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El libro inicia con una nota de Cecilia Juárez, que resulta muy relevante por dos razones. En
primer lugar, porque subraya una idea central: la ambivalencia del ser, que en la novela está
representada por un “rey contradictorio”: poderoso pero iracundo, autoritario pero ingenuo,
justo pero terrible. Reconocer y encarnar esta ambivalencia en los personajes es un signo de
que quien escribe está pendiente del mundo, un mundo donde los buenos nunca son
completamente buenos y los malos tampoco enteramente malos.
En múltiples pasajes del libro el rey es devorado por su soberbia, pero quizás el
ejemplo más radical aparece en el capítulo X, donde Górgoro pide a Rathä que le dé un
amigo, Rathä le proporciona varias opciones, que el caprichoso rey desnuca
instantáneamente. Rätha al ver la reacción del rey, decide fabricarle como amigo a un ser
prácticamente idéntico a él, un gemelo de Górgoro, con quien éste se enfrenta en un combate
a muerte y ¡pierde! Rathä pasmado, incrédulo, decide nunca hablar de este episodio y dobla
cuidadosamente el cadáver de su amo, hasta convertirlo en un pequeño cuadro de papel.
No obstante la necedad del rey, el tiempo lo condena: hacia el final del libro en una
colosal batalla donde Górgoro soñaba vencer a su principal enemigo Murduk, un pájaro
ceniciento se posa en su hombro y le anuncia su muerte: “respira gran Górgoro, siente la
calma, tranquiliza el crespón de tus nervios […] no cierres los ojos, gran Górgoro y siente
cómo la oscuridad va lamiendo, despacio, tus pupilas. Górgoro sintió el negro, lo oscuro. El
silencio”.
Este cierre nos permite comprender por qué Alonso Guzmán decidió iniciar el libro
con un epígrafe de Sergio Ernesto Ríos que contiene la frase “fiel al naufragio vive el
hombre” y con un poderoso verso de José Alfredo Mondragón “¿qué pasará si esta muerte
no resulta, si no me devuelve la sal del rostro, si me deja hundido y oscilante en la oscuridad?”
Es una forma de anunciarnos que ha escrito un libro en torno al vacío de la existencia, un
reconocimiento de que no hay telos posible, de que la vida, incluso la del rey más poderoso
terminará en polvo y silencio.