus presas.
Agradecimientos
Las pruebas sobre esto son variables. Por ejemplo, para Norteamérica existe Nuestra gratitud con aquellas personas que nos apoyaron con la lectura
sólida evidencia de extinciones de mamíferos por la acción de los primeros crítica de este trabajo, que sin duda contribuyo a mejorarlo. Un especial
cazadores (Barnosky et al., 2004). Para Sudamérica, los datos no son con- EKVEHIGMQMIRXSEPE'PEYHMS+µQI^(MVIGXSVHI1YWIS2EGMSREPHI,MWXS-
tundentes; sin embargo, el tema no está resuelto, ya que existen argumentos ria Natural por su entusiasmo con este trabajo y su constante apoyo.
en ambos sentidos (Fariña et al. 2014).

La importancia de este punto es fundamental para comprender cómo una


IWTIGMITYIHIPPIKEVEQSHMǺGEV]HIWXVYMVIPIRXSVRSSHMVIGXEQIRXIEJIGXEV
a una o varias especies, debido a sus patrones de conducta. En este contex-
to, somos responsables, ya que somos los únicos que tomamos conciencia
HIRYIWXVSTSXIRGMEPGSQSQSHMǺGEHSVIWHIPEQFMIRXI4SVIWXSQMWQSPE
comprensión de la extinción de la megafauna es crucial, ya que nos brinda
la oportunidad de efectuar las correcciones necesarias, ante la potencial ex-
tinción de nuevas especies en la actualidad.

LA SEXTA EXTINCIÓN
0SWGMIRX¯ǺGSWLS]VIGSRSGIRGMRGSI\XMRGMSRIWQEWMZEWIRIPTPERIXEHIWHI
la aparición de las primeras formas de vida. Sin duda, la ocurrida durante el
Pérmico fue la más impactante ya que comprometió el 95 por ciento de
la fauna marina y terrestre.

La última extinción y la más conocida -hace unos 60 millones de años-,


antes de la aparición de nuestra especie, es atribuida a un conjunto de even-
tos naturales, entre los que se incluye el supuesto choque de un meteorito,
propuesto como uno de los principales agentes causales de la extinción de
los dinosaurios.

Aunque no existen datos globales sino sólo estimaciones de las especies


que se han extinguido en las últimas centurias, se estima que desde la re-
volución industrial hasta el presente unas 600 especies -entre animales y
plantas.

Capítulo II Historia de la Biota Chilena 69


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