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SICI: 0122-5197(201212)16:33<121:MTCLDV>2.0.TX;2-L
Mem.soc / Bogotá (Colombia), issn 0122-5197, 16 (33): 121-134 / julio-diciembre 2012 / 121
Marta Traba y Clemencia Lucena: Dos visiones críticas acerca del arte político en Colombia en la década de los setenta / María Mercedes Herrera Buitrago / 123
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17 Traba, Dos décadas vulnerables, 159. 19 Victoria Verlichak, Marta Traba. Una terquedad furibunda (Bogotá:
18 Traba, Hombre americano, 63. Editorial Planeta, 2003), 51.
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Como consecuencia de estas distintas concepciones la confusión reinante entre nosotros es tal a partir
de la desestima de la obra de arte como trabajo espe-
sobre lo popular, lo subversivo y lo revolucionario, cífico, que lleva a la disyuntiva sin sentido: abandonar
lo que se consideró en su momento como arte po- el poder real de la escritura o la creación plástica, para
lítico generó dos posiciones irreconciliables entre entrar en la acción revolucionaria directa o, en los ca-
sos menos dramáticos, para producir y transmitir
Marta Traba y Clemencia Lucena. Para la prime- mensajes operativos, donde no se verifica la mediación
ra, lo político en el arte comprometía la conse- artística, sino que simplemente se vehiculan mensajes
cución de las formas modernas de la libertad, es políticos, económicos, revolucionarios, populares, etc.,
tan impositivos y alienantes como los mensajes opera-
decir, que ante la situación real de dependencia
tivos de la industria cultural, y regeneran seudo-obras
de los países de América Latina, se daba la ne- de arte remitidas a la indefendible mediocridad y los
cesidad de defender como legítima la actividad horrores sin atenuantes del realismo socialista soviéti-
creativa derivaba de transculturaciones y mestiza- co, pasado y presente53.
jes, de formas de vida y concepciones de mundo
propias de la región, que aportara elementos de Traba agregó que los artistas latinoamericanos com-
análisis y de comprensión elaborando un lengua- prometidos en este proyecto defendían el poder
je plagado de símbolos y metáforas50. Así, Marta de la imaginación y se separaban del dogmatis-
Traba consideraba que se debía alcanzar la iden- mo de los partidos políticos, además expresó su
tidad y la autonomía de América Latina median- sorpresa ante sus manifestaciones verbales: “las
te un proyecto general de creación que reuniera a declaraciones de los artistas son increíbles: se de-
literatos, artistas, ensayistas y sociólogos de carác- ciden por la provincia, el subdesarrollo, la temática
ter revolucionario, en tanto que produjeran una local, el desprecio frontal por la universalidad, el
transformación y cambiaran el grupo de situacio- rechazo de las modas, el orgullo de la identidad”54.
nes que se derivaban de la carencia de normas so- Asimismo, para Traba, la cultura de la resisten-
ciales, o de su degradación, según sus palabras, la cia comprometía una reflexión estética, ética
“cultura de la resistencia”: “Es revolucionaria, en y epistemológica, porque su poder radicaba en
cuanto corta tajantemente con la estética europea descubrir relaciones no visibles en los mecanis-
y con la norteamericana, pero también con la do- mos de funcionamiento social y en profundizar
cilidad y la anomia internas”51. Para Traba, dicho en el conocimiento de los grupos humanos que
trabajo de transformación era político: por su historia de dependencia se desconocían a
sí mismos, lo cual ahondaba aún más la relación
Decretar una voluntad de independencia cada vez entre el arte y la política, que debía ser siempre
más posible en la medida en que verificamos nues- viva y dialéctica55.
tra identidad, es un acto político. Insistiendo en ver la
realidad latinoamericana a través de ese proyecto, es
Por tanto, Marta Traba estaba en desacuerdo en
que se ha conseguido abatir, en parte, la penetración centrar la discusión sobre el arte político en cues-
cultural de la década del 60, y restablecer una agresivi- tiones como si el artista era de procedencia bur-
dad juvenil que coloca el arte actual en pie de guerra52.
guesa o si su obra complacía al público burgués.
Para la crítica era innegable que el proyecto ar-
Sin embargo, Traba reclamaba que de ser tergiversa- tístico era avalado por el mundo burgués y se ba-
do este propósito se llegaría a enjuiciar al artista saba en la capacidad de expresión individual o
antes que a su obra y a cuestionar su procedencia colectiva del artista, y aún cuando sus plantea-
burguesa, como consecuencia de esto se negaría mientos políticos chocaran con el mundo de la
la especificidad del lenguaje y del trabajo artís- burguesía, el artista no pasaría a ser un proletario,
tico, y la obra se confundiría despectivamente porque para Traba, el artista entraba a intervenir
50 Traba, “La cultura de la resistencia”, en Marta Traba, 325. 53 Traba, “La cultura de la resistencia”, en Marta Traba, 327.
51 Traba, “La cultura de la resistencia”, en Marta Traba, 331. 54 Traba, “La cultura de la resistencia”, en Marta Traba, 329.
52 Traba, “La cultura de la resistencia”, en Marta Traba, 330. 55 Traba, “La cultura de la resistencia”, en Marta Traba, 329.
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en el proceso político de manera distinta a la del problemática social y de los contenidos ideo-
hombre de acción y a la del hombre de clase56. lógicos, las que ella enmarcaba como las obras
Por el contrario, Clemencia Lucena consideraba que “abstractas, conceptuales, figurativas, pinturas de
la libertad del artista burgués encubría encubría objetos y otra serie de modas internacionales”60
su dependencia material a las clases dominan- terminaban siendo obras de los agentes de la
tes, su vinculación con la burguesía y la posi- cultura imperialista, llamados por Lucena “mo-
ción servil. Para Lucena, la libertad artística solo dernos cortesanos de ideología en bancarrota”61.
se conseguiría con un arte libre frente al capital, Ellos aplicaban un lenguaje artístico incompren-
vinculado con el pueblo y puesto al servicio de sible al pueblo, con una intención de elite y des-
la revolución57. Igualmente, Lucena consideraba pectiva hacia el público. Según esta crítica, el
que la pretendida libertad artística era un argu- trabajo artístico era un trabajo político que res-
mento maliciosamente difundido por la reacción, pondía a una situación concreta de lo social y que
con la finalidad exclusiva de demeritar el arte que partía de su conocimiento62, y dado que toda per-
creara conciencia revolucionaria58. Según sus pa- sona tendría una posición política y una posición
labras, la separación entre arte y la política: de clase, al hacer conciencia de estos dos aspectos,
se concluiría que toda obra de arte sería una obra
encubre dos ideas: la primera, que al producir un arte política. Para Lucena: “los artistas de una mis-
meramente formalista no se está tomando posición
política, lo que constituye una falsedad, y la segun- ma clase social o de una misma posición de clase
da que la misión del arte es tranquilizar el espíritu, lo producen expresiones artísticas semejantes, acor-
que significa otra falsedad y conlleva una concepción des con los valores, intereses y objetivos de su cla-
reaccionaria del papel del arte en la sociedad59.
se, producen, en conclusión, obras políticas”63.
Así las cosas, si la esperanza de Marta Traba ra-
Para Lucena, no había arte por el arte, ni arte fue- dicaba en la realización de un proyecto artístico
ra de una determinada posición de clase social,
porque aun cuando pudieran haber obras ar-
tísticas que quisieran situarse al margen de la
60 Ver “Formas ‘puras’ y formas políticas en el xxii Salón” en Lucena,
Anotaciones políticas sobre, 54.
61 Ver “Formas ‘puras’ y formas políticas en el xxii Salón” en Lucena,
56 Traba, “La cultura de la resistencia”, en Marta Traba, 328. Anotaciones políticas sobre, 56.
57 Lucena, Anotaciones políticas sobre, 12-13. 62 Ver “El artista en la revolución” en Lucena, Anotaciones políticas
58 Lucena, Anotaciones políticas sobre, 16. sobre, 75.
59 Lucena, Anotaciones políticas sobre, 30. 63 Lucena, Anotaciones políticas sobre, 17.
Como obras antagónicas de esta descomposición, Ahora bien, sobre el destino de estos discursos aún
Lucena señaló las producciones de los colombia- quedan muchas preguntas por hacer. ¿Qué ocu-
nos Alfonso Quijano, Fabio Rodríguez, Amalia rrió con el furor expresado por Clemencia Lu-
Iriarte y María Teresa Nieto –a propósito de su cena bajo los gobiernos represivos de finales
participación en el xxii Salón de Artistas Na- de los setenta? ¿Qué trascendencia tuvo Mar-
cionales65. Sobre sus propuestas, destacó de la ta Traba en la concepción que hoy se tiene so-
xilografía La última cena (ilustr. 4) el siguiente bre arte político en Colombia? Sabemos de sobra
aspecto: “representa el asalto incontenible de las sobre la carrera de Beatriz González y el reco-
masas populares al último reducto de los explota- nocimiento que su obra tiene hoy de ser un arte
dores acorralados, idea subrayada por el título”66. profundamente político, pero, ¿qué pasó con las
Para Lucena, esta xilografía evidenciaba el traba- carreras artísticas de María Teresa Nieto, Cons-
jo de consulta y de estudio de la realidad revolu- tanza Montoya, Eugenia Escobar y María Vic-
cionaria del país, el respeto por la verdad de los toria Benito-Revollo? ¿Dónde se encuentran
hechos, la expresión en un lenguaje comprensible sus obras? Acaso, ¿esta ausencia es elocuente
y sencillo, y el estímulo a las masas y a sus luchas. de lo que ha pasado en el arte y en la políti-
Así mismo, un año más tarde, sumó a este grupo ca en el país? Interrogantes que quedan abier-
de artistas antagónicos a Constanza Montoya, tos a nuevas indagaciones de dos posiciones
Eugenia Escobar y María Victoria Benito-Re- opuestas que es inútil tratar de conciliar, pero
vollo, de quienes dijo que constituían el germen más vale ver en ellas dos estados, dos posicio-
y la semilla de la gran pintura revolucionaria nes, dos perspectivas frente a una realidad social
porque reconoció en ellas la claridad del mensa- en la cual cada crítica construyó de manera dis-
je comunicado a las masas, el asumir la posición tinta a un enemigo. Marta Traba de manera tá-
de clase tomando partido por la causa popular, cita y con gran incidencia y perdurabilidad en
la actitud responsable ante la temática siendo la consolidación del campo artístico colombia-
obras objetivas en los análisis de la realidad co- no; Clemencia Lucena abierta y explícitamente,
lombiana, la cuestión del público amplio al cual lo cual le valió una avalancha de críticas y de se-
iban dirigidas y el estudio de las tesis marxistas. ñalamientos de que sus teorías eran panfletarias
Un breve vistazo a sus títulos pueden dar cuenta y atestadas de palabras vacías, y que la llevaron
a expresar las siguientes palabras desde la visión
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